Con el novio de mi tia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos los lectores.
Como pasa, he cambiado nombres y lugares por lo comprometedor del relato.
Mi nombre es Jenny, en ese momento tenía 16 años. Era una adolescente delgada, de bonito rostro, con piernas largas y flacas, pero torneadas que llamaban la atención a casi todos los hombres de diferentes edades, tenía cintura delgada, senos pequeños y un lindo trasero pequeño también, pero bien construido y atractivo.
A los 14 perdí mi virginidad con el hijo de un amigo de la familia y desde allí me ha encantado hacer el amor, soy muy cachonda, lo reconozco y me gusta serlo. Me gusta la variedad y cada hombre que me posee, debe tener variedad de caricias y formas de cogerme.
A los 15 tuve una aventura con un profesor de la escuela donde estudio. El tenía 35 años y me dio unas lindas y soberbias cogidas que cambiaron mi forma de pensar y de sentir. La relación duró apenas unos tres meses, porque él era casado y tuvo problemas en su casa y por eso nos dejamos de ver, pero me dejó una gran enseñanza en la cama, con él probé hasta las relaciones anales y otras cosas, que me hicieron ser una buena amante en la cama cuando me casé.
Pero entre mis memorias más calientes ésta cuando fui a vivir con mi tía Lorena, para seguir mis estudios, ella era solterona de unos 38 años y tenía un novio, Ramón, de 42 años, quien era un empresario con varias agencias de automóviles usados. Era un hombre maduro de 1.75 mt, algo fornido, pero sin estomago, con brazos y piernas musculosas debido a que en su juventud fue un consumado tenista, que llegó a ser el número uno en su categoría en este país, pero un accidente de transito que le afectó una rodilla le puso final a su carrera.
Desde que tuve la relación con el profesor, me atrajo mucho los hombres maduros, ya que son más especializados para satisfacer a una mujer y darle de todo en la cama. Asi que no tardé en poner los ojos en el novio de mi tía. Y al parecer yo también le llamé la atención. Cuando me ponía algo de vestir sexy me comía con los ojos. Yo me portaba melosa con él, y eso le gustaba, me abrazaba cariñosamente y no dejaba de manosearme mis cositas, como mis senos y mi colita cuando podía.
Mi tía trabajaba, como todos los sabados, por la mañana y regresaba a medio día. Ramón se quedaba a dormir el viernes en la noche con la tía y se levantaba tarde los sabados, para recibir a la tía y almorzar todos juntos. Yo sabía que los viernes en la noche eran noches de sexo entre mi tía y Ramón. No quiero pecar de exagerada, pero Ramón se cargaba una buena verga, debió tener unas 7 o 7.5 pulgadas de falo, yo lo había visto con su verga parada, una vez cuando usó una calzoneta de baño cuando fuimos cierta vez a una piscina y jugando conmigo se le paró el miembro, yo tenía puesto un mini bikini.y la tía tomaba el sol en una silla.
En una de esas, me quedé entrelazada con las piernas contra el cuerpo de Ramón, los dos quedamos de frente, sentí su pene erecto contra mi vientre y mi vulva. La sentí enorme, no dijimos ninguna palabara, pero nuestras miradas dijeron todo, me llevó cargada a donde estaba una catarata y me metió debajo de ella, me acarició las nalgas, apenas cubiertas por mi bikini de media nalga, luego las tomó y me movió arriba y abajo mi cuerpo, me frotaba el vientre y mi cuquita contra su verga, me bajé pues ya estaba muy caliente y metí mi mano adentro de su bañador, uuyy, alli fue cuando toqué su enorme verga con mi pequeña mano, además de larga era gruesa. Le empecé a hacer una pequeña paja adentro de su bañador, mientra el besaba mis hombros y sus manos tocaban mis senos sobre mi top.
De pronto oimos la voz de la tía, nos llamaba, Ramón me soltó y yo le solté su empalmado nabo, salió de allí y yo lo hice segundos después. Ese mismo viernes, los gemidos de la tía en la noche llegaban hasta mi habitación, yo estaba caliente y los quejidos de la tía Lorena siendo cogida por Ramón me ponía loca, imaginandome la gran verga entrando y saliendo del coño de mi tía.
No pude más y me levanté, fui a la puerta de donde salían los gemidos de mi tía, intenté abrir la puerta, lo hice lentamente y solo ví a Ramón encima de mi tía en la clásica posición del misionero (el encima de ella), me dio envidia mi tía, tener un buen nabo moviendose en mi chuchita, ella gemía a todo volumen que me excitaba a morir.
Cerré la puerta y me acosté en mi cama, bajé mi pijama y luego mi brguita y me pegué una increible masturbada con dos dedos en mi cuquita. Me dormí pensando en Ramón y su gran palo. Durante la noche también maquiné un pequeño plan.
Por la mañana, me desperté y oi cuando el auto de la tía salió de la casa. Ramón se quedó acostado en la habitación de la tía. Me lavé la boca y la cuquita, me puse un camisón y ropa interior tipo bikini que se ajustaba como segunda piel a mi delgado cuerpo.
Entre a la habitación y alli estaba Ramón bien dormido. Me subi a la cama y ni cuenta se dio. Levante las sabanas y vi que aún estaba desnudo, su nabo estaba reducido a casi solo pellejos y solo sobresalía la cabezota de su pene.
Me metí entre las sabanas, tomé su pene con la mano y comence a lamerlo como se hace con un helado de crema. Debo confesar que su pene aún olía al sexo de mi tía Lorena, pero conforme lo fui llenando de saliva y limpiándolo se fue eliminando. Me fui hasta sus huevos y los lamí y luego los chupé, eso creo que lo despertó, sentí sus manos en mi cabellera, me la acariciaba, lo cual indicaba que le estaba gustando. Regrese con mi lengua hasta su glande y lo tragué y chupé dentro de mi boca, lo saqué y lo metí varias veces adentro, eso lo fue poniendo erecto casi como piedra.
De pronto siento que Ramón levanta las sabanas y al verme a mi, casi se muere de susto, se sienta en la cama, yo sigo entre sus piernas mamandole su pinga. Ramón comenzó al gemir y me decía que se lo estaba haciendo delicioso. Yo me metía toda su dura verga en mi boca hasta el paladar, bueno la verdad es que no podía metermela toda toda por lo larga que era.
-Ahora me toca a mi!- me dijo Ramón retirándome la verga de mis labios.
Se fue colocando, -quédate como éstas!- me dijo, asi que me quedé a lo largo de la cama, boca abajo, ahora el fue quien se colocó entre mis piernas y fue besandome lentamente desde mis pantorillas, yo sentía su lengua deslizarse sobre mi piel, me daba unas ricas cosquillas eróticas, además chupaba con sus labios toda mi piel.
Llegó a mis nalguitas con su lengua chupaba todo. Sus dedos fueron buscando mi orificio anal y jugó con él un rato, yo ya gemía muy excitada, mordía también las sabanas, por que el placer era inmenso. Ramón mordisqueaba las carnes de mi colita y uno de sus dedos lo impregnó de saliva para meterlo parcialmente en mi culito. Para mi eso no era nada nuevo, de hecho me gustaba sentir su dedo en mi orto. Al rato su dedo desapareció en mi ano y dio paso a un segundo dedo, asi también separó más mis piernas y su lengua pasaba sobre mis labios vaginales, alli me corrí por primera vez, y le brindé mis fluidos a su lengua húmeda.
-Ayy que rico, que rico me lo haces, uyy sii!- era lo que salía de mi boca a cada momento. Y es que Ramón me lo hacía muy bien. Mi teoria que los hombres maduros lo hacen más rico se volvía a repetir. Los dos dedos de Ramón se empezaron a mover dentro de mi recto, sacándome quejidos de placer, mientras su lengua jugaba con mi chuchita y el bultito de mi clítoris.
Luego su lengua subió por mi espalda, Ramón se fue acomodando encima de mi, cuando su lengua llegó a mi cuello y yo me moría de pasión, sentí su dura verga en mis nalgas, la acomodó entre ellas y luego la pegó a mis labios vaginales y la frotó allí, al principio la sentí muy gruesa, tenía cierto temor de que me hiciera daño si me penetraba, pero el morbo de sentirla y lo cachonda que ya estaba me llevó a pedirle que me la metiera. Ramón la tomó con una de sus manos y la puso en mi interior y empujó para que se deslizara en mi chuchita. Sentí la cabeza de su verga abrirse paso en mi cuquita, pegué un grito cuando su enorme cosa se fue metiendo en mi cuevita, bien profundo. En pocos segundos, él tenía toda su carne en mi chuchita. Alli tomamos aire ambos, ya que para su gorda verga mi chuchita era estrechita..
Luego se puso a penetrarme rítmicamente, haciendome gemir cada vez que la hundía dentro de mi, me volvía loca de placer. Poco a poco tomaba más fuerza para metermela toda en cada empujón, sentí su aliento atrás de mi y todo su cuerpo presionarme las nalgas y profundizar sus bombeos en mi chuchita. Luego lo oigo a él gemir también, me alegra saber que le estoy también proporcionando mucho placer.
Llega el momento en que cada bombeo me mueve a mi y hace a la cama rechinar. Ramón se encuentra muy excitado y me penetra con fuerza, yo estoy por correrme de nuevo, su verga me llena toda la chuchita, nunca había sentido tal sensación en mi vida.
Crei que se vendría, pero no fue asi, de pronto detuvo sus movimientos y me la zafó, me pidio que me volteara, lo hice y me quitó todita la ropa que aún tenía. Me abrió las piernas y mis pies los puso en su pecho. Se hizo hacia delante y me volvió a meter su enorme cosa dura, mi chuchita ya estaba dilatada por eso esta segunda vez su verga se fue directamente hasta mis ovarios, o sea hasta el final de mi cuquita. Ramón se subió sobre mi hasta quedar sobre mi cuerpo con mis piernas abiertas, mi chuchita se aperturó como nunca lo había hecho. Ramón me estuvo follando duro en esa posición hasta que empecé a quejarme, me estaba viniendo bestialmente, mi chuchita se llenó de mis eyaculaciones, tanto que su verga chapoteaba cada vez que me la hundía en mi interior.
Luego de eso, Ramón colocó unas almohadas una sobre otra sobre la cama, me dijo que me colocara sobre ellas, poniendo mi vientre encima, de ese modo mi trasero quedó hacia arriba, me abrió las piernas y puso su cara entre mis nalgas, su lengua alcanzó mi hoyito chiquito del culo y lo chupó con bastante saliva, yo ya me imaginaba lo que él se proponía, no sería mi primera experiencia anal, pero nunca me habían metido un tronco tan grueso como el de su verga. Para mi tranquilidad buscó en un cajón de la mesa de noche un tarro de jalea para relaciones anales, yo ya había visto alguna vez uno de esos, luego con sus dedos embarrados de esa jalea la colocó en mi ano, metiendo la punta de sus dedos en mi recto.
-despacito, por favor!- le dije con voz timida.
Ramón se colocó atrás y puso la cabezota en mi culito, con la mano guió su verga adentro de mi ano, al inicio me dolió un poco por lo grande su miembro, pero luego se fue deslizando dentro de mi recto, de nuevo volví a sentir la delicia del sexo anal, la excitación es diferente, existe un morbo único, de tener un pedazo carne taladrandome mi culito apretado, es único. Gemí como una loca cuando Ramón comenzó a pistonearme su verga en mi recto, su movimiento de caderas era rico, no era rapido ni tosco, sino lento y agradable.
Me tomó de las nalgas con sus manos para asirse y empujar su verga hasta lo más hondo de mi recto, yo me quejaba de placer y él ni se diga, daba profundos quejidos cada vez que la metía al fondo.
Pero Ramón, ya había durado mucho sin eyacular, eso me hacía pensar que mi culito apretado le sacaría la leche pronto. Y asi fue, de repente empezó a moverse más rapido, y luego de varios vaivenes pude sentir su semen calientito en mi recto, Ramón se quejó como si lo estuvieran matando y su verga daba tremendas pulsaciones dentro de mi culito. Finalmente se detuvo y sacando su miembro se dejó caer en la cama a mi lado, yo me quedé sin fuerzas allí con las almohadas en mi vientre y mi culito al aire, saliendole pequeños hilitos de leche de mi hombre.
Luego siguió una serie de besitos deliciosos y Ramón me mamó mis pechitos erectos. Me dijo que había estado deseando este encuentro, pero que tenía pena por mi tía. Yo le dije que también había sentido el deseo y por eso lo había buscado, a sabiendas que mi tia regresaba hasta el medio día.
Desayunamos. Yo le hice el desayuno a Ramón, los besitos y tocadas siguieron, después de comer me dijo que si quería bañarme con él. Lo hicimos entre besos y apretones, ya en la ducha yo le heché jabón en todo su cuerpo, el cual como dije era musculoso y bien definido, algunas canas en su pecho, al igual que en su cabeza. Le di una rica mamada de verga en la ducha y luego fue el turno de él. Me lavó la cuquita entre chupones y metidas de dedo adentro, eso nos fue calentando, hasta que finalmente me cargó en peso, vaya que yo no peso mucho, y asi cargada me penetró con su erecto nabo, me hizo el amor asi cargada y el de pie, con las piernas abiertas y enganchada sobre su cuerpo. Me cogió hasta que se vino de nuevo.
Mi aventura con Ramón tardó al menos un año, él y yo esperamos cada sabado por la mañana para follar rico, despacio, sin prisa, lo hacíamos de muchas formas. Creo que él se enamoró en algun momento de mi, pero eso era peligroso. Nunca lo hicimos fuera del sabado por la mañana, aparte yo tenía mi novio también.
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