Don Isauro un pervertido Tendero. Parte 12ª. Final.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
Que tal mis buenos amigos lectores y mi gran familia de SST, previos mis saludos, este es el final de la saga, misma que fui confeccionando bajo la autorización de sus actores la Hermosa y escultural Licenciada en Pedagogía Angie y de mi distinguido y estimado amigo comerciante, el buen Don Isauro, quienes tuvieron la gentileza de obsequiarme este relato, el que con mucho cuidado y calma fui elaborando, para beneplácito de los que les agrada la buena lectura dentro de esta temática erótica, morbosa y caliente.
Por lo que pido la venia de todos, para retomar y dar continuidad al relato y su fin de la trama de la manera siguiente:
Continuación del capítulo anterior:
Ya pasadas las 8 de la noche, Raquel nunca llegó por sus perritas, ella llamó al celular de Isauro diciéndole los motivos por los que no fue a ver a sus fieles animalitos, ya que le había llegado su menstruación y hasta una migraña severa tenía, por los síntomas del periodo, por lo que le pidió, por favor le atendiera a sus perras en el alimento y agua, ¡él la apoyaba en esas acciones!, ya que ella también lo apoyaba mucho en todo y pues obvio se la andaba cogiendo a ella y a “selena”.
”Pensaba”, mientras le daba de comer a los animales, en eso se escuchó el timbre de la puerta, las dejó comiendo en el traspatio, pero no cerró la puerta de la cocina que daba acceso a ese lugar y se fue a ver quién era, pues Rosita se hizo presente, él la invitó a pasar, en eso “selena” la vio y le comenzó a gruñir y a ladrarle, él la tranquilizaba sobándole el lomo y la cabeza, pero la perra más acometía a Rosita, por lo qué opto por sacarla de la sala, y aun así la perra seguía ladrando desde el otro lado de la puerta del traspatio, él pensó que a lo mejor se comportaba así, ¿por qué no la conocía?, pasados unos breves minutos, ya la pareja disfrutaba de las cogidas salvajes que se daban, ella como siempre muy gritona y escandalosa durante los actos sexuales, y él muy caliente con ella, se daban de una forma y de otra, parados, y de múltiples maneras, hasta que ambos alcanzaban el clímax, la perra escuchaba todo, desde donde estaba, ya tarde se dieron a despedirse esa pareja salvaje, salió Isauro a acompañar a Rosita para tomar un taxi, y ya de regreso, se fue a dar un baño, bajó a revisar para dormir, vio a las perras que “niurka” echada y “selena”, en la puerta parada, ¿Qué haces ahí?, ¡ya vete a dormir!, le abrió y la perra se pasó a la sala a olfatear los muebles, el tapete, el atrás observaba las acciones de la perra, hasta que le dijo, ¡ya es hora de dormir!, la perrita cómo de rayo se subió a la planta alta, el asombrado veía, que “selena”, se comportaba, ¿para el rara?, ya él se fue arriba, llegando vio que la perra estaba echada en la cama, ¿no me digas que quieres tu ración de carne cruda?, la perra sólo lo miraba, ¡mira “selena hoy no va a ver nada de eso!, ¡que no viste que la Rosita se llevó mí leche en su papaya!, pero puedes dormir aquí conmigo, ¡mañana te doy eso, que quieres!
Esa madrugada el durmiendo a pierna suelta y descubierto sólo en calzón de manga larga, la perrita se daba a pasar la nariz, el glande se asomaba en lo holgado de esa prenda, por en medio de sus piernas, la perrita se daba a lamer provocándole una erección en estado dormido, y entre sueños pronunciada los nombres de sus recientes aventuras, hasta que se despertó y veía a “Selena” entretenida dándole a lengüetazo limpio, el morbo que sentía lo hizo incorporarse y acomodar a la “selena”, a manera de penetrarla, una vez logrado su objetivo ambos acoplados de “cucharita”, él se quedó quieto, era “selena” la que imponía ritmo a su vagina canina, en contracciones, y ambos acoplados recibían placer ella penetrada a fondo, y el disfrutando esas sensaciones, ¡casi una hora estuvieron así!, la luz del día los sorprendió aun pegados, posterior a esta aventura, ya desacoplados y limpios, él cayó en sueño profundo e igual la perra, al medio día él despertó la perra ya andaba en la planta baja, pero el oído fino que tienen esos animales la alertó que su macho ya estaba despierto, y se subió a la recamara, a esa hora él la volvió a penetrar, la perrita se daba a jadear intensamente e Isauro a penetrarla más rápido, pero por lo ruidos que ambos hacían, no escucharon que Raquel entraba a la recamara, viendo que su perrita estaba siendo violada por Isauro, por lo que se quedó de una pieza al ver esa acción.
Se retiró sin decir nada, y se fue a sentar a la sala, esperando a que bajaran, ya una vez que se enfrentaron, no existían palabras para explicar lo que él y la perra se hacían, sólo sacó a “niurka” del traspatio y jaló a “selena”, para llevárselas, pero la perrita se resistía a irse de ahí, por más que ella se imponía a llevársela, más resistencia hacía “selena”, por quedarse, mira Raquel, yo sé que esto, ¡lo que viste entre tu perra y yo es algo anormal!, pero te pido, me la dejes conmigo, creo ya me encariñe mucho con ella e igual la perra conmigo ella sabe que la quiero, después de tanto hablar, Raquel se retiró de ahí con sólo “niurka”, debo decir que ambas perras de la trama no eran perras de lujo, con pedigree, pura sangre o que estuvieran certificadas por alguna asociación canófila, eran una perras hibridas de raza indefinida, de mediana altura, pero muy entendidas e inteligentes las dos.
Pasadas las semanas ya solos perra y hombre, las acciones de ayuntarse se fueron espaciando, ya que había descuidado por algunas semanas a sus chicas, así que volvía a retomar sus aventuras, ya la perra ya se había hecho sociable con sus amiguitas de él, cuando lo visitaban, ya había aprendido a compartir a su macho, una ocasión pidió a su fiel Lety le mandará con Andrea, o fuera ella a dejarle unos documentos, por lo que se dirigió a su casa en compañía de su amiga Teresa la mamá de su novia Mina y de Gris, las más pequeñas de sus aventuras semanales, quienes se saludaron y amablemente las atendió, Lety le entregó los papeles que quería y a la brevedad se retiraron.
Un domingo por la noche tocaron a su puerta y salió a ver por su balcón y era Teresa la mamá de su novia, ¡le extraño!, pero bajo a abrirle, la invitó a pasar, se acomodaron en la sala, tomándose un café platicaban, ¡de que ella pasó por ahí!, y se le ocurrió pasarlo a saludar, entre la amena plática se tomaron cada quien un par de cafés cada quien, para después tomarse unas copitas de amaretto, que es un licor medio afrodisiaco para las mujeres, el cual degustaban amenamente, Teresa pedía ir al baño a cada rato, y la plática se volvía entre cachonda y caliente entre los dos.
Ya en puntos, ¡ella media alegre por las copitas!, él sobrio pero con algunas encima, se daban las preguntas morbosas a las que Isauro acostumbraba a hacerles a las mujeres.
I.
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¿Oye teresa, y a que te dedicas?, sé que no tienes marido, ¡bueno eso lo sé por Mina y Gris!, ya que hacemos platica cuando van a jugar a la miscelánea.
T.
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Pues mira, mi pareja me abandono cuando estaba encinta de Griseldita, ya Guillermina ya tenía un año y medio, se fue dizque para el norte y ya nunca supimos de él, yo trabajo de recamarera en un motel de paso, por las noches.
I.
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Ok, ¿es por eso que no estas con las nenas?, bueno pero ganas bien entre tu sueldo y las propinas, has de salir bien a la quincena, ¿no?
T.
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Pues algo, pero no mucho, ¡apenas me alcanza para pagar la renta y comer mis niñas y yo!
I.
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Pero me dicen tus niñas que a veces metes hombres al cuarto donde rentan, ¡y que delante de ellas te echas tus buenos “palitos”!
T.
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¡Ay qué niñas tan chismosas!, no les hagas caso, una ocasión ellas me cacharon haciéndolo con un amigo, ellas estaban afuera jugando, de momento entraron y pues nos vieron a ese hombre y a mí en pleno encuentro de cuerpos.
I.
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Y a poco allá en tu chamba, ¿no lo haces?
T.
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Pues mira llega mucho hombre sólo a hospedarse por días, y sí luego se le insinúan a uno, pero no me meto con esa gente, ya que luego, de momento se van y ni siquiera le dejan a una para los camiones.
I.
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A caray, no pues eso, sí está cabrón, ¡dar la pucha y que no te lo agradezcan!, además se ve que estas buena, ¡ya te imagino encueradita mostrando tus encantos!
T.
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Pues sí me cuido el cuerpo, tres veces por semana me voy a un aerobics, antes de irme a la chamba, ¿yo creo que por eso me mantengo así, cómo dices?
I.
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¿Y cuándo fue la última vez que lo hiciste?, ¡ya que te noto algo inquieta!
T.
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¡Pues ya tiene más de tres meses!, con un amigo taxista, que pasa por mí al patio, para llevarme a trabajar.
I.
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Entonces ¡sí tienes ganitas de hacerlo!, ¿no?
T.
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¿Pues no sé?, depende no me doy muy fácilmente, me cuido, ¿a poco le agrado?
I.
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Vaya que sí me agradas, ¡estás bien piernudita!, tómate otra copita de amaretto, ¡para que no se seque tu vasito!
Entre mini vasitos de ese licor, las cosas se iban poniendo calientes, Teresa se daba a bailar para Isauro, contoneándose de una manera muy sugestiva, moviendo sus caderas sensualmente, la música que previamente a esto, había puesto en su estéreo casero, era la pauta que dio a estar observando esos movimientos invitantes a la lujuria, una vez sentado, desde el sillón el veía esas acciones, ella comenzaba a sacarse prenda a prenda, hasta dejar únicamente su pequeño bikini que por la parte de atrás parecía una tanga, la calentura invadía el cuerpo de Isauro, el cual se levantó de su asiento y al son de la música, ¡el pegado a esa cola carnuda se daba a encoxarla levemente!, mientras ella imponía ritmo a su cadera en un vaivén suave, pero levantando su carne trasera, al terminar la pieza que se escuchaba para los dos, ambos se acomodaron en el sillón, entre besos fogosos, caricias lascivas, la pareja se fue acomodando a manera de que Teresa estaba abajo e Isauro arriba de ella, las piernas femeninas se separaron para dejar espacio al cuerpo másculino, que en movimientos candentes las ropas de él salían disparadas para todos lados, ¡encimado en ella!, él se sacó su mástil que ya pedía guerra por lo inflamado de su glande, ella movió el puente de su bikini y así se fueron acoplando a un ritmo muy erótico, los movimientos que ella imponía al ser penetrada, hacían en Isauro que gozara al máximo, ya que los jadeos de él se escuchaban en esa sala, pero los gemidos de ella, eran muy ricos a los oídos, de quien encimado estaba en esa mujer caliente, ahhhhhhh, ahhhhhhhhh, síii, siiii, sigue, sigue, ahhhhh, Ahhhhh, ¡qué rico!, ahhhhhhh, ahhhhhhhhhh, ricoooooooooo, ricoooooooooo, ahhhhhhhh, cuándo un orgasmo intenso se apoderó del cuerpo de Teresa, quien se afianzó con sus talones al cuerpo que encima la envestía, quien la seguía penetrando firmemente, el calor de esa vulva y del canal vaginal, en contracciones apretaban a el pene de Isauro, que tenso se quedaba encima, ¡eso le gustaba a él!, que le acariciaran el cipote a base de apretones de las vaginas, ¡qué rico me aprietas!, ahh, ahhh, ¿te gusta?, ¡cómo no me va a gustar!, en eso le levanto las piernas y se las puso a sus hombros, desde su perspectiva veía que su masa de carne toda estaba alojada en la vagina, sin moverse él, sólo aceptaba las series de contracciones muy exquisitas, que lo hacían estar en el firmamento.
Pero de manera morbosa le decía, ¡que ella apretaba igual que sus hijas!, >>> ¡estos apretones ya los he sentido antes!, pero no recuerdo de quien, >>> ¿a poco?, bueno esto lo aprendí desde niña a hacerlo, ya que en la primaria, un maestro me ponía su vergota en el hoyito estando de perrita y yo le daba masaje apretando la conchita de niña, y me daba unas monedas para gastar, >>> ¡ha, ya me acorde quien aprieta como tú!, >>> ¿Quién dime? >>> ¡Bueno te digo!, pero sígueme cogiendo rico, síí, siiii, ahhh, ahhhh, ¡qué rico pedazo de verga me metes Isauro!, dentro de esa gran cogida que se daban, él le dice, ¡pues tus hijas Mina y Gris!, me lo exprimen como tú ahora, ¿¿¿qué???, ¡sí ellas me dijeron que las enseñaste a hacerlo con tus amigos!, ahhhh, ahhhhhhhhhhh, síí, siiiii, ¡yo les enseñé!, ¿pero a poco te las coges a mis niñas?, ahhhhh, ahhhhhhh, ahhhhhhh, bueno tanto cómo cogerlas no, ¡están muy chicas!, pero si me hacen sentir cómo tú, ¡se ve que las tienes bien aleccionadas en esto!, ¡sí, a mí me lastima tu vergota!, ¿cómo va a ser que a mis niñas les metas esto?, ¡no, sólo un pedacito chiquito!, con razón cuándo les lavó sus pantaletitas en medio están con algo de leche de hombre, ¡nada más que ellas no me dicen nada!, ¿verdad que aprietan bonito?, sí, están nuevas, ¡lástima que yo no las desvirgué!, ¡no, fue un cabrón chamaco del patio!, en una azotea a las dos les dio una tarde y.
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¡sigue cogiéndome!, ahhh, ahhhhh, me vengoooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, otro orgasmo le llegó de recordar lo de sus niñas, Isauro aún no había acabado, ya que tenía buen control de sus emociones.
Yaa isauro, yaaaa, no te aguanto, ahh, ahhhhh, ¡me lastimas!, uyyy, uyyy, pero isauro eso era lo que le gustaba que las mujeres le dijeran eso, ¡que las lastimaba!, penetrando a fondo se quedó dentro pegado a la pelvis y monte de venus de Teresa, sólo unos momentos, para que en un afluente de cálidos chorros de esperma, quedaran incrustados e impregnados, dentro de esa vagina mordelona, misma que revertía al exterior al zafarse él del coito realizado.
Ya para despedirse ambos, de una manera halagadora Isauro fue por ese anillo que tenía guardado compañero de los que le había dado a Mina y a Gris, en tiempos pasados, así que se lo puso en uno de sus dedos a esa dama, era una churumbela de oro adornada de piedras naturales, la mujer se sentía feliz por el obsequio, se despidieron pero pronto volverían a estar juntos, entonces él ya tenía permiso de estar, cuando él quisiera con sus hijitas, siempre y cuando no las lastimara sexualmente.
El correr de las semanas se hacía presente rutinariamente, sus días estaban señalados a satisfacerse con sus amiguitas, pero siempre tenía presente a su súper niña Angie, ella era su ángel, que así le llamaba, a ella le brindaba lo mejor de sus atenciones, la apoyaba en todo, hasta económicamente, pero también tenía la dicha de poseer a Mina y Gris las nenas de diez y once y medio años, a las que amaba por encima de todo, también a Lety el o la hermafrodita, ya que él la desvirgo a los casi quince años de ambos lados y hasta el esperma de ella, ¡de su parte masculina degustó en su paladar Isauro!, Raquel la ex ama de su perra “selena”, ya jamás supo de ella, de Andrea la pareja de Lety, y que estaban a cargo de su negocio poco la frecuentaba, pero cuando se podía la dejaba bien despachada a esa morenita “pepona”, ¡ya que así le decía!, ya que marcaba mucho su panochita con cualquier jeans o mayones, Brecia y Mirta entre ellas se formalizaron cómo pareja y ya poco lo visitaban, pero cuando se podía a ambas chamacas se iban con sus pepitas rebosantes de su producto lácteo másculino, Rosita “la paletera”, dejó de verse y visitarlo, pero tenía la fortuna de tener suerte con las mujeres, jovencitas y niñas, a su perra ”selena”, la trataba un veterinario cada mes, la tenía vitaminada, calcificada, y todas sus vacunas en orden, aparte que le daban estética en sus uñas, pelo y baños cada quince días en su casa.
Ya para concluir este relato, la última aventura de este insaciable Isauro, ¡que no se cogía el sólo porque no se llegaba!, cierta mañana Salió a caminar con su perra “selena”, a un parque cercano a su casa, y de regreso una mujer joven le ofreció “aguacates y verduras”, él se paró a comprarle, entre estos alguna fruta que expendía en ese momento, así que le dijo que le llevara la compra a su casa que estaba a unos metros de distancia y que allá le pagaba, ya que no llevaba en ese momento dinero, cómo a la media hora tocaban a su puerta, Salió y era la marchanta de la verdura que le llevaba el encargo, la hizo pasar al umbral de la puerta, mientras le traía el pago de lo comprado, la joven señora vendedora, le pidió permiso de pasar a su baño, por lo que él la acompaño al traspatio, ya que ahí tenía uno de servicio, mientras él la esperaba en la sala, ya la vendedora pasó por su paga dándole las gracias por el permiso de entrar a su baño, ustedes se han de imaginar el vestuario de esa mujeres de nagua larga, de ropa escandalosa de colores, pues una parte de esa prenda falda, se le quedó atorada de algo de su ropa interior, y pues no se dio cuenta ella, hasta que Isauro “decentemente” le dijo, ¡mira nada más, vas enseñando la bombacha y las nalgas!, ella se jaló su ropa pero la prenda esa no bajaba, ¿a ver te ayudo?, la mano se dio a acomodar la prenda, pero entre los movimientos, pasaba el dorso de la misma en la abertura de las nalgas de la mujer, ¡gracias siñor, haber cuando paso!, para ofrecerle mis verduras, para eso ya Isauro caliente de haber rosado esas nalgas, ¡atrás de ella se acomodó!, cuando ella levantaba su canasta, el culo abierto de ella y la ropa resbaladiza de la tela, hizo erectarse inmediatamente, ¿no te vayas, vamos a platicar?, ¡no siñor, tengo que vender!, sino mañana con que compro, ¿cuánto vale lo que traes todavía en la canasta?, pos serán como cien pesos todavía, bueno mira te doy esos 100.
=, pero vente un ratito a platicar, ya al rato te vas, ¿piro, si mi los da ese dinero?, claro que sí, mientras tomate un refresco conmigo para la calor, ¡siéntate allí, voy por unos vasos!
Ya en plena platica juntos en un mueble grande, él se daba a acariciar la pierna envuelta por la ropa de indígena, ¡ay siñor es aste muy tentón!, ¡oye es que se me antojaron esas nalgas hace rato!, ¿no habría modo?, ¿modo de que siñor?, ¡pues de que tú y yo estemos juntitos un ratito!, pos, si ya estamos juntitos, ya hasta nos acabamos el refresco, ¿pero juntitos de otra forma?, ¿de cuál forma siñor?,¡ pues sí mira, así como pegaditos!, ay siñor, ¡anda usted alborotado, verda de dios!, ya de tanto que le decía cosas, ella no lo entendía bien, hasta que se desesperó Isauro, y ya se la soltó como debe de ser.
¡Mira María tú y yo vamos a coger!, ¡sáquesi siñor como cri aste eso!, yo no hago eso, desde que me deje de mi chacal, bueno, ¡pues ya tienes un nuevo chacal!, jejeje, ¡ay siñor que va a aste a pensar de mí!, pues nada de pensar cosas malas, mejor las hacemos, ¿no?, ¡ta bueno!,¿ pero onde nos enredamos?, pues sí quieres vamos a mi recamara, ¡a, que mijor no!, mira ven siéntate y nos vamos calentando juntos, ya las manos de Isauro ya llevaban camino debajo de la enaguas de María, ya sentía la piel tibia que emanaba de las piernas, ¡tese sosiego no mi trastie!, ¿ya María a poco no sientes bonito?, ¡pos sí, siento que me brinca la chumina?, ¡ahí está, pues vengase con su chacal! Ay siñor me está dando miedo, ¡qué miedo!, en eso María ya estaba con las patas abiertas e Isauro entre estás ya machucando la chumina, ¡ay siñor, ayy siñor!, no sea malo, no mi lo meta mucho, ay, ayy, ya las manos de él ya levantaban ese montón de enaguas y de un jalón la pantaleta de maría estaba en el piso, mientras el pene picaba la entrada, hasta que encontró la cueva llena de pelos despeinados de María, quien al sentir la cabezota, sólo abrió los ojos como platos, al sentir lo hinchada que estaba y que ya iba abriendo camino adentro de ella, ayyy, siñor noo, despacio siñorr, ayyyy, ayyyy, dos empujones bastaron para que Isauro se acomodara en el interior de esa vagina, María sólo gritaba ayyy, ayyyyyyyyy, ayyyyyyyyy, ¡en cada empujada de carne!, eran alaridos de ayes, a Isauro lo sorprendía de lo bien cuidada que estaba sexualmente, eso lo llevaba a excitare más, y entraba y salía, por un buen rato, hasta quedar descansando su pelvis en la de María, quien a esas alturas derramaba lágrimas sin decir nada, un segundo aire tomó él y otra vez le daba hasta sacar su hombría completa y deslizarse a fondo por múltiples veces, ayyy, ayyyyyy, mi matas siñor, mi matas, ayyyy, ayyy, entre las acometidas que él imprimía, por fin logró arrancar unos gemidos leves de ella ahh, ahhhhh, ajhh, ajjjhhh, mi matas siñorrrrrrrrr, ayyy, mi matasssss, me voy a miar, me meooo, me meooooo, ayyyyyy, ayyyyyyyy, no era miada, isauro le arrancó un orgasmo interminable, ya que María quedó casi en el desmayo, ya pasadas las excitaciones de ambos, y el pegado aún solo se acomodó a manera de sentir el hueso que cubre el monte de venus de toda mujer, para verter largos chisguetes de leche masculina que entraron en la intimidad de maría, quien los aceptaba en esa posición y diciendo ¡qué ricos sus riegoss siñor!, calientitos, ayyyy, me queman hasta la panza, ayyy, ayyyy, pasadas las calenturas de ambos se dieron a limpiarse, maría tomó su calzón del piso y se lo colocó se bajó todo ese nudo de ropa, mientras el sacaba de su billetera dos billetes de a cien pesos, que se los extendió, a manera de pagarle sus verduras y lo demás era para ella.
En eso ya maría se retiraba, pero caminaba con las piernas abiertas, así que Isauro le preguntó, ¿qué te duele la chumina?, pos sí, ¡está aste muy largo!, y pues crio que hasta me saco sangre, pero ya me puse papel, ¡ya mi voy!, y que cuando pasas otra vez, ¡ni loca, me estropió mucho!, ¿entonces ya no soy tu chacal?, ¡ni quiriendo, lo hago mi chacal!, es aste un lobo de plátano largo, otro día por ahí lo saludo, adiós.
A manera de comentario:
Este relato que hice y perfeccioné en doce capítulos ha llegado a su fin, espero les haya agradado la lectura que le hicieron en el trayecto de los episodios que fui confeccionando de una manera cronológica, esto lo hice con el fin de no perderse de los momentos más intensos, morbosos y pervertidos de este singular personaje másculino, por lo que les manifiesto que ¡esta historia sigue!, y le haré un segundo relato de igual número de capítulos, mismos que iré adecuando próximamente, les agradezco sus calificaciones, así como sus buenos comentarios en los paneles que autorizó la página, y a los que me escribieron en mi perfil de igual manera un saludo, Don Isauro no se despide, sólo comunica un hasta pronto regresará con más de sus intensas perversiones, escritas por un servidor de ustedes>>> sexigaleno.
F I N.
Muy buena saga, no me encanto tanto este final, pero disfrute el resto de las lecturas.