Pablo y el bondage
Pablo es un chico que le encanta estar atado y amordazado y recién cumplió 13 años, por lo que es transferido a otro lugar con chicos igual que él.
Los encargados de la Academia se dieron cuenta de que Pablo disfrutaba estar atado más de lo normal, así que cuando el chico cumplió los 13 años fue transferido a el área A. Al principio para él fue algo muy duro separarse de sus amigos, prácticamente había crecido junto a ellos y tampoco podía negar ese extraño sentimiento de amor hacia su amigo Andy. Pablo sabía que su amor por Andy no era de amigos, cuando eran más pequeños a Pablo le encantaba estar cerca de Andy y casi siempre hacían todo juntos, sin embargo para ese entonces Pablo simplemente no entendía esas cosas de amor ni mucho menos de atracción sexual. Ahora que ya era un adolescente estaba más que seguro que estaba enamorado de Andy. Todas las noches pensaba en él, no podía resistirse a esos bonitos ojos color miel, a ese cabello castaño despeinado y a ese rostro a veces rebelde y a veces angelical. Pablo deseaba con todas sus fuerzas plantarle un beso a Andy en la boca, pero sabía que eso era imposible, algo en él le decía que Andy no compartía sus mismos sentimientos ni sus gustos por estar atado y amordazado. Lo único que lo hacía sentir bien era recordar todas esas veces que ambos estuvieron atados y amordazados en las tantas sesiones de fotos. Cada vez que Pablo pensaba en ello y en lo lindo que Andy se veía atado y amordazado algo en su entrepierna comenzaba a crecer rápidamente.
Una noche, Pablo estaba en su habitación, aburrido. De pronto recordó que en su armario había un traje de licra de Spiderman satinado. De solo pensarlo su polla comenzó a crecer. Fue hasta al armario y tomó el traje, también tomó un rollo de cinta adhesiva microfoam y rápidamente comenzó desvestirse. Quería sentir esa sensación tan excitante de la licra apretada sobre su cuerpo, así que también se quitó los boxers. Prácticamente desnudo se vio en el espejo y le encantó la vista de su cuerpo desnudo, su pene duro apuntando hacia arriba, comenzó a frotarlo lentamente de arriba hacia abajo, pero no quería correrse aún así que se apresuró a ponerse el traje, excepto la máscara, simplemente no la necesitaba. Ya con el traje puesto, y su bulto sobresaliendo debajo del material satinado Pablo se sintió todavía más excitado, tanto que de la punta de su pene comenzaba a salir pre semen.
Antes de todo, tomó el rollo de cinta adhesiva microfoam y cortó un gran trozo, suficiente como para cubrir toda su boca y mandíbula, extendiéndose de oreja a oreja. Pablo admiró la gran tira de cinta y muy lentamente se la pegó sobre los labios. Se sintió en el cielo, la sensación de sus labios siendo tirados y pegados fue muy excitante, al intentar abrir la boca y ver que era imposible hablar entró en éxtasis. Una vez más se vio en el espejo y ver sus labios perfectamente marcados debajo del trozo de cinta aumentaba más el nivel de lujuria. Pablo se tocó su boca cubierta con cinta y el rose de sus dedos cubiertos por los guantes de licra sobre sus labios era maravilloso. Sin más se lanzó sobre la cama y comenzó a masajear su sexo húmedo y duro, mientras gemía y se tocaba los labios. Luego de unos minutos soltó su carga y toda su entrepierna se llenó de semen. Durante unos instantes a Pablo no le importó ensuciar su traje, a pesar de que probablemente sería castigado por eso. Después de correrse se sintió relajado, su respiración se hizo más lenta así como los latidos de su corazón, su pene todavía bombeaba las últimas gotas de su jugo de niño.
Después de esa gran corrida, la puerta de la habitación de Pablo se abrió de repente. Pierre entró y se llevó una gran sorpresa al encontrar al muchacho vestido con un traje de Spiderman, amordazado con un ancho trozo de cinta adhesiva microfoam y con una mano sobre su mojada entrepierna. Al darse cuenta el chico se puso muy angustiado, pero Pierre lo tranquilizó.
—Pensaba divertirme contigo en el sótano pero creo que lo haremos aquí. No te quites la cinta de la boca y colócate boca abajo con las manos detrás de tu espalda —ordenó Pierre.
Pablo obedeció y nuevamente su pene comenzó a ponerse erecto al pensar en que finalmente iba a estar como quería. Pierre tomó la cuerda blanca y comenzó a unir las muñecas de Pablo, haciendo fuertes nudos hasta que al chico le fue imposible soltarse. Luego unió los brazos de Pablo a su torso con más cuerdas, ató fuertemente sus tobillos y rodillas y colocó a Pablo boca arriba, totalmente atado e indefenso. Pierre observó el prominente bulto de Pablo y sonrió de forma pícara.
—Te ayudaría con eso pero ya está cubierto de tu leche y no quiero ensuciar mis manos. Pero espera un momento, ya regreso. No vayas a correrte antes.
Pierre salió de la habitación y Pablo se quedó solo, más caliente y cachondo que antes. Al poco rato Pierre regeso con un regalo para Pablo, un vibrador que colocó en potencia alta y comenzó a masajear el bulto de Pablo. Mientras tanto Pierre se desabrochaba sus pantalones y luego sacaba su polla para masturbarse mientras admiraba el placer en los ojos del muchacho de trece años.
Al final ambos se corrieron al mismo tiempo. Extrañamente a Pablo no le incomodó que Pierre se masturbara delante de él, incluso lo veía excitante.
—Ve a darte una ducha y deja el traje en el sesto de ropa sucia —le ordenó Pierre a Pablo una vez que lo desató.
Fue entonces cuando decidieron mandar a Pablo a el área A antes de cumplir quince años. Pablo no era el único chico menor de quince que fue transferido a esa área. También habían dos chicos de 13 años, muy guapos y amantes del bondage. Uno de ellos era Felipe, era rubio, de ojos grises, delgado y alto, también usaba gafas lo que lo hacía ver además de guapo, muy listo. El otro era Leonel un niño pelirrojo con pecas en el rostro, delgado y un poco bajo de estatura. Rápidamente se hicieron amigos de Pablo y lo invitaron a su iniciación.
—¿Iniciacion?— preguntó Pablo.
—Asi es. Es algo que Felipe y yo hacemos con los chicos nuevos de nuestra edad — dijo Leo.
—Será esta noche en la sala A2. No te preocupes, los guardias aquí son menos estrictos y podemos usar cualquier habitación a la hora que queramos —explicó Felipe.
— Y… ¿De qué se trata la iniciación? —preguntó Pablo.
—Es una sorpresa, muy a nuestro estilo. Si eres como nosotros te va a encantar —contestó Leo.
—Leo irá a buscarte a tu habitación a las 7 en punto. Ponte ropa cómoda, shorts de de fútbol o baloncesto y camiseta está bien —dijo Felipe.
Y tal como lo dijeron, Leo fue a buscar a Pablo a su nueva habitación. Pablo ya se había puesto unos shorts rojos brillosos de baloncesto, una camiseta blanca, calcetines blancos y tenis negros y rojos. Leo vestía shorts de fútbol negros y una camisa azul con tenis blancos.
—Vamos date prisa. Felipe te está esperando ansioso — dijo Leo.
Al llegar a la habitación, a Pablo quedó boquiabierto de la impresión y su polla comenzó a ponerse dura. Felipe estaba completamente desnudo en una silla, con su pene erecto. Tenía las manos atadas detrás de la silla con cinta adhesiva plateada, sus tobillos estaban atados a cada una de las patas de la silla con más cinta adhesiva plateada. Felipe tenía la boca tapada con una ancha tira de cinta adhesiva plateada, y sus labios eran visibles. Para terminar, sus ojos estaban cubiertos por una venda negra.
—Coloca tus manos detrás de tu espalda —dijo Leo y Pablo obedeció.
Leo tomó el rollo ancho de cinta adhesiva plateada y pegó las muñecas de Pablo detrás de su espalda.
—¿Y ahora qué? —preguntó Pablo.
—Tendras que chupársela a Felipe. No te preocupes, nosotros después te lo haremos a tí.
Pablo siempre tuvo curiosidad por hacer eso, y finalmente lo haría. No le desagradaba para nada la vista de Felipe desnudo y con su pene bien parado, el chico no tenía vello y eso era más agradable para Pablo. El chico se acercó a Felipe y se arrodilló frente a él. Durante un instante inhaló el olor del sexo del chico, no era un mal olor, al parecer Felipe se acababa de duchar, sin embargo el pre semen que salía de la punta de la polla de Felipe era algo embriagador. El pene de Felipe tampoco era enorme, tenía el tamaño ideal para un chico de 13. Finalmente Pablo se acercó más, abrió la boca y engulló por completo el sexo de su nuevo amigo. Felipe soltó un gemido de placer debajo de su mordaza y Pablo comenzó con su iniciación.
Wau! qué relato tan cachondo! Me imagino ser enculado mientras estás atado y amordazado.