Traficando culitos III. La Gran Subasta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por summoner.
Aun le dolía la uretra después de aquella exhaustiva revisión médica, ahora el hombre de sombrero ranchero lo tomo de la mano, Mauricio seguía sollozando, aquel hombre parecía importarle poco lo que le había pasado, y así era, no le importaba en lo más mínimo, escucho los gritos de dolor del chico que acababan de entrar con el doctor y aquel hombre dio una risotada burlona –si esto los pone a gritar, van a desmayarse cuando les toque la verdadera acción–, lo condujo hasta una habitación, se podían ver algunas literas, en un total de 5 literas, también había algunas cobijas en el suelo y varios chicos algunos de su edad otros más jóvenes, gordos, flacos, castaños, negros, morenos, en fin, una gama de culos para el deleite de cientos de hombres, aun que claro el pequeño Mauricio aun desconocía, pero faltaba poco para que su cerrado ano fuera abierto por completo por un cliente entusiasta que disfrutara de él, el hombre del sombrero lo dejo ahí, no le dijo ningún otra cosa, se quedo quieto en aquel lugar rodeado de chicos y se puso a llorar sobándose sus genitales adoloridos, nunca jamás volvería a ver a su familia, ellos sabían que esto podía pasar y aun así se arriesgaron a intentar llevarlo a Estados Unidos
Mauricio los aborreció por haberlo hecho, por haberlo abandonado y dejado a su suerte, ahora nadie sabría de él, sería otro inmigrante desaparecido y rápidamente olvidado, después de media hora llago el otro chico, al igual que el sollozando y sobándose la entrepierna, al parecer el buen doctor había hecho de las suyas, se quedaron callados por unos momentos pero después de un rato Mauricio comenzó la plática, el otro chico también era un inmigrante, sus padres vivían en Los Angeles y habían hecho los mismo, dejarlo abandonado a su suerte sin la posibilidad de volverlos a ver, su nombre era Leonardo, pero le gustaba que le dijeran Leo, continuaron platicando, después de un rato un hombre de traje negro llego con los chicos, era bastante alto y de tez clara, otro chico les dijo que se callaran y se pusieran junto a él con la cabeza agachada, al parecer él era el dueño de aquel lugar un alemán que por asares del destino había encontrado en aquel lugar una mina de oro ilegal –Valla, valla, parece que esta semana tenemos nuevos integrantes a nuestra familia- su tono de voz era amable, y con un acento extranjero, le pidió a Mauricio y a Leo que se presentaran, -de ahora en adelante ustedes son de mi propiedad, y cada vez que estén con uno de mis clientes quiero que lo traten lo mejor que puedan, sé que no son estúpidos, y respetaran mis reglas al pie de la letra, o yo mismos me encargaré de ustedes: regla número uno, sí ustedes golpean, muerden o lastiman a uno de los clientes, serán severamente castigados; regla número dos, ustedes están aquí para satisfacer a nuestros clientes y nada mas…
Fue un total de 15 reglas, las cuales debían acatar, -… De no seguir estas sencillas reglas, les pasará lo mismo que a este perro-.
El hombre del sombrero trajo a un chico amarrado de ambas manos, bastante delgado, lo llevaron hasta aquel hombre, el alemán lo miro con aires de superioridad, se quito el cinturón y comenzó a golpearlo, primero fueron cinturonazos luego lo pateo una y otra vez, aquel hombre estaba molesto, su tez clara se puso roja y las venas en todo su rostro se marcaron, el chico pedía perdón y no hallaba la forma en cómo pudiera escapar la de furia de aquel hombre, después de un rato lo dejo en el piso le coloco su pie en la cabeza usándolo de respaldo –este perro intento escapar, yo soy bueno con ustedes, lo saben, los amo a todos y a cada uno de ustedes, pero si me desobedecen o intentan escapar, no tengo otro remedio que castigarlos.
Mauricio se quedo pasmado ante lo que presencio y permaneció completamente callado, aquel hombre lo miro y la sangre se le heló, la mirada de aquel hombre era la de un animal viendo su próxima presa.
–pónganlo en el mostrador – aquel chico suplico que no volveria a escapar, al parecer “el mostrador era un lugar mucho peor que cualquier otro” pero el hombre del sombrero lo jalo de su cuerda y el chico fue jaloneado fuera de la habitación, solo se escucharon mas gritos y chillidos, al parecer aquel hombre era aun más cruel que el médico de aquel lugar
Habian pasado apenas dos días, y durante todo ese tiempo Mauricio encontró una amistad con Leo, se acercaba un evento llamado la gran fiesta, desconocían de que se trataba, pero por lo que habían visto no suponía algo bueno, se les había enseñado a no ser tímidos con su cuerpos, la mayor parte del tiempo habían estado completamente desnudos, otras veces se les ponía un pene de látex en la boca, el reto era retener aquella pieza de plástico la mayor cantidad de tiempo dentro de su garganta sin vomitarla, si la sacaban antes de los 20 minutos, eran severamente castigados, el hombre del sombrero el cual se llamaba Gerardo era el supervisor de este entrenamiento y parecía disfrutar de su trabajo mas que nadie en el mundo, en mas de una ocasión Mauricio había sentido como aquel hombre reposaba su pene en sus nalgas durante estos ejercicios, pudo notar lo enorme que era aquel miembro, pero al igual que el doctor no podía tener acceso a aquellos chicos.
Era de noche, y algo parecía diferente a los demás días, era el dia de su debut, como el Dueño les había comentado, les dio unas cuantas recomendaciones y les prometió que si cumplían con todo al pie de la letra pronto los reuniría nuevamente con sus padres, todos los chicos nuevos estaban feliz por aquella promesa, tarde se daría cuenta al igual que sus compañeros más antiguos que jamás seria realizada, Mauricio estaba acompañado de 8 chicos uno nuevo, moreno, que había llegado 3 días después, llevaban puesto solo su ropa interior.
Un total de 20 hombres, todos los chicos pasaron frente aquellos hombres mientras Mauricio, leo, e Irving se quedaron contemplando, el más viejo de todos tomo a uno de los chicos y comenzó a besarlo por todas partes lo abrazaba y lo repagaba a su cuerpo, un tipo gordo acariciaba las nalgas de 2 chicos mientras que los chicos comenzaban a quitarle la ropa al hombre, el mas alto de aquellos sujetos, no hacia nada a excepción de sobarse la entrepierna, mientras tanto los otros tres sujetos ya habían bajado los pantalones de un chico y ponían a otro a lamerle el culo, después de unos minutos solo quedaron los tres chicos nuevos Gerardo el supervisor hizo pasar primero al chico moreno al parecer era el segundo más joven después de Mauricio, silbidos y aplausos se oyeron el chico parecía desconcertado, pero no estaba asustado, tal ves desconocía las intensiones de aquellos hombres, -Muy bien caballeros, empezaremos la subasta con este ejemplar, alguien da 20…- varios hombres levantaron las manos otros simplemente se sobaban la entrepierna y esperaban comprar algún otro de los chicos, el ganador fue un hombre gordo rondando los 60 años sin embargo aun se conservaba en buena forma, tomo al chico entre sus brazos y salieron de la sala, seguía Mauricio, estaba asustado, llevaba traje de baño femenino, algo que a el lo avergonzaba aun más que estar desnudo, las apuestas subieron, incluso doblaron la cantidad que el otro hombre había pagado por el chico moreno, pero al final uno de aquellos hombres dio la mayor cantidad, Mauricio fue conducido hasta donde estaba aquel hombre, pero no se movió, simplemente se quedo con el chico y vio a leo, las apuestas iniciaron y nuevamente fue aquel hombre quien dio el precio más alto, al parecer el dinero era lo de menos para el, como si se tratase del hombre más rico sobre la tierra.
Después de todo eso aquel hombre condujo a los chicos hasta un lugar donde nunca había estado, muy diferente del lugar donde había dormido las últimas noches, aquella habitación realmente parecía recamara , Mauricio y su compañero Leo se encontraban solo con su ropa interior y traje de baño, en medio de la habitación en aquella cama se encontraba un enorme perro, su sola presencia imponía miedo y respeto era un perro bastante grande, Gerardo saludo al hombre y procedió a retirarse aquellos chicos estaban desconcertados, no podían saber que es lo que les deparaba el destino, aquel hombre procedió a retirarse sus elegantes vestimentas y les pidió a los chicos que hicieran lo mismo, temerosos aquellos esclavos obedecieron las ordenes de su amo, solo se había quedado Mauricio un su pequeña ropa interior –bájate los calzoncillos – Mauricio sabia que debía de obedecer pero no quería hacerlo, una fuerte bofetada le hizo recordar donde estaba su lugar –muéstrame las nalgas – el chico sintió como aquel hombre empapaba su ano de un liquido, el perro ronco y levanto las orejas, aquel hombre repitió el proceso con el otro chico, –¿Cual te gusta más Hercules? – el animal se bajo de la cama y se acerco a los chicos, y con su hocico húmedo comenzó a olerlos, al parecer Mauricio era la primera opción, aquel hombre llevo al chico hasta la cama, lo recostó y empezó a amarrar las manos del chico, Mauricio empezó a sollozar, estaba aterrado y no sabía que estaba ocurriendo, sintió nuevamente la humedad de aquella enorme nariz, aquel hombre empezó a quitarse la ropa, saco una correa que Mauricio pensó era para el perro pero se la colocaron a él, al igual que unas esposas, la correa tenía una cadena y esta la ato en un brazalete que llevaba aquel hombre en la pierna y tomo al otro chico entre sus brazos, se las colocó a ambos chicos, atando sus manos en la espalda –bueno, Hercules eligió a tu amigo, pero tú y yo vamos a divertirnos – aquel hombre empezó acariciar y a besar el cuerpo de Leo
Mauricio en cambio sentía como aquel animal pasaba su lengua por los testículos, el chico temía que aquel animal fuera a morderlo, pero en realidad analizaba cuel era el mejor lugar donde colocar su miembro , el enorme animal puso su enorme nariz por el culo de aquel chico, oliéndolo con fuerza tratando de identificar el aroma de humano combinado con el de la vulva de perra en celo un poco desconfiado, después de haberlo inspeccionado y no tener duda de que se trataba de una perra, coloco su enorme cabeza en las nalgas de aquel chico, Aquel hombre estaba enérgico se reía y burlaba de su tan ingeniosa broma, pero el perro bajo y no logro montarse, aquel sujeto acomodo mejor las nalgas desnudas de Mauricio, el semental volvió a oler aquellas nalgas y repago mas su nariz en el ano de aquel chico, se abalanzo y se aventó sobre la espalda de aquel chico que aun bajo los efectos del alcohol sintió los arañazos causados por las pesuñas de aquel animal, Aquel hombre reía a carcajadas, y se percato que el pene de aquel animal se movía afuera del ano de aquel chico, lo tomo entre sus manos y lo condujo hasta la aquella entrada tan estrecha, era rosado y en forma alargada aquel animal realizaba movimientos pélvicos esperando encontrar una vulva era una imagen bastante bizarra cuando el perro por fin descifro donde debería meter su miembro, subió sus garras en la espalda del chico lastimándolo en su subida, pero colocándolas posteriormente a cada lado de su espalda, su peso era enorme, 80kg en su mayoría músculo macizo y grasa, por un instante pensó que moriría aplastado, quería escapar, pero al estar fuertemente sujeto era imposible, sintió algo extraño y húmedo en su ano , el perro se movía ahora más que al principio, acercando aquella entidad a las nalgas de Mauricio, oía sus gruñidos, y sentía sus garras raspando su piel, empezó a llorar, fue en ese mismo instante que vio a su compañero y se dio cuenta que quien lloraba y se quejaba era su colega –te duele como te entran mis dedos putito, ¿que tal si te meto toda la mano?- aquel hombre introdujo sus 4 dedos de una sola vez, Leo dio un grito de dolor, mientras Mauricio también dio un gemido al sentir como la verga de aquel animal se anchaba y se atoraba en su recto, -Eso es perritas lloren, eso me exita- aquel hombre introdujo mas su mano en aquel recto joven –
Después de esta noche jamás volverás a apretar a nadie más- aquel hombre empezó a sudar, enormes gotas recorrían su rostro, cuello, pecho y espalda, realmente estaba excitado, sentía como su mano iba lentamente entrando en aquel ano, dio un tirón a su pierna y Mauricio quedo mas empinado, beso a Leo nuevamente, lamiendo el sudor de aquel chico producido no por la excitación, sino por el dolor que sentía, a estas alturas la mano de aquel hombre se había perdido por completo en el ano de aquel chico, pero eso no era suficiente, quería ir mas adentro, casi sentir su corazón, Leo estaba al borde del desvanecimiento, levanto al chico y se coloco detrás del perro, con estos movimientos la cadena que sujetaba a Mauricio lo jaloneo hasta tirarlo al piso, pero esto no logro que el miembro de aquel animal saliera de su ano, estaba completamente abotonado, aquel hombre se situo atrás del animal y empezó a penetrarlo, el animal lloriqueó un rato al ser lastimado en una parte tan sensible, pero ya estaba acostumbrado a las penetraciones anales que le propinaba su amo –eso es mis tres perritas penetradas, que delicia- aquel sujeto sintió aquella aura sobre la cabeza de su miembro que anuncia la proximidad de una corrida pero se controlo, no quería que aquello terminara tan pronto, disminuyo al velocidad de sus penetraciones, quería acabar dentro de uno de aquellos chicos
Leo estaba al borde de la inconsciencia, su cabeza daba vueltas y un dolor indescriptible se apoderaba de sus intestinos, no podía ni meter las manos para defenderse, aquel hombre lo había sometido por completo, aquel hombre disfrutaba de aquella experiencia como nadie –mira nada mas como quedo tu culito, así me gustan bien dilatados, abiertos al máximo- saco su verga del ano del perro y cargo al chico, lo empezó a penetrar – que delicioso ano te cargas, a pesar de que ya te lo rompí aun sigue apretando, el perro había dejado sus movimientos pero ahora estaba completamente abotonado de Mauricio, el chico empezó a sentir como un liquido tibio empezaba a esparcirse por sus intestinos, cada vez que aquel hombre se movía lo jalaba como si fuera un muñeco de trapo, -Te gusta como te cojo verdad puto maricon, te excita como te desgarro el ano, mira nada mas como estas sudando- aquel hombre comenzó a penetrar a Leo con una increíble fuerza, el chico comenzó nuevamente a llorar, sentía sus tripas desechas, pero aquel hombre no se detendría, el rostro de aquel hombre era de furia, no solo quería lastimar al chico lo quería matar cogiéndolo, lo abrazo con todas sus fuerzas, el chico solo sintió como el aire salía de sus pulmones, aquel hombre volvió a besar a Leo, impidiendo que este pudiera respirar, no tardo en desmayarse, cuando aquel hombre se percato que su prostituto se había quedado dormido lo dejo caer al piso, lo pateo, y el cuerpo del chico solo se movió un poco, parecía muerto, le hubiese gustado haber eyaculado en el ano de su juguete, pero le excitaba hacerlo cuando estuvieran consientes.
Se sento sobre el cuerpo de aquel chico, sus nalgas se pegaban con el sudor del recién desvanecido chico, se retiro la cadena con que tenia amarrado a Mauricio –bueno sigues tu, ya viste todo lo que le hice a tu amigo, lo mismo te hare a ti, si no es que peores cosas, ya sácate la verga de Hercules, vamos a jugar anda- Un frio recorrió la espina dorsal de Mauricio, acababa de ver la peor tortura que haya visto y ahora era su turno –No, por favor, no me lastime- aquel hombre jalo al chico para poder sacar la verga de aquel perro- tardo un poco de tiempo pero después de un intento logro sacar aquel enorme miembro canino, Mauricio lloraba, le suplicaba que no lo hiciera, su rostro estaba lleno de lagrimas, que le recorrían todas las mejillas –Aquí vas a hacer lo que yo diga, que no te enseñaron eso- una fuerte nalgada golpeo los glúteos desnudos de Mauricio, empezó a llorar mas fuerte, -No entiendes verdad- tomo al chico y lo puso boca abajo en su pierna, lo sometió para dejarlo empinado, le dio una fuerte nalgada y luego otra, ambas bastante fuerte que dejaron aquella piel morenita roja, metió un dedo y luego dos –Me duele, por favor nooooo- otro par de nalgadas volvieron a azotar sus c arnes, aquel hombre disfrutaba la resistencia que aquel anito ponía al introducir sus dedos, -Mira lo apretado que estas, tenemos que dilatarte –Mauricio sentía como su ano le ardia, pero no podía hacer nada, intento poner la mano pero con ello consigui cinco nalgadas mas, podía ver el cuerpo de su amigo debajo de ellos, en ocasiones cuando lo nalgeaba saltaba sobre el cuerpo de aquel chico –Tu eres mio y sabe sporqué.
Porque pague por ti una gran cantidad de dinero, así que no importa lo que pase hoy contigo- aquel hombre avento a Mauricio a la cama el chico pensó inútilmente en escapar pero aquel hombre lo coloco boca abajo, coloco su miembro en la entrada de aquel chico y sin apenas lubricarlo lo penetro, la vista de Mauricio de nublo al sentir aquella terrible sencacion en su recto, sintió como una mano se colocaba en su nuca y undia su cabeza en el colchon, poco a poco dejaba de respirar, -no hay como un culito asfixiado, aprietan bien rico la verga- Mauricio podría sentir cada penetración, cada dolorosa penetración de aquel hombre, pero esto apenas comenzaba, sintió como aun teniendo aquel enorme miembro masculino en su recto, como los dedos de aquel hombre se introducían, intento poner las manitas, pero otra descarga de nalgadas, lo abordaron otra vez, sus glúteos estaban morados de tantos golpes, sentía como varios dedos empezaban a separar su ano y permitían la entrada de aquella verga, deseaba dsmayarse como su compañero, pero para su desgracia permanecería despierto tal y como a aquel hombre le gustaba, aquel hombre saco su miembro y coloco a Mauricio boca arriba, tomo cada pierna y empezo a separarlas, el chico sentía como su cadera era puesta ahora a prueba, sintió como nuevamente lo volvían a penetrar, pero esta vez sus piernas eras puesta de una forma anormal y muy dolorosa, grito una y otra vez, pedia ayuda, le suplicaba a aquel hombre que se detuviera –aquel hombre estaba a punto de eyacular, con su mano izquierda tomo el cuello del chico, y lo apretó fuertemente, y con la derecha le propino varios puñetazos en el abdomen y pecho, por esa razón le exitaba verlos despiertos, aquel hombre practicaba artes marciales y un solo puñetazo podría noquear a cualquiera, pero esta vez los golpes eran para aquel pequeño muchacho, su cadera se movió aun mas rápido y de pronto se detuvo, le dio otros puñetazos al chico por cada expulsión de semen, al final se dejo caer sobre el chico y movia su cadera suave, su miembro aun estaba erecto, estaba satisfecho de lo que hizo, cuando salió de la habitación ambos chicos quedaron inconscientes, amoreteados, habían hecho su debut, pero no sería el ultimo
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