Cojida a más no poder
Me meten en un baño de hombres para follarme.
Relato basado en fantasías😽
Estando en un boliche repleto voy hasta el baño y de pronto de la nada me agarran y terminó dentro del de hombres, rodeada de muchos hombres que me ataron las manos y me vendaron los ojos, todos los chicos comenzaron a sacarse sus pijas; me levante y trate de huir, pero estaba rodeada y me cerraron todos los caminos posibles. El chico principal, que parecía el líder le dijo que era una puta y que se callara o le iría peor, que más le valía “darlas” por las buenas, que de todos modos las iban a tomar quisiera o no. Del miedo yo no decía nada.
Se abalanzaron sobre mí; me tocaban por todos lados, yo me defendía como podía y gritaba pidiendo auxilio.
No les fue difícil desvestime, la remera me la levantaron quedando mis tetas al aire ya que estaba sin sosten, la pollera me la levantaron también quedando mis nalgas a la vista, que quedé solo con mi pequeña tanga y las zapatillas. Yo buscaba como defenderme o taparme, pero la superioridad numérica se impuso sobre mí, eran muchos hombres ya excitados contra una sola mujer, sumado a que no podía ver y ni mover mis manos. La desesperación comenzó a apoderarse de mí, porque sabía lo que estaba a punto de ocurrirme.
Me colocaron bajando un poco el pecho quedando mi boca a la altura de una de las pijas. Me hicieron abrir las piernas, rápidamente un chico se colocó detrás de mí y me corrió la tanga, dirigió su miembro hacia mi vagina; tomándome de las caderas empezó a empujar, mientras yo gritaba: “¡No, no, detente, espera, no, no lo hagas, no, es un error, nooooooo!”, pero finalmente me la metió de una así como el otro chico me la metió a la vez por la boca evitando que gritara por el dolor de ser penetrada sin ninguna preparación previa.
La música se escuchaba con fuerza hasta adentro del baño, asique por más que lo hubiera hecho nadie me escucharía
Cuando el chico empezó a entrar y salir salvajemente de mi vagina, sus amigos lo festejaron con gritos y silbidos; mientras el otro hacía lo mismo por la boca. Lejos de detenerse, el chico metía cada vez con más fuerza su pija en mi vagina, entrando y saliendo durante varios minutos hasta que con un espasmo soltó grandes chorros de semen al unisono con el que tenía la pija en mi boca que no la saco haciendo que me tragara su corrida.
En cuanto el chico terminó, otro se colocó en la misma posición y sin ningún aviso previo, me penetró de la misma manera que su compañero; yo seguía llorando, pero ya era imposible detenerlos.
Pasaron todos los chicos a cogerme salvajemente; todos corriéndose dentro de mi concha y boca, todos pasaron por ambos agujeros.
Los chicos reían y me decían cosas como que linda putita que era. Pronto me agarraron de a dos, uno por delante y otro por atrás y ambos me pusieron sus pijas en mi concha, yo quedando en el medio con mis piernas atrás de la espalda del que tenía adelante para no caerme, haciéndome una doble vaginal que era aún más doloroso, así pasaron todos hacerme lo mismo, no sólo era doble cojida sino también doble acabada, ya era un calvario lo que estaba pasando.
Los chicos ya no tenían ninguna precaución; a todo hombre que entraba al baño lo invitaban a que me cojieran, yo sin poder aún ver ni mover mis brazos aparte del cansancio que tenía. Los hombres que estaban tomados no analizaban la situación, solo se excitaban con el espectáculo de ver a dos tipos cogiéndome x la vagina y esperaban su turno.
Uno tras otro los hombres me cogían por la concha y por la boca hasta acabar. Yo me resistia lo más que pude, pero ya era un numeroso grupo de hombres, hombres maduros bien dotados y hasta negros los que esperaban su turno; de hecho, ya la mayoría de los chicos que habían empezado la enfiestada se habían ido del baño, ya que me habían violado más de una vez. Los hombres que quedaban en el baño eran los que habían llegado después y que ya me habían violado, que invitaban a los que iban llegando a que me cojieran, también quedaban los que ya se me habían cogido y querían repetir.
Yo ya no forcejeaba; estaba agotada, la garganta y la concha me ardían de tantas cojidas y tragadas de semen, al igual que los ojos de tanto llorar y suplicar; en ese momento me di por vencida y espere a que acabaran; incluso perdí la esperanza de que me rescataran de aquel infierno.
En todo el tiempo que me estuvieron cojiendo por ambos lados fue de manera salvajemente fuerte, sin sacar sus pijas hasta acabar la última gota y en el caso de la boca hasta que no acabara de tragar sus corridas.
Todos los que entraban al baño veían el espectáculo que ahí había y se excitaban y eran invitados a participar a que me cojieran
Todos los chicos que me cojieron me sodomizaban, la mayoría creía que yo era una puta que lo estaba haciendo por gusto. En varias oportunidades tuve dos pijas por la concha así como por la boca, lo que hacia peor la situación.
Los chicos entraban y salían de mi sin parar durante un buen rato, gozando ellos mientras yo sufria, siguieron violándome con fuerza durante horas, los chicos terminaban siempre al mismo tiempo y soltaban chorros de semen en mi boca y concha.
Durante toda la noche había escuchado frases como “Que bien coges putita, se ve que te gusta, cómete toda mi verga puta” o «Que linda putita que me estoy cojiendo» un sin fin de hombres me violaron , sin saber quiénes eran al estar con los ojos vendados y sin poder defenderme ya que estaba atada de manos y últimamente ya sin fuerzas, por momentos quedaba inconsciente y aún así seguían violándome fuertemente. Yo tenía el cabello en la cara y solo se veía mi boca la cual siempre tenía una o dos pijas cojiendome. Me decían que era una gran puta y que le encantaba como se la mamaba y que les encantaba cojerme por la concha.
Después de ser violada varias horas por la concha y la boca, fui obligada a sentarme en el miembro de un hombre y mientras éste me cogía por la vagina, otro aprovechó para metérmelo también por ahí ya expuesto y abierto, haciéndo una doble vaginal. Cuando estos terminaron, fueron otros los que hicieron lo mismo; mi cuerpo se convirtió en un vertedero de semen y de placer para ellos, de dolor y sufrimiento para mí. Mi concha se lleno de semen de tantas corridas, al igual que mi estomago de tantas tragadas, mi tetas y cola fueron manoseadas a más no poder.
Durante la enfiestada me obligaron a seguir tomando por lo que yo de repente perdía la noción de lo que sucedía.
Varios chicos más pasaron por mí, cogiéndome por la vagina y la boca, incluso el dueño del bar, los patovicas, los meseros y los barman aprovecharon la enfiestada forzada. Probé todo tipo de penes: grandes, gordos, largos. Una vez que terminaron, ya casi amaneciendo me dijeron “Todos lo disfrutamos, no puedes negar que lo hiciste por tu gusto y que te gustó, si te quejas te buscamos”.
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