Pesadilla en un barco mencarte III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marinerosado.
Comencé a ver mí alrededor para darme cuenta donde estaba y todo lo que tenía a mi lado. Vi en el cuarto a mi esposo y me sorprendió verlo como lo tenían atado en una mesa boca arriba atado de manos y pies. Lo que más impacto me causo fue verlo con mis bikinis puestos, como si fuera una mujer. Ellos lo habían vestido así y el no reaccionaba por lo drogado que lo tenían. No me atreví a cuestionar pero el jefe intuyo que yo quería una explicación. Y como si hubiera preguntado comenzó a decirme: tu esposo está siendo sometido a todas las bajezas posibles, y el rogará por que las hagamos, ya verás. En esta primera etapa lo convertiremos en un drogadicto vicioso y además lo iremos convirtiéndolo en mujer. Para ello le estamos suministrando hormonas femeninas para que su cuerpo comience a cambiar. Por ello solo vestirá ropa de mujer como puedes verlo ahora.
Ahora entras tú en acción puta. Aquí tienes los materiales para tu trabajo, ………. cera que pondrás a calentar y echaras sobre su cuerpo para depilarlo totalmente. ¡Procede puta!. De inmediato halo con fuerza mis argollas produciéndome un tremendo dolor sobre mis pezones y mi clítoris. Llore pero tenía que hacerlo. Ellos estaban presentes para observar como lo hacía.
Puse la cera en un envase encima de una estufa para calentarla y derretirla. Liquida trate de coger el envase para echarlo en el pecho de mi esposo. Él seguía atado en la mesa boca arriba, y quise tomar la cera para que estuviera lo menos caliente posible, pero volvieron a halarme diciéndome: así no puta, deja que se caliente para que se queme y sufra. Tuve que esperar que la cera casi hirviera para que ellos me indicaran que lo hiciera.
Procedí a tomar el envase que estaba sumamente caliente produciéndome quemaduras en las yemas de mis dedos. Comencé a dejar caer la cera caliente en el pecho y axilas de mi esposo, él se movía supongo por el dolor causado al recibir la cera con esa intensidad de calor. Llegue a derramarle todo su pecho, estómago y el área genital. En el área genital tuve que soltar las tiras laterales del bikini para que quedara descubierto. Luego de aplicarles en esta área me detuvieron y me halaron para que dejara que eso secara sobre su cuerpo.
Luego, me indicaron que procediera a quitarle la cera halándolo con todas mis fuerzas. Sabía que esta es la única forma que se puede hacer. Comencé por las axilas halando con fuerza y trayendo con la cera todo su pelo. Quedo totalmente irritado. Procedí a quitarlo en el pecho y estómago, el me miraba con ojos de angustia y dolor como si me suplicara que no lo hiciera. Pero ya en este momento no se puede dar marcha atrás. Arranque todo su bello de sus pechos, estómago, área púbica y anal. Luego lo pusieron boca abajo para que realizara el mismo procedimiento en su espalda.
Así tuve que hacer con sus piernas dejándolo totalmente depilado, me imagino el dolor y ardor que debió sufrir por la cantidad de pelos que tenía.
Así boca abajo sobre la mesa yo hale la última partícula de cera de su nalga y de inmediato me halaron para que me apartara. Uno de ellos inicio una revisión a ver si quedaba el más mísero pelo para que se lo arrancara. La persona dijo: está muy bien así deberá permanecer esta puta, refiriéndose a mi esposo, hasta que lo convirtamos en mujer.
Añadió: puta ven acá y halo mis cadenas y vi como mis pezones se estiraban por la presión que las argollas ejercían sobre ellos. Siguió diciendo: ponte aquí perra detrás de esta puta que era tu marido. Me puso detrás de mi esposo y me dijo: métele el dedo por su culo ahora. Yo no sabía que hacer pero tampoco me atrevía a negarme porque sabía que la consecuencia sería terrible. Entonces agarro mi mano, saco mi dedo medio y lo acerco al ano de mi esposo. Me empujo la mano hasta que este dedo quedo totalmente adentro de sus intestinos. No fue sencillo penetrarlo pues su ano estaba muy rígido pero al final le entro totalmente. Halo mi mano hacia atrás y el dedo salió. Tomo mi mano y me hizo introducir ese dedo en mi boca. Dijo: chúpalo y ensalívalo. Lo hice y luego me hizo meterme en la boca el dedo índice. También lo ensalivé, y el de inmediato dirigió mi mano de nuevo a su ano para que esos dos dedos le penetraran. Con ellos adentros me hizo sacar y meterlos muchas veces. Mi esposo se movía con cada embestida de mis dedos supongo que por el dolor que le causaba. Halo mi mano y saco los dedos, nuevamente me hizo meterlos en mi boca. Vi cuando subía mi mano hilitos de sangre que le corrían.
Esta vez incluyo en mi boca el dedo anular. Volvió a realizar la misma operación y le introduje estas ves esos tres dedos y así continuo la acción hasta que comencé, con la fuerza de su mano, a introducir los cinco dedos en forma de cono. Solo penetraban hasta la mitad de mis dedos. El amo insistía en que cupieran todos los dedos y presiono con toda su fuerza y de repente perdí la vista de mi mano pues había penetrado por el ano a mi esposo hasta mi muñeca. El me ordeno: cierra el puño dentro de sus intestinos. Mi esposo lloraba de dolor, al igual que yo sabiendo que era yo la que le estaba haciendo tanto daño, solo esperaba que el entendiera que en esta situación ya no vale la voluntad a pena de no me castigaran. Me indico: saca tu puño cerrado que queremos ver cuánto es capaz de estirar el ano de esta perra. Y así tuve que hacerlo, sacarle el puño cerrado por su ano lo que fue sumamente difícil pues estaba casi trabado dentro de él. Finalmente salió bañado en sangre.
Terminado este doloroso proceso lo soltaron de sus ataduras de la mesa y lo colocaron al lado amarrado desde el techo por sus dos brazos. Me hicieron colocarle nuevamente mis bikinis tanto la parte de arriba como la de abajo.
Luego, me halaron por la cadena hacia uno de ellos que estaba acostado en el piso desnudo con su pene erecto y me pusieron encima de él, para que me penetrara a totalidad. Quede hincada con las piernas abiertas y el entre el medio de ellas. Me dijo: éntralo puta. Yo tuve que cogerlo con mi mano y colocarlo en posición para que el me penetrara. Era la primera vez que ellos me penetraban.
Mi esposo miraba y comenzó a protestar, de inmediato vino uno de ellos con una jeringuilla y le inyecto un líquido que supuse seria droga. Yo llore de desesperación, pero el que tenía debajo de mi me agarro por los hombros y me bajo con todas sus fuerzas…. Finalmente Había sido penetrada por un extraño. Me agarraba los senos de forma violenta, me producía dolor a tal punto que no podía aguantarlo. Llore y dentro de mí implore que esto acabara y que él tuviera su fin.
Luego vino un segundo, y me empujó hacia adelante haciéndome acostar sobre la persona que me estaba penetrando. De inmediato en esta posición sentí como comenzó a pegarme nuevamente con la manguera dando fuerte azotes en mis nalgas y en mi espalda. Sentía como se me rasgaba la piel, esto es un sufrimiento inexplicable pues no sabes por qué? Ni por cuánto tiempo? .
Después de ultimo latigazo, diciéndole a que tenía debajo que me halara hacia el para que mis nalgas se expusieran y asiéndome fuerza hacia abajo se pegó de mí y sentí su pene erecto en mi trasero. No podía creerlo, nunca había pasado por esto, es más nunca lo hubiera permitido.
Siguió presionándome y quede en casi cuatro patas. Estaba penetrada por el hombre que estaba debajo y el segundo que comenzó a colocarse para penetrarme por mi ano. Ya colocado en posición encima de mí espalda me dijo al oído: maldita puta posiciona esas nalgas bien que voy a cogerte por el culo.
Quede sin aliento, pero que podía hacer? Sentí como forzaba para que su pene entrara dentro de mi ano, pero era virgen y eso no sería tan sencillo. De repente con una fuerza abismal sentí como ese pene me rompió la entrada de mi ano. El dolor, quemazón y las fisuras que me produjo no es posible explicarlo con palabras. Este fue el momento más doloroso por el que había pasado en mi vida. Y con mis gritos de dolor, como si nada el violador de mi ano comenzó a moverse bruscamente tratando de cada movimiento fuera lo más doloroso posible. Me pegaba en mis nalgas con sus manos haciéndolo con todas sus fuerzas. Ambos me penetraban con toda su fuerza, no tenía hacia donde moverme para lograr un alivio. Ya lo que pedía es que ambos terminaran.
Por Marinerosado
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