DON EUFRASIO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Zona suburbana de ciudad media y soy la mayor de 5 hijas con una mamá empleada doméstica y un papá de changas, tengo 13 años y bastante desarrolladita para mi edad como mis hermanas dado que la contextura de nuestros padres y abuelos así lo indican.
Don Eufrasio tiene lo que llamamos un almacén y con sus sesenta largos y una señora enferma e inmóvil necesita de una ayuda que con el permiso de mis padres le doy a cambio de mercadería y algunos pesos.
El se encarga de su señora con una enfermera que lo ayuda a la mañana y yo de lo que puedo en la casa.
Las tardes despues de clases voy ahí y pese a que son bien tranquilas hasta pasada la siesta siempre charlamos y Eufrasio me resulta simpático y muy agradable.
Viene un cumpleaños de una amiga y no sé ni tengo que regalarle y el me promete una ayuda si solo queda en secreto.
acepto y me gusta la idea.
decime que querés llevarle- pregunta.
No se; había pensado en un corte de tela pero son caros.
Me acarició las manos y dijo que no pensara en ello y dijera cual quería y cuantos metros.
Quedé como una reina con mi amiga y en mi interior me persigue el escozor de sus manos y su mirada brillante.
Al otro día le agradezco la ayuda y no se de donde me salió abrazarlo con fuerzas y le besé la mejilla sonriendo.
Se hizo un silencio de sorpresa y mirándome el me dice que las gracias las tiene que dar él.
No contesté nada y solo cerré los ojos.
me besó con dulzura hasta llegar a la pasión de más allá de los labios y empecé a sentir en mi cuerpo un ardor juvenil pero potenciado por un hombre si bien con edad de abuelo me transmitía seguridad.
Basta dijo en un momento parando la besuqueada.
No lo escuché y avancé sobre él tocándole la braga y como podía me hice tocar mis tetitas bien formadas para llevar su mano a mi cola según dicen lo que más les gusta a los hombres.
Cerró la puerta y en la habitación contiguas la negocio (el comedor) tirándome sobre la alfombra empezó a desnudarme mientras lamía mi cuerpo hasta dejarlo a su merced.
Me besó entre los muslos hasta juguetear en mi clítoris con su genial lengua y yo musité-haceme mujer mi amor.
Lo escuché preguntar si estaba segura y le pedí por favor que me rompiera la concha.
Entró de una y mientras gemía el se mordió los labios y me pasó la lengua por el cuello, sentí mi sangre mancharlo y le pedí que me jurara amor cosa que hizo seguido de una promesa de que me necesitaba de mujer.
Acabó en la alfombra y después de limpiarme me vistió tocándome toda como certificando que era de su propiedad, abrió el negocio y reapareció en el comedor, me sentó en la falda acariciando mis tetas y besando el cuello mientras decía hembrita divina mi yegua linda con esa conchita sabrosa.
Le pedí que me soltara que ya me había cogido y que ahora seguro buscaría otra para puta.
Me manoseó más diciendo que si me veía con alguien me mataba.
Seguimos el amorío y empezó a ensayar lo que quería descubrir y el renovó.
besos de lengua cambiando la baba, tomarme su lechita, chupadas de concha interminables y en diferentes poses y lo que más miedo me daba, pero agradable resultó; la entregada de cola.
que delicia su rostro cuando me la abrió y aseguró que no recordaba haber cogido una mujer así.
Me hice su puta y hasta me compartió con amigos; todo bajo un estricto sistema de silencio y seguridad.
Me mandaba a llevar "mercadería" a gente de su edad los cuales pagaban bien por mí y yo retribuía con desenfrenadas cogidas.
Con el tiempo mi hermanita Marcela de 10 añitos se acercó a mis tareas, Eufrasio hizo contacto con ella yo tenía un miedo atroz.
"Confía en mí.
si es como vos será una hembra genial" Sentí celos y rabia pero no quería perder ese hombre y más que amor lo mío era capricho.
Ví como le dió su primer beso y como la pendejita se prendía a full y el no le privaba nada a sus manos.
Se hizo chupar la verga hasta hacerla hacer arcadas de como le acabó en la boca, "es amargo y salado" gimió ella.
El le hundía la lengua en la boca y después de un tiempo le aseguró que ya tenía que conocer a alguien que soñaba con ella.
Ahí se supo todo y pese a su desconcierto aceptó ser como yo.
Fuimos a una mansión conocida y el dueño de la misma edad que nuestro Eufrasio nos recibió observando a Marcela sentenció un "se ve sabrosa" "Y está sin tocar" sentenció Eufrasio.
El tipo la besó y se la llevó, Eufrasio me hizo el gesto de silencio y escondidos vimos lo que sucedió.
Al parecer mi hermana besa bien por como se le prendía el tipo; la tiró sobre la cama y desnudó, le chupó la concha y ella se retorció de placer pidiendo pija, el la calzó de abajo hacia arriba haciéndola llorar de dolor y placer; el viejo le escupió la cara y desparramó la saliva por su cara con la lengua haciéndole jurar que sería su novia puta y ella juró que así sería.
Le acabó adentro y ella lo abrazó bien fuerte y se negaba a soltarlo.
La tranquilizó con un tranquila hembrita papa tambien te quiere para mí.
Así quedó el circuito, rara vez quedamos fuera de esas almohadas y una tarde con unas cervezas de por medio terminamos los cuatro juntos, nos desmadramos con Marcela y terminamos chupandosno la jeta.
Realmente pese a ser tan chica besaba muy bien y terminamos con las conchas de una y otra en nuestras caras mientras oíamos "mira eso Eufrasio.
que hembras.
hermanas y se chupan las conchas.
tenemos putas para rato" El negocio de Eufrasio crecía y nuestro ahorros también y seguimos nuestras vidas de hermanas tortilleras sin culpa de nada.
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