Confesiones del Padre Arturo: Colegio Parroquial 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo2.
No ha pasado mucho desde esa ultima vez en la cual logre que Romina me hiciera un striptease delante de su portatil, fueron pasando los dias y siempre al final de cada noche le decia que no faltaba mucho para que pudieramos vernos y "jugar" juntos. Ganas no me faltaba pero aun no lograba planear algo solido que me inspirara confianza, pero sabia que no debia demorar ya que ella podria decepcionarse y no querer hablar conmigo. Para no arruinar su fantasia comence a mandarle mensajes de voz, obviamente alterando mi voz con uno de esos programas moduladores para que sonara chillona como un personaje de caricatura. Eso le gusto mucho e incremento su confianza en mi.
Estaba en su habitacion con un vestidito precioso y fue increible ver como se lo iba quitando al ritmo de la musica hasta quedar en braguitas. Ya desnudita se empezaba a tocar sus pequeños pechitos aun sin formar enseñandoselos a la pantalla, y poco a poco se bajaba esas braguitas que cubrian la puerta al Eden… Por encima de todo deseaba a esa niña y sabia que no iba a ser una tarea facil, pero no imposible…
………………………….
Con el paso de las semanas en mi nuevo empleo comenzaba a ganarme la confianza del resto del personal, tanto maestras como del conserje del lugar. Debido a eso me resultaba mas facil transitar por mis nuevos dominios sin ser molestado tanto en horas de clase como en la tarde. Entablando amistades con los niños y niñas, amistades saludables y nada sospechosas, algunas niñas y niños sabian apreciar mi compañia y yo la de ellos.
Me sentia como un gordo en una dulceria por la variedad de niñas que rondaba el lugar, el colegio no era tan numeroso pero tampoco pequeño, poco a poco fui seleccionando niñas objetivo para mis "propositos". Sabia que disponia ya de niñas como Anita, Sofi y Mery a quienes valoraba mucho pero pasado un tiempo a uno le empieza a entrar ese deseo de volver a experimentar una "nueva empresa", sentir otra vez ese vertigo de que todo puede salir mal, pero tambien pensar en la gran recompensa que puede haber. Ese sentimiento de ir de "caceria" tan propio de nosotros los seres humanos que muchos lo reprimen por el miedo a las consecuencias, la vida es una sola y hay que vivirla.
En base a eso fui haciendo una lista mental de las niñas a las cuales tenia como "objetivo", seleccionadas de acuerdo a mis gustos personales, sin embargo aun no tenia todo lo necesario, me di cuenta de los riesgos tan grandes que antes habia tomado y decidi que aun habiendo acumulado tanta experiencia tener algunos datos mas sobre las niñas no estaria mal y que mejor lugar para encontrar informacion sobre ellas que un colegio.
Una tarde en la cual espere que todos las profesoras y directora se retiraran del lugar baje donde estaba el guardia a quien pedi las llaves bajo la excusa que habia olvidado algo en una de las oficinas que permanecian bajo llave. No se nego y me las entrego pidiendo que cuando bajara se las devolviera. Subi hasta las oficinas y en lugar de ir hasta donde le dije al guardia ingrese a las oficinas privadas donde se hallaban los expedientes de los alumnos. Busque cada expediente de mis "niñas objetivo" encontrando no solo calificaciones sino tambien certificados medicos y evaluaciones psicologicas asi como situaciones actuales y demas detalles de suma importancia, ese lugar era una mina de oro en informacion y decidi usarla.
Despues de un tiempo de estar analizando los expedientes y repasando mis niñas objetivo decidi que lo mejor seria tomarmelo con calma y apuntar a un objetivo que no me presentara tantos problemas y entre todas ellas esa era Marina.
Marina tenia 9 años recien cumplidos hace unos dias y era una niña muy alegre en la escuela, cabello recogido en una cola de caballo y en rizos, nunca me dio problemas es mas obedecia lo que yo indicaba con mucho respeto, gustaba de jugar con sus amiguitas en el patio y sus clases con su maestra a quien trataba con mucho cariño, en apariencia una niña feliz. Por lo que fue grande mi sorpresa al ver su expediente el cual al parecer si bien no tenia calificaciones bajas ya que era normales, parecia tener problemas en casa, hija de padres conflictivos(especialmente el papa que no se preocupaba por la crianza de sus hijos), con tres hermanos que la dejaban sin mucha atencion para ella. Me sorprendio ver tanto de esto en una niña aparentemente normal, pensaba que quizas debido a todo ello se apartaria de los demas niños y se sumiria en la depresion, pero no, al parecer busco el aprecio que no encontro en su hogar en la escuela, su maestra y sus amiguitas, sin embargo al parecer por lo que lei y averigue posteriormente haciendole preguntas casuales sobre otros familiares no tenia una figura paterna cercana, me refiero a una ideal , ya que segun el informe no le tenia tanto aprecio a su padre por todos los problemas en casa que sucedian, habia crecido sin considerarlo mas que un padre debido al lazo de sangre, lo cual se urgia corregir en el informe psicologico.
Ni tonto ni perezoso me puse manos a la obra en esta nueva "aventura". El Padre Eugenio siempre habia sido citado para dar unas palabras a los niños de primaria sobre cuales son los buenos habitos de un cristiano, pero debido a la agenda sobrecargada que tenia me ofreci a ayudarlo, a lo cual el accedio con agradecimiento, no era una tarea muy dificil para mi ya que habiendo ejercido el sacerdocio sin serlo me resultaba muy facil poder exponer sobre estos temas. Dividimos a los niños en grupos y fui llamando grupo por grupo cada dia dejando siempre a Marina y su salon para el ultimo dia, un dia que supe con anticipacion que Marina no podia asistir porque tenia una cita con el medico, la cual yo pedi que su maestra recomendara a su mama con suma urgencia aduciendo a su maestra que era una orden de la enfermera para descartar una enfermedad , cosa que era falso pero a su maestra no se le ocurrio desconfiar de mi, su mama acepto la sugerencia y pidio un permiso para ella.
Al dia siguiente pedi a Rodrigo, el chaval de ocho años, que trajera a Marina durante el recreo a donde me encontraba, alejado del tumulto y las miradas indiscretas de otras profesoras.
-Gracias Rodrigo.- dije una vez ingreso al aula vacia junto a Marina.-Puedes salir al recreo.- Inmediatamente Rodrigo salio corriendo del aula.
-Sientate Marina.- dije sonriendo y señalando un asiento frente a mi. La niña se sento en frente mio y sonrio respondiendo a mi gesto.- El dia de ayer no asististe a mi charla con tus compañeros, Marina. Que sucedio?-pregunte con gesto amable y de preocupacion.
-Si. Mi mama me llevo al doctor y no pude venir.- respondio con inocencia en su voz.
-Ya veo. Entiendo… pero el Padre Eugenio desea que todos los niños y niñas como tu escuchen esa charla que es tan importante, el se puede molestar si se entera que tu no estuviste.- dije con un gesto muy serio tratando de engendrar un poco de temor en ella. La niña se encogio de hombros sin saber que responder, decidi entonces tomar la iniciativa.
-Te dire que haremos Marina, te quedaras despues de clases conmigo para darte esa charla y asi el Padre no se molestara.-dije.- Pero no le debes decir a nadie sobre eso, si el Padre llega a enterarse, se puede molestar. Me has entendido?
-Si.- respondio Marina de manera docil.
-Me esperaras en este salon cuando todos se hayan ido, no lo olvides.- le dije recalcando la importancia de esto. La niña asintio.-Muy bien puedes regresar a tu recreo ,Marina.
Mientras veia a Marina retirarse comenzaba a pensar lo que haria dicha tarde.
Cuando fue la hora subi vigilando que nadie se encontrara en el edificio a excepcion de los niños y niñas que jugaban en el patio, entre ellos estaba Anita pero de quien no me ocuparia por el momento ya que tenia otro objetivo en mente por ahora. Abri la puerta del salon y alli estaba Marina, sentada en una carpeta esperandome como se lo indique. Ingrese al salon y al estar a solas con la niña sabiendo lo cariñosa que era con los demas hice el gesto y ella me dio un beso en la mejilla como saludo. Me sente en la mesa del profesor y le hice un gesto para que se acercara.
-Sientate aqui Marina- dije señalandole que se sentara en mis piernas.-no tiene caso que estes tan lejos si solo estamos los dos.- La niña sin desconfiar obedecio y se sento en mi regazo.-A partir de ahora me llamaras Padre Arturo ya que reemplazare al Padre Eugenio, me has entendido?- pregunte. Marina asintio como respuesta.
Hable al comienzo de lo que le habia dicho a los demas niños, cosas simples y tradicionales como el rezo, la iglesia y demás detalles que el padre deseaba compartir con los alumnos, hasta llegar al tema que mas me interesaba:
– … El amor de los padres es fundamental … , Marina, tanto mama y papa deben dar ese amor y los hijos corresponder…-continuo con la chachara habitual que a algunos aburre pero del cual yo recuerdo cada palabra y me ha servido en innumerables ocasiones. La niña se vio algo incomoda con el tema y era obvio porque, hasta entonces habia estado escuchando muy atentamente respondiendo mis preguntas.- Dime Marina, tu papa te abraza muy seguido.- la niña nego con la cabeza.
-No te da un beso antes de irse o te abraza?-pregunto. La niña no responde y solo niega con la cabeza algo triste.
-Pues eso esta muy mal, Marina. Los papás deben dar el mayor cariño posible a sus hijos.- digo con gesto elocuente. La niña debido a la presion de mis palabras y al recordar su propia situación empieza a tener los ojos llorosos. Era una niña que obviamente requeria de un cariño y atencion de un adulto.
-Sabes que Marina? Voy a explicartelo mejor con un ejemplo de como debe ser el amor de un padre a su hija así podrás sentir la diferencia, me entiendes?- le pregunto.
-¿Como?-pregunta curiosa.
-Vamos a abrazarnos, no debes tener miedo, estoy encargado de mostrarte el amor de un padre sino lo has experimentado aun, es mi deber como reemplazante del Padre Eugenio velar por ti como lo haria el. Estas lista?-pregunto mirandola a los ojos con la mayor seguridad y apremio. Marina duda un momento pero luego asiente.
Inmediatamente abrazo a esa niña y ella responde al gesto, aparentemente con gusto, es muy cierto aquello de que a veces a los niños no se les abraza mucho y crecen con esas ansias de cariño reprimido por ello, senti en ese momento que Marina deseaba deshacerse de eso a toda costa, en la fuerza en como respondio a mi abrazo que fue fuerte ya que debia diferenciarlo de los abrazos que normalmente le podria dar su mama o su maestra. Al separarnos pude ver como mejoro su expresion, aunque parecia que aun no queria que terminara aquello.
-Dime Marina, te gusto la demostracion?-pregunte.
-Si,Padre.-responde Marina con una timida sonrisa. Inmediatamente comence a acariciar su hombro en un gesto de cariño, al ver que al parecer le agradaba eso eleve el nivel de mis tocamientos a distintas partes de su cuerpo mientras ella observaba con duda y extrañeza.
-¿Que hace Padre?-pregunta la niña al ver como mis caricias recorrian su pequeño cuerpo.
-¿No te lo he dicho Marina?, mi deber es mostrarte el amor que tu papa debio darte hace años, para que seas una niña feliz. Es mi deber enseñarte esto tan fundamental para ti.-respondi sin dejar de acariciar esos pechitos planos .
-Siento cosquillas.- dice Marina.- se siente… raro.- repite mientras se le entrecortaba la voz.
Poco a poco fui venciendo la resistencia de esa niña hasta finalmente someterla al placer proveniente de los tocamientos a su pequeño cuerpo, ayudo tambien su estado emocional y las ansias que habia despertado en ella de sentirse amada y apreciada por un adulto.
-Dime Marina, te desagrada lo que hago?.-le pregunto al oido mientras acaricio su pequeño abdomen acercandome cada vez más a su panochita.
-No.. Padre…-responde Marina. Tomo aquello como una señal de poder continuar hacia algo más… Pero mi intuición me dice que aun no… las ganas y la excitación estuvieron a punto de nublar mis planes pero decido aun no dar el siguiente paso. Continuo con mis caricias y besos en su cuello, mejilla y demás a los que ella respondió riendo al comienzo para luego ir sometiéndose al placer.
-Te gusta?-pregunto.
-…Si, Padre…-contestó Marina aun con gesto de placer. He cumplido con el primer paso.
-Pues bien Marina… creo que ya has entendido lo que quiero decir. El Padre Eugenio estará satisfecho con ello.- digo bajándola de mi regazo.
Marina me mira con expresión de desconcierto, aparentemente no deseaba que acabara la "demostración" que le estaba haciendo, pero por el respeto que me tenía no dio gestos de protesta. Yo también deseaba continuar con ello pero debía seguir el plan paso a paso y no apresurar las cosas.
La acompañé hasta la bajada de las escaleras al primer piso y la despedí con un abrazo fuerte y un beso que ella me devolvió, en la mejilla.
Mientras la observaba salir por la puerta principal pude sentir que aun estaba caliente por lo sucedido con Marina, deseaba follarme una nena cuanto antes, así que salí al patio y llamé a Anita que aún se hallaba jugando. Se acercó inmediatamente se percató de mis señas.
-Si Padre?.-pregunta sonriendo al llegar donde me encontraba.
– Anita, es urgente que sirvamos a Dios. Vamos. -le decia mientras la conducia con impaciencia hacia la pequeña capilla. Anita contenta de poder ayudarme a "servir a Dios" se deja llevar hasta la pequeña capilla, ingresa a la habitacion secreta y se despoja de sus ropitas pensando en lo feliz que es ayudando en la noble tarea que Dios ha encomendado a su Padre Arturo y de la que ella es una fiel servidora pese a tener solo siete añitos. No ve ningun gesto de malicia en mi, aun cuando la volteo con impaciencia y un deseo carnal tipico de un macho que solo desea copular, y apunto mi miembro totalmente tieso a la entrada de esa niña que lo recibe como un amigo tan conocido…
…………………
En los dias siguiente durante las clases normales del colegio parroquial decidi al comienzo asumir una postura casi indiferente con respecto a Marina, pero ella no parecia pensar igual, cuando me saludo su abrazo fue mas afectuoso que de costumbre a lo cual respondi de manera casual y de pasada. Pero no era indiferente del todo, cuando me acercaba a ella le preguntaba algun detalle menor y luego me despedia afectuosamente mas no con algun contacto fisico, debo decir que buscaba excusas para acercarme a ella y darle alguna oportunidad de mencionar el tema del dia anterior ya que yo no podia hacerlo porque le hice prometer que no hablariamos de ello y porque mi deseo era no tomar las cosas por la fuerza, deseaba no ser el de la iniciativa y coercionar a la niña sino que ella buscara el contacto conmigo. La ocasion no tardo en presentarse.
-Padre, puedo preguntarle algo.-inquiere Marina en el momento que estoy por despedirme de ella una vez termina su recreo y ordeno a subir a las aulas a los ultimos niños que se encontraban en el patio.
-Pregunta rapido Marina, no querras llegar tarde.-contesto impaciente.
-Se acuerda la demostracion que hizo en la charla?-me pregunta con algo de verguenza en su voz.
-Me acuerdo Marina, pero baja la voz, no olvides que no debe saberlo nadie .¿Que sucede?- respondi apartandonos un poco de los ultimos niños que subian. La niña se mostraba deseosa de decir algo, pero era evidente que no sabia como expresarlo. Decidi que no debia dejarselo todo a ella y pregunte -¿Acaso deseas volver a repetirlo?
Marina duda un momento y luego muy lentamente asiente con la cabeza. Miro alrededor y con la emocion y el corazon latiendo a mil por hora le digo:
-Entiendo, Marina. Escuchame, te vas a quedar despues de clases igual que la ultima vez, pero debes obedecer lo que te pida, entendiste?-pregunto.
-Si.-responde Marina mientras la guio hacia las escaleras y sigue a sus demas compañeros.
Con la emocion del cazador cerca de atrapar a su presa deseada espero en el salon de la semana anterior. Terminando de observar por la ventana que no hay nada sospechoso me dirijo a la puerta y la recibo con un abrazo y un beso de manera mas afectuosa a esa niña que se siente en confianza otra vez.
Sin mediar palabras cargo a la niña, quien al comienzo se soprende pero luego se deja guiar, y la llevo hasta el escritorio principal donde la siento en mi regazo.
-Asi que… te gusto la demostracion de la ultima vez ¿Marina?- le pregunto al oido con voz amistosa, totalmente despejada de la formalidad diaria.
-Si. Padre.-responde Marina sonriendo en el mismo instante que poco a poco empiezo a besarla desde su cuello y masajear su pequeño cuerpecito.
-Ya veo.- digo.-Y tambien te gusta cuando te hago esto? ¿Se siente bien?-pregunto totalmente absorto en el tratamiento que le daba a esa niña.
-Si.-responde riendo a las cosquillas producidas por los besos.-Se siente bien.
-Ya veo…-respondo, me detengo por un momento y la miro a los ojos.-Dime, Marina.¿Quieres sentirte aun mejor?
La niña me mira por un instante y luego responde: -Si, Padre.
-Pero, no olvides que prometiste obedecer lo que te pedia. Prometido?- pregunto levantando el dedo meñique intentando lograr el gesto de complicidad de la niña.
-Prometido.-responde al gesto Marina sonriendo. Sin embargo yo era el que estaba embargado de felicidad y exitacion, esa niña me habia dejado via libre para hacerle lo que quisiera.
De mi bolsillo saco un frasco de lubricante, cuando como yo tratas con niñas es necesario siempre llevarlo por precaucion a no hacerles daño, unto mi mano derecha con un poco mientras Marina lo mira con extrañeza e inmediatamente mis caricias alcanzan su punto mas alto, levantando su faldita comienzo a masajear su panochita por debajo de sus braguitas.
-Padre…yo.. ese lugar no…-empieza Marina, para luego divagar por la sensacion de placer que experimentaba. Mientras con mi otra mano por debajo de su ropita masajeaba sus pechitos
– Marina, dulce y tierna Marina…no tengas miedo-le repetia al oido mientras la niña se dejaba manipular como una muñeca, totalmente ida por el tratamiento que le daba su Padre Arturo.
Sin embargo ya no podia disimular mi ereccion y realmente deseaba probar de una vez a esa niña. Detengo las caricias ,me levanto y saco una venda que llevaba y se le coloco en sus ojos.
-¿Porque venda mis ojos, Padre? No puedo ver nada.-pregunta la niña algo confusa.
-Confia en mi, te vas a sentir aun mejor.-respondi terminando de asegurarme que la niña no viera nada.-Es una sopresa muy agradable.
Me bajo los pantalones y saco por fin mi verga ya dura como un mastil, termino de bajarle las braguitas a Marina y echo un poco mas de lubricante en su panochita. Me acerco por detras de ella levantandola y coloco mi verga debajo de sus panochita y la aprieto con ella sintiendo por fin a esa niña… Inmediatamente empiezo a meter y sacar mi verga de su entrepierna sientiendo el placer de rozar su rajita que tanto he deseado por semanas.
-Dime.. Marina…¿Como se siente?-pregunto con la voz entrecortada de placer.
-Raro…-responde Marina algo confusa.- pero me gusta…
Acelere el ritmo y segui con el mete y saca en su entrepierna, Marina y yo sentiamos el placer del roce de nuestros cuerpos como si quisieramos que nunca acabe, sin embargo pasado unos minutos termine por venirme, manchando el piso con mi corrida, mientras Marina se extraño que ya la situacion no continuara.
-Padre…-empezo Marina, pero no la deje continuar ya que me arrodillo y comienzo a comerme su panochita, a lo que ella reacciona gimiendo de placer, totalmente absorta por el nuevo placer que le infundo a traves de mi lengua, masajeo con mis dedos presionando hasta introducir dos de ellos en su entradita, pero aun no quiero tomar su virginidad… me la reservo para otro momento.
-¿Se siente bien,Marina?-pregunto apartandome por un momento de su panochita.
-Muy bien.-responde ella presionando mi cabeza contra su cuerpito. La niña se encuentra absorta ya en esto y totalmente entregada a este placer. No me deja apartar mi rostro de su panochita.
Fielmente sigo con el tratamiento a su panochita mientras Marina jadea de placer, hasta que finalmente logro que alcanze un orgasmo que acaba con un gemido prolongado de ella.
Lentamente nos recuperamos de lo ocurrido. Me levanto y limpio a una Marina exhausta igual que yo por lo sucedido, la visto de nuevo y finalmente retiro la venda de sus ojos.
-Dime, Marina, te gusto la demostracion?-pregunto de nuevo.
-Si Padre, me gusto mucho.- responde feliz Marina.
-Que linda niña.-digo acariciando su cabello.- no te preocupes, lo volveremos a hacer pronto. Ahora vamos, ya debes irte o alguien puedo enterarse y luego el Padre Eugenio se molesta.-termino acompañandola a la puerta. Me despido de ella con un abrazo y un beso de ella en la mejilla muy cariñoso.
Vigilo por la ventana como Marina sale muy feliz por la puerta principal, pienso en lo que mas adelante experimentare con ella con una sonrisa , mientras termino de recoger mis cosas de una de las oficinas.
Salgo por la puerta principal minutos despues cuando el guardia se acerca.
-Arturo, queria preguntarte algo.-me interrumpe a mi salida el guardia.
-Pregunta.- contesto.
-Piensas venir el sabado como siempre?-pregunta
-Si. Tengo trabajo que hacer.-respondi, como ya explique me gustaba el lugar porque era tranquilo cuando no estaban los niños y podia concentrarme, ademas que no estaba muy lejos de la parroquia.
-El sabado no estare aqui, tengo un compromiso familiar muy importante.-afirma.
-Ya veo. Pero ese es un problema debiste decirlo, acaso pensabas dejar el colegio a solas? -pregunto.
-Claro que no , pero es realmente importante.-contesta.- Puedo dejarte las llaves si te urge venir y entrar.
Estaba por recordarle sus deberes y responsasibilidades cuando me di cuenta lo que tenia enfrente mio, la posibilidad de un lugar disponible solo para mi era algo como para no desperdiciar.
-Bueno… supongo que una vez…vale. Dejame las llaves un dia antes.
Luego de ello me retiro del lugar pensando en que lo primero que haria al llegar a la parroquia era hablar con Romina y decirle que por fin podria encontrarse y jugar con su amado Teddy. Pero eso… eso sera motivo de otro relato. Hasta entonces.
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