Aleida Mini Ninfomanita X.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Me imagino que han de recordar lo sustancial del capítulo IX, respecto a la relación que se da, entre Sofía y don José, quienes junto con Aleida, quienes hasta el momento son los actores y protagonistas principales de este relato lleno de ternura, morbo y erótico, por lo que me es grato, con el permiso de la autora, darle curso a este, de la forma siguiente:
Llegó el fin de curso escolar, en esa escuela y la pequeña Aleida, se preguntaba ¿cómo iba a hacer para ver a don José?, quien estaría de vacaciones y se iría a la capital, obviamente como ya es sabido, los días que frecuentaba la escuela por las tardes, ya se había acostumbrado a estar a solas con ese hombre, quien siempre la trataba bien, pero no tenía contemplado la ausencia que estaba por venir, y eso la ponía nerviosa, es que era tanta su costumbre de tener encuentros morbosos, que ya había olvidado por completo el uso de su juguete, el cual la despertó a un mundo de fantasías, hasta hacerla mojar sus pantaletitas, y de la máquina de asear pisos que le daba placer con sus vibraciones, igual ya había quedado olvidada, ahora estaba acostumbrada a ¡cositas calientes!, que le había enseñado don José, y que la hacía sentir bien, con lo que le hacía, y con lo que ella sentía.
Fue el día de la conclusión de año escolar, qué a don José le ordenó la directiva de ese plantel, estar pendiente una semana más, ya que una brigada de albañiles, pintores y jardineros, haría trabajos en esos días, por lo cual, él estuvo atento y obviamente Aleida iba a su encuentro y se daban unos encuentros más morbosos, que ya casi eran encuentros sexuales completos, ya que la temperatura de ambos era tan alta, que en una ocasión de esas, casi se lleva el virgo de Aleida don José, a sus escasos 11 añitos.
A.
–
Ahh, papi, mira como me dejaste, tengo bien hinchada la pepita, a’ su, ¿eres muy malo?, ¡no me puedo ni sentar!
C.
–
No pasa nada, mi amor, te pongo tu pomadita y mañana, ya sabes ¡ya amaneces bien!
A.
–
Pues sí papi, pero yo quería hoy, ¿Qué jugáramos un poquito?, ¡anoche soñé que me hacías caballito en tus piernas!
C.
–
Pero Aleida, ¿no, que te duele y tienes inflamada la cosita?, ¿qué vas a hacer la semana que entra que no voy a venir?, haber dime.
A.
–
Pues, te voy a esperar papi, ya sabes que en mi casa tengo mi juguetito y pues ¡voy a jugar con el pensando en ti!
C.
–
Pero, mi amor, estás muy acostumbrada a mí, y no creo que ese animalito de juguete, todavía te aguante, ¡ya estás más grande y bien pesada!, pero está bien juega con él, pero con cuidado, no se vaya a romper y te lastimes “mi budincito”, ok.
A.
–
Ay papi, ¡cada nombre que le pones a mi cosita!, ¡no, como crees lo, hare despacio!, para que no se me vaya a romper, sino en lo que regresas ¿Qué hago?
C.
–
Bueno, je je je, pues te das sobaditas y te pasas los deditos, ¡ha, pero sin meter nada de ellos en el hoyito!, ok.
A.
–
Ay papi, ¿de verdad me das permiso de hacer eso?, ya ves que no te gusta que me ande tocando, ¡eres muy celoso, hasta de mi manita!
C.
–
Bueno, pero ahora te doy permiso, pero no abuses de que no estoy y hagas otras más cosas, ya que sé, ¿cómo te dejo mi joyita carnosa?, ok
A.
–
A bueno papi, ¿pero siéntate y déjame subirme, para que me hagas upa, upa, upa?, ¿a ver si no me duele mucho?, sí.
C.
–
¡Claro que sí, mi amor vengase a montar a mis piernas!
A.
–
Aja, papi, ¡uff me duele para hacer upa!, ayy, ya me monte, pero mejor no me hagas saltar, así quédate quietito, mmmm.
C.
–
Caray Aleida, ¡te duele, pero pareces culebrita!, ¿mira nada más como te me restregas en la pierna? Sigue mi amor, ¡me vas a dejar húmedo el pantalón!
A.
–
Ahhh, papi, es que siento bonito, ¿tu pierna se parece a mí Gucci?, el que te va a suplir ahora que te vayas de vaca.
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, ahhh, ¿dime papi te gusta cómo me hago caballito yo solita?
C.
–
Claro que sí me gusta, mmmm, que rico calorcito me pasas, por la tela del pantalón ohhhh, ¿a ver levántate un poco, quiero ver si ya te mojaste?, ahhh, que bárbara mi amor, ¿si ya creo, hasta te orinaste?, ¿mira cómo me empapaste?, pero sigue, sigue, ahhhh, que rico.
A.
–
Mmmmm, ahh, ¿no te enojes papi, ya sabes cómo se moja mi gordita?, ahhh, ahhhh, siento bonito este upa, está acojinadito, ahhh, ¿quieres que me baje papi?, ahhhh, ahhhhh, mmm
C.
–
Noo, ahh, mejor rodéame con tus piernas y vamos a jugar más pegaditos, ¿quieres?
A.
–
¡Síii, papiii, síii, ya me orineee!, ahhhh, ahhhhhh, ¿quieres que me quite el calzón o así papi?, ahhh, papiii, me pica tu coso, la conchitaaa, ahhhh, ahhhhhhh, ahhhhhhhh, mmmm
C.
–
¿Pero te gusta que te la pique, o no?
A.
–
Síii, papi, síii, me gusta que me la piques, mmm, ahhhhhhh, ¿súbete encima de miii?, ahhh
C.
–
¿Pero te va a doler?, pero bueno, ¡vente vamos acuéstate y abre las piernotas y te pongo mi palito, encimita de la conchita!, ahhh, ahhhhhhhhh, que rica está, bien gordita, ahhh, ahhh, ¿te gusta cómo te aplasta la conchita mí palito?, mmmm, ahhhh, ahhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh
A.
–
Síii, papi me gusta que me la machuques, ahhh, ahhhhhhh, ¿sácate tu coso, ahhh y pónmelo encimita?, ahhhhh, ahhhhhhhhh, papiiii, me hagoooo, ahhhhhhhhhhhhh, me hagooooooooo, papiii, ahhhhhh, ahhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, aummmmm
C.
–
Ay mi amor, te voy a extrañar en estas vacaciones, ahhhh, ¿te gustaría hoy ponerte cómo gatita?, y así sirve que no te la machuco y también vas a sentir bonito, ahhhh, ahhhhhh
A.
–
Aja, si papi, ¿así quieres que me ponga, como una perrita, verdad?, ahhhh, ahhhhhhhhhh
C.
–
Ándale, así está bien, a ver te bajo este chonito a las rodillas, mmmm, ¡qué hermosa mi cosita!, ahhhhh, ¿te la voy a comer, mmmmm?, ahhh, aummmm, aummmm, aummmm
A.
–
Ahhhh, papi, ayyyy, que rico me haces, ahhhh, ahhhh, ¿Por qué te gusta beberte mis juguitos?, ahhhh, ahhhh,
C.
–
Aummmm, aummmm, es que me gustan mucho, ammmm, ammmmm, saben ricos, ahhh, ahhh, ammmm, ammmmm, ¿quieres que te ponga mi palito en tu entradita?, ahhhhhhhh
A.
–
¡Sí papi, ponme tu coso, ahhhh, en mi cosita!, ahhhh, ahhhhhhhh, ¿Cómo me haces?, ahhhh
C.
–
Sí, ya voy, ¡alza la colita!, uff, que calientita estas mi amor, ¿sientes la cabecita cómo te abre la pepita?, ahhh, ahhhhhhhh, ¡está bien apretadita!, ahhh, ahhhhhhhhh, mmmmmm
A.
–
Ayyy, papi, me abre muchooo, ayyyy, ayyyy, ayyyy, despacitooo, ayyyy, ayyy, despacitooo, ¡que la tengo hinchadita de ayer!, ahhh, ahhhh, aummmm, despacitooo, despacitooooooo
C.
–
Ya mi amor, yaa, pasó, ahhh, ya sabes que, hasta ahí me quedo, todavía está muy pequeña tu gordita, para abrirla, ahhh y ya sabes que la quiero abrir, pero hasta que cumplas, ahhhh, ahhh los 13, ahhh, ahhhhhh, ¿pero siente como, nada más es la cabecita la que está adentro de ti?, ahhhhhhhh, ahhhh, ¡ahora si muévete despacito alzando y bajando la cola!, ahhhh, ahhhh, ¡así, asii, asii, eso es suavecito!, ahhhh, ahhhh, ¿me vas a hacer venir?
A.
–
Sii, papiii, sii, ¡pero hoy no quiero tu jugo de pene en mi cosita!, mejor aquí mira, ahhhhh
C.
–
Y eso que es mi amor, ahhh, ¿un pocillo, o que es?, ¿y para que los quieres ahí?, ahhhh
A.
–
Ay papi, ahhhhh, ahhhhhh, ¡es mi jarrito atolero, y quiero beberme tu jugo!, ahhh, ahhh, dice Sofía que saben a yogurt, que leyó en una revista, ahhhh, ahhhhh, ahhhhhhh, ¡aquí los vacías eh!, ahhhhhhhh, ayyyyyyyy, no me piques mucho ayyy, ayyyyy, ayyyyyyyyyyy
C.
–
Con que eso te dijo Sofía, ¿bueno sí los quieres?, ¡pásame el jarrito que los voy a echar ahí!, ahhh, ahhh, ya van a salir, ahhhhhhh, ahhhhhhhh, mmmmmmm, mmmmmmm
A.
–
¡Papi!, ¿cómo echas jugos en mi jarrito?, ahh, ¿parece que vas a llenarlo?, ahhhh, ahhhhh
C.
–
No lo llenaré, pero son suficientes ahhh, para que se te quiten las ganas, ahhh, de probármelos, ahhhh, ahhhhhhhhh, mmmmm, mmmmmmmmmmmm, mmmmmmmmm
A.
–
Mmmm, están calientitos, mmm, están saladitos mmmm, ¡saben bien!, aummmm, aummmm
Todavía con fuerzas suficientes don José, después de haber realizado esa descarga espermática en el jarrito de Aleida, la acomodó y volvió a penetrar su glande en esa pequeña hendidura, un rato más, hasta vaciarse de nueva cuenta en esa dócil y hambrienta mini jovencita, llenándole ese templo de una cantidad enorme de fluidos masculinos, los cuales acabaron inundando la parte más delicada de Aleida, así como esa piernotas macizas, para quedarse ambos dormidos un par de horas en ese lugar.
Desde esta parte de la vida precoz de Aleida, se irían sucediendo más cosas morbosas, en el transcurrir hasta cumplir sus 13 añitos, ya más alta de estatura, ya con un cuerpecito más acentuado ya su primera menstruación había llegado, y lógico ella se iba haciendo más necesitada a tener orgasmitos en su casa, con don José y hasta ahora con ciertos roses que se daba con algún peluche, cuando se bañaba, hasta que un fin de semana, don José la invitó a la capital, pero él la regresaría esa mismo día y se dio lo que se tenía que dar su desvirgación, en la intimidad de un hotel, por parte de este hombre.
C O N T I N U A R Á.
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Parte Final
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