NO SE JUEGA CON UNA AMA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
NO SE JUEGA CON UNA AMA
Hice lo que nunca debe hacer un sumiso, traicionar a su Ama, en este caso lo hice por partida doble, engañe a dos Amas jugando a dos bandas. Algo que nunca debí hacer pero lo hice y pague mi error y aprendí la lección. Aprendí que nunca se debe engañar a una Ama ni jugar con ellas, como consecuencia sufrí duros castigos que me hacen recordar que no vuelva a hacerlo más, aprendí la lección con creces. Lo importante es aprender de los errores. En este caso la letra con sangre entra como dice el refrán.
Los sucesos sucedieron de una forma precipitada tal como cuento en este relato.Había conocido hace poco a LadyMarta, una mujer de 52 años, una Ama muy dominante que decidió darme una oportunidad y adoptarme como su sumiso comenzando mi adiestramiento y educación, una mujer dura pero a la vez comprensiva, ahora llevaba su collar con orgullo y la servía cuando requería de mis servicios como sumiso.
Estaba felizmente con ni ama pero aquel día todo comenzó a enredarse, recibí la llamada de Amabel, estaba buscando sumiso, había dejado a uno de sus sumisos y buscaba alguien que conociese y se acordó de mi, era mi día de suerte, me consideré un sumiso suertudo, muy pocas veces se te presenta esta oportunidad, en ese momento no pensé y me deje llevar por mis impulsos y acepte encantado, decisión equivocada ya que debía lealtad y fidelidad a mi Ama, estaba jugando a un juego peligroso, estaba a dos bandas. Un sumiso con dos Amas, pensé que debía disfrutar al máximo sin ser consciente de lo que ello conllevaría. Era consciente de mi error pero aun así continúe con aquel juego.
Durante un tiempo todo fue bien, servía a mis dos Amas, ninguna sabía la existencia de la otra, procuraba administrarme mi tiempo y poder servir a las dos a la vez, un terrible error mío como sumiso, aunque disfrute mucho pero siempre se hace justicia, cuando alguien comete un error lo paga, pronto aprendería que aquello no era propio de un sumiso y el error de traicionar a una Ama se paga duramente.
Recibí la llamada de LadyMarta, requería de mis servicios, continuaríamos con mi adiestramiento, me cito en una dirección que no había estado antes, presto como siempre acudí rápidamente al encuentro de mi Ama. Comencé a sospechar algo desde el momento que me cito en un lugar distinto al habitual, algo iba a suceder y así fue. Llame al timbre de la dirección que me indico y me abrió mi Ama ,estaba muy enfadada y seria, no recordaba a ver cometido ningún error en los últimos días, no veía motivo de su enfado, pronto averigüe la causa de su enfado. Sin más contemplaciones me invito a pasar al interior de la casa, me condujo a una habitación al final del pasillo, entre primero y después ella.
Era una habitación pequeña prácticamente vacía, lo que permitía poder moverse algo mejor por la habitación a pesar de su tamaño, había un mueble a un lado de la habitación, una silla en el centro y un pequeño sofá en el otro lado, no había nada mas .Aquella situación era extraña, no entendía porque me había citado allí pero pronto me lo explico, además aquella habitación se convirtió en una improvisada mazmorra de castigo.
– Hoy tenemos una visita, alguien que conoces muy bien- , noté cierto resquemor e ironía en el tono de su voz y yo sentía una gran intriga por saber quien era. En aquel preciso instante apareció Amabel por la puerta. Mi corazón dio un vuelco repentino, se dispararon mis pulsaciones, todo se había descubierto, mi engaño había salido a la luz, pero como había sucedido, eso ahora daba igual, estaba muy nervioso y sin palabras.
– Hola perro, creías que no nos íbamos a enterar, pues bien ya ves que si-. Trague saliva y me quede completamente mudo sin saber que decir. Mire a mis dos Ama la una junta la otra.
– yo….esto eh… yo….- mis palabras no salían de mi boca por el asombro, además no había palabras de excusa y reconocía mi error. Estaba avergonzado por mi comportamiento como sumiso.
– Shhhh, no habrás tu sucia boca, ya tendrás tiempo de pedir perdón y arrastrarte como un gusano, nos has tomado por tontas y te has burlado de nosotras, ¿pensabas que somos tan estupidas como tu y no nos enteraríamos?, te aseguro que pagaras tu error, te vamos a enseñar a respetar a una Ama, no se juega con nosotras, aprenderás la lección te lo aseguro- . Me quede asustado por su tono serio y su mirada firme mientras me apuntaba con su dedo amenazante , tuve ganas de salir de allí, pero eran mis Amas, debía ser consecuente con mis actos, haría lo que hiciese falta para remediarlo, no deseaba perderlas.
LadyMabel cerró la puerta tras de sí, se puso a la altura de Amabel y las dos me miraron con un rostro muy serio que daba hasta miedo. Yo Agache la mirada.
– Ahora recibirás el castigo que te mereces cerdo, nos suplicaras perdón y si es sincero nosotras decidiremos que haremos contigo- Me reprocho una de mis Amas mientras yo agachaba la cabeza en señal de arrepentimiento, pero era demasiado tarde para lamentos.
– Desnúdate y túmbate en el suelo como el gusano que eres- . Obedecí al instante sin replicar, me quede desnudo y me tumbe en el suelo sin saber que me esperaba, pero seguro que nada bueno.
LadyMarta se acerco al mueble que había en la habitación, lo abrió y de entre muchas cosas cogió unas esposas metálicas, se acercó a mi y se inclino sujetando las muñecas de mis manos a la espalda, me puso las esposas apretándolas sin compasión a mis manos, mordían mis muñecas y me apretaban, así lo demostré con una pequeña queja de dolor, lo que provoco un tiron de pelo hacia atrás por parte de mi Ama.
– No quiero escuchar ni una sola queja, no lo vuelvo a repetir más- .Me reprocho alzando la voz, Mi Ama estaba más enfurecida que nunca, mejor obedecer en todo y no hacerlas enfadar más. Me esperaba un duro castigo por delante.
Mis dos Amas se acercaron al mueble nuevamente, comencé a ver como se quitaban su ropa, se pusieron mas cómodas para infringir el castigo que me esperaba. Se quedaron en ropa interior, ambas en sujetador, braguitas y unas medias de seda, se descalzaron de sus tacones para estar más cómodas. AmaBel comenzó a sacar unas fustas que fue ordenando sobre el sillón, a continuación varias paletas de cuero y un cane fino de madera, todo lo necesario para azotar a un culo, que en este caso irremediablemente era el mio.
Se acercaron hasta donde me encontraba, ambas llevaban unos guantes en las manos, Amabel se colocó unos guantes rojos de cuero y Lady Martha unos negros, mi temor aumentaba mientras observaba como se enfundaban sus guantes, los ajustaron a sus manos y me miraron ambas.
– ahora disfrutaremos nosotras, recibirás el castigo que te mereces, suplicaras perdón te lo aseguro- Me dijo esto mientras con su pie pisaba mi cara.
Cogieron una fusta cada una y se situaron una a cada lado de mi cuerpo tumbado bocabajo en el suelo, como era de esperar la fusta cayo sobre mi trasero, a este azote le siguió otro por el lado contrario por parte de mi otra Ama, eran azotes suaves y lentos, comprendí que sería más doloroso así, una azotaína lenta y larga.
– No tenemos ninguna prisa, te azotaremos hasta que nos plazca- .Después de reprocharme, la fusta volvió a caer sobre mi trasero, advertí que los azoten subían de intensidad poco a poco, recibía un azote en cada nalga. Comenzaron a ser mas fuertes, lentamente descargaban su fusta sobre mi trasero con una breve pausa entre uno y otro. Cada azote dolía un poco mas, mi trasero comenzaba a calentarse y las gustas seguían estrellándose sobre el una y otra vez. Ambas señoras se miraban y se reían. Los azotes ahora escocían mas, empecé a emitir un pequeño quejido de dolor que fue aumentando, hicieron caso omiso a mis lamentos, pronto comencé a pedir perdón. Pobre iluso no serviría de nada.
– Pronto empieza a pedir perdón, no hemos hecho nada más que comenzar- se dijo una a otra riéndose. Ambas continuaron azotando. Los azotes me habían calentado el trasero y cada uno dolía más y el ritmo no cesaba, lo que provoco que mis Amas se enfadaran con mis quejidos de dolor.
– Se acabo , te lo advertí, no quiero escuchar tus quejidos de niña, recibirás tu castigo igualmente , te aseguro que vas a sufrir , así aprenderás estupido que se respeta a las Amas – Tras decir esto se dirigió al mueble de nuevo, regresó con una cinta de embalar gris en sus manos, se quito sus bragas y las estrujo en su mano haciéndolas un novillo , se inclino hacia mi, me apretó la nariz con fuerza con dos dedos , tuve que abrir la boca para respirar y empezó a introducírmelas en la boca, con sus dedos de los guantes las introdujo por completo mientras con la otra mano me presionaba la nariz, cuando termino me soltó la nariz, respire exhausto, corto dos tiras de cinta de embalar y me las pego en la boca para que no pudiera escupirlas. Aquella mordaza inflaba mi boca además de sentirme humillado.
– Ahora grita cuanto quieras – . Ambas riéndose dejaron las fustas y cogieron paletas de cuero para azotar, me levantaron y me tumbaron de forma horizontal sobre la silla, dejando el culo levantado y a su disposición, LadyMarta introdujo mi cabeza entre sus muslos y los cerro con fuerza presionando mi cabeza e impidiendo cualquier movimiento, con una mano levanto mis manos dejando el trasero a disposición de Amabel, la cual comenzó a azotarme con la paleta. Era una azotaina dura, la paleta golpeaba una y otra vez mi trasero, nada podía hacer, solo aguantar el dolor entre mi mordaza. Fue una intensa azotaina la que me propio Amabel, mi cabeza quedo liberada de la presión de los muslos, pero la azotaina no había terminado, ahora la tocaba a Lady Martha, usaron la misma técnica a la inversa, empecé a recibir mas y mas azotes, fue una azotaina muy dura, mi trasero no aguantaba mas azotes y seguí recibiendo uno tras otro. Las paletas de cuero no cesaban de golpear mis nalgas una y otra vez.
Una lágrima se me escapo de mis ojos, hice lo posible porque no sucediera pero finalmente resbalo por mi rostro, ambas comenzaron a reírse, recibí una bofetada de una de ellas mientras se burlaban de mi, me sentía avergonzado y humillado.
– Esto no sucedería sino te hubieras burlado de nosotras- Me propino otra fuerte bofetada provocando un ruido seco al estrellar su guante en mi cara, tras la bofetada se dirigió de nuevo al armario. Siempre que se acercaban algo sucedería, sacaban algo con lo que poder castigarme, trajo consigo una vela de cera.
– Agarrale bien, esto le va a doler- .me tumbaron en el suelo, una de ellas se sentó sobre mi, dejando mi cabeza entre sus piernas, su peso no me permitía moverme, escuche como encendían la vela y pronto note como me lanzaron gotas de cera en mi trasero, me sujeto con mas fuerza mi Ama sentada sobre mi, sino hubiera dado un gran salto, las gotas comenzaron a caer sobre mi trasero, una tras otra, solo se escuchaba un leve ruido de mi mordaza, sufrí durante unos minutos, la cera caliente caía sobre mi dolorido culo, gota tras gota desembocaban en el, ahora era cuando de verdad estaba sufriendo mi castigo.
Tenía el culo colorado y con marcas, la cera había sido un verdadero suplicio, cuando acabaron tenia restos de cera pegada sobre mi trasero. Como dijeron todo no había echo nada mas que empezar, Las dos Señoras se acercaron despacio sin ninguna prisa hacia el mueble, cogieron algo de tamaño pequeño y comenzaron a observarlo, mi vista comprobó que eran pinzas pequeñas metálicas, cogieron un manojo de pinzas cada una en sus manos y se acercaron de nuevo a mi. LadyMartha comenzó a colocarme una pinza en cada pezón, eran pinzas que mordían con fuerza la piel, sentí un fuerte pinchazo en cada pezón y una presión que provocaba dolor en ellos, Amabel hizo lo mismo con el resto de pinzas en mis testículos, aquellas pinzas pequeñas ejercía una fuerte presión que pellizcaba con fuerza la piel, era un dolor intenso, pero lo peor estaba por llegar, agarraron las pinzas con sus dedos y comenzaron a apretar y tirar de ellas, estaba viendo las estrellitas, cada vez que tiraban de ellas recibía una fuerte sacudida , ellas reían y tiraban de ellas una y otra vez, estaba siendo torturado por mi Amas sin compasión, retorcían las pinzas colocadas sobre mi cuerpo. El rostro de mis Amas era de satisfacción, estaban disfrutando con el castigo que estaban ejerciendo.
– ¿quieres que paremos cerdo?- era una pregunta retórica a la que no podía contestar al estar amordazado.
– HHHHMMMHHHHMMMM- era lo único que acerté a contestar.
– No escucho nada, entonces seguiré- se burlaba de mi mientras volvía a tirar y retorcer las pinzas con sus dedos de sus guantes, de repente sentí otro fuerte dolor en mis testículos, estaba haciendo lo mismo Amabel con las pinzas de mis testículos, yo gritaba entre mi mordaza. Las pinzas mordían mi piel y al tirar de ellas más, continuaron torturándome durante un buen rato hasta quedar satisfechas.
Ellas se sentaron en el sofá, se encendieron un cigarro y me dejaron tumbado con las pinzas puestas, el tiempo pasaba muy lentamente, era un castigo doloroso, ellas fumaban y hablaban entre ellas sin prestarme ninguna atención. Yo las miraba con cara de arrepentido y que me perdonaran pero no me prestaban la menor atención. Cuando terminaron se levantaron y me quitaron las pinzas, eso dolió mucho al liberar la presión. Me retorcí de dolor, como respuesta recibí dos bofetadas en la cara y las amenazas de mis Amas.
Cada vez que se abría la puerta del mueble temblaba, que castigo me esperaba esta vez. Levantaba la vista tumbado en el suelo intentando descubrirlo. Las señoras levantaron con sus manos un arnés con un pene de plástico, Cogieron uno cada una, no lo podía creer, iban a sodomizarme, hablaban entre ellas y bromeaban mientras se colocaban un arnés, se lo ajustaron alrededor se su cintura asegurándose que estaban bien sujetos a su cuerpo. Se acercaron a mí y comenzaron a reírse. LadyMartha llevaba algo en las manos, llevaba un bote de vaselina y un guante de goma. Se cambio su guante por el de goma, se lo ajusto a su mano y me ordeno arrodillarme a cuatro patas con las piernas abiertas. Era evidente lo que pretendía.
– Ahora te enseñaremos como se trata a las putitas como tu- . Con una palmada en el trasero me ordeno abrir más las piernas. Ella comenzó a untar vaselina sobre el dedo de su guante de goma, cuando estaba húmedo de vaselina note como empezó a acercarlo a mi ano. Note el frío de la goma húmeda y poco a poco como introducía su dedo en mi ano, poco a poco lo introdujo por completo y comenzó a sacarlo y meterlo, cuando estaba bien lubricado paro y ahora sabía que venia el arnés.
– Relájate o será peor putita- , me dijo mientras notaba el borde del pene de goma rozar mi ano. Comenzó a acomodar su cuerpo sobre el mío, se arrimo a mi cuanto pudo y pronto note como su pene de goma tocaba mi ano, con su dedo introdujo levemente la punta y al momento comenzó a deslizarse en mi interior, entró ligeramente y empecé a notar la presión, aumentaba según se iba introduciendo hasta que empezó a doler, emitía quejidos entre mi mordaza, mi Ama paro quizás la había convencido mi situación, pero no era así.
Estate quieta puta, esta bien, será por las malas, tú los has querido- . Arrimo de nuevo su cuerpo al mío y note de nuevo como deslizaba su pene de goma en el interior de mi ano, cuando comencé a sentir la presión y dolor ella dio un empujón fuerte y entro por completo en mi ano, solté un quejido amordazado, aquello dolió. Me resigne a mi situación y fui sodomizado por mi Ama una y otra vez, sacaba e introducía su pene de goma con un ritmo constante a golpe de cintura. En el otro extremo se encontraba de pie junto a mi Amabel, levanto con su mano mi cara dirigiendo la vista a su rostro, deseaba contemplar mi humillación mientras era penetrado por mi otra Ama.
– Ves lo que ocurre por burlarte de nosotras, nos aseguraremos que no vuelva a ocurrir- Seguí siendo sodomizado por una de mis Amas mientras contemplaba humillado el rostro sádico de mi otra Ama disfrutando con lo que estaba sucediendo. Cuando quedó satisfecha saco su pene de mi ano, se levantó y dijo a su amiga que la tocaba, debía pasar por aquello de nuevo, me resigne ante mi futuro, nada podía hacer, estaba pagando el error que cometí. Mi Ama adopto la misma postura que mi otra Ama, su cuerpo junto al mío, coloco su pene en mi ano y comenzó a introducirlo hasta que de un empujón entro todo, un nuevo grito ahogado de mi mordaza se escucho. Amabel sacaba y metía su pene con un ritmo intenso, mi Ama disfrutaba mientras me sodomizaba sin compasión, durante un largo rato aguante la humillación y el poder de mi Ama sobre mí. Cuando todo acabo caí rendido y exhausto, necesitaba descansar, era un castigo duro el que estaba recibiendo, había comprobado que jugar con mis Amas había salido muy caro.
– parece que nuestra puta ya no aguanta mas- me reprocharon burlándose mientras un pie apretaba mi cara al suelo.
– Te daremos una oportunidad, suplícanos perdón y quizás nos convezcas – . Me quitaron la mordaza, sentí un gran alivio y descanso en la boca. Ahora debía disculparme por lo que hice.
– Lo siento, he aprendido mi error, les suplico perdón ….- Antes de poder terminar de disculparme recibí una fuerte bofetada, el guante de mi Ama se estrello duramente en mi cara. Me reprocharon que esa disculpa no les era suficiente. Volví a intentarlo pero recibí el mismo trato, otra fuerte bofetada en mi mejilla. Querían verme completamente humillado y rendido a sus pies, debía esforzarme mas en pedir perdón o mí castigo continuaria. Me arrodille ante sus pies y las dije cuanto lo sentía y las hice ver mi arrepentimiento. Mi Ama me empujo hacia atrás y caí al suelo, se puso a la altura de mi rostro y se inclino sentadose a horcajadas sobre mi cara.
– Besa mi culo puta y pídeme perdón- . Comencé a besar su culo mientras pedía disculpas. Estaba completamente humillado bajo su culo.
– Límpialo bien o te azoto de nuevo- . No deseaba recibir mas azotes, mi culo no aguantaría ninguno mas, así que comencé a besar y lamer su culo con cuidado, lamí delicadamente su ano mientras pedía perdón.
– Abre la boca cerdo- . para mi sorpresa comenzó a orinarme mi Ama.
– Trágatelo todo, no me hagas enfadar- . Mi cara y mi boca quedo llena de su orina. Ella comenzó a reírse a carcajadas. La crueldad de mis amas no tenía fin. Mi otra Ama que se había mantenido al margen entro de nuevo en escena, se acercó al cajón y regreso con un embudo. Se reían a carcajadas mientras me colocaba el embudo en la boca, se puso en cuclillas y empezó a orinar en el embudo, una mano tapono mi nariz, no tuve más remedio que tragarlo todo. Me sentía completamente humillado y presa del poder de mis Amas, las pertenecía y hacían conmigo todo cuanto querían.
Ambas se quedaron mirándome mientras yo estaba de rodillas frente a ellas, agache la cabeza y les suplique perdón.
– ¿tú crees que deberíamos perdonarle?- le pregunto una a otra. Se miraron y se rieron.
– Creo que no le vendrían mal unos pocos azotes más- . Al oír esto suplique piedad pero era demasiado tarde.
– Les suplico pie…..HHHHHmmmmmHHHhhhmmm- de nuevo me amordazaron. Metieron sus bragas en mi boca y pusieron cinta adhesiva alrededor.
Se ajustaron sus guantes a sus manos y comenzaron azotarme de nuevo bajo mis lágrimas en mi cara. Mi castigo aun no había acabado, me esperaba un castigo que no olvidaría jamás. Aprendí la lección, con una Ama no se juega.
Para cualquier comentario: sumisso22@yahoo.es
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