Confesiones del Padre Arturo: Nayhelli parte 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PadreArturo2.
Pasados ya dos años desde mi llegada a este pueblo en la parroquia las cosas iban mejor que nunca e incluso se hicieron algunas obras de mejora.
El Padre Eugenio había decidido tratar de utilizar la mayoría de espacio posible por lo cual significaba que incluso el cuarto que yo ocupaba seria modificado y acondicionado como un salón. Sin embargo el Padre Eugenio volvió a demostrar su generosidad hacia mí ya que lo anterior no significo mi abandono, sino que el convino pedirle a un amigo suyo en la ciudad, que tenía una quinta con varios departamentos que alquilaba, el favor de alojarme en uno de sus cuartos dándome un alquiler por debajo de lo que normalmente costaría.
– Yo creo que te va a agradar, Arturo, el lugar no es muy lejos de aquí.-decía el Padre Eugenio mientras caminaba a su lado por los pasillos de la parroquia mientras observábamos a los albañiles refaccionando el lugar.- Es acogedor y el precio es muy bajo. Es el mismo lugar que recomendé a Sara para que se mudara cuando murió su madre.
La verdad es que si, el precio era muy bajo y realmente me impresione al oírlo ya que pensaba que el alquiler me saldría muy caro, sobre todo en un apartamento y dudaba de si podía costearlo junto a mis otros gastos.
Debo decir que cuando lo vi por primera vez pensé que quizás la ubicación explicaría el bajo precio, se encontraba un poco oculto casi al final de la quinta y ascendía con una escalera hasta el lugar. Sin embargo al entrar al lugar, que constaba de: 2 habitaciones, una más pequeña que la otra (de seguro por el poco espacio del lugar), un pequeño comedor y cocina y un baño, sentí que no estaba tan mal. Era acogedora y barata así que para lo que costaba no podía quejarme.
No tarde mucho en sacarle provecho al lugar cuando logre traer mis cosas, ahora ya tenía un poco más de espacio para dividir mis pertenencias. Coloque mi pequeño televisor en la sala y mis cajas en mi habitación, ya estaba instalado en mi nuevo hogar. El Padre Eugenio y su colega vinieron a ver cómo me asentaba en el mini departamento y se alegraron al saber que lo tomaba.
– Pensaba alquilarla a más, pero Eugenio me conto que deseaba un lugar para alojarte.- me decía su colega mientras bebíamos sentados en la pequeña sala.- Que mejor que colaborar con la formación de un futuro médico. Salud! -levanto el vaso y bebió.
Durante una hora se quedaron hablando cada uno de cómo le había ido mientras los escuchaba con respeto y a veces me reía de sus bromas a pesar que quizás no me hicieran gracia. Siempre es bueno mantener unas buenas relaciones públicas.
Después de ello debo decir que esto no significo que perdiera contacto con la parroquia, como bien exprese al Padre Eugenio le decía que me pasaría más seguido por la parroquia.
-Vea Padre que para mí no es una pérdida de tiempo, es un apoyo espiritual.- le decía.
-Me alegro Arturo. Eres más que bien recibido.- respondió. Y fue así como de alguna forma quedo convenido mi estancia en la parroquia. Era bueno poder pasearme por ahí sin poder ser molestado.
……………………..
Habían llegado las vacaciones y con eso vi interrumpido mis encuentros con Anita, ya que ella se iba por 2 semanas a casa de sus abuelos que vivían al interior del país junto a sus padres.
Quizás la despedida fue más emotiva de lo normal, pero le hice comprender que pronto volveríamos a "agradar a Diosito" y que obedecer a sus papis era lo que una buena niña debería hacer.
Sin embargo eso me dejaba muy mal parado ya que no contaba con la preferida de mis niñas, además que Romina solo podia asistir los sabados a la parroquia , tenía planeado ir quizás con una excusa al orfanato y tratar de volver a encontrarme con Mery, quizás si lograba mover los hilos un poco lograría otro encuentro con ella, ya que después de los relatados fueron muy pocas las veces que pude lograr algo con ella. Todos estos planes cambiaron por los que les relatare a continuación.
Como recordaran en la quinta donde vivía también se encontraba Sara y si como hermanos de la parroquia teníamos alguna amistad, al ser su vecino esta se profundizo. Algunos días nos dirigíamos juntos al trabajo el máximo tiempo posible antes de separarnos cada uno por su lado y a veces iba a su casa a charlar con ella y escuchar sus problemas.
Fue así como pude conocer más de ella, venia también de la capital, sin embargo había nacido en este pueblo. Su padre murió hace 4 años producto de una cirrosis ya que era un ebrio desde muy joven y su madre lo había hecho hacia 2 años en un accidente, momento en el que decidió regresar para ocuparse de su hermana menor que ahora tenía 5 añitos. Su primera decisión era llevársela a la capital, pero se dio cuenta que con su sueldo no lograría costearse los gastos. Dejo la casa donde vivían alquilados sus padres y se mudó a esta quinta donde el precio era más barato. Sin embargo ya más asentada no se mudaba aun porque encontraba agradable el lugar y a la vez estaba ahorrando para en unos años dar el ansiado viaje con hermana y todo hacia la capital definitivamente.
Al comienzo no me fijaba mucho en su hermanita ya que estaba más pendiente de mi Anita y en buscar alguna niña en el colegio parroquial, además no veía como podría hacer algún tipo de contacto con ella. Si tenía que salir la dejaba con su vecina y cuando la veía siempre era junto a Sara.
Sin embargo como dicen la providencia se encarga de dar una oportunidad, lo que falta luego es aprovecharla. Y así fue como sucedió, una tarde de sábado luego de la reunión de la parroquia y después de recoger a Nayhelli, así se llamaba su hermanita, de la casa de su vecina entramos a su departamento a charlar.
Fue entre conversaciones que me conto que se sentía mal por dejar ir la oportunidad de revalidar unos documentos de su maestría en la capital ya que el tramite duraría una semana quizás por lo lento del sistema de la universidad.
– Ay que ver que no cambian aquello. Parece que estuviéramos en la época de las cavernas.- me decía molesta al recordarlo.
– Así es, una barbaridad, pero deberías hacer ese viaje, si es tan importante.- respondo.
– Si y donde dejo a Nayhelli?- pregunta.
Algo extrañado por ello respondí:
– Pues con la vecina Bertha, estoy seguro que no se negara.
-No.- respondió.- No puedo, la última vez que hable con ella me dijo que ella y su marido se irían de viaje a visitar a su hijo que vive en …………..
– Oh, ya veo.- respondo.
– *Suspiro* No puedo dejar a Nayhelli y no me la puedo llevar, seguro que no aguantaría el viaje conmigo y de todas formas no tendría donde dejarla.
Atisbando aquella posibilidad decidí esperar un momento en silencio mientras fingíamos pensar en una solución. Cuando me di cuenta que el silencio era ya muy extenso decidí volver a intervenir.
– Lo hare.
– Harás que?.-pregunta.
– Puedo ocuparme de ella, si es tan importante para ti.-respondo
– No puedo pedirte eso es mucho trabajo. Quién sabe si estarás ocupado tu también.- me responde. En realidad hablaba más en forma de pregunta como por dentro convenciéndose de la idea.
– Pues pensaba ir a visitar mi casa en la capital, pero eso puedo hacerlo cuando quiera, las vacaciones son largas y pesadas. Si es tan importante para ti lo hare.
– Pero…
– Si dudas por el trabajo que resultaría, te recuerdo que trato con niños en el colegio y los de su edad son más fáciles de tratar que los mayores que solo me causan problemas.
– Arturo si pudieras hacerlo, te juro que estaría eternamente agradecida.- responde con suplica en su voz.
– No necesitas repetirlo, como te dije si es tan importante para ti lo hare, si es una semana.- asevero con un gesto que evidenciaba condicionamiento a que solo sería una semana y no más. La idea era no mostrarme tan deseoso de aquel favor como sí me encontraba para mis adentros.
– Llegare aquí en una semana, ni un día mas ni uno menos.- responde.
Y fue así como quedo convenido. Dos días después Sara trajo a Nayhelli a mi casa y luego de ubicarla en el pequeño cuarto que solo había utilizado para guardar algunas cosas y trasladar su cama ahí me dejo algún dinero para su comida y otros gastos.
-Nayhelli escúchame.- le dijo hablándole en forma seria mientras yo miraba desde muy cerca la despedida.- recuerda obedecer a tu tío Arturo y no molestarlo, no voy a demorarme más de una semana. Me has entendido? Si lo haces te prometo que te llevare al ……….. como me pediste.
Nayhelli era una niña dócil en apariencia, no la conocía muy bien ya que no había interactuado mucho con ella, pero si sabía que obedecía a su hermana, o al menos así era enfrente mío cuando la visitaba.
Una vez se fue Sara la deje en la sala mientras veía la TV, con mis ahorros recientemente me había comprado una mejor, no muy buena quizás pero si algo más grande que la que tenía. Yo por mi parte me encontraba preparando el almuerzo mientras de reojo la miraba desde la cocina.
Una vez estuvo listo la llame y comimos, la mande a asearse mientras yo me dedicaba a limpiar y una vez termine la deje jugando con sus juguetes mientras yo me iba a mi habitación con la intención de leer algo. Sin embargo encendí el portátil y coloque un videoclip de una canción recientemente lanzada.
Deje la puerta entreabierta y como el departamento es muy pequeño se escuchaba hasta la sala con facilidad con lo cual atrajo la atención de Nayhelli quien me veía desde la puerta con curiosidad. Cambio de video por ocasiones y coloco uno de su programa favorito que habían subido a internet.
– Puedo ver tío?- pregunta con ansias al verlo reproducirse en la pantalla.
– Solo un rato.-digo en advertencia.- ven siéntate.
Inmediatamente la cargo encima de mí para que podamos verlo, la niña no opone resistencia y se deja colocar encima de mí.
Mientras ambos observamos la pantalla, dejo mis manos encima de sus piernitas apenas acariciándolas y acomodando sus nalguitas para que la abertura quedara justo encima de mi verga que al sentir a esa pequeña niña empezaba a crecer hasta alcanzar una erección respetable. La niña distraída mirando la pantalla no se daba cuenta de nada al parecer. Seguía acariciando sus caderitas mientras el monstruo en mis pantalones reclamaba penetrar esa niña a cualquier precio.
Acabo el programa en la página de videos (exacto, esa, no la menciono aquí porque al parecer están prohibidas las referencias) y decido cerrar esa ventana.
-Ya acabó a decir, pero aun no la dejaba bajarse ya que deseaba seguir con vi verga en la abertura de su culito.
-Otro…-pidió Nayhelli con ansias.
-No, tengo que hacer otras cosas…-digo, pero no en un tono firme como queriendo dejarme convencer, algo que aprendí en mi estadía en el colegio parroquial es que por momentos los niños tienden a querer manipular a los adultos y por momentos uno debe ser firme, pero esta situación podía servir también al revés.
-Anda tío,…Otro…-repite Nayhelli. Por un momento finjo que lo pienso.
-Vale. Solo uno más, pero si protestas lo paro y te vas a tu habitación.-respondo.- ¿Entendiste?
-Sí.-responde feliz. Inmediatamente me acerco con dificultad, ya que llevaba a la niña encima mío, hacia el ratón y le doy reproducir al siguiente video.
-Listo, acomódate bien para que no te caigas.-digo mientras la levanto y vuelvo a colocar mi verga justo en la abertura de su nalguitas para mi placer al mismo tiempo que abro sus piernitas con la excusa tonta del equilibrio.
-Ya tío.- responde totalmente dócil.
El video empieza y mientras por momentos yo empujaba totalmente excitado mi verga hacia las nalguitas de esa niña, ella paraba su culito para no caerse lo que volvía la situación aún más lujuriosa. (Muchos pensaran que debería dejar todo este rollo y violarla de una vez, pero no saben lo delicioso que es aprovecharse de la inocencia de una niña y seguir con este libreto del engaño hasta lo último. Si no lo hubiera experimentado en carne propia quizás pensaría lo mismo.)
Llega un momento en el cual el video que veíamos llega la parte más interesante, interesante para las niñas digámoslo así, es cuando ya no aguanto más y completamente excitado y cegado por la lujuria empiezo a recorrer mi mano derecha por su piernita hasta sus braguitas levantando ligeramente su vestidito con mi otra mano.
Al comienzo Nayhelli no presta atención a ello ya que aún estaba concentrada en su programa. Solo seguía mirando su programa sin inmutarse que mi mano ya había llegado a sus braguitas y se disponía a manosearla sin ningún escrúpulo.
Comienzo con mi mano derecha a tocar su rajita por encima de sus braguitas y masajearla suavemente. Fue en este momento en el cual se dio cuenta que algo raro estaba sucediendo.
-Tío…-me dice mirando mi mano ya dentro de su vestido.
Retiro mi mano y le doy pause al video.
-Sí, Nayhelli.-contesto.- Parece que deseas irte a tu habitación.- continuo con tono molesto.
-Nooo… tío.- se disculpa.
-Bien. Pero recuerda, no debes protestar o te vas castigada sin ver nada más. ¿Entendido?
-Si.- responde.
Reinicio la reproducción del video, acomodo a la niña otra vez a mi gusto y cuando ha pasado poco después de reiniciado el video comienzo nuevamente mis manoseos a esa niña, masajeando su vaginita.
La niña ya advertida de esto vuelve a desviar su mirada hacia el lugar y luego me mira, pero esta vez duda si decir algo. La miro con un gesto de reproche y ella vuelve su mirada hacia la pantalla, aparentemente intimidada por mi advertencia. Al parecer ha entendido el mensaje y decide no dar una protesta más contra mis tocamientos.
Una vez conseguido esto decido aventurarme un poco más y retiro mi mano derecha por un momento y la llevo hasta mi boca llenando dos dedos con saliva. Inmediatamente vuelvo a colocar mi mano por debajo de su vestidito pero esta vez mi mano se coloca debajo de sus braguitas y esparce mi saliva en su rajita.
-Jijiji- ríe Nayhelli y se aparta esta vez sin poder resistir.- Tío que haces…
-Te hago cosquillas Nayhelli. Acaso no te gusta?- le respondo.
-No…-responde la niña.
-Ah pues, entonces te vas a tu habitación castigada.- respondo con dureza.
– Nooo…- responde Nayhelli.
-Sí, te vas.- digo levantándome y llevándola de la mano hasta la sala. La llevo hasta la habitación mientras ella aún estaba protestando.
– Que pena y yo que pensaba invitarte helado y soda.- le digo.
-Si tío. Invítame…-pide Nayhelli.
-Para las niñas malas no tengo nada.- respondo.- A las niñas buenas y obedientes yo les invito soda, helado y postres.
– Voy a ser una niña buena.- pide Nayhelli.- Invítame tío…
– Ya olvidaste lo que dijo tu hermana?- le pregunto. Por un momento guardamos silencio.
– Que debo obedecer…- responde ella.
-Que debes obedecer a tu tío Arturo hasta que ella regrese. Sino voy a castigarte e iras a tu habitación a dormir sin comer. Entendido?
-Sí, tío.-responde.
-Bien, pues vamos.-la tomo del brazo y la llevo nuevamente a mi habitación.
Entramos y esta vez no me dirijo hacia la silla si no hacia mi cama que se encontraba en las misma dirección, incluso hay veces que he visto películas desde mi cama ya que estando cerca de ella me da más comodidad. Levanto a la niña y hago que se pare encima de mi cama.
-Tío, me vas a invitar helado?-pregunta Nayhelli.
-Sí, Nayhelli. Pero para eso, primero vas a ayudarme con algo, sino no te doy nada.-respondo.
-Con que, tío?- pregunta inocentemente.
-Ya verás.-respondo.- pero primero necesito que te quites tu vestidito.- digo levantándoselo. La niña no opone resistencia y se deja que se lo saque revelando así unas braguitas blancas y su pechito desnudo. Retiro el vestidito y lo coloco en una mesa muy cercana.- Ya te divertiste viendo tus videos, ahora me toca a mí. Voy a hacerte cosquillas, pero para eso necesitamos quedarnos sin ropa.
Empiezo a desvestirme, primero la remera y luego los pantalones terminaron por el suelo. Solo mi bóxer no dejaba disimular la tremenda erección que tenía debido a esa niña. Me siento a un lado de la cama y tomo a Nayhelli haciéndola que se eche.
-Necesito que estés así, para hacerte cosquillas.-le digo ya que al comienzo se oponía a ello.
Con la verga totalmente dura debajo de mi bóxer comienzo con las cosquillas, a lo que ella se escapa por momento pero la atrapo ya que es pequeña, incluso llego a cargarla con mucha facilidad por momentos… Entre juegos y caricias, en los cuales lamo sus pequeños pezones ocasionando que ría, aprovechaba para manosearla, tocarle sus nalguitas, lamer su cuellito, ella solo reía sin presentir que me ahogaba poco a poco en mi lujuria.
-Uff… vaya… ahora Nayhelli.-le digo separándonos por un momento.- Vamos a terminar con el juego.- Me acerco a ella y tomo sus braguitas bajándoselas por fin.
-¿Qué haces tío?-pregunta.
-Para esta última parte te las voy a quitar. No las necesitas.
Al terminar de quitárselas logro por fin apreciar su rajita toda rosadita por mis manoseos anteriores. Ya que era muy pequeña se parecía en tamaño a la de Mery que solo tenía 4 años. En aquella ocasión pude experimentar lo que era gozar de una rajita así.
No resisto más y hundo mi rostro en esa rajita la cual comienzo a lamer con ansias.
-Jijiji… no tío… que haces…-responde Nayhelli.
-Te estoy haciendo cosquillas aquí…-respondo. Sigo disfrutando del sabor de esa niña que aún conservaba el olor a sus braguitas impregnado en ella.
La niña ríe un momento más debido a las cosquillas pero no la dejo apartarse y la sujeto con mis manos para que no escape. Poco a poco deja de reír y solo me mira mientras me devoro esa rajita tan divina.
-Ahh Nayhelli, tu rajita es todo un manjar…-digo secamente con voz apenas perceptible.
La niña no contesta y me mira mientras sigo con ello, al parecer se siente algo incomoda por ello a pesar de que yo trataba de hacer mi mayor esfuerzo por complacer a su rajita de niña. Sin embargo mi verga ya sintiéndose a punto de reventar reclamaba a esa niña, decido levantarme y mientras la niña se levantaba tan bien creyendo quizás que había terminado con ello, me termino de desnudar y los bóxer terminan al otro lado de la habitación de una sola lanzada.
-Todavía no hemos terminado.- la empujo hacia la cama boca arriba. La niña obedece y se queda estirada, algo seria, esperando. – Vamos a terminar con esto.- le digo llevando el frasco de lubricante en una mano ya que fui a recogerlo de mis pantalones donde se encontraban mientras con la otra mano me masturbaba viendo a esa niña.
La niña al fin se percata de mi verga totalmente erecta y lo mira al comienzo curiosa y algo desconfiada. Decidí dejar las dudas para otro momento y pasar a la acción.
Me acerco a ella y abro el frasco de lubricante y lo esparzo en su rajita copiosamente.
-No…- contesta retirándose algo asustada porque pensaba que la estaba mojando.
-No pasa nada, no pasa nada.-repito agarrándola para que no se vaya a otro lado.- esto solo va a servir para que podamos jugar nuestro último juego.
-Pero que es eso.-señala el frasco- Y eso…- esta vez señala mi verga totalmente erecta.
-Esto..- respondo señalando el frasco.- Es un jabón que sirve para limpiarte aquí. Para que no tengas que bañarte, o acaso quieres que te bañe ahora con agua fría?
– Nooo tío… no .. no me bañes…-pide Nayhelli.
-Ah pues, para eso es. Quiero que estés bien limpia aquí, para que juguemos nuestro último juego.
-Pero eso…-dice señalando mi verga.
-Esto lo tenemos los varones, se llama pene y es un secreto pero…-bajo la voz y le digo.- No se si te lo puedo decir… Cuando se pone así de grande e hinchado sirve para que juguemos los adultos.
-Los adultos juegan con el pene?-pregunta ella.
-Shhhh.- la reprendo por hablar con voz normal- una niña no debe decir esas palabras nunca. No debes decir esa palabra, es de muy mala educación.
Tomo el lubricante y esparzo otro poco en mi verga, fue poco porque mi miembro ya estaba lubricado con el líquido pre seminal.
-Basta de hablar, vamos a jugar…- le digo acercándome con mi verga a mas no poder apuntando con dirección a esa rajita.
Por fin logro colocar mi verga en esa rajita y comenzar a frotarla en su panochita…
-Ohhh… Así Nayhelli…- digo excitado al sentir esa increíble suavidad y el roce sin fricción de su rajita y mi verga. – Esto quería jugar contigo.- le digo sonriendo mientras continuo restregando mi verga en su rajita.
La niña solo mira mientras continuo con el movimiento.
-Tio…-dice.
-Si Nayhelli?-respondo con los ojos cerrados por el placer.
-¿Cómo se llama este juego?- pregunta ella.
-Ahhh pues…- medito por un momento algo ido por el placer experimentado.- Se llama “frotar”.
– Frotar..-repite Nayhelli.
-Si.. frotar…. Y a mi me gusta frotarte Nayhelli. – le digo mientras introduzco un poco mi verga en su entradita al mismo tiempo que me masturbo con mas fuerza. Deseaba botarle mi corrida dentro de su vaginita.- Ahhhh…. Ohhh… Nayhelli.
No resisto mas y le echo mi semen en su vaginita que no logra contenerlo y sale a la superficie. La niña al ver esto se levanta y se aparta algo asqueada.
-Tío… me orinaste…-me dice con voz de reproche.
-No es orina… es leche… – digo con la voz algo entrecortada, recuperándome del orgasmo.- Cuando los varones estamos felices botamos leche por aquí, igual que tu mama te daba leche de aquí- señalo mis pezones – los hombres la botamos por aquí y las niñas como tu pueden tomarlo. Toma un poco.- le señalo.
La niña lo toma con sus dedos y lo examina, le da una probada y luego dice apartándose:
-Sabe feo…- responde.- No me gusta jugar a “frotar”
-Ya te acostumbraras, vamos a jugarlo muy seguido y quizás a otras cosas más… Ahora debo preparar la cena… Se ha hecho tarde.- digo mirando el reloj. Me vestí rápidamente mientras Nayhelli aun me miraba.
– Quiero orinar…- dice.
-Pues ve al baño, anda.- digo y ella se dirige ahí. Tomo sus braguitas y se las dejo cerca. Ella las recibe y se las vuelve a poner.
-Puedes ponerte tu vestido si deseas…- le digo.- Aunque quizás luego no lo necesitaras…
-Porque?- pregunta.
-Ya lo veras.- me agacho y le doy una nalgadita.- Ahora ve a jugar con tus cosas. De postre tendremos helado como te prometí.
Me alejo con dirección a la cocina para preparar la cena mientras pensaba en lo sucedido hace poco. Aun no la deseaba desvirgar porque era muy pequeña pero tenía otros planes con ella para esta noche. La tenía bajo mi control durante solo una semana y debía aprovecharla al máximo. Pero eso… eso será motivo de otro relato. Hasta entonces.
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