ANGELES O DEMONIOS: ALICIA, LA SOBRINA DE LA VECINA II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por rxxa4.
La ausencia de Valentina, no la sintió del todo Sebastián, pues Mario, un niño de diez añitos le mostró al hombre que también un varoncito como él, haciendo uso adecuado de su culito puede hacer gozar a cualquier hombre.
El niño y el maestro cogieron a diario esa semana.
Era viernes, el reloj marcaba las 4:05, ya no había nadie en el colegio; tanto alumnos, maestros y personal de limpieza se habían retirado, dejando todos los salones vacíos, excepto uno: el salón catorce de la sección primaria.
Sobre el escritorio, Mario se encontraba en posición de perrito, siendo penetrado por su macho en celo.
Ya llevaban su segundo round del día y pronto terminaría.
– ¡Aaaah! ¡Toma esto mi perrita! ¡Aaaaaaaah! – Sebastián gimió viniéndose por segunda vez dentro del culito del niño.
– ¡Oooh, aaaah, aaaaah, siiiii! – dando el ultimo gemido el niño exclamó.
Descansaron diez minutos, se vistieron y antes de irse.
– Profe, hoy mi mamá y mi papá saldrán en la noche, y cuando salen siempre regresan hasta la tarde del siguiente día.
¿Le gustaría venir a mi casa para seguir jugando? – sonriendo con picardía Mario preguntó al que se había convertido en su nuevo macho.
– Me encantaría precioso.
– contestó y besó tiernamente al niño para después partir ambos.
Sebastián tomó rumbo hacia su departamento, al cual llegó media hora después.
Al estar cerca de su edificio escuchó un silbido, el cual venía del lado derecho del edificio.
Al voltear y ver quien había silbado su rostro se iluminó.
Se trataba de Alicia quien lo estaba esperando hacía rato.
El hombre fue a donde estaba la niña, la tomó de la mano y se encaminaron a su lugar especial.
– ¿Cómo has estado Alicia? – preguntó
– Muy bien.
Había estado esperando este día, pues mi mami me dijo que vendríamos a casa de mi tía desde temprano.
– dijo Alicia animada.
– Entonces no fuiste a la escuela.
– continuó Sebastián
– No.
He estado esperándote desde las nueve de la mañana.
– Alicia hizo un pucherito al decir esto.
– Pues ya estoy aquí mi niña, así que a divertirnos un rato.
En cuanto llegaron a su lugar especial, Alicia saltó hacia el hombre y rodeando su cuello con sus bracitos y su cintura con las piernas le plantó un beso en la boca.
Sus lenguas se entrelazaban una y otra vez, haciendo el beso cada vez más húmedo y ardiente, pues al mismo tiempo, Sebastián sobaba las nalguitas de la niña.
Después de un rato, Sebas se sentó en una banca sosteniendo a la niña todavía, la bajó y la desnudo lentamente, disfrutando cada vez que descubría una parte de su infantil cuerpo.
Una vez desnuda, Alicia se agachó y desabrochó los pantalones del hombre, liberando su daga para inmediatamente metérsela a su boquita.
– ¡Oh siiiii! Así pequeña.
Que rico mamas.
– Sebastián gemía disfrutando de la humedad y calidez de la boquita de la niña.
– No pares… oooh sí.
La niña estuvo mamando esa verga tan deliciosa para ella, pero no aguantando más se la sacó, empujó a su hombre para acostarlo en la banca y se montó sobre él.
Con su manita tomó el miembro y apuntó hacia su vaginita para lentamente ir descendiendo.
Cuando sintió la cabeza del pene del hombre, una corriente eléctrica recorrió su espina dorsal, y sin detenerse prosiguió con su labor.
– Mmm.
– gemía Alicia mientras la dura y caliente verga iba avanzando dentro de su vagina.
– Ya te extrañaba.
¡aaah!
– Y yo te extrañaba a ti mi vida.
– Sebastián le dijo.
Cuando la niña sintió que ya tenía toda la verga dentro de ella, comenzó a subir y bajar lentamente, sintiendo el palpitar del invasor.
– ¡Aaaah, aaaah! ¡Me encanta! – gemía una y otra vez la pequeña.
– Ufff… Mi niña… eres… increíble… ¡Oh! – Sebastián correspondía a la niña.
Después de unos minutos, el vaivén se había vuelto más intenso, los chasquidos de sus genitales eran música que ambientaba el momento, mientras que sus gemidos eran la letra de aquella ardiente cogida.
En un momento, Sebastián paró para desvestirse, acostó a la niña sobre la banca, levantó sus piernas y regreso su verga a aquella ardiente cuevita, de la cual quería nunca salir.
La verga entraba y salía a gran velocidad, provocando que la niña gimiera muy sonoramente.
– ¡Aaaaaaah, aaaaah! ¡Dame máaaaas! ¡Màaaas duuuuroooo! – gritaba Alicia como posesa.
– Uuuffff… ¡Gaa.
aah! – Sebastián no alcanzaba a decir palabra alguna, debida a la gran excitación que sentía.
La cogida que le daba a la niña era con maestría.
La vagina de la pequeña era sumamente deliciosa, tanto que no se explicaba cómo no había hecho algo así antes.
Valentina, Mario y Alicia, habían cambiado su vida por completo, y quería experimentar mucho al lado de ellos.
– ¡Gaaaaaaah! – gimió intensamente mientras llenaba el interior de la concha de Alicia con su semen.
– ¡Aaaaah! ¡Tu lechita está calientitaaaa! – Gritó Alicia quien también había llegado a su orgasmo.
Después de tan magistral cogida, los dos quedaron rendidos, abrazándose en la misma posición, y con sus sexos unidos, hasta que el pene del hombre perdió su dureza y se salió de la vagina de la niña.
Entonces comenzaron a platicar en la misma posición
– Dime Alicia, a parte de tu tío y yo, ¿alguien más te ha cogido? – preguntó el hombre.
– Pues sí.
Con el señor de la tienda y su hermano.
– contestó la pequeña siéndole sincera.
– Vaya.
¿Y te gustó cuando cogiste con ellos? – siguió con el interrogatorio.
– Aamm, no mucho porque tienen sus penes chiquitos, como de nueve centímetros.
Por eso me gusta el tuyo y también el de mi tío.
– Contestó.
– ¿Quién la tiene más grande entre tu tío y yo?
– Mi tío.
Su pene mide veintiún centímetros cuando se le para.
– dijo Alicia.
– Vaya.
Tres centímetros más que el mío.
– dijo Sebastián con algo de envidia.
– Pero me gusta más como me lo haces tú, porque me pones en muchas posiciones.
Después de escuchar eso el hombre besó a la niña de felicidad.
Su amiguito despertó nuevamente con ganas de seguir taladrando a la pequeña.
Se levantó y la puso en cuatro, escupió en su mano y lubrico su instrumento para después ponerlo en la entrada del culito de la niña.
– Vamos por el segundo round, preciosa.
– dijo el hombre.
Lentamente la verga de Sebastián se fue perdiendo en el ano de la niña, que devoraba tan duro instrumento sin problema alguno.
Cuando sus huevos chocaron contra la niña un nuevo bombeo inició.
Sebastián estaba como loco gozando del culito de la niña, aumentando cada vez más la intensidad.
– ¡Aaay, aay, ah, ah, aaaaah! – gemía con algo de dolor la pequeña, sintiendo que le partían el culo.
– ¡Fuuufff, uuufff! ¡Eso! ¡Sí! ¡Aprieta! ¡Oooh siiiii! – balbuceaba Sebastián.
La niña resistía gustosa las embestidas que le daba su hombre, mientras gozaba una vez más de sentirse invadida por su culo.
La cogida se prolongó por veinte minutos más, escuchándose gemido más y más fuertes, al igual que el choque de las nalgas de la niña contra el pubis del hombre.
De pronto Sebas no aguantó más y se vino, depositando su semen en lo más profundo de la niña.
– ¡S-siiiiii! – gritó satisfecho.
– ¡Aaaaaaah! – gimió Alicia dando por terminado el segundo round.
Después de eso, se vistieron y se fueron de vuelta a los departamentos.
Una vez ahí y antes de entrar al depa de su tía Alicia dijo.
– Espérame en la noche, mi mamá y mi tía no van a estar, y mi tío se encuentra en Nueva York, y no regresará hasta dentro de diez meses.
Y no quiero estar solita hasta mañana temprano.
– Terminó haciendo un pucherito y guiñándole el ojo.
Sebastián recordó la invitación que le había hecho Mario después de su cogida, y una gran y caliente idea se le vino a la mente.
………………………………………………………………………………………………………………………………………………
El siguiente capítulo de esta saga será: ÁNGELES O DEMONIOS: TRIO CON ALICIA Y MARIO
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!