Confesiones del Padre Arturo: Colegio Parroquial 4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo2.
He recuperado algo de tiempo para publicar. Espero os guste.
Después del encuentro del miércoles junto a Anita volví a la parroquia y me preparé para el día siguiente ya que tendría un examen muy importante, lo recuerdo porque ese día cuando salía al baño escuché a Sara (como recordarán, una de las jovenes que se reunían en los grupos de la iglesia) con la noticia que me temía desde hace algún tiempo. Habían acusado a Jaime******, miembro del servicio técnico de una empresa eléctrica, de haber abusado de una niña; que la policía lo había detenido porque según pude deducir, luego de escuchar detrás de la puerta del salon donde se reunia con los demás antes de iniciar su reunión, lo habían visto moverse entre los techos de la quinta mientras hacia una reparación técnica de uno de los vecinos, y tal parece que para su mala suerte coincidió con uno de los viernes en los cuales Sofi se encontraba conmigo. Sin embargo eso no terminó de cuadrar para mí hasta que Sara reveló además que la madre de una de sus amigas, según deduzco de esas viejas que se enteran de todo sin que uno sepa cómo, había dicho que la niña mismo lo reconoció como el culpable. Escucho pasos viniendo del pasillo, decido que debo seguir y me dirijo hacia mi habitación.
Ya en mi cuarto exhausto me dejo caer en mi cama mientras mis pensamientos se van reordenando. Encendí la pequeña TV que habia logrado conseguir y vi en las noticias locales lo que me temía. No necesité que la presentandora dijera más para entender de que niña se trataba, me basto con ver a que lugar se refería y quién era la madre. Todo volvió a tener sentido para mí. Desde la repentina actitud del Padre Eugenio hasta lo último que escuché de boca de Sara.
Al comienzo sentí un miedo mezclado con algo de alivio, una sensación rara muy incómoda, sin embargo seguramente debido a la poca verguenza que había adquirido conmigo mismo debo decir que no tardé en recuperarme. Si bien sentía algo de temor porque pensaba que no tardarían en darse cuenta que tenian a la persona equivocada, me consolaba pensando que si Sofi lo había acusado a él era porque de alguna forma estaba tratando de protegerme. En una ciudad como la que estoy basta simplemente de eso, una acusación, un chisme y terminas en la cárcel. Sobre todo en un caso que genera tanta indignación social como ése, las pruebas quizás pasan a segunda plano.
Lo único que me daba algo de pena era quizás el destino de este sujeto, internamente deseaba hacer algo por él, pero luego pensaba en que si no era él quizás luego podría ser yo, no sabía que tan bien habia logrado pasar inadvertido y no pensaba tentar la suerte. Entendí que de seguro la razón por la que lo tomaron como sospechoso de seguro era por las precauciones antes tomada por mí de no permitir que al menos un alma me viera en el lugar. El miedo a esto amainó la pena de haber perdido a una niña como Sofi.
Esta mala experiencia me hizo darme cuenta del gran riesgo que corrí, ir fuera de mis dominios como son la parroquia o el colegio parroquial a intentar algo así, esto era un advertencia que quizás mas adelante no podría ser tan osado. Decidí que a partir de ahora no correría el riesgo de planear un encuentro con una de mis niñas en un lugar donde no tuviera al menos un poco de autoridad. Estaba decidido: la parroquia, el orfanato y el colegio parroquial. Cada uno de esos lugares deberían ser mis refugios.
Algo ido por todo este asunto horrible decidí dejar por un rato los estudios y busqué uno de mis libros favoritos como siempre hago cuando me siento algo melancólico o decido matar el tiempo. Como ninguno de los que tenía a mano me atraía en ese instante decidí leer uno de los que aún no habia desempacado de unas cajas que mandé a traer desde mi casa en la capital. Mientras desempolvaba uno de ellos atisbe otro al fondo de una caja, era un viejo cancionero que usaba desde pequeño en la iglesia. Jamás llegué a usarlo aquí porque unas vez llegue otro se me fue dado. Curioso por este hallazgo lo levante y desempolvando desde dentro de una de las paginas cayo algo. Era un rosario muy hermoso con un pequeño crucifijo, no muy grande se diría que del tamaño para que lo use un niño.
Recordé entonces la historia de este recuerdo perdido entre estas viejas cajas las cuales no habia tocado desde hace un buen tiempo, incluso mucho antes de llegar a esta ciudad. De lo que fue mi primera eucaristía en la que junto a otros niños recibimos dicho sacramento, de como me sente en las bancas de la iglesia ese dia junto a una prima lejana que tambien iba a recibir dicho sacramento, ella era muy hermosa para mi en ese momento digamos que fue la primera vez que sentia esa atraccion por el sexo opuesto, de aquel rosario que le regalaron sus padres como recuerdo de tal ceremonia, de como me pidio que se lo guardara mientras iba con otras niñas a no se donde y como finalmente nunca mas me lo volvio a pedir ya que no tardo en marcharse junto a sus padres. Tuve pocas noticias de ella hace poco, mas que nada por chismes de parientes y la verdad no eran nada buenas. Al final decidi no volver a pedir algun dato sobre ella a fin de preservar ese viejo recuerdo.
Lo guarde dentro de mi cancionero porque me permitia recordar lo que habia sido ese primer amor platonico y luego lo deje olvidado hasta ahora. Sin embargo al observarlo entre mis manos y pensarlo detenidamente decidi que algo como esto no merecia estar olvidado, independientemente de lo que hubiera sido de su antigua dueña. Una idea cruzo mi mente y decidi que le daria un mejor uso, que quizas habia alguien que merecia llevar esto y habia reemplazado ese lugar de niña inocente y devota que inutilmente hace mucho tiempo habia tratado de ver en aquella prima lejana …
…………………….
Era viernes y como siempre despues de que todos las demas profesoras se marcharan me diriji hacia la pequeña capilla del colegio parroquial. Aquel dia todos los niños del colegio fueron a una visita de estudios y algunos papas quizas llegarian mas tarde a recojer a sus hijos. Esperaba vacia la capilla aun, asi que fui por un maletin que tenia y dispuse cambiarme en el baño por una camisa que me daba un aspecto mas de sacerdote, a diferencia de la vestimenta que llevaba puesta.
Al llegar a pesar de que pense que deberia esperar un poco mas la encontre ahi, sentada sobre una de las bancas de la capilla; me acerque a ella sonriendole. No habia sido necesario mandar a llamarla como en otras veces, ya se encontraba ahi.
-Anita.- me acerco a esa niña y la abrazo al saludarla.- Muy bien, has llegado temprano.
-Si, Padre.- responde la niña, contenta.- ayer no vino asi que no queria perder mas tiempo.
-Has hecho bien mi amor.- le respondo sentandonos en las bancas. Acaricio su cabello mientras ella sonrie.- No hay duda que eres una niña muy devota de nuestro señor. El te llenadara de bendiciones.
-Asi podre ser una santa de nuestro señor.-afirmo Anita con total inocencia en su voz.
-Asi es, mi amor.-conteste. Mis caricias bajaron de su cabello hasta su espaldita. – Nuestro señor recompensa tu devocion. Sobre todo…-baje mi mano hasta acariciar sus nalguitas como ya es costumbre.- … a niñas tan lindas como tu.
Anita siguio exhibiendo aquella sonrisa angelical que junto a mis tocamientos en sus caderitas ocasiona que se me pare la verga por la excitacion.
-Padre, estoy lista para "agradar" a Dios.- dice levantándose y dando saltitos de impaciencia. Levanto la vista a verla y no me pudo parecer mas linda, con un vestido rosa de una sola pieza que dejaba ver sus gloriosas piernitas, su bello cabello castaño sobre sus hombros adornado con un listón le proferian una aura de ángel y sus ojitos cargados de la mayor inocencia que pueda haber terminaron por confirmar mi decision.
– Sí, Anita. Solo espera un momento.-digo y me volteo hacia mi maletín. Comienzo a rebuscar en el hasta sacar una pequeña cajita.- Recuerdas que dije que iba a darte un regalo por esperar hasta el viernes?
-Siii, Padre.- dice Anita con alegria al ver el regalo.-¿Que es? ¿Que es?-repite la niña impaciente.
Abro la pequeña cajita enfrente suyo y descubro su contenido. Inmediatamente lo tomo de una mano y lo muestro tal como es de majestuoso frente a sus ojos. Ella lo miro con evidente anhelo en sus ojos al tratarse de algo tan valioso y lindo para ella.
– Vamos a colocartelo, quedate quietecita.- digo mientras voy colocandoselo alrededor de su cuello. Anita obedece y recibe muy contenta aquel hermoso regalo que contribuye mas a su creencia de estarse volviendo una santa. Una vez termino de colocárselo:- Listo. Dime, te gusta?.
– Si. Padre…-responde feliz casi sin palabras al tomarlo entre sus manitas y admirarlo mas detenidamente. Como bien dice el dicho: "Los niños son faciles de impresionar". Imaginaos que aquel regalo sea lo suficiente para deleitar a cualquiera para entender el impacto que pudo tener en esa niña.
– Me alegro mucho, preciosa.-digo abrazándola, gesto que correponde. La miro nuevamente y comienzo a recordar poco a poco todo lo que he pasado con esa niña, desde aquél momento en que la dejaron sola bajo mi cuidado un domingo hace un tiempo. De como ha ido creciendo, ya esta mas grande que hace un año y no solo eso, sus piernitas tambien han ido creciendo y me imaginaba que con los años se harian legendarias.
Mientras la abrazaba y volvia a bajar mi mano a traves de su espaldita hasta sus pernitas para manosearlas me senti afortunado por estarlas disfrutando a tan temprana edad y deseaba seguir haciendolo el mayor tiempo posible, no queria desperdiciar ningun momento mas.- Vamos, mi amor.- digo dandole unas nalgaditas afectuosas.- No perdamos el tiempo. No hagamos esperar a Diosito.
Anita , feliz y emocionada corre, abre la puerta del pequeño cuarto e ingresamos. Momento en el cual la cargo y la llevo en brazos mientras la beso en el cuello a lo que ella rie con inocencia y responde al gesto, ha aprendido muy bien lo que debe hacer sin la malicia propia del acto ni desarrollar algun trauma que yo pudiera observar.
Pero lo que mas me impresiona es que increiblemente no ha perdido aquella inocencia que vi en sus ojos la primera vez que la vi sentada en una silla mientras leia, es la misma inocencia que aprecio mientras se desviste frente a mis ojos despues de haber hecho nuestra oracion acostumbrada dedicandole a Dios nuestra "ofrenda" y es la misma que observo cuando se echa sobre el mueble boca abajo totalmente desnuda mientras yo me deslizo y me coloco encima de ella besando con total lujuria cada parte su pequeño cuerpo desde su cuello hasta sus piecitos. No desperdicio la oportunidad de colocar mi verga entre sus nalgitas mientras me apoyo con mis manos sobre el mueble para no aplastarla y a la vez sentir a esa culoncita.
Mientras la volteo para poder besarla soy yo quien me echo sobre el mueble dispuesto a colocar a Anita encima de mi. La niña entiende y se dirije hacia mi verga descubierta miestras yo hurgo en su rajita. Estuvimos en esa posición de 69 durante un buen rato, mientras ella preparaba mi verga yo hacia lo mismo con su rajita y su anito lamiéndolos alternadamente, hurgando e introduciendo mis dedos en sus orificios. No aguanto más ya que deseo poder penetrar a esa nenita y me levanto del mueble.
-Vamos, date la vuelta.-digo mientras le señalo con un movimiento de la mano. Anita obedece y se pone rápidamente encima de la cama mientras yo me bajo un momento del mueble y entre mis cosas del maletin saco el pequeño cancionero que yo tenia, este no solo tenia canciones religiosas sino tambien algunos salmos y alabanzas extras escritas por santos y/o personas allegadas a la Iglesia.
Regreso al mueble con Anita y comienzo a buscar hasta encontrar la pagina que buscaba, era una alabanza que hicimos todos los niños (incluida mi primita) en aquella ceremonia de la primera eucaristía y en la cual escuche su dulce voz al lado mío recitarla con aparente devocion.
-Anita.-digo entregandole el cancionero.- vamos a hacer una alabanza a nuestro Señor, es muy importante, debes leer este pequeño párrafo.-digo mientras señalo con el dedo la alabanza.
-Esta?.-pregunta ella señalándola.
-Si, mi vida. Pero debes hacerlo mientras agradamos a Diosito. Así el estara contento contigo al ver como lo alabas.- le digo.- Me has entendido?.
-Si, Padre.- responde Anita.
-Bien vamos a hacerlo.-digo mientras me acerco con mi verga totalmente tiesa, como barra de metal, a ella adoptando la pose de misionero que le permitía a ella tener las manos libres para poder leer el pequeño cancionero.
Lentamente comienzo a introducir mi verga en su rajita…
– Oh Señor, en este… día que vamos a reci… bir… el .. sa…sa…grado…-empezaba Anita a recitar la alabanza mientras yo iba clavándole mi verga a esa niña lo que ocasionaba que por momentos no pudiera completar las palabras.
-Ve…la por no…sotros… tus… ahh… ahhh!!- gemía Anita al aumentar el ritmo de mis embestidas a esa nenita producto de la excitacion que experimentaba por la situacion de tener a esa niña recitando aquella alabanza mientras me la follaba con total lujuria.
-Vamos.. Anita… yo se… que tu puedes.. hacerlo…-le decía mientras embestía sin detenerme por un momento.
-Ben…dice..nos… ahhh..ahhh… Señor…y … a..yuda…nos a …ahhh!!! – repetía Anita mientras yo en mi mente podia ver la imagen por momentos mezclada recordando a aquella prima y luego regresando al presente con mi Anita mirandome con el rostro lleno de placer y una sonrisa que solo me excitaba mas.- …te lo pe…di…ahhhh..ahhhh….mos… A..men…- momento en el que termina y yo no logro aguantarme más y me lanzo sobre esa niña a besarla. Nuestras lenguas se mezclan en aquel beso cargado de pasión.
Si hasta ese momento miraba a Anita y por momentos recordaba a aquella primita luego de eso solo pensaba en Anita, en el presente, en aquella nenita que me habia hecho olvidar aquel recuerdo y que seguiría muy dentro de mí de ahora en adelante.
-Ahhhh…Padre….ahhhh…mmmhh..-gime Anita cuando nuestros labios se separan y yo acelero el ritmo de mis embestidas sintiéndome acabar. Anita solo se deja asir como una marioneta con el cancionero en una de sus manos, totalmente concentrada en el torrente de sensaciones que experimenta.
-Oh… Anita…ohhh… ohhhh!!! -balbuceo poseso de placer y termino por correrme afuera de tal forma que lanzo mi corrida hacia ella.- Señor,… bendice a Anita… bendicela…- digo algo ido por el orgasmo.
……………..
Empezaba a vestirme junto a Anita luego de "agradar a Dios" hasta en dos ocasiones más y ya con el tiempo encima nuestro nos disponíamos a abandonar aquél cuarto que nos servía de refugio. Aún deseaba seguir gozando a esa nenita pero el cansancio y el tiempo jugaron en contra. Dentro de mí pensaba que debía hacer algo para solucionar esto ya que deseaba poder disponer de sesiones más largas y placenteras junto a ella.
Anita terminaba de acomodarse su vestidito mientras yo me abotonaba la camisa cuando al mirarla de nuevo noté que me estaba olvidando de un detalle.
-Anita. No olvides decir que esto te lo regalaron en el colegio como premio porque eres una niña muy inteligente y muy devota.- le decia señalando el rosario que ahora llevaba colgado de su cuello.- Me entendiste?
-Si. Padre.- responde Anita feliz.
-Ya te vas pareciendo a Santa ……. Ella de pequeña era una niña muy hermosa y tambien tenia un rosario.- le digo sonriendo mientras acariciaba su cabezita.
-En serio???-pregunta Anita emocionada por la comparacion.
-Asi es. Solo debes seguir su ejemplo y no tardaras en volverte una Santa.-le respondo seriamente.- Ahora anda, ya me parece que han llegado tus papis a recogerte. Ya nos veremos el domingo.
Nos abrazamos y nos damos un ultimo beso cual novios acababan de despedirse luego de haber tenido uno de sus encuentros sexuales. Desde una esquina del patio la observo salir y encontrarse con sus padres que llegaban a recogerla. Sus padres trabajan mucho y a veces no pueden recogerla temprano ni encargarse mucho de ella aunque no dudo que la quieren y ella a ellos.
Termino de recoger mis cosas y me retiro del colegio luego de haber esperado un tiempo prudencial, ya que no deseaba cruzarme con los papás de Anita en la puerta o cerca del colegio, en mi mente voy maquinando lo que será el día de mañana .
Debía de terminar mis clases en la universidad lo mas pronto posible ya que me esperaba una reunión de todos los grupos de la parroquia a la cuál siempre asisto en calidad de invitado por el Padre Eugenio y sus asistente.
El detalle estaba en que había citado a Romina para que viniera dicho día bajo advertencia de decirle a su madre sobre lo que habia pasado en el parque, confiaba en que ese temor haría que finalmente decidiera venir esta vez, aunque quizás no sería lo suficiente para retenerla las siguientes veces era por ello que tenía preparado algo mas… ya que tambien habria otra invitada:
Marina, a quien la ansiedad por repetir nuestro encuentro le había bastado para acercarse y aceptar la orden de venir el sábado por la tarde. Pero más ansioso por ello me encontraba yo debido a lo que tenía planeado para ese día, pero eso… eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.
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