El Baldío y El Mirador. 12ª parte. *[ Fin ]*
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
“Breves e intensos fragmentos de mi adolescencia”
Que tal mis estimados seguidores un abrazo y a mis lectores en general y que me leen de igual manera un afectuoso saludo, además de que les pido y ruego me disculpen por no haber elaborado este capítulo en tiempo y forma, ya que mis múltiples ocupaciones de mi profesión en estas fechas me han absorbido totalmente y sólo ocupo mis espacios de descanso, para dormir y lo esencial de mi vida personal, pero con este episodio que narraré para ustedes y el cual lo he delineado como un pre-final de mi adolescencia, ya que próximamente haré la segunda parte del relato, el cual denominaré “El Baldío y el Mirador II”, mismo que contendrá intensos fragmentos de mi juventud de universitario en mi paso por la UNAM, y parte de mis vivencias de médico interno, en un lugar alejado de la civilización, pero mejor los invito a leer lo principal de esta saga que culmina en esta décima-segunda aportación, que con sumo gusto y agrado confeccioné para todos los que les agrade y fascina esta temática.
Continuación del capítulo 11.
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Después de ese encuentro en el sótano con la hermosa Karina la chica de apoyo de la casa de Jaqueline, salimos a la alberca, donde mis nueve nenas se divertían amenamente; pasó Kari a despedirse de la “patrona” Jacqueline, para decirle que ya no regresaría hasta el día Lunes a temprana hora, pero que sí algo se le ofrecía, le dejaba un número telefónico, en el cual de ahí le hablaban para cosas urgentes y que estaba a dos casas de donde ella vivía, ese mismo número me lo había proporcionado minutos antes, ¡para ponernos de acuerdo para ver qué día nos veríamos!, y así continuar con lo que acababa de suceder y se marchó de esa residencia con su caminar coqueto y parando su buen, apetitoso y carnudo trasero.
Ya cómodos Jaqueline, Perla, Liliana, Miriam y un servidor que escribe, platicábamos acerca de lo que estaban disfrutando conmigo esos últimos días y que se sentían de maravilla por todo lo sucedido y de lo que les había hecho a las demás nenas, sobre todo el haberlas enseñado el camino a la sexualidad a las dos ex – virgencitas, que estaban felices de haber perdido sus inocencias y haber aprendido conmigo, ¡yo la verdad hice lo necesario que ustedes me pidieron!, que las convirtiera en mujercitas, y que había sido un placer para mí, haberlas desvirgado, pero también preguntaban de ese par de ocasiones, en que Paola estuvo conmigo a solas por largas horas, que ella les había comentado que estaba enamorándose de mí, ya que la traté muy delicadamente y no cómo el chofer de su casa, que se lo hacía muy rápido y de manera algo brusca y salvaje, al escuchar atentamente las palaras de estas chicas, me elevaba el ego de hombre, era la primera vez que de manera interlocutora y de ellas me decían lo que Paolita sentía por mí.
En eso nos dieron más de las tres de la tarde en esa amena plática y ya hacia hambre, en eso Jaqueline se levantó y fue a ver que se haría para comer, pero las provisiones de comida ya se habían agotado, así que me levanté y presuroso le dije que no se preocupara que yo iría a comprar algo para todas, mientras que prepararan agua de sabor o jugo, para complementar lo que yo traería, y salí hasta toparme con una rosticería en la que, para mi suerte estaban de promoción los pollos rostizados acompañados de arroz, bolillos, tortillas, salsas y ensaladas, así que compre cuatro promociones y salí de inmediato a la residencia de Jaqueline, todas incluyéndome yo comimos opíparamente, ya pasadas las 6 de la tarde como era invierno oscurece más temprano que de costumbre, me levanté para despedirme de todas, pero las nenas me impidieron marcharme de ahí, y casi a rastras me llevaron al jardín junto a la alberca y comenzaron a desnudarme entre todas, sus manitas acariciaban mi espalda, pecho, piernas, las más osadas entre ellas Miriam, rápido a jalarme mi pene que cubierto aún por mi bóxer ya estaba más que erecto de sentir los cuerpos calientes de las nueve doncellas.
Entre juegos en el césped y rodándonos, ¡una que otra encima de mí, o yo encima de alguna!, nuestros cuerpos en movimiento de jugueteo se fueron transformando en fricciones calientes sí alguna estaba encima de mí, se frotaba de su conchita en donde hubiera quedado y sí yo encimaba a alguna le daba frotaditas en sus pelvis, y así entre frote y tallloncitos, la situación se tornó caliente, sin darme cuenta mi glande se asomaba por el elástico de la cintura de mi bóxer y una que otra pieza de los bañadores de las chicas, por un ladito se veía algún labio vaginal que por los roces y frotes esas prendas se hicieron a un lado y ya no tapaban correctamente sus núbiles intimidades, en un camastro de alberca me senté a esperar que la situación se calmará, pero fue un error haberme recostado en ese mueble, ya que al estirar mis piernas, se notaba mi erección apuntando en dirección a mi ombligo, misma que ellas observaban con ojitos perversos, Miriam la más agresiva de todas en terrenos del sexo, se encimó sobre mi abdomen y fue bajando de a poco, hasta situar su vulvita encima de mi pene al que le daba unos movimientos suaves, pero a la vez muy pegada a mi tronco peneal que sentía el calorcito de la estrecha cuevita, que por más de varías veces ya había sido mía y penetrada por mí pene.
¡Después Marina era la que tomó el lugar que dejó Miriam!, y se fue acomodando a manera de dejar caer el peso de su cuerpo encima de mi pene que al toque me di a frotarle la conchita por un par de minutos, hasta que se hizo a un lado y darle paso a Jaqueline quien de manera más que erótica se fue sentando ondulando su vientre y caderas, hasta estar rosando su intimidad cubierta por su bañador y con unas pasadas breves pero muy calientes casi me saca la eyaculación, misma que contenía apretando los músculos de las piernas para no venirme, se levantó y pasó Paola, quien por ser la más pequeña sus piernas no daban a apoyarlas en el césped, pero se acomodó a manera de sentirme la erección con su vulvita cubierta por su traje de baño y en vaivenes muy pegados, por unos breves minutos ella alcanzo un orgasmito que al oído me decía, ¡qué le estaba llegando sus pipís!, de ahí se levantó y jalé a Liliana quien estaba mojadita de su entrepierna, ya que su traje era blanco y se le marcaba la humedad de sus juguitos o pipí, se dio a mecerse hasta que sentí lo caliente de su lluvia dorada que me bañó toda la parte baja de mi cuerpo, Inés ya esperaba el turno de montarse, pero rápido Brenda me limpió como pudo la orinada previa que me había tirado Liliana, ya medio seco se montó sobre mi Inés que entre sus movimientos me decía que aún le dolía su cuquita de la desvirgada de noches atrás, ¡pero que le había gustado mucho haber perdido su quintito conmigo!, en eso entre jadeitos se fue parando de encima de mí y Vianey toda una amazona en miniatura se daba a darse con soltura y gracia hasta quedar exhausta, Perlita sólo se dio a menear con su mano mí erección y rotar la palma en mi glande cubriéndolo y apretándolo y por último Brenda me jaló de la mano y me llevó al lobby de juegos del papá de Jaqueline y solos ambos, se tendió en una de la mesas y con la luz apagada la penetre suavemente, hasta quedarnos unidos de ambas pelvis y quietos un instante.
Por instinto y con cuidado ya que era la segunda vez que era penetrada por mí, me di a moverme sin salirme un centímetro de su cavidad vaginal, ella al igual con movimientos lentos subía y bajaba su monte de venus, hasta que ella logró por segunda vez un orgasmito muy breve, pero a la vez intenso, ya que de su boquita salían palabras imperceptibles acompañadas de jadeitos que se fueron convirtiendo en agudos gemiditos parecidos al lloriqueo de una nena de 5 años, yo sin acabar me fui retirando con cuidado de ese estuche apretado que era su vaginita, pero ella con sus piernas a mí cintura que me rodeaban, me jalaba a manera de no salirme, por lo que con ese movimiento y al paso de mi carne entre la suya vaginal y ajustadita, que me proporcionaba contracciones exquisitas, ¡no aguanté y por segunda vez era impregnada por mi elixir espermático su cavidad uterina!, la que aceptaba hasta lo más profundo, ¡que la fuerza de mis riegos le daban en su interior!
Pero eso no terminó esa noche así, ¡al pasar los minutos y yo haberme repuesto de esa descarga brutal!, “sí, brutal”, ya que nunca en mi vida en esos tiempos había acabado de esa manera tan copiosa, que hasta la espina vertebral la sentía rígida y mis riñones los sentía con un dolor agudo, al salir los dos de ese lugar, le pedí a Jaqueline me diera agua, ya que hasta la garganta y boca las tenía secas y sin humectación, mis labios los sentía ásperos, en eso me llevó una jarra de color amarillento su contenido, pero exquisita, de la cual me tome más de media jarra en vasos llenos, ya calmada mi sed me senté recargado de una maceta que tenía una palma ornamental, y veo el reloj que eran más de las 10 de la noche, me levanté y fui por mi pantalón pero recordé que mi bóxer estaba mojado de orines, en eso se acercó Miriam y me dice, no te preocupes ya casi está listo lo metí a la secadora, ¡después de que yo te lo lavé!, pero los minutos seguían su curso, y yo me desesperaba por estar ya con mi Jenny que me esperaba en nuestro hogar de azotea, ¡pero las consecuencias de mi calentura!, en algún momento las tenía que pagar, ¡me decía a mi mismo!
Y así, pensaba en alguna buena excusa para mí “amorcito pequeño”, pero no se me alumbraba el cerebro, en eso dieron las 11 de la noche y yo en el otro extremo de la ciudad, en eso salen Jaqueline y Liliana con una charola llena de sándwich’s y papas a la francesa acompañados de una jarras de esa agua que me había gustado minutos antes y devoramos todas y yo, lo de ese recipiente, de la nada y sin estar excitado mí pene se erguía de a poco bajo la toalla que enrollada a mi cintura estaba y de pie, obvio las nenas me observaban atentas, hasta que una voz dijo, ¿bueno, cómo hoy no se va a ir Marvin a su casa?, ¡no lo vamos a comer todas, esta noche juntas!, y al unísono las otras chicas dicen ¡siiii!, ya mi reloj casi marcaba la media noche, así que me conformé a quedarme con las chicas, una porque era ya muy tarde y otra porque sabía que mi Jenny, estaba segura y con comida, así que me dije a mí mismo, ¡despáchate bien!, ¡sino, nunca las tendrás juntas a estas nueve tiernas doncellitas!
Ya decidido a quedarme me puse de acuerdo con Jaqueline, para ver la manera de estar juntas conmigo todas y pues ella opinó que fuéramos a ver la alcoba de sus padres que es más espaciosa y la cama es más grande, ya que tiene una extensión extra aparte de ser King zize, se amplía más, ya que el colchón es de agua y es una medida extra, y nos encaminamos a esa alcoba enorme, y sí, era una amplia cama gigantesca con un botón pegado a la pared con el que se extendía la parte extra y daba la impresión de ser algo espacial esa habitación hasta telescopio había, binoculares y cosas de medición para ver el cielo, y a la mente se me vino la imagen del viejo telescopio de mi amigo de habitación, antes de conocer a mi Jenny que la hacía de menos esa noche y antes de conocer a estas diablillas, en esos momentos lujuriosos que estaban por iniciar, con ese ramillete de hermosas nenitas.
¡Bueno, bueno mi princesa Jaqueline!, yo ya no bajo, ve por ellas mientras me descanso un poco; una vez que esta “barbi” se fue por ellas me tendí en esa enorme cama, cerré los ojos y me transporté en mis pensamientos diciéndome a mí mismo, ¡que era un hombre con suerte!, ya que puras nenas menores en los últimos meses me tiraba casi a diario, ya me había llevado los virgos de Liliana, Perla, Jaqueline, Inés y Brenda, en poco tiempo y sin conocerlas mucho, las cosas se fueron dando y yo feliz de enseñarles el arte del placer carnal a tiernas edades, además de haberme llevado las virginidades anales de Miriam y Jaqueline, ¡qué más podría pedirle a la vida!, me decía, bueno no soy un hombre que tenga las cualidades y dimensiones que se asemejan a otros, ¡que se jactan de decir que les mide de 21 a 23 cms.!, y que la tienen gruesa como de caballo, no, ¡yo soy normal de 16 cms en estado de erección!, y sí, algo gruesita, obvio para estas nenas, ¡es algo grande!, pero con cuidados y la calma necesaria y que la excitación no me ganará, se los hacía en esos tiempos muy bien, ¡gozaban de mí, cómo yo de ellas!, era tan exquisito entrar entre esas vulvitas en desarrollo y hacérselos muy suave, mientras ellas con sus ojitos cerrados y con sus boquitas abiertas jadeando se dejaban llevar de mi mano al placer, a todas yo les fui arrancando una a una sus primeros orgasmitos de preadolescentes, siempre de un manera tranquila, tierna y llena de erotismo, hasta que sentía sus mieles regar el tronco de mi virilidad, ¡atrás quedaban las lluvias doradas de todas!, ellas buscaban siempre alcanzar el clímax sin que yo las lastimara o lesionara de sus vulvitas, yo no acababa dentro o fuera, sin que ellas ya hubieran alcanzado aunque sea un breve orgasmo, algunas lo lloraban o gritaban y otras casi se desmayaban al sentirlo, pero siempre quedaban felices con mi trato y sobre todo de la forma que se los hacía y cómo lográbamos acabar en el acto carnal, ¡tan bien!.
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Absorto estaba en mis pensamientos y con los ojos cerrados, cuando intempestivamente entran las nueve doncellitas echando desmadre y haciéndose cosquillas entre ellas o tocándose entre ellas jugueteando; ¡ya llegamos!, queremos ver una peli que nos dijo Jaqueline que va a poner en la betamax, ¡que es de esas pornográficas!, decía una de ellas, en el acto la “barbi”, fue e introdujo el carrete y comenzó el mencionado filme, yo estaba en medio de la cama y ambos lados acomodadas las princesas sin despegar los ojos de la televisión, al correr de los minutos las escenas eran perturbadoras, para las mentes de todas ellas, pero bueno yo encamado y rodeado de mis ninfas, sólo estiraba ambas manos y tocaba a alguna, las escenas cada vez se ponían más calientes, pero todas atentas, al lado izquierdo mío estaba Paola la que acomodó su cabeza encima de mi pecho, una de sus manitas se daba a acariciarme el pecho y una de sus piernas encima de mi cuerpo, casi aplastándome mi erección que estaba dura, por ver la película y aparte, por ver y notar que todas estaban excitadas ya que sus respiraciones acusaban recibo, de que se estaban calentado de escuchar los gemidos de los actores de la cinta y las grandes acabadas que se daban esas mujeres artistas de la pornografía, así como de los actores masculinos que parecían robots, cogiendo de una manera salvaje sin parar.
De a poco iba jalando a Paola a manera de que se pegara a mí con su conchita a mi cadera, lo que al instante entendió por los movimientos que hice de jalarla, por el lado derecho ya acomodada estaba Miriam, quien sola se acomodó igual que Paola y ambas de ladito se daban a frotarse de sus “exquisitos postres” cubiertos por las breves telas de sus bañadores que aún traían puestos, delante de ellas y sentadas al borde de la cama estaban por un lado Inés y del otro lado Liliana, quienes al sentir los movimientos de ellas voltearon a ver a Paola y a Miriam, que se daban unas buenas talladas de conchitas en mi cuerpo, delante de ellas estaban por ambos lados Jaqueline y Brenda, más adelante atentas a la televisión estaban Vianey, Marina y Perla, quienes con sus manitas se frotaban sus pequeños chochitos, sin más en ese momento se me encimó Miriam, quien se hizo a un lado su bañador y sacó mi pene que estaba cubierto por la toalla y lentamente se lo fue introduciendo, quien por la lubricación de ella y por su excitación, me fue devorando de a poco hasta la quedar empalmada, entre pequeños gritos y gemiditos comenzó con sus movimientos, lo cual alertó a las demás que entretenidas estaba viendo al televisor, yo lo único que hice fue tomarla por sus caderitas y pegarla más a mí, pero casi al instante acabó con un orgasmito que la avasalló completamente, se hizo de lado casi desmayada respirando de una manera agitada, ¡Paola al ver que Miriam estaba en la lona!, se me montó e igual se fue ubicando despacio haciendo a un lado el puente de su traje de baño y fue bajando despacio hasta que igual me devoró su hermosa panochita, le fue fácil ya que la lubricación que Miriam me había dejado, le ayudo a penetrarse a fondo, la deje que ella sola se acomodara, ya cuando lo hizo comenzó el vaivén de sus caderitas sin salirse un poco de lo que tenía alojado, quiero recordarles que esta nena, la más chica de todas, era la que más sabía moverse y adaptarse a mi masculinidad, ya que ella era objeto continuamente de penetraciones sin cuidados por parte del chofer de su madre y lógico la maltrataba de su pequeña intimidad, pero conmigo se había adaptado a un nuevo cambio, que ella misma me lo externaba; lentamente yo subía la cadera y ella se mecía de atrás para adelante, hasta que sus manitas fueron a sus coletas afianzándose de ellas y de su boca decía excitada, ¡Marvin te amo, te amo!, sólo tú me haces que me orine mucho con tu verga dentro de mí, ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, pero al escuchar las demás sus palabras, todas voltearon a verla dejando a un lado la visión de la cinta, y las palabras no se hicieron esperar, ¡no te orinas pendeja, te vienes!, ahhhh, ahhhhhhhhh, ¡pues cómo sea me gusta eso de venirseeeee!, ahhhhh, ahhhhh, ¡además tú no puedes amarlo él tiene a Jenny!, y es nuestra compañera en el hawaiano, ¡sí ya lo sééééé, pero lo quiero para mí!, ahhhhh, ahhhhhh, ¡me orinooo otra vez, ahhhh, ahhhh, nooo, ¡me vengoooooooooooooo!, ayyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyy, ayyyyyyyyyyy, yo de escuchar lo que de su boquita salía y de lo que las otras le decían, sólo la pegué bien a mi cadera a su vulvita y mis chorros de esperma fueron llenando la pequeña vaginita de Paola, quien gustosa absorbía en contracciones vulvares ese torrente espermático que yo le vertía de manera intermitente en su tierno útero.
Ya calmada Paola de sus pulsaciones y a un lado mío acostada, me decía al oído, ¡lo mucho que me amaba!, y que no renunciaría en su empeño de que yo fuera de ella únicamente, yo le dije que eso lo hablaríamos a solas, sin que las demás se enteraran, que yo también estaba muy enamorado de ella, y que yo también la quería para mí, pasados los minutos, mi erección saltó como un resorte dura y mojada de los jugos de Paola y de Miriam que mezclados empapaban mi vello púbico, y así jale del brazo a Brenda que estaba excitada de ver lo de la pantalla, pero me dice que no quiere, ¡qué le duele el vientre de hace rato!, que lo hicimos en la mesa de billar, entonces veía que Inés se daba dedito repartiendo el puente de su bañador sobre su vulvita, la acomodé a manera que viera las imágenes que pasaban y de a “perrito”, le hice a un lado la tela que cubría su vaginita y se lo puse a manera de ir entrando en ella despacito, pero al sentir el calor y la lubricación propia de ella, me fui adentrando lentamente, hasta sentir que ella alojaba bien mi tronco ya que era la segunda vez que era penetrada por mí y me di a moverme, ella sola sin que la hubiere manejado alzó su colita presentándome su pequeña vaginita ya medio penetrada y me di a darle con suavidad, por varios minutos hasta que sentí su lubricación y me adentré más hasta que llegué a topar mis testículos en su vulvita, ¡pero ella no se quejaba!, sólo escuchaba sus tiernos gemiditos, así que me salí de ella y con cuidado se lo fui poniendo en su ojito trasero y lentamente comenzaba a friccionárselo, ¡ella sólo alzaba y pegaba su culito!, pero yo sólo la punta de mi lanza le restregaba en esa entrada, hasta que me decidí y con calma fui penetrando el orificio anal, lo raro que ella se dejaba, no chistaba nada, hasta que sentí que aloje el glande y un poco más, esperé yo creo menos de medio minuto y fui metiendo más, ella entretenida viendo la pantalla y de lo que hacían, ni caso hacía, sólo veía que estaba excitada y tomé más camino dentro, hasta que llegué a toparme con sus nalgas y en breves segundos salía y entraba de ese agujero caliente que me recibía como un guante apretándome el glande, no duré mucho, una descarga de leche fue a dar en el intestino de Inés quien lo recibió como una gatita con la cola bien paradita y su cabeza descansando en sus antebrazos, rápido jalé la toalla para ponérsela y no se ensuciara la cama, pero ella sola se la acomodó y se fue al baño, mientras yo me limpiaba con otra toalla de alguna de las demás princesas.
Antes de proseguir la confección de este capítulo, quiero hacer un hincapié y énfasis en el desarrollo y la perspectiva de ustedes como lectores de la saga: ¡a muchos siento que les es una enorme fantasía lo que leen!, ¡pero no es así!, desde la edad de los 14 o 15 años míos y muy propios, ¡he cargado con una suerte con las nenitas menores!, que no se imaginan, obvio al venirme a radicar a la capital de la república mexicana a continuar mis estudios preparatorianos, ese fue el momento detonante, en que comencé a tratar más a fondo a estas pequeñas princesas, la suerte fue haber conocido por, ¡casualidad o accidente a Jenny!, quien salía llorando del baldío que estaba frente al edificio de departamentos que rentábamos mis compañeros y yo; de ahí las demás que obvio me las presentó mi Jenny una mañana que las invitó a conocerme, luego las otras que Jaqueline mi “barbi” las invitó a su hogar, el día que yo sólo iba a estar con cuatro y no con nueve, pero como les dije la suerte o el imán con ellas y que hasta la fecha las atrae; aún no he llegado a la senectud me faltan 6 años, ¿pero no sé qué tengo en la actualidad que las sigue atrayendo?, en estos momentos que escribo y que me encuentro en el país de Brasil, por cuestiones meramente laborales, he tenido la fortuna o la gracia de conocer muchas nenas, jovencitas, señoras jóvenes, y mayores, por mi profesión médica, y sí, yo siento que soy, donde quiera que vaya algo así, como atractivo a las pequeñas divas, ¡sin sentirme un adonis o algo por él estilo!, pero no con todas me arriesgo, yo soy el que dejo la puerta abierta y espero a que el momento surja, ¿sí las nenas quieren?, ellas te buscan, sino mejor no meterse en problemas gravemente legales, prosigo el final.
Ya pasaba la una y media de la madrugada y yo seguía firme en la erección, ya llevaba tres eyaculaciones, pero quería más, la anfitriona Jaqueline al verme se arrimó a mi lado dándonos una lluvia de besos fogosos con manoseos bajo la sábana, mi dedo medio pasaba por la vulvita rubia haciendo círculos también a su granito llamado clítoris, ¡y que al oprimirlo sentía su palpitación en la yema de mi dedo invasor!, lentamente me di a encimarla y ella abría sus piernas haciendo a un lado su bikini bañador, lentamente me fui ubicando hasta poner el glande en su vulvita que rezumaba mieles calientitas, su boquita abierta y jalando aire y entre palabras entrecortadas, me dice ¡me-te—me—looo!, ya mi glande estaba abriendo la carne, hasta que ella con movimientos debajo de mí, comienza a emitir los consabidos gemiditos que llegaban a los oídos de las demás que no perdían detalle de la posesión bajo la sábana, de vez en cuando volteaban a la pantalla, pero más veían el ayuntamiento que nos dábamos Jaqueline y yo, más de 15 minutos estuve entrando y saliendo de ese estuche tierno, mi pene sintió tres orgasmitos de la “barbi”, ya que en el último ya no jadeo ni gimió, sólo me abrazó al cuello y se dedicó a llorar, como una parvulita que le quitan una golosina, ¡yo no acabé!, me fui saliendo de ella, hasta que hizo su cabecita de lado y cayó profundamente dormida, por el desgaste de sus breves acabaditas, ¡pero intensas!
A un lado de ella y recostado me di a abrazarla y hacerle mimos en su abdomen plano, pero ella solo sollozaba con lagrimitas en sus ojitos que resbalaban a ambas orejitas, era divino verla, me embelesaba sus ojitos, su cuerpecito delgado pero con curvitas en desarrollo, todo de ella era una esfinge esculpida en una obra maestra, absorto estaba observándola, que no me percaté de que Marina la nena que desvirgó su abuelo meses atrás, con cuidado tomaba mi miembro viril y lo limpiaba con una toalla, para enseguida comenzar a lamérmelo con su lengua de fuera y de a poco lo absorbía en su cavidad bucal, dándome un pete muy rico, con calma veía que se lo retiraba y se lo volvía a meter, mi pre-semen le escurría por la barbilla, pero ella disfrutaba de mi jugo previo al esperma, me enderecé y la jalé encima de mí acomodándola a manera de enfrentar mi erección en su vulvita, ¡qué mojadita la palpé con mi glande al toque!, de que estaba filtrando sus mieles al exterior y como una ranita encima de mí, la fui penetrando delicadamente, hasta sentir mi porción masculina que se había alojado correctamente en su canalito vaginal, y entre grititos y muchos jadeitos la comencé a poseer con lentitud, la alzaba para sacársela y la pegaba a mí para metérsela, por varias veces, hasta que un ¡ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!, largó de su garganta y brotó en contracciones, ¡Marina acababa en un excelente, viscoso y prolongado orgasmito!, que bañaba mi glande y tronco completamente y que hasta los testículos me llegaban sus mieles pre-adolescentes.
Pero yo no había alcanzado a eyacular, mi miembro en erección me dolía, así como mis testículos los sentía inflamados, ¡como llenos de semen!, en eso despertó Jaqueline y me dice ¡qué bárbaro Marvin lo tienes como palo, duro, duro!, fue la expresión que dijo de mi erección, que estaba apuntando a una de las paredes de la habitación, ¿y quienes te faltan de coger?, pues, a Liliana, a Perla y a Vianey, ah, pues llámalas que se acerquen, ya son casi las 3 de la madrugada, al escuchar sus nombres las nenas se fueron acercando a Jaqueline y a mí, y comenzamos a darnos besos fogosos y calientes y muchos tocamientos, de parte de ellas hacía mí y viceversa, al rato ya estábamos acomodados a manera de que las fuera penetrando una a una, pero se nos unió en ese instante Paola, quien de ver el morreo que era objeto de parte de ellas se excitó, y me dice.
¡Marvin yo quiero ora vez, pero con lechita otra vez dentro de mi conchita!, eso me lo dice en el momento en que estoy penetrando a Vianey que me recibía con sus piernitas abiertas, eso igual ella lo escuchó y se dio a moverse bajo de mí, de una manera lenta pero rica, yo igual le hacia los mete-saca lentos, hasta que le arranqué su orgasmito tierno, el que la hizo acabar jalándose sus picos de incipientes tetitas que estaban duras de sus pezoncitos rosados, por lo que me di a abandonar esa cuevita caliente y acomodé a Liliana, a manera de tenerla como una perrita con sus codos descansando en el colchón de agua, ¡que se movía como olas de mar!, e igual le acomodé lo que ya se comía de mi anteriormente y me adentré lentamente, pero decidido a estar en la calidez interna de su vaginita que me recibía en ricos apretoncitos, y desde atrás la embestía con calma y ella más alzaba su colita y la pegaba a mi ingle a manera de no salirme, entre sus gritos que daba y gemiditos hice que acabara con su orgasmito que sentía iba escurriendo a la sábana del colchón, ¡esta nena era una de las que se mojaban en exageración!, en esos tiempos, vertía al exterior su eyaculación de una manera copiosa, más de una vez, yo jalé con mi lengua sus fluidos y sí que eran abundantes, dulces, transparentes y de una aroma que no puedo describir, pero era sentirme transportado con sus aromas al paraíso de las angelitas, ¡en el que ella era, una más terrenal!
Perlita dueña de un cuerpecito pequeño pero lleno de curvitas nacientes y de senos puntiagudos de preadolescente avistando a mis ojos siempre, de la manera natural de misionero la penetraba hasta topar unidas ambas pelvis, a ritmo lento y sin salirme nos dábamos esos movimientos, era rico con ella sentir el carnudo montecito de venus pronunciado sin nada de pelusita, ¡como descansaba yo encimado en ella!, mientras se movía a su manera, a esta nena siempre que le imprimía más fuerza a su cojín carnudo la hacía acabar pronto en orgasmitos breves que se encadenaban hasta cuatro juntos en intervalos de uno a dos minutos, los que gritaba hasta convertirlos en gemiditos dulces, esta chica no mojaba mucho, pero sí lo suficiente, para alcanzar el clímax de manera continua, ya que la deje que acabara, abandoné su breve cuevita a la que le dejaba siempre dilatado su orificio vaginal, el que pasados unos minutos volvía a su estado de estrechez, ¡ya que ni el dedo de ella le entraba!
Mi erección estaba potente y eran ya las cuatro con treinta de la madrugada, así que por los lados de esa cama ya ocho princesas dormían, sólo Paola esperaba y yo despierto, así qué, ¡así desnudo la jalé de la mano y nos fuimos a la recamara de Jaqueline!, ahí le destrabe su brasier y le quité su calzoncito bañador, nos acostamos, apagamos la luz y a oscuras completamente comenzamos a tocarnos, besarnos, mientras nos decíamos cosas de lo que ella sentía por mí.
A ver Paola, ahora sí dime lo que me estabas gritando hace rato que estábamos haciendo “cositas”, >>> ay, Marvin eso que escuchaste es la verdad, ¡estoy enamorada de ti!, yo creo que después de esta noche ya no dejaré que lo hagas con todas ellas, >>> pero, ¿porque dices eso mi amor?, sí ya lo hemos hablado que pronto lo haremos, solo tú y yo, sin que se enteren las demás, ¡ni Jenny que vive conmigo!, >>> pues Marvin, ¡quiero que sientas que te quiero y que soy muy celosa!, esto que pasa y está pasando hoy, lo apruebo porque no te conocía, pero ahora que ya me has hecho “cositas”, la verdad desde hace cuatro días, ¡algo siento a cada rato aquí, siente, en mi pancita!, y me late el corazón muy rápido cuando te veo, yo quiero que seas mi novio y que salgamos de vez en cuando juntos, no siempre, pero si aunque sea una vez a la semana, ¿no te gustaría?, >>> pues sí Paola, claro que me gustaría, pero yo trabajo y tengo que cumplir con mis obligaciones de paramédico, sino con que pago la renta donde vivo y como, >>> sí claro, ¡tus obligaciones!, ¡entre esas está Jenny!, verdad, >>> pues sí, ella es una prioridad, su escuela, su danza, y cosas que necesita, ella no cuenta con nadie que la apoye económicamente, ¡sino soy yo!, ¿Quién?, >>> pero yo te quiero a ti, no a ella, aunque sé que vive contigo, me dan celos y rabia de no ser yo la que duerma contigo por las noches, >>> ya mi niña, no pienses así y menos seas celosa, sino hubiera sido por Jenny, yo jamás las hubiera conocido, y ya vez que la pasamos bien todas y yo, o no es así, >>> sí, ¡cómo tú no sientes el amor que yo siento por ti!, por eso lo dices de esa manera, >>> bueno a ver dime, porque dices estar enamorada de mí, si apenas hace unos días nos comenzamos a conocer y sucedió lo que tenía que suceder, >>> pues de eso Marvin precisamente, de que me hiciste tuya y fue tan distinto a como me lo hace el chofer de mi mamá, ¡tú eres muy tierno conmigo!, me lo haces tan suave, contigo aprendí en estos días a hacerlo y no que me lo hagan, tú me arrancaste mi primer orgasmo, y luego otros, me siento en las nubes o en las estrellas ¡cuando termino regalándote mis juguillos!, >>> ¿puede que sea el momento Paola?, eres muy chica y mi trato tanto para ti, como para las demás es igual a ninguna lastimo cuando se los hago, trato de que ustedes tomen la situación con calma.
Pues sí Marvin ese es uno de los grandes motivos, de que te quiero para mí, ¡ya que el maldito chofer me hace feo y la verdad no me gusta!, >>> bueno eso ya lo hablamos, ¡de que ya no te vas a dejar hacer nada por él!, ¿o no quedamos así?, >>> sí, ya lo sé, ahora que regrese a la casa de estas vacaciones, lo enfrentaré o haré que mi mamá lo corra, ¡de eso me encargo!, >>> bueno mira ya son las cinco de la mañana y no hemos dormido nada, que te parece sí nos abrazamos, cerramos los ojos y descansamos, >>> no Marvin, ¡noo, yo quiero que me hagas ahorita!, y solitos, ¿sí?, >>> está bien mi amor, sólo un ratito, yo también quiero, , , , , , ¡pero que tú me lo hagas!
En breves instantes nuestros cuerpos comenzaban la unión de la carne y en la posición normal de apareamiento, ¡de misionero!, ella me recibía dulcemente con sus piernitas aperturadas, a manera de profanar de nueva cuenta esa ternura de vaginita de la cual yo estaba embelesado, por su forma estrechita, tamaño pequeñito, calor intenso, textura suave y que, ¡sobre todo me llevaba al éxtasis completamente!, como la recuerdo a Paola en la actualidad y en mi mente aún están los recuerdos de las múltiples veces que la poseí, siempre al inicio de la penetración lanzaba un gritito por la expansión que le hacía a su vulvita, pero a manera de que con calma la iba poseyendo su boquita entreabierta comenzaba a lanzar jadeitos que al final de varios minutos de estar lentamente abriendo su canal vaginal, ya me regalaba al oído esos gemiditos semi-infantiles, que en movimientos breves de ella y yo hundido a fondo casi me hacía acabar, esas frotaditas con pene dentro y en un breve estuche como el de Paola, era muy difícil no acabar, pero me esforzaba, para que ella le llegará primero su manantial de juguitos orgásmicos, y ya una vez que sentía la lubricación caliente en mi pene, le acababa con potencia dentro de su estrecha vaginita, que siempre desde el inicio de la penetración y hasta el final nunca dejaba de contraer su esfínter peri-anal.
Yo creo, ¿que por eso siempre estaba erecto con ella?, había veces que hasta tres veces la eyaculaba dentro sin salirme, era una ricura, una exquisitez sentir sensaciones distintas, ¡a las otras ocho chicas!, que se los hacía seguido; ese amanecer recuerdo que eran ya las ocho de la mañana y sin dormir ambos seguíamos haciéndolo ya las posiciones que sabía en ese tiempo y que no lastimaran a Paola, ya las habíamos repasado, ahora ella estaba montada en mí, y se salía y entraba muy despacio y delicadamente, yo ya había acabado dos veces, pero ella quería más e igual yo estaba duro, ¡no se me bajaba para nada la erección!, ya hasta sentía la piel de mi pene que me ardía al igual que mi prepucio lo sentía escozado, rosado de las fricciones con las otras ocho nenas y mi chaparrita Paola, que estaba ojerosa por sus orgasmitos que me regalaba, ¡no se los conté esa mañana!, pero si fueron varios, en eso de que estaba encima de mí, en contracciones ricas acababa con otro más, e igual yo la voltee rápido sin salirme y con sus piernitas a mis hombros le regué el lácteo elixir masculino, el cual sentí que ya no lanzaba semen, sólo era la sensación de haber acabado.
Pero ella me decía en este último “palito”, ahhh, ahhhh, ¿ojalááá me hayas dejado preñadaaaaa!, ahhh, ahhhhhhh, para que vea Jenny que yo soy más mujer que ella, ahhhhhhh, ahhhh, y así cerró sus ojitos y se quedó completamente dormida, mientras yo le acomodé sus piernas sobre el colchón y me di a limpiarle, lo que sacaba de su conchita, que eran mis acabadas y sus fluidos femeninos, se hizo de lado a manera de quedar de cucharita y la cubrí con un edredón, de la “barbi” Jacqueline, para salir a la recamara donde las demás estaban, y vi que todas estaban dormidas, les apagué la televisión y les cerré las cortinas, para que la claridad no las despertara, me alejé de ahí y cerré la puerta sin hacer ruido y me fui a donde mi Paola estaba bien dormida, tomé del escritorio de tareas de Jaqueline un block para notas y le escribí:
P A O L A.
Mi amor, me voy tengo que ir a trabajar hoy en el ERUM, (mentira), ¡tenía que ir a ver a mi Jenny!
Quiero que cumplas la promesa que me hiciste que ya no te vas a dejar hacer nada por el mugroso del chofer de tu madre, ya no regresaré aquí a esta casa, ya que están por llegar los papás de Jaqueline, cuando entren a la secundaría me vas a ver dónde vivo, que sea antes de la 1 de la tarde, para planear nuestros encuentros que siento serán maravillosos para los dos, procura que no se enteren las demás, ya que quiero que esta relación perdure y quiero que sepas que es la primera vez en mi vida que me enamoro perdidamente de alguien y, ¡ese alguien eres tú!
Te amo mi chiquita, cuídate mucho, ya que comienzo a sentir celos y eso es natural por todas las maravillas y bondades que me has regalado en estos días, te extrañaré hasta verte de nuevo, muchos besitos princesa.
Arranque la nota, la doblé con cuidado y fui a dejar ese block de donde lo había tomado, así como la pluma, tomé una engrapadora y en su bañador exactamente en el puente donde cubre su pequeña intimidad, le engrapé la nota sin que se notara, sólo ella lo iba a sentir sí se lo ponía o lo tomaba para lavarlo o guardarlo, aspiré su aroma de niña-mujer varias veces de esa prenda, lo doble cuidadosamente y se lo coloqué a un lado de su cabeza con su brasier encima, le di un beso en su boquita y me salí de la recamara, con los ojos llorosos ¡que no sabía, ni porque de esa manifestación propia y muy mía!, pero, así me fui al jardín desnudo, tomé mi pantalón y a un lado estaba mi bóxer limpio y seco, todavía me di un baño de cuerpo rápido, me vestí y sin hacer ruido me retiré de esa residencia, con mi mochila al hombro.
Bien mi estimada comunidad, seguidores de mis relatos y lectores de la saga, que culminó con este episodio doce, fue un enorme placer escribir para ustedes, ya que en algún instante de mi vida lo iba a hacer, ¡por más de casi cuatro décadas guardé en mi memoria los recuerdos que ahora comparto!, sí tienen a bien regálenme un comentario, se los agradeceré y a los que les daré su debida contestación, pero eso sí, ¡no se olviden de calificar el capítulo, saludos a todos y un abrazo aprovechando la navidad que se avecina y el nuevo año que está por llegar, les deseo bendiciones en sus hogares y que el altísimo les otorgue salud, bienestar para todos sus componentes familiares.
Por aquí espero seguir escribiendo, sí el creador me lo permite para el próximo 2018.
Hasta pronto.
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