Número 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy Alexander , tengo 25 años mido 1.85m tengo un cuerpo bien formado gracias a una rutina diaria muy saludable, de acuerdo a mi psiquiatra soy obsesivo compulsivo y eso me ayuda a mantenerme en forma. Pero no vengo a hablarles de mí, sino de mis acciones… desde que tengo uso de razón me han atraído los chicos delgados con caras angelicales y ricos cuerpos, entre los 15 y 18 años de edad, por lo que mi lugar de costumbre de cacería son las preparatorias públicas.
Miguel se llamaba el chico que conocí aquella vez, ya lo había estado espiando desde hace una semana, siempre tomaba la misma ruta, se alejaba de todos, tenía un hermoso cuerpo delgado, medía 1.68, su piel era clara como la leche y tenía unos hermosos ojos verdes, pese a su belleza se veía retraído, tranquilo y silencioso, salía siempre 5 minutos después de la hora y empezaba a caminar, siempre solo… la victima ideal.
-Tienes fuego
Le esperé a la vuelta de la esquina, me miro detenidamente y asintió en silencio, acercó el encendedor a mí y tomé su mano para cubrir el fuego con el pretexto de prender mi cigarro. La alejó de inmediato al sentir el piquete pero era tarde, la toxina entró en su cuerpo y antes de que pudiera repelar algo cayo dormido en mis brazos, lo cargué rápido hasta la camioneta, tapé su boca e inmovilice su cuerpo con la cinta color gris, no podría gritar o intentar escapar, encendí el motor y me alejé a un ritmo tranquilo para no levantar sospecha alguna, en el camino despertó, estaba confundido, posiblemente le dolía la cabeza, empezó a moverse tratando de liberarse pero era inútil.
-tranquilo, si haces mucho ruido tendré que matarte
Le dije con total calma y su cara de miedo me dijo que había captado bien el mensaje, dejó de moverse en el fondo de la camioneta, sabía que estaba analizando la situación, a los 30min llegamos a nuestro destino, una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad; antiguamente se hacían cosas de metal en ella, era el lugar perfecto, nadie escucharía sus gritos y tendríamos todo el tiempo para divertirnos, abrí la camioneta y lo cargue sobre mi hombro, intentó impedirlo, pero era como una pequeña lombriz tratando de escapar, bastó un golpe en la boca del estómago para dejarlo sin aliento y sin fuerzas, lo llevé a lo más profundo, donde tenía todo listo para él.
-Déjame ir por favor
Dijo dificultosamente cuando le libere de la cinta que cubría su boca, me encantaba su rostro lleno de lágrimas y totalmente desesperado, me excitaba en demasía, lo acosté en un viejo catre y empecé a tocarlo por todas partes, sentía su apretado culo a través del pantalón de mezclilla que portaba, me encantaba su cuerpo delgado.
-Por favor déjame
Suplicó una vez más y lo golpee en los genitales, se encorvó hacia enfrente dejándome su culo a mi disposición.
-voy a hacer lo que quiera contigo
Le dije al oído y tomé una navaja
-por favor… no me hagas daño
Dijo entre sollozos, me encantaba escucharlo suplicar, corté la parte trasera de su playera y deje libre su espalda, empecé a morderla con salvajismo, el gritaba con cada mordida, e intentaba inútilmente huir, en eso me golpeo con sus codos y sin pensarlo dos veces clave la navaja en pierna, gritó descontrolado ante el dolor, lo agarré con fuerza y le dije
-tranquilízate si no quieres que te mate, te voy a hacer lo que yo quiera, y si eres bueno hasta puede que lo disfrutes.
Entendió el mensaje, saqué la navaja y le baje el pantalón y bóxer blanco hasta las rodillas, la sangre brotaba de su herida con lo que quedaba de su playera le vendé para evitar que sangrara en demasía.
-Estás muy rico
Le dije una vez que me alejé y vi su trasero a mi disposición, era un trasero pequeño, apretado, simplemente encantador, me bajé el pantalón y saqué mi pene erecto, suplicó una vez más
-por favor no
Pero fue inútil me coloqué encima de él y lo penetré de un solo golpe, grito, pataleo, pero lo sujeté fuertemente a mí de la cintura.
-estás como me gustan, apretado y caliente.
le dije y sin más empecé el viene y va, metiéndome cada vez más en él, lloraba como una Magdalena, y suplicaba que lo dejara, que no le diría a nadie, que por favor me detuviera, eso me excitaba aún más, empecé a darle más fuerte, como un potro loco dejaba ir mi verga hasta el fondo de sus entrañas para después sacarla por completo y volverla a hundir una vez más, cada vez más rápido, el gemía y suplicaba, estuve así un buen rato, como 20 o 30 min, hasta que dejó de oponer resistencia, incluso creo que empezó a disfrutarlo, pero no estaba ahí para eso, presioné la herida que le había hecho y tensó su cuerpo mientras gritó, retiré la venda manchada de sangre y empecé a introducir mis dedos en su carne sin dejar de darle verga por detrás, me encantaba como se tensaba todo, hacía más placentero mi cogida y no pude más me corrí dentro de él, lo agarré con fuerza y le desgarre la herida aún más, me quedé dentro de él un rato, sangraba mucho por la herida, y gemía, no aguanté más le corté la garganta de lado a lado mientras seguía dentro de él, se convulsión presionando su ano alrededor de mi pene, fue algo maravilloso, ver la sangre brotar de él, sentir su cuerpo tenso y luego relajado, fue el cielo en la tierra.
-Fuiste maravilloso
Le dije al cadáver cuando salí de sus entrañas, todo estaba preparado para eso, así que sólo envolví su cuerpo en los plásticos y sequé la sangre para que no chorreara y manchara el piso, lo vi ahí inmóvil, ensangrentado y envuelto en el plástico, lo llevé con dificultad hasta el horno y le prendí, su cuerpo se convulsionó con el calor creciente, fue divertido ver su carne quemarse lentamente, arder hasta calcinarse, lo deje quemarse bien, hasta que no quedara si quiera los huesos, fue un largo tiempo, pero no quedó nada de él ni de evidencia, fue mi primera víctima.
Fue el número 1
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!