Confesiones del Padre Arturo: "Ángeles" parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo4.
Con este relato empieza una historia que he esperado contarles desde el inicio de mis relatos y es uno de los motivos por el que empecé a hacerlo público.
Debido a la temática no se la he podido contar a casi nadie y mucho menos he podido liberarme de esta carga.
Hoy empiezas a conocer el desenlace de la historia del Padre Arturo y sus devotas niñas.
Espero que disfrutes esta historia estimado lector y sobre todo a cada una de mis niñas.
Confesiones del Padre Arturo: Ángeles parte 1
Ya ha pasado algún tiempo desde ese inolvidable campamento y me encontraba disfrutando de las ganancias obtenidas de la venta de los videos e imágenes junto a Anita en la casa de campamento y aquellos inolvidables tríos al lado de Katy en aquel alejado monte.
Una vez que estuvimos de regreso todo volvió a su normal orden pero con un agregado positivo.
Si antes del campamento me había preocupado por como Katy reaccionaria, luego de este campamento todas sus dudas desaparecieron.
Nunca más volvió a cuestionar que la utilizara para “sacarme la bendición” y poco a poco, quizás no tan rápido como Anita, fue tomándole gusto a ello.
Aparte que estuve ayudándola dándole refuerzos positivos a comportamientos que yo consideraba adecuados como los que leeréis en este relato.
De vuelta a mi trabajo como auxiliar ya con una causa menos de estrés en la mente pude desempeñarme mejor en mis actividades sin dejar de lado a mis niñas.
Hoy iba de regreso por la carretera junto a Katy luego de otros de sus ensayos del coro.
Ya se hacía tarde por lo cual acelere un poco a fin de no llegar tarde a su casa.
Durante el camino de regreso aún seguía preguntándole cosas a Katy ya que deseaba saber todo sobre esa niña.
Entre mis preguntas llegamos al tema de sus estudios.
En su clase Katy era una niña aplicada ya que siempre cumplía sus tareas y sacaba notas aceptables en las evaluaciones de su maestra.
Sin embargo por lo que me dijo y como se espera de los niños a su edad deseaba poder ser la mejor de su clase, puesto que ocupaban otros niños más inteligentes.
– Ya veo… – contesto manejando un poco más despacio.
– Pero tu Katy eres la mejor de tu salón dibujando.
– digo mirándola un momento.
– Tus dibujos son preciosos, aún recuerdo cuando ganaste el concurso de dibujo y pintura de tu grado.
-Si.
Padre.
– contesta orgullosa por el halago.
– Pero mi mami dice que debo esforzarme en lo demás.
-Una niña como tú no debe preocuparse mucho por eso, Katy.
-contesto sonriendo.
– Pues además de cantar y dibujar bien eres una niña muy educada… y sobre todo… – disminuyo la velocidad un momento.
– eres una niña muy devota…- digo suavemente al mismo tiempo que estiro mi mano derecha para acariciar sus piernitas.
Como de costumbre había ya gozado de Katy luego de su ensayo por lo cual estábamos con prisa para llegar a tiempo a su casa para evitar sospechas.
-¿No es así? – pregunto mientras levantaba mi mano para continuar conduciendo.
– Si…- responde Katy con una sonrisa.
– No sé lo que pasaría si no me ayudaras a “sacarme la bendición”.
– le digo empleando voz seria.
– Es por ello que debes considerarte una niña muy devota de nuestro Señor.
– Gracias, Padre.
– responde Katy inocentemente.
– También es por ello que creo que a partir de ahora te ira mucho mejor en tus estudios.
– le digo también con una sonrisa.
-¿Mejor?- pregunta Katy sin entender.
-Ya lo veras, Katy.
– respondo doblando en la calle que daba a su casa.
– Diosito hace el bien en niñas devotas como tú.
Servirle a Él te da muchas cosas buenas, Katy.
Ya lo entenderás.
– termino deteniendo el auto frente a la mama de Katy que nos esperaba de pie en la puerta de su casa.
…………………………………………………
Ha pasado una semana desde lo anterior.
Hoy era un día más tranquilo comparado a ayer que había llovido y por lo tanto dejaba bastante trabajo al personal de limpieza que recién había llegado al colegio.
Tener a esta persona merodeando todos los lugares limpiando me impedía encontrarme con Anita por lo cual desistí de intentar algo ese día al igual que el anterior.
Si esto seguía así no me quedaría otra opción que esperar hasta el domingo por ella.
Me encontraba caminando por los pasillos visitando cada salón y entregando los comunicados de la dirección del colegio a cada una de las profesoras.
En mi recorrido me toco llegar al salón del primer grado donde la señorita Laura enseñaba.
Al entrar al salón la profesora se encontraba ayudando a pegar sus exámenes a sus alumnos.
Luego de cumplir con mi tarea dispongo a abandonas el salón no sin antes voltear y observar como Katy recibe su hoja de parte de la señorita Laura.
Ya fuera del salón escucho como Katy conversa emocionada junto a su compañera del costado.
Sus voces se van perdiendo conforme me alejo del salón mostrando una sonrisa de satisfacción frente a quienes me ven pasar.
De vuelta a mi escritorio me dispongo a terminar mis labores de auxiliar.
Luego de unos minutos de trabajo se acerca Rodrigo con un grupo de hojas.
– ¿Y esto?- le pregunto recibiendo.
– La Señorita Roxana me encargo que le entregara y dice que los revisara mañana.
– me responde educadamente.
– Vale, ve a tu salón Rodrigo.
– respondo acomodándolos en un folder.
Rodrigo se aleja con destino a su salón mientras observa como una maestra acompaña a otro niño hacia donde me encontraba.
– ¿Que paso esta vez?- pregunto a la maestra cuando llegaron a mi lado.
A su lado iba Matías, un niño que hace poco había entrado al colegio.
Tenía apariencia tímida y se le notaba un aire de tristeza.
– Se ha vuelto a orinar.
– me responde en voz baja.
– Arturo, ¿podrías llamar a su mama para que le traiga ropa limpia? – me pregunta con impaciencia
-Por supuesto.
Déjelo aquí que yo me encargo, los demás niños pueden generar desorden si los deja solos.
– respondo al mismo tiempo que tomo mi agenda y comienzo a buscar un número de teléfono.
Ella se retira dejándome junto a Matías.
No atino a decirle nada o preguntarle, hace unos días había tenido el mismo problema y pensaba que se trataba de inmadurez pero realmente notaba algo diferente en su estado de ánimo que me inquietaba un poco, como una depresión.
Preferí no sacar más conclusiones ya que directamente no era mi trabajo sino de la psicóloga e hice a lo que me correspondía, llamando a su madre.
– Tu madre está viniendo- digo colgando el teléfono.
– ¿porque no la esperas en el baño?- le sugiero.
Matías obedece y se retira a paso triste hacia el baño de niños.
Realmente me entristecía un poco verlo así, sin embargo me distraje un momento ya que la profesora de educación física pasaba junto a los alumnos de tercer grado con dirección al patio para iniciar su clase.
Uno a uno vi pasar a todos esos niños entusiasmados seguidos de su maestra que controlaba a los más inquietos.
Particularmente me deleite la vista observando pasar a las niñas en pantaloncillos cortos, sobre todo a una delas ultimas quien era mi Anita a quien se le destacaban muy bien sus caderitas.
Como es de costumbre a estas alturas ya sentía como se me destacaba una erección al verla con su cabello castaño amarrado en un moño ,vestida con su remera blanca y sus pantaloncillos cortos negros dando saltitos inocentes de impaciencia mientras salía junto a sus compañeras.
Lo que era un crimen era no excitarse ante semejante preciosura.
Sin embargo lo único que podía hacer por ahora era solo mirar.
Me tome un pequeño descanso para observar, como siempre lo hacía, al tercer grado durante su clase pero sobre todo como las niñas y mi Anita desempeñaban los ejercicios sin saber que me excitando cada vez más.
Sin embargo era todo lo que podía hacer por el momento y me limite a eso, esperando por futuras oportunidades…
……………………………………………………….
Era otro jueves y me encontraba esperando que Katy saliera de su casa.
Toda la semana me estaba conteniendo esperando este ensayo para poder gozar de Katy al final, aunque fuera solo un rato.
Mientras revisaba mis mails esperando que Katy saliera de su casa levanto la vista para observar como por fin salía junto a su madre.
– ¡Tu cancionero!- exclama de repente la señora.
– Espera aquí, voy a traerlo.
– le dice dejándola en la puerta.
– Buenas tardes, Padre.
– saluda Katy educadamente con una sonrisa mientras yo aún seguía observándola.
Katy ahora llevaba su cabello castaño en dos trenzas angelicales que caían sobre un hermoso vestido color turquesa que tenía una cinta amarrado en su cinturita formando un listón azul marino.
Se le veía demasiado linda como para creerlo o quizás era mi impaciencia sexual ya que el martes su padre aprovecho para llevarla al ensayo dejándome con las manos vacías.
Ahí estaba esa tierna niña que luego del ensayo sabría cuánto era mi deseo por ella.
Sin embargo el tiempo se me hacía demasiado largo para ello.
El verla tan linda con ese vestidito me volvía loco, lo suficiente como para intentar algo diferente y sin previo aviso.
Ya no pensaba claramente sobre los riesgos.
Me retiro un momento lejos de Katy mientras llamo desde mi móvil.
– Hermana, ¿me escucha?- pregunto cuando escucho el sonido de llamada recibida.
– le habla Arturo.
– Sí, lo escucho.
Dígame.
– me responde ella.
-Llamaba para comunicarle que Katy no podrá ir hoy al ensayo.
– le digo con voz seria.
– Parece que se sintió mal y se quedara a descansar en su casa.
– Pobre niña, bueno… gracias por avisarme Arturo.
– me contesta colgando casi de inmediato.
Al mismo tiempo ya se encontraba llegando la mama de Katy llevando su cancionero.
Subo junto a Katy al auto y partimos con rumbo hacia la carretera.
Ya algo alejado de su casa empiezo a interrogar a Katy.
– Hoy estas preciosa, Katy ¿Es nuevo ese vestido?- pregunto observándola.
– Sí, Padre.
– contesta feliz.
– Mi mami me lo compro luego de que saque la mejor nota en la escuela.
– me dice con orgullo en su rostro esperando halagos de mi parte.
– Felicitaciones, Katy.
Muy bien, muy bien.
– respondo efusivamente y sonriendo.
-Pero sabes Katy.
Todo esto fue gracias a Diosito– digo de manera seria y con misticismo para darme a entender.
-Ya que eres una niña muy devota y me ayudas a “sacarme la bendición”, él te ha premiado dejándote ser la mejor de tu clase.
Yo sé que lo deseabas por eso se lo pedí.
Y si eres la mejor tu mami te comprara ropa muy bonita.
¿Lo entiendes? ¿Entiendes cómo te ayuda “agradar” a Diosito?
Katy se queda mirándome en silencio un momento entendiendo el significado de mi lógica y asimilándola.
– Si, Padre.
– responde sonriendo.
– Entonces ¿Ya sabes que debes hacer si quieres seguir siendo una niña que recibe la gracia de nuestro Señor?- pregunto al mismo tiempo que con mi mano derecha empiezo a acariciar sus piernitas con deseo.
– Debo ayudarle y ser una niña muy devota.
-responde Katy inocentemente sin dejar de sonreír.
Levanto su vestidito y empiezo a acariciar sus piernitas directamente.
El contacto directo con esa piel tan suave de Katy me tenía enloquecido.
– Y dime…- me detengo un momento en el cruce que daba a dos caminos uno de los cuales llevaba a la parroquia – ¿A ti te gusta agradar a Dios y “sacarme la bendición”?- pregunto.
– Si, Padre.
A mí me gusta mucho.
-responde entusiasmada.
– Muy bien, Katy.
Pero sabes,….
Hoy tengo mucha bendición que dar.
– le digo pasando mi mano ahora en su rajita por encime de sus braguitas.
– Ha pasado mucho desde el campamento y Diosito me ha dado hoy mucha bendición que dar.
Y es por eso que necesito de una niña muy devota.
– Después del ensayo podemos “agradar” a Dios, Padre.
-responde entusiasmada.
-Lo sé, Katy.
Pero te he dicho que hoy tengo mucha “bendición” que dar.
Quizás demoremos todo el horario del coro.
– le digo con voz seria.
Esta vez Katy se queda callada sin saber que decir.
– Para sacarme toda la bendición no podrías ir hoy día al coro.
Katy duda y se muestra sin saber qué hacer ya que al parecer también quería ir al coro con sus compañeros.
Llegado a este punto y de presionarla tanto decidí dar un paso atrás.
– No importa, Katy.
– respondo de la nada sorprendiéndola.
Retiro mi mano de sus piernitas con dificultad.
– Quizás te pedí demasiado.
No te preocupes.
– digo volviendo mis manos sobre el volante.
Me era difícil contenerme y dejar de manosear a esa niña pero debía hacer un esfuerzo por seguir con el acto.
– Pero… Padre- empieza Katy.
– Podrás ir a tu ensayo.
– respondo con una sonrisa.
– Luego le preguntare al Padre Eugenio si Anita puede ayudarme por hoy.
-No… Padre…-me dice Katy.
Enciendo el motor del auto.
-No te preocupes, Katy.
-le digo sin mirarla y volviendo mi vista al camino.
– Mañana ya buscare en tu salón otra niña devota que si quiera “agradar a Dios”.
-No Padre…-implora Katy haciendo lo posible por buscar mi mirada.
– Quizás esa niña si quiera que Diosito le ayude y reciba cosas bonitas de sus padres.
– digo girando el timón para dirigirme hacia el camino que dirigía a la parroquia.
-¡NO!.
-grita Katy sorprendiéndome.
Giro mi cabeza hacia ella al mismo tiempo que freno el auto.
Al verla ella también se había sonrojado ya que sabe que una niña educada como ella no debía gritar.
-¿Si, Katy?- pregunto mirándola.
– Padre no necesita buscar a Anita, yo puedo ayudarle.
– me dice exhibiendo una mirada implorante.
Coloco mi mano sobre mi barbilla en gesto de duda.
-Mmmm…No lo sé, Katy.
Diosito quiere que las niñas devotas no duden en servirlo.
– le digo seriamente.
– Hace un momento dudaste sobre ayudarme.
– No voy a dudar, Padre.
– me dice Katy decidida.
– Tampoco quiero obligarte, Katy.
Las niñas devotas deben querer servir a Diosito.
– le digo con gesto dramático.
– Es un honor que una niña de tu edad pueda servir a Dios.
– Padre, yo sí quiero servir a Dios.
– responde Katy con seguridad.
– ¿Estas segura de eso, Katy?-pregunto con seriedad.
– Sí, Padre.
-responde ella implorante.
Me quedo un momento observándola fingiendo duda.
– Aun si a partir de ahora te pidiera “sacarme la bendición” en cualquier momento.
Lo harías por servir a nuestro Dios.
– pregunto con gesto dramático.
– Si, Padre.
– responde Katy con decisión en su rostro.
– Por favor déjeme “agradar” a nuestro Señor.
-Mmm… Veamos…voy a probar tu devoción, Katy.
– le digo pensativo mientras Katy me observa decidida.
– Quiero que levantes tu vestidito.
Katy obediente y deseosa de demostrar que lo que decía le salía del corazón no dudo en levantar su vestidito turquesa para mostrarme sus braguitas.
– Muy bien Katy.
-felicito con regocijo y placer de observarlas.
– Y veo que hoy me has traído la de corazoncitos.
Me gustan mucho… oh.
si…-digo al mismo tiempo que me deleito la vista con esa imagen.
– Muy bien… muy bien…
Luego de observarla detenidamente por un momento procedo a romper mi silencio:
– Muy bien Katy.
Por hoy voy a creer en tu palabra e interceder por ti ante Diosito.
Espero que sigas demostrando tu devoción hacia él.
– Así será, Padre.
– responde Katy más tranquila y sonriendo mientras aun tenia levantado sus vestidito turquesa que mostraba su ropa interior.
Hasta ahí había llegado, no podía más de la excitación por esa niña que en su inocencia estaba siendo engañada para exhibirse frente a un adulto que solo la miraba con fines carnales.
-Ahora…- digo al mismo tiempo que con impaciencia vuelvo a colocar mi mano sobre sus piernitas para manosearlas llegando hasta su panochita.
– debemos buscar donde “agradarle” ya que él no quiere que perdamos más tiempo.
Aun si debemos faltar a tu ensayo para hacerlo.
Pero eso no te importa, ¿no, Katy?
-No, Padre.
– responde la niña con decisión.
– ¿Dónde agradaremos a Dios?
-Oh, ya lo veras.
No te impacientes que no demoraremos en llegar.
– digo al mismo tiempo que tomo el otro camino que no conducía a la parroquia.
Ahora el inconveniente era buscar un lugar donde llevar a Katy.
El terreno en medio de la carretera ya no me servía porque lo usaba sabiendo que estaría solo un rato pero ahora deseaba pasar más tiempo junto a Katy y había la posibilidad que si alguien observaba un auto detenido tanto tiempo sospechara y llamara a la policía.
Deseaba evitar los riesgos es por ello que debía considerar otras alternativas.
Sin embargo mi mente iba planeándolo todo desde que había decidido llevarme a Katy lejos del ensayo del coro.
Con la impaciencia presente en mi cabeza empecé a evaluar las posibilidades y decidí la más conveniente para esta situación.
Conduje unos minutos hasta llegar hasta el fin de una calle lejos de la ciudad, casi al límite del pueblo.
Durante el trayecto para calmar un poco mi impaciencia no dejaba de manosear la rajita de Katy por encima de sus braguitas.
Al parecer se había bañado antes de salir y deseaba que sus braguitas se impregnaran de su olor de niña.
-Ya llegamos Katy- le digo deteniendo los manoseos y el auto.
– pero antes debes esperarme un momento aquí.
¿Vale?
– Si, Padre.
– responde Katy sumisa.
Salgo del auto y me dirijo hacia una casa que estaba al otro lado de la pista.
Intencionalmente había estacionado lo más lejos posible para evitar que alguien viera a Katy.
Nos encontrábamos al frente de lo que era una nueva capilla que estábamos construyendo en esa parte del pueblo, muy precaria aun pero ideal para mis planes.
Toque la puerta principal y luego de esperar unos instantes me abrió la puerta una señora.
– Padre, Arturo, ¿A que debo el honor de su visita?-pregunta sorprendida de verme.
No importa si en verdad no lo fuera, ya conocen como a los fieles les encanta tener algo que ver con la Iglesia.
Esta señora se encargaba de apoyarnos con la limpieza de la pequeña capilla.
– Buenas tardes Doña Mercedes, lamento molestarla.
– saludo amablemente.
– Hace poco el Padre Eugenio me llamo y aprovechando que me encontraba cerca me pidió que revisara la capilla para saber qué cosas le faltan ubicar.
Ya sabe para mejorarlas.
Es por ello que le pido me preste las llaves para ingresar.
– Faltaba más, Padre Arturo.
– expresa la señora cortésmente.
– No se preocupe que ahora se las traigo…-dice alejándose hacia adentro y dejándome esperando.
Cuando regreso me entrego las llaves del lugar.
– Aquí las tiene, Padre.
Si desea puede pasar y servirse un poco.
Justo llego mi esposo.
– me dice en un típico gesto de invitación.
– Agradecido estoy de su invitación, mas me temo hermana que debo retirarme ya que tengo los tiempos justos.
–respondo amablemente.
– Sera para otra ocasión.
– termino retirándome.
Luego de esto regreso hasta el auto donde aún Katy me esperaba.
Decido llevar el auto un poco más cerca de la puerta trasera de la capilla.
Ya que era una nueva no estaba asfaltada a los alrededores donde solo había tierra y el auto podía llegar muy fácilmente.
Esto lo hice para que al bajar no pudiera observarse a Katy desde las casas cercanas.
-Listo.
– le digo apagando el auto.
– Puedes bajar, Katy.
Ya ambos frente a la puerta trasera procedo a acercarme para abrir la cerradura de la que será nuestro refugio.
-Esta es una capilla nueva.
– digo al mismo tiempo que pasamos y cierro la puerta con seguro.
-Ohhh….
– expresa Katy al sentirse curiosa del nuevo lugar al cual llegamos.
-He decidido Katy.
– digo acercándome a ella y acariciando su cabello.
– ya que vas a sacarme mucha bendición, vamos a utilizarla para bendecir esta capilla.
¿Qué te parece?
– Siii, Padre! –expresa Katy feliz en su inocencia.
– Muy bien… entonces sígueme.
– digo adelantándome hasta la puerta que estaba a un costado del púlpito (lugar desde el cual se leen los salmos y evangelios).
Luego de entrar junto a Katy me dirijo hacia un mueble que estaba debajo de una cruz.
Katy observa al pasar cada uno de los cuadros de santos que estaban en las paredes.
-Katy…- digo sin poder contenerme más y la tomo de su cinturita levantándola y colocándola encima del taburete amoblado para tenerla casi a la misma altura.
Beso su frente mientras abrazo esa niña.
-Padre…-ríe nerviosa al sentir mis manoseos en su cuerpito con tal efusividad.
Me encontraba poseído otra vez por esa monstruo hambriento de niña que había dentro de mí.
Katy emanaba un olor a flores, detalle que me excitaba más; al contraste en mi caso ya estaba empapado en sudor por la impaciencia y excitación.
Una niña inocente con su mejor traje oliendo tan bien frente a un adulto que transpiraba impaciencia sexual por esa niña.
Su madre la había vestido perfecta como para una ceremonia religiosa sin saber que la estaba preparando para que satisficiera mis deseos más bajos.
La situación me ponía más caliente a cada segundo.
-Ohh… Katy…-le digo mientras aun la abrazaba acariciando su espaldita.
– ¿Puedes sentirlo?- le digo al oído mientras aun juntos frente a frente presionaba mi verga en su panochita.
– ¿Puedes sentir como te desea? Como Diosito desea que lo sirvas.
-Sí, Padre….
puedo sentirlo.
– responde Katy sonriendo inocentemente.
-Pues no falta mucho…- le digo al oído.
Bajo mis caricias de su espalda poco a poco hasta llegar a sus nalguitas.
– No falta mucho para que lo sientas dentro de ti, Katy.
– le digo loco de excitación.
Levanto su vestidito a fin de poder tocar sus nalguitas directamente.
– Gloria a Dios por darte estas nalguitas bien paraditas, Katy.
Gracias a ellas puedes servirle.
-Gloria a Dios.
– responde Katy imitando mis alabanzas.
Inmediatamente comienzo a bajarle las braguitas a Katy a lo cual ella no opone resistencia.
Las huelo para sentir ese aroma a niña que tanto me enloquece.
– Oh, Katy… eres tan hermosa.
Acto seguido las dejo a un costado y echo a Katy sobre el taburete con su vestidito levantado dejando descubierta su rajita frente a mí.
La tomo de sus piernitas y arrodillándome entierro mi rostro en esa panochita.
-Voy a hacerte sentir bien por aquí, Katy.
– digo al mismo tiempo que comienzo a explorar su vaginita con mi lengua tan diestra en esto.
No tardo en sumir a Katy en sensaciones tan conocidas para ella.
– Padre…-gime al sentir como no dejaba de manipularla.
-Oh… Katy.
– digo levantando mi cabeza un momento y volviendo a enterrarme en esa panochita.
– Eres tan deliciosa mi preciosa Katy.
El frenesí me duro un buen rato mientras no dejaba ni un solo espacio sin recorrer por mi experimentada lengua.
Debe ser de las vaginitas más sabrosas que me he probado.
No hay duda que Katy también disfrutaba de ello ya liberada del temor y las dudas en el campamento.
– Ahora es tu turno.
Ven- le digo a Katy levantándome y bajándome los pantalones.
Katy se sienta sobre el taburete y se acerca a mí.
Yo la esperaba ya con mis pantalones y el bóxer por el suelo, solamente frente a ella se exhibía mi verga totalmente erecta apuntando con deseo hacia a esa niña.
-Es hora de que lo prepares, Katy.
Anda.
– le digo acercándoselo más.
Katy se acerca y toma mi miembro con sus manitas para comenzar a masturbarlo poco a poco.
Lentamente empiezo a sentir como crece el placer de experimentar sus manitas sobre miembro y cuando menos lo pensaba Katy ya con el libreto aprendido se dispone a engullir mi miembro.
Abro los ojos y observo como esa niña de seis añitos me mira con mi miembro en su boquita.
Al observarla me sonríe y continúa con el tratamiento a mi verga.
Debo hacer un gran esfuerzo para evitar venirme en ese mismo instante.
-Ohh… muy bien… Katy… muy bien…- le digo mientras veía como mi miembro entraba y salía de esos labios tan puros.
– Eres…una niña.
muy devota….
Ohh.
Si…- digo mientras ella continuaba metiendo y sacando mi verga de su boquita.
Tome su cabecita y comencé a ayudarla para acelerar la velocidad con la que entraba y salía mi miembro de su boquita.
-Ohhh!!!!.
Ohhh!!! – exhalo al mismo tiempo que Katy hace esfuerzos para no ahogarse.
Luego de cogerme su boquita durante un rato le saco mi miembro de sus labios ya que si continuaba no tardaría en acabar.
–Anda, ya sabes que hacer, Katy.
– le ordeno haciendo la seña que se volteara.
Katy se voltea y se coloca en posición de perrito sobre el taburete esperando a su Padre Arturo.
Me acerco a ella y levanto su vestidito a fin de dejar descubiertas sus nalguitas bien paraditas.
-Baja tu cabeza.
– digo haciendo que quede frente a frente con el taburete y de esa forma pare bien sus posaderas.
Era una hermosa vista observar a esa niña ofreciéndome su colita a voluntad.
Me agacho para lamer su panochita antes que le toque recibir mi verga para lubricarla usando mi saliva.
De paso también comienzo a introducir un dedo en su vaginita hurgando en ella.
Poco a poco empecé a manipular ese agujerito como solo yo conozco.
-Mmm!!!.
Padre – se queja Katy al sentir los manoseos.
– Ohhhh Katy….
– exhalo excitado.
Subo al taburete y acerco mi verga a su entradita.
– Gloria a Dios por dejarte alabarlo.
– exclamo al mismo tiempo que empiezo a presionar mi miembro en su rajita.
Otra vez vuelvo a sentir esos tiernos labios recibirme.
-Ahhhh….
Padre… Ahhh!!!-gime Katy al sentir como poco a poco empiezo a introducir mi verga en su vaginita.
-Joder… Ohhhh Joder… Katy….
-exhalo al sentir esa estrechez repelerme.
Me enloquecía la inocencia de Katy que me permitía tomar ventaja de ella.
Con mi verga dentro de ella poco a poco comencé a acelerar mis embestidas sobre ella.
-Ahhh!!! Ahhhh!!! Ahhh!!!.
PADRE…!!- gime Katy sintiéndome tomar más velocidad a mis cogidas.
-Ufffff!!! Ufff!!! Katy!!!.
Joder!!!- bufo de placer al gozar de esa niña inocente.
Aun llevaba puesto su vestido turquesa a fin de satisfacer mi fetiche por esa niña.
-Ahhhh!!!! Padre!!!! Padre!!! – gime Katy con su rostro frente al mueble ya que no permitía que levantara su cabecita porque de esa forma gozaba más de su culito respingón.
-Joder!!!! Muy bien… muy bien….
Mi culoncita… Katy!!! Joder…- le digo empujando cada vez con más rapidez sintiendo venirme.
– Ya viene… Katy….
Ahí.
!! Empieza la bendicióooon!!!…Ohhhhh!!!!- exhalo corriéndome dentro de Katy botando el resto de mi esperma sobre el mueble ya que no logre apuntar bien y Katy se había dejado caer sobre el mueble por la fuerza del ultimo empuje.
-Ahhhhhh….
Padreeeee….
– gime Katy finalmente antes de dejarse caer ante mi peso.
-Muy bien Katy….
muy bien…-le felicito mientras me limpiaba mi verga en su culito.
– Mi Katy, mi preciosa Katy…
Aun con tiempo de sobra decido esperar hasta recuperar fuerzas para volver a gozar de Katy.
Como no dejaba de sudar dispuse quitarme la camisa a fin de quedar completamente desnudo mientras retiro de Katy su vestidito dejándola solo con sus zapatitos y medias.
-Padre…-me dice Katy acercándose a mí y tomando mi verga.
Lentamente comienza a masturbarlo.
– Padre, ¿Aún queda “bendición”?- pregunta inocentemente.
-Así es, Katy… Muy bien.
Como una niña devota debes encargarte de sacarlo todo.
– digo acariciando su cabecita.
-Padre…-empieza Katy.
-¿Si, Katy?-pregunto.
-Me gusta “agradar” a Dios, Padre.
– me dice con una sonrisa inocente, acto seguido le da una lamida a mi miembro.
– Me gusta “sacarle la bendición”, Padre.
No podía verse más linda que de esa forma pidiendo por su cuenta “sacarme la bendición”.
Todo ello termino por disparar mi libido de nuevo y ya sentía como mi verga se endurecía en sus manitas.
– Y a mí me gustan las niñas buenas y devotas como tú, Katy.
– le digo al mismo tiempo que me agacho para acariciar su culito.
– Sobre todo si tienes unas nalguitas tan paraditas como estas… Bendito sea Dios…- alabo con misticismo en mi voz.
-Bendito sea, Padre.
– contesta Katy creyente de mis palabras.
Depositando saliva en un dedo comienzo a hurgar en su anito poco a poco.
-Es por ello… que ahora lo haremos por aquí.
– le digo acercándola más a mí para manipular su anito.
-Ahhh!! Padre… – gime Katy al sentirse invadida en su anito.
No puede más y se deja caer sobre el mueble mientras levanta su colita para que continúe manipulándola.
– Oh.
Katy…Dios está feliz porque eres una niña buena.
– digo al mismo tiempo que empiezo a mover los dedos que había introducido en su anito.
-AUhhhh!!!Ahhh!!!! Padre.
– se queja al sentir el ímpetu de la penetración en su colita.
Sin embargo ahora ella solita levantaba su colita buscando mi contacto.
Katy siempre desprendía inocencia a quien la conociera es por ello que me excitaba bastante verla sometida de esa forma mostrando su lado sexual.
No podía más, estaba fuera de sí y ya deseaba sodomizar a esa niña
-Ohh… Katy…- digo colocándola en 4 patas sobre el mueble.
Tomo mi verga y dejando caer un poco de saliva en su anito comienzo la invasión de ese agujerito que tenía frente a mí.
– Prepárate para recibirlo.
-Ummm!!! Auuu!!!! Uhhh!!! Padre!!!- se queja Katy al sentirme ingresar en su colita.
-OHHH!! KATY!!!.
-exclamo al sentirme dentro de su anito.
Katy solo se dejaba someter completamente a mi voluntad.
Sabía que debía hacerlo y lo que era más importante quería hacerlo.
Se notaba en cada una de sus acciones y gestos que esa niña gozaba del sexo a su tierna edad.
El torrente de sensaciones que experimentaba era indescriptible, inverosímil.
No podía más, estaba cegado por la lujuria que me invadía.
Quería más, aun deseaba someter más a esa tierna niña.
-AHHH!!!! UHHHH!!! AUUU.
PADRE!!!- se queja Katy al sentir como la tomaba de sus pequeñas trenzas ya que le hacía daño.
En arrebato de locura ahora la jalaba de ahí mientras empujaba sus nalguitas con fuerza.
-Me perteneces Katy! OHHHHH!! No olvides que me perteneces!!! JODER!! Junto a ti … junto a ti lograremos…OHHHH.
ALABAR A DIOS!!- deliro de placer mientras continuaba sometiendo a esa niña.
-Auuuu!!! AHHHH!!! Padre!!! PADRE!!!! AHHH!!- gime Katy sometiéndose al ritmo de la cogida mientras soportaba el jalón en sus trenzas.
-OHHH!!! KATY OHHH!!!!- exhalo de placer.
-AHHH!!! PADRE!!! –grita Katy sintiéndome acelerar.
– TOMA…!!!OHHH!! Mi culoncita Katy!! JODER!! Tómalo….
Katy!!!OHHH!!!- exclamo sintiéndome venir.
Finalmente termino por vaciarme en Katy.
– AHHHH!!!! – exhala Katy al sentirse invadida por mi esperma dentro de ella.
– AHHH!!! Ahh….
-Uff… Ohh… Joder…Katy.
– exhalo dejándola caer sobre el mueble y yo también me siento exhausto por el trajín realizado.
Ambos descansamos pensando en la siguiente tanda que le iba a dar a esa niña.
Aun no sonaba la alarma que había puesto en mi móvil para controlar el tiempo que estábamos en este lugar y no excederme.
Mientras acariciaba el cuerpo de esa niña que me mira cansada pero sonriente de su labor sigo agradeciendo poder disfrutar de esta y otras niñas tan inocentes.
.
– Magnifico.
Simplemente, magnifico.
Como siempre, eres de uno de los mejores productores que tengo.
– me felicita Oscar al ver el último de los videos que disponía junto a Katy en el bosque del campamento.
Mientras colocaba el DVD en su estuche el seguía pensativo sin prestar atención a que hubiera acabado.
Le extiendo el DVD pero él no me prestó atención.
– ¿Oscar? Hey.
Oscar!- le llamo intentando que reaccione.
Levanta la vista ante el llamado.
– Oh.
Si.
Lo siento.
Solo pensaba.
– respondió aun sin ponerse de pie.
– Que quizás ya es hora que des el siguiente paso.
– ¿A qué te refieres?- pregunto.
– Dime.
¿Qué pensarías si pudieras ganar ####$ por un solo video tuyo?- me pregunta esbozando una sonrisa.
– Pues te diría que vas de broma.
– sonriendo ante el sarcasmo.
– ¿Y si te dijera que hablo en serio?- pregunta esta vez sin dejar de sonreír pero con una voz que ponía siempre que hablaba de negocios.
Me quede callado un momento sin saber cómo continuar.
No me parecía que mintiera lo cual hacia todo esto más sospechoso.
– No pagarías tanto por un video.
¿Cuál es el truco? – pregunto.
– No hay truco.
– responde inmediatamente.
– Debes grabar un video y recibirás esa cantidad.
– dice dejándome en silencio un instante más.
– ¿Y.
? – pregunto sabiendo que no todo terminaba ahí.
Oscar me mira con detenimiento por un instante.
– Bien.
Solo hay un pequeño detalle a cumplir.
– responde por fin algo dudoso.
-Me lo imaginaba… ¿Que detalle?- pregunto de todas formas.
– La grabación debe ser en vivo.
Una transmisión en tiempo real a todos los clientes que paguen por ver ese video en vivo.
– declara Oscar.
Me quede sorprendido un momento, me costaba asimilar que eso fuera posible, me imaginaba que había eventos musicales y deportivos exclusivos para quienes pagaran pero esto… De alguna forma tenía cierta lógica, me imagine un momento esa situación.
Lentamente siento el miedo recorrer cada parte de mi ser.
– Olvídalo.
– alcance a decir cuando recuperé la voz.
Otra vez tomo el DVD y se lo entrego.
Oscar no lo recibe y permanece sentado.
– La grabación es totalmente segura.
No hay porque debas tener miedo.
Y podrás mostrar tus niñas a muchas más personas.
– me responde emocionado y a la vez alarmado.
Se le veía como un ejecutivo al cual se le está por escapar un gran negocio.
– Mi respuesta sigue siendo no.
Lo lamento Oscar, prefiero seguir tal como estoy.
– respondo.
Miro el reloj acercándose al 10.
– No quiero echarte pero debo salir, es un asunto muy urgente.
– asevero mientras me dirijo a la puerta y la abro haciendo el gesto de que debía salir.
Era una mentira obvia pero realmente estaba deseoso de no saber más del tema.
Oscar reflexiona y al parecer decide no insistir más porque toma el DVD y sale dejando el sobre con dinero en la mesa.
– Piénsalo Arturo.
– susurra al pasar a mi lado.
– Tener a esas niñas y no poder presumir de ello.
Es un desperdicio.
-Te equivocas…Solo lo hago por el dinero.
-respondo aunque no del todo sincero.
-No eres el primero con el que trabajo.
– me dice esbozando una sonrisa.
– Conozco esa sensación que poseen al exhibir a sus niñas, al presumir de ello.
No solo lo hacen por el dinero.
Hay una sensación distinta detrás de ello.
-Piensa lo que quieras, yo lo hago solo por el dinero.
– repito con frialdad.
-Puedes seguir engañándote.
– me dice sin dejar de sonreír.
– Pero aun así lo haces solo por el dinero aquí tienes una oferta muy importante, todo es completamente seguro.
Te aseguro que mientras yo esté a cargo nada saldrá mal.
Tienes mi palabra.
– me dice con total seguridad.
– Dime, acaso te he fallado alguna vez.
-No lo sé…- digo mirando a los costados sin terminar de estar convencido.
Creo que en ese momento Oscar sintió que había ganado porque opto por ponerse su saco.
– Piénsalo bien.
Ahora tienes la oportunidad de que mucha más gente te vea.
Sin mencionar el dinero.
Nos vamos a llevar mucho dinero.
Pronto terminaras tu carrera, lo necesitarás y no solo para darte simples gustos como un auto de segunda.
– termina y sin dejarme réplica se retira dejándome en la puerta hecho un mar de pensamientos.
¿Podía decir que conocía a Oscar? Es cierto que nunca me había fallado en todo lo que le pedí pero… ¿Podía confiar algo tan peligroso en alguien de quien solo conocía su nombre? Más dudas me recorrían la mente.
Decidí pasar al interior de mi departamento e ir por una bebida.
Vaya…que día.
Aún estaba cansado y es por ello que decidí encomendar mis dudas a Morfeo.
Ya en la cama ajusto mi alarma para despertar temprano ya que debía hacer un trabajo previo en mis labores como auxiliar.
Mientras pensaba mire mi móvil para admirar las fotos de todas mis niñas.
Ahí estaban Katy, Nayhelli, Marina, Romina, Mery, Sofi y finalmente… Anita.
La primera de todas ellas.
Una niña que tenía total influencia en lo que me había convertido y de la cual espero contarles más.
Pero eso… eso será motivo de otro relato.
Hasta entonces.
PD1: El siguiente relato será: Confesiones del Padre Arturo: “Ángeles” Parte 2.
PD2: Si no habilitan los comentarios agradeceré valoren este relato.
Ahora sí, hasta entonces.
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