El Baldío y El Mirador. 5ª parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
“Breves e intensos fragmentos de mi adolescencia”
Hola a todos, espero hayan leído la parte que antecede a este capítulo, ya que en este actual, las situaciones que viví en esa época aun las traigo, ¡cómo sí estuvieran frescas de unas horas para acá!, las cuales comparto para todos los que les guste mi saga, por lo que paso a dar la debida continuación siguiente:
La conclusión del ciclo escolar de mi Jenny ya estaba finalizando, mi nena pasaría al sexto grado, previo a esas festividades de la salida, fueron convocados los padres de familia, para ponerse de acuerdo, en la fiesta, la entrega de boletas, y pues mi Jenny me entregó a mí el citatorio, al cual asistí a esa junta, todos los alumnos fueron pasando con sus padres o madres a recoger sus calificaciones finales, cuando le tocó a mi niña, ella me tomó de la mano y juntos pasamos a recoger sus notas, la profesora del grupo alzó la mirada a verme, y preguntar qué, ¡quien era yo!, ya mi nena le dijo que yo era su tutor, ya que sus padres estaban en otra ciudad y no pudieron venir, así que la mentora nos entregó sus documentos y yo firmé como cual dijo mi Jenny, ¡su tutor!, ya sentados en las bancas del salón se daba la junta, por lo que yo callado escuchaba a los demás, del vestuario para la fiesta, y de lo que debía de cooperar cada alumno, para el convivio, la suerte que a mi nena le tocó poner refrescos y servilletas, y así un sábado fuimos a un súper mercado y le compré lo que debía llevar, aparte de un pantalón de mezclilla y una blusita, para ese día de la fiesta, ya en el cuarto se probó la ropa la cual me modeló, ¡mi chiquilla se veía muy hermosa!
Ya un vez que pasó todo ese evento, iba a tener vacaciones por cerca de mes y medio, por lo que me pidió que la inscribiera en la escuela de danza hawaiana donde iba Jaqueline, ¡la nena de cuerpo de barbi!, así que acudimos a ver lo de la cuota y comprarle lo que le iban a pedir, para aprender esa actividad, ¡así que acudía dos horas diarias por la tarde al lado de las nenas principiantes, pero Jaqueline le enseñaba a moverse y los fines de semana, ella venía al cuarto y se ponían a danzar con música de casete, era extraordinario ver a mi Jenny cómo movía su cadera, sus brazos, y al lado de “la barbi”, ¡aprendía más pronto!, una tarde llegó con las otras “diablillas” o sea Perla, Liliana y Miriam, ¡para que vieran bailar a Jenny!, quien se fue al baño a cambiar y ponerse sus atuendos, mientras yo platicaba sentado en la mesa del comedor con ellas, en eso se me acercó, ¡Perla muy pegada a mi brazo!, mientras conversábamos, lentamente mi codo que estaba por fuera de la base de la misma, sentía que ella se pegaba a manera de presionar su pubis en mí articulación y de una manera suave e imperceptible a la demás, ¡se daba a frotarse delicadamente!, yo al sentir la suave conchita, mi erección se estaba haciendo presente, en eso llegó Jenny del baño y pusieron música para bailar con Jaqueline, que ya estaba haciendo calentamiento con sus movimientos, mientras bailaban, me salí a la azotea a fumar un cigarrillo, ya que me había puesto excitado los roces de Perla, ¡mi vaquero no ocultaba mi dibujada erección!, qué hacía un lado me cabeceaba, en eso llegó Perlita que se salió de donde bailaba mi Jenny y Jaqueline al lado de las espectadoras Liliana y Miriam, >>> ¿porque te saliste? Me preguntó, pues me sentí incomodo de estar dentro, por eso me vine a fumar un cigarro, ¡mientras sus ojitos directamente observaban mi entrepierna!, ¿te pasa algo ahí Marvin?, ¡señalándome al bulto!, ¡pues sí, se me puso duro!, ¿a poco fue porque te tallé mi budincito ji ji ji?, ¡pues sí, eso fue!, ¿quieres que te saque tu yogurt?, pues no sería mala idea, pero aquí no se va a poder, ¡que no ves que pueden salir y nos vayan a descubrir!, ¡menso, vamos al baldío hoy sábado nadie entra!, ¡ven vamos!, bueno ve para allá, enseguida te alcanzo, voy a ver qué hacen, ¡mientras adelántate!, sí pero no te tardes, ¡quiero tu lechita calientita, mmm!
Entre al cuarto y estaban entretenidas Miriam y Liliana viendo esas evoluciones que hacía mi Jenny junto a Jaqueline, así que me salí de nuevo, para alcanzar a Perlita que ya estaba en el fondo del baldío, ¡ya estoy aquí bebé!, le dije, ¡sí ven vamos a la escuadra!, “ “ “me acordé que es donde ese conserje casi la penetra aquella ocasión, ¡qué le dio una pantaleta nueva!, y ella le correspondió con un beso de boca a boca” “ “, ¡entonces la seguí!, ya en ese rincón, ella sacó un cobertor de debajo de la loza extendiéndolo en la plancha de concreto, y de un salto se subió a sentar abriendo sus piernitas, yo me ubiqué al instante entre ellas y comenzamos a besarnos, una de sus manitas se daba a acariciarme el bulto que sobresalía aún dentro de mi vaquero, pero a la vez yo la jalaba a pegarme en su conchita, ya que llevaba una faldita de mezclilla, y por la posición ya me mostraba su abultadita cosita que marcaba la división de sus labios externos, sus brazos fueron a abrazar mi cuello, mientras le besaba y pasaba la lengua en una de sus orejitas, ¡su blusita de tirantes ella los fue bajando!, mi vista se centró en esos incipientes conitos duritos, me decía en tono excitado ¡chúpamelas que me dan comezón!, mi boca se posó en esas pequeñas protuberancias, a las que absorbía delicadamente, y mi lengua le daba círculos a esos pezoncitos en desarrollo, ¡que en ese momento apuntaban a mis ojos!, ella sólo se dejaba hacer, pero sus gemiditos suaves los sacaba de una manera tierna, mi mano fue a bajar el cierre de mi pantalón y logré sacar mi pene, que saltó inmediatamente al contacto de la suave telita de su pantaleta infantil, ella al sentirme se repegó solita a frotarse en mi glande que ya comenzaba a picar la rayita frontal por encima de esa prenda íntima, ¡ahhh, síí, síii, ahhhh!, ¡tállamelo bonito!, ahhh, ahhhh, mmmm, ¡está suavecita tu cabecita!, ahhh, ahhhhh, ¡la siente mi puchita!, ahhhh, ahhhh, en eso se echó para atrás a manera de quedar acostada en la plancha de concreto, pero las imágenes de ese conserje que la batió de leche en ese mismo lugar, semanas antes, llegaban cómo una película a mi mente, así que le hice a un ladito su chonito azul cielo y me di a pasarle mi masculinidad, en esa abertura que manaba juguitos transparentes y con buena lubricación, le dije, ¿creo no aguantar mucho eh?, me dice échamelos en la conchita, mójamela, ahhhh, ahhhh, embárrala de tu yogurt, ahhhhh, ahhhhhhhhh, ¡mientras seguía pasándole mí glande inflamado!, ella alzó sus piernitas y ante mi vista sus labios exteriores se abrían cómo pétalos de un botón de orquídea, para mostrarme su tierna vulvita, rosadita y mojada de sus propios afluentes, ¡mi pene era invitado a saborear ese conducto que ya besaba su estrechez!, por lo que me di a presionar suave, le trataba de meter y lo retiraba, mientras Perlita sólo gemía muy quedo, apretándose su labio inferior de su boca con sus dientes, gracias a su buena lubricación y el precum mío, logre penetrar mi glande en ese estuchito de carne excitada, mientras un leve vaivén de cadera le hacía, sin sobrepasar lo poco metido en ella, ¡que era sólo mi glande invasor!, el que tenía alojado en su estrecha vaginita, la que en pulsaciones me brindaba un placer indescriptible, ayyy, ayyyy, ¡pequeños gritos continuos de su garganta llegaban a mis oídos!, ayyyy, ayyyyyyy, ya con eso, yaaa, yaaaa, yaaaaa, ¡pero mi excitación estaba en la cumbre de mi ser!, le di otro empujoncito y sin medir mi empuje, ¡me lleve su virguito!, ya que mi pene entraba y salía mojado de su sangre virginal, ¡que ya me había llevado en ese momento!, su calzoncito azul celeste por las pasadas se fue manchando de su escarlata sangre, sin que ella se diera cuenta, yo seguía dándole suave pero sin parar, el ardor que sentía así como el dolor se fue pasando, sus gritos se fueron convirtiendo en celestiales gemiditos, y después de unos diez a quince minutos, ella su caderita contrajo y entre quejidos y gemidos obtuvo un prolongado orgasmito que bajaba a la cobija que puesta estaba en esa loza fría, al sentir yo sus jugos bañarme el glande y el poco tronco metido, le di otro breve empujoncito que no sintió y acabe intensamente dentro de ella, ¡recuerdo que fue abundante!, ya que me decía arggggggg, quemaaaa, argghhhhhhhh, mi pancitaaaaaaa, ahhhhhh, ahhhhhhh, ¡todavía permanecimos unos minutos más unidos de nuestros sexos!, hasta que sólo por la flacidez mi pene salió y ella manaba de su interior mi venida copiosa acompañada de su sangre que festoneada se veía deslizarse a ese sarape saltillense.
Ella sacó de su bolsa tipo “dora la exploradora”, un paquetito de kleenex, con los que se limpiaba su conchita, yo traía un poco de papel sanitario y me limpiaba igual, ya una vez que ella se había quitado todos nuestros fluidos acompañados del rojo carmesí que aún le fluía al exterior, me dice, sorprendida ¡¡me rompiste mi puchita!!, sí Perlita, yo te rompí la telita, ¿pues en qué momento fue, que ni sentí?, a, pues cuando alzaste tus piernitas y te pegaste a mí, ¡tú solita te lo reventaste!, a’ su, ¿de verdad yo me desquinté con tu pajarote?, sí mi amor, ¿te dolió?, ya una vez afuera de ese baldío nos sentamos en los escalones del edificio donde yo vivía y seguimos platicando, mientras salían sus amigas.
¿Ay Marvin no lo creo, que yo solita me haya roto la virginidad?, ¡sí Perlita, tu solita lo hiciste!, ya vez que yo sólo te lo ponía, pero tú me jalabas con tus piernas a manera de que se te metiera, ¿te acuerdas?, y cómo estabas “aceitadita” de tus juguitos babosos, obvio tu agujerito me fue absorbiendo, hasta que te entró sólo la cabecita, de ahí te hiciste para adelante alzando las piernas y en ese momento tú me comiste con la conchita, ¿lo recuerdas?, ¡ay, no lo recuerdo bien!, ¡pero sí, así tú lo dices te creeré!, a ver dime algo ¿te dolió?, la verdad no, ¡sólo sentí cómo, cuando un gato aruña la piel!, a, pues así se debe de sentir, es algo que en algún momento te tenía que pasar, ¿pero te gustó, o no?, sí hasta me oriné, de lo rico que me hacías, ¡tú me llenaste la pucha de tu yogurt!, y siento que me está saliendo ese caldito, lo bueno que me puse varios kleenex, cómo colchoncito, ¡pero mi pantaletita esta manchada de sangre y de tu leche!, bueno cuando llegues a tu casa te bañas y te aseas lo más que puedas tu cosita, y te pones papel así cómo ahora lo traes y mañana te lo sigues cambiando, hasta que no te salga ya nada de lo mío, ok, ¡sí Marvin eso haré!, ¡pero quisiera otra vez sentir eso, de orinarme con tu pene dentro de mí!
Bueno, lo podemos hacer, pero no tan seguido, ya vez que hoy fue algo que se dio, ¡pero deja pensar cómo lo haremos después!, pero tienes que ser muy discreta con Jenny y las demás, para que no se vaya a hacer un chisme y vaya a ver problemas, la semana que entra vienes con ellas y ya te digo, ok, >>> bueno pero que no pase mucho tiempo, ¡me gustó mucho lo que me hiciste!, >>> está bien Perlita, ya pensaré la manera de estar cómo hoy, pero eso sí, ¡ni una palabra de esto con Jenny!, >>> no cómo crees si ella es bien celosa contigo, ¡capaz que sabe y me madrea!, ya vez que ni sabe lo de la otra vez que desquintaste a Liliana, ese sábado que vinimos a comer aquí y que se quedó contigo y nosotras nos fuimos, >>> ¿a poco, saben eso ustedes las cuatro diablillas?, >>>> sí ella nos dijo, que la trataste bien, e igual que a mí, no me dolió nada, yo creía que era mentira, pero ya vi que sí sabes tratar a las chicas, ¿te digo algo?, Jacqueline quiere probar contigo, de tanto que platicamos de lo de Liliana, ¡ella anda con ganas de que te la cojas!, ¿sí quieres le digo que sí aceptas?, y el próximo sábado que venimos con ella, ¡pues a lo mejor se pueda!, ya que inventaremos algo, para salir de aquí y nos llevamos a la Jenny, para que te quedes solo con ella, y a ver sí se hace, ya que anda mojando sus calzones desde que supo lo de Liliana, ¡anda, anímate!, >>> ¡bueno sólo sí sacan a Jenny unas horas de aquí!, la semana que viene.
Ya por la noche de ese sábado y acostado al lado de mi princesita Jenny, y mientras ella dormía, encendí un cigarrillo y pensaba en lo sucedido con Perlita esa tarde, ¡mi segundo quintito en menos de un mes!, y ahora las palabras de la recién desvirgadita llegaban a mi mente, respecto a Jaqueline ¡la barbi!, esa nena fina, de elegante caminar, alta de estatura, de cabellos rubios auténticos, de ojos grisáceos tirándole a azules, sus esbeltas piernas blancas y en mis recuerdos llegaba el “juego de la botella” en la que desnudita me la mandaron a la recamara, recordé en esos instantes sus movimientos de cadera que hacía de pie, ¡frotándome su pelvis en mi pene!, entre la oscuridad mi pene ya estaba erecto, mi mano se dio a frotar despacio el glande que de pensar en “la barbi”, ya una leve gota de mi pre semen estaba en la punta, la cual esparcí con el dedo en la cabeza de mí hongo, por lo que me di a subir y bajar mi mano en el troco a manera de masturbarme lentamente, en eso estaba entretenido sintiendo las sensaciones, que en fantasía de ese momento me hacía en pensar en Jacqueline, cuando la manita de mi Jenny la bajo a mi parte baja, ¡su manita pegada a la mía en movimiento!, la cual tomé delicadamente e hice que sus deditos y su palma me rodearan mi erección en la oscuridad, para cubrir su mano con la mía, ¡a la que le imponía movimientos masturbatorios!, al pasar los minutos yo sentía que ahora los movimientos ella los hacía, ya que entre dormida le escuchaba su respiración agitada, ¡por lo que su manita manipulaba de una manera inconsciente!, o ¿consciente?
La excitación que me proporcionaba mi nena, era avasalladora en esos momentos del silencio reinante en la oscuridad del cuartito, su vocecita ya comenzaba a escucharse con una suavidad que me calentaba aún más de lo que yo ya estaba, le dije ¿te gusta lo que me estás haciendo?, mmmsiii, siiii, ¡pues sigue acariciándome lo tuyo!, mmmmsiii, siiii, ¡lo tienes bien duro!, ¡sí, así me lo pusiste dormida!, una de mis manos comenzaron a acariciar sus nalguitas que de lado estaban, al sentir ella mis movimientos, se dio a bajar la pijama con la que dormía, para subirse encima de mí, ¡ya que siempre ella era la que según, me lo hacía!, ¡se acomodó a manera de presionar su pelvis y su “gordita”!, en mi pene, al que comenzó a dar un exquisito movimiento ondulando sus caderas, lo que imaginé que era por lo que ya había aprendido del baile hawaiano, ¡mismos que disfrutaba de esos movimientos!, me rosaba sus gordezuelos labios exteriores en mi glande, ella somnolienta pero atenta a lo que hacía acabó en una caliente orinada encima de mí, que al sentir el chorrito y escuchar el ruido del orificio que presionaba parte de mí glande, yo también acabé de manera fuerte por fuera de su conchita, pero eso sí bien pegada a mi pene, que en borbotones, le regaba mi aromático semen a su pelvis y a ese montecito de venus acojinadito, la recosté a un lado, jalé una toalla, para ponerla debajo de mí, y así, ya no supe más esa noche, quedé dormido abrazando a mi pequeña ninfa, ¡con su colita pegada a mi pecho!, ya que así se había acomodado.
La mañana siguiente nos levantamos ya algo tarde, ya que recuerdo era un domingo, nos aseamos los dos juntos en el baño y salimos a desayunar a un mercado cercano y regresamos de nuevo a lavarnos las bocas, volvimos a salir, para irnos a perder todo el día a Xochimilco, ya que alquilé una trajinera que nos llevó a conocer lugares pantanosos con enormes paisajes, en la misma embarcación comimos ya que el paseo incluía los alimentos, refrescos y hasta cervezas, pasadas las seis de la tarde nos llevaron al varadero, donde caminamos hasta llegar cerca de la zona de autobuses que nos llevarían de regreso a casa, lo bueno que ese domingo no me toco guardia cómo paramédico en el ERUM, ya que me habían dado ese día de descanso que era de una vez por cada mes, llegando al cuarto de azotea mi nena me preparó un café y me puso unos panecillos que habíamos comprado por la mañana, los dos tomamos café y pan, y nos fuimos a la cama, encendió la televisión de blanco y negro pequeña, por lo que, con lo que veíamos caímos profundamente dormidos, sólo recuerdo haberla abrazado y pegarla a mí, y así hasta la mañana siguiente despertamos, ella siempre entre sueños me ponía una de sus piernas en mi cuerpo pegándome su conchita a mí cintura y con uno de sus brazos abrazándome a mi pecho, esa postura de mi niña era tan natural, que ya estaba acostumbrado a su calor corporal, a su aliento, a su aroma a niña fresca, al aroma de sus cabellos, mi pequeña, para mí era lo máximo, ¡ella lo sentía de mí!, ya que ella me lo decía constantemente, nos besábamos cómo cualquier pareja en ese cuarto, ya pronto llegarían sus doce años y pensaba sí hacerle una pequeña fiesta o comprarle ropa, o algo que ella quisiera, por lo que decidí por lo segundo, salí esa mañana a hacer una investigación escolar mía, y de regreso mi nena estaba cocinando, se veía una mujer en miniatura, por lo que la dejé que hiciera, sólo le dije que tuviera cuidado con la estufa, ya que se podía quemar, después de un par de horas, yo comía de sus manitas sus nacientes progresos en las artes culinarias.
El transcurrir de la semana pasó rápido entre mis obligaciones escolares y mis preparativos, para ingresar a la UNAM, me traían en jaque, ya que las vueltas hasta la C.
U.
, eran casi de diario, para conseguir mí ingreso, por lo que se llegó el sábado por la tarde, ya sabía de qué vendrían “las diablillas”, entre ellas Jaqueline “la barbi”, mi cabeza pensaba en la manera de cómo hacer que ellas se llevaran a mi Jenny, a dar la vuelta y quedarme a solas con “la barbi”, pero no encontraba un motivo congruente, en eso el timbre sonó y bajó mi Jenny a abrir, obvio eran ellas que llegaban puntuales, se sentaron todas en el comedor, platicamos brevemente, en eso se dice Perlita, que iban a ver ropa y cosas y que hoy no bailaría Jacqueline, ya que estaba falseada de un tobillo, pero que saldrían y que sí se podían llevar a Jenny a esos lugares y que regresarían en unas dos horas o más, por lo que le di el permiso de salir con ellas a mi nena.
A los pocos minutos que se habían ido, volvió a repicar el timbre, por lo que bajé a abrir, y era Jacqueline, que se había regresado del grupo de las cinco, la hice pasar y nos subimos al cuarto, ya dentro me comento que les dijo que mejor se iba a su casa, ya que le molestaba caminar, y que ya se veían en la semana siguiente, pero me dijo que ellas regresarían de dos a tres horas más tarde, por lo que entendí, que ellas se pusieron de acuerdo en sacar a mí Jenny y fingir Jacqueline dolor para caminar, ¡ese era el pretexto para estar a solas conmigo! .
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Regresaré a la brevedad con el siguiente capítulo, el que espero con ansiedad terminarlo en unos días, para que la página lo publique para todos ustedes, pido una disculpa, por haber cortado esté capítulo, mis ocupaciones profesionales como médico me dejan extenuado, pero existe un compromiso con ustedes mis amables lectores, seguidores y fans, a los que agradezco sus amables comentarios en mi perfil o en los paneles de cada capítulo que se autoricen, un saludo y hasta pronto, volveré con el siguiente.
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