CON MAYRA EN LA ESCALERA
Más de una semana sin “vernos”; ella con patines y muchas ganas, yo con los huevos llenos…la escalera fue el escenario de una experiencia…ufff.
Hace nueve días tuve un accidente en la carretera; mi camioneta quedó abollada y yo con golpes que me obligaron a estar tres días en una clínica, mientras me revisaban todo el organismo para detectar algún posible daño interno…73 años ya pesan…
El viernes salí de la clínica, me recomendaron unos días de descanso…los golpes no habían reducido la leche que cada día aumentaba en mis huevos…en la clínica, las enfermeras eran muy feas, mi celular había muerto en el accidente, así que un par de veces me masturbé recordando a mis nenas…la verdad, no fue como cuando lo hago viéndolas desde la ventana o en fotos o videos…pero, eran de emergencia…el viernes me desahogué, apenas llegué a mi casa, viendo un video de mi colombianita hermosa…la gordita de la que he hablado varias veces…
Eran como las diez de la mañana, pero la semana anterior ya habían comenzado las clases presenciales en los colegios, luego de dos años de pandemia, por lo que la calle estaba vacía de mis engreídas…el resto del día lo pasé en cama, un poco adolorido, pero, como siempre, arrecho. El sábado en la tarde, al anochecer, vestido con el polo largo que uso en casa y un short, sin ropa interior, bajé para comprar café. Regresando de la tienda, casi llegando al edificio, escuché la voz, casi un grito, de Mayra:
- ¡¡¡Papi!!!
Volteé y la vi, en patines, vestida con un vestido marrón largo, sin mangas, apretado de la parte superior, haciendo resaltar sus deliciosas tetitas y muy amplio de la cintura para abajo… abrió sus brazos y, prácticamente se estrelló contra mi adolorido cuerpo…
- Ya regresaste, qué bueno… ¿Estás bien?
- Hijita, lo estaba hasta que me atropellaste…ufff
Abrí la puerta, me paré en la escalera. Ella me abrazó, como acostumbra y me dio un largo beso en los labios, con lengua y todo, mientras que una de sus manos se dirigió hacia abajo, subió mi polo, se metió dentro del short y me apretó la pinga, que se comenzó a parar de inmediato. Me empujó y me hizo sentar; ella se arrodilló, me bajó un poco el short, sacó la verga y se la metió a la boca…la puerta estaba junta, pero abierta, un vecino podía entrar o bajar para salir, pero el calor y la humedad de esa boquita y lengua vencieron al miedo… ¡Qué rico!…
Mientras mamaba, trató de levantar sus piernas para jalar el vestido, pero los patines rodaron y la hicieron caer sobre mí haciendo que mi pinga entre hasta su garganta, lo que sentí como cuando la desvirgué, me dolió y, a la vez, me hizo casi gritar de placer. Me agarró de los brazos, se paró, puso freno a los patines, metió sus manos debajo del vestido y se sacó el calzón, me lo puso en la cara, riéndose, tomándome una mano, se estiró para atrás y cerró la puerta. Le dije para ir a mi departamento, que se saque los patines, no quiso porque su mamá estaba en su casa, me hizo parar y me bajó el short, me sentó en el borde del escalón, y me empujó para que quedara casi echado sobre los escalones superiores y se montó sobre mi pinga, se la metió a la conchita ya muy mojada y comenzó a moverse de manera circular muy rápido…yo pegué su calzón a mi cara para aspirar su olor íntimo, mientras mi pinga era atrapada, empapada y apretada por las paredes cálidas y muy húmedas de la infantil vagina de mi hijita sexual y mis manos frotaban, pellizcaban y hasta golpeaban suavemente sus maravillosas tetas, que no paran de crecer…
Cuando sentía que la leche ya se quería mezclar con su fluido, dentro de la cueva de amor y morbo, que es la conchita de mi Mayra, se prendió la luz del segundo nivel del edificio y escuchamos voces de vecinos que bajaban…ella se paró rápidamente, yo sólo llegué a jalar el polo y meter su calzón debajo, nos corrimos hacia un lado para que los vecinos puedan pasar, fueron dos adultos y un niño, nos saludaron, y salieron. Apenas cerraron la puerta, Mayra se agachó, me levantó el polo, se metió mi pinga a la boca y chupó y chupó hasta que mi leche inundó su boquita… ella, gemía, mamaba, tragaba, seguía mamando, lamiendo, succionando muy fuerte, mientras, con una mano me apretaba fuertemente los huevos y, con la otra, me sobaba muy suavemente mis mejillas…
- Papito, no sabes cómo te he extrañado. Todos los días le decía a mi mamá que me lleve a la clínica, pero me decía que no dejaban entrar a niños…niños, papito, imagínate…soy, para ellos una niña, mientras que para ti soy tu hijita a la que tienes que alimentar con tu leche a diario y, tú, para mí, eres puro amor, puro calor, pura pasión…y tu pinga es lo más rico que toca mi cuerpo, que se mete en todos mis huequitos…eres mi papi-marido…
¡¡¡10 añitos y hablando así!!! En dos semanas cumple 11. Sus palabras me emocionaron, mi pinga se sintió aludida y se volvió a parar… Mayra subió dos escalones, se paró sobre mi cara, me tapó con su vestido y me dijo: – Papito, despídete… metí mi cara entre sus piernas, se mojó con todo lo que salía de la conchita, le lamí, le mordí, me tragué sus labios, su clítoris, metí mi nariz en su cueva para oler y aspirar su pasión, le metí dos dedos en el culo y no paré hasta escuchar su gemido, sentir su tensión y recibir un chorro de sus entrañas… se agachó, me la volvió a chupar hasta que el poco semen que quedaba se trasladó a su boca y, de allí, a su interior…
La voz de su mami, llamándola, cortó nuestro romance. Me pasó la mano por la pinga para sacar lo que quedaba, se la llevó a la boca y tragó, me dijo que me vista, se puso el calzón, abrió la puerta y gritó:
- ¡Mami. don Ricky regresó, ven para que lo saludes!
Me sequé las manos en la parte de atrás de mi short y la cara con el polo; sentía el ambiente lleno de olor a sexo, por lo que me ordené como pude la ropa y salí a la calle para encontrar a la mamá. Ella estaba con mascarilla pero yo no, lo que usé como pretexto para no saludarla con un beso, sino me paré como a dos metros, incliné la cabeza, en señal de saludo; ella sonrió y me preguntó cómo me encontraba…Mayra nos dejó y fue a su casa, supongo a asearse, al rato salió sin patines, le dijo a su mamá que me invite a almorzar al día siguiente, domingo. La mami aceptó, pero yo me disculpé aduciendo que todavía estaba muy adolorido. Mayra quedó en llevarme el almuerzo y la mamá aceptó…
Ricky
Muy excitante pero recuerda continuar » El torneo de voley»..
Hola, si publiqué el torneo de vóley 2. Cuando pase algo extraordinario con Astrid o su mami, lo escribiré. Un abrazo.