Confesiones del Padre Arturo: "Ángeles" parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo4.
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Miraba las calles de la ciudad a través de las ventanas con despreocupación mientras el auto continuaba llevándonos hacia nuestro destino.
No dije nada al comienzo pero cada vez se me hacía extraño que hubieran menos casas alrededor hasta que finalmente solo veía terrenos vacíos pero con la evidente marca de: PROPIEDAD PRIVADA.
– Déjanos en la siguiente parada.
– le dice Oscar al chofer.
Este hace un amago y gira a la derecha parándose muy cerca al sardinel.
– Aquí tiene los 20.
– indica sacando un billete y alcanzándole antes de salir.
También baje siguiendo a Oscar y observe el lugar al que habíamos llegado.
Estábamos de pie frente a una especie de caseta.
A su costado parecía haber una especie de camino sin asfaltar transversal al camino principal y que llevaba hacia donde se veían algunas casas.
– Menudo lugar me has traído.
– le digo observando como la polvareda venia y nos ensuciaba los zapatos.
En esta ocasión llevaba una sudadera ancha con capucha por indicación de Oscar y no dude en cubrirme.
Avanzamos unos pasos mientras nos alejamos de la caseta siguiendo esa angosta trocha.
Una vez estuvimos lejos Oscar se dio media vuelta y empezó a regresar.
– Espérame aquí.
No voy a tardar mucho.
– me dice Oscar acercándose a la caseta.
Desde mi lado lo observe como llego hasta la caseta y como toco unos momentos.
Al parecer estaba esperando que alguien saliera y esta persona fue la que después de una breve conversación le entrego unas llaves.
Una vez acabo su conversación Oscar regreso a donde yo estaba.
– Bueno, ya estamos listos para irnos.
Continuamos avanzando a través de la trocha a lo largo de unos minutos hasta llegar a una de las pequeñas casas que se veía en condición de abandono por la suciedad.
Oscar me guía a la entrada y una vez estamos en frente introduce la llave y gira el picaporte.
Mi primera impresión desapareció, dentro de la casa todo parecía muy bien ordenado y aunque al parecer parecía tapiada por todos lados posteriormente me entere que había electricidad y acceso a internet por medio de un cable de red que llegaba hasta esta casa desde la pequeña caseta y estaba oculto por debajo del suelo.
– Ya era hora que llegaran, el viejo Rogelio me acaba de llamar y se encuentra muy cerca de aquí.
Dice que está viniendo en su auto.
– decía un tipo que llevaba también sudadera llamado Sem que estaba en el portátil y se levantó a corregir la ubicación de la cámara.
Lo había conocido la anterior vez que Oscar me llevo a conocer a sus socios, era el encargado de la ambientación y las cámaras.
-Déjame mostrarte esto.
– dice Oscar acercándose al portátil.
Voy a donde se encontraba y al observar la pantalla pude observar lo que parecía un programa de edición de video en vivo.
Algo parecido a una transmisión en vivo de la TV.
Oscar escribía algo y en la grabación que mostraba lo enfocado por la cámara salía el mismo mensaje.
Minimiza esa ventana y revisa al parecer lo que era un estado de cuenta bancaria.
Al observar puedo ver cómo había un montón de transferencia recibidas hace muy poco.
– Al parecer tendremos a varios hoy día.
El viejo siempre lograr tener muchos fans, pero créeme que confió en que tú también tengas varios.
Se escucha unos golpes en la puerta lo cual interrumpe mi respuesta.
Oscar se levanta y se dirige hacia ella para dejar pasar a don Rogelio.
Era un señor mayor entre los 50 años aproximadamente que venía acompañado de dos pequeños.
Uno era un niño de aproximadamente 7 años calcule y la otra una niña de 6 según lo que me entere después.
Me interese especialmente en ella, tenía el cabello negro azabache recogido en coletas y tez blanca.
No era tan alta y llevaba un vestido amarillo con mangas blancas.
-Señor Rogelio.
– saluda Oscar con un apretón de manos amable.
– Como esta, veo que bien y también sus nietos.
– voltea a donde me encontraba yo aun observando desde el portátil.
– Acércate Arturo.
– me llama con un gesto.
– Don Rogelio quiero presentarle a un nuevo miembro del club.
– nos presenta una vez llego junto a ellos.
-Mucho gusto.
– saludo con cortesía estirando el brazo.
– Mi nombre es …
-Mucho gusto.
– me dice respondiendo al apretón de manos.
– No hay necesidad de tanta presentación.
Lo conozco por sus videos.
Es usted muy famoso en este bajo mundo.
Aunque yo lo conozca como el Padre Arturo.
– Oh…Ya veo…- respondo volteando alarmado hacia Oscar.
No me esperaba eso, ya que según Oscar él había censurado todo sobre mis niñas y mi identidad en mis videos.
– Entre miembros no nos censuramos nada, Arturo.
– me responde casi leyéndome la mente.
– Descuida, Rogelio es uno de los pocos que tienen acceso a los videos sin censura.
– No tienes por qué molestarte.
– responde Rogelio al entender mi reacción.
– Ya podrás conocer mis videos cuando logres entrar al club.
Aunque hoy día quizás tengamos una función especial.
-Es parte de las normas del club.
– dice Oscar completando la explicación.
– Todo aquel que desee conocer la identidad de los productores así como el rostro de los niños o niñas deberá arriesgar también su identidad.
Es de esa forma que hemos logrado crecer.
-Ya veo.
– respondo algo sorprendido.
– De esa forma evitas que te delaten ya que sabes quienes podrían hacerlo y podrías tomar represalias.
– Exactamente.
No esperaba que mencionaras la palabra represalias, pero es asi.
Si debo hacerlo para proteger el negocio y a ustedes así es.
– contesta Oscar regresando al portátil y revisando algunos últimos detalles mientras Sem aun chequeaba el equipo así como la cama que se encontraba como escenario del video.
– Actualmente somos 7 miembros en esta ciudad, hay más en la capital y tenemos contacto con miembros de otros países del continente.
-Pero me imagino que esto no es solo para ellos.
Me imagino que debe haber un mercado mucho más atractivo.
– razono observando a los niños y sobre todo a la niña que nos observaban distraídos casi sin importarles nuestra conversación mientras se peleaban algunas estampas que seguramente les había dado su abuelo.
– Vamos a cambiarnos.
– le dice el abuelo a sus niños.
Inmediatamente salen de la sala con destino al vestuario que estaba al otro lado de la sala.
– Celia será la primera.
– le informa Don Rogelio a Oscar quien asiente en señal de aprobación.
– Como de costumbre eres muy inteligente.
-me responde cuando don Rogelio sale de la sala mientras continuaba en el portátil.
Se queda en silencio un momento mientras abre algunas ventanas en el portátil.
Me acerco unos momentos para observar lo que hacía.
– Mira esto.
Es como tú dices, no hay mejor mercado que los gringos.
No tienes idea de cuánto pagan por estos espectáculos.
Observaba como de los detalles de los giros que había recibido se observaban cuentas de origen americano.
Me quede impresionado de los montos que pagaban por este show.
Mucho más que lo que pagaba Oscar por uno de mis videos.
– Aquí hay mucha plata de por medio.
Es por eso tanta seguridad y hermetismo que te he hecho pasar y aun estas en estado de prueba.
– me dice seriamente.
– Si logras entrar te vas a pudrir en plata en unos años.
Ya lo veras.
Me había quedado mudo de la impresión ante todo esto, las cifras por espectáculo al hacer mis cálculos de cuanto le pagaban eran demasiado buenas por unas horas de “trabajo”.
-¿Cómo pueden pasar inadvertidos? ¿Y la policía?- pregunto extrañado.
-¿La policía?- se ríe Oscar.
– La policía no se entera de nada ya que todo nuestro trafico esta encriptado.
Pagamos por ello pero es un gasto necesario para proteger que nos ubiquen.
Todos estos programas nos lo implemento uno de nuestros contactos cuando vino desde su país.
No creo que sean muy conocidos ni siquiera por la policía local.
Los únicos que nos dan algún disgusto es el FBI, pero ellos solo atrapan a los que reciben la transmisión en su país.
Si bien nos han hecho perder clientes pero aún no han intentado nada en contra nuestro.
Algo más seguro de las precauciones tomadas por Oscar pude darme cuenta que todas sus medidas eran certeras.
Había hecho lo necesario por llegar a riesgo cero.
-Te he contado todo esto para que puedas creerme y tengas total confianza en el club.
– me dice Oscar con seguridad.
– Mientras seas uno de nosotros tu privacidad está garantizada.
– me dice levantándose y abrazándome del hombro en gesto de camaradería.
Llega el momento en el que salen del baño Don Rogelio y su pequeña nieta Celia.
Ambos llevaban unas batas de alcoba.
Al llegar a la cama Don Rogelio se quita la bata y hace lo mismo con su nieta quien parece acostumbrada a ello y no opone resistencia.
La imagen de esa niña menudita y que solo llevaba una faldita angelical sin braguitas hizo que se me presentara una erección.
Todo ello era muy excitante y me tenía a full.
-¿Listos?- pregunta Oscar emocionado.
El viejo Rogelio asiente mientras sube junto a su nieta a la cama.
-Muy bien, ya entramos en escena.
Estas listo, Sem?- pregunta Oscar.
Sem que llevaba una cámara cargada en sus hombros (de esas profesionales que vemos usar a los camarógrafos que acompañan a los reporteros) levanta un brazo en señal de conformidad.
Oscar levanta la voz a fin de que los escuchemos todos.
– Muy bien.
Entramos en vivo en 3, 2 ,1!.
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En una tarde gris la zona rodeada de terrenos de cultivo exhibía un silencio tranquilizador.
Fuera de la carretera, solo unos pocos metros de la espesura de árboles que pronto serian vendidos se podía apreciar con dificultad un auto escondido entre ellos.
– Ahh! Mmmm!!! Ahhh!!! – se escuchaba gemir a una nena de 6 añitos (casi siete) sometida a cuatro patas sobre el asiento trasero.
Sus trencitas bamboleaban al ritmo de la cogida.
Desnuda con sus prendas esparcidas por todo el auto solo se dejaba llevar.
Sabía que su deber como una niña cristiana era ello.
– Uffff!!! Ohhh!!!! Joder!!!!- sobre ella, un adulto desnudo bufaba con la lengua afuera sin ningún control.
No le importaba mostrarse como lo que era en ese momento, un macho que gozaba de su hembra y solo la dejaría ir cuando la bestia dentro suyo se calmara.
Le importaba un bledo si su hembra era una niña de 6 añitos quien debía soportar su ímpetu animal.
Sin embargo ella no era una niña cualquiera, a su corta edad ya aguantaba las cogidas que le daba.
Y vaya que se las daba muy seguido.
– Ahhhhhh!!!! Auuuuu!!! Ahhhhh!!!! – aguanta Katy a su Padre Arturo que acelera la cogida sobre ella.
Se escucha el impacto sobre sus nalguitas resonar de fondo.
Ella sabía que debía pararlas bien para goce de su penetrador.
– Así.
!!! Ohhhh!!- deliraba mientras agachaba la cabecita de Katy sobre el asiento.
Sentía como de esa forma su culito amortiguaba más mis embates hacia ella produciendo ese placer inimaginable de coger una niña de su edad.
– Que culoncita….
!! Joder!!
– Auuuu.
!!! Ahhhh.
!!!!! Ahhhh!!!!! – gemía Katy aguantando lo más que podía mi peso sobre su cuerpito.
En un arranque de lujuria me abalanzo sobre ella para sentir mi pecho con vellos sobre su espaldita lampiña mientras continuamos cogiendo.
– Padre….
!!
-Ohhh!!! Uffff.
Que culito tienes.
Katy.
Joder.
!!- deliraba colocando con esfuerzo mi cabeza a su costado mientras seguía empujando con furia.
– ¿Pa.
dre?.
Ahhhh!!!! – pregunta la niña mirándome como la observo con lujuria en mis ojos.
– Ouuuuhh!!!- gimo sintiendo su vaginita apretarme la verga.
Aumento mis movimientos y en uno de mis empujes debido a la velocidad termino sacando mi miembro de su agujerito.
-Mierda…Colócate bien, Katy! – me quejo mientras intento introducir nuevamente mi miembro en su rajita.
No me gustaba ser muy rudo con Katy pero no deseaba que nada interrumpiera la tremenda culeada que le daba a esa niña.
– Si, Padre…AHHH!!!- gime al sentirme nuevamente empujando mi verga en su interior con rudeza.
Pese a todo ello una vez se adaptaba al ritmo del coito hacia el esfuerzo por mostrarme una sonrisa.
De aquí a un tiempo le había cogido gusto a “sacar la bendición” del Padre Arturo, a pesar que al principio sentía que el la lastimaba poco a poco fue entendiendo que una niña de su edad se debe a Dios.
Que su voluntad es absoluta y el Padre Arturo solo quería lo mejor para ella.
– Ohhhh!!! Ouuuuhh.
Mier.
!!!- finalizo eyaculando adentro de Katy.
Empujaba esas nalguitas con fuerza a fin de dejar toda mi corrida dentro de esa niña.
– Mmmm!!! Ahhhh!! Mmmm!!!- gemía Katy al sentir cada chorro ingresando en lo más profundo de ella.
Ya al sentir mi verga sin fuerzas la retiro de esa niña sin dejar antes de darle una nalgadita para indicarle que habíamos acabado a lo cual Katy se deja echar boca abajo sobre el asiento.
– Ay Katy.
No hay duda que eres buena “sacándome la bendición” Ahhh….
– digo mientras limpiaba mi verga en sus nalguitas.
– Gracias Padre.
-contesta Katy volteando y observando como aun restriego mi verga en sus posaderas.
– No puedo creer que una niña como tu tenga unas nalguitas así…Joder…- digo aun con restos del orgasmo en mi.
– Debes sentirte muy orgullosa Katy.
Orgullosa de usarlas para sacarme la bendición.
-Sí, Padre.
Me siento muy feliz de ayudarle “sacando la bendición”.
– expresa Katy mostrándome una sonrisa angelical que contrastaba con el morbo de la situación actual.
Luego de limpiarnos y volver a vestirnos llevo al auto fuera del terreno y lo enrumbo dentro de la carretera.
Ya en ella conduzco con destino hacia su casa ya que los tiempos se nos hacían muy cortos para llegar hacia su casa.
Mientras en el camino ella iba disfrutando de los dulces que le había prometido al salir del coro y claro después de “sacarme la bendición” yo por mi parte iba alistándome para intentar lo que había decidido hace dos días.
– ¿Están muy ricos, no?- pregunto observándola.
Hoy Katy iba con un vestido rojo zapatitos negros, medias blancas y su cabello castaño en trencitas.
– SI, Padre.
– responde Katy.
– Mi mami no quiere que coma porque dice que son malos.
– responde ella aprovechando para probar otro.
– Y tu mami tiene razón, pero de vez en cuando no hace daño.
Además hoy es una ocasión especial ya que no hemos podido agradar a Dios hasta hoy día.
– respondo aun con mi mano en el volante.
-¿Por qué no pudo venir estos días, Padre?- pregunto Katy curiosa.
-He estado muy ocupado, Katy.
– respondo aun con la mirada en el camino.
– He tenido que reunirme con el Padre Eugenio y otros sacerdotes para tratar asuntos importantes.
– respondo con esa voz que uno busca dárselas de importante.
Katy guarda silencio aparentemente respetando estas palabras, sin embargo deseaba que aun continuara preguntando por lo cual decidí agregar:- He estado conversando muchas cosas con ellos, sobre todo sobre ti, Katy.
-¿Sobre qué, Padre?- pregunta Katy volteando y quitando un momento su atención de la caja de dulces.
– Pues veras, Katy.
– empiezo al mismo tiempo que llegamos a un cruce con semáforo en rojo.
Volteo mi mirada hacia esa niña.
– ¿Tu eres una niña devota, no?
– Si, Padre.
– responde Katy.
– Pues como tu hay muchas niñas en otros lugares que desean ser tan devotas.
– le digo con gran gesto de halago a lo cual Katy se enorgullece.
– Sin embargo ellas no saben cómo lograrlo.
¿Te acuerdas que al principio tuvimos dificultades y no estabas convencida de tu deber?
– Si, Padre.
– responde Katy algo avergonzada.
Al parecer no le gustaba recordar esos tiempos ya que ahora estaba completamente feliz con su posición de niña devota.
-Pues no todas las niñas tienen esa suerte.
– le explico.
– Algunas a tu edad no saben qué hacer y se asustan mucho.
Es por ello que necesitamos una niña ejemplo para ellas.
– le explico haciendo gestos elocuentes a fin de obtener su plena atención.
Katy aun me observaba queriendo saber más de mis palabras.
– El Padre Eugenio propuso que sean Anita y el quienes lo hagan…
Katy que esperaba expectante pensando que me referiría a ella cambio su mirada por resignación.
A su edad los niños y niñas buscan siempre competir por ser los mejores, si logran tener la oportunidad de destacar en algo no dudan en hacerlo y llegar muy lejos.
-…pero yo le dije que no estaba de acuerdo.
Que ella ya tiene casi nueve años.
– continuo al mismo tiempo que el semáforo por fin cambio a verde, sin embargo no habían autos atrás mío por lo cual decidí no avanzar y esperar.
Katy levanto la mirada ante mis últimas palabras.
– Yo le dije que las niñas se impresionarían más si vieran a una niña de su misma edad hacer ese trabajo tan necesario para Diosito.
¿No te parece?
– Si, Padre.
– responde Katy emocionada.
– Yo puedo.
Yo puedo hacerlo.
– Estaba seguro que querrías.
– respondo efusivamente.
Acaricio su cabecita en gesto cariñoso.
– No me equivoque al elegirte para ello, Katy.
– El semáforo volvió a cambiar a rojo.
– ¿Y de que se trata, Padre?- pregunta Katy.
– Pues veras, para que las niñas de tu edad crean que “sacar la bendición” es algo bueno deben ver a una niña de tu edad hacerlo frente a ellas.
– le explico mientras Katy atenta no se pierde una palabra.
– Pero no podemos ir a todos los lugares donde se encuentran esas niñas.
Oh no, perderías tus clases así como sería muy sospechoso para tus papitos.
No olvides que ellos no pueden saber nada de esto.
Seria exponerlos a la ira de Diosito.
Recuérdalo.
– Entonces…- expresa Katy algo confusa.
– Pues lo que debemos hacer es lograr que ellas te vean sin necesidad que estés con ellas.
– expreso con gesto serio.
Katy aun no comprendía al parecer por la expresión de su rostro.
– Por lo tanto debemos grabarnos para que ellas puedan verte, como si fuera un programa de la TV.
– ¿Por TV?- pregunta Katy extrañada.
– Es un canal religioso.
Como de esos que viste en la sala de la parroquia, ¿te acuerdas?- pregunto.
-Sí, si, si.
– contesta entusiasmada.
– Mi TV no tiene ese canal.
– responde algo triste.
– Es un canal religioso que solo sale en las parroquias.
-respondo.
Esto era en parte cierto, ya que a lo que me refería era un canal de pago que el Padre había pedido para que los chicos de la parroquia pudieran observar ya que tenían algunos buenos programas.
– Así las niñas en sus parroquias podrán verte desde ahí ¿Serás muy famosa entre ellas, no te parece genial?
– Si, Padre!.
– contesta Katy contenta.
– Muy bien.
– respondo feliz, regreso al camino y emprendo otra vez el camino hacia su casa.
– Ahora solo debes esperar que coordine todo con el Padre Eugenio.
No olvides no mencionar esto a nadie, es un secreto, recuérdalo.
– expreso haciendo el gesto de silencio con una mano.
– Si todo sale bien es posible que te lleve uno de estos días, debes estar preparada.
– termino de añadir al mismo tiempo que lo digo con una voz seria para darle a entender que se trataba de algo muy importante.
– Lo estaré, Padre.
– contesta Katy entusiasta.
Se le veía muy tierna aceptando que la grabe sin saber que usaría esto para otros fines.
Ya casi habíamos llegado a su casa, cuando doy vuelta en la siguiente esquina podemos divisar de lejos a su madre que siempre la esperaba a las afueras de su casa ya que hacia sus labores diarias.
Una vez deje a Katy con su mama dispuse regresar hacia mi departamento ya que tenía otros asuntos que tratar.
Al llegar a este y luego de tomar una bebida del refrigerador decido tomar mi móvil y llamar a Oscar.
No tarda mucho en contestar
– Arturo? Como estas, esperaba tu llamada un poco más tarde.
– se escucha.
– Pues no me ha tardado mucho, así que ya tengo lista quien será la primera.
– respondo mientras tomaba asiento y encendía la TV.
-¡Magnifico! Sabía que lo lograrías.
– contesta mientras se le escucha moverse.
– Mira, aquí tengo listo… si, aquí esta… tengo disponible el primer jueves de diciembre… ¿Qué te parece?
– Perfecto.
Si cae un jueves no tendré problemas.
¿Sera el mismo lugar?-pregunto.
-No necesariamente.
Déjamelo eso a mí.
Tengo otro lugar que quizás utilicemos… No es necesario que te preocupes por eso.
Ahora lo que debo hacer es hablar con mis contactos y “promocionar” este show en vivo.
Apuesto a que estarán encantados con la idea.
– responde muy seguro.
– Bien.
Yo me conformo con que todo sea muy seguro y por supuesto me pagues lo que dijiste.
– respondo mientras tomaba un sorbo de mi bebida esperando su respuesta.
– Me agrada hacer negocios contigo Arturo.
Tienes mucho futuro en esto.
– responde mientras se escucha que la señal empieza a perderse.
– Bueno te dejo… ya tendrás noticias mías.
Hasta pronto.
– cuelga Oscar al mismo tiempo que ya el ruido se hacía molesto.
De nuevo solo en mi departamento y con el único ruido de la TV acompañándome me dejo caer en el sofá aun pensando en cómo iría todo.
Basado en todo lo que me había contado Oscar no podía dejar de pensar que el asunto era muy seguro a pesar de mis grandes dudas al comienzo.
Es más, mi conversación con don Rogelio me había dado mucha confianza sobre como operaba Oscar respecto a su seguridad.
Escuchar todo ello de un veterano en esto como don Rogelio quien había hecho esto con todos los nietos que había tenido me llenaba de su seguridad en este negocio.
Lo único que quizás me preocupaba era Katy.
Había decidido a ella ya que a diferencia de Anita era a quien sus padres abiertamente confiaban para dejarme a solas con ella, cosa que no lograba con Anita que a pesar de todos estos años de conocer a ella y sus padres no se daban las circunstancias necesarias para esto.
Sin embargo me preocupaba la reacción que tendría Katy al ver a otras personas ya que siempre lo que hacíamos era sin presencia de otras personas.
Faltaba poco para la fecha que había dado Oscar, poco tiempo para la hora la verdad.
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Era domingo y como cualquier otro me la pase en la parroquia, primero en la misa apoyando en la organización de cada una de las partes de la ceremonia así como también en la eucaristía donde personalmente me encargaba de dar la ostia junto al Padre Eugenio a los demás feligreses.
Así como también lo hice con Anita quien muy devota se acercó a mi columna de feligreses que esperaban la eucaristía semanal.
Luego de la misa me encontraba ayudando al Padre Eugenio ya que muchos feligreses se le acercaban (cosa que siempre sucede) a pedir su bendición y por lo tanto debía hacer lo posible por servirle de apoyo.
Algunos miembros de la parroquia seguramente no estaban de acuerdo con esto ya que ellos sabían no era sacerdote, pero debido al gran apoyo y confianza que me tenía el Padre Eugenio casi nunca escuche de estas quejas ni que aclararan el malentendido.
– Arturo, he escuchado que te has encargado personalmente de la recaudación de fondos para la fiesta de navidad de los niños del orfanato ¿Es cierto?- pregunta mientras caminábamos hacia su oficina.
-Así es, Padre.
Pensé que sería una buena forma de compartir con ellos el espíritu de las fiestas que se avecinan.
– respondo siguiéndole el paso.
– Ya trabaje ahí en dos ocasiones así que me parece una buena forma de retribuir al orfanato.
-Me alegra escuchar ello, Arturo.
– responde el Padre Eugenio.
– Sé qué harás un buen trabajo.
– He logrado comprometer a varias personas para esta causa así como muchas donaciones.
Me parece que podremos hacer que sea mucho que lo que fue la última vez.
– respondo satisfecho.
– Eso espero.
– contesta satisfecho también el Padre Eugenio.
– Con permiso, Arturo.
– se despide el Padre ingresando a su oficina mientras yo continuo mi camino por el pasillo de la parroquia.
Paso por entre las habitaciones hasta llegar a la última que hasta hace un tiempo era mi habitación.
Hoy simplemente servía como una habitación para invitados o misioneros especiales, y ya que casi no había por el momento la solía usar para lo que yo deseaba.
Aún conservaba la llave y no dude en ingresar.
Dejo mi bolsa sobre la cama no sin antes tomar un folder que tenía y me siento en la silla que daba junto a una mesa pequeña.
Debía terminar de llenar unas formas de pedidos hacia otras instituciones para recibir su apoyo en las actividades de la parroquia.
Me encontraba algo cansado ya que ayer me había desvelado estudiando y debí despertarme temprano para llegar puntual a los preparativos de la misa.
Lentamente sentía como el sueño me iba ganando, no era yo mismo me sentía perder fuerzas a cada palabra que escribía hasta que finalmente no pude más y termine perdiendo conciencia de lo que pasaba.
[…Iba corriendo entre los arboles… poco a poco me adentraba en la espesura de un bosque.
Sin saber porque, continuaba huyendo instintivamente mientras procuraba no chocar con ellos.
No recuerdo porque pero no sentía ganas de voltear, solamente deseaba alejarme lo más rápido posible.
Nunca he sido muy rápido corriendo pero tampoco sentía cansancio al correr lo cual me animaba a seguir.
Sin embargo decidí intentar voltear para mirar quien era mi perseguidor pero no llegue a girar toda mi cabeza.
Me quede observando una especie de silueta que corría al lado mío.
No se trataba de un adulto, era un niño.
Un niño cuyo rostro se me hizo familiar, lo reconocí cuando lo vi (aunque luego no pude acordarme quien era) poco a poco iba alcanzándolo ya que naturalmente yo iba más rápido.
Notaba en su rostro miedo y desesperación que me conmovieron, no podía abandonarlo por lo cual decidí aminorar mi velocidad.
La desesperación en su rostro me hacía prever que no podría, que no faltaba mucho para que tropezara por el pánico en su trote descoordinado.
Baje mi velocidad para poder correr a su lado sin rebasarlo.
Estire mi brazo y tome su mano antes de llegar a pasarlo.
No se inmuto por un segundo y solo se dejó llevar mientras tiraba de el hacia adelante.
Sin embargo esto hizo que disminuyera nuestra velocidad y no podía coordinar bien nuestros pasos.
Poco a poco iba perdiendo coordinación hasta que lo sentí.
Escuchaba una voz a los lejos que solo me quito concentración.
Ese extraño presentimiento de que todo va a ir mal se apodero de mí.
La voz se hizo más fuerte y no dejaba de atormentarme.
Solté su mano y en una curva termine tropezando y desparramado contra el suelo…]
– Padre!! – escucho la voz de una niña llamándome y despierto de golpe.
-Que!! … que….
Oh…-digo despertándome al mismo tiempo que vuelvo en mí.
Volteo un instante para observar quien me había despertado para encontrarme con el rostro de Anita.
-Lo siento, Padre.
– se disculpa ella educadamente.
– Pero la escuela dominical ya acabo.
– ¿Si? ¿Cuánto ha pasado?.
– digo observando el reloj de la habitación.
Exactamente, hace media hora había acabado todo y ya no debería haber nadie en la parroquia.
Aun sentía el peso de la última parte de mi sueño en mi mente.
Todo aquello era muy extraño y me tenía pensativo y curioso por saber que significaba, si estuviera en mi casa se lo hubiera preguntado a mi madre que era muy hábil interpretando los sueños de los demás.
Sin embargo decidí volver en mí y concentrarme en la niña que había ingresado a mi habitación.
– Ya veo.
No te preocupes Anita.
Estaba reflexionando y me perdí en el trance.
He estado muy ocupado esta semana.
– respondo recuperando un poco la presencia que debía mostrar frente a esa niña quien siempre me miraba con respeto.
Vuelvo a observarla detenidamente.
, ahora llevaba un vestidito corto color rosa pálido con adornos de flores zapatitos negros y medias cortas blancas, si saltaba usando ese vestido dejaría expuestas sus preciosas caderitas que ya a sus casi 9 años se hacían más turgentes y deseables.
Su hermoso cabello color castaño sobre sus hombros y adornado con un listón rosa terminaban de darle aquella imagen de niña tierna y educada que me atraía.
Su rosario en el cuello completaba la imagen de niña “Santa” que tanto le gustaba mostrar.
Tan hermosa como siempre no le había quitado la vista de encima durante la misa cada vez que podía sin levantar sospechas de los demás.
Sentía como poco a poco esa niña despertaba en mí esa excitación común que nos da a los hombres al despertar.
– Hoy estas muy hermosa, Anita.
– le digo acercándome a ella y acariciando su sedoso cabello castaño.
Anita sonríe contenta de recibir mis elogios.
– Veo que le has pedido a tu mami que te ponga muy linda para “agradar a Dios”.
¿No es así?- le digo cariñosamente.
-Sí, Padre.
– contesta Anita orgullosa.
– Sé que a usted y a Diosito le gustan las niñas bonitas.
– ¡Anita! Ven aquí.
– le digo sin poder contenerme ante su inocencia.
Anita obedece y también sin contenerse más me abraza efusivamente mientras correspondo a su gesto acariciando su espaldita.
– Hueles muy bien, Anita.
Se nota que estas lista para cumplir tus “deberes religiosos”.
-Sí, Padre.
– asiente Anita levantando la vista hacia mi.
– Usted sabe que siempre estoy dispuesta a "agradar" a nuestro Señor.
-Pues bien, el día de hoy tengo algo muy especial para nuestras alabanzas.
– le digo con voz alegre.
Me aparto un momento pero tomando sus manitas.
-¿Si? ¿Qué es? Padre.
Dígame.
– implora Anita con saltitos inocentes aun agarrada de mis manos.
Me aparto un momento hasta llegar a donde se encontraba mi bolsa grande que había traído conmigo de donde saqué aquel babydoll blanco que había llevado al campamento para Anita.
-Eso es…- empieza Anita moviendo sus manitas emocionada.
-Así es… es tu vestido de niña Santa.
– respondo con efusividad.
– Lo he traído para que lo uses hoy.
-Gracias, Padre.
– corresponde Anita volviendo a abrazarme efusivamente mientras con un brazo sostenía el colgador que traía el babydoll, con la otra mano comenzaba a acariciar su espaldita en gesto cariñoso.
-No hay porque Anita, sé que deseabas volver a utilizarlo y es por eso que lo he traído por hoy.
– respondo al mismo tiempo que comienzo a bajar poco a poco mis caricias de su espaldita.
– Usted siempre es tan considerado conmigo, Padre.
– responde Anita inocentemente.
– Es porque sé que no eres una niña común y corriente, Anita.
Tu eres una niña Santa.
– digo con gesto de importancia.
Anita no dejaba de sonreír contenta por tantos elogios que la llenaban de orgullo en su mente infantil.
– ¿Y a propósito de eso, porque no te cambias? Ya va siendo hora de que comencemos con “nuestra alabanza”.
¿No lo crees?- pregunto al mismo tiempo que acaricio sus nalguitas bien paraditas con evidente deseo.
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-AHHHHHH!!!!AHHHH!!! PADRE!!!- grita Anita sintiendo como empujaba mi verga en su anito completamente dilatado, con total impaciencia la penetraba deseando hacerme uno con ella.
-UFF!!! OHH!!! UFFF!! -balbuceaba poseído nuevamente por esa bestia que me reclamaba penetrar una niña.
Una niña nalgoncita como Anita que resistía mis empujes valientemente.
– JODER!!! ANITA!!!
-AHHH!!! AHH!!! ALABADO… SEA DIOS!!ALABADO SEA DIOS, PADRE!!- grita Anita feliz de “agradar” a Dios como siempre.
Desnuda sobre la cama con nuestras prendas esparcidas producto de mi impaciencia por gozarla.
Solo llevaba su “vestido de niña Santa” que lo único para lo que servía era para satisfacer mi fetiche.
Embargado de placer me acerco para poder hablarle mientras cogemos desenfrenadamente.
-TOMA!!! TOMA!!! OHH!!! TOMA MI CULONCITA!!! UFF!!!- bufo al oído de Anita totalmente extasiado.
– JODER!!! QUE NALGUITAS TIENES!!!- le balbuceaba mientras la sometía de costado ambos sobre la cama.
Ella solo se dejaba someter ya acostumbrada a resistir tremendas cogidas.
– AHH!!!! AHHH!!! PADRE!!! – voltea Anita a observarme mientras trata de esbozar una sonrisa indicándome que le gustaba aquel trato que le daba.
Al parecer disfrutaba bastante ser dominada de esa forma por su sacerdote favorito.
-Anita! ANITA!!! OH!!! JODER!!- balbuceaba completamente cegado por el placer de satisfacer mi libido con esa tierna criatura de casi nueve años a quien había convertido en mi desahogo sexual.
-PADRE!!! PADRE!!!AHHH!!! BENDITO SEA!!!- gemía Anita también poseída de placer.
Era un verdadero espectáculo ver como a su edad disfrutaba de los placeres sexuales negados por la sociedad para ella.
No solo yo me había hecho adicto a ella, Anita sabía lo que me atraía de ella y buscaba mi contacto no solo en la parroquia sino en el colegio parroquial.
Al igual que otros niños que siempre desean ayudar y colaboraban en algunas tareas apropiadas para su edad, más que solo eso ella buscaba siempre signos de aprobación de mi parte.
-Uff!! UFF!!! JODER!!!- me quejo debido a que por la velocidad me había salido de ella.
Rápidamente queriendo variar de posición volteo a Anita en posición de misionero.
– Ahora….
– coloco mi miembro esta vez en su vaginita.
– Listo… Ufff….
-digo al mismo tiempo que comienzo a empujar nuevamente en su interior.
– OHHH….
Anita…
-Padre….
Ahhhh….
Ahhh….
Padre….
Gracias….
Ahhh… gracias por elegirme….
Para agradar a Dios… AHHH!!!- gime Anita primero suavemente para luego elevar la voz debido al aumento de la intensidad de la cogida que le daba al escuchar sus tiernas palabras que me ponían a tope.
-Anita…Uff….
Diosito te eligió… para esta noble tarea….
UFF!!!- respondo aun empujando mientras observo frente mío a esa niña disfrutar de la pasión que emanaban nuestros cuerpos.
– Doy gracias….
OHHH!! Doy gracias a DIOS!.
Por reunirnos en tan noble labor….
OHHH!!!- me quejo mientras empujo en su vaginita.
– OHHH!!! DEMOS GRACIAS… JUNTOS AL SEÑOR!!- exclamo delirante mientras no dejaba de someter a esa tierna niña.
– ALABADO SEA DIOS!!! AHHHH!!!!- grita Anita con los ojos cerrados de placer y una gran sonrisa al pronunciar su alabanza.
No me importaba nada más, solo deseaba seguir gozando eternamente de esa tierna e inocente niña que se mostraba tal como era sin ocultarme nada.
-UFFF!!!!ANITA!!! –digo al mismo tiempo que debido a la rudeza de nuestros movimientos vuelvo a salirme de ella.
Sin embargo aprovecho esto nuevamente para cambiarla de posición y colocarla a cuatro patas levantando bien sus turgentes caderitas dejándome una vista de ensueño frente a mí.
– Padre…- implora Anita levantando ella misma sus nalguitas deseosa al parecer de continuar con la “alabanza”.
Esa niña que siempre se mostraba tan inocente frente a los demás tenía un lado reservado solo para su Padre Arturo.
Un lado sexual que me mostraba en su máxima expresión e imploraba de mi verga para satisfacer su libido a tan tierna edad.
Ella sabía cuánto me gustaba que fuera tan culoncita, motivo por el cual siempre que no había nadie cerca en su colegio gustaba de sentarse juguetonamente en mi regazo.
O quizás lo veía así dentro de mi mente, sea cual fuera el caso terminaba dejándome la verga como si fuera de hierro.
-Anita!- digo extasiado tomándola de su cinturita y empujando poco a poco con ritmo más frenético.
-ANITA!!! JODER!!!OHH!!!
-Padre! PADRE!!! AHH!!! AHH!!!- gime Anita arañando las sabanas para soportar como taladraba su vaginita con mis embates cada vez más veloces e impacientes.
Me sentía que pronto llegaría a mi límite pero no me importaba, lo único que sabía en mi mente era que deseaba dejarle toda mi esperma dentro de esa niña culoncita que voluntariamente se entregaba a mí en cuerpo y alma.
-TOMA TOMA!!! TOMA MI ANITA!!! JODER!!! OHHH!!! OHHH!!! TOMA MI CULONCITA!!! UFFF!!!-bufaba delirando de placer empujando esas nalguitas que tanto me enloquecían.
-PADRE!!! AHHH!! PADRE!!! AHHH!!!! ALABA….
DIOS!!!! AHHH!!-gime Anita gozando también de nuestro acto tan sagrado de “agradar a Dios”.
Al verla así ya sin ningún escrúpulo de por medio deseaba seguir diciéndole más cosas.
-TOMALO!!! TOMALO CULONCITA!!!JODER!!!.
OHHH!!! RECIBELO!! RECIBELO POR SER TAN CULONCITA!!!-deliro sintiendo como pronto la inundaría por dentro.
– TOMALOOOOO!!! OOOOHHHH!!!!.
JODER!!!.
Oh…- balbuceo eyaculando mi semen dentro de esa niña culoncita.
-AHHH!!!!! AHHH!!! PADRE!!! AAAAAAAHHHHH!!!.
ahhhh….
ahhh…-gime Anita recibiendo mi venida estoicamente parando sus nalguitas a fin de recibir mis últimos embates hacia ella.
Cansados por esa última alabanza nos dejamos caer sobre la cama aguardando recobrar energías para continuar con la siguiente tanda.
Aún era temprano y había tiempo para más.
————————————
Me encontraba manejando por la carretera junto a Katy sentada en el asiento de co-piloto.
Era un jueves y como de costumbre debía llevarla al ensayo del coro sin embargo nuestro destino era otro.
Conducía en silencio mientras dentro de mí solo reinaba la incertidumbre.
De cuando en cuando volteaba mi vista para observar a esa niña con trenzas que me devolvía una sonrisa tímida cuando la observaba.
Al fin había decidido que ese día llevaría a Katy a grabar para el show que daba Oscar.
Desde la mañana durante el trabajo estuve algo distraído solo me dedique a pensar en cómo sería este día y como influiría en Katy.
Si todo salía mal podría traerme problemas muy graves, ahora no dependía de mí sino como reaccionaria Katy a esto.
Sin embargo como dije antes y me he dicho tantas veces en la vida, si no haces algo no pasara nada, de nada sirve quedarte esperando siempre que todo sea perfecto para actuar, hay que tomar riesgos a fin de mejorar y en este caso a fin de poder llevar mi gusto por las niñas a otro nivel.
Me sentía algo cohibido no puedo negarlo, esto era muy diferente de todos los videos editados que Oscar preparaba con el material que le daba.
Aquí no habría lugar para censurarme ni a Katy por lo cual sentía una ligera dosis de vértigo recorriendo mi cuerpo.
Pero ya estaba hecho, lo había decidido, hoy sería el día que cumpliría lo prometido y llevaría a Katy mostrándola a todos aquellos que nos observaran en la grabación.
-¿Estas nerviosa, Katy?-pregunto mirándola.
– Un poco, Padre.
– responde ella sincera e inocente con sus manitas agarradas.
– No tienes por qué estarlo.
– digo tratando de infundirle la seguridad que en esos momentos me escaseaba sin embargo sino me mostraba totalmente decidido eso podría influenciar en Katy.
Para los niños o niñas los adultos que admiran y respetan son un ejemplo y sabía que si me dejaba llevar por el nerviosismo terminaría afectándole.
A algunos les parecerá un tema menor todo lo que les cuento de mis nervios y que ya he hecho cosas más graves como para irme asustando por algo así pero les digo que solo entenderían si se encontraran en mis zapatos.
– Vas a ser una niña ejemplo para las demás, Katy.
Debes estar muy orgullosa de ello.
-Lo sé, Padre.
– responde procurando mostrarse más tranquila.
-Además que como ya te dije, yo voy a estar a tu lado, mientras me obedezcas nada va a salir mal.
¿De acuerdo?- pregunto.
-Sí, Padre.
– responde Katy más contenta.
Pasaron unos minutos y no tardamos en llegar hasta el lugar acordado junto a Oscar.
No paso mucho hasta que luego de bajar del auto nos encontráramos frente a la puerta de la casa.
Con un nudo en la garganta procedo a tocar.
-Bienvenido, Padre Arturo.
– me saluda Oscar apenas transcurro el umbral de la puerta.
Andaba vestido con una sotana que se había conseguido para la ocasión.
– Pase usted, pase.
– continúa su saludo con una reverencia.
-¿Está todo listo?- pregunto intentando que saliera de mi voz la autoridad que debía imponer.
Volteo re reojo a observar a Katy quien iba tomada de mi mano y logro observarla aun dudosa pero observando a Oscar quien hacia todo lo posible para continuar con la farsa.
– Por supuesto, esta todo conforme lo pidió.
– responde aun haciendo la reverencia.
– Lo hemos preparado todo, ¿no es así Julio?- pregunta dirigiéndose a Sem quien iba también con una sotana y se limitaba a seguir las ordenes de Oscar.
– Pueden pasar a cambiarse, empezaremos en cuanto salgan del vestuario conforme usted lo ha establecido.
– termina con una última reverencia.
Todo esto lo había hablado con ellos, a fin de no darle sospechas a Katy sobre esto decidimos que ellos también actuarían como si fueran de la Iglesia.
-Muy bien.
– respondo y esta vez volteo hacia Katy.
– Ven Katy, sígueme por aquí.
– le digo al mismo tiempo que llevo a esa niña de casi siete añitos a través de la habitación e ingreso por la puerta del vestuario.
Katy no osa desobedecer y se deja llevar mientras observa como habíamos decorado toda la habitación así como la cama matrimonial que había en medio y se encontraba enfocada por las cámaras.
Una vez adentro del vestuario dispongo a desabrocharme la camisa mientras Katy hace lo mismo con la suya.
Hoy llevaba una camisa blanca y una faldita celeste que no tardo en caer sobre el suelo dejándome admirar sus braguitas.
Ya sentía mi verga molestarme en mis bóxer al observarla semidesnuda.
Katy se quedó ahí esperando mientras solo iba con braguitas observándome con esa mirada inocente que tanto me enloquece.
Fue entonces que de uno de los colgadores saco el traje que estaba designado para ella.
-Vas a quitarte tus braguitas y dejarlas aquí junto al resto de tu ropa.
– le digo señalando una silla.
– En cambio voy a ayudar a vestirte con el traje que usaras hoy.
-Sí, Padre.
– responde sumisamente Katy.
Comienzo a vestir a esa niña con un babydoll rojo, unas largas medias blancas de rejilla y unas braguitas rojas muy cortas.
Toda la lencería para niñas era cortesía de Oscar que quien sabe de dónde lograba sacar todo ello.
-Muy bien… Listo.
– digo al mismo tiempo que terminaba de vestir a Katy.
Tomo una bata de terciopelo que estaba en otro colgador para terminar de cubrirla con ella y amarro el listón del centro.
Ya estaba totalmente lista para salir al “escenario”.
– Ya estamos preparados, Katy.
– le digo también llevando una bata para cubrir mi desnudez.
Me arrodillo para dirigirme a ella.
– Hoy es un gran día, Katy.
Vas a actuar no para todo el colegio parroquial sino para todas las niñas de las iglesias que podrán verte “sacando la bendición”.
– Si, Padre.
– responde Katy sonriendo impaciente.
– A pesar de que haya cámaras una niña como tú no debe ponerse nerviosa, acuérdate que en tus actuaciones del colegio también había un camarógrafo que les sacaba fotos a todos, igual aquí no tienes que ponerte nerviosa, solo actúa normal.
Como siempre servimos al Señor.
– digo esto elevando un poco la voz con total misticismo a fin de hacerle llegar mis palabras.
– Lo hare, Padre.
-responde Katy muy devota.
– Por Nuestro Señor y por usted.
– Sé que vas a esforzarte.
-le digo acariciando su cabello cariñosamente y besando su frente.
– Salgamos.
– la tomo de la brazo y salgo junto a ella hacia la sala principal.
Ahí nos esperan Oscar y Sem completamente listos, cada uno en sus posiciones.
Oscar sentado frente al portátil parecía recibiendo solicitudes y ultimando detalles.
Sem se veía controlando la posición de cada cámara que poseía así como su enfoque.
-¡Diacono José!- llamo al momento de salir junto a Katy.
La llevo hasta la cama justo al frente de la primera cámara que comenzaría la grabación.
-Muy bien! Entramos en vivo en 3…2…1…ACCION!!!
……………………………
Hasta aquí llega Confesiones del Padre Arturo: Ángeles parte 3.
Aun me encuentro con ganas de contarles con detalles como fue nuestra primera grabación junto a Katy, como fuimos presentados a nuestros espectadores virtuales, que tipo de peticiones y saludos en vivo recibimos, así como otras cosas más, pero eso… eso será motivo de otro relato.
Hasta entonces.
PD: El siguiente relato será Confesiones del Padre Arturo: “Ángeles” parte 4.
Esta demás decir que si hubiera un ligero retraso en la publicación de un relato será por motivos de mis labores diarias.
PD2 (para SST): Agradeceré valoren este relato y estoy dispuesto a resolver cualquier duda o pregunta que tengan, siempre con respeto.
Puedo demorar en contestaros pero lo hare.
Ahora sí, hasta entonces.
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