Confesiones del Padre Arturo: El campamento 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Padrearturo3.
Por fin había llegado el gran día, dentro de poco estaríamos rodeados solo de naturaleza, por fin llegaba el campamento.
Era sábado por la mañana y me encargaba de hacer los últimos preparativos para poder viajar dentro de poco junto a los niños. Las monjas iban de un lado al otro, algunos padres ayudaban a cargar las cosas. Por mi parte ayudaba en las tareas que se me requería.
A las 10 de la mañana los niños comenzaron a subir al bus ordenados en grupos. Requerimos de hasta dos buses grandes para poder apilar a todos ellos junto a las monjas. Naturalmente yo me encontraba de supervisor contando a todos y ordenándolos de acuerdo a mis criterios para de esa forma evitar demasiado desorden. A parte de mí solo una profesora había decidido ir a este campamento ya que la mayoría pensaba tomarse libre estos días para ellos mismos aprovechando que de este campamento se encargaban las monjas.
Y así como estaba dispuesto a las diez y media partimos con rumbo a nuestro destino. Nos dirigíamos adentrándonos cada vez más en zonas rurales y más pacificas que la ciudad. El trayecto nos duraría unas cuántas horas pero valía la pena el poder encontrarse pronto con la naturaleza en su total expresión. Durante el trayecto me dediqué a supervisar el orden así como de apoyar a las monjas quienes animaban a los niños con los clásicos cantos de viaje para aumentar el ánimo y no aburrirse durante el viaje. Todos los niños y niñas estaban muy animados durante el viaje al igual que yo que me contagiaba de esta algarabía. No hubo muchos contratiempos durante el viaje salvo una parada que tuvimos para que todos los niños pudieran usar los servicios higiénicos de un pequeño puesto en medio de la carretera.
Ya al llegar al lugar todos los niños estaban muy emocionados al igual que yo al encontrarnos en una zona libre de tantas miradas indiscretas, en un campo abierto donde solo se podía admirar la naturaleza. Era un conjunto de viviendas muy cercanas hechas de madera que se habían ubicado colindantes al monte *********** y su principal actividad al parecer era la de recibir visitantes. Habíamos logrado separar un lugar debido a que logre reducir el presupuesto del viaje contratando a un conocido de la parroquia quien se ofreció a llevarnos en uno de los buses hasta ahí sí solo costeábamos la gasolina. Fue una suerte que su hijo también fuera a este campamento. También fue de mucha ayuda el haber podido separar con anterioridad este lugar.
Primero nos dirigimos hacia la pequeña casa colindante donde nos recibió el dueño y una vez recibido el pago nos permitió que dejáramos nuestras cosas. La mayoría de los niños se encontraban ansiosos por comenzar a recorrer el lugar y explorar toda la naturaleza y fue necesario que pusiéramos orden a fin de poder terminar con el trabajo pesado pronto.
Ya que éramos varios dispuse alquilar otra casa un poco más alejada de la primera alegando la comodidad de los niños ya que todos no cabían dentro de la primera.
-Pero ¿no estarán muy separados de nosotros?- pregunta la superiora.
-Pierda cuidado, yo pagaré por ello. – afirmo. Al no verla tan convencida agrego: – Lo hago por comodidad Sor *****, no podemos tener a todos los niños apilados así. Me llevare a mi grupo hacia allá para que puedan tener más comodidad.
-Pero y los paseos…- empieza ella.
-Nos encontraremos en la salida cada mañana a la hora debida. No habrá problemas con los horarios, lo prometo.- al verla dudar agrego: – Es mi responsabilidad Sor ******. Yo debí haberme dado cuenta del tamaño de los cuartos.- sentencio a fin de darme a entender.- Permítame subsanar mi error.
-Mmmm….Está bien, Arturo. Lo permitiré – terminó aceptando.
Ya una vez hecho esto formamos a todos los niños en grupos cómo lo habíamos dispuesto quedando listos para emprender la excursión.
En mi grupo que yo mismo había elegido se encontraban: Rodrigo, Anita, Katy, su amiguita, una niña del salón de Anita y otros tres niños de distintos grados que eran parte de la pandilla de Rodrigo, un poco alborotadores los mayores quizás pero que yo sabía manejar.
Nadie se sorprenderá por qué elegí a las niñas pero a Rodrigo lo escogí porque era un niño que podía controlar a los demás y de alguna forma a veces me ayudaba cubriendo mis huellas. Claro que él no se enteraba de nada, mientras lo recompensara con cosas tenía su lealtad comprada además que no le interesaba mis asuntos.
Fue un día muy divertido, donde se les enseño a los niños sobre la naturaleza ya vista directamente, sin necesidad de libros o textos. Aquí estaba frente a sus ojos para que la pudieran experimentar y disfrutar, así como también aprender compañerismo, actividades al aire libre y otros
Una vez finalizado todo y ya de regreso cada grupo retorna a su casa debida. Guío a los míos a través de la oscuridad que empezaba a ganarnos.
Logramos llegar a nuestra posada y los mandé a que se bañaran porque después de un día en el bosque todos debían asearse.
Por momentos me dedicaba a espiar a las niñas mientras se bañaban, sacando fotos a escondidas, sobre todo a las que aún no lograba entrar en contacto.
Sin embargo mis planes aún no terminaban ahí, se iba acercando el momento que estaba esperando desde que había llegado.
Mientras Anita (que era la última en salir del baño de niñas) se dirigía con su pijama puesta hacia la habitación de las niñas me acerco a ella sin que las demás se den cuenta.
-Anita.-le digo mientras la tomo de los hombros y me acerco a su oído.- Esta no va a ser tu habitación. Para ti, tengo un lugar diferente. Mucho más bonito.
-¿En serio? ¿Otro lugar para dormir?- pregunta emocionada. Desde que les mostré donde dormirían todos se veía un poco incomoda por ello ya que como todo campamento no dormirán en camas.
-Así es. Aunque dormir quizás sea lo que menos hagamos.- le digo mientras acaricio su panochita. Anita sonríe al entender mis palabras. Se deja llevar por el pasillo lejos de la habitación de niñas.
Cruzamos el patio dirigiéndonos a una pequeña casucha casi oculta que formaba parte del alquiler.
-Ahhh! Esta genial!- festeja Anita una vez abro la puerta y entramos al lugar. Estaba muy bien arreglado ya que era mi habitación de encargado.
-Así es.- le digo sonriendo. Cierro la puerta y le echo seguro al mismo tiempo que cierro las cortinas.
-Jijiji…-ríe Anita al mismo tiempo que salta sobre la cama al sentir la comodidad de ella.- Esta muy suave.- dice mientras se echa en ella. Yo en ese momento me encontraba muy excitado por tenerla por fin solo para mí, libre de miradas indiscretas y sus padres protectores, tenía una semana para gozar de esta niña como se debía.
-Así es, mi amor.- respondo. Me acerco a ella.- Pero sabes, esta semana es muy especial. No solo hemos venido por diversión. También hemos venido para un retiro especial. ¿Te acuerdas que varias veces el Padre Eugenio habla en la misa sobre el retiro que hacen los mayores? Pues este es uno parecido que vamos a realizar los dos.
-¿Retiro?-pregunta Anita.
-Así es. En los retiros se reflexiona mucho. Es un momento para que “alabemos a Dios” lejos de los demás.- le digo con voz solemne.- Tenemos toda una semana para ello.
– ¿Vamos a agradar a Dios, Padre?- pregunta la niña contenta.
-Exacto. Ahora mismo.-digo sonriendo mientras me desajusto el pantalón que llevaba.- Anda, ya sabes que hacer.
Y Anita lo sabe, comienza a desvestirse primero el pijama que llevaba puesto, luego sus braguitas hasta finalmente quedar como Dios la trajo al mundo hace 8 años. Mientras se agacha para retirarse sus braguitas color rosa desvió mi mirada a sus nalguitas, muy paraditas y que cada día iban creciendo más a pesar de las tremendas cogidas que le daba.
Semidesnudo y quedando en bóxer (que no lograba ocultar la tremenda erección que tenía) me acerco a ella colocando mis manos sobre sus hombros.
-Anita, por ser una semana especial y que estamos de retiro para “alabar a Dios” te he preparado un regalo especial.- le digo con voz alegre.
-¿Un regalo?- pregunta ella encantada.- ¿Qué es? ¿Qué es?- pregunta curiosa.
-Oh, es un regalo que no se le da a cualquier niña. Pero como tú puedes llegar a ser una niña Santa he decidido dártelo.- le digo.
-Siiiii!!- festeja Anita contenta al mismo tiempo que me abraza. Al sentir su contacto mi verga reclamaba enterrarse dentro de lo más profundo de esa niña.- Padre, es el mejor!!- me dice abrazándose más fuerte como cuándo le daba un regalo para premiar sus “alabanzas”.
-Lo sé, mi amor, lo sé.- respondo mientras la abrazo también acariciando su espaldita.- Voy a traértelo. Espérame aquí y cierra tus ojitos. Es una sorpresa.
Anita se tapa los ojos y voltea esperando que yo llegara con el “regalo”. Me dirijo hacia el ropero retirando de su interior algo que había traído desde la ciudad, algo que había pedido prestado a Oscar. Me dirijo a donde se encontraba ella.
-Aquí está. –digo mostrándoselo frente a Anita.- Es un vestido especial para una niña Santa como tú. Un vestido para “alabar a Dios” sentencio con voz solemne.
Anita se queda mirándolo un momento impresionada ya que nunca había visto algo así y su curiosidad de niña afloraba ante aquello. Habia dicho que era un vestido santo pero en realidad era un conjunto de lencería que componía de un babydoll blanco y medias con ligas del mismo color. Lo había pedido a Oscar junto a una serie de vestidos más que deseaba probar en mis niñas. Pero en realidad lo especial de este conjunto era que realmente tenía la talla como para que una niña lo utilizara. De alguna manera Oscar se había conseguido estos vestidos y me los proporcionó para esta ocasión.
-¿Esto lo utilizan las santas, Padre?- pregunta inocente tomándolo una vez se lo cedí.
-Así es mi amor.- le respondo cariñosamente acariciando su cabecita mientras observo como ella lo manipula.- Es lo que te faltaba para tener tu vestimenta especial de niña Santa.- continuo mientras señalo su rosario que aún conservaba colgado de su cuello. Siempre lo utilizaba ya que era una niña muy devota y no iba a ningún lado sin él.
Anita aún lo sigue observando pero yo no puedo seguir aguantado más y decido que ya es hora de que “agrademos a Dios”.
-Venga, voy a ayudarte a ponerlo.- le digo mientras lo tomo y le hago la seña que me siga frente al espejo del ropero.
Poco a poco y tal como me había explicado Oscar le ayudo a Anita a colocárselo. Oscar no me había mentido, ese "vestido" le quedaba perfecto a mi Anita. Le daba un aire más erótico a esa niña y resaltaba muy bien sus caderitas. Mi verga casi literalmente rompía mis bóxer presionando por salir y gozar de esa niña culoncita.
– Bien, ahora mírate.- le digo señalando el espejo.-Te ves perfecta, Anita. A ver intenta darte una vuelta.- la ayudo a que se dé una vuelta y exhiba esas caderitas bien paraditas para sus ocho añitos. Ella no sabía que frente a ese espejo había colocado una pequeña cámara grabando todo nuestro encuentro.- Muy bien, como esperaba de una niña Santa como tú ¿Te gusta?- pregunto sonriendo al verla girar contenta .
– Sí, Padre.- contesta Anita mirándose como le quedaba ese “vestido”. En un momento levanto bien su caderitas para observarse en el espejo sin imaginar lo que ello desataba en mí. Fue ahí que no pude resistirme más, me acerco a ella y comencé a acariciarlas con descaro.
– Ya estás lista, Anita. Vamos a la cama.-le digo al oído dándole una nalgadita acto seguido aprieto fuerte una de ellas con el fin de expresar mi dominación sobre ella.
Nos dirigimos como dos novios en luna de miel hacia nuestro lecho de amor. Y a decir verdad para mí era cierto. Toda una semana en un lugar alejado de nuestra ciudad y compartiendo una habitación, había esperado demasiado por ese tiempo a solas con mi niña que ahora estaba vestida como para la ocasión.
Anita se sube a la cama y me espera arrodillada aguardando mis indicaciones. Me siento en la cama y tomo un vaso que se encontraba en el velador. Ingiero la pastilla que estaba al costado de dicho vaso y la trago rápidamente en un sorbo de agua.
-Ven aquí. Esta noche nos vamos a divertir a montones.- le digo a Anita mientras me echo al costado de ella y le doy una palmada a sus caderas.
Anita sonríe y se echa mientras asume la posición 69 dejándome enfrente de mí su panochita la cual comienzo a manipular y lubricar. Anita con cierta dificultad logra ayudar a retirarme los bóxer botandolos al suelo, acto seguido toma mi verga y la engulle primero toda para luego chuparla suavemente con el fin de irla preparando para el gran momento que se avecinaba mientras yo ya iba introduciéndole unos dedos en su vaginita.
-Ahhh!!!- reacciona Anita al sentir como la iba masturbando cada vez más rápido. Deseaba introducir toda mi mano ahí y quizás algún día lograría hacerlo pero por el momento solo me contentaba haciéndola delirar con ese movimiento. Me comía su panochita por momentos para luego seguirle introduciendo mis dedos en ella. Ya estaba lo suficientemente lubricada cómo para recibir mi miembro.
-Ohhh…!!- bufo yo al sentir la respuesta de Anita a mis tocamientos. No quería dejarse ganar y cada vez engullía más mi verga. Había logrado convertirse en una experta mamando mi verga.- Eso Anita… chúpalo bien… ohhhh!!…Chúpalo bien y yo te hare sentir bien aquí.- reanudaba mis tocamientos a su panochita.
– AHHHH!!!! –gemía Anita al sentir mis dedos entrar y salir de su vaginita.
Lograba saciar poco a poco mi libido gracias a esa niña… o eso creía hasta justo después de un rato de haber comenzado con nuestra “alabanza” siento que empiezo a recordar esa sensación de tener la verga tan dura como si fuera de hierro.- Ya… ahora… – balbuceo por la excitación.- date la vuelta…- hago la seña que Anita conoce con brusquedad debido a que ya no aguantaba más razones.
Anita interrumpe la paja que me venia haciendo, gatea sobre la cama y se coloca lista para recibir verga en la posición que más nos gusta. Con avidez la tomo de la cinturita mientras acerco la punta de mi miembro a su entradita.
-Ummm…- gime Anita al sentirse invadida por mi verga. Por fin hemos vuelto a ser uno solo, nuestros cuerpos en contacto se reconocen el uno al otro. Comienzo con los movimientos copulatorios acelerando cada vez más mis embates.
-Ahhh…..Ufff- expreso al sentir mi verga dentro de esa niña. Por fin volvimos a unirnos dentro de este acto tan “sagrado” para Anita y que nos hace tan dichosos. Por un lado Anita feliz de ser una niña devota de nuestro Señor y por mi parte feliz yo de tener a una niña nalgoncita tan dulce y tierna como ella solo para satisfacerme.
Me excitaba verla tan inocente como siempre en ese traje tan erótico, el cual ella pensaba que era un vestido religioso para niñas, sin saber que solamente era utilizada para saciar mis bajos instintos. El contraste de su actitud inocente con ese vestido sexual era para no creer, me dejaba en un shock mental y moral.
-Anita…!!! ANITAAAAA!!! – gritaba de la excitación al sentirme a salvo de todo control externo. Me importaba un bledo el ruido que pudiéramos hacer y no pensaba controlarme más.
-Padre!!!.. PADRE!!!!! – gritaba también Anita al sentirse taladrada por mi verga. Solo le queda aferrarse a la almohada a fin de poder resistir mis empujones.
-Páralas bien! Páralas bien he dicho!!- le ordenaba con brusquedad, bajando su cabecita a fin de que levantara sus nalguitas. Quería seguir cogiéndola pero también deseaba que parara bien esas preciosas caderitas que poseía a fin de sentirlas a plenitud.
-AHHHHH!!! AHHHHH!!!!- se escuchaba gemir a Anita por la cogida que recibía. Me sentía extasiado al escuchar gozar a mi niña favorita sobre nuestro lecho de amor, disfrutando al igual que yo de la pasión que emanaban nuestros cuerpos. Encerrados en nuestra habitación cogiendo hasta que nuestro cuerpos no pudieran más… lo había esperado hace un buen tiempo.
-JODER!! OHH DIOS SANTO!!! UFFFF!! ANITA!!!…- alcanzaba a bufar de placer acelerando mis empujones a sus nalguitas aferrándome a su cinturita.
– PADRE!!! AHHHHH!!! AHHHHH!!!!- soltaba Anita al mismo tiempo que yo asomaba mi rostro junto al suyo para hablarle
-Que nalguitas tienes…!! JODER!! OHHHH!!!- le decía con descaro. Realmente ya no me importaba hablarle vulgarmente a esa niña. Ya no era yo mismo, había perdido todo mi recato y me entregaba en plenitud al placer.
-Pa…Paaaaaaaadre..!!!- alcanzaba a gesticular Anita al intentar voltear pensando que deseaba besarla.
-Que… par …ohhhh…de nalguitas…ohhhh… tienes..!!! Joder!! Oh Dios!!! – balbuceaba fuera de mí mientras la cogía a ritmo constante enterrando mi miembro dentro de esa niña.
– AHHHH!!! Padreeeee!!! Ben…dito se…a Dios!!! AHHHH!!!- respondía Anita sonriendo de placer y observando mi rostro al costado del suyo.
– Culoncita!!! Eres mi culoncita!! JODER!!! – repetía con locura. Ya no me sentía humano, me sentía una bestia, esa bestia que llevaba dentro y se manifestaba cuando veía una niña ahora había tomado posesión total de mi cuerpo. Con la lengua afuera y babeando como un animal rabioso empujaba mi verga en esa niña deseando penetrar lo más profundo posible.
-AHHHHH!!! ALABADO…AHHH…SEA DIOS!!! AHHH!! ALABADO SEA!!!- gritaba Anita también absorbida por el placer que recibía de “alabar a Dios” con su Padre Arturo.
-OHHH!! ANITA!! Te…voy…a…meter…verga toda… la noche!!!OHHH!!!- le soltaba en sus oídos mientras me sentía en el paraíso. Ya no me importaba lo más mínimo seguirle soltando esas palabras a una niña de ocho años. De hecho lo que deseaba era seguir hablándole de manera vulgar.- Por culoncita! OHHH!! Por ser tan culoncita te voy a meter la verga toda la noche…!!! JODER!!!
-AHHHH!!! ALABADO…. SEA DIOS!!! – repetía Anita siempre que cogíamos. Pero ahora se la veía mucho más absorta por ello. Ambos con los ojos desorbitados mientras cogíamos habíamos descendido de nuestra humanidad. Siempre le he dicho a Anita que aquello era una epifanía, el estado de divinidad que alcanza una niña Santa mientras "alaba a Dios", pero la verdad es que ahora para mí nos veíamos como animales entregados totalmente al apareamiento.
-JODER!! Voy a soltártelo todo!! OHHH!!! Anita!!!-digo en el preciso momento que termino por venirme dentro de esa niña. Eyaculo en abundancia al interior de esa niña que solo aguanta mi venida estoicamente.
-PADREEEEEEE!!! AHHH!!!! – exhala finalmente Anita al sentir como termino por eyacular dentro de ella. En su rostro se refleja la dicha de sentir como su Padre Arturo la llena de aquel liquido sagrado para ella.
-Toma!! Toma!!!- le digo al mismo tiempo que me sigo viniendo dentro suyo.- Joder!!-
Al acabar me aparto un momento pero aún no he acabado, aún tenía la verga tan dura como al comienzo y nuestra “alabanza” continuaría hasta que nuestros cuerpos no pudieran más. Anita lo sabía y aguardaba la siguiente tanda cambiando de posición esta vez. La noche recién comenzaba…
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Un nuevo día se cernía sobre mis ojos al despertarme. Me encontraba sobre la cama totalmente exhausto por la noche de pasión que habíamos tenido junto a Anita. En medio de la oscuridad tenue despierto alertado por los golpes en la puerta de mi habitación. Por un momento me quedo helado pensando en que quizás alguien se ha dado cuenta que Anita no se encuentra en la habitación de mi grupo y de seguro la buscaban por todos lados.
Con cierto temor intento abrir solo un poco la puerta ya que Anita aun continuaba durmiendo.
-Arturo! Despierte ya, lo necesitamos para preparar todo para la salida de hoy!- me dice Sor ******* algo molesta. Recuerdo rápidamente y al girar un poco al reloj fluorescente que tenía puedo observar que hace media hora debí estar ahí.
-Lo lamento mucho Sor ********. Se me ha pasado la hora, ayer llegué muy cansado. Estaré alla en diez minutos.
Sor ****** se va dejándome cerrar la puerta de mi habitación. Algo mas alividado por un momento comienzo a darme cuenta que ya debo apresurarme.
Instruí a Anita que se había despertado por el ruido a que durmiera un poco más y cuando llegara la hora se vistiera y cerrara la puerta de mi habitación. Luego de guardar con candado los instrumentos utilizados en nuestro encuentro de la noche anterior (incluido su "vestido") con prisa me dirijo fuera de la habitación para ayudar a las monjas con los preparativos.
En realidad no era mucho por hacer, pero si habían algunas cosas que requerían la fuerza de un hombre y era por ello que se me había requerido mi participación (aunque hubieran monjas que tenían la fuerza de uno, pero esa es otra historia).
Luego de acabar con todos los preparativos nos dispusimos a reunir a los chicos ya que casi era la hora de la partida.
Fui a buscar a mi grupo y los encontré ya levantados por Rodrigo uno de los chicos mas entusiasmados por la excursión de hoy.
-¿Listos todos?- pregunto al mismo tiempo que logro ingresar.
-Si!- señala Rodrigo entusiasmado ya preparado con su mochila. Los demás aun se iban preparando poco a poco aún con sueño pero Rodrigo me apoyaba apremiándoles.
-Muy bien. Acaben mientras yo voy a ver como están las niñas.- respondo cerrando al puerta. Camino por el pasillo hasta la puerta de las niñas la cual abro sin tocar confiado de mi autoridad.
-Niñas, apresúrense ya falta poco.- les señalo al mismo tiempo que ingreso totalmente observando lo más que podía. Las niñas aún se cambiaban a excepción por Anita que ya estaba vestida y se encontraba con su amiguita alistando las cosas de esta última. Katy aún con sueño guardaba sus cosas mientras su amiguita aún no había comenzado y se cambiaba con sueño.
Prácticamente ayude a cambiar a esa niña innecesariamente pero la verdad es que deseaba poder manosear a todas ésas niñas y no me perdía la oportunidad de hacerlo.
Una vez todos estuvieron listos los hice salir del lugar y nos dirigimos al punto de reunión de los demás niños.
Una vez salimos todos hacia el bosque (cada niño junto a su grupo y su guía) nos dirigimos cada grupo por el camino que nos habíamos señalado. El punto de reunión más adelante ya estaba establecido pero antes debíamos transitar por el bosque a fin de que los niños pudieran conocer el lugar.
– Siganme niños,- les ordeno al tiempo que nos separamos un poco del camino que nos tocaba. Habia preparado varias cosas y necesitaba alejarme del camino principal ya que esto sólo hubiera hecho posible que otro grupo se encuentre conmigo.
Mi grupo se dirigía saliéndose del camino bajo mi excusa de qué debíamos descansar un poco en algún lugar muy cerca de ahí.
– Éste es un buen lugar, chicos. – digo mientras dejo las mochilas cerca de una pequeña mesita rústica que indicaba un punto de reunión improvisado seguramente por otros excursionistas.
Todos dejan sus cosas mientras yo saco los refrigerios y comienzo a repartirles. Los chicos aún curiosos querían alejarse un momento pero yo les llamaba la atención ordenando que no avanzaran tanto. Las niñas en cambio se sentían mas cómodas y conversaban entre ellas observando algunas plantas cercanas a los asientos. Ya pasado un rato me acerco a mi mochila y retiro unos envases.
-Voy a traer agua, chicos. Si se nos acaba podemos tener problemas – les indico.- Necesito que vigiles a todos y no dejes que nadie se vaya lejos de aquí. Entendido?- le ordeno a
Rodrigo. Este ultimo asiente con seriedad consciente de su responsabilidad.
-Katy, veo que has acabado.- le digo de repente.- ¿Porque no me ayudas a traer el agua?- digo pero en realidad esto solo era una excusa ya que habían otros niños que habían acabado ya su refrigerio.
Katy obediente se acerca y toma uno de los envases. Junto a ella nos adentramos más hacia el bosque alejándonos de los demás.
– ¿A donde iremos por agua, Padre?- pregunta Katy inocentemente.
– Hay cerca un pequeño riachuelo. De ahí sacaremos el agua.- le indico. Katy iba con una remera pequeña y unos shorts cortitos que le permitían desplazarse. Habían algunos insectos pero yo les había ayudado a todos a colocarse el repelente.
No tardamos mucho en llegar al riachuelo de agua tranquila que daba un aspecto calmado en su aguas cristalinas. Katy se acerca a observarlo curiosa.
-¿Te gusta ,no?- pregunto a lo cual Katy asiente contenta observando desde la orilla.- ¿Y no deseas entrar?- inquiero acercándome a ella y tomándola de los hombros.
-No…- contesta Katy aun no muy convencida, pero en realidad no pensé que fuera del todo cierto y por eso decidí insistir. Me saco los zapatos mientras Katy observa y logro entrar al agua solo hasta las rodillas para que ella también se animara.
-Anda. El agua esta perfecta. ¿Por qué no entras?- la animo tratando de hacer que entrara. Katy aun duda pero menos que antes. Me acerco y tomo su remera.- Si te quitas esto y lo dejas allá puedes meterte sin mojar tu ropita. Vamos, anímate.- insisto otra vez. Katy seguía mostrando esa actitud de no querer pero sonreía ante la duda, mientras miraba alrededor.- Ahora estamos solos, no hay nadie cerca de aquí. Tus compañeros están muy lejos…- digo levantando su remerita para tratar de apresurar su decisión.
Katy finalmente se deja llevar y logro quitársela colocándola a un costado, ella se apresura y se quita sus shorsitos sin dejarme oportunidad de manosear su culito mientras yo se las quitaba pero no me importo mucho porque mejores cosas pasarían luego.
Katy se emocionó y quería meterse con braguitas pero la detuve justo antes de que entrara.
-Si te metes con ellas se mojaran y no has traído otras aquí al bosque.- le digo señalándolas.- Tienes que dejarla junto a tu ropita allí.- señalo la orilla.
Katy aún dudosa se detiene pero debido a la seriedad de mi voz decide obedecer y comienza a quitárselas dejándome completamente excitado al por fin verla completamente desnudita. Me sentía recuperar las fuerzas que Anita me había quitado de tanto coger anoche. Katy con su cuerpito despertaba mis bajas pasiones y me llenaba de nuevas energías.
-Oh Katy…. Eres tan linda.- digo mientras me comienzo a quitar la ropa dejándola también en la orilla quedándome solo en boxer. Katy corrió directo hacia el agua sin prestarme atención ya que ansiaba bañarse.
Tambien ingreso con cierta dificultad ya que trataba de disimular un rato más la tremenda erección que presentaba. Katy realmente se divertía en el riachuelo mientras por momentos me arrojaba agua queriendo mojarme y yo trataba de esquivar siguiéndole el juego. Había cogido algo más de confianza y se divertía completamente complacida del agua y el refrescarse debido al calor. Toda esta situación y la inocencia de esa niña desnudita me tenían al límite.
-Katy… Ohhh Katy…- digo después de unos minutos sin poder contenerme más. Me acerco a la orilla y dispongo a quitarme los bóxer arrojándolos cerca de mi ropa. Ahora ambos estábamos desnudos en el agua y mientras Katy aún se echaba nadando sin prestarme atención me acerco por detrás sigilosamente.
El observar la inocencia de esa niña totalmente desnuda exhibiéndose frente a mí su cuerpito que me ponía como toro de la excitación pierdo el recato y decido acercarme a ella con la verga en alto sin deseos de seguir ocultandosela.
Katy voltea al sentirme muy cerca de ella y se sorprende un momento al observarme con la verga erecta frente a ella.
-Oh Katy…. Ha vuelto a pasar.-le digo con voz temblorosa.- Se ha vuelto a parar mi amor. Mira lo que has ocasionado Katy…-le decía con la excitación en cada palabra.- Se ha vuelto a parar y no puede seguir sin bendecir a una niña… A una niña tan linda como tu.- le suelto con voz temblorosa mientras masturbaba mi verga frente suyo
Katy se queda callada observando mi miembro y luego a mi rostro como queriendo quizás no continuar o teniendo alguna objeción que por miedo no podía decirme. La religión tiene la ventaja de ganarle a este tipo de cosas y lograr que los niños terminen obedeciendo por miedo. El silencio se extiende un poco más pero yo no quería perder más tiempo.
-Katy!- la reprendo a lo cuál reacciona.- Ya te lo he dicho. Tu deber como una niña cristiana es “sacarme la bendición" que tengo aquí.- expreso con voz decidida. Me arrodillo para tocar su cuerpito.-Tienes la suerte de tener una colita tan paradita para esto, Katy. Necesito que tus nalguitas me saquen la bendición.- le decía acariciando su culito respingón que me enloquecía. -¿Lo harás?- pregunto pero más que una pregunta por la forma que lo dije pareció una orden y así quería dárselo a entender.
– Sí, Padre.- responde Katy resignada. Una sonrisa cruza mi rostro mientras me levanto.
-Vamos.- digo jalándola de su brazito sacándola del agua. La excitación de tener a una niña de seis añitos dispuesta a obedecer todo lo que le pidiera era increíble.-Vamos por los arbustos. Ahí tendremos algo más de privacidad, Katy.
Katy solo se deja llevar mientras nos internamos en los arbustos. Le señalo el suelo y Katy se coloca encima del pasto.
-Date la vuelta.- le ordeno con una seña. Katy obedece y se coloca gateando en posición de perrito. Me acerco con la verga totalmente erecta. No debía perder mas tiempo o los demás chicos sospecharían que nos tardábamos tanto. Comienzo a lubricarla a fin de que la penetración no sea tan violenta.
-No te preocupes. No he traído el jabón pero esto también sirve.- respondo ante la sopresa de Katy ya que usé mi saliva para lubricar su anito. Lllevaba buen rato babeando por esa niña de seis añitos y estaba dispuesto a enterrar mi verga cuanto antes en ella. Acerco mi miembro a Katy con decisión hurgando en su agujerito.
-Auuu!! Auu… Padre.-protesta Katy a cuatro patas mientras le hincaba mi verga en su anito.
-Ohhh!! Katy…-le decía con voz temblorosa de la excitación que por momentos me cegaba mientras avanzaba en aquella niña.- Ohhh… Joder!!!
-Auuu!! Mi colita!! Mi colita. Uuuuhhh- protesta Katy al sentirme avanzar en su culito. Con algo de paciencia pero decisión logro llegar a introducir gran parte de mi miembro en esa niña.
-Ohhhh!!!! Ya esta adentro, mi amor… Ya esta dentro… Ohhh!!!- balbuceo de excitación con la lengua afuera y la verga clavada en su anito. Ambos desnudos en medio de la naturaleza escuchando los sonidos de los insectos y animales a nuestro alrededor. Me sentía en el Edén casi literalmente, con mi pequeña “Eva”, ambos apareándonos como tantos otros animales de la creacion que pudieran haber a nuestro alrededor.
-Ahhh!!!- gime Katy al sentir palpitar mi verga en su esfínter. Deseaba desesperadamente poder comenzar la cópula junto a esa niña de 6 añitos.
-Ohhh!!! Dios Santo!!!- expreso al sentir su estrechez apretarme aun la verga.- Ya nos movemos.. Katy.. Ya nos movemos…!!
-Uhhhh!!!- se quejaba Katy al sentirme moverme entrando y saliendo suavemente en su anito.
-Eso!!! Ohhh!!! Ohhh!!!- expresaba al avanzar cada vez agarrando más velocidad.
-Ahhhh!!! Ahhhh!!!!- gemía entre quejidos Katy al sentirme penetrándola con avidez en su pequeño esfínter y golpear sus nalguitas a cada embate.
-Ohhh!!! Dios Santo!!! Ohhh!!! Ufff- bufaba de placer y dolor al sentir esa estrechez que por momentos deseaba expulsarme de su anito y le hacía daño a mi miembro. Esa sensación mezclada es una de las mejores que se pueden llegar a sentir con una niña.
-Mi colita!! Mi colita!!! Ahhh!!!- gemía Katy al sentirme encima de ella mientras le clavaba mi verga entrando y saliendo de esa niña a ritmo cada vez mas rápido.
– Ohhhh!! Tu colita!!! Tu… colita!!! Tu preciosa… colita!! Joder!!- balbuceaba poseso de placer mientras la cogía. Con nuestros cuerpos sudorosos entre los arbustos no dejaba de pensar en que sucedería si nos encontraran en pleno acto y ello me excitaba tremendamente a pesar de las consecuencias que podría tener.
-Auuuu!!! Padre!!! Me duele!!! Ahhh!!!- gemía Katy aturdida.
– Katy!! Katy!!! Ohhh Por Dios!!! Uffff!!- bufo tomándola de su cinturita y empujando mi verga dentro de ella con ansias de descargarle toda “la bendición" que había acumulado por ella.
Katy resistía, a pesar de sus quejidos, la penetración total a su pequeño orificio por parte mía. Aceleraba cada vez más mis embates hacia ella sintiendome venir…
-Ahhh!!! Padre!!! Padreeee!!! Nooo!!!- gime Katy sintiendo como la invade por dentro “La bendición" que le suelta su Padre Arturo. Aquella bendición que debe recibir obligatoriamente cada vez que me dé la gana.
-Ohhhhh!!! Joder!!! Toma… Toma… Bendita seas… Katy!!!- deliro corriéndome mientras con la verga comenzaba a echarle mi semen en su espaldita. La dejo que se eche sobre el suelo y se recupere de nuestro "jueguito".
-Ah…-exhala finalmente Katy mientras termino de echarle mi semen en su cuerpito. Me limpio mi verga en su cuerpito a fin de cubrirla de mi esperma.
Katy sólo espera a que termine mientras se recupera de la cogida que acabo de darle. También me dejo caer al suelo al costado de ella.
-Oh Katy!! Tu culito es de lo mejor.- le digo al oído mientras le acaricio sus posaderas.
Katy no contesta y me observa manosearla seria aunque al parecer aliviada de que haya acabado todo.
-Tienes la suerte de tener unas nalguitas tan hermosas. Otras niñas desearían poder sacarme “la bendición", pero aquí estas tu haciéndolo. Eres muy afortunada.- le felicito dándole un beso en su mejilla.
Katy sonríe solo para cumplir, aún no sé la ve muy convencida sin embargo parece que mi autoridad termina evitando sus quejas.
-Venga, vamos a lavarnos al riachuelo. Debemos regresar o los demás se preocuparan.- le digo mientras nos levantamos del suelo y la dirijo allí. Luego de lavarnos saco una toalla de la mochila para que podamos secarnos.
Una vez terminamos de vestirnos nos retiramos hacia el lugar donde habíamos dejado a los otros. Los encontré a algunos jugando mientras Rodrigo se esforzaba por evitar que se vayan los más traviesos. Me acerco hacia mi grupo.
-¿Por qué demoró, Padre?- pregunta Rodrigo acercándose a mí.
-Oh pues tuvimos problemas encontrando el riachuelo, estaba medio seco.- le respondo al mismo tiempo que guardaba las botellas. Mientras explicaba miraba a Katy para que no contradiciera mi historia, ella solo asiente sin dar alguna objeción.
Una vez juntos les ordeno partir hacia el punto de reunión. Como sabía que teníamos desventaja en cuanto al tiempo decido acortar el tramo conociendo de antemano un atajo que no debíamos tomar ya que el objetivo era que recorrieran la mayor parte del bosque, pero el tiempo nos ganaba y si llegábamos tarde las monjas sospecharían.
Habiendo llegado al punto de reunión nos juntamos todos para que los niños puedan almorzar mientras repartimos a los chicos cada uno de sus almuerzos.
Junto a mi grupo me siento para acompañarlos mientras observo a Katy ingerir sus alimentos, se la veía mas tranquila y al acabar conversaba felizmente con su amiguita que le pregunto a dónde habíamos ido y que habíamos visto. Sin dejar de tener un oído atento a su conversación logro escuchar que Katy no le conto nada sobre lo que de verdad habíamos hecho. Esto me dejó más tranquilo aunque noté que le era difícil mentir, debía hacer algo cuanto antes
Aun meditaba lo que había pasado pensando en que Katy aún no se sentía tan afortunada de “alabar a Dios” como Anita. Esto me tenía preocupado ya que si se le escapaba o manifestaba su inconformidad en alguna conducta esto terminaría perjudicándome tarde o temprano. Aún me sentía pensativo cuando de pronto…
-Padre!.- escucho una voz a mi costado. Era Anita quien a mi costado acercaba una cuchara.- Esto me preparo mi mami para hoy. Por favor pruébelo.- me pedía con anhelo e inocencia en sus ojos.
– Oh gracias.- recibo probando de su cuchara.- Está muy delicioso. Se ha conservado bien a pesar de los días. Está muy rico.- felicito sonriéndole ante el gesto. Anita sonríe también contenta.
-Sabe Padre. Yo ayudé a mi mami a prepararlos.- me dice ella girando sobre sus pies haciendo ese gesto inocente que hacen las niñas cuando quieren un halago o felicitación.
-Muy bien Anita.- la felicito acariciando su cabecita.- Te ha salido muy bien.-le digo con gran gesto de halago que era lo máximo que podía hacer teniendo tantas miradas cerca. Anita se sienta a mi costado a fin de terminar su postre. Mirando a los alrededores verifico que nadie me observa.- Como premio, esta noche tengo otro vestidito para ti, Anita.- susurro en su oído.
– ¿En serio?- contesta Anita feliz.
– Así es.- respondo y con mi mano por debajo de la mesa comienzo a acariciar su caderitas.- Nos vamos a divertir un montón.- le susurro en el preciso momento que le doy una nalgadita con deseo. Anita sonríe contenta en su inocencia de estar “agradando a Dios”. Mientras observo a esa niña de cabello castaño se me viene a la mente una idea. Una idea que quizás podría solucionar los problemas con Katy. Una idea que requeriría riesgos, pero para eso esta la vida, para tomarlos. – Quizás puedas ayudarme pronto con un asunto.
-¿Qué asunto?- pregunta Anita curiosa mientras aun manoseaba sus nalguitas.
-Te lo contaré mas tarde. En la noche- le susurro finalmente levantándome ya que Sor *** se acercaba hacia nosotros.
Mientras termino de ayudar a los demás a preparar todo para el regreso al campamento principal sigo pensando en como Anita me ayudará con mi plan. Nuevas experiencias se acercan, pero eso… eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.
PD: El siguiente relato será: Confesiones del Padre Arturo: El campamento parte 2.
PD2: He decidido sacar los relatos de Nayhelli después de los relatos del campamento ya que como verán estos relatos tienen que ver con Anita y Katy. De esa forma será un intermedio a la siguiente saga. Ahora sí, hasta entonces.
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