Confesiones del Padre Arturo: Colegio Parroquial 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo2.
Disculpen la demora estimados lectores, debido a motivos personales. No los aburro más. Vayamos a otra de mis experiencias junto a Anita.
Había pasado unos días de lo sucedido con Romina cuando volvió a acercarse el día viernes que normalmente acudía a casa de Sofi, pero por algún motivo no estuvo durante la misa dominical en la parroquia donde normalmente iba acompañada de su mama y su prima pero en esta ocasión solo estaba doña Carmen y parecía , sin embargo doña Carmen parecía querer conversar con el Padre Eugenio muy urgentemente cuando termino la misa y este la recibió en su despacho. La expresión que tuvo el Padre Eugenio al retirarse de su despacho me despertó sospechas, cuando le pregunte si había pasado algo su respuesta fue: "El secreto de confesion me impide hablar de ello, Arturo, recuérdalo". No me sentía muy seguro de volver a dicho lugar y decidí que cuando llegara el viernes me abstendría de otra visita. Sin embargo no deseaba pasar un viernes sin una de mis niñas así que me puse a idear que haría para solucionar eso.
………………………….
Otra vez miércoles y me encontraba en la pequeña capilla, que estaba completamente vacía, esperando en uno de los asientos de las bancas mientras tenía un libro abierto y pasaba las paginas distraídamente leyendo de cuando en cuando. El sol que entraba por las ventanas iluminaba la pequeña capilla, cuando en ese momento se abre la puerta de la capilla y una niña ingresa por la puerta corriendo hasta donde me encontraba con una sonrisa en su rostro. Inmediatamente señale el asiento a mi costado.
-Anita, ven siéntate.- le digo.- Tengo algo que mostrarte hoy.
-¿Que es Padre?-pregunta inocentemente Anita.
-Mira esto.- respondo mientras abro el libro que venía leyendo.-Es la razon por la que te he llamado tan temprano. Es un libro que he traido, quiero que lo leamos los dos.
Anita a quien le gusta leer toma el libro con curiosidad y comienza a leer mientras paso mi mano por su cinturita manoseando su caderita. Anita hojea las paginas y ve varias figuras en el libro que la impresionan ya que trataba de las historias de los santos no tan conocidos que habian existido. Estaba muy bien ilustrado y tenia muchas imagenes; era un libro que tome prestado del padre Eugenio que guardaba en su gabinete .
-Lo ves, Anita.- le digo.- Todos estos santos y santas hicieron grandes cosas y fueron acogidos en la gracia de nuestro Dios. Pero sabes no todos estos santos sabian que llegarian a serlo.
– No lo sabian?.-pregunta ella.
-No, Anita. Ellos empezaron sin saber que serian santos. Todos empezaron igual que tu , alabando a Dios y agrandandole, Santa ….. desde pequeña agradaba a Dios y le dedicaba cada dia de su vida. Era una niña muy educada y obediente como tu. Fue una de las grandes servidoras de nuestro señor.- digo haciendo un gesto de rezo con las manos.
Anita observa la imagen de esa Santa que yo había escogido para mostrarle. Era la mejor dibujada de todo el libro, razón por la que la escogí.
– Padre, Yo podria ser una santa como ella?-pregunta Anita inocentemente.
– Como te dije Anita, requiere de una gran devocion por nuestro señor , pero tambien de dedicacion mas frecuente.- respondo con voz seria. Coloco mi mano en su espaldita y desciendo hasta sus nalguitas las cuales acaricio con deseo.- Pero tienes algo que le gusta a nuestro señor, Anita, quizas podrias…
-Si agradaramos a Dios mas seguido podria serlo, Padre?.-pregunta la niña con un dejo de anhelo en su voz. Había funcionado.
-Asi es. Que inteligente eres Anita, si agradamos a Dios mas seguido no tardaras en ser una Santa de nuestro señor. Y a ti te gusta agradar a Dios, no es asi?.-pregunte ensanchando una sonrisa.
-Si, Padre. Se siente muy bien agradar a Dios.-responde feliz.
-Entonces trabajaremos muy duro para que puedas alcanzar la gracia de nuestro señor.- digo acariciando su cabezita. Anita me regala una candida sonrisa. – Yo se que vas a esforzarte Anita, y a dar todo de ti.-vuelvo a deslizar mi mano por su espaldita hasta llegar a sus nalguitas.
-Padre, podemos agradar a Dios?.- pregunta Anita levantándose de su asiento y dando saltitos de entusiasmo.
– Se ve que estas muy entusiasmada.- le sonrio.- Tienes razon no podemos perder mas tiempo.
Me levanto y llevo de la mano a Anita hasta el pequeño cuarto, aquel lugar bendito en el cual Anita y yo "agradamos" a Dios,cruzamos la puerta y cierro esta. Anita se sube al mueble y comienza a dar saltitos de impaciencia. Al parecer todo lo dicho anteriormente ha reavivado en ella el deseo de servir a Dios mas que nunca, al igual que a mí por follar a esa niña. Ya ni me preocupo por disimular la erección tan prominente que muestran mis pantalones.
-Padre, de prisa.- dice Anita apremiandome. Me acerco a ella que aun esta de pie sobre el mueble y nos damos un beso largo durante el cual nos abrazamos, justo cuándo nos separamos al mismo tiempo comienzo a desabrochar su blusita y logro quitarsela colocandola a un costado, con mis manos en su cinturita las bajo hasta su faldita la cual rodeo y de esa forma vuelvo a manosear sus tiernas caderitas, pocas niñas de su edad tienen unas nalguitas bien paraditas como mi Anita junto a esa cinturita de avispa que la resaltan. Esta de más decir que agradezco a Dios por ser yo quien las disfruto.
-Anita, Diosito va a recompensar la devocion que tienes…-le digo justo en el momento que dejo caer su faldita; ella sonrie al sentir ahora mis caricias en sus nalguitas directamente.
Procedo a bajarme los pantalones y por fin liberar al mounstruo hambriento de niña que albergan, totalmente tieso y listo para la "faena" que esta por venir.
Anita se acerca y toma mi verga con sus manitas empezando a hacerme una paja, para luego ir lamiendolo e introducirlo en su boquita. Anita continua con su labor devotamente mientras acaricio su cabezita y trato de atraerla hacia mi, momento en el cual ella levanta la vista sin dejar de seguir con la felacion . La imagen de esa niña mirandome a los ojos mientras me da una mamada es suficiente para hacerme llegar al extasis en pocos minutos al final de los cuales al ya sentirme venir retiro mi miembro de su boquita.
Termino por quitarme la camisa ya desabotonada y colocarla a otro costado sin olvidar quitar una pequeña tarjeta que se encontraba en el bolsillo de la camisa.
-Anda mi amor, ya sabes que debemos hacer.- le digo. Acto seguido nos persignamos como si lo que estuviera por venir se tratara de un acto religioso. Debo recordar que mi Anita es una niña muy devota , un verdadero ejemplo para los otros niños y niñas de su edad. Gracias a eso he logrado que haga varias cosas amparandome en su fe ciega e inocente.
-Oh Señor te pedimos por todos los niños en el mundo que no tiene una familia, recibe nuestra ofrenda y espero sea de tu agrado. Te rogamos señor.- leo con voz solemne cargada de misticismo mientras Anita empieza lentamente a bajarse sus braguitas. Cuando ella acaba ambos repetimos:- Amen.
Anita se echa sobre el mueble boca arriba mientras yo me dirijo a sus pequeños pezones los cuales lamo con gran pasion para placer de esa niña que me observa mientras me ahogo en la lujuria experimentada al sentir esa piel tan suave.
Comienzo a deslizar mi lengua bajando por su pequeño abdomen hasta llegar a su ombliguito haciendole cosquillas a las cuales Anita rie de gusto.
-Padre, me da cosquillas.-repite Anita riendo cuando repito la accion. Continuo el juego con ella por unos instantes mas hasta cuando decido por fin abrir sus piernitas y hundir mi rostro en su panochita, comienzo a lamer su rajita preparandola para recibir mi verga.
Abro los pequeños labios de su panochita y empiezo a introducir uno de mis dedos a lo cual Anita gime de gusto cuando empiezo a moverlo dentro de ella.
Cuando ya finalizo "los preparativos" me echo a un costado de ella y la obligo a darme la espalda mientras ella abre sus piernitas.
-Si, eso es. Abre bien, mi amor.-le digo al oido mientras acerco la punta de mi verga a su entradita. Empiezo a introducir mi verga en su panochita hasta quedar pegados nuestros cuerpos como en tantos otros encuentros.
Acelero mis movimientos ocasionando que Anita gimiera de gusto por la cogida que le daba, de esa manera follabamos de costado ocupando casi todo el espacio del mueble, por momentos bajaba el ritmo para no hacerle daño, a pesar del ímpetu que sentia al penetrar a esa niña debia cuidar no sobreesforzar su rajita ya que a pesar de todo lo que hemos logrado hacer aun se trataba de una nenita de 7 años.
Estuvimos follando por unos minutos hasta que decidi que cambiáramos de posición a lo cual ella obedecio sumisamente. Coloque a Anita en cuatro patas sobre el mueble mientras levantaba sus nalguitas bajando su cabeza lo que la dejaba preparada para que pudiera disfrutar a esa niña al máximo.
Acercandome por detras coloque mi miembro en su entradita y lo introduje en ella ocasionando en ella un pequeño quejido. Al porfin sentir esas nalguitas totalmente paraditas volvi a invadirme de esa furia animal que genera esa dulce niña en mi y empiezo el mete y saca con total vehemencia que olvido las precauciones antes tomadas. La excitación aumenta a medida aumento el ritmo de las embestidas a esa niña que deliro por momentos.
-Ohhh….., Anita…., alabado sea nuestro señor.-balbuceaba poseso de placer.-…alabado sea… por darte la oportunidad… de …"agradarle".
Anita solo se deja llevar, acostumbrada a recibir mi verga solo gime en respuesta. Al escuchar a esa niña gemir solo provoca que me caliente más con lo cual acelero mis movimientos.
Anita siempre resiste estoicamente mis cogidas incluso las más fuertes las cuales no creo que pudiera repetirlas con otra persona.
-Padre…!-gime Anita aferrándose al mueble casi sollozando.
-Ohhh…Anita!…Ohhh Dios Santo!….Gracias por darle a Anita… estas nalguitas con las cuales puede servirte…! – balbuceaba abandonando la poca compostura que conservaba.-Debes alabar… a Dios… por esto, Anita… Alábalo.
-Ala… bado… sea…nuestro… Señor…-gemía Anita entre sollozos por la fuerza de la tremenda cogida que le daba a esa nalgoncita.
-Ohhhhhh!!!!!!..-exhalo al ya sentir venirme y termino por correrme dentro de esa niña…
……………………………
Nos encontramos sobre el mueble ambos desnudos mientras junto a Anita leemos con más detenimiento el libro que le traje. Debido a que aún tenemos algo de tiempo ya que llame a Anita antes de lo normal esperamos echados mientras recupero fuerzas para volver a gozar a esa nena.
-Padre este es el mismo Santo que……. – pregunta Anita inocentemente señalando una imagen.
-Así es mi vida. Que inteligente eres. -respondo cariñosamente mientras acaricio sus nalguitas asintiendo con la cabeza. Anita sonríe feliz de recibir mis halagos.
Mientras manoseo a esa niña y algo ido por el cansancio se me vienen algunos recuerdos a la mente:
[Era el tercer domingo desde que comencé con mis tocamientos a Anita.
Me encontraba pasando enfrente de la puerta del aula donde dictaban la clases de la escuela dominical cuando por curiosidad decidí quedarme observando desde la puerta. Mientras observaba a los niños, en especial a Anita, ella pidió permiso para ir al baño. Rápidamente me diriji ahi y esperé escondido en una oficina muy cercana desde la que pude observar cuando Anita llegó y entro al lugar. Una vez escuché que termino y sonaba el grifo del baño, abrí la puerta e ingrese donde se encontraba Anita. La niña se sorprendió mucho al verme entrar de esa manera.
– Anita… ha pasado una semana desde la última vez.- le digo amablemente acariciando su cabezita.- Estas bien?
– Si… Padre.- contesta algo tímida, de seguro por la sorpresa de verme entrar así sin tocar.
Me agacho a su lado mientras ella intenta secarse sus manitas y acaricio sus nalguitas.
– Anita, no te ha vuelto a doler la colita? – pregunto mientras la manoseaba de manera mas descarada. – Ya sabes, después del jueguito de la última vez.
-No, Padre.- responde algo confusa por este interrogatorio tan raro para ella ya que no dejaba de manosearla.
En realidad no me interesaba sus respuestas, lo único que deseaba era tener la oportunidad de tocarla mientras nadie estuviera cerca, desde la semana pasada venía en abstinencia después de lograr penetrar a esa niña así que no pude resistirme.
– Padre, puedo preguntarle algo?- pregunta algo tímida, la veía algo así desde que entro su clase más temprano.
– Sí… puedes…- digo ahora pasando mis caricias por su panochita mientras con la otra mano le acariaba su espalda. Anita mira mis manos moverse.
– Porque me toca en mis partes privadas?- pregunta Anita.- En mi escuela me dijeron que nadie debe hacerlo.
– Y tienen razón. Nadie debe tocarte ahí. Jamás. Porque esos lugares son para que tu puedas alabar a Dios.- digo tratando de parecer lo mas solemne posible a fin de convencerla.
– Para Dios?- pregunta ingenuamente.
– Así es.- respondo.- Al igual que la bebida que el Padre Eugenio toma en la misa, solo yo puedo tocarla y llevarla hasta el ya que pertenece a nuestro señor. Me entiendes?
– Si. Padre.
– Eres una niña muy inteligente. – digo dándole un beso en la mejilla. Anita sonríe más tranquila y juntos salimos del baño…]
-Padre!.-me despierta Anita de mis pensamientos.
-Emmm… Anita… ¿Que sucede?- pregunto recobrando la concentración.
-Le decía que ya está listo.-dice con su vocecita inocente y una pizca de resentimiento por no haberle estado prestado atención. La niña manipulaba mi verga ya erecta con sus manitas y me había estado haciendo una paja.
Me levanto y la obligo a darme la espalda para volver a penetrar a esa niña. Anita obedece sumisamente
– Muy bien Anita,… ahora vamos a hacerlo por aquí.-digo poniendo mi verga en la entrada de su anito.
-Por ahí? –pregunta Anita con esa vocecita inocente que me enloquece.
– Si, mi amor. Por ahí. Yo se que te gusta cuando te lo meto por ahí.- digo mientras le introduzco mi miembro en su agujerito.
Ya con mi miembro adentro de esa niña reanudo la faena que tanto goce nos causa. Realmente no se si encontraré una niña como ella, tan sumisa y dispuesta a servir a nuestro señor entregándose en cuerpo y alma a su sacerdote, su nexo con nuestro Señor , su humilde servidor…
…………..
Nos terminabamos de vestir luego de terminar de "agradar a Dios" , mientras Anita se acomodaba su faldita yo terminaba de acomodarme la camisa.
– Padre.- empieza Anita.
– Si?
– Mañana me puedo quedar con usted?- me pregunta.
Los jueves yo no podía quedarme debido a que tenía mis obligaciones en la universidad. Debido a mis niñas a veces descuidaba mis estudios, lo que ocasionaba que a veces debiera amanecerme estudiando para no desaprobar una materia.
– Lo lamento mi amor, pero tengo mucho que hacer.- le respondo.- Aunque si tanto deseas agradar a Dios podemos hacerlo el viernes desde muy temprano.- Como vislumbro una expresion de resignacion en ella, añado:- Además te voy a traer un regalo. Que te parece?.
– Un regalo?- pregunta.-Siii.- contesta Anita feliz.
Me abraza muy contenta al despedirse mientras salimos por la puerta de esa pequeña capilla que se ha convertido en nuestro "lugar especial". Siempre he pensado que la parroquia era el lugar que presenciaría todos nuestros encuentros pero parece que eso esta por cambiar.
Quizás éste sea el lugar donde pase los mejores momentos de mi vida junto a mi dulce y devota Anita.
Mientras emprendo el camino hacia la parroquia voy pensando en que podría regalarle a Anita. Debe ser algo que aumente la devoción de esa niña y refuerce su creencia en Dios. Pero eso… Eso sera motivo de otro relato. Hasta entonces.
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