El Baldío y El Mirador. 8ª parte.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
“Breves e intensos fragmentos de mi adolescencia”
Siguen mis recuerdos como un calmado afluente que se descarga en el océano de mi pluma y que me hace plasmar pausadamente palabras, que por un momento de mi vida quedaron varadas, cual velero atracado en un muelle por décadas; sigo la continuación propia de la manera siguiente:
Mi vida “en pareja” continuaba con mi Jenny, ella ya había cumplido sus doce añitos y le hice una pequeña reunión con sus amigas obvio las cuatro “diablillas”, que siempre estaban juntas, le compré un pastel, una gelatina artística que me hizo la dueña del edificio donde vivíamos en la azotea, para mi nena y demás cosas para llenar un platillo desechable y degustáramos los seis en el cuarto, obvio los regalitos de cada una a mi nena la hacían feliz en ese momento, yo igual haciendo un esfuerzo le compre un walkman de esos que se usaban con casetes y se colocaban en la cintura con sus audífonos, después de esa pequeña reunión de cumpleaños, despedimos a las demás nenas y mi Jenny ya a solas me fue mostrando sus regalos, entre todos había un labial, un maquillaje, un conjunto de brasier con bikini rosita pastel y en el último unos casetes de música hawaiana, los cuales rápidamente escuchaba en esa grabadora que a la cintura se ajustó mi Jenny, quien estaba feliz escuchando música, cuando el sueño la venció en la cama, por lo que le quité los audífonos apagando el aparato y la cubrí, yo igual me recosté a su lado y caí profundamente dormido pensando en la fecha en que los padres de Jaqueline se irían a Argentina y ponernos de acuerdo entre ellas y yo, del día que nos encontraríamos en esa mansión.
Se llegó el siguiente fin de semana y cómo siempre las cuatro “diablillas” llegaron a ver a mi Jenny, que ya las esperaba lista con su atuendo, para ensayar con Jaqueline “la barbi”, por lo que me salí para que ellas tuvieran más privacidad con lo que hacían, y para qué enseguida Miriam me alcanzará donde estaba leyendo una revista de esos tiempos de box y lucha, ya que también soy muy aficionado a esos deportes y en su momento de mi juventud entrené en un gran gimnasio de lucha libre al lado de los ídolos de esos tiempos de la década de los 80’s, quienes me enseñaron el arte del pancracio, pero yo nunca subí a una lucha con público, ya que pagaban muy poco por darte y llevarte tus buenos madrazos en el ring; bien me salí un poco de lo importante, pero lo retomo nuevamente.
Deje mi lectura de la revista a un lado poniendo atención a lo que Miriam me decía, que el martes próximo se irían los papás de Jaqueline y que el miércoles querían que las viera ahí, por lo que acepté esa invitación y pensando, ¿qué haría con las cuatro mini mujercitas en la soledad de esa casona?, por lo que mientras platicábamos, cómo iba yo a entrar en esa casa y los detalles, para que los vecinos no sospecharan de mí y me fueran a confundir con algún delincuente o algo así, pero a la vez me sentía excitado por pensar en las acciones que se desarrollarían entre los cinco, ¡mi pene sentía que se desprendía a gotas el pre-semen!, marcando una mancha a un lado de la bregueta de mi jean, lo cual Miriam de inmediato vio de una forma disimulada, pero regresaba la vista a volver a ver mi lateral de la bragueta, ¡qué de fantasear lo que se avecinaba en unos días cabeceaba insistentemente!, discretamente ella y con una de sus manos fue a jalar mi porción masculina, diciendo ¡bájate el cierre y vamos atrás del cuarto!, yo obediente caminé a ese lugarcito oculto entre macetas, ella se agacho y rápido me daba un exquisito lingual que no tardo ni tres minutos llenándole su boquita de mi láctea formula juvenil, toda esa porción que le vertí en su boca se la pasó, además de que me limpió el pene de los residuos con su lengua, ¡esta Miriam sabía muy bien hacerme acabar pronto de esa manera!, salimos a donde estábamos en un principio y seguimos platicando el asunto, ¡para ese miércoles!
Ansioso de que llegará ese momento me la pasé, tres días antes en el ERUM cumpliendo mi trabajo de jefe de paramédicos, el lunes todo el día me la pasé en la UNAM, para ver lo de mi ingreso a esa máxima casa de estudios, el martes me notificaron que tenía que presentarme a elaborar un examen de admisión a esa universidad, que era para una semana posterior a la notificación, así que estaba feliz ya que por fin mi sueño se haría realidad de ingresar a una de las universidades más importantes de mi país México, de gusto tomé a mi Jenny de la mano y salimos a comer y festejar mi futura entrada a la carrera de medicina, por la noche llegamos al cuarto de azotea, tomamos un café con unos trozos de pan tostado y jalea, para irnos a la cama a dormir juntos y abrazados cómo siempre, ¡mi Jenny se quedó dormidita al igual yo!
Miércoles por la mañana me doy una ducha con agua fría, salgo y me visto normal con un pantalón de mezclilla una playera, desayuno con mi “mujercita” y le comento que tengo que ir al ERUM a conseguir unos libros para comenzar a leer, para la aplicación de mi examen y que a lo mejor llegaría tarde, ya que sacaría fotocopias y apuntes, además de que iba a esperar a un médico del turno nocturno que es mi amigo, para que me asesore, ya que él también es catedrático en otra universidad y sabe de esas examinaciones que les hacen a los futuros estudiantes de medicina, así que sin problemas salí de ahí, dejándole dinero a mi nena, para que comprara para la comida y cena de ella, pero yo sabía que la dueña del edificio le daba los alimentos cuando yo no estaba, así que tomé rumbo a la casa de Jaqueline.
Apersonándome en la puerta de esa residencia, con cierto nerviosismo toque el timbre del interfono y casi al instante la dulce voz de Jacqueline se escucha, ¿Quién es?, con voz quebrada que me salía en ese momento, digo ¡yo, yoo, soy Marvin!, espera tres timbrazos y empuja la puerta, ¡aquí estamos todas esperándote!, ok; ya estando dentro escucho muchas risitas y voces detrás del acceso a la enorme sala o living como así se le nombra, entro y wow, ¡las nenas todas me recibieron en traje de baño!, ya que estaban en la alberca de esa casa, me condujeron hasta ese lugar y más sorpresas había, ¡otras nenitas que no conocía!, pero que eran amigas de Jaqueline que tenían permiso para estar en ese lugar, una a una me las fueron presentado, hasta que tomé por el hombro a “barbi”, y le pregunté ¿qué, porqué tantas nenas estaban con ellas?, me jaló dentro y hablamos las principales Jaqueline, Miriam, Liliana y Perla, de que ellas las habían invitado ya que les platicaron de mí y ellas las animaron a tener algo conmigo, ya que algunas de ellas ya no eran vírgenes, pero otras sí, y quieren aprender a hacer el amor “las vírgenes”, ¡pero qué quieren que sea yo, las que las instruya en esa primera vez!, ¡la verdad me saque de onda!, pensé ¿de dónde sacan tanta perversión estas cuatro “diablillas”?
¡Bueno, bueno mis “putitas”!, cómo le vamos a hacer para que ellas no digan nada de lo que pasé aquí, >>> ay Marvin ya hablamos con todas y ellas al igual que nosotras son calladas y discretas en sus casas, >>> bueno sí es así como dicen ustedes, por mí no hay problema, ¡las hago mujercitas a todas!, >>> ji ji ji, ¡sí, pero para calentarlas a ellas nos tienen que ver a nosotras contigo haciéndolo!, del otro lado de la alberca esta un lugar donde mi papi juega billar con sus amigos y el espacio es grande, yo creo que ahí cabemos todas juntas, ¡y así ellas nos observan cuando nos cojas, sí!, >>> pues sí sería bueno ese lugar, a ver llévenme a ver ese espacio que dicen, >>> mira el espacio es grande, hay bancos acojinados para que se sienten la mayoría, y nosotras para que nos hagas rico, tenemos la mesa de billar y esa otra mesa grande dónde juega naipes mi papi, ¿te gusta el lugar?
Pasadas las once del día, mientras ellas disfrutaban la alberca con las demás, fui para la sala y de la cantina privada me serví un par de whiskis con agua mineral y hielo, me sentí nervioso, por lo que estaba a punto de pasar, en eso entró Perla y de uno de los refrigeradores me picó queso, jamón y otras carnes frías, mientras me pasaba esos vasos de licor, luego entró Jaqueline y me dijo que ya estaba todo listo en ese lugar, que ya había puesto cobertores en las mesas y que todo estaba en orden con las demás nenas, así que apuré mis sorbos y me dirigí a ese lugar, enseguida llegó Liliana junto con Miriam las que se acercaron a mí, ¡pronto ellas se despojaron de sus diminutos bikinis!, y comenzamos una buena pasada de besos entre los tres, sus cuerpos en desarrollo así como sus pechos eran lamidos por mi boca, mientras ellas por encima de mi pantalón me sobaban el paquete y a la vez me iban desbraguetándo, sus hábiles manitas de a poco se iban apoderando de mi erección que estaba al máximo, por lo que las ayudé a quitarme el cinturón y bajarme ese vaquero, luego mi bóxer ellas me lo retiraron con rapidez, en eso llegaron Jaqueline y Perla, quienes se unieron a sus antecesoras e igual ellas se despojaron de sus prendas de baño y justo en mi rodilla que flexionada al frente por estar sentado en uno de los bancos altos, Jaqueline se daba a darse unos tallones en su monte de venus a manera de baile erótico, Miriam se daba un festín con su boca en mi glande el que absorbía y lengüeteaba con destreza, Perlita se daba dedito en su ranurita, pero veía todo lo que estábamos haciendo, Liliana me jalaba una mano a manera de que la tocara de su conchita que ya estaba jugosa de excitación, así que tomé a la anfitriona Jaqueline y la acomodé en la mesa de billar, me acomodé entre sus piernas y unas breves pasadas le di a su rajita rubia y comencé a introducirme en ella, su labio inferior de la boca lo apretaba con sus dientes, unos minutos le di un vaivén muy suave en su apretado estuche, hasta que sentí su lubricación mojar el tronco de mi pene a la mitad, de ahí tome a Perla y acostada con sus piernas abiertas me esperaba, la que con igual calma y cuidado le fui presionando la introducción, quien me aceptaba casi igual que Jaqueline sólo a la mitad e igual unos minutos hasta que sentí que mojaba sus breves labiecillos vaginales, de ahí pasó Liliana a la que lentamente y de pie la fui penetrando, ya que se subió a una reja de refrescos y así casi estábamos a la altura unos breves instantes y soltó una caliente lluvia dorada, la deje y Miriam ocupó el lugar vacante, así que de unos breves movimientos esta nena ya se había comido correctamente mi pene, ella ya estaba más acostumbrada que las demás ya que un primo, desde tiempo atrás le hacía sexo cada fin de semana, pero aun así la trataba con calma y cuidado, no dejaba de ser una preadolescente, con esta nena me entendía bien, ya que me dejaba vació por su manera de apretar mi pene, ¡era una nena muy caliente!
Las otras cinco nenas que recién conocí esa mañana, dos estaban afuera y veían a través de una de las ventanas las acciones que hacíamos mis “diablillas” y yo, mientras las otras tres estaban, una muy cerca viendo como disfrutaban sus amigas de las penetraciones que les daba y las otras dos sentadas en esos bancos acojinados atentas a todo lo que se hacía en la mesa de billar, pero tocándose sus vulvitas por encima de sus trajes de baño, las escenas que observaban hacían que sus núbiles cuerpecitos se excitaran, ya que las nenas de los bancos emitían ciertos pujiditos parecidos a los gemiditos de mis “diablillas”, quienes repetían las penetraciones que les daba, una y otra vez yo cambiaba de orificios vaginales al grado de tenerlas tendidas en la mesa de billar a las cuatro, esperándome con sus piernitas abiertas para su respectivo turno, más de 40 minutos las estuve penetrando por espacios de 2 a 3 minutos a cada una, cuando sentía la necesidad de eyacular y estaba dentro de alguno de esos estuches, me salía y cambiaba de vaginita y así es que aguantaba las ganas de botar mi lácteo elixir masculino, además que no quería venirme dentro de alguna, ya que mis “diablillas” todas tenían sus periodos de una manera normal y sin atraso alguno, así que cuando ya no aguante más, me despegué de Perlita empuñé mi pene y solté varios disparos tratando de que a las cuatro les cayera algo de semen y así fue, con potencia a cada una un chorrito de leche les iba cayendo en sus pancitas, piernas y conchitas, esa vez acabé de una manera extraordinaria ya que hasta las piernas me temblaron a la culminación de esa vertiente que dispersada se veía en esos cuerpos de nenas deliciosas, ya medio se pasaba mi excitación y a un lado de mí, ¡la nena mirona la jalé de su brazo!, y la puse entre las piernas de Jaqueline, que es a la que le cayó mi leche fuera de su conchita y le dije ¡pásale la lengua en su cosita!, la nenita parecía una gatita con su lengua, sólo la punta tocaba y la volvía a meter, hasta que se animó por lo que le decía y llamó a las otras de sus bancos a que también pasaran sus lenguas en Perlita, Liliana y Miriam, ávidas las tres dejaron limpias a mis “diablillas” con sus lenguas y boquitas de ángel.
Sentado en uno de los bancos observaba, lo que las nenitas le hacían a mis recién muñecas penetradas, en eso entraron las dos, que por una de las ventanas vieron todo y trían unas charolas con vasos de jugo para todas y para mí, las observé detenidamente ya que traían aun sus trajes de baño y sandalias altas, ¡muy hermosas nenas!, de entre esas cinco que recién me habían presentado dos de ellas destacaban en altura y cuerpo, por lo que al verlas y después de haber pasado escasa media hora mi excitación regresaba y cómo detonante una buena erección daba inicio en esos instantes, Miriam al verme en ese estado se fue a sentar a mi lado en otro banco y comenzó a pajearme lentamente lo que los ojos de las demás se fijaban en la destreza que imprimia Miriam en mi falo que al jalarlo hacia atrás de la piel, me pelaba el glande en toda su expresión, llamó a una de las nenas e hizo que pusiera su mano y la instruía cómo debía pajearme, yo sólo escuchaba su didáctica conversación, la nenita ya empuñando en su manita blanca como la leche, me hacía esos movimientos por lo que me llevaba al cielo sentir esas sensaciones, luego otra igual me hacía la paja y así fueron pasando todas a excepción de mis “diablillas”, que sentadas en el borde de la mesa de billar miraban con atención las maniobras que yo era objeto de parte de las cinco nenitas, mis manos ambas acariciaban esas culitos macizos y las entrepiernas de ellas, de las que estaban de pie, en mi excitación les preguntaba, ¿quiénes de ustedes ya se ha comido uno como este?, la más bajita de todas me dijo yo, con el chofer de la casa, y otra de ellas me dice que igual ya no es virgen, ya que su abuelo la monta de vez en cuando, otra me dice que también a ella un profesor que le da clases particulares de piano la rompió hace unos meses y las otras dos me dicen que son vírgenes, pero que quieren que les haga lo que les hice a las “diablillas”, así que me incorporé y al caminar unos breves metros a la mesa de billar, las nenas veían cómo mi pene se iba balanceando de un lado a otro.
Así que llamé a la más bajita de todas que por cierto se llama Paola, la ubique con cuidado sobre la mesa, “mis diablillas” y las demás se fueron a sentar en los bancos para observar lo que ellas ya se imaginaban, Paolita tu déjate llevar por mí, si sientes dolor que no soportes me avisas y me retiro de ti, ok, ¡sí señor, yo le digo!, me abrió sus piernitas para ubicarme entre ellas, mi mirada se centró en esa delicada vaginita con escasos vellitos, la cual vi muy pequeña para penetrar, pero Liliana me dice ¡métesela, Pao ya come!, así que con cuidado le separé sus pétalos inferiores con mis dedos y con la otra mano coloqué mi puya, Paola ya estaba lubricada, mi glande fue absorbido lentamente, y seguía su camino dentro suyo, no había dolor en esta chica, así que fui más adentro, sin sentir ella albergaba en su totalidad mi masculinidad, en ese momento me imaginaba a Miriam que me come todo cuando se lo hago, entraba y salía de una manera cuidadosa, de momento ella comienza a alzar su cadera y a bajarla, sólo unos minutos la tuve bien penetrada y llamé a otra de ellas, le dije que se acomodará igual que Paola, ya una vez que se había retirado el bikini, me salí de Paola, quien no me soltaba ya que sus piernas las entrelazó en mi cintura y me tenía encerrado dentro de ella, en eso aflojó sus piernas y me pasé a su lado con Vianey una de las culoncitas que me llamó la atención, me abrió sus piernas e igual con calma le fui ubicando mi cabeza de hongo y comencé a penetrar hasta que ella solita se afianzó a mis brazos que sostenidos estaban de la mesa y se jaló hacía el encuentro interno de nuestros sexos, esta nena en cuestión de unos segundos ya me tenía enterrado en ella, ¡qué calidez me brindaba su breve intimidad!, y que lubricación se sentía en el cuerpo de mi pene por las entradas y salidas que le daba, igual que a Paola unos minutos para que le hiciera una seña a otra de ellas de nombre Marina y lo mismo estas nenas estaban ya con un buen tiempo haciéndolo antes de mí, ya que no había quejas, solo gemiditos y pujidos al inicio, pero de ahí para adelante ellas solas se sabían mover, obvio no cómo mujeres, pero sí a su manera, pasó lo mismo que mis “diablillas”, me pasaba de vaginita a vaginita, creo que esta vez fue más tiempo el que duré penetrándolas, al final las regué de leche abundante en sus cuerpitos, pareciera de fantasía o de una mente perversa, pero entre las seis que eran observadoras se fueron a lengüetear mi esperma de los cuerpecitos de Paola, Vianey y Marina, yo sólo apendejado miraba esas acciones que ellas hacían, ¡sin que yo les dijera que lo hicieran!
Eran las casi 4 de la tarde y me fui a recostar a una se esas sillas de alberca que se hacen camilla y el sueño me fue venciendo, de ahí me despertó una de ellas y me dijo que ya estaba lista la comida y fui con ella al comedor, donde ya las demás me esperaban para degustar las artes culinarias que ellas habían cocinado, una hora después y de haberme tomado otro par de whiskies, me dicen que, ¡ya es hora de jugar otra vez! .
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Espero lean hasta el próximo episodio de esta trama intensa, esa misma tarde me lleve ese par de virguitos tiernos en la casa de Jaqueline “la barbi”, espero no se lo pierdan, lo estoy terminando y en breves días lo remitiré para su publicación respectiva.
Acepto todo tipo de comentarios y críticas, las responderé a la brevedad, ya sea en el panel de este capítulo, sí es que se autoriza o en mi perfil, saludos a todos y hasta pronto.
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