Traficando culitos I. La Iniciación
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por summoner.
Había viajado por varias horas, sus labios se encontraban secos, no sabía exactamente cuanto tiempo había pasado, lo único que sabia es que era de noche, Mauricio se encontraba feliz pero al mismo tiempo le preocupaba la familia que había dejado atrás, pero ya no había marcha atrás, el hombre que lo llevaría a la frontera era un conocido de la familia, y sus padres habían pagado una buena suma para llevarlo con ellos a Estados Unidos, lo que no esperaba era la serie de eventos que lo harían tomar otro rumbo.
Habían pasado algunas horas y el sueño y el cansancio lo hacían sucumbir, el sonido estridente de unas llantas derrapando, y el grito de varios hombres lo hicieron despertarse completamente,
-Bájense hijos de su puta madre- grito un hombre –ya se los llevo la chingada putos de mierda- grito otra voz- la puerta del camión en el que estaban se abrió de par en par, y un grupo de hombres vestidos de militar con la cara cubierta los obligaron a descender a punta de ametralladora
Mauricio se oculto entre las cajas de mercancía de ese camión, con la esperanza de no ser visto, en total eran 15 personas entre hombres mujeres y niños, aguanto la respiración mientras aquellos sujetos bajaban a sus antiguos compañeros, escucho atentamente, -a ver hijos de puta, quiero que saquen todo lo que tienen, y cuidado si uno se quiere pasar de pendejo porque se lo lleva la chingada-, Mauricio escucho a una mujer resistirse a despojarse de sus pertenencias, y posteriormente el fuerte rugido de un arma de fuego, escucho gritos y llantos, -alguien más quiere una bala en la puta cara- aquellos sujetos se reían, y se burlaban de la muerte de aquella mujer, aquel chico estaba tremendamente asustado, y como si su destino estuviere marcado unas cajas frente a el cayeron, sintió como se le helo la sangre, si no fuera por ese pequeño incidente, aquellos hombres se hubieran ido, el habría ido a un alberge para indocumentados y hubiera regresado a su hogar, hubiese hecho un segundo intento que posiblemente lo hubieran hecho llegar por fin con su familia, pero a veces la vida es cruel, y niega la felicidad a aquellos que menos lo merecen, escucho la orden de volver a revisar el camión que le dieron a uno de esos hombres, vio como aquel sujeto encapuchado revisaba apuntando con su ametralladora cada rincón de aquella caja, hasta que por fin lo encontró, parecía una película en modo lento, su corazón latía acelerado, pero había perdido la voluntad de sus miembros, ahora solo obedecía, no sintió el jalón de cabello que le dio aquel tipo, ni el golpe que se dio en las rodillas cuando cayó al piso, -Es solo un muchacho grito uno de los pasajeros- y aquellos hombres le dieron un golpe en el estomago, mientras otro le daba un tiro en la cabeza, mas gritos y llanto, -Largo de aquí perras, o les va a pasar lo mismo-, ya nadie dijo nada, solo se subieron al camión y el conductor miro con tristeza al chico por última vez
Mauricio escuchó como aquel automóvil encendía y se encaminaba a dejarlo a merced de aquellos sujetos, por un instante intento levantarse correr detrás de aquella maquina, pero aquellos hombres tenían otro plan, lo mantenían en el piso, sumiso aplastándolo con sus botas militares-Pero mira que tenemos aquí- comentó el que tenia el pie sobre el muchacho, coloco su ametralladora en las nalgas del muchacho y lo undio a la altura de su culo (dio un silbido de admiración) –pero ve nada mas que chulada de nalgas, no cren muchacho- los cinco sujetos asintieron, aquel chico estaba aterrorizado, sentía un cosquilleo cuando aquella arma tocaba su piel, solo preguntándose en que momento la dispararían, sintió como aquel enorme pie lo aplastaba como si fuera un escarabajo a punto de ser destrozado, empezo a llorar mas fuerte, una patada de otro soldado hizo que disminuyera sus sollosos, -callate perra si aun ni te cojemos- otro soldado le bajo el pantalón, mientas que el que estab parado sobre él, introdujo su arma en el ano de aquel chico, Mauricio sintió un fuerte dolor, intento moverse, pero el pie de aquel hombre lo mantenía en el suelo –mas vale que te vallas acostumbrndo perra, a donde te vamos a llevar no serán tan buenas personas como nosotros- al terminar de decir esta frase aquel hombre introdujo el frio metal aun mas profundo en su recto
Otro soldado se había bajado los pantalones, y mostraba su miembro erecto, algo que Mauricio nunca había visto en su vida, con un puñetazo en la boca aquel hombre le coloco su verga en la cara, -abre la boca puta de mierda- asi lo hizo el chico sintió aquel miembro tibio, y grueso adentrarse hasta su garganta, debido a su inexperiencia el muy pendejo utilizo los dientes, -sin morder pendeja- otro puñetazo bien propinado a aquel mocoso, aquel miembro no era muy largo pero si bastante grueso, Mauricio sentía ganas de vomitar, pero debido a la falta de comida solo podía sacar mas saliva, empezaba dar arcadas, y su cara se puso toda roja, su rostro estaba lleno de lagrimas, que empapaban el abdomen de aquel soldado, -te gusta mi verga verdad puta, asi es trágatela culera de mierda- mientras que lo cojian por la boca, aun sentía el arma en el anoa, que entraba y salía de su ano, sentía el peso de aquel hombre, y como acariciaba sus nalgas, no se percatado de que otro buen soldado lo grababa con su celular, si bien aquel hombre no participaría con sus compañeros, disfrutaba de aquel espectáculo, el mas gordo de aquellos hombres, también se saco su verga y cambio de lugar con su amigo, quien había depositado una buena cantidad de semen en la boca de aquel chico, aun resbalaba por su mentón cuando el pene de aquel hombre entro en su boca –sin morder hija de puta, o te tiramos los pinches dientes a putazos- otros dos puñetazos, ya se marcaban los moretones en su rostro, aquel miembro era más largo aun que no tan grueso
Mauricio se esforzó en hacer lo que le pedían, el hombre que lo había aplastado se bajo y coloco su pene en las nalgas del chico, si bien estaba prohibido que usaran la mercancía, bien podían divertirse un poco con ella, -tienes un culo delicioso perra, lástima que no seamos nosotros los que te lo rompamos, sintió como aquel pene era el de mayor tamaño entre aquellos hombres, lo sintió tallarse entre sus glúteos, y dejar una sustancia pegajosa a medida de que lo pasaban en la entrada de su ano, y como un liquido tibio empapo su espalda, sus nalgas y sus piernas –puta madre, culera me hiciste venirme- una patada al costado y un golpe en la espalda fueron su castigo por haber excitado tanto a aquel hombre y no poder eyacular adentro, el siguiente hombre uno delgado y bajo, fue el siguiente en eyacular en su boca, un pene largo, grueso y de cabeza rosada, pero oscuro en su base, era el que mas eyaculo, volvieron a tomar lugar para venirse en la boca del chico, lo patearon e incluso el soldado gordo camino sobre el un par de veces, el chico termino exhausto de jugar con los soldados y finalmente se desmayo, pero eso no evito que la diversión terminara, después se tomaron fotografías poniendo su verga en la cara del chico, era su iniciación, y ahora lo llevarían a su nuevo hogar.
Cuando Mauricio recupero un poco el conocimiento se percato que aun se encontraba en la camioneta de aquellos sujetos, tomaban y fumaban, llegaron hasta un pueblo, de vez en cuando aquellos sujetos se bajaban y le entregaban manojos de dinero a algunos taxistas, no entendía nada, pero después de algunos minutos llegaron hasta un rancho, se oía el relinchar de los caballos, durante todo el viaje no dijo nada, solo se mantuvo callado, estaba a punto de amanecer, podía también escuchar los gallos a lo lejos, un hombre de ropa ranchera se cerco y saludo a aquellos hombres, parecía un hombre amable, le pidió a Mauricio que bajara y lo saludo como si fuern viejos amigos –Que no sabes hablar- aquel chico no sabia que decir, para el todo era muy confuso –Y cuanto por el muchacho- aquel hombre se dirigió al grupo de hombres, porqué pedía dinero por él como si fuera alguna especie de animal –lo de siempre mas otros cinco- parecía que el trabajo de aquellos hombres era atrapar a jovencitos como Mauricio y llevarlo hasta aquel lugar –Pues mira- dijo el ranchero – Viene algo maltratado, y pues al jefe le gustan enteritos- se excuso aquel hombre, mientras sacaba de su cartera una cantidad enorme de billetes de alta denominación, no en pesos si no en dólares, -Pues se puso medio loco el pibe, tuvimos que educarlo un poquito, pero esta precioso el condenado, además jovencito, como los piden-
el ranchero le dio el fajo de dinero a aquellos hombres, quienes lo contaron con alegría, aquel chico jamás en su vida había visto tal cantidad de dinero y menos en billetes gringos, aquellos sujetos se subieron de nuevo a su camioneta y el ranchero condujo al chico dentro de aquella casa, -Señor, quiero ir a estados unidos, yo no puedo estar aquí, necesito reunirme otra vez con mis papas- aquel hombre de barba lo miro y como si aquel muchacho le hubiera contado un chiste, le dijo –pero si ésta es tu casa, y de aquí no vas a salir, hasta que pagues lo que pague por ti- Mauricio intento echarse a correr, pero aquel hombre más ágil y fuerte lo tomo de la mano, haciéndole una llave y lo condujo dentro.
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