El Circo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mariacristina.
Fuimos con mis padres a una ciudad del interior donde viven mis tíos y al día siguiente de llegar, nos propusieron ir a un circo que ofrecía las últimas funciones ese fin de semana. Finalmente, sólo iríamos mi hermanito menor y yo, con la tía, porque mis padres decidieron aceptar otra invitación para ir a cenar a casa de otros parientes de mi madre, en el mismo pueblo.
Feliz de comenzar a disfrutar de las vacaciones del Cole, me imaginaba cómo sería el circo, la arena, los payasos, los animales.. pensando sólo en eso, me puse una falda suelta pero algo larga –no me permitían aún usar mini- de una tela de algodón liviana, le dicen bambula o algo así, de color marrón claro y una blusa mangas cortas color beige, a tono con la pollera. Recuerdo que iniciaba el verano y hacía bastante calor. Al llegar, ya estaba obscuro y ante la boletería se agolpaba mucha gente y como la tía no quería que nos separásemos por temor a que nos perdiéramos entre la gente, hizo pasar a mi hermanito –entonces de 8 años- delante de ella y yo a su costado, algo atrás porque había un sendero estrecho con caños a los costados hasta llegar a la boletería.
Por eso quedé detrás de la tía y entre empujones de la gente, sentí que algo me venía rozando las nalgas y quedé expectante, porque al momento lo sentí con más nitidez. Tímidamente intenté mirar con disimulo hacia atrás.. lo que recuerdo era que se me venía pegando a mis nalgas un hombre mucho más alto que yo –mi cabeza apenas le llegaría al pecho- y con un quepis obscuro, bien pegado a mí mientras me manoseaba las nalgas. Como era corpulento, me dio la impresión que cubría todo el pasillo y recuerdo que lo primero que pensé fue: “es un hombre… es grande, nadie me verá de hacia atrás, porque era una persona ancha de cuerpo”.
Para entonces sentí como dos empujones más fuertes y algo que se mantenía oprimiendo una nalga y luego del segundo empujón, se fue corriendo hacia el medio. Yo era bajita, menuda, ni habré tenido los 1,60 de ahora pero ya comenzaba a tener las nalgas levantadas y las compas me decían que las tenía en forma de pera, como un poco separadas pero turgentes. Como la cintura la tengo muy estrecha, pude sentir después una mano que me pareció enorme porque me cubría desde las costillas hasta el hueso de la cadera y como que pareció sostenerme o que se apoyaba casualmente, entre un empujón y otro de la gente. Para entonces ya nos acercábamos a la ventanilla de la boletería y allí sentí como que me estiraban hacia atrás, dos manos apoyadas en mis caderas. suavemente al principio pero luego más firmemente y al mismo tiempo, me pareció notar que algo se introducía entre mis nalgas con más fuerza… pero por debajo de la pollera.
Comencé a entender más claramente lo que me estaba pasando y mi primera reacción recuerdo que fue mirar hacia los costados, para percatarme de si alguien me observaba. Pero todos estaban hacinados a la vera del caminero, intentando entrar a ese sendero para acercarse a la boletería y nadie hacía caso de nada. También recuerdo otro pensamiento que tuve: cómo un hombre ya mayor, se siente atraído por una simple chiquilina, como yo me consideraba entonces. No pude evitar sentir algo de orgullo femenino al sentirme atractiva o deseada, pues para ese momento ya me quedaba claro lo que estaba pasando con el hombre que tenía atrás y bien apoyado en mí. Es cierto que para ese tiempo ya comenzaba a acostumbrarme a las miradas codiciosas de los varones o a que me siguieran diciéndome cosas cuando caminaba hacia el cole (lo que hacía que comenzara a contonear las nalgas, más provocativa) y alguna vez, sentí algún roce que me pareció intencional en el bus, principalmente cuando regresaba del cole, a la tardecita y ya obscureciendo.
Entonces lo sentí mejor: había introducido rápidamente “aquello” bajo mi pollera –no eran sus manos, era algo resbaladizo y duro, tibio y algo mojado- que lo sentí de pronto bien entre mis piernas.. como si hubiera estirado el elástico de mi bikini hacia un lado.. fue una sensación rápida, sin dolor ni molestia alguna.. apenas un “empujón” entre mis labios vaginales.. y luego nada más. Me sentí tan excitada que me temblaron algo las rodillas..
Mi tía compró los boletos y comenzó a dirigirse a la salida que era hacia el frente, pasando la ventanilla, por otro caminero que conducía a los accesos del circo. Entonces y antes de pasar yo frente a la boletería, sentí claramente que me palpaban las nalgas por encima de la falda con una mano que otra vez me pareció muy grande, porque me tomaba casi las dos nalgas a la vez y me pareció que un dedo me palpaba en medio de las dos nalgas. Sentí como un escalofrío, tanto de la sorpresa como también por la sensación que me dio la inesperada incursión en una parte tan sensible. De golpe, el vacío… avanzamos, volví a mirar fugazmente y con timidez hacia atrás y pude ver al hombre parado frente a la boletería, algo robusto y grande, con una chaqueta, un saco o algo así colgando de un brazo. El detalle me hizo pensar que con esa prenda, tenía cubierto lo que estuvo haciendo un rato antes. Me sentía sofocada, con una sensación indescriptible.. y me seguía poniendo más húmeda cada vez.
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Luego entramos al circo y las graderías de madera no eran tan altas, desmontables y se colocaban en cada lugar donde montaban la carpa. Adelante le decían Platea, con sillas metálicas colocadas en torno al redondel con arena, pero cuando habíamos llegado ya no quedaban boletas para ese sector y además, ya casi todas estaban ocupadas. Un acomodador vio a mi tía y como era una señora, le pidió que ocupara una de las últimas sillas vacías, en la parte de atrás de la platea. A ambos costados de ese pasillo, las graderías de madera estaban también colmadas de gente, porque la carpa de ese circo no era tan grande y evidentemente, la cantidad de boletas que vendieron superaba la capacidad del local. Con mi hermanito quedamos parados detrás de la silla de la tía y luego, como él era más pequeño, le hizo pasar adelante y lo sentó en su regazo –ella llevaba pantalones- y así quedé detrás de ella, apoyada en el respaldo metálico de la silla.
Todavía sentía una sensación indescriptible por lo que me había pasado antes de entrar, en el pasillo para comprar los boletos. Parecía como si volvía a sentir la forma en que se me había apoyado algo en las nalgas y también la forma en que después sentí que me acercaban una mano que me pareció enorme, porque me tomaba ambas nalgas a la vez… y un dedo que se atrevía a insinuarse justito en el medio, al principio como un leve roce pero luego mucho más directo y firme..
La gente seguía entrando y comenzaron a agolparse detrás de mí y a mis costados, porque el espectáculo comenzó y un payaso con un micrófono en forma de enorme corneta recorría el círculo anunciando el comienzo del show. Al sentir que los de atrás presionaban para mirar mejor, comencé a quedar algo apretada contra el respaldo de la silla y con algo de temor por lo que pasó antes, me moví un poco más hacia el costado para no estar tan lejos de mi tía. Entonces volví a sentir algo que se iba apoyando en una de mis nalgas.. parecía ser el dorso de una mano y alisé mi falda hacia ese costado, pero sin atreverme a darme vuelta, sólo miré con disimulo hacia un costado y me percaté que casi todos detrás de mí eran varones, sólo estaba una señora con una nena y al momento la hicieron pasar hacia adelante, la mujer quedó a mi costado e hizo pasar a la nena delante suyo. La niña se ubicó entre dos sillas de la última fila y la señora (recuerdo que tenía el pelo corto, era medio gordita y habrá sido de unos 30 años más o menos) también quedó apoyándose en el respaldo de una de las sillas.
El roce que sentía detrás se hizo más notorio, me parecía sentir como el nudillo de un puño cerrado que me rozaba una de las nalgas insinuándose hacia el medio y de golpe, dejaba de sentirlo, como si lo retiraba para después acercarlo nuevamente. Cuando el show comenzó y la gente aplaudía y se reía, me pareció que el grupo detrás de mí estaba como más compacto y la gente se apretujaba. De pronto tuve conciencia de que la tela de esa falda era muy liviana, de un algodón tipo bambula o estilo hindú; y pensé que el que estaba detrás de mí me podía sentir el cuerpo como si no tuviera nada.. entonces sentí que algo duro y rígido se apoyaba con firmeza entre mis nalgas y era evidente que era una persona mucho más alta que yo, porque sentía que “eso” casi no llegaba a la parte baja de mis glúteos, como que quedaba por el medio.. Permanecí quieta un momento, y sentí como un vaivén de atrás hacia adelante.. sí, me estaban empujando con firmeza y creo que fue recién allí que comencé a sentirme turbada, pero también como motivada con una sensación de calor que ya la conocía desde poco tiempo antes, cuando veía escenas románticas y sensuales en las telenovelas. También me pareció tener más sensibles la puntita de los senos, que entonces los tenía como dos pelotitas de tenis..
Me sorprendió la reacción que comencé a tener pues la sorpresa inicial quedó atrás y me pareció que comenzaba a tener ganas de sentirlo mejor; aunque algo desconcertada, me pareció que el apiñamiento de gente se hacía cómplice de lo que estaba pasando y para cuando eso, las luces se fueron apagando y casi reinaba la obscuridad bajo la carpa, porque los reflectores iluminaban la parte central de la arena. Estaban haciendo cabriolas una pareja de hermosos caballos pero yo casi no prestaba atención a lo que estaba pasando en el ruego, y conste que me enloquecía ir al circo y vivir ese ambiente peculiar, con los aromas de los animales y los artistas que desfilan uno más osado que otro, con los trapecistas balanceándose en las alturas. Pero esa vez, estaba más concentrada en lo que me estaba pasando porque también detrás de mí pero hacia mi costado de la izquierda, se colocó otro hombre que desde que se acercó me hizo sentir otra mano o a veces parte del antebrazo que dejaba colgado justo sobre mi nalga y me oprimía constantemente.
Más de una vez mi tía giró hacia mí la cabeza preguntándome cómo estaba y yo enseguida le contestaba que todo bien, porque delante de mí estaban todos sentados y la visual que tenia era muy buena. Pero recién quedaba tranquila, cuando volvía ella a concentrarse en la pista del Circo, y creo que fue en ese momento que decidí acomodarme mejor, bien apoyada en el respaldo y pisé sobre el hierro que tenía la silla abajo, en la parte de atrás, quedando yo en esa posición “un poco más alta”. Cuando conscientemente retrocedí la grupa hacia atrás, apenas un poquito, sentí enseguida algo entre las nalgas, ya más abajo pero deslizándose bien sobre mi misma piel… y me oprimió con firmeza: era algo como que resbalaba y volvía a salir..
Comencé a sentir como palpitaciones entre las piernas.. (sin haberlo querido, me estaba poniendo cada vez más húmeda) y fue una de las primeras veces que sentí una verdadera excitación, que se iniciaba tímidamente pero que iba aumentando de a poco. Cuando subieron los trapecistas por una larga escalera de cuerdas, aproveché para mirar hacia atrás de reojo y confirmé que quien estaba bien detrás de mí era el mismo señor que me había apoyado en el pasillo y que me hizo sentir “rápidamente” la introducción de esa enorme cosa apretando mi vagina y abriéndose paso un poquito. Para entonces, el otro que estaba a su lado pero bien pegado a mí me comenzó a tomar la nalga de ese lado, la izquierda, y como que me levantaba un poco la pollera para poder agarrarla mejor. Coqueteando, hice un cambio en la pierna de apoyo y recuerdo que hice como un bamboleo de las nalgas pasando un pié algo más adelante y en el mismo momento, me pareció que me ponían una rodilla entre mis muslos y mi primera reacción fue cerrar más mis piernas.
Pero la presión continuó y al momento, obediente, comencé a abrir un poco más las piernas, hasta llegar cada zapato al extremo del hierro de debajo de la silla, sobre el que estaba pisando. O sea, recuerdo que me “acomodé” mejor.. inclinándome un poco hacia adelante..
Y allí sí ya sentí nuevamente la misma “cosa” cabezona y resbaladiza que me abrió levemente los labios de la vagina en el obscuro pasillo, pero esta vez ya con más firmeza, comenzó a entrar un poco más… hasta que percibí la sensación de lo grueso y caliente que estaba teniendo entre mis piernas. En el manoseo previo, ni me percaté cuando estiró nuevamente la elástica goma de mi pequeño bikini hacia un costado. De seguro, empuñaba ese garrote tibio con una mano, porque con firmeza se abrió paso en mi pequeña vagina y me obligó a empinar un poco más las nalgas hacia afuera, empujándome hacia arriba con la punta de la sandalia.. y allí pude sentir cuando fue entrando y comenzó a moverlo en vaivén, como un émbolo, agarrándome más fuerte de la cintura.. y me sentí como indefensa.. ¡es que ya estaba bien empalada!
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Y me dejé llevar. Al rato sentí algo duro que me apoyaba el otro hombre y muy de reojo observé hacia ese lado. Era un hombre cuarentón, bien moreno y de pelo algo canoso. Cuando volví la vista hacia el ruedo, se acercó más apretándome desde ese lado y sentí dos cosas duras moviéndose entre mis nalgas, como que me refregaban y empujaban de abajo hacia arriba. Uno de ellos apoyó la palma de la mano justo en el medio y comenzó a estrujármelas como si fuese el dueño de lo que estaba agarrando. El otro, con cada empujada me obligaba a llevar el cuerpo otra vez hacia el que estaba bien detrás de mí y así me tuvieron como más de media hora. Percibí algún movimiento a mi derecha y entonces ví a mi lado que a la señora algo rellenadita le estaba pasando lo mismo, tenía un hombre detrás suyo que parecía que desde hacía rato le tenía colocaba una mano en la cintura –justo a mi lado- y la estiraba hacia atrás, mientras parecía que por momentos doblaba algo las rodillas para empujarle con más fuerza.
Ella estaba algo sonrojada, seguía concentrada en el circo como si no estuviera pasando nada.. pero me dí cuenta que también ella inclinaba de tanto en tanto la cabeza hacia adelante, como si fuera que estaba colocando mejor la grupa para que la siguieran empujando. Eso fue muy revelador para mí, a esa edad: una mujer bastante mucho mayor que yo y que no estaba haciendo ningún escándalo, aceptando lo que estaba pasando con normalidad y más aún, también parecía estar disfrutando..
Como en cada agarrada sentía que levantaban algo de mi falda hacia atrás, se me ocurrió pasar la mano para alisar la falda desde las nalgas hacia abajo. Y esa sí fue una sorpresa: mi manito quedó paralizada cuando sentí algo tibio, duro y que me pareció e-nor-me, que se refregaba contra el dorso de mi mano. Era ESO lo que tuve dentro, ensanchándome la entradita de la vagina, un rato antes. Pero sin retirar la mano la dí vuelta, con la palma hacia atrás y de inmediato me la colocó completa en la mano.. recuerdo que me llegaba más allá de la muñeca.. dejé un momento la mano y cuando la estaba retirando, me apoyaron otra mano en mi antebrazo oprimiéndome con firmeza hacia “eso” que prácticamente ya estaba agarrando.
Pensé retirar mi brazo con firmeza pero quedé quieta, mientras sentía claramente los empujones hacia mi mano y mi antebrazo que se me humedecieron con algo gomoso que después limpié restregándola por mi falda. Sentía arriba de una de mis orejas una respiración casi jadeante y de hacia el otro lado, el intruso se atrevió más –seguro estaba mirando o percatándose de lo que pasaba- porque no sé en qué momento introdujo la mano por debajo de la falda hasta alcanzar atrás la unión entre la nalga y el muslo. Como yo había abierto las piernas en lo que podía, él encontró el hueco y comenzó a restregarme el dorso de la mano cada vez más insistente y osado. Ambos seguían apretándome y era casi imposible que alguien pudiera ver algo..
Volví a pasar la mano derecha hacia atrás como para alisarme la falda y otra vez, la presión en el antebrazo me obligó a dejar la mano a disposición pero ya la llevé con la palma hacia atrás.. era gruesa y larga, cerré ligeramente los dedos para rodearla mejor y al percatarme de la medida me hizo sentir temor de si con “ESO” quería hacerme algo más.. se movió entre mis dedos, como si lo estuviera masturbando.. luego la retiré, para apoyarme en el respaldo y llevé hacia atrás la otra mano. La historia se repitió, y pude percatarme de que la tenía también gruesa pero algo más corta que el alto que estaba detrás de mí. Pero ese fue más osado, porque me tomó la mano y me la estrujó sobre el paquete que probablemente, también lo tenía fuera del pantalón desde hacía rato..
Para entonces y de tanto en tanto, yo apoyaba la pelvis en la parte del respaldo de la silla, lo que aumentaba mi excitación con ese roce adelante. Me ayudaba el vaivén por los empujones que me daban de atrás¸ y recuerdo que me apoyaba firme en los pies para no mover tanto la silla de la tía. El señor que la tenía e-nor-me según pudieron apreciar mis manitos, se colocó bien detrás de mí y con firmeza, me sobó con fuerza las nalgas nuevamente, como sintiéndose ya “dueño” de esa chiquilina cada vez más excitada. Y me abrió las paredes de mi conchita, ya muy lubricada para entonces, metiéndome creo que la mitad o más de esa cosa morcillona.. me sentí atrapada y casi intento esquivarme, pero ya estaba dentro. Sentí el empujón más fuerte y creo habrá entrado un poco más, por la sensación de estar bien distendida en mi pequeño hueco.. no pude aguantarme, deslicé disimuladamente mi mano hacia abajo y al hacer el primer vaivén frotando entre mis piernas comencé a agitarme y a sentir como espasmos involuntarios que no podía evitar ni disimular. Allí el señor me dio otro empujón, yo levanté más mis nalgas y creo que pudo entrar todo.. porque quedó quieto un momento, dejándome así empalada.. y después comenzó también él a agitarse como con convulsiones, que yo también las sentía porque repercutía en todo mi cuerpo, a partir de “ese” lugar donde me tenía bien ensartada.. Fue el primer orgasmo “en serio” de mi vida. Cuando lo sacó, sentí como si me vaciaran algo. Silenciosamente, ambos desaparecieron y un rato después terminó la función.
Después.. fueron muchas las noches que me volvía el recuerdo nítido de todo lo que me pasó esa noche y volvía a sentir de nuevo una excitación aumentada por los recuerdos. Comenzaba a acariciarme lentamente, luego más y más rápido, ya bien lubricada. Mi juvenil inocencia se fue convirtiendo en nuevas sensaciones de mujer, con ayuda de todo lo que me estuvo pasando.
Siempre me gustó el circo. Jaja.. y bueno, desde entonces, creo que mucho más…
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