Desahogo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por xmysk.
-Joder, las nueve de la noche pasadas… ¡Estupendo Javi! ¡ESTUPENDO! Hoy ni tan solo veras a los niños- Me gritaba a mí mismo en el coche mientras aparcaba en el parking de casa.
Había sido un día especialmente jodido.
Sí, era una putada que mi jornada laboral se alargase hasta tan tarde, pero ya tenía asumido desde hacía mucho tiempo que cuando un cliente venía a auditar la fábrica mi horario de trabajo comprendía tantas horas como fuesen necesarias.
Al menos podía escaparme de las cenas de negocios y los compañeros asumían el último sacrificio del día sin mí.
Aquel era un pequeño privilegio que el director tuvo a bien concederme desde que dos años atrás me había quedado solo con los niños.
Tampoco podía quejarme ya que mi trabajo de ingeniero me proporcionaba los ingresos suficientes para que no les faltase de nada a pesar de estar los tres solos.
No, no había sido mi maratoniana jornada de trabajo lo que tanto me había tocado los cojones aquel día.
Perdonad por el taco, pero es que realmente me habían tocado mucho, pero muchísimo los cojones.
A medio día había recibido una llamada de la innombrable.
Sí, la innombrable es la madre biológica de mis hijos y digo innombrable porque hace dos años la muy puta, vaya al final la he nombrado por su verdadero nombre, dejo una nota en casa explicando que había conocido a otro hombre y que su vida no tenía sentido sin él, que si plin y que si plan y no sé qué más jilipolleces … y así, sin más, dejo abandonados a dos niños de dos y cuatro años junto a su marido.
Me dolió mucho más por mis hijos que por mí.
En fin, una pareja puede separarse, pasa a diario, pero una mujer que abandona a sus hijos pequeños por irse con un tío… Dos años sin saber nada de sus hijos, sin preocuparse por ellos en ningún aspecto ya fuese económico o emocional.
No me diréis que no tengo derecho a llamarla puta.
Y no me mal interpretéis, mi opinión sería exactamente la misma si es un hombre quien hace estas cosas.
Abandonar a mis hijos es del todo inconcebible para mí.
En fin, la vida tenía que seguir y yo puse todo mi empeño en sacar adelante a mis renacuajos.
El tiempo paso y yo me acostumbre a mi nueva vida de total dedicación a mis hijos y al trabajo.
Se podría decir que encontré cierta estabilidad emocional en mi nueva situación, hasta que aquel día recibí la fatídica llamada que consiguió sacarme de mis casillas.
La innombrable, voy hacer el esfuerzo de llamarla así, decía que ahora estaba arrepentida de haber abandonado a sus hijos, que los echaba mucho de menos y que quería volver a retomar el contacto con ellos, que quizás con el tiempo incluso podíamos intentar la custodia compartida y que bla bla bla, no os aburriré más con lo que dio de sí aquella conversación, o más bien discusión.
Supongo que ahora ya podéis comprender cuál era mi verdadero estado emocional aquella noche cuando llegue a casa.
Si lo tuviese que describir con una emoción sería ira, si fuese con un estado de ánimo colérico.
Una vez aparcado el coche tome el ascensor al tercer piso, continuaba refunfuñando y maldiciendo a la innombrable cuando avance por el rellano hasta llegar a mi puerta e introduje la llave en la cerradura.
No llegue a girar la llave, la puerta se abrió desde dentro.
-Ssss, no hagas ruido Javi, ya están acostados y dormidos.
– ¿Cómo has sabido que llegaba?- Pregunte tras cerrar la puerta y mientras avanzábamos por el pasillo en dirección al salón.
-Se te escucha refunfuñar desde el ascensor.
-¿En serio?- Volví a preguntar sarcásticamente y con una mueca de disgusto.
-Sííí, ¿Qué te pasa?
Quien había abierto la puerta y me preguntaba por lo que me sucedía era un pequeño ángel que incomprensiblemente le había caído del cielo a un descreído como yo.
Mi pequeño ángel se llama Laura y es literalmente pequeña pues a sus recién cumplidos diecinueve superaba por escasos centímetros el metro y medio de estatura.
Su pequeña estatura sin embargo no le impide ser una autentica preciosidad de niña pues su bello cuerpo está perfectamente proporcionado y su linda carita es angelical haciéndole sin duda justicia.
Notareis que he dicho niña, y es que para mí eso es lo que exactamente era hasta aquella noche.
Laura vive con sus padres en la segunda planta, justo debajo de mi piso.
Cuando compre mi vivienda ella tenía escasos diez añitos y ya era una niña adorable, característica esta que nunca ha perdido.
De carácter dulce, cariñosa, educada y atenta completa sus cualidades con una gran inteligencia a la que saca buen provecho en los estudios habiendo llegando a la universidad con una media de matrícula de honor en bachillerato.
En definitiva es la niña perfecta que todos los padres deseamos y para mí se había convertido en toda una hermana mayor de mis hijos ya que a pesar de sus estudios encontraba siempre el tiempo necesario para ser mi niñera cada vez que lo necesitaba.
Para que os hagáis una idea del tipo de niña que Laura es, os diré que tuve que enfadarme con ella y obligarla a que aceptase que le pagase las horas que pasaba con mis hijos ya que se negaba rotundamente a aceptar el dinero aduciendo que para ella también eran sus niños y su familia.
-Nada Laura, no me pasa nada- Le conteste con un tono seco -¿han cenado los niños?- Pregunte entrando a la habitación del pequeño para darle un beso.
-Claro que han cenado, ¿crees que los iba a acostar sin darles de cenar? Pau no quería comer pero jugando con el he conseguido que se termine la cena y Ana no quería acostarse antes de que llegase su padre, pero finalmente ha caído rendida hace quince minutos.
-Gracias Laura, no sé qué haría sin ti- Conteste entrando en la habitación de Ana para darle también a ella su beso de buenas noches.
-Ya sabes que no tienes que darlas.
Y ahora ¿me vas a decir que es lo que te pasa?
Mi gesto se volvió a tornar hosco al oír su pregunta, la visión de mis niños durmiendo plácidamente me hizo olvidar por unos segundos mi enfado.
-En serio Laura, no es algo que te afecte a ti- Dije saliendo de la habitación de mi pequeña Ana y cerrando la puerta detrás de mí.
-Javi, confía en mí, prácticamente somos familia y sé que hoy te pasa algo grave, puedo verlo en tus ojos.
Me deje caer sobre el sofá y los noventa kilos de peso de mi cuerpo hicieron que este temblase quejándose por el impacto recibido.
Laura se sentó junto a mí y tomo mi manaza entre las suyas, pequeñas y delicadas, me miro a los ojos con dulce gesto e insistió.
-Venga Javi, dime que te pasa.
-Te he dicho que lo dejes estar niña- Mi tono de voz era realmente brusco.
-No soy ninguna niña, por si no te habías dado cuenta- Frunció el ceño en señal de disgusto.
-Joder Laura, es ella, ella que se acuerda ahora de golpe de que tiene hijos.
De verdad no me apetece hablar de ello.
En su rostro se dibujó la preocupación.
-Pero no la necesitamos Javi, ¡NO!, no puede venir ahora… no la necesitamos…no.
Estamos bien sin ella…
-Laura, Laura, chss… tranquila Laura.
Estoy bien sin ella, YO, estoy bien sin ella.
No es tu problema, tranquila no voy a dejar que vuelva a hacer daño a los niños.
-No digas eso, no lo digas.
Sí es mi problema, es nuestro problema- Tomo mi mano, y llevándosela a la cara, puso su mejilla contra la palma para comenzar a acariciarse.
-Joder Laura, me estas asustando- Dije retirando mi mano y tras levantarme emprendí el camino de mi habitación- Es hora de que vuelvas a casa, tus padres te estarán esperando.
-Mis padres no están, han alquilado una suite en un hotel para celebrar su aniversario.
¿Por qué me echas? Déjame quedarme contigo.
Laura me siguió hasta el dormitorio cerrando la puerta tras de si.
-Déjame quedarme esta noche, no quiero ser más una niña en tu casa, déjame ser una mujer esta noche.
-Joder… joder… joder, lo que me faltaba, ¿pero tú sabes lo que estás diciendo?
Comencé a caminar de un lado a otro de la habitación, como si fuese un oso enjaulado, sin dar crédito a mis oídos mientras me frotaba las manos nerviosamente y me preguntaba cómo podía haber pasado aquello.
-Se perfectamente lo que estoy diciendo Javi- Laura se interpuso cortándome el paso, levanto su mano para acariciar mi cara y mirándome a los ojos dijo- He dicho que no quiero irme, que quiero quedarme aquí contigo, como una mujer.
No soy una niña, no soy tú niñera quiero ser más, quiero compartirlo todo contigo.
Los nervios acumulados terminaron por explotar y en un gesto de furia la agarre de la mano para arrastrarla frente al espejo y sujetándola fuertemente con una mano en la nuca y la otra en barbilla la obligue a mirarnos en él.
-¿Estás loca? Míranos, te saco veintidós años Laura.
Tienes toda la vida por delante.
-¡Ay! me haces daño.
Sí, si se lo que quiero.
Acerque mi boca hasta su oreja y comencé a hablarla mientras la tenía sujeta en un intento de que se acobardase y saliese corriendo.
-¿Y qué es lo que quieres eh Laura? ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres que te lleve a mi cama ahora mismo? ¿Quieres que haga una locura? ¿Eso es lo que quieres?
-No sería ninguna locura- dijo bajando su ojos hacia el suelo- Puedes hacer lo que quieras conmigo, soy tuya.
-Nooo, Laura No, seré malo contigo, hare lo que haga falta para que cambies de opinión.
Puedes ser todo lo malo que quieras conmigo Javi, pero yo sé que no lo eres… desahógate conmigo si es lo que necesitas.
Lleve mis manos a su vestido y en un gesto violento tire con fuerza haciendo que los botones, que lo cerraban por la parte delantera, saltasen dejando a la vista gran parte de su bonito cuerpo.
– Mira lo que estas provocando, no soy como crees que soy Laura, deberías temerme, deberías huir.
Mírate Laura, mírate en el espejo, mira tu cuerpo.
Eres solo una niña, no serías más que un juguete roto en mis manos.
-No soy una niña Javi.
Deslizo su vestido roto dejándolo caer por su pequeño cuerpo y a continuación desabrocho su sujetador que igualmente término por caer al suelo quedando tan solo vestida con sus braguitas y sus deportivas converse con unos pequeños calcetines blancos.
Me miro a la cara a través del espejo y con gesto desafiante volvió a repetir:
-No soy ninguna niña.
Su pequeño cuerpo desnudo era un auténtico capricho, la respiración agitada imprimía un leve movimiento de subida y bajada a sus perfectos y juveniles pechos mientras los pequeños y rosados pezones me apuntaban desafiantes en el espejo.
El resto de su cuerpo, casi adolescente, se mostraba igualmente perfecto.
Un pequeño piercing adornaba su ombligo y las pequeñas braguitas de encaje en color negro dejaban apreciar a través de una gasa transparente que su pubis estaba perfectamente depilado.
-Te lo voy a pregunta por última vez Laura.
Me agache ligeramente y tomándola en brazos la levante como si fuese una pluma, la mire a los ojos y volví a preguntar:
-¿Es esto lo que quieres? ¿Quieres que te lleve a mi cama?
-Hazme tuya, tómame.
-Tú lo has querido niña- Y llevándola a la cama la arroje como quien tira un saco de arena, sin la menor delicadeza, para lanzarme seguidamente sobre ella.
Avance gateando por la cama sobre su menudo cuerpo hasta llegar a la altura de sus pechos y como si se tratase de una fiera que se abalanza sobre su presa comencé a devorar su precioso cuerpo.
Ella al sentir el contacto de mi boca en su piel se tensó por un momento curvando su espalda antes de volver a relajarse y llevar sus manos a mi cabeza para acariciarla.
Esto último me hizo enfurecer más si cabe y con un gesto violento tome sus manos para aplastarlas contra la cama haciendo uso de todo mi peso corporal.
-¿Acaso te he dicho que puedas tocarme?- Le dije con tono enfadado situando mi cara a escasos centímetros de la suya-
-Lo… lo siento- Su rostro era todo resignación.
-¡No me toques!, no lo hagas.
Ahora eres mi presa, estas a mi merced.
Resígnate a que te use a mi antojo porque eso es lo que voy a hacer.
Lance mi boca en busca de sus labios para succionarlos, morderlos y lamerlos.
Laura intento corresponder, lo que pensó era un beso, pero yo me esforzaba tanto como podía en dejarle claro que no me interesaba lo más mínimo cuales eran sus deseos con lo que rápidamente la rechace.
Me apodere entonces de su cuello y cual vampiro que desea la sangre de su presa succione con fuerza.
Sabía que aquello dejaría a Laura una marca en forma de derrame y deseaba que así fuese como castigo.
Finalmente me separe de ella, tome aire durante uno segundos y mire al espejo donde nuestras miradas se cruzaron por un instante antes de volver lanzarme sobre ella para hacer presa esta vez en sus pechos.
Apretaba sus tetas fuertemente con las manos mientras mis labios se aferraban a sus duros pezones chupándolos y succionándolos con toda la fuerza que me permitían mis pulmones.
Coloque mi pierna izquierda entre las suyas y presionados sus muslos con mi rodilla la obligue a separarlos, entonces mi mano izquierda descendió hasta su braguita e introduciéndose bajo esta comencé deslizar mis dedos por su rajita.
Mi boca mordisqueaba su teta izquierda mientras la derecha era apretada por mi mano diestra.
Las caricias de mi mano izquierda se hacían más intensas por momentos y finalmente aumentando la presión de mis dedos su sexo se abrió dejando penetrar mi dedo corazón en aquel suave, húmedo y caliente coñito.
Las rudas caricias hacían que Laura tensase todo su cuerpo, provocando que de su boca escapasen pequeños gemidos que se acrecentaron cuando un segundo dedo se adentró en su interior.
Comencé entonces a masajear su coño con fuerza apretando las paredes de su vagina con ambos dedos en forma de gancho mientras con la palma de mi mano y la muñeca ejercía presión sobre su clítoris y su afeitado pubis.
Notaba en mis dedos como aumentaba la humedad de su sexo, aquella pequeña niña había despertado un verdadero demonio en mi interior y mi pene ejercía una insufrible presión contra los pantalones que debía ser liberada.
Abandone mi posición e incorporándome a los pies de la cama estiré de sus tobillos hasta que el culo de Laura quedo justo al borde de la cama.
Tome entonces sus braguitas y estirando con brusquedad se las arranque para llevármelas a la cara.
-Hueles a zorrita, veamos si sabes igual.
Lance las bragas al suelo y juntado sus rodillas le obligue a llevar sus piernas tan atrás como pude.
-Sujétalas- Le ordene.
-Laura entrelazó sus manos tras las rodillas a modo de un lazo que mantenía ambas piernas juntas y formando un ángulo agudo con su cuerpo.
Me arrodille en el suelo y tuve ante mis ojos una imagen que se me antojo hermosa y terrible a la vez.
En aquella postura el precioso coño de Laura aparecía entre sus piernas ligeramente abultado y mostrando toda su raja cerrada y apretada, mis manos separaron los cachetes de su culo y pude contemplar como el suave perineo daba paso a un ano de rosada e inmaculada perfección.
Mientras Laura veía reflejada la escena en el espejo yo comencé a recorrer con mi lengua el corto camino que llevaba desde el orifico de su culo hasta su precioso coño.
Lamia con ganas y ejercía presión sobre su cerrada raja de forma que los labios vaginales se abrieron lo justo como para permitir a mi lengua saborear la humedad interior.
Pronto el sexo de Laura adquirió un brillo especial al quedar cubierto por una fina capa del líquido mezcla de sus jugos y mi saliva.
Su pequeño ano, igualmente brillante y ensalivado, despertó mis más bajos instintos.
Con un último y profundo lengüetazo arranque un pequeño gemido de Laura antes de incorporarme para deshacerme de mis pantalones y calzoncillos que cayeron al suelo liberando mi miembro totalmente erecto.
Entonces, empujando sus piernas con una de mis manos, provoque que su culo se levantase ligeramente de la cama mientras tomando mi polla con la otra comencé a restregársela.
Deslice varias veces mi glande sobre su rajita y abriéndose los labios a su alrededor pude notar lo caliente y húmeda que estaba.
-Estas deseando que te la meta ¿verdad Laura? Es eso lo que quieres ¿verdad? Crees que te va a gustar, pero te garantizo que no va a ser así.
Lleve entonces mi polla hasta la entrada de su estrecho culo y ejercí algo de presión en su esfínter.
Fue entonces cuando, por fin, la cara de Laura se transformó mostrando el miedo que tanto me había empeñado en causarle.
Su susto fue tremendo y lo mostro contrayendo su ano en un espasmo.
-Ahh.
-¿De qué te asustas ahora? ¿No es esto lo que querías?
-Tengo miedo de que me duela- Me contesto, esta vez sí, con cara de niña asustada.
El miedo en su rostro me desarmo y por un momento me vine abajo, realmente no quería hacerla daño.
-Joder niña, no quiero hacerte daño.
Retire mi polla de su puerta trasera y llevándola hasta su vulva la restregué por labios mayores que pronto la acogieron abriéndose entorno a mi glande.
Apunte por un momento y lentamente comencé a clavarme en su interior mientras tomando sus muslos con mis brazos los junté apretándolos contra mi cuerpo de forma que sus pies, todavía calzados, quedaron a la altura de mis hombros.
Aquella postura, junto con la estrechez de su joven sexo, hacía que su coño se sintiese especialmente apretado pudiendo sentir cómo, poco a poco, se abría entorno a mi pujante miembro.
Laura se mordía el labio inferior y aguanto la respiración con los ojos cerrados hasta que mis huevos chocaron con su culo deteniendo el avance de mi polla, abrió entonces los ojos y con un gemido dejo escapar el aire mirándome a los ojos.
-Aghhh.
-No me mires Laura, no me mires por favor- Le pedí girando la cabeza en un intento de separar la imagen de la Laura que yo conocía de la mujer a la que estaba penetrando.
Laura giro su cabeza a su vez y nuestras miradas volvieron a encontrarse en el espejo.
En aquel espejo eran dos extraños quienes tenían sexo, Laura no era Laura, yo no era yo.
Aquel reflejo era todo carne, todo lujuria.
Mis reparos morales y mis miedos atravesaban aquella superficie pulida perdiéndose en el espacio.
Mi cadera retrocedió lentamente antes de volver a clavarme de un solo golpe, la maniobra se volvió a repetir tres o cuatro veces abriendo Laura su boca con cada embestida para dejar escapar un gemido.
-Ahhh.
-Joder que estrecha estas, como me aprietas, ufff.
-Sííí…siento que me abres mmm, siento que me llenaahhh…
Con aquellos primeros envites mi polla quedo perfectamente lubricada por el espeso flujo del coño de Laura, pronto sus fluidos comenzaron a deslizarse por su culo mojando mis testículos en cada embestida.
La facilidad con que comenzaba a deslizarme en su interior me llevo a aumentar el ritmo de forma constante hasta que este se hizo verdaderamente frenético.
Me clavaba literalmente hasta el fondo a una velocidad endiablada mientras el choque de nuestros cuerpos emitía un característico sonido.
Contemplar aquella escena salvaje en el espejo no hacia otra cosa que aumentar mi excitación, me convertí en un animal sin otro objetivo que el cubrir aquella joven hembra.
-JODERRRR….
Te voy a llenarrr… te voy a llenar de leche Laura.
-SÍÍÍ…Lléname…quiero sentir como te derramas dentro de mí.
Nuestros cuerpos chocaban…plas, plas, plas, plass….
Laura aceleraba el ritmo de sus gemidos a la vez que lo hacían mis embestidas llegando a convertirse en un único quejido ininterrumpido con la cercanía del clímax.
-AhhhhAhhhhAhhhhhmmmAAAhhh…
Plas plas plas plas plas… PLAS.
Use todo mi peso para clavarme profundamente en el coño de Laura una última vez y apretando tan fuerte como me era posible comencé a derramarme en su interior.
Notaba los chorros de semen avanzar por el tronco de mi polla y salir disparados a gran velocidad estrellándose contra las paredes de su apretado sexo que comenzó a contraerse entorno a mi miembro apretándolo aún más.
Mis gemidos y bufidos mientras soltaba toda aquella carga emocional en forma de corrida eran propios de un animal.
Laura por su parte contorsionaba su cuerpo bajo mi peso y con los ojos cerrados intentaba tomar aire abriendo su boca todo lo que podía.
Finalmente la tensión fue relajándose y pude recobrar el control de mi cuerpo para retirarme del cuerpo de Laura.
Mi polla salió arrastrando parte de nuestras corridas que comenzaron a derramarse del coñito de Laura.
Me deje caer en la cama junto a ella, atónito ante lo que acababa de suceder y sin saber cómo encajar todo aquello.
Nuestras respiraciones se fueron relajando poco a poco y durante unos minutos reino el silencio hasta que finalmente mirando al techo dije:
-Lo siento Laura, debería haber sabido contenerme.
Hoy te he hecho mucho daño.
-No, no, nooo.
¿Qué dices?- Se giró en la cama y llevando su mano hasta mi cara hizo que esta girase también para terminar mirándonos cara cara- No digas eso, no me has hecho daño.
Al contrario me has hecho feliz- Dijo e inmediatamente comenzó a besarme.
En un primer momento intente apartar la cara, pero ella lo impidió con sus manos y pronto deje de oponer resistencia.
Laura se incorporó y pasando una pierna sobre mi cuerpo se situó a horcajadas sobre mí.
Continuo besándome mientras sus manos comenzaron a desabotonar mi camisa que aún permanecía en su lugar.
Sus labios recorrieron mi cuello y a continuación bajaron por mi pecho, a medida que los botones eran liberados, mientras yo no dejaba de mirarla totalmente anonadado.
Su camino de besos siguió descendiendo por mi abdomen, mi pubis y finalmente llego hasta mi flácido miembro.
Laura comenzó a besar suavemente mi polla para seguidamente lamerla en un camino que la llevaba desde la base hasta la punta.
Los restos de flujo y semen que mi miembro presentaba fueron rápidamente limpiados con aquellas caricias.
-¿Que estás haciendo Laura?
-Déjame hacerte sentir bien Javi, veras como te gusta- Contesto levantado su cara y mirando hacia mi rostro.
Acto seguido tomo la flácida verga con su mano y abriendo su boca se la introdujo totalmente cerrando sus labios entorno a ella mientras no dejaba de mirar a mi rostro.
Pude sentir la cálida humedad de su boca y su lengua jugando con mi glande mientras sus labios retrocedían por el tronco y abandonaban finalmente mi miembro que se liberaba sonoramente de aquella succión.
Repetidas veces realizó la misma maniobra haciendo que mi pene recobrase rápidamente su vigor.
Laura me estaba practicando una deliciosa mamada mientras con una de sus manos masajeaba mis testículos y con la otra sujetaba la base de mi polla sin dejar nunca de mirarme con una expresión de deseo y lujuria que jamás hubiese imaginado en su cara.
Su saliva lubricaba perfectamente mi polla, de forma que cuando sus labios la abandonaban un pequeño hilo se formaba entre estos y el capullo que instantes después volvía a ser engullido.
-Ummm, tú no eres la Laura que conozco.
-Claro que lo soy- Me contesto abandonando mi polla y gateando por la cama llego hasta la altura de mi boca para sacar su dulce lengua se abalanzó sobre mis labios que esta vez la recibieron con largo, húmedo y apasionado beso.
– y separándose de mi boca dijo -Soy la misma Laura solo que tú no me querías ver.
Laura retrocedió de rodillas hasta situarse sobre mi cintura y tomando mi mojada y erecta polla comenzó a restregársela por la suave raja de su juvenil trasero.
-¿Que vas a hacer Laura?
-Antes te echaste atrás, pero yo no lo voy a hacer.
Quiero que me hagas totalmente tuya-
Contesto situando mi polla en la entrada de su culito estrecho y lentamente comenzó a dejar caer su peso mientras con la otra mano se apoyaba en mi pecho.
La presión hizo ceder a su delicado esfínter y mi capullo termino por introducirse en aquel apretado agujero de placer.
En su rostro se dibujó una mueca inicial de dolor, aguanto la posición por unos segundos mientras su ano se acostumbraba a aquel cuerpo extraño y acto seguido, llevando su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y dejando escapar un gemido por su boca, se dejó caer para empalarse por completo.
-Aghhh… rómpeme si es necesario pero hazme tuya.
Laura aguanto sin moverse durante un minuto, en el que llevando mis manos a sus caderas comencé a acariciarla intentando aliviarla el dolo que sentía.
Finalmente tras acostumbrarse a mi polla llevo su cuerpo hacia atrás y apoyando sus manos en mis piernas comenzó un tímido movimiento de caderas.
Yo estaba completamente alucinado.
Aquel ángel que hasta hacia solo unas horas no había sido más que una chiquilla para mí, acababa de inmolar su culo en mi honor y me estaba follando llevándome al mismísimo paraíso.
La visión de su joven y angelical cuerpo desnudo contoneándose y batiendo mi polla, su delicioso coño hinchado y húmedo donde minutos antes me había vaciado, sus duras y perfectas tetas acompañando sus movimientos y su bonito rostro que me miraba con gesto de total entrega me hacían sentir en un mundo irreal.
Sintiéndose cada vez más cómoda comenzó a acelerar la velocidad sus movimientos, pasando del contoneo a un delicioso mete y saca.
Con una de mis manos comencé a acariciar su empapado coño prestando especial atención a su abultado clítoris, mientras que la otra la lleve a uno de sus pechos para apretarlo y acariciar su duro pezón con mi pulgar.
-Dios Javi ummm, como me gusta sentirte dentro, sentir como me abres ufff, sentir como me llenas aghh.
-Umm, Laura me haces sentir como si estuviese invadiendo un paraíso perdido.
-Invádeme ummm, asáltame ufff, tómame aghh, fóllame.
Soy tuya, totalmente tuya.
La velocidad con que se clavaba mi polla en su culo era ya endiablada haciendo chocar su culo contra mis testículos de forma sonora mientras yo igualmente masturbaba su coñito a toda velocidad con mis dedos.
-Aggghhh… me corro Javi…me corrooo…aghhhh- Dijo empalando se por una última vez y cambiando su movimiento de sube y baja por el de contracciones incontroladas delatoras del orgasmo.
– Aghhh como me aprietas la polla niñaaaa, como me la aprietas yo también mi corroooo…
Por segunda vez me derrame dentro de aquel ángel, por segunda vez ambos tuvimos un orgasmo compartido y esta vez fue mirándonos directamente a los ojos y no dos extraños en un espejo.
Tras recobrar ambos el control de nuestros cuerpos mi dulce ángel me descabalgo y se dejó caer a mi lado en la cama.
Ambos nos buscamos y comenzamos a besarnos de forma dulce y diferente a como lo hacíamos minutos antes.
-Que locura Laura, que locura.
-Seamos entonces dos locos, pero vivamos la misma locura.
Nos quedamos los dos juntos, abrazados en la cama hasta caer ambos en un relajado sueño.
FIN
Lástima los 19 de ella, desee que se la coja con 11-13 años ya.