Confesiones del Padre Arturo: Katy parte 3
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Padrearturo3.
Al día siguiente de lo sucedido con Katy me desperté a las 5 y media de la mañana debido a los ruidos hechos por los papas de Katy que eran muy madrugadores. Ya se encontraban preparando todo para que el señor pudiera irse a trabajar en una hora. Dejando listo algunas cosas y limpiando parte de la casa. Al parecer habían decidido no molestarme ya que respetaban mis hábitos de sueño. Katy si bien no se despertó a esa hora ya estaba levantada para cuando su papa estaba por irse y logró despedirse de él.
Fue en ese momento que aprovechando que me había despertado para despedirlo y agradecerle por recibirme en su casa (ya que quizás en unas horas me iría de ahí) bajo la excusa de continuar mi trayecto matutino al baño aprovecho para saludar a Katy y apreciarla con su pijama lo cual me dejo muy satisfecho.
Luego de disfrutar de un delicioso desayuno, cortesía de la mama de Katy, me dispongo a regresar a la pequeña habitación. Desde mi ubicación logro ver cómo termina de limpiar y hacer algunas labores cotidianas de hogar.
Mientras me dispongo a transitar por el patio logro observar a Katy que se encontraba jugando y me acerco a ella con sigilo.
-Hola, Katy.- saludo a lo cual la niña responde cortésmente.- ¿Te diviertes jugando?- me acerco a su oído vigilando que su mama no estuviera cerca.- ¿No te gustaría que continuáramos lo de ayer?- le pregunto en voz baja
-Siii. Padre.- responde Katy con entusiasmo.
-Entonces, escucha, ve al baño, haz tus necesidades y cuando tu mami quiera llevarte a comprar con ella le dices que deseas quedarte conmigo… – la instruyo mientras continuo vigilando que su mami no se acerque cuando de repente…
Ruuummmmmmmmm!!!
Suena mi móvil de tal manera inesperada que me asusto. Salgo corriendo hacia la pequeña habitación a contestar con algo más de privacidad. En el trayecto observo que el número del cual me llaman es un número desconocido hasta entonces para mí.
-Hola?- contesto con algo de desconfianza.
-Arturo? ¿En realidad eres tú, Arturo?- contesta una voz apresurada. Se notaba la voz de una joven.
-Sí, Arturo habla.- respondo algo confundido.- ¿Con quién tengo el gusto?
-Gracias a Dios, eras tú, Arturo.- responde aliviada.- He llamado a mi tía ***** quien me ha dado tu número. Soy Verónica. No sé si me recuerdas.- pregunta ella.
-…..- la impresión me había dejado atónito. Como bien recordaran os relate de una antigua prima con quien había vivido cuando éramos más niños y como de un tiempo atrás se había ido con sus padres. Despues de tanto tiempo.
-¿Alo? Me escuchas, Arturo?- pregunta como temiendo que se hubiera cortado la llamada.
-Sí, lo siento. Ha pasado tanto tiempo, me ha costado recordarlo.-respondo algo incómodo.- Y… pues… ¿Cómo te va, prima? ¿Cómo te trata la vida? – pregunto intentando mostrar un tono algo casual a la conversación.
-Ay! Arturo, veras,….-fue el momento en el cual comenzó a llorar dejándome más atónito aun.
-Está bien, Vero…- respondo sin dejar evitar llamarle como solía llamarla cuando era pequeña. En realidad yo también tenía los recuerdos algo confusos de la impresión.- Cálmate, que si no lo haces no te puedo escuchar… quiero ayudarte…- de alguna forma sentía que si me llamaba después de tanto tiempo y en ese estado emocional era porque algo quería.- así que cálmate y cuéntame lo que pasa.
-Veras… pues… es una larga historia y no creo que tenga mucho tiempo de llamada… pero, acabo de dejar a mi marido… se ha vuelto muy violento y no lo he soportado más… no tengo donde ir con mi criatura… Ya hemos pasado una noche en las bancas… Mi tia me conto que vivías en esta ciudad.- contesta
Realmente escucharla me producía compasión hacia ella.
-Está bien, Verónica cálmate.- respondo escuchando el resto de su relato.- Ya veo… bueno… tenemos que manejar lo principal por ahora.- afirmo con voz segura.- Tu hija y tú no pueden permanecer más en la calle con un tipo que te busca para quien sabe hasta matarte. Ahora me encuentro algo ocupado y quizás no pueda acudir donde estas, pero… Necesito que vayas a ************, ahí encontraras en la primera puerta a un señor llamado don *******, voy a llamarle en un rato diciéndole que te deje pasar a mi departamento. Es pequeño y humilde pero yo creo que ahora eso no es lo importante.
-Gracias, Arturo.- me lo dice entre sollozos.- Mil Gracias primo. Estoy en deuda contigo.
-No seas tonta, solo hago lo correcto. Tengo dos habitaciones. Mi habitación está muy desordenada así que puedes usar la más pequeña. Como te digo, no me encontraré por ahí quizás hasta en dos días pero tengo comida en la cocina y algo de dinero bajo el cuadro encima del refrigerador, compra algo si lo necesitas para tu criatura.
-Mil gracias…- repite Verónica.- Gracias por todo.
-Regresare como te digo en dos días, hasta entonces mi casa es tu casa. Hasta luego -contesto al mismo tiempo que cuelgo al observar como la mama de Katy se dispone a tomar su bolsa de compras y salir.
Algunos pensaran que quizás deba preocuparme más por la situación de mi prima y sus problemas, pero quien sabe cuándo volvería a tener la oportunidad que se me presentaba ahora con Katy. Debía manejar lo urgente ahora ya que de alguna forma había logrado solucionar el anterior problema.
Con total sigilo logro colarme en la cocina fingiendo ir por algo de agua mientras observo como la señora entra y llama a Katy para salir.
-Pero… Yo…- comienza Katy sin saber exactamente qué decir.
-Oh, hermana.- me permito interrumpir.- Katy me había pedido que le terminara de contar la historia de ayer. Se acordara que cuando llegaron nos vimos interrumpidos y la deje con la expectativa de saber que pasa.- afirmo con amabilidad.
-¿Es cierto, Katy?- pregunta mirando a su hija a lo cual Katy asiente feliz.- Muy bien, Padre… espero no sea una molestia…
-Pierda cuidado, hermana. Ya casi he terminado de hacer mis actividades matutinas.- contesto con una sonrisa.
-Muy bien, – contesta la señora saliendo y ya en la puerta se voltea.- Pórtate bien, Katy y no le causes problemas al Padre.- termina cerrando la puerta tras de sí.
Junto a Katy la observamos por la ventana alejarse. Ya cuando se encontraba a cierta distancia volteo hacia la niña a mí costado que el día de hoy iba con un vestidito celeste y al estar inclinada hacia la ventana me dejaba ver como resaltaba su culito respingón por encima de su vestidito. De solo mirarla se me hacía agua la boca.
-Por fin se fue.- le digo sonriendo.- ¿Katy, estas lista para jugar?
-Siiii.-responde la niña dando saltitos de emoción sobre el mueble.
– Muy bien, entonces, acompáñame.- le digo mientras salimos con dirección a la habitación pequeña.
Cruzamos el patio e ingreso junto a esa niña a nuestro pequeño refugio. Estaba todo preparado para lo que quería.
-Muy bien, Katy. ¿Te acuerdas que te prometí que jugaríamos a “La bendición” el día de hoy?- pregunto con voz divertida.
-Siii, Padre.- contesta muy contenta.
-Muy bien, ¿Y te acuerdas que sería una bendición especial ya que era para las niñas que son buenas y obedientes?- pregunto.
-Siii.- repite ella.
-Muy bien entonces, como es algo importante, una vez hayamos comenzado, debemos continuar hasta terminarlo, sino Diosito puede molestarse, es un juego porque es muy divertido pero también algo sagrado.- le expreso con voz solemne como dándole a entender que era algo muy serio.- ¿Lo has entendido?
-Sí, Padre.- responde Katy.
-Muy bien, entonces te diré de que trata. Como te dije ya que vamos a comenzar con el juego debemos persignarnos.- le señalo mientras yo hago la señal de la cruz que también ella debe imitarme. Katy lo hace y juntos asumimos la posición de manos del rezo.
-Muy bien. Ya que hemos comenzado con esto no podemos detenernos hasta acabar, ahora Katy… al ser un acto sagrado y no solo un juego ambos no tenemos que ocultarle nada a Dios, ya que él lo sabe todo y si se lo ocultamos él se molesta. Es por ello que debemos quitarnos la ropa y dejarla a un costado, debemos mostrarnos puros y sin manchas ante su imagen.- digo señalando un cuadro que había colgado con dificultad en la pared para así impresionar más a Katy y continuar con el engaño.
Katy un momento estuvo dudando pero al ver el cuadro sintió el temor que infunde la religión en los niños y obedeció al instante tratando de levantarse su vestidito. Llevaba unas braguitas color celeste con un pequeño lazo en ellas.
Por mi parte procedí a desvestirme dejando mis pantalones a un costado hasta quedarme solo en bóxer mientras observaba con descaro las nalguitas de esa niña solo cubiertas por sus braguitas justo cuando ella colgaba su vestidito a un lado. Ambos estábamos semidesnudos frente al otro y era muy difícil disimular la tremenda erección que tenía.
-Muy bien, ahora voy a quitarte esto.- le digo acercándome y tratando de quitarle sus braguitas ante la duda de Katy.- No tengas miedo, ya casi estamos listos. No falta mucho para la diversión.- digo con la voz cargada de emoción.
Dejando sus braguitas un lado por fin logro apreciar a esa niña totalmente desnuda y lista para mis propósitos. La tenia lista para mis planes nada decorosos.
-Padre.- me señala mis bóxer Katy cuando sin darme cuenta no había logrado cubrir mi erección y se notaba por encima de la tela.
-Si. Está muy contento porque hay una hermosa niña que bendecir.- le digo acariciando su cabecita. Katy sonríe de orgullo ante mis halagos como toda niña contenta por el cumplido.- Así que vamos a esforzarnos por hacerlo bien. ¿Si?
-Sí, Padre.-contesta feliz Katy.
-Muy bien, necesito que te coloques así encima del colchón.- digo mientras le muestro que debe colocarse como si estuviera gateando.
-Así, Padre?- pregunta Katy colocándose en posición de perrito lo cual resaltaba sus tentadoras nalguitas que no parecían para su edad. Sin embargo esto no la hacía gordita ya que poseía una cinturita de avispa que las resaltaba más, no había duda que esta niña era perfecta para mis gustos.
-Así es, mi amor.- le digo acercándome y contemplando extasiado a esa niña que me ofrecía su culito respingón con total inocencia.- Muy bien…- le decía mientras me tomaba la paciencia de acariciar esas nalguitas sabiéndome dominador de la situación.
Tomo de mi costado el frasco de lubricante, abro y comienzo a derramar copiosamente el contenido en la abertura de sus nalguitas.
-Jijiji.- ríe Katy al sentir el contacto del lubricante con ella.
-Muy bien, Katy deja que te lo esparza…-digo al mismo tiempo que con mis dedos comienzo a tallar la parte cercana a su anito.
-Padre, ese lugar… es sucio…-me contesta Katy apenada por primera vez.
-Por eso necesito limpiarte este lugar, Katy. Es muy necesario.-le digo mientras no me detengo en mi labor de asegurarme que su anito se encuentre lubricado.
Luego de lubricarlo, tomo una pequeña caja que se encontraba muy cerca de donde saco los dos juguetes requeridos para esta ocasión.
-¿Qué es eso, Padre?- pregunta Katy curiosa al verlos.
-Estos son juguetes que nos van a ayudar con la bendición, mi vida.- le digo. Tomo las bolas chinas y se las muestro antes sus ojos. Katy al principio pareciera querer jugar con ellos pero la detengo.- Katy ahora debemos concentrarnos en la bendición, no lo olvides.
Coloco a Katy nuevamente en su posición abriendo bien sus piernitas mientras acerco una de las bolas chinas a la entrada de su anito.
-Muy bien, Katy. No tengas miedo con lo que voy a hacer, es un ejercicio que nos va a ayudar con la bendición especial así que debes resistirlo.- le digo tratando de disimular la emoción que poseía.- ¿Me has entendido?
-Si, Padre.- responde Katy.
-Muy bien… comencemos.- digo en el preciso momento que intento introducir una de ellas en su anito.
-Aucchh…- reacciona Katy y por momentos quiere resistirse a ello. La sujeto bien para que no se mueva y con algo de dificultad logro introducir la primera de ellas.
-Shhh… cálmate, tranquila Katy… tranquila… No pasa nada, no pasa nada…- le digo al oído.- Ya paso. Así es al comienzo.
-¿Por qué duele, Padre?- pregunta Katy alarmada.
– Porque nos estamos preparando para lo que viene.- le digo.- luego nos vamos a divertir un montón.
Acto seguido continúo con la labor de seguir introduciendo más bolas en su anito, Katy por momentos reacciona y trata de impedirlo pero yo soy más fuerte y la obligo a continuar con ello a pesar de su protesta.
-No pasa nada. Ya casi terminamos, no te asustes ya falta poco… listo.- digo en el momento en el cual meto la última.
-Aucchh… Duele, Padre. Siento que deseo ir al baño y no puedo. – protesta Katy.
-Es solo el comienzo, Katy. Ya falta poco para la diversión.- le digo con voz alegre.- Nos vamos a divertir un montón. Ya verás.- le digo acariciando sus nalguitas con gesto de querer tranquilizarla.- Sana, sana… ya te bajara el dolor…- recito aprovechando la situación para poder manosearla sin pudor alguno.
Ahora sí me dispongo a quitarme el bóxer liberando ante esa niña mi verga que reclamaba a Katy con gran apremio.
-Ahora, Katy. Te voy a enseñar de lo que trata el juego.- la instruyo para distraerle de la molestia que pudiera generarle tener aún las bolas dentro de su anito.- Me has entendido?
-Si…- contesta Katy no muy convencida.
-La bendición a las niñas consiste en que debo rosearte lo que viste que salió de mi pene para que de esa forma quedes totalmente bendecida. Sin embargo para ello necesito que tú me ayudes a prepararlo.
-¿Cómo…Padre?- pregunta Katy aun sobándose su colita.
-Para ello debería colocar mi pene… aquí.- señalo su panochita.- De esa forma puedo generar la bendición y rosearte en tu cuerpito.– le recuerdo.
-Pero Padre, eso no entra aquí.- me dice inocentemente señalando primero mi verga totalmente erecta y luego su panochita.
-Así es, eres muy inteligente.- le digo.- Aun no entra ahí y no es el momento. Sin embargo… aún hay otro lugar por el que podemos bendecirte.- le muestro acariciando su colita.
-¿Por aquí?- pregunta Katy señalando su anito con pena.
-Así es. Y es lo que haremos hoy mi vida. Por eso nos estamos preparando abriéndolo, para que esto pueda entrarte.- le digo exhibiendo sin pudor alguno mi verga frente a esa niña.- Pero, igualmente que estas preparando tu colita, debes prepararlo a el.- sacudo mi miembro en frente suyo.- Anda, ven.
Katy se acerca y animada por mi toma con sus manitas mi verga.
-Anda, haz lo que te enseñe ayer.-le ordeno.
-Si.- contesta Katy obedientemente y comienza a hacerme una paja que lograba por el momento calmar mi excitación.
-Muy bien, mi amor.- le digo mientras disfruto de aquella niña que sin temor alguno manipulaba mi miembro.
Luego de un rato de disfrutar de aquella niña mientras esperaba que de alguna forma su anito se expandiera un poco gracias a las bolas, decido que ya va siendo hora de intentarlo. Si me demoraba más existía la posibilidad que su mami llegara y nos encontrara en pleno acto.
-Muy bien, Katy, tranquila que ahora si voy a quitártelo.- le digo mientras procedo a acercarme tranquilizándola. Katy se ve aliviada y solo se limita a dejarse manipular.
Una a una voy retirándolas dejando de esa forma su anito algo más dilatado., listo para que pueda intentar meter algo de tamaño fálico por allí. Aunque debía intentarlo con cuidado.
-Ahh…-se queja Katy al sentir la última bola salir de ella.
-Ya está, mi amor. Muy bien, has sido muy valiente.- la felicito aun contemplando con deseo animal su anito dilatado.- Ahora viene lo siguiente…- digo al mismo tiempo que tomo el consolador de la caja.- Vamos a intentar ver, si ya está listo para que pueda entrar mi pene.
-Padre… nooo..- protesta Katy al ver como intento introducir el consolador en su anito.
-Es necesario… Katy…. Debemos estar seguros.- repito más para mí que para ella. Logro introducir una pequeña parte en su anito dilatado pero al seguir avanzando Katy protesta más aun.
-Me duele…- solloza Katy.- Padre… ya no…
-Ya casi…- le hablo con esfuerzo ya que debido a sus reacciones me era difícil continuar introduciendo el consolador. Finalmente desisto y lanzo el consolador un poco lejos.
-Dolió… dolió… Padre.- repite Katy sobándose la colita.
-Lo se… mi amor.- digo acariciando su cabecita- pero ya falta poco para que terminemos. Anda, ahora échate en el colchón.
Katy obedece más por temor que por voluntad. Sin embargo ahora ya no me importa eso, al ver cómo era perforada por el consolador me sentía explotar y deseaba más que nada penetrar a esa niña.
-Ahora, viene el momento que hemos estado esperando.- le digo sonriendo mientras levanto un poco sus piernitas dejándolas muy abiertas y de esa forma su anito quede lo más dilatado posible.- Ohh… si.- balbuceo de gusto.
-Padre…- empieza Katy.
-Sí, Katy?- pregunto.
-¿Esto también va a doler?- pregunta con miedo en sus ojos.
-Las niñas valientes son las que reciben la bendición y yo sé que eres una niña muy valiente…- le digo mientras acerco la punta de mi verga a su entrada.- No te preocupes, yo voy a estar aquí. Solo falta esto, luego de esto ya verás cómo nos divertimos. Te lo prometo. ¿Si?
-Sí, Padre.- responde Katy no muy convencida observando como la punta de mi verga presiona su culito.
Inmediatamente comienzo a introducir mi verga con cierta facilidad en su anito hasta llegar a cierto punto. Por fin ya estaba penetrando a esa niña nalgoncita.
Me sentía totalmente extasiado al estar encima de esa niña que forcejeaba al sentirse penetrada.
-Ohhh!!!…. joder….-repetía mientras presionaba poco a poco abriéndome paso por su esfínter.
-Auuu… no más!!… Padre… no más…!!- implora Katy al sentirse abierta por mi verga.
-Joder…-solo atine a decir mientras luchaba por seguir avanzando a través de su anito. Me tenían loco esas nalguitas y deseaba ya sentirlas a plenitud.
Estaba cegado por el placer y dolor experimentados en mi verga debido a semejante estrechez. No era yo mismo, solo un animal cualquiera luchando por someter a su hembra aun si es en contra de su voluntad. No la dejo moverse sosteniendo sus dos manitas mientras decido seguir avanzando sin importarme un bledo lo que pueda pasar.
-No más…! No más…Padre!! Nooo!!! Nooo!!- ruega Katy al sentirme avanzar dentro de ella.
-No.. no podemos… detenernos… Dios se molestaría… -le repito mecánicamente mientras la perforo queriendo llegar a lo más profundo de su ser..
-Noooo!!… uuuuuuhhh…- Katy llora cuando por fin logro meter mi verga en esa niña.
-Ohhhhhhhhhhh!!!!…. ohhhh!!!!- solo balbuceo poseso de placer y dolor mezclados en uno. Con la lengua afuera me siento en el cielo al sentir mi verga ya dentro de esa niña.
-Uhhhhhhhh….Uhhhhhh…!!-solo lloraba Katy mientras encima de ella la sometía con mi verga clavada en su anito. Deseaba que se fuera acostumbrando a sentir mi miembro totalmente erecto dentro de su anito.
-Ya…ya falta…. poco…ohhhh!!!… mierda!!!…ohhhh!!!!- balbuceaba por momentos al sentir mi verga que poco a poco empieza a ensanchar su esfínter, su anito lentamente comenzaba a aceptar aquel intruso que hurgaba dentro de ella.
-Uhhhh….uhhhh…mi colita…- lloriqueaba Katy.- Mi colita… mi colita…- repetía entre sollozos.
-Tus lloriqueos… solo hacen que se me endurezca más…- le decía al oído. Lo comencé a decir porque estaba dispuesto a contestar ello por si lloraba más de la cuenta pero la verdad era que escucharla lloriquear debido al tamaño de mi miembro me ponía a mil. No suelo ser tan sádico ya que me gusta que mis niñas disfruten del sexo pero siempre me pone bastante el verlas recibir verga por primera vez y que mejor si soy yo el que se las doy.-Ya va a pasar… tranquila…tranquila…- digo tratando de calmarla.
-Mi colita…- repite Katy.- siento que me rompí la colita…- lloriqueaba.
-Sí, mi amor… ohhhh- le digo aun con voz entrecortada.- ya estamos acabando… ya falta poco para… que acabe…
Katy solo se quedaba ahí llorando con mi verga clavada en su anito. Cuando pasa unos momentos más decido que ya es hora de poder gozar de esa niña como se debe. A pesar que debido a todo lo anterior casi me sentía acabar trataba de controlar mi excitación para no acabar tan rápido.
-Voy a comenzar a moverme… Katy…no falta mucho.- le digo al oído pero Katy no muestra respuesta.
Empiezo el mete y saca de su agujerito lentamente acostumbrándola a ese delicioso movimiento que tanto placer nos ocasionara a futuro.
-Ohhhhhhhhhh… joder…Ohhhhhhhh….- digo metiendo y sacando lentamente mi verga de Katy.
Katy ya no llora pero si solloza de rato en rato y por momentos moquea por ello. Sin embargo igual que otras se va sintiendo sometida y solo le queda acostumbrarse a ello, esperando que todo acabe.
Después de unos minutos acostumbrando su anito a recibir mi miembro me siento ya venirme, hace buen rato que me resistía pero no pude más y termine eyaculando fuera.
-Ohhh…Katy… aquí… aquí… esta tu bendición…-le digo mientras saco mi verga de su anito y apunto hacia su espaldita el primer chorro. El resto a su carita terminando por limpiarme la verga en sus nalguitas. Me sentía que estaba marcando a Katy como si fuera de mi propiedad a partir de ahora.
Katy termina echada boca abajo cansada por todo el esfuerzo mientras aun moqueaba y de cuando en cuando daba un sollozo por el dolor.
-Pa…Padre…-empieza aun con un sollozo de por medio.
-¿Si? Katy.- le respondo mientras aun terminaba por limpiarme en sus nalguitas el ultimo resto de mi corrida.- Lo has hecho muy bien.- la felicito mientras acaricio su cabecita.- Sé que fue difícil, pero así es siempre la primera vez.
-¿Ya se terminó?- pregunta ella esperanzada mirándome con sus ojitos llorosos.
-Sí, ya te he logrado bendecir.- digo. Le señalo mi corrida en su espaldita y sus cachetitos llenos de mi semen.- Ahora eres una niña bendecida.- repito mientras le hago la señal de la cruz en su rostro.
Con Katy algo más tranquila me dirijo hacia el baño donde dispongo que se bañe para que de esa forma no quede algún rastro de nuestro encuentro en su cuerpito. Mientras yo me ocupo de limpiar el lugar para que de esa forma no quede rastro de nuestro encuentro.
Sin que ella se dé cuenta mientras se baña logro sacarle varias fotos desnuda para que de esa forma quede de recuerdo la primera vez que le abría el culito a esa niña. Realmente se lo había dejado muy abierto a Katy y esperaba que a partir de ahora pudiera recibir mi miembro cuando se me antojara.
-Katy, ven aquí un momento.- la llamo. Ella se acerca rápidamente.- Te vuelvo a felicitar mi vida, hoy día has sido muy valiente y no todas las niñas lo son como para resistir este ensayo. La siguiente vez ya no te dolerá sino que sentirás muy rico aquí.- le señalo su panochita.
-Pero… Padre…- empieza Katy.- por aquí no fue…- dice señalando su vaginita.
-Lo se… pero solo fue un ensayo. El verdadero juego será por aquí…- le acaricio su panochita por debajo de su vestidito.- Muy pronto. Pero para eso debemos ensayar por aquí.- en esta ocasión acaricio sus nalguitas.
-¿Y dolerá?- pregunta con miedo Katy.
-No mi vida, ya te estas acostumbrando.- le digo.- Solo al principio duele, pero luego se siente muy rico. Ya verás.
Con las justas termino de vestirse y salir a la sala cuando su mama llegaba a su casa. Explique que sus ojos estaban como si hubiera llorado porque se había caído mientras corría al patio por traer una de sus muñecas.
Me disculpe por ello a pesar de que la señora no le dio importancia y simplemente dijo: “Siempre tan apresurada, Katy”. No sabía que en realidad era cierto, su niña se había adelantado en el camino de su sexualidad. Un camino del cual pronto no habría marcha atrás…
………………………………………………
Después de haberme despedido de su mami emprendo el camino hacia mi departamento. En esta ocasión Katy iría a la parroquia acompañada de su papa quien esta ocasión vez podía acompañarla.
Mientras manejo decido que la verdad no deseaba pasármela con mi prima escuchando sus problemas y quizás atendiendo un bebe ya que en realidad cuando se trata de ellos soy muy malo.
Tomo el camino hacia la parroquia con el fin de ser alojado aunque sea solo una noche sabiendo que no se me negaría una posada allí. Mientras manejo decido que una llamada no me hará daño y trato de comunicarme con el teléfono de mi departamento a lo cual ella contesta.
Mientras lo que demora el trayecto me va contando sus problemas y de qué forma llego a aquella situación. No me extenderé en esto ya que no reviste de mucha importancia para el relato pero estoy seguro de que podrán imaginar su historia, de una madre que huye con su bebe por la violencia familiar que a veces puede llegar a haber.
Cuando llego a la parroquia cuelgo prometiendo llamarla mañana para saber más detalles. Mientras escuchaba al Padre Eugenio relatar algunas historias de sus mejores años como misionero (que era un acto que siempre realizaba con el objeto de agradarle pero que también en algunas ocasiones me distraía un poco) aún sigo pensativo.
El Padre se da cuenta y me pregunta que sucede.
-Vera… Padre… es que…- comienzo por relatarle la historia de mi prima perdida en el tiempo.
-Ya veo…-me dice el Padre luego de terminar de escuchar mi historia. Es algo bueno de el ya que nunca interrumpe a uno y lo deja desahogarse, es un hombre muy sabio a pesar de algunos defectos que pueda tener.- Ya veo… te entiendo, Arturo. Es algo muy común, más de lo que crees.
Se queda un momento en silencio reflexionando cuando finalmente:
-Arturo, esto es lo que haremos…- me dice como quien se ha puesto un objetivo.
……………………………………..
-Te lo agradezco, Arturo. No tienes idea de cuánto…- me dice con lágrimas en los ojos mientras me abrazaba en el aeropuerto.- Cuídate y que Dios te guarde.
-Pierde cuidado, prima. Agradécele al Padre Eugenio, no a mi.- le digo.- Él te ha dado esta oportunidad. Me parece muy bien que la aproveches.
El avión ya se disponía a partir dentro de poco y Verónica debía tomarlo. Muchos se preguntaran porque incluyo esta historia dentro de mi relato, ¿acaso el Padre Arturo se cree un santo ayudando a cuanta persona lo requiera? ¿Sera simplemente un relleno para completar el número de palabras que normalmente completa? El destino de mi prima lo da como respuesta: España.
Mi ubicación actual al publicar estos relatos, hacia allí se dirige Verónica escapando de un marido violento y donde quizás su criatura tendría más oportunidades, debo decir que al pasar unos días junto a mi prima y su bebe me encariñe un poco, pero debía dejarla partir. Era lo correcto. Yo me quedaba aquí donde aún me necesitan…, pero no nos adelantemos al futuro. No quiero arruinarles la historia, ya os he dado suficientes pistas.
Después de regresar ese mismo día a la ciudad (había ido a la capital junto a Vero para despedirla) me toca pasar por Katy para llevarla a los ensayos del coro.
-Hoy día, te lo has pasado súper bien, ¿no Katy?- pregunto mientras la veo terminar el helado que acababa de comprarle luego del ensayo. Manejaba por la carretera mientras nos dirigíamos con destino a su casa.
-Si.- responde contenta ella.- Ha estado muy divertido. ¿Padre por fin podremos ir a aquel monte, durante el campamento?
-EH? Ah! Claro que si Katy.- respondo amablemente.-Lo has hecho muy bien ayudándome la última vez, así que yo creo que si podrás ir.
-Yupiii. Va a ser divertido.- festeja Katy inocentemente. Ella no se imagina que quien más espera este campamento soy yo.
-Si ya lo creo.- respondo mientras aun observaba como Katy lamia su helado y me imaginaba cuando por fin tendría mi miembro en su boquita.- Hoy has venido muy bonita, Katy.- la felicito ya que andaba con una blusita blanca al igual que su faldita que le daban un aura angelical.- Tengo un chocolate para ti en el cajón, puedes tomarlo.
Katy solo sonríe y se estira para abrir el cajón mostrándome su culito respingón a través de esa faldita. Si sentía la verga endurecerme por la situación ahora ya la tenía como si estuviera hecha de metal. Disminuyo la velocidad y coloco el auto sacándolo del camino, me estaciono detrás de un árbol que nos cubría de los demás autos de la pista. Era un terreno de cultivo que nadie habitaba.
Mientras Katy aun luchaba por llegar a alcanzar el chocolate logro desajustar su cinturón de seguridad a lo que ella por fin logra alcanzarlo.
– Esta delicioso.- dice sonriendo mientras lo probaba al mismo tiempo que acaricio su cabecita bajando poco a poco mis tocamientos por su espaldita y luego sus nalguitas por encima de su faldita.
-Oh… Katy… eres tan linda e inocente… que vamos a hacer contigo…-le digo al mismo tiempo que me bajo el cierre.
-¿Padre?-pregunta Katy al observar como levantaba con mi mano derecha su faldita para tocar su piernitas directamente. Termino con la otra mano de liberar mi verga mostrándosela a Katy que reacciona alejándose sorprendida.
– Míralo, Katy… Mi pene esta así por ti…por ti y tus nalguitas…- le digo delirando de excitación. Debido a lo de mi prima le dije a Anita que el domingo no podría quedarme con ella y estaba en abstinencia desde la última vez con Katy.
-Pero… Padre…-empieza Katy.
-No puedes dejarlo así, Katy.- le reprocho.- Mi pene no puede quedarse sin bendecir a una niña. No se hable más, nos vamos al asiento trasero para jugar a la bendición. ¿Me has entendido?- ordeno con gesto imperativo.
-Si… Padre.- se resigna Katy.
Nos dirigimos al asiento trasero donde nos desvestimos para de esa forma comenzar con el jueguito de “La bendición”. Me culee a esa niña durante media hora pero esta vez no lloriqueo tanto, supongo que poco a poco se iba acostumbrando a su nuevo estilo de vida. El ser follada por su sacerdote a fin de sacarle “la bendición”.
Sin embargo debía despejar todas sus dudas pronto o me daría problemas. Los niños y niñas si presentan este tipo de traumas pueden tender a manifestarlo en sus conductas y no deseaba correr ese riesgo. Era necesario que pronto llegara el campamento. Mientras me limpio la corrida en sus nalguitas, las cuales golpeo con mi verga, voy pensando en lo que será el campamento. Inolvidables experiencias se acercan… pero eso, eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.
PD: El siguiente relato será: Confesiones del Padre Arturo: El campamento parte 1. Espérenlo.
PD2: Los relatos de Nayhelli saldrán pronto, aun no los he sacado debido al poco tiempo del que dispongo para escribirlos, no serán tan largos como los principales pero irán separados por días. Exactamente los 5 días que aún me faltan por relatar. Ahora sí, hasta entonces.
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