El Baldío y El Mirador. 4ª parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
“Breves e intensos fragmentos de mi adolescencia”
Como lo prometí en el capítulo anterior, he aquí la secuencia debida de mi saga, que espero la sigan disfrutando tanto cómo yo al irla sacando de mis recuerdos y escribiéndola para ustedes; en este capítulo conocerán, ¡un lado mío muy humano!, qué me caracteriza hasta estos días y que espero me entiendan de la manera siguiente:
Los días de la semana siguiente llevaban su ritmo normal, mi Jenny preguntaba ¿qué cómo la habíamos pasado sin ella?, obvio que le dije lo contrario a los sucesos; que comimos y trajeron algunos juegos de mesa y la pasamos bien, nunca hice mención de lo que había sucedido, ni por parte mía, ni de las “diablillas”, ¡todo era un secreto!, y se llegó el fin de semana, ¡sábado por la tarde Miriam fue a verme llorando!, por lo que la hice pasar y sentados en la sala, ¡me decía lo que le estaba sucediendo!, así que con atención la escuchaba, en pocas palabras, ¡su primera menstruación le había llegado!, y no sabía lo suficiente de eso, ya que no tenía mucha comunicación con su madre, entonces le explique que eso era muy normal en las niñas, ¡que no se alarmara!, fui a la farmacia y le compré unas toallas sanitarias, ya que traía un colchoncito de papel sanitario y obvio por lo que le bajaba, el papel absorbe y filtra pasando al puente de su interior, yo tuve que enseñarle cómo debía de ponerse la toalla en su pantaleta y colocársela, entre las explicaciones le comenté, que a partir de este momento ya debería tener mucho cuidado con su primo, ¡que era el que cada fin de semana le hacía el sexo!, ya que sí el esperma llega a introducirse dentro de su “cosita” y en días fértiles, pues iba a tener un bebé, ¡le prometí traerle unos condones para que los usara su primo!, y así ella se prevenía de algún embarazo no deseado a esa edad, total Miriam se retiraba con su bolsita de toallas, para cambiarse después, y en el camino platicando, porque la acompañé, despacio llegamos cerca de su casa, nos despedimos y retorne a mi departamento.
Domingo por la mañana me despierto muy temprano ya que me tocaba mi guardia en la jefatura de paramédicos del ERUM.
, me puse mi uniforme, tome mi mochila de salvamento y apenas si se veía que aclaraba el día, salía a una de las avenidas de mi colonia, para abordar una pesera (combi), que me llevaría cerca de la base del escuadrón, el día se me pasó muy rápido ya que hubo mucho movimiento, al regreso a mi departamento, sentada en los escalones del edificio, ¡estaba mi Jenny!, me sorprendió ya que nunca viene en domingo, nos dimos un beso y entramos, traía su mochila escolar y otra mochila extra con ropa, me explicaba que se salió de su casa, ya que su padrastro ebrio, ¡trato de abusar de ella!, en ese momento la sangre me hervía de escuchar eso, pero retome la calma y la seguía escuchando, hasta que terminó su historia, ¡que recién pasadas horas antes le había hecho ese hombre!, en ese momento salimos de regreso a su casa, para hablar con su madre, la cual estaba tomándose un vigoroso vaso de pulque y estaba ebria, ¡al ver a mi Jenny se paró de donde estaba sentada y la jaló de los cabellos!, ahí fue que intervine y hablé con ella, acerca de lo que le había ocurrido a su hija, cínicamente la señora me decía; ¡qué Jenny tenía la culpa!, ya que siempre andaba casi en calzones y le andaba coqueteando a su macho, y merecido se lo tenía, ¡qué le hubiera gustado ver que se la cogiera su hombre!, ya que es tiempo de que se haga mujer y traiga dinero a la casa, yo sólo dije que, ¡era muy chica para hacer eso!, ella tenía que estudiar y prepararse y de que se la cojan a esa edad sería un delito grave, ya que es menor de edad y está en pleno desarrollo por lo que sería un crimen que eso pasara.
Pero la señora no entendía razones, ¡una por el brebaje ese que tomaba!, y que la tenía fuera de control, otra que una vecina que tomaba con ella, también le tiraba a mi Jenny, ¡que andaba de “cola caliente”!, con los señores de la cuadra y que también le coqueteaba a su marido, ¡más leña le tiraban a la nena, que atrás de mí se cubría!, me dice su madre ya en tono agresivo, sí la quieres llévatela, ¡dame $200.
00 y cógetela tú!, ya cuando quieras me la vienes a dejar, para ponerla a trabajar y traiga dinerito para que me mantenga, jajajaja, ¡con sorna sus carcajadas estremecían a mi Jenny!, así que saque mi billetera y le deje cuatro billetes de cincuenta pesos, tomé de la mano a mí niña y caminamos juntos varias cuadras, ¡sin decirnos palabras ambos!, hasta toparnos con los camiones que la llevaban a la escuela, el cual abordamos uno de ellos, ya llegamos noche a mi departamento, nos bañamos juntos ella planchó su uniforme para el otro día y la acosté en mi cama, mientras yo pensando en la situación me acosté en la cama de mi otro compañero, ya que no llegarían hasta la tarde del lunes todos, ¡no pude dormir en pensar lo que iba a hacer!, le preparé su desayuno, mientras ella se arreglaba y peinaba, a las 07:55 am, la lleve a la entrada de la escuela, con el fin de ver, que estuviera su madre esperándola o alguien más, ¡pero nada!, ya cuando la vi entrar me regrese al departamento, y subí hasta el último piso, que es donde vivían los dueños del edificio, y hablé con ellos, para que me rentaran un cuarto grande que tenían en desuso en la azotea, les explique el motivo, y la suerte que no me lo rentaron, ¡si no que me lo proporcionaron sin paga alguna!, ya que me tenían ciertas consideraciones, ya que a la pareja a ambos los monitoreaba diaramente de sus glucosas, su tensión arterial, ya que andaban enfermos crónicos de años.
Así, que antes que llegaran mis compañeros de cuarto pasé mi cama, mi cómoda, mi ropa, la mochila de Jenny y sus ropas que había dejado en una silla, dos bancos que eran míos, una mesa en la que hacía mis tareas, mi silla, mis libros, bueno en una hora ya había dejado prácticamente el departamento, a las 12:30 pm, fui por mi Jenny, e igual ni luces de su madre, así que nos fuimos a nuestro pequeño hogar, ese día yo no fui a la escuela, me quede a platicar con ella, la lleve a comer a una fondita cercana y regresamos, nos acostamos al poco tiempo caímos en los brazos de Morfeo, y no despertamos hasta el día siguiente, ¡ahora no había nada que se llevara de desayuno mí nena!, así que le di dinero, para que comparara dentro de la escuela, ¡mientras yo vería que se iba a comenzar a hacer!, ya que no había estufa, refrigerador, utensilios de cocina, ¡nada!, de entre mis ahorros fui a una casa de empeño y logré comprar un mini refrigerador, una estufa de dos parrillas, un tanque de gas enano de esos que también las pipas gaseras llenaban, por lo que en un par de días ya guisaba temprano para Jenny y para mí, la dueña del edificio nos regaló platos, vasos, un juego de cubiertos y una mesa de ante comedor con sus cuatro sillas, y así; a veces nos daba despensa ya que cómo dije antes, yo estaba al pendiente de ellos de sus enfermedades, había ocasiones que les ponía sus sueros vitaminados que les recetaban sus médicos, inyecciones intravenosas o intracutáneas, ya que esas eran de diario por las mañanas, las cuales eran para controlar sus diabetes, me apreciaban y poco a poco a mi Jenny le empezaron a tomar cariño, ya que les ayudaba con el aseo de sus gatos y gallos de pelea que tenían, ya que eran muy aficionados a las peleas de esos animales, dos meses después de que Jenny dejó su hogar una mañana cuando iba a entrar a la escuela, ¡su madre y padrastro la fueron a ver en la entrada escolar!, ella salió corriendo de ellos y vino por mí, para hablar con ellos.
Salí a dar el frente, mientras mi Jenny atrás de mí se resguardaba, esta vez la plática no fue áspera, por lo que les escuché calmadamente, su pretensión de la señora y de ese hombre era, ¡qué les diera dinero por la niña!, me sugirieron que cada mes les diera cierta cantidad, ¡por lo que no accedí a sus pedimentos!, mientras la señora madre de Jenny, ¡trataba de manipularla con el fin de que se fuera con ellos!, pero mi pequeña no accedió a irse, el hombre le preguntaba de manera vulgar, ¿ya coges verdad?, luego se te ve hasta la manera de caminar “cabrona”, ya más de dos meses que te saliste de la casa, ¡ya es para que estuvieras panzona!, o ¿qué, no te despacha bien tu macho?, ¡porque yo ya te hubiera preñado!, ante esas palabras corrientes, ya no me quedó otra que contestarle yo; ¡mire señor!, no es la manera de hacerle esas a preguntas sucias a la niña, no sea vulgar y corriente, ¡la nena está intacta desde que se vino aquí!, y con pruebas médicas se lo puedo demostrar, yo me convertí en su tutor, después de que usted trato de abusar de ella, y más vale que se vayan, ya que en este momento puedo mandarlo a la cárcel por intento de violación a una menor de edad, al escuchar mis palabras ¡ambos se dieron vuelta y se marcharon!, pasarían un par de semanas, en el buzón del edificio apareció un sobre con las siglas del DIF de Ecatepec estado de México, el cual venía dirigido a mi persona, mismo que en ese momento abrí y leí su contenido, y en el mismo rezaba una cita para fecha próxima, para tratar un asunto jurídico respecto a la menor que tenía retenida en mi domicilio y que supuestamente ya tenía vida marital conmigo, desde hacía tres meses aproximadamente, por lo que esperé la fecha indicada y me presente a ver ese asunto acompañado de mi Jenny, quienes fuimos atendidos inmediatamente por una abogada de esa institución, quien sacó un expediente de su escritorio, en el que se me denunciaba del hecho de retención de una menor de edad y que la cual ya estaba maritalmente unida a mi persona.
Dentro de los alegatos de los que se me acusaba, pedí que se revisara por un médico legista a mi Jenny, quien en todo momento cooperó y por primera vez fue auscultada íntimamente, por una doctora en medicina legal, la cual dictaminó dentro de su diagnóstico, ¡que mi Jenny hasta el momento estaba 100% virgen!, y que no había ni intentos, desgarres, laceraciones o probables indicios de penetración en la vagina en desarrollo, por lo que qué la abogada, incluyó en los autos ese dictamen e inmediatamente cerró el caso del que se me acusaba, excluyéndome de delito alguno, por lo que después de estar más de cinco horas ahí, esperé mi oficio, de que el caso estaba cerrado y concluido, ¡ya que no había delito en mi contra por perseguir!, mi Jenny y yo salimos de ese lugar al restaurant más cercano para comer, platicamos de eso, ¡que ya estaba en el olvido!, ¡pero ella me platicaba lo que había pasado con la médico legista!
Después de haber comido Jenny y yo salimos de ese lugar y pasamos a una tienda de conveniencia yo me serví un café americano y ella un capuchino con cajeta en vasos desechables y nos lo tomamos platicando en la banca de un parque, ¡respecto a esa odisea que había pasado con la legista!, >>> fíjate Marvin que en su consultorio me empezó a hacer preguntas de ti, ¿qué, de qué tamaño lo tienes?, ¿qué cada cuanto tiempo me lo haces?, ¿qué sí me lastimabas mucho cuando me lo metías?, yo la verdad que le contesto que no sabía de tu pene, y de que nunca me lo has tratado de meter, y de lastimarme jamás he sentido nada, ¡ya que no ha habido nada de lo que me preguntaba!, en eso que me dice que me subiera a una como camilla, pero que me quitara mi calzón y que me abre las piernas y me las puso en algo que la escuché que se llama “pierneras”, se puso guantes y con sus dedos me abrió mi pepita, me metió una como lámpara en el hoyito y se agacho a ver con algo así como un lente, ¡cómo cinco minutos estuve con mí cosita peladita!, hasta que me sacó ese como un popote delgadito y hacía anotaciones en una hoja, pero me decía que no me moviera, ya que no había terminado, en eso se quitó los guantes y me comenzó a tocar mi lentejita, hasta que me la puso durita con sus dedos, y me preguntaba qué, ¿que sentía?
¿Y qué le contestaste?, ay Marvin, ¡le dije que me daba cosquillitas nada más!, y que baja su dedo a separar bien mi puchita y me daba cómo picaditas muy suaves en mí entradita con la yema de su dedo, yo la verdad nada más voltee mi cabeza a la pared, pero escuchaba que, con el dedo de la doctora hacía un ruidito como de “chapaleo” en mí “pepita”, en eso ella tomó una gasa y me limpió bien mi cosita, y se la guardó en la bolsa de la bata, se lavó sus manos y salimos del consultorio, para ir a donde tú estabas haciendo la declaración, ¡uff, la verdad me calentó!, hasta me fui al baño a orinar, ¡cuando estabas firmando esos papeles!, ¿y que más te hizo esa doctora?, pues la verdad antes de salir de ese lugar, que se agacha y, ¡qué me da un beso de piquito en los labios!, ¿pero nada más eso, o te hizo otra cosa?, pues nada más eso, pero me decía cosas muy aventadas, pero mejor te lo cuento en el departamento, ¡ya vámonos, que me estoy, creo mojando de lo que te dije!
Ya una vez estando en ese cuarto de azotea, la plática de ese acontecimiento por el que había pasado Jenny, me lo seguía comentando, por lo que nos fuimos a la camita y abrazados ella continuaba; pues te decía Marvin, a esa doctora creo que le gustan las mujeres, por lo que me decía, ¡que era muy bonita!, que me cuidara, ya que estoy chica, y cosas así, pero lo más guarro que me dijo, qué, ¡quería mamarme la puchita!, cuando estaba en la camilla y pues que cierro las piernas, y yo creo que ella entendió, que me incomodó lo que me dijo y en ese momento me limpió como te comenté y ya nos salimos de ahí, ¿y a poco te ibas a dejar que te pasara la lengua en lo mío?, no, como crees, ¡ya sabes que lo mío es tuyo!, y no quiero que nadie me toque mi rinconcito, que ni pelos le salen todavía, ¡de tanto escucharla lo que me decía!, mi pene estaba erecto, ella lo percibió, ya que me comenzaba a acariciar mi panza, y con una curia me fue quitando el cinto de mi vaquero y su manita me acariciaba por encima del pantalón los huevos, los que me apretujaba con suavidad y subía a acariciarme mi masculinidad, en eso me dice, ¡quítate la ropa!, ¿Qué quieres hacer, o que te haga?, pues, ¡déjame jugar contigo!, pero mi amor, venimos de un problema, mejor otro día jugamos, ¿quieres?, noo, ¡yo quiero hoy!, ya vez por lo que pasé hace rato, ¡y la verdad hasta siento rara mi conchita!, ¿cómo que quiere sentir tu palito?, no seas malo, ¿sí?, bueno ok un ratito nada más, ¡deja apagar la luz!
Me retire mi ropa, quedándome únicamente con mi bóxer y me tiré en la cama, ya mi Jenny estaba desnudita debajo de la sábana esperándome e inmediatamente me abrazó, yo le propiciaba caricias muy tiernas en sus bracitos, espaldita mismas que se fueron convirtiendo en caricias llenas de erotismo, llegando a palpar su breve intimidad, la que sentía caliente, además de que por primera vez mi Jenny, soltaba una babosidad intensa de entre sus labiecitos vaginales, los cuales mojaban mis dedos de una manera extraordinaria, por lo que bajé directo a ese pozo del que absorbí, lengüetee, hasta saciarme, mientras ella de su boquita de ángel soltaba unos quejidos que de a poco se fueron convirtiendo en unos leves gemiditos tiernos, que mis oídos los escuchaban muy audibles, pero intensos, ¡ya que apenas llegaba a los doce añitos!, mi pene estaba en máximo estado de erección, después de tomar esos cristalinos jugos, me volví a acomodar rumbo a la cabecera de la cama, y ella sola se bajó a darme lengüita en mi pene, el que sostenía con una manita, haciéndome movimientos masturbatorios lentos, sus labios comenzaron a rodear el glande para introducirse ella misma parte del tronco subiendo y bajando de una manera muy rica, su colita al lado de mi cintura, ¡era una invitación a seguirla besando y mamando!, y la jalé a modo de que sus piernitas las abriera y las pusiera a ambos lados de mi cadera, lo cual ella sola se ubicó correctamente, mi lengua nuevamente pasada entre esa brevedad virginal, jalando nuevamente el néctar de “niña calenturienta”, una de mis manos en la oscuridad palpó su ropa y encontró su pequeño bóxer infantil, ¡que esa tarde llevaba puesto!, el cual jalé para palpar la parte en la que descansaba su breve intimidad, la cual sentí mojada y me la lleve a mi nariz, ¡para olfatear el humor que impregnado estaba en el puente de esa prenda!, ¡un aroma exquisito!, llegaba a mis sentidos, mi lengua se daba a pasar en esa humedad fría, ¡que así la palpaba mi sentido gustoso!, y seguía chupando la prenda hasta saciarme, en eso ella estiro su mano a alcanzar su prenda y me la quito de mis manos, se incorporó y se dio la vuelta a manera de estar encima de mí y de frente ubicándose ella sola encima de mí pene, el cual lo acomodó a manera de descansar sus gordezuelos labiecitos vaginales encima de mi glande y tronco.
Jugueteando, entre sus manitas su bóxer, me lo puso en la cabeza metiéndomelo a manera de que su parte húmeda quedara en mi nariz y boca, y se dio a galopar sin penetración alguna, sólo encima de mí, sentía su lubricación que manaba caliente de esa pequeñez, su clítoris lo rosaba en cada pasada en mi glande, ¡la nena estaba excitada!, a los pocos minutos, ¡se me fue encima de mi pecho!, haciendo una sinfonía de gemiditos tiernos, ahh, ahhhhh, ahhhhh, mientras la abrazaba ella culminaba en un torrente de orines tiernos bañándome la parte baja de mi cuerpo, yo al sentir ese calorcito vaporoso acabe entre las dos pelvis al instante, y así el sueño nos venció, hasta la mañana siguiente.
Nos levantamos, nuestros cuerpos de la parte baja estaban pegajosos de mi esperma que había vertido horas antes, nos aseamos correctamente, era sábado y la llevé a desayunar a un restaurant que era de buffet en esos tiempos, ella andaba con unas ojeras, ¡que parecía que no había dormido varias noches!, de ahí la llevé a un centro de diversiones llamado “reino mágico” que en la actualidad se llama “six flags”, anduvo todo el tiempo en los juegos de atracciones hasta repitió los juegos mecánicos que había, de ahí salimos y en el camino la lleve a cenar una hamburguesa con papas y una malteada, para tomar rumbo a nuestro hogar de azotea, al otro día temprano la deje dormida, ya que tenía que ir a mi obligación como paramédico, y ya la vine a ver, hasta pasadas las 6 de la tarde de domingo, tanto ella mi Jenny y yo estábamos cayendo en enamoramiento, ¡según ella, siempre estaba pensando en mí!, y yo igual a cada momento estaba en mis pensamientos, y así seguimos continuando nuestra relación en la oscuridad, ella sabía comportarse delante de la gente que me conocía, además de que era bastante discreta, sólo en la intimidad de ese cuarto nos entregábamos casi a diario, ¡sin penetración de mí, hacia ella!, y a mí me dejaba satisfecho.
Cómo lo dije en el inicio de este capítulo, con ella comenzó a nacer mi lado humano, nunca la deje de la mano, compartí con ella lo poco que tenía, le di sus gustos y caprichos de niña, la vestí, la calcé de acuerdo a mi presupuesto de esos tiempos, pero de comer jamás le falto que llevarse a la boca, mi Jenny, ¡cómo la recuerdo en estos momentos!, pero bueno tal vez este capítulo no fue como se lo esperaban lleno de morbosidad, pero en los próximos episodios leerán cosas muy calientes de sus amigas de colegio conmigo, espérenlos a la brevedad, saludos a todos, y no se olviden regalarme sus calificaciones, ya que me motiva a seguir con mis vivencias de juventud, hasta pronto.
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