Sorpresa y Decepcion
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Durante muchos años tuve fantasias relacionadas con BDSM, en diferentes situaciones y roles, pero mis preferidas siempre fueron dos: la primera nada original y mas bien compartida por millones de hombre en todo el mundo, como es el tener una linda sumisa a mi disposicion para hacer con ella todo lo que se me antoje durante un fin de semana; la segunda quizas algo menos comun, el ser sometido durante una noche por un glamoroso matrimonio de aristocratas, de mediana edad y ambos muy guapos. No me considero bisexual y no me interesa el sexo con hombres, pero en esta fantasia yo siempre me imaginaba dispuesto a todo.
Vale decir que soy latinoamericano, en mi pais el 99% de la gente ni siquiera sabe lo que es BDSM, apenas se usa el termino sadico y sin asociarlo con actividades sexuales, asi que las posibilidades de cumplir una de esas fantasias eran minimas; pero el destino me trajo a vivir a Alemania hace poco mas de un año y desde entonces me puse en campaña para dar rienda suelta a mis ocultos deseos, lo que no resulto facil: durante varios meses busque mucho en el internet y fui a varios lugares relacionados con el tema, pero sin resultados. Considere varias veces la posibilidad de contratar los servicios de amas y sumisas “profesionales”, pero esa no era la idea, tenia que ser real.
Hasta que un par de meses atras, una pareja respondio uno de los muchos mensajes que escribi en paginas de contactos. Al principio tuve algunas dudas sobre la veracidad del mensaje y de los remitentes, ya que fueron muy rapidos y directos: de entrada me pidieron que les enviara una foto en traje de baño y en un siguiente mail me dijeron que les interesaria encontrarse a tomar una copa y en caso de haber quimica quedar para esa misma noche, pues su tiempo era muy limitado; ellos ponian el lugar y los instrumentos a usarse. Demasiado bueno para ser verdad, pero por supuesto que decidi correr el riesgo. Me citaron para el siguiente jueves en un centrico cafe de Berlin a las 19:00, los podria reconocer por que tendrian una rosa roja sobre la mesa.
Ese jueves sali temprano para llegar puntual. Ni bien me aproxime al cafe los identifique por la rosa roja, sentados a una mesa casi al medio de la terraza; rapidamente me fije en ellos: se veian bastante normales, ambos alrededor de los cuarenta, el era español segun me confirmo despues, ella era alemana, guapa de cara pero no pude adivinar su cuerpo, de aristocratas no tenian nada por supuesto. Cuando me aproxime a la mesa el me saludo amablemente presentandose como Julio, pero ella me miro de pies a cabeza como a un insecto, confieso que me senti incomodo, cuando me la presento (“mi esposa, Andrea”) apenas me extendio la mano y dijo “mucho gusto”.
Ellos ya estaban tomando unas copas de vino y yo pedi una cerveza. Julio fue rapidamente al grano: me dijo que ellos gustaban de someter tanto hombres como mujeres, por una sola ocasion y sin mas requisitos que el encontrarlos agradables a la vista y olfato, que como me habia adelantado ellos ponian el lugar y los instrumentos a usarse, pero ademas definian las condiciones y caracteristicas de la sesion; en resumen, si ellos decidian quedar conmigo para esa noche yo debia someterme desde el principio a lo que ellos quisieran. Les pregunte como hacian para confiar en la gente que conocian, como se protegian de enfermedades contagiosas, etc. El me respondio que no corrian ningun tipo de riesgos, que estuviera tranquilo.
Tras una breve conversacion me dijeron que estaban interesados en quedar conmigo y que si yo queria nos podiamos ir en ese momento; yo dude y hasta senti algo de temor, pero la excitacion fue mas fuerte y les dije que aceptaba. Pague las copas y caminamos unos diez minutos hasta el lugar elegido: una pequeña tienda de articulos goticos cerca de la estacion central. Evidentemente eran conocidos del lugar, pues nos hicieron pasar directamente a la trastienda donde unas gradas bajaban dos niveles al subsuelo, en el cual solamente habia un corto pasillo y una habitacion acondicionada parcialmente para el efecto, es decir que no tenia una gran decoracion ni nada por el estilo: tan solo una especie de cama grande, dos gruesos barrotes a los pies de la misma que iban desde el techo hasta el suelo con varios puntos para asegurar cuerdas o cadenas, una mesa adecuada para simular un potro y un gran armario cerrado, todo de color metalico o gris.
Entonces el me pregunto una vez mas si estaba dispuesto a someterme a sus caprichos y yo respondi que si. Cerraron la puerta con llave y me pidieron que me desnudara. Comence a hacerlo temblando por los nervios y la excitacion, no podia creer que iba a cumplir tan ansiada fantasia, aunque fuera en un lugar bastante diferente al imaginado. Cuando estuve desnudo el abrio el armario, de donde tomo y me coloco en muñecas y tobillos una especie de esposas forradas en cuero, las que aseguro a los barrotes de la cama, dejandome parado frente a la misma con brazos y piernas abiertos en X. Hasta ese momento ella habia permanecido sentada en la cama sin decir una palabra, tan solo mirandome con aparente indiferencia.
El le pregunto si asi estaba bien, ella solo asintio con la cabeza y comenzo a desnudarse, pense que ahi comenzaba la diversion para mi quizas con algunas caricias de su parte, pero me equivoque de medio a medio. Una vez que se quito la ropa, mostrando un cuerpo bien formado aunque con los pechos algo caidos y demasiado vello en las axilas para mi gusto, se recosto en la cama frente a mi y espero. Yo estaba extasiado mirandola, hasta que escuche un silbido y senti un profundo dolor a la altura de los riñones, mire atras y ahi estaba el con algun tipo de latigo en la mano, me miro y me dijo: “ahora te toca aguantar”.
Entonces comenzo a azotarme en la espalda baja, nalgas y muslos, cada vez mas fuerte y de manera pausada, el dolor era horrible, sentia como si me cortaran la piel. Al principio mi orgullo me hacia morderme la lengua para no gritar, pero no dure mucho tiempo; comence con gemidos ahogados, entonces ella le dijo: “mas fuerte!!, quiero oirlo”, ahi recien me di cuenta que ella estaba masturbandose, con las piernas muy abiertas se metia los dedos en la vagina y se retorcia los pezones, normalmente hubiera sido un espectaculo maravilloso pero yo sencillamente no podia disfrutarlo, el dolor era demasiado. De pronto me escuche a mi mismo gritando y pidiendole que se detenga, que ya no me interesaba continuar, pero el parecia ignorarme y seguia dandome duro.
No se cuanto tiempo paso, pero solo despues que ella habia llegado a un gran orgasmo con jadeos y gemidos incluidos, el hizo una pausa y comenzo a desnudarse. Senti un gran alivio aunque me ardia toda la parte trasera de mi cuerpo. Se unio a ella en la cama y comenzaron a hacerse un 69 de pelicula, luego follaron en la posicion del misionero hasta llegar ambos al climax, a mi me dolia todo pero aun asi esperaba ansioso por cuando me tocara unirme a la fiesta… iluso!! Despues de un rato el se levanto y fue al armario de nuevo, esta vez saco un gran consolador negro con base ancha y una fusta como para equitacion, le entrego a ella el consolador y le dijo: “disfrutalo”. Entonces ella le puso algun tipo de lubricante, lo paro en el centro de la cama y se arrodillo sobre el mismo, intentando penetrarse por el ano.
Despues de un par de minutos y de algunas muecas de dolor, le dijo a su marido: “no entra, necesito estar mas caliente”. Como respuesta recibi un fustazo en las nalgas que me hizo gritar agudamente, era mucho mas doloroso que el latigo, luego siguieron otros golpes, siempre en las nalgas. Me enoje, le dije que eso no era lo que tenia en mente y que deseaba que se detenga inmediatamente, lo insulte, lo amenace con ir a la policia, termine implorandole que se detenga, pero era implacable, las lagrimas salian abundantemente de mis ojos, mi cuerpo se retorcia y eso provocaba que las esposas me lastimaran muñecas y tobillos a pesar del cuero, me golpee varias veces las rodillas contra la cama, el simplemente continuaba azotandome.
Mientras tanto, ella ya tenia el enorme consolador bien instalado en su culo, subia y bajaba freneticamente a tiempo que se retorcia con mucha fuerza los pezones, como hubiera querido estar en otra situacion para disfrutar de aquello, lanzarme sobre ella y violarla salvajemente, pero estaba atado chillando y retorciendome de dolor. Nuevamente la tortura acabo cuando ella llego a un orgasmo con gritos que casi acallaron los mios. Entonces el se le fue encima, la coloco en posicion de perra y comenzo a follarla salvajemente por la vagina, sin retirar el consolador de su trasero, al poco rato ambos llegaban al extasis y quedaron recostados en la cama.
Unos veinte minutos despues el se incorporo e inmediatamente yo me escuche rogandole que ya no me azote, que no podria soportar mas. El me sonrio y me dijo que no me preocupe, que ya habian terminado conmigo; la respuesta me alivio pero al mismo tiempo me confundio, entonces le pregunte si hariamos algo mas, si podia tener sexo con ella pues estaba muy excitado a pesar de todo. La respuesta, que recuerdo palabra por palabra, me dejo helado: “Ni lo sueñes, jamas tenemos sexo con terceros, pero Andrea se excita mucho escuchando y viendo retorcerse de dolor a alguien, por lo que esta es la forma en que ambos disfrutamos. Desde el principio te aclaramos que las reglas y condiciones las poniamos nosotros”.
Me aflojo las esposas, me paso mi ropa y me indico el baño para que me bañe y vista. Yo no salia de mi asombro, no podia creer lo que estaba pasando, habia sido salvajemente azotado solamente para gusto de ellos, sin recibir ni el mas minimo placer a cambio; mientras me lavaba la cara tratando de disimular la inflamacion de mis ojos, mientras miraba las marcas de mi cuerpo en el espejo, mientras mi pene colgaba flacido y baboso, sentia ganas de salir y emprenderla a golpes con el tipo para luego sodomizarla a ella, o quizas azotarla con la misma fusta que me habia hecho gritar tanto para su placer, pero sabia que no podia, ademas… repasando nuestra conversacion desde el principio me di cuenta que el tenia razon, jamas habiamos hablado de sexo, solamente de ser sometido por ellos.
Me costo mucho vestirme por el dolor, especialmente en mi trasero, estaba seguro de que no podria sentarme por lo menos un par de dias. Cuando sali del baño el ya estaba vestido, me dijo que habia sido un gusto conocerme y que no nos volveriamos a ver, asi que debia olvidarme de ellos y no intentar comunicarme a su correo electronico; ella seguia dormida sobre la cama. Le respondi que no tenia la menor intencion de buscarlos nuevamente, a lo que el solamente sonrio y me guio hacia la puerta. Subi las escaleras y sali por la tienda gotica, mirando al suelo pues no queria ni imaginarme la cara de la dependienta: posiblemente habia escuchado mis gritos, quizas estaba acostumbrada a ello, que importaba. Solo sabia que me sentia totalmente estupido, decepcionado y que caminaba con dificultad.
Carlos
Autor: Anonimo
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