Ana la secretaria
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Luisdub.
Mi nombre es Ana, trabajo para una escuela universitaria desde hace ya varios años, tengo un buen esposo al que amo, pero nuestras relaciones sexuales están mal, yo casi nunca tengo ganas.
Mi esposo se ha acostumbrado a eso y se refugia en la masturbación.
Últimamente me ha pasado algo extraño, uno de los funcionarios que trabajan en mi edificio me trata de un modo muy grosero, no me respeta y en repetidas ocasiones me humilla delante de otras personas, al principio me molestaba mucho y me enfrentaba a él con coraje sin demostrar debilidad, pero un sentimiento cambio y una noche mientras mi esposo me penetraba, me vino a la mente aquel señor.
Su edad ronda por los 55, es de complexión gruesa, 1.80 de estatura, yo apenas alcanzo 1.60 junto a mi es un gigante, el es calvo y muy tosco, barrigón, desempeña un puesto importante pues tiene varios doctorados,
En medio de mi excitación y compartiendo frases calientes con mi esposo, cosa que únicamente hago para complacerlo, pues en cierto modo me incomoda, el me dijo, que imaginaba que como casi no cogíamos seguramente alguien en la universidad me estaba satisfaciendo sexualmente, primero me apenó, pero luego me excitó y siguiendo el juego y la excitación que pocas veces logro experimentar le dije que no, pero que había alguien que no me atraía en lo mas mínimo pero su manera de tratarme de modo tan indiferente y grosero me hacia sentir extraña, seria tal vez el poder que el puesto le daba, su edad que rebasaba los 55 o simplemente su presencia que emanaba respeto, es un hombre que impone pensaba yo.
Mi esposo me penetraba lentamente como imaginando escenas eróticas de lo mas sensuales, en un momento dado me pregunta, – ¿ sera acaso que te desea como mujer y por eso te trata de ese modo?, tu eres muy sensual, eres de las mas guapas de la oficina, tu piel clara, tu delgadez, tus pequeños pero llamativos senos, tu cabello negro lacio, y estas nalgas que se marcan de modo sugestivo con tu uniforme, y verte con las gafas, sabes amor eres la fantasía sexual de cualquier maduro- yo me excité mas y estaba disfrutando cada palabra,
Ël continuó, – alguna vez lo pensaste, el hecho de que el quiera dominarte, que por su cabeza ronde la idea de tocar tus nalgas sobre la tela del pantalón de tu uniforme – recordé que en una ocasión accidentalmente o no, el me había dado una nalgada, pero nunca le di importancia, mi esposo seguía penetrándome, ahora me había pedido ponerme boca abajo y tenia todo su peso en mi espalda, su pene entraba y salia, a ratos lo dejaba quieto y continuaba diciéndome, – te gustaría que fuera don Jorge el que ahora te estuviera sometiendo, el que ahora estuviera insertando su miembro en tu apretada y jugosa vagina, puedes liberarte amor, eso te ayudara a sentir mas placer, – mi excitación era enorme, él continuó, – cómo imaginas su pene; velludo, con un prepucio largo o lo imaginas con el glande descubierto, lo imaginas grueso, crees que tiene un pene curvo, lo imaginas claro de color o crees que su piel es obscura, – siguiendo el juego fruto de la excitación yo le respondí, – creo que es corto pero muy grueso y no tiene pellejo en el glande, imagino que es un poco curvo y también que sus testículos son grandes, lo he notado cuando en reuniones se sienta frente a mi.
Mi esposo continuó, y me dijo – vamos al sillón, quiero que te arrodilles y me mames la verga, pero en tu cabeza no seré yo, sera el Sr. Jorge a quien le sacaras el semen, y le vas a pedir que se derrame en tu cara,- eso me excitó demasiado, si es que aun era posible, recuerdo que me imaginaba arrodillada recibiendo ordenes de Jorge, imaginaba su glande mas grueso que el de mi marido, imaginaba sus testículos arrugados, grandes y velludos, imaginaba que me estaba humillando, pero no me hacia sentir mal eso me excitaba mucho al grado de desear en un momento dado que don Jorge me tomara de la cintura, me acomodara al filo de la cama y me penetrara por el ano, sabia que me dolería demasiado, jamas Luis me ha penetrado así, pero el grado de excitación de este momento me tenia en un éxtasis que jamas había experimentado, Luis se vino como nunca, fue la primera vez que acepté tragar su semen y una de las primeras veces que mi mente se abrió a otros niveles de placer que aunque solo estaban en la íntima imaginación de mi esposo y mía había sido muy intensa y gratificante.
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