Con Absalón, el viejo mil usos de la casa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por aslex.
Es un hombre muy maduro, como de sesenta años; delgado, alto, como de uno ochenta y de piel morena. Es quien hace todo tipo de reparaciones y trabajos en casa: jardinero, plomero, pintor, guardia, lavacoches. Es de carácter tranquilo y discreto, aunque tiene un fino sentido del humor.
No es que me haya gustado antes, lo que pasó fue en un momento de extrema calentura. Yo estaba en mi cuarto mirando pornografía, videos y fotos de parejas, zoofilia, interraciales, etc. Mi vagina rezumaba jugos intensamente. Me acariciaba ligeramente pero luego me detenía y es que me gusta incitarme de esa forma ya que la calentura se va incrementando si me contengo.
De pronto oí las tijeras de podar arbustos muy cerca de mi ventana, me acerqué así desnuda como estaba, y moví ligeramente las cortinas; ya sabía yo que era Absalón, pero quise verlo yo misma. Me imaginé su cuerpo nervudo bajo su ropa de trabajo, mi mirada fue hacia su entrepierna tratando de adivinar el tamaño de su bulto lo cual fue imposible ya que no usa pantalón ajustado, pero de todas formas mi mente divagó "lo ha de tener muy lindo" pensé.
Me puse un corto que mostraba parte de mis nalgas y una playera ajustada; luego salí "Absa" le dije, mi baño no funciona bien, voy a ir al baño de aquí afuera ¿al rato lo revisas, porfa?"
Si Sarita me dijo sin mirarme, seguía cortando los arbustos. Me metí al baño del jardín, ese que usamos cundo hay fiesta para que los amigos de papá no tengan que entrar hasta la casa. Pensé que estaría sucio u oloriento, pero no, la chica que limpia la casa también se las arreglaba para mantenerlo limpio. Me quedé parada pensando que hacer, Absalón estaba como a 10 metros de ahí y yo podía mirarlo por una delgada rendija de la puerta; estaba ya muy cachonda pero no se me venía a la mente como satisfacerme, quizá si me masturbaba viéndolo e imaginando que venía y entraba y me poseía…
"¡Absa!" volteó a mirar hacía donde yo estaba, y luego se acercó lentamente "¿si, Sarita?" dijo como a unos 5 metros, "Es que…"
Se acercó más "¿si… dime?" no se me ocurría nada "no hay rollo ¿me traes?" me dijo que si y se alejó; lo miré y comencé a bajarme el corto, luego comencé a acariciarme ligeramente la vagina con la punta de mis dedos "cuando venga" pensaba, "le diré que entre…" Se tardó como 10 minutos por lo que mi calentura estaba ya peligrosamente baja "disculpa Sarita, es que no lo hallaba, aquí esta" me deslicé la braga y pensé desesperadamente "¿lo dejo… lo dejo…?"
"¿Sarita?"
"Voy" le dije, y: "traigo las manos sucias" que estúpida idea, pensé "¿me ayudas?"
¿"Cómo?"
"Pasa" le dije abriendo la puerta y mostrándome totalmente desnuda ante él. Su primera reacción fue voltear el rostro "es que me llené las manos de tierra y no quiero…"
"¿Y qué quieres que… o sea, qué hago?
"Límpiame porfa Absalito, ¿sí?" le supliqué
"Ok" se quedó inmóvil viendo a otro lado, "¡Absa!" le grité con tono de niña, "¡me conoces desde siempre!, anda, pásale y ayúdame"
Entró lentamente y tratando de no rosar mi cuerpo siquiera y luego se quedó de nuevo estático "¿no vas a limpiarme?" le pregunté entre desafiante e impaciente, como si tal fuera la cosa "si… pero, ¿cómo?"
"A ver, ponte detrás de mi" nos movimos para que pudiera colocarse "corta rollo, no, más, eso es muy poquito, si, así"
Ahí estaba con el rollo en la mano, yo giré un poco para darle completamente la espalda y separé mis piernas "límpiame"
"¿Dónde?"
"Absa, aquí, adelante" se quedó inmóvil de nuevo, pero luego de unos momentos sentí que su mano se movía lentamente, pegué mi cuerpo al suyo y separé más las piernas: "¿ahí?" dijo con voz temblorosa
"Sí" le dije casi jadeando, su mano se acercó a mi concha; sentí el papel higiénico rosar mi piel y luego como se introducía lentamente. Mi trasero sintió la dureza de su pene por lo que me pegué más a él "limpia" le dije ya sin tratar de disimular mi cachondez. Lo hizo con cuidado, mientras mis caderas se regocijaban con su dureza "te gusta mi trasero, Absa"
"Sarita, yo creo que esto…"
"Shhh" lo callé, bájate el cierre le dije y luego tomé su mano y me la restregué en mi vagina con todo y papel higiénico. Me obedeció, sentí a su mano como deslizaba la cremallera de su pantalón y luego como sacaba su pene "está muy duro" le dije cuando lo sentí entre mis nalgas.
"Absa" le dije jadeando, "métemela"
Ya no se opuso, obvio, un culo a su disposición creo es difícil resistírsele. Lo metió entre mis nalgas y con sus dedos buscó mi hoyo "ahí, ahí" le dije y empujó. Su pene me traspasó; sentí como me estiraba y me llenaba "esas muy rico Absa, más adentro, más…" me estaba dando el mayor placer de mi vida, es que era todo junto: el tabú de hacerlo con un hombre que conocía desde siempre, el hacerlo en mi casa a escondidas, en el baño, por el culo, con un viejo… y pensar todo eso me causó un tremendo orgasmo "¡Absa!" le grité "¡vente dentro de mi culo!" comenzó a darme rápido y con fuerza, tenía gran vigor a pesar de su edad. Mi culo hervía, de mi garganta salían los ruidos más estrafalarios, y mi cuerpo se estremecía en cada estocada. No me di cuenta cuando me tomó de los pechos; me los estrujaba y mi mano, tampoco sin saber cuándo empezó, me masturbaba con fuerza la vagina y el clítoris.
Después de un rato de darme placer, me llenó con su esperma. Se quedó quieto mientras su pene palpitaba dentro de mí echando las últimas gotas; luego lo sacó lentamente "¡ah!" dije cuando la cabeza salió "que delicioso" le dije, "ahora si necesito que me limpies" le dije para luego empinarme ligeramente, apenas aquello que me permitía el pequeño cuarto de baño.
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