Don Isauro un pervertido Tendero. Parte 11ª.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Con este capítulo y que con él cual es el penúltimo de esta saga morbo-erótica, por lo que espero la disfruten tanto como yo al irla plasmando, ya que es un deleite en su lectura, misma que yo mismo he disfrutado al irla confeccionando cada parte, con la anuencia de sus autores, de la ¡hermosa chica Angie!, y del buen amigo don Isauro; un servidor cómo escritor de este relato, lo hago propio en todas sus partes de esta candente película de sus vidas y que ellos me obsequiaron, por lo que les pido ¡disfrútenlo, degústenlo y saboréenlo!, es extenso pero exquisito en su lectura!
Por lo que le doy la continuación debida, de la manera siguiente:
Ahora ya sus vistas llegaban a esa casa que había adquirido con anterioridad, Angie lo visitaba cada tercer día, Brecia y Mirta lo veían desde temprano los domingos, Lety y Andrea a la hora que él quería las mandaba a traer, Rosita “la paletera”, iba de vez en cuando a verlo, y se llevaba sus buenas cogidas, ¡ya que entre ellos se entendían salvajemente!, esa era su espléndida rutina cada semana, ¡sólo él iba los viernes por la noche a la miscelánea!, ya que las nenas Mina y Gris, no podían ir hasta esa casa, ya que eran muy chicas y las expondría a algún peligro sí fueran solitas, pero esa noche que iba para allá, les hacía travesura y media a las chiquillas, ya cuando se retiraban de ahí y caminando acompañadas por él a su casa en el patio de vecindad donde vivían, iban todas adoloridas de sus partecitas de aún niñas, ya que caminaban abriendo sus piernitas y mojando sus entrepiernas de los fluidos de don Isauro, que las llenaba rebosantemente.
Como nadie le apoyaba en la limpieza de esa casita que habitaba él solo, pues puso un letrero en la puerta de acceso “solicito apoyo para la limpieza de mi casa”, pues se observaba mejor que “solicito sirvienta”, y pues más de una decena de mujeres desfilaron en un par de días, pero no se decidía por quien contratar, por lo que les decía, que él las llamaría, un sábado pasó por ahí una señora y le ofreció sus servicios de limpieza y demás, a la que le llamó la atención, y pues la contrató, pero sólo que traía dos perras a su lado que siempre la acompañaban, no hubo objeción por parte de Isauro y le dijo que las podría llevar al traspatio, mientras ella hacia sus labores, pero que cuando terminara sus faenas y se retirara se la llevara, y así pasaban los días, en que esa señora le apoyaba, por cierto esa mujer se llama Raquel y sus perras eran, ¡”niurka” y “selena”!, ¡vaya nombres propios de los animalitos!, pasaban las semanas, él ya se había habituado a la presencia de esas perritas, y a las atenciones que Raquel le daba, hasta le hacía de comer, le lavaba su ropa, lo atendía esmeradamente, llegó el momento que compartían los alimentos juntos continuamente, platicaban de cosas triviales sin importancia, hasta que pasaron a intimar acerca de la vida de Raquel, que era dejada por el que fue su concubino por años, y que no tuvieron familia, ya que ella era estéril y no podía concebir, y su pareja quería hijos, y que ese fue el motivo de su separación, ya con más confianza nuestro personaje pervertido, le empezaba a hacer preguntas a su manera.
I.
–
¿Entonces has de estar cerradita, no?
–
–
R.
–
Ay don Isauro, ¡pues sí nunca tuve hijos!, ¡debo estar así como dice!
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–
I.
–
¿Ya cuánto tiempo tiene que te dejaste de tu marido?
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–
R.
–
Pues ya va para tres años, ¡pero me cuido, no me dejo embaucar por los hombres!
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–
I.
–
¿Y a poco no te dan ganitas de tener algo entre tus piernotas?
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R.
–
¡Pues sí, pero me las aguanto!, ahí de vez en cuando, ¡me doy solita unas sobaditas nada más!
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I.
–
No, ¡pues esto está muy mal Raquelita!, tu cuerpo está aún para merecer unos buenos encuentros, ¿no te gustaría qué nos pegáramos de nuestras partes en soledad?
–
–
R.
–
¡Ay don Isauro, a poco todavía estoy pasable!, ¿cómo para hacer eso que dice?
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–
I.
–
¡Vaya que sí!, ¿que no sientes que te pesa ese culote?, ¡mírate en el espejo!, tienes muy buena cintura, buenas caderas, buenas tetas y mira que piernotas macizas, ¡qué han de apretar bien rico en la cama!
–
–
R.
–
¡Ya don Isauro, no me diga eso, me pone la piel chinita!, ¿a poco le llamo la atención?
–
–
I.
–
¡Para que te digo que no, si sí!, ¡yo te agarraría a nalgadas sin calzones!, ¿sólo es de que te me dejes?
–
–
R-
¿A poco, todavía puede hacer esas cosas?
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–
I.
–
¡Pues ya tiene años que no lo hago!, lo dijo en tono triste, (mentira), pero a lo mejor una ayudadita tuya me despierta, ¡ya ves que estoy solito, compadécete de mí!
–
–
R.
–
Ay don Isauro, ¿a poco todavía se le endereza su aparato?
–
–
I.
–
Un poquito, ¿pero a lo mejor con tus manos lo levantas?, ¡y pues lo hacemos los dos!
Esa tarde en la sala de esa casa, Raquel se dio a terminar sus deberes, mientras Isauro veía su televisor, pendiente de lo que hacía ella, en eso ya se despedía, ya sus perras estaban a su lado, ¿ya te vas?, pues sí, voy a pasar todavía a hacer unas cosas, pero nos vemos la siguiente semana, ¿y qué piensas de lo que platicamos hace rato?, pues precisamente voy a pensarlo, ¡el lunes que venga veremos qué pasa!, bueno vete, ya nos veremos aquí pronto.
Todo el fin de semana Isauro tuvo sus visitas y fue a su miscelánea por la noche de viernes, para encontrarse con Mina y Gris, a las que dejó como siempre despachadas a esas hermanitas precoces, el sábado se quedaron con él, Lety y Andrea, el domingo estuvieron Brecia y Mirta, a quienes les dio placer a ambas muñecas, esperando ya el lunes, en el que se presentó Raquel con sus perritas desde muy temprano, esa mañana Raquel venía con un pantalón de mezclilla pegado entallado, se veía “buenota”, así que se fue a cambiar de ropa, para comenzar sus labores, poniéndose una faldita corta de vuelo a medio muslo, se dejó sus zapatillas y así andaba laborando, le preparó el desayuno a Isauro y ambos en la mesa degustaron lo que ella guisó, terminando se fue a limpiar la recamara de Isauro, mientras él estaba viendo su periódico en la sala, ella entretenida haciendo la cama, cuando llegó Isauro ¡hola Raquelita vengo por mis llaves!, ¿va a salir?, sí voy al banco a depositar regreso al rato, ¡pero mira qué bonita andas hoy¡, ¿ya va a empezar de romántico como el viernes?, ¡pues qué quieres, sí te ves muy bien de faldita corta!, en eso se volteó a poner las almohadas y pues una pierna la puso en la orilla de la cama, para acomodar la más lejana y doblando un poco su cintura, ¡dejaba ver la punta de sus interiores por atrás!, lo que Isauro observó de donde estaba parado, ¡ella sintió la mirada y volteó al instante!, cachando la mirada de él, que la dirigía debajo de su faldita corta, ¡ay don Isauro ya me vio mis calzoncitos!, sí se ven bien apretados, ¿no te molestan así de ajustados?, ¡sí están ajustaditos!, pero no me ligan, ¡mire!, jalando el resorte de una pierna, ¿me dejas que yo te los jale?, ¡bueno, vea y sienta que no están apretados!
En eso los dedos jalaban el elástico de la panty que circundaba la gruesa pierna de ella, al regresarla a su lugar la mano pasó a tocar el frontal carnudo de Raquel, que sólo se puso nerviosa, ¡don isauro, no me toque ahí!, la mano comenzaba un breve recorrido sobre el monte de venus cubierto por esa prenda íntima, ¡don isauro, noo!, noo, por favor nooo, pero esos ¡noo!, eran de excitación de Raquel, ya un dedo se daba a bajar y subir entre los pliegues de esa vagina varias veces, hasta encontrar el clítoris que esperaba también ser atendido con ese mismo dedo mancillador, poco a poco los cuerpos se fueron encontrando de frente, hasta estar pegados, las manos de él ya amasaban ese par de nalgas carnudas, la faldita iba subiendo,¡ hasta palpar el calor que irradiaba a sus dedos la abertura trasera de ella!, ¡que se dejaba hacer!, lentamente cayeron a la cama, entre besos, y caricias eróticas, se fueron despojando de sus ropas, ella bajaba una mano, hasta encontrar la herramienta que ya estaba erecta, y la recorría lentamente, ¿don Isauro, que es esto?, mmm, pues es mi pene, ¿no te gusta?, ¡a bárbaro sí hasta se le sale por un lado de su calzón!, ¿no, qué no se le paraba?, ¡ya deja de preguntar y vamos a disfrutar!, las últimas prendas se fueron desapareciendo de sus cuerpos, enseguida él se colocó encima de ella, le pasaba el pene en su gordezuela panocha, haciendo movimientos de culeo, con su mano fue bajando la cabeza por la raja hasta estar en el agujero, ¡despacio don Isauro recuerde que tengo años de no hacerlo!, diciendo ella eso, el glande ya iba presionando lentamente la vulva carnuda, hasta que se ubicó correctamente, un leve pinchazo, expandió la vagina, ¡para ir en su camino atravesando ese túnel apretado!, ayyyyy, ayyyyy, despacitooo, despacitooo, ayyyyy, ayyyyyy, ¡la estrechez que sentía al entrar!, era por el poco uso que tenía la feminidad de Raquel, ayyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyy, ayyyyyy, despacitooo, por favorrrrr, ayyyyyy, aaauuuuuuu, nooooo, despacitooooooo, ayyyyyyyyy, ya ganaba terreno adentro, la humedad de ella se hacía presente en el falo, de a poco los fluidos de ella, hacían que la penetración no fuera dolorosa, un empujón decidido y el pene se alojó hasta chocar hueso con hueso, con los fluidos de ambos, el comenzó a salir y entrar de esa vagina, pero Raquel seguía con sus gritos, ayyyy, ayyyyyyy, yaaa, ayyyyyyy, yaaaaa, yaaaaaaaaa, no tan fuerte, noooo, ayyyyyyy, ayyyyyyy, ante los gritos de Raquel, él se detuvo unos minutos, los jadeos de ella fueron cesando, así como sus ayes de dolor, ¡qué bruto es usted!, espera un poco, ya se te pasara, ¡parece que te hubiera quitado el quinto!, ¡ayy, pues yo creo que sí, es mi segunda virginidad!, ¡me tiene bien trabada!, en eso seguía entrando y saliendo de ese túnel apretado, ya la lubricación estaba a full, ya los gritos se hicieron gemidos, ahhhh, ahhh, ahhh, ¡ay, qué bien se siente!, ¿te llena mi pivotito?, sí, ¡lo tiene bien grande!, ahhh, ahhhh morbosamente Isauro le hacía preguntas, ¿a poco así lo tenía tu marido?, ahhhh, ahhh, ¡no me pregunte eso!, ahhhh, ahhhhhh, ¿dímelo?, puesss, ahhh, ahhhhhh, ¡más chico!, pero usted lo tiene largo y cabezón ¡lo siento que me lo entra, hasta mí matriz!, ahhhhh, ahhhhhhhh, ¿entonces te está gustando?, siiiii, siiiii, siiiiiiiii, estoy sintiendo bonitoooo, ahhhhhh, ahhhhh, siga, sigaaa, no pareee, ahhhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhhh, a esas alturas de excitación el pene entraba y salía desde el glande hasta pegar los huesos de las pelvis, ahhhhhhh, ahhhhhhhh, ¡me vengoo, me vengoooooooooo, ahhhhh, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, El también junto con ella, terminaron al unísono, y así toda la tarde se la pasaron en la cama, hasta que pasadas las siete de la noche se despidieron, ella se fue satisfecha de algo que no se esperaba, ¡don Isauro le resultó un campeón en la cama!
Esa noche durmió satisfecho a las 5 de la madrugada bajo por algo de tomar a la cocina, y a través de la ventana que da al traspatio, vio a ”niurka y a selena” las perritas de Raquel, que estaban temblando de frio, ya que había llovido en la madrugada y hasta granizo cayó, por lo que les abrió la puerta, y fue por unos trapos, para que se echaran en ese lugar, les dio del refrigerador los sobrantes de la comida, y ahí las dejó, él se retiró a seguir en su cama, a la mañana sonó el timbre de la puerta y era Raquel, que no le tocaba trabajar, pero vino por sus perritas, por lo que entró por ellas y las vio en la cocina echadas, le agradeció a Isauro que las hubiera metido y darles de comer, ya que ella no se las llevó, porque se fue en taxi a su casa, por las molestias de haber tenido relaciones sexuales, ¡después de tres años!, y con Isauro que es algo excedido en su tamaño y fogoso, ya que la dejo maltratada de su parte de mujer, pero satisfecha.
Las semanas seguían su curso rutinario de ese hombre; una mañana Raquel salió a comprar lo de la comida, dejando a sus perritas en el traspatio, animalitos nobles que obedecían las instrucciones de su dueña, y también de Isauro, ya que él les compraba el alimento y a veces les daba de comer o les compraba pollo asado, los animalitos eran fieles a los dos, por el traspatio había una puerta de salida a otra calle, la cual dejo emparejada Raquel, para ir por el mandado, don Isauro se fue a ver su televisor, pero escuchaba a las perras gruñir y ladrar, no le dio importancia, ya que entre ellas jugaban y hasta a veces se molonqueaban, sin hacerse daño, pero entre los ladridos escucho un chillido de una de ellas, así que se levantó y fue a ver de qué se trataba, pues un perro de los vecinos de la parte de atrás de su casa, se fue por el olfato a buscar la entrada y se metió a su traspatio, un enorme perro de la raza San Bernardo, que le llegó el aroma de que “la niurka” estaba en celo, y el animal, ya la tenía punteándola, ¡por lo que él, percibía de atrás de la ventana de su cocina!, “selena” la otra perra les daba vueltas a la pareja de canes ladrándoles, en eso observaba que el macho ya estaba penetrando la parte de la perra, que ya no se movía, sólo esperaba esa pistoneada rápida, ¡hasta que se quedaron trabados!, de momento el macho paso su pata trasera por encima del cuadril de “la niurka”, para quedar abotonados, la hembra era de mediana estatura y el macho gigante a comparación de ella, ya que sus patas traseras de “niurka” quedaron colgando al aire, pero sin destrabarse ambos, “selena” sólo veía a la pareja perruna, cómo chillando, en eso regresó Raquel y vio lo que estaba sucediendo con su perrita, en eso Isauro le dijo que la dejara, ya que estaban trabados, ya que si intentaba jalarla, a lo mejor el perro la iba a morder, así que se metió a la cocina recargo sus codos a la plancha de junto al fregadero, y a través de la ventana miraba a su perra que estaba siendo penetrada por ese mounstro de perro gigante.
Por la acción que Isauro vio, desde el inicio él también se excito de esas visiones, regresó a la cocina y de espaldas recargada de sus codos alzando su imponente culo Raquel estaba distraída con lo que pasaba, así que él se pegó atrás de ella, ¡ya viste tu perrita no llora como tú!, y mira que ese macho le metió todo su cacho grande y grueso, ¡pero es que la “niurka” estaba señorita!, y eso me da temor de que la lastime al salirse de ella ese grandulón, para eso Isauro se daba a pasar mano en el culo, alzándole la falda que esa mañana llevaba Raquel, y la punteaba de entre sus nalgas, yo creo que por la acción que observaba ella, también se calentó, ya que ella se daba a parar más la cola, al sentir los empujones que le daba por atrás, en una acción rápida, ¡él con la verga de fuera y ella con los calzones en los tobillos!, abriéndose sus piernas, hasta donde el elástico de la prenda bajada lo permitía, dirigió su babeante cabeza en la vulva alzada por la parte de debajo de las nalgas de Raquel, ¡un solo empujón y estaba penetrada!, tan certera fue la penetración, que no hubo quejas de ella, ambos se dieron un vaivén de caderas así de pie, hasta que se quedaron quietos, observando la copula de los animalitos, ¿te calentaste de ver a tu perrita bien trabada, verdad?, ¿no sé?, ¡pero me moje mucho al verla así!, pues yo lo vi desde el principio todo, ¡y se me paró lo que tienes adentro!, ahh, síí, ¿y cómo le hacía el perro a “niurka”?, ¡así, siente!, ahhh, ahhhhh, ahhhhhhhh, ¿entonces sintió bonito la “niurka”, verdad?, mmm, ¡sí que sintió bonito, hasta la arrastro con el nudo!, ¡ayy, tú me trabaste!, siento tus pelos en mi colita, ahhh, ahhhh, ahhhhhhhhh, ¡quiero ponerme de a perrita!, para que me hagas, ¡cómo el grandulón que se está cogiendo a mi “niurka”!, mmmm, si, ponte y te hago casi igual, ya acomodada en el piso, le comenzó a meter y sacar rápido su tolete, ella se daba a gemir, ahhh, ahhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, masssss, masssss, ahhhhhhhhh, asiiiiii, asiiiiiiiiiii, aummmmm, ¿me gustaría te voltearas como el grandulón?, mmm, mmmm, ¡eso sí que no se va a poder!, pero te hago rico así, tu concéntrate en ver a tu perrita que está gozando, ¡y siente lo que tú te comes!, síii, siiiiiiiii, ayyy, ayyyyyyy, en eso “la selena” se metió al escuchar gritar y gemir a su ama, la perrita se daba a menar la corta colita y veía que su ama era atacada por Isauro en esa posición con sus rodillas en el suelo y parando su culo frondoso.
Después de un rato la imagen en la puerta de acceso al traspatio del San Bernardo se hizo presente, ya una vez destrabado de “la niurka”, colgado aún se le miraba ese badajo rosado y grueso del que de la punta salían en gotas sus líquidos expulsados en la vagina de la perrita, por lo que pegándose a fondo Isauro terminaba con su potente eyaculación en el útero de Raquel, ¡ayy, que calientes son tus acabadas ayyyyy!, ahhh, ahhhhh, ¡échalos bien adentro!, ahhh, ahhhhhhhhh, ahhhhhhhh, acabados los empujes a fondo, el retiro se venía inmediatamente, hincado y con la verga colgante, Raquel se dio a observar la hombría de Isauro, pero volteaba a ver al grandulón que también descolgado de su tolete se le veía inmenso, los cuales comparó con la vista de un lado para el otro, ¡pobrecita de mi niurka!, la ha de haber dejado lastimada, ¡cómo yo a ti!, jejeje, ¡ay ni me acuerde, me duele hasta la panza!, la panocha de Raquel por la posición hincada e igual Isauro hincados en el piso, a ella le salía el semen cayendo al piso, y a él a gotas también mojaba ese piso de la cocina, la perrita “selena” ávida se daba a paladear con su lengua lo que caía en el piso debajo de las piernas de su ama y se pasaba a lengüetear los que en gotas estaban de Isauro y pasándole la lengua en el glande y parte del tronco venoso, que ya había perdido la erección, era una visión por demás morbosa, ya que él le había llenado la puchota a Raquel, y ella los votaba fuera, y el animalito sorbía lo que ella sacaba al exterior, era algo caliente mientras afuera el grandulón balanceando su inhiesto falo follador, y “la niurka” lamiéndose su parte lastimada, ya que alrededor de su parte perruna, estaba manchada de su sangre, por el virgo que estuvo con ella, hasta 40 minutos antes.
Ya después de que el San Bernardo se fue, se dio Raquel a revisar a su perra “niurka”, que echada la miraba, la acarició y con papel higiénico se dio a limpiarle los residuos que su lengua no lamió, con sus dedos le abrió un poco la entrada desvirgada, la perrita ya se había contraído de su parte, sólo le bajaba la leche perruna en un hilo, la cual secaba Raquel, viendo que sería incomodo llevársela a su casa, le pidió a don Isauro dejarla, ahí, pues el hombre accedió a que se quedará, pero la “selena”, ya comenzaba a estar inquieta, su celo igual ya se veía venir, ya su parte estaba inflamada sin observar escurrimiento alguno por esa manifestación, así que le pidió también dejarla, no sea que en el camino, algunos perros callejeros la fueran a molonquear y hasta lastimarla, así que las dejó a las dos, y que ella vendría al otro día por la tarde, para verlas, ya por la noche las perras estaban quietas echadas en ese traspatio, Isauro les puso alimento y agua, y se fue a ver la televisión, esperando a que llegara Rosita “la paletera”, que días antes le dijo que pasaría esa noche, las horas transcurrían y rosita nunca llegó, así que se fue a su habitación a dormir.
Durmiendo a pierna suelta, sólo con su calzón de manga larga, entre sueños escuchaba ruidos en la planta baja, se despertó y fue a ver qué sucedía, empuñando en su mano su arma un revólver calibre 45 de esas de vaqueros del oeste, y su sorpresa fue que la perra “selena” se había quedado dentro de la cocina, le abrió para que saliera, y en ese momento la perrita se encorvó a hacer su necesidad de orinar, salió a asomarse y “niurka” estaba echada durmiendo, ya una vez con las perras afuera, cerraba la puerta, pero la nariz de “selena” empujaba para meterse, así que la dejó entrar de nuevo, cerro bien esa puerta y se fue a dormir, tomó su revólver y se fue a la planta alta, dejando a “selena” echada en la cocina, la perrita sola andaba por toda la plata baja sin hacer ruido, hasta que comenzó a subir por las escaleras y con su hocico empujó la puerta de la recamara de Isauro, que ya dormido completamente no sintió la presencia de “selena” en la oscuridad, con su nariz fría se la pasó por los pies, hasta llegar al muslo que descubierto por las sabanas estaba, pasaba su nariz, hasta que despertó a Isauro, ¿y ahora que quieres selena?, ya te había dejado abajo, pero te veo inquieta, ¡ha de ser de que quieres perro!, ¿pero aquí no hay?, mañana salgo a ver, ¡sí anda por ahí el grandulón y que te atienda, como a tu hermana!, parecía que la perra le entendía, levantado la pequeña cola seccionada desde que nació, y con su nariz se la pasaba en la pierna, ¡no ya te dije que mañana buscamos a ese perro!, que se cogió a tu hermana “niurka”, en eso la tomó del collar, para bajarla a la cocina, pero la miró de su parte y estaba inflamada y bien repartida esa vagina de perra, ella misma movía su cadera a modo de ubicarse debajo y entre las rodillas de él, en eso se volvió a sentar en su cama, y la perrita se reculaba hacía el, en medio de sus piernas, y a la vez se volteaba a poner su nariz y hocico en el pene de Isauro, ¡qué no, ya te dije que no!, mañana salimos a ver que encontramos para ti, ¡yo no cojo perritas!, ¡a mí me gustan la vaginas de nenas y de mujeres!, cómo la panochota de tu ama, pero de tanto que la perra le olfateaba la bragueta de su calzón y se reculaba a él, sin querer una erección se hacía presente en esos momentos de calentura de ver a “selena” inquieta.
Sin querer la cabeza de su pene se asomaba por la parte interna de una de sus piernas, y la perrita acelerada, se dio a pasar su hocico de nuevo sobre el calzón, mientras Isauro la detenía de su collar, pero la fuerza del cuello lo vencía, la perra golosamente lamía el glande de Isauro,! espera “selena”, espera!, ¡eso no se hace, espérate!, las palabras se iban alejando en segundos, ¡espérate “selenaa”, no!, pero la erección ya estaba presente, ya los “no”, se fueron convirtiendo, en gemigruñidos de él, ahhmmmrrrrrrr, ahhhhhmmmmggrr, hasta que logró controlarse de esa nuevas sensaciones de una lengua rasposa, ¡con qué quieres verga cabrona!, ¡pues verga tendrás!, espérate, la perrita ya suelta del collar, él jalo de su cómoda un paquete de condones y se colocó uno, la perrita seguía dándole lengua pero ya con profiláctico puesto, por inercia después de lamer el pene enfundado, él la ubicó encima de un buró ya que estaba a la altura, la perrita ni se movía, esperaba quieta, pero volteando a verlo, en ese momento se afianzó a su cadera con una mano y con la otra pasaba el glande entre la rajada de perra, el calor que emanaba era transmitido por el preservativo a su glande, que a esas alturas estaba inflamado, la perrita en el buró golpeaba con sus patas traseras la madera, ¡cómo bailando un zapateado o un flamenco!, mientras él ya punteaba esa entrada para él desconocida, ya ubicado el orificio fue empujando, pero no lograba penetrar nada, sólo se resbalaba, así que la sujeto por debajo de su panza con su brazo y la fue atrayendo y con la otra dirigiendo su mástil, en esa posición sentía que cedía a su paso la penetración, desapareciendo completo el glande en esa partecita inflamada de perra, otro empujoncito y la perra comenzó a aullar y así, el seguía entrando y la perra más aullaba, ya su pene ya alcanzaba casi la mitad dentro, salía sólo un poco y regresaba varías veces, la hembrita se dejaba hacer, y de momento se fue adentro con todo, la perrita nada más pegó un aullido fuerte, mientras él se quedaba quieto dentro de esa vagina que lo ahorcaba de una manera caliente, pasados unos minutos salía y entraba ya más rápido, obvio no tomaba la velocidad de un perro en la monta, pero sí eran entradas rápidas, la perrita no dejaba de aullar, pero ya más despacio, mientras él se quedaba quieto dentro, “selena” lo apretaba, lo tenía prensado del miembro, no duró mucho y una eyaculación llegó al profiláctico, se retiró de la perra, misma que de un salto se fue al piso a lamerse, , mientras él se retiraba el preservativo que contenía su semen.
Recostado en su cama pensaba, que no estaba bien eso que le hizo a “selena”, pero a la vez la comparaba con su novia Mina y su hermanita Gris, que ellas sabían dominar muy bien esos apretones, pero la vagina de “selena” la perra, no se asemejaba en nada a las de ellas, la perrita bien ajustadita, le apretaba el tronco, se lo jalaba hacía adentro y sentía cómo una caricia extra, en su glande, comparando todo eso y pensando sentía las pulsaciones de otra erección, jaló otro condón y llamó a selena a que se subiera a su cama, ya con el morbo en su mente y su lívido al máximo, obediente la perrita se echó en la cama, ¡ven “selena”!, ¿ya no quieres?, la perrita miraba, se levantó y fue al lado a lengüetearle, en instantes ya estaba totalmente erecto de nueva cuenta, como pudo la acomodó a manera de tenerla como a una dama de a cucharita, ¡y él por atrás la fue arrimando a su pene!, se lo pasaba en la raja caliente, ¿pensaba en ponerse el preservativo o no?, ¡él quería sentir carne a carne esa panochita de perra que lo apretara!, así que sin pensar tanto se ubicó bien por atrás y se dio a penetrar limpio y a raíz a “selena”, la perrita sólo volteaba su cabeza, ¡y ya no aullaba!, sólo movía una patita al aire, en esa posición Isauro la penetró a fondo, salía y entraba muchas veces, con la calentura de lo que sentía se fue acomodando a manera de que las patas se entrecruzaran con sus piernas, y así se acomodó, más al rato ya estaba encima de selena con sus patas abiertas y el encima de su cuerpo, con las manos la jalaba de la cadera, y la penetraba lento, para sentir las contracciones de la perra que le hacía a su miembro, en esa posición duró más de media hora, cuando sentía que se vaciaba se salió de selena, aventándole el atole en su panza y embarrándole la vulva por fuera de esa leche, que después ella la lamió y luego lengüeteó a su penetrador, hasta que no le dejo rastro alguno de sus fluidos.
Esa madrugada se quedó dormido y selena a un lado encima de la cama, a la mañana él se despertó y la perra, ya andaba abajo de la cama, caminado cómo sin nada, la llamó para revisarla, y no encontró nada raro en ella, así que se fue a tomar su infusión de yerbas afrodisiacas para tener erecciones fuertes, su cápsula diaria para producir semen, su desayuno a base de proteínas, su licuado de frutos secos, al medio día su ensalada y por la tarde mando a pedir sus mariscos, a las perras les mando a traer pollo asado para las dos y su alimento, y se fue a sentar para ver su periódico del día, pero no se concentraba en la lectura, solo le avasallaba el pensamiento de lo que había hecho en la madrugada con la perra “selena”, ya que le había gustado cogérsela, nunca en su vida imaginó que una perra le diera tanta satisfacción y sobre todo placer, las imágenes las tenía frescas de unas horas antes, mientras una erección ya le venía de estar soñando despierto, así que sin pensarlo mucho, hizo a un lado su lectura, se levantó y fue al traspatio viendo a las perras echadas, se acercó a ellas las acarició de sus cabezas y lomos, y jaló a selena dentro de la cocina, la perrita obediente entendió, subiéndose a la planta alta antes que Isauro llegara, el animalito ya estaba encima de la cama esperándolo.
Cómo de rayo se bajó la bermuda que ese día llevaba junto con sus calzones, jaló un tubo de lubricante y se lo puso en la cabeza del pene y tronco, así como a selena también la lubricó, ya que estaba con el glande irritado de la madrugada, se colocó atrás de la perra que estaba encima de la cama, y de una la fue penetrando, sólo aulló al principio y al final en dos ocasiones, el animalito por instinto apretaba ese cilindro de carne y el hacía los movimientos coitales a su manera, escuchaba los jadeos de selena que iban en aumento y más lo apretaba, el salía y entraba, pero con dificultad, ya que sentía estreches en el canal de la vagina perruna y en cada pasada el sentía que algo así, como anillos los iba expandiendo con el glande, hasta que la eyaculación inminentemente llegó, quedándose pegado a selena, que recibía la descarga en buena cantidad, ya separado y con las piernas temblorosas, la perrita se daba a lamer ese falo que minutos antes la había penetrado, ella hizo lo mismo con su parte perruna, se vistió y salió al traspatio a dejarla con “niurka” su otra hermana perra que la esperaba, para olerle, como todo perro hace de andarse olfateando esas partes sexuales.
Espero que haya sido del agrado de los que leyeron esta parte, hago hincapié que un servidor, que escribió este capítulo once y los demás anteriores, pero en especial este, que aludo; entre la trama hubo zoofilia por parte del dueño del relato, y es la primera vez que entró en esta temática y parafilia sí, así se le puede llamar, acepto todas sus críticas y comentarios, para poder mejorar en un futuro, en esta debilidad por los animalitos, un saludo a todos.
En breves días les tendré el final, que será el capítulo 12, hasta pronto, no se olviden calificar y comentar dentro de sus posibilidades, un abrazo.
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