Confesiones del Padre Arturo: El Campamento 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Padrearturo3.
El campamento continuaba y debido a que Sor ******* deseó que yo me encargara de la disciplina de un grupo que hacía mucho desorden por las noches, por lo cual me mandó a intercambiar mi puesto por la noche con otra monja, por lo cual terminé durmiendo en otro lugar lejos de mis niñas.
No fue difícil imponer el orden en ese grupo y vigilarlos hasta que se durmieran todos que era lo que se quería.
Después de ello tuve que ir a dormir al lugar que le correspondía a la hermana que ahora se encontraba en mi habitación conforme al intercambio dispuesto.
Sentía que con esa noche sería suficiente para que esos pequeños mozalbetes entendieran que debían obedecer y no generar desorden lo que me dejaría regresar a mis antiguos aposentos.
Con el cansancio sobre mis hombros decido echarme y descansar, no demoro mucho tiempo en conciliar el sueño.
Aún me encontraba descansando medio dormido recordando acontecimientos anteriores, como cuándo uno empieza a recordar mientras reflexiona sobre cosas que sucedieron anteriormente buscando que llegue el sueño:
[Era un gran día de pascua, la campana sonaba retumbando en los oídos de todos anunciando que la misa estaría por comenzar pronto.
Las familias se apresuraban a entrar mientras junto al hermano Félix nos encontrábamos recibiéndolos.
Como ya era muy frecuente cada vez que pasaba Sofi junto a su madre yo optaba por irme a un lado para no entrar en contacto directo con ella.
Sin embargo al avanzar unos trechos hacia dentro de la parroquia ya no estaba en el mismo lugar, ahora me dirigía hacia otro lado.
Iba por los pasillos, acompañado de una niña muy bonita de cabello rubio.
La imagen volvió a disolverse y estaba vez me encontraba frente a esa misma niña sobre una cama, ambos completamente desnudos mientras acariciaba su pequeño cuerpo.
Me encontraba encima de ella penetrándola mientras ella se aferraba a la almohada aguantando mis embestidas para finalmente terminar corriéndome dentro de ella.
Recuerdo su rostro sonriente luego de nuestra faena.
Me sentía feliz, muy feliz de tener a una niña tan hermosa para mí.
Pero luego sentí miedo, miedo por lo que me dijo.
Lo que hacíamos estaba mal, ambos lo sabíamos ahora, ella lo había descubierto hace poco.
Nunca sabré como ya que no me lo quiso decir.
Ella dijo que no le importaba, que le gustaba aquello que la hacía sentirse tan bien.
Mi dicha regreso entonces.
Sin embargo la imagen volvió a disolverse y esta vez estaba en un aula de la parroquia frente a otra persona.
Observo mi cuerpo pensando estar desnudo pero para mi sorpresa andaba vestido.
Ahora hablaba con Sara que me decía cosas que no pude acordarme después.
Pero recordaba las palabras… Romina… algo terrible que había pasado… un viaje… ella con el rostro de tristeza…
Luego sentí mi cuerpo paralizado y caer por un abismo mientras veía imágenes borrosas a mi alrededor.
]
Parálisis de sueño es su nombre y fue lo que experimentaba al despertarme.
Volvía otra vez en mí aunque sentía mis extremidades débiles.
Me volvían a la mente los recuerdos de aquel sueño difuso, en realidad no me acordaba mucho pero sabía maso menos de que trataba.
“No le des más vuelta al asunto, se acabó” me decía para calmarme un poco.
De todas formas era inútil seguir pensando en ello.
Ya no estaba en mis manos poder hacer algo más.
Lo mejor sería dejar de pensar en eso.
Me encontraba aun con sueño, observe mi reloj y pude ver que eran las 4 y media de la madrugada.
Aún quedaba un tiempo para que los demás se despertaran sin embargo soy muy madrugador y no deseaba regresar a dormir.
En lugar de ello dispuse a realizar algunos ejercicios matutinos antes de ir a la ducha.
Ya vestido y fresco decidí salir al patio y observar desde mi posición el amanecer con algo de nostalgia.
Aún recordaba algunos viajes familiares donde mis abuelos vivían al interior del país.
El paisaje inspiraba en mí aquellos recuerdos de mi niñez y era una de las razones por la que disfrutaba de mi trabajo actual, obviamente aparte del placer de las niñas.
Llegado el martes estaba planeado que los grupos hicieran una actividad en la cual cada guía continuaría con la enseñanza a los niños conforme a lo establecido en el programa que habíamos hecho.
En mi caso lleve a mi grupo hasta una parte del bosque donde tenía planeado enseñarles las cosas que aún me faltaban como las cosas que deberían hacer en caso de perderse o las formas de orientarse en medio del bosque sin mi ayuda entre muchas otras.
Tomamos un intermedio para su refrigerio momento en el cual aproveché para conversar con Rodrigo y sus compañeros que no cesaban de mostrar a los demás las plantas que habían recolectado y guardaban en un pequeño cuaderno que habían llenado.
Ya llegada la hora del almuerzo dispongo que regresemos luego de haber terminado con lo programado el día de hoy para que los chicos tuvieran la tarde libre de esparcimiento.
Después que hubieran terminado el almuerzo y su reposo los llame para que me siguieran con destino hacia los juegos del día anterior.
En esta ocasión no seríamos los únicos ya que varios grupos habian planeado ir ahí por lo que no estuvimos solos en el trayecto.
Con las otras monjas conversábamos mientras cuidábamos de cerca que no se lastimaran en las atracciones.
Sin embargo yo estaba aburrido ya que deseaba acercarme a mis niñas aunque sea por un instante sin levantar sospechas.
-Padre.
– se me acerca Katy y me jala un instante atrayendo mi atención.
– Dime, Katy.
¿Qué sucede?-pregunto.
– Padre… se acuerda lo que prometió…-empieza Katy algo tímida, intentando decir algo pero sin tanta decisión.
– Ah! Si.
– recuerdo cayendo en la cuestión.
– Es cierto Katy.
Debemos ir al monte ***** como te lo prometí.
– contesto mirando alrededor y evaluando mis posibilidades.
Observo un momento a las monjas que se encontraban cerca y llamo a Anita y Katy con una seña mientras me acerco a las monjas.
Luego de explicar a las monjas que iba a acompañar a las niñas para que pudieran apreciar la vista desde el monte **** les pedí que vigilaran también al resto de mi grupo.
Junto a mis niñas me dirijo subiendo por las escaleras del camino que conducían hacia nuestro destino.
En el camino pasamos por los baños que del día anterior sin embargo no nos detuvimos ahí y continuamos avanzando hasta lo último y tal como estaba previsto llegamos al final del trayecto algo cansados por el esfuerzo de subir.
Las niñas corren hasta el mirador que daba una gran vista de todo el paisaje dejándome un poco atrás mientras me secaba el sudor del esfuerzo.
– ¡Que hermoso paisaje! – exclama Katy encantada mientras se sube al barandal peligrosamente.
Afortunadamente Anita la toma para que no se cayera y la baja a un nivel seguro.
– Es cierto, es un hermoso paisaje.
¿No lo crees, Anita? – pregunto volteando mientras me uno a ellas.
– Sí, Padre.
– contesta ella sonriente.
– Esto y todos los hermosos paisajes del mundo son obra de nuestro Señor, es motivo de agradecimiento.
– expreso con voz solemne mientras me retiro del mirador.
Había observado algo cercano y decidí acercarme.
En la cima muy cerca al mirador había una cruz que había sido colocada al parecer por misioneros de la ciudad en sus propósitos de evangelización a las pequeñas comunidades del lugar.
Esto era muy conveniente para mí.
Me acerco a ella mientras observo la placa que indicaba el año y las circunstancias en las que había sido colocada dicha cruz.
En un arrebato de inspiración me arrodillo frente a la cruz y después de santiguarme comienzo a orar frente a ella.
Anita se me acerca mientras deja a Katy aún permanece en el mirador observándonos.
Sin ordenarle nada Anita decide acompañarme y se arrodilla a mi costado imitando mi oración, a lo cual Katy observa curiosa nuestro comportamiento.
Llega un momento en el cual se acerca curiosa también y por no sentirse extraña también comienza a orar repitiendo las palabras que decíamos en voz baja.
Luego de orar permanezco un momento en silencio con los ojos cerrados en un acto de meditación.
Luego de acabar me levanto y terminando de santiguarme guío a mis niñas a descender por el camino de regreso.
– ¿Ya nos vamos? – pregunta Katy sorprendida.
A su lado Anita bajaba con naturalidad al parecer confiando en mi juicio.
– Es necesario, Katy.
Porque mientras oramos pude conversar con Dios y me pidió algo muy importante.
– expreso con impaciencia.
– ¿Qué le pidió, Padre? – pregunta Anita sorprendida.
A su lado Katy se mostraba también obediente de esto al observar como Anita creía ciegamente las palabras que salían de mis labios.
– Nos felicita por ayudar a Katy con su iniciación.
Sin embargo, nos pide que continuemos con su preparación.
No tenemos tiempo que perder.
– les apresuro mientras continuamos descendiendo.
Después de descender un cierto tramo llegamos al lugar donde se encontraban los baños.
Les ordene que me esperaran unos momentos mientras daba la vuelta para poder ingresar al lugar por un lado y abrir la puerta principal.
– Pasen, pasen mis niñas.
– les digo mientras Anita y Katy ingresan.
– El mismo lugar, Anita.
Ya saben que hacer.
– le indico firmemente con una seña que no admitía replicas.
Las niñas avanzan y se dirigen hacia el último de los baños mientras termino de cerrar la puerta.
Al igual que el día de ayer me dispongo a ingresar al más cercano a mí con el fin de desvestirme y dejar en un lugar ordenado mis prendas.
Aún se siente en el aire esa tibieza que emanan los baños y de fondo lo único que se escucha es el agua circular muy cerca de mí.
Ya desnudo y llevando solo mi toalla en la mano me dispongo a ir donde se encontraban mis niñas.
No creo necesario cubrirme por lo cual voy sin pudor alguno por el pasillo hasta llegar a la puerta del baño.
– Estoy por ingresar mis niñas.
– les anuncio tocando la puerta.
Más confiado, esta vez no me tomo la molestia de esperar una respuesta e ingreso al baño.
Anita y Katy ya se encontraban despojadas de sus prendas y me esperaban tal como Dios las trajo al mundo.
Muy cerca de ellas el agua ingresaba a la habitación generando un aura cálida para el ambiente.
Solo el entrar ahí y observar a esas dos niñas culoncitas había provocado que mi miembro se pusiera tieso sumado a ese ambiente relajante termino por envolverme completamente en mis pensamientos para nada decorosos.
Me acerco dejando mi toalla hacia un lado mostrándoles sin pudor alguno mi verga completamente erecta.
– Vengan, acérquense Anita, Katy.
– las llamo a lo cual obedecen llegando cada una a un lado.
– Debemos continuar con tu instrucción, Katy.
Para que de esa forma puedas agradar a Dios.
Anita toma mi verga y comienza a masturbarla con sus manitas a lo cual Katy también decidí imitar.
Era magnifico tener a dos niñas de ocho y seis añitos masturbándome una a cada lado con total devoción en sus rostros.
– ¿Así, Padre?- pregunta Katy esperando signos de aprobación.
– Muy bien, Katy.
Si, perfecto.
Continua.
– la felicito acariciando su cabecita.
Katy sonríe contenta.
Anita la mira unos momentos, al parecer no deseaba que Katy se llevara todos los halagos y acerca su boquita a mi verga dándole unas lamidas cariñosas.
– ¿Le gusta, Padre? – pregunta Anita ansiosa.
– Así es, preciosa, continua lamiéndolo.
– la aliento también acariciándola mientras Anita volvía a lamer mi miembro.
– Muy bien.
ohhhh… así… déjalo en tu boquita un momento.
– le digo mientras Katy solo nos observaba de cerca.
Anita continúa mamando mi verga con su boquita queriendo mostrarse frente a Katy como una experta.
Katy solo observa con un rostro deseoso de querer unírsenos.
– Así… ohhh … ohhhh… Muy bien, Anita.
– le digo mientras comienzo a mover su cabecita para hacerme una paja con su boquita.
Anita continúa con el tratamiento a mi miembro hasta que llego a un punto que si la dejaba continuar podría eyacular muy pronto.
Retiro con algo de fuerza de voluntad mi miembro de su boquita.
– Lo estás haciendo bien, Anita.
– la felicito.
– pero no olvides que debemos ayudar a Katy para que sepa qué hacer cuando se agrada a Dios.
– termino señalando a esta última.
– Vamos.
Me acerco a Katy quien se deja manipular confiada en mis actos y obedece la orden de seguirme y descender al agua para lavarnos.
– Así es muy bien.
El agua está muy tibia, no es así? – pregunto a Katy.
– Sí, Padre.
– contesta.
– Lávate bien, lo necesitamos para que podamos agradar a Diosito.
– le digo a lo cual Katy obedece lavando su cuerpito.
Anita también desciende al agua y me ayuda a manipular el cuerpito de Katy.
Al parecer no quería que la ignorara y hacía lo posible por participar en este acto.
– ¿No debería mostrarle a Katy como se agrada a Dios antes que ella lo haga? – pregunta Anita a su lado.
– Anita.
– respondo acariciando su cabecita.
– yo sé que deseas agradar a Dios, no te preocupes, lo haremos.
Pero Katy debe ser la primera, acuérdate que es por eso que hemos venido aquí, para ayudarla a que se acostumbre a servir a nuestro Señor.
– respondo con voz calmada.
En realidad lo hacía para no contradecirme en mis palabras anteriores, ya era momento de culear a Katy y acostumbrar su vaginita a recibir mi verga de ahora en adelante.
– Muy bien.
Yo creo que ya estas lista.
– digo a Katy.
– Ahora necesito que te apoyes más allá.
– señalo hacia la orilla contraria que era un poco más profunda.
– Venga, voy a llevarte.
– expreso tomando a Katy de los hombros y conduciéndola a través del agua justo en la orilla.
– No siento el piso.
– dice Katy mientras trata de subir algo temerosa de esa posición.
-No tengas miedo, Katy.
– la tranquilizo.
– mientras te aferres a la orilla no te pasara nada.
– ¿De verdad?- pregunta Katy inocentemente.
– De verdad.
Te lo prometo, Katy.
– contesto con una sonrisa para tranquilizarla.
Acaricio sus nalguitas en gesto cariñoso pero en realidad solo pensaba en seguir manoseando a esa niña que me miraba con gesto inocente.
Debajo del agua mi verga totalmente tiesa deseaba penetrar esa tierna panochita que tenía a su alcance.
Me acerco por su espalda y coloco mi miembro en la entrada de su vaginita.
– Mmmm!!- gime Katy al sentir como empiezo a empujar mi verga a través de su panochita.
– Ohhh.
Katy.
Ya está… entrando.
– le decía mientras debajo del agua mi verga invadía su entradita.
– Ya casi esta todo… ohhh… Katy.
– le decía al oído con casi todo mi miembro en su interior.
– Ahhh…!!- suelta Katy al sentirme encima de ella.
Se aferraba a la orilla pero era apoyada en la espalda por mi miembro que empujaba en su agujerito.
– Bien… Katy… resístelo…-le digo al oído mientras mi verga invadía completamente su vaginita.
– Ya está todo… Katy…Katy!
-Ahhh!!! Padre!!! Auuuu!!- se queja Katy al sentirme en plenitud en su interior.
Lentamente empiezo retirando mi verga para volverla a empujar en su interior.
Volvía a gozar de esa niña culoncita de seis añitos.
– Mmm!! … Katy…Katy…-soltaba al mismo tiempo que empujaba mi verga en su interior con un ritmo que iba creciendo poco a poco.
– Uhhh!!! Uhhhhh!! – se quejaba Katy mientras se intentaba mover hacia fuera del agua arrastrándose en la orilla.
Reaccione rápidamente y la tome de su cinturita para evitar esto.
Totalmente fuera de mí no deseaba que interrumpiera la velocidad de mis embestidas.
– Quieta… Ohhh… quieta Katy…- le advierto aferrándola de la cintura con fuerza.
– Debes resistirlo y esperar a que tu cuerpito se acostumbre a las alabanzas.
– Uhhhh!! Ahhhh!!!- gemía Katy aferrándose a la orilla ya que por momentos la jalaba demás y se resbalaba de la orilla.
– Pero…
– Recuerda Katy… que hacemos esto….
Por Diosito y que serás una niña Santa…- le decía con voz entrecortada.
Katy al escuchar esto último y observar un momento a Anita que la observaba no volvió a resistirse y me dejó manipularla a voluntad.
– Ufff!! Ufff!!!- bufaba acelerando mis embestidas.
– Que nalguitas tienes… mi Katy…- le soltaba excitado enterrando con prisa mi verga en su panochita que poco a poco iba cediendo.
– Ahhhh!! Ahhh!!!- gemía Katy al sentir como la empujaba con más ansiedad.
Embargado de la excitación me sentía en el paraíso culeando a Katy como se debía a tal punto que por momentos se escuchaba salpicar el agua debido a nuestros movimientos.
Me echo sobre Katy para hablarle al oído.
– Katy…Ohhhh ….
Joder!!! Que culoncita!! Mi Katy… que culoncita eres!! Joder!!- le decía al oído mientras continuaba taladrándola con mi verga.
– Padre!!- escucho que alguien me llama a mi costado.
Volteo mi rostro aun penetrando a Katy a ritmo contante.
Anita se había colocado sobre la orilla en la misma posición que se encontraba Katy levantando bien sus nalguitas y me miraba con anhelo en su rostro.
– Padre…!! A mí también…- imploraba Anita con inocencia en su rostro mientras con su manita se echaba agua sobre su rajita como había hecho antes de penetrar a Katy.
– No solo se lo haga a Katy…
Observar como Anita ofrecía sus nalguitas implorante de mi verga solo hizo que me excitara aún más si era posible por lo cual no tardaría mucho en acabar.
Al parecer observar cómo me concentraba solamente en Katy terminó por desatar en ella la necesidad de mostrarse o quizás fuera el hecho de que le excitaba vernos en pleno acto sexual, sea cual fuere el caso esto la llevaba a ofrecerse de tal forma.
– AHHHH!!! AHHH!! – gemía Katy más fuerte al sentir como la penetraba más rápido.
El observar de esa forma a Anita ocasionó que me desquitara más fuerte con Katy.
Ya no me importaba acabar muy pronto.
– Katy!!! Katy!!!- repetía fuera de mi al sentir como llegaba al éxtasis.
– Padre…- imploraba Anita de nuevo con esa vocecita inocente que me enloquecía.
Se volvía a echar agua en su panochita mientras acariciaba sus nalguitas sabiendo que eran las que me enloquecían.
– AAAAHHHHHHHH!!!!!- gemía Katy sintiendo mis embates previos a mi corrida.
-OHHHHH!!!!- grito viniéndome dentro de Katy abundantemente.
Descargo todo mi esperma dentro de Katy permaneciendo pegados mientras continuaba corriéndome.
– Ahhh… ahhhh…-exhala Katy recuperándose poco a poco de la tremenda cogida que le había dado.
Queriendo recuperarme me apoyo a un costado mientras permanezco dentro del agua tibia que me relaja.
Anita se me acerca.
– Padre…- me jala del brazo como indicándome que era su turno de “alabar a Dios”.
– Anita…- comienzo acariciando su cabecita.
– Debemos esperar un rato antes de continuar, recuérdalo–explico al mismo tiempo que de su cabecita comenzaba a bajar tocando su cuerpito.
– Además, recuerda que estamos aquí por Katy.
– Katy!.
– se dirige un momento para sostenerla ya que se había resbalado después que la soltara y se estaba hundiendo.
– ¿Estas bien?
– Si.
– responde esta.
– Me dolió un poco, pero si esto agrada a Dios…
– Lo hace, Katy.
– digo desde mi lado.
– Tu alabanza ha llegado a Diosito y está muy contento por ello.
Recuerda lo que dijo el Padre Eugenio en misa.
El Reino de los Cielos le pertenece a aquellos que hacen la voluntad de Dios.
¡Alabado sea Dios!- exclamo solemnemente para impresionarlas.
– ¿Si alabo a Dios me pasaran cosas buenas?- pregunta inocentemente Katy.
– Así es Katy.
– respondo.
– Ya lo estas entendiendo.
Luego de ayudar a Katy llegar a un nivel seguro Anita se dispone a acercárseme tomando mi verga con sus manitas.
– Aun debemos esperar, Anita.
– le recuerdo mientras siento sus manipulaciones.
Katy también se dispone a acercárseme queriendo manipular mi miembro junto a Anita.
– Padre, ahora me toca a mí.
– pide Anita al observar como Katy también manipulaba mi verga.
Pasado varios minutos y producto del juego de esas niñas con mi miembro vuelvo a sentirme renacer esas ganas de penetrar a una nena.
– Vengan, mis niñas.
– les digo mientras me levanto y salgo del agua hacia el piso de piedra.
Tomo una toalla grande de mi mochila y la coloco sobre el suelo.
Acto seguido coloco mi mochila (la cual tenía una cámara secreta) apuntando hacia nosotros.
– Ven Anita.
– la llamo regresando.
Anita se deja llevar y la echo boca arriba sobre la toalla.
Ella asume la posición de misionero, abriendo bien las piernas pensando que me colocaría encima de ella para penetrarla.
– Ahora, tu, Katy.
Ven- la llamo con un gesto a lo cual Katy también se acerca sin saber que más hacer.
– ¿Si, Padre? – pregunta ella algo confusa ya que pensaba que ahora me encargaría de Anita.
– Hoy estamos aquí por ti, Katy.
Así que debes participar.
– le indico mientras la llevo a colocarse cerca de Anita.
– ¿Padre?- pregunta Anita extrañada quizás pensando que la estaba dejando de lado.
Sin embargo coloco a Katy justo encima de Anita quien debe soportar a Katy sobre ella.
– Sostenla, Anita.
– le ordeno.
– Confía en mí, esto será muy divertido y muy provechoso para “agradar a Dios”.
– acoto por si las dudas.
Anita echada boca arriba sobre la toalla aguantaba el peso de Katy encima de ella que miraba hacia abajo cara a cara con Anita.
Por mi parte la vista de esas dos niñas que exhibían sus panochitas frente a mí me ponía muy caliente.
Se podía decir que en esa posición tenía dos opciones para elegir a que niña penetrar.
– Padre, ¿Katy y yo vamos a agradar a Dios?- pregunta Anita.
– Si, Anita.
– respondo acercándome con la verga totalmente erecta.
– Los tres vamos a agradar a Dios y hacer su voluntad.
– exclamo con gesto ceremonioso a fin de darme a entender.
– Siii.
– celebra Anita sonriendo al verme con mi miembro acercarme a su abertura.
– ¿No te hace feliz, Katy?- pregunto.
– Los tres agradaremos a Dios.
Todo para que puedas aprender a adorarlo.
– digo con las manos en posición de rezo por un instante.
– Si, Padre.
– responde Katy obediente encima de Anita esperando mi miembro.
– Ahí.
vamos…- digo al mismo tiempo que introducía mi verga en la vaginita de Anita quien la pedia desde hace rato.
– Ahhhhh…- exhala Anita al sentirme en su interior.
Comienzo a empujar cada vez más rápido.
Me excitaba bastante la idea de tener a esas dos niñas culoncitas solo para mí y que además pudiera complacerlas al mismo tiempo ya que Katy sentía nuestros movimientos expectante de su turno mientras jadeaba por la situación de participar en este trío.
– Ufff….
!!! Uff….
Ohhhh!!!- exhalo por la dificultad de mover a esas dos niñas en pleno acto sexual, sin embargo me encontraba en el mismo cielo al tenerlas dominadas bajo mi voluntad.
– Ahhhh!!! Ahhh!!! – gime Anita al sentir mis empujones mientras soporta a Katy encima de ella que observa como Katy disfruta del noble acto de “agradar” a Dios frente a sus propios ojos.
– Ana…- empieza Katy al observarnos acelerar los movimientos con lo cual Anita gemía mas fuerte por la penetración de su vaginita.
– Ufff!!! Ufff!!- bufaba de placer mientras continuaba taladrando con mi miembro a Anita.
El ambiente cálido por las aguas y la situación de tener a ambas niñas convertían en este momento en único.
– Padre!!! Padre!!!- decía Anita posesa de placer.
A sus ocho años disfrutaba al máximo de su sexualidad y no solo eso también participaba en la “instrucción” de Katy quien a sus seis añitos era iniciada por su Padre Arturo.
Katy se movia a nuestro ritmo sintiendo el roce de nuestro sexos sobre su panochita, jadeando al sentirse parte de nuestra “alabanza”.
No tardaría mucho en que yo llegara a mi limite por lo cual decido retirar con esfuerzo mi verga de su vaginita.
-Padre…-exhala Anita al sentirse sorprendida por interrumpir nuestro acto.
– Ahora… Katy.
– digo al mismo tiempo que intento forzar la entradita de Katy.
-Ohhh…
-Ahhh!! Mmmm!!- gime Katy al sentirse invadida por mi miembro mientras nos movemos cada vez mas rápido.
-Mmmm!!.
-expresa Anita al sentir como junto a Katy comenzamos con el coito.
Continúo penetrando a esas dos niñas nalgoncitas por turnos hasta finalmente llegar al límite de mis fuerzas.
No falto mucho para poder alcanzar el clímax con el cual me sentía acabar.
-Uffff!!! Prepárense… para… la bendición!!- exclamo sacando mi miembro de Anita.
– Ohhh…Ohh…-termino por correrme rociando mi esperma en aquellas dos niñas que observaban como me corría dejándoles “la bendición”.
Mientras me limpiaba la corrida en sus nalguitas no puedo dejar de pensar en que a partir de ahora Katy ya no mostraría signos de disgusto cada vez que la busque para “agradar” a Dios, sino que quizás pueda llegar a ser tan devota como Anita.
Mientras las niñas regresan al agua para lavarse me dirijo hacia mi mochila de la cual saco mi reloj que me indicaba que ya nos estábamos demorando demasiado por lo cual les ordeno que se sequen y luego se vistan para regresar.
Junto a las dos descendemos por las escaleras con destino del lugar de los juegos.
Las monjas al vernos de regreso no levantaron muchas sospechas aunque una de ellas si me pregunto porque nos habíamos demorado.
Le respondí que las niñas se habían entretenido observando algunas aves muy cerca al lugar.
Realmente había sido una gran experiencia junto a mis niñas, un gran paso para lo que tenía en mente y quizás algo más.
Mientras continuara el desarrollo del campamento me ocuparía de continuar el entrenamiento de Katy junto a Anita que se entregaría en cuerpo y alma a tan admirable tarea.
……………………
-Muy bien, Katy.
Te ves preciosa.
– le digo a la niña que se exhibía frente a mi usando un babydoll celeste con tirantes, un vestidito adecuado para su talla que la mostraba de manera sexual.
– ¿Y yo Padre?- preguntaba Anita mostrándose frente a mis ojos.
Llevaba su conjunto blanco de la primera noche.
– Te queda muy bien, Anita.
Sin duda lo mejor para una niña Santa, como tú.
– la felicito también acariciando su cabello.
Era de noche y ya de vuelta en mi habitación continuábamos con la “instrucción” de Katy.
Le había dado a ambas niñas sus trajes a fin de poder grabar este trío junto a dos niñas vestidas de aquella forma.
Me imaginaba que un vídeo así podría valer bastante para Oscar, esa era una de las razones pero también deseaba tener la mayor cantidad de recuerdos sobre este campamento inolvidable.
– Padre, ¿ya vamos a comenzar? – me pregunta Anita.
– Si, solo déjame un instante.
– le digo mientras terminaba de ingerir la pastilla.
Deseaba poder complacer a esas niñas nalgoncitas tal como se debía.
– Muy bien, ahora sí.
Vengan mis niñas.
– las llamo y ellas se acercan a mi lado.
Anita a mi derecha y Katy a la izquierda.
Ambas niñas se notan deseosas de comenzar con nuestra “alabanza”.
Me deshago del bóxer que llevaba a fin de poder liberar el monstruo hambriento de niñas que albergaba.
Inmediatamente las niñas comienzan a manipularlo con sus manitas.
Me sentía en el cielo grabando una película porno de mis fantasías, solo que ahora tenía a dos niñas nalgoncitas que reemplazaban a las actrices y a decir verdad no tenía nada de que quejarme.
Anita se arrodilla casi al mismo tiempo que Katy para comenzar a chuparme la verga.
-Así, sigan… así mis niñas… eso es…Ufff…-decía al mismo tiempo que acariciaba sus cabecitas en respuesta al tremendo placer que me ocasionaban.
Continuaron manipulando mi verga durante un buen rato en el cual por momento embargado de placer me agachaba para acariciar sus cuerpitos.
Pasaron unos minutos hasta que al final termine por correrme en la boquita de Katy.
– Ohhhh!!! …Muy bien.
¡Katy… eso… bébelo todo mi vida…! Así serás una niña sana y fuerte….
Jejej…- le decía al mismo tiempo que Katy me miraba con mi verga en su boquita.
Mi miembro se mantenía erecto con ganas de seguir gozando a esa niña.
– Padre… ahora a mi…- se levanta Anita.
– Tendrás que esperar tu turno.
– respondo mientras levantaba a Katy y la llevaba a la cama.
– Acuérdate que debemos “instruir” a Katy para que entienda como se debe “alabar” a Dios adecuadamente.
Anita obedece aunque al voltear logro distinguir un gesto de incomodidad en su rostro.
Sin embargo se apresura a subir también a la cama para que junto a Katy pasemos una noche inolvidable para los tres.
……………………………………
Y así fueron pasando esos gloriosos días del campamento, entrenando cada noche a Katy en el acto de “alabanza” junto a mi fiel Anita.
Fueron tantos recuerdos hermosos que guardé en videos y fotos aunque sobre todo en mi corazón.
Debo decir que después de ese campamento sabía que las cosas no serían las mismas y que por fin tendría una niña devota con la que satisfacerme si no tuviera tiempo para Anita.
Llego el día final del campamento, esa misma tarde saldríamos de regreso hacia nuestros hogares.
Después de alistar casi todas las cosas en los buses de retorno dispusimos que podrían dar una última vuelta al campamento aquellos grupos que así lo quisieran.
Sin embargo yo dejé a mi grupo que recorriera el campamento como quisiera sin mi supervisión.
Había amanecido muy cansado por tanto esfuerzo.
Deseaba tener un día de paz y descansar aunque fuera el ultimo día y como nadie lo notaría los deje ir con Rodrigo supervisando todo.
Sobre mi cama leía uno de mis autores favoritos con ligero interés esperando quizás que pudiera llegar el sueño.
Me dormí y al despertarme y observar mi reloj había pasado una hora desde que los había dejado ir, me sentía algo perezoso, aun no era hora de llamarlos y no sabía qué hacer.
Opte por intentar seguir durmiendo pero decidí antes ir por un poco de agua.
Cuando iba de regreso a mi habitación se me antoja pasar un rato por el patio para admirar la naturaleza.
Paseaba mi vista al cruzar el patio cuando de repente mi mirada se detiene en una niña de cabello castaño que estaba sentada sobre la banca.
– Anita…- la llamo mientras me acerco.
– Padre…- me contesta ella levantando su vista del libro.
Su respuesta expresa neutralidad ya que sabe que el patio estaba expuesto y la había instruido para que ahí actuáramos de manera normal.
– ¿Porque no fuiste junto a los demás? ¿No sentías ganas de recorrer el campamento por última vez?- pregunto sentándome a su costado.
– No.
Padre.
– contesta Anita con simpleza mientras continúa la lectura.
– Ya veo.
– respondo observando el libro que leía.
Era uno de los que le había obsequiado, uno que expresaba la reflexión de un sacerdote sobre cada parte de la Biblia.
Era un libro medianamente largo y trataba en extensión cada tema.
Obviamente no era algo que a un niño o niña cualquiera pudiera interesarle, sin embargo se lo di a Anita ya que antes había leído otros libros parecidos y le habían gustado.
Ella gustaba mucho de esos temas religiosos de reflexión, algo no muy común en una niña de su edad.
– ¿A qué página has llegado? – pregunto acercando mi rostro al libro.
– 156.
– responde ella tranquilamente.
– Vaya, incluso has avanzado tanto sin tener mucho tiempo para leer.
-respondo.
– Muy bien, Anita.
– la felicito acariciando su hermoso cabello castaño.
No sé si era la excitación común luego de haberme despertado o la inocencia de esa niña lo que despertó mi libido, lo único que sabía era que sentía como mi miembro empezaba a endurecerse mientras acariciaba a Anita.
Observo alrededor mío y al notar que en aquel momento no había nadie cerca decido aventurarme un poco más.
-Eres muy dulce e inocente, Anita.
– le decía al oído mientras bajaba mis caricias por su espaldita.
Anita levanta la vista observándome con gesto inocente.
– Anita mi inocente y tierna Anita.
Con mi otra mano cambio la página que leía Anita, voy hacia la parte que hablaba y reflexionaba sobre el Génesis.
Al ser un libro hecho para un público maduro en las imágenes mostraba a Adán y Eva desnudos sin censura junto a toda la creación.
También mostraba y expresaba una reflexión sobre lo que significaba el pecado carnal que el autor había hecho.
-Oh… mira.
– le digo señalando las imágenes a Anita mientras continuaba bajando mi mano por su espaldita – ¿Esto no te trae recuerdos, Anita? – le pregunto acercando mi rostro al suyo.
-Si… Padre.
– contesta ella observando con detenimiento la imagen de Adán y Eva.
Ahora ya mis caricias habían bajado de su espaldita hasta más abajo y me encontraba acariciando sus nalguitas con evidente deseo.
– ¿Te acuerdas de nuestra primera alabanza? – le susurro al oído mientras aprieto una de sus nalguitas para sentir su turgencia.
– Si, Padre.
– responde mientras observa mis manoseos.
– Son hermosos recuerdos… ¿Qué te parece si regresamos a mi cuarto para jugar a Adán y Eva como en aquellos tiempos?- le digo al oído mientras continuaba manoseando con impaciencia a esa niña culoncita.
-….
¿Sin Katy?- pregunta Anita dudando.
– ¿Qué?-pregunto extrañado.
– ¿No debíamos “instruir a Katy” para agradar a Dios, Padre?- pregunta inocentemente aunque también sentí un hilo de reproche en su voz.
– Ya lo hemos logrado.
– respondo escuetamente.
Con algo de dificultad lograba deducir que estaba pasando y el porqué de su reproche.
– Lo hemos hecho bien y creo que ya está lista para el Padre Isidoro.
Así que ya no necesitamos volver a instruirla- expreso.
– Pero ahora solo vamos a jugar tú y yo como antes.
¿Qué te parece?- pregunto.
– Siiii.
– expresa Anita feliz por primera vez en el día.
Al parecer sentía que la estaba dejando de lado al concentrarme tanto en Katy.
Miro a todos lados volviendo a cerciorarme que no hubiera nadie cerca.
– Recuerda que tu eres mi única niña Santa.
– le digo suavemente besando su frente mientras que con mi otra mano le doy una nalgadita.
– Mi Anita.
Mi culoncita.
¿No te hace feliz?
– Soy la niña mas feliz del mundo.
– responde con una sonrisa inocente.
– Ahora, no perdamos más tiempo.
Vamos.
– le digo tomándola de su manita y llevándola hacia mi cuarto.
Anita solo se deja llevar contenta de volver a ser mi niña preferida para “agradar” a Dios.
En mi cuarto, mientras desvestía a esa niña con impaciencia, mientras me colocaba encima de ella y abría su anito con mi verga se me ocurre en que quizás no sea tan malo no tener un día de descanso.
En fin, pronto terminara el campamento y ahí tendría mucho tiempo para descansar.
AHHHHH!!! AHHHH!!!
UFFFFF!!! OHHHHH!!!
PADRE!!!!! AHHHH!!!!
ANITA!!!! JODER!!!
Mi habitación se va llenando de sus gemidos y mis bufidos que expresan la pasión que liberan nuestros cuerpos.
-Auuu….
!! AHHHH!!!!! AHHHH!!! PADRE!!!- grita Anita al sentir moverse rápidamente mi verga en su anito mientras se aferra a la almohada.
– Ufff!!!! UFF!!! OHHHHH!!- bufo poseso de placer mientras continuaba castigando su esfínter con cada movimiento y se escuchaba de fondo el impacto con sus nalguitas bien paraditas.
Así Anita y yo despedíamos este tan grandioso campamento lleno de muchas experiencias y recuerdos que quedara para siempre en nosotros.
De la única forma que conocemos y que tanto respetamos, “agradando a Dios”.
A partir de mañana empezaría otra historia, una que espero contarles pronto (luego de los relatos de Nayhelli), de cómo empezó todo, o quizás sería mejor decirlo de cómo terminó todo… pero eso… eso será motivo de otro relato.
Hasta entonces.
PD1: El siguiente relato será: “Una semana con Nayhelli: Día 2 – Educación”.
Pertenece a la serie de relatos cortos sobre la semana que pase con Nayhelli.
PD2: Estaré muy gustoso de recibir sus opiniones sobre estas experiencias que viví y ahora os comparto, sean buenas o malas mientras las expresen con respeto.
PD3: Si no me habilitan los comentarios en este relato publicaré la fecha del siguiente relato en mi perfil.
Estar atentos los interesados.
Ahora sí, hasta entonces.
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