El embarazo y mi suegro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi suegra había caído en desgracia con su enfermedad y yo embarazada de 7 meses sumaba para volver a juntar la condición de vivir con ellos al menos por un lapso de reacomodamiento.
Mi marido se sentía mas tranquilo si me iba a su casa dado que trabajaba de noche y entre mi estado y su ñoñez de nené gagá decidí evitar discusiones y hacerle caso.
Era mi primer embarazo y todo venía bien salvo en mi interior la falta de sexo por tener un esposo genial y hasta cargoso pero alejado de mi cuerpo hacía meses dado mi estado.
Mi suegra por su enfermedad tomaba fuertes calmantes que para sus sesenta largos eran muy necesarios; mi suegro es un señor erguido y fuerte de sus misma edad y se mantiene activo para no "entregarse" como dice él.
Es tan atento como mi marido aunque más autoritario y dulce.
Pasaron los días y entre charlas y ayudas mutuas las cosas iban muy bien.
Un par de veces me dí cuenta de la observación de mi suegro a mis espaldas y para mi escozor recordé no haberme comprado mucha ropa de embarazada lo cual hacía que la puesta más de una vez al agacharme darías un espectaculo erótico.
Decidí reprocharme el pensamiento y cuidarme más en mis movimientos.
Una noche después de acostarse mi suegra (rara vez se levantaba) cenamos juntos y en un momento se cayó su tenedor el cual maldiciendo sin enojarse se agachó a recogerlo; confirmé mis sospechas ya que tuve que preguntarle si lo había encontrado al no reaparecer de abajo de la mesa.
Colorado de cara sonrió nervioso mostrándolo y siguiendo todo normal.
A la noche me sentí entre preocupada y raramente excitada.
me masturbé con la situación volviendo a tratar de tomar la normalidad.
El se puso distante y luego de algunos días le dije si pasaba algo.
Nada-dijo lacónico- me pareces lejano sonreí.
Ha veces me pasa con la enfermedad de mi vieja- sonrió forzado.
Se retiraba y quedando de espaldas le pregunté si podía ayudarlo en algo.
Se dio vuelta lentamente tomado del respaldo de la silla y amargamente son cosas internas dijo.
El clima se puso como denso y tirante, crucé mis manos por delante de mi crecido vientre y sonreí más relajada, a mi me pasa lo mismo- acoté.
Me miró con incertidumbre y estiré mi mano decidida, necesito sentirme más acompañada.
La tomó agradeciendo y nos abrazamos como familia.
luego de unos segundos nos miramos y buscó en el fondo de mis ojos, apreté su mano como señal y avanzó a mi boca la cual lo recibió con furor y pasión desenfrenada, me acarició el culo y me bajó el bretel para beberse mi leche pre natal, se tomó su tiempo y me saboreó las tetas como su hijo jamás lo había hecho.
Fuimos a mi cama sin parar de besarnos y con una tremenda habilidad me fué desnudando aquella cálida tarde de primavera, donde me juró que desde que me vió de novia con su hijo me deseaba y embarazada lo fascinaba sabiendo lo energúmeno que era para el amor dado que más de una vez habían compartido alguna prostituta sin que mi marido lo supiera.
Me arrojó desnuda a la cama y empezó a besarme los dedos de los pies, uno por uno.
siguió por el interior de mis pantorrillas hasta detenerse un poco en los muslos y seguir subiendo hasta mi hinchada y afiebrada concha.
La chupó como solo lo había podido soñar y me retorcí de placer descargando una y otra vez mis flujos calientes hasta que quedé quietita de tanto acabar.
Me besó la panza y volvió a la carga con mis tetas hasta depositar su lengua en mi cuello al tiempo que llevaba mi mano a su pija bien parada, salió de arriba mío y se paró al costado de la cama para dirigir la verga a mi boca que la recibió ansiosa.
El me acariciaba mi panza y yo le chupaba la verga y las bolas escuchándolo decir: si putita ahora vas a saber lo que es un macho degenerado-y sobaba mis nalgas- toda la vida quise cogerme una embarazada y viene a ser la que más me gusta la que me dé su cuerpo.
Se montó sin piedad y pese al vientre entró toda, lo abracé de la cintura atrayéndolo más a mi cuerpo y nos dimos besos de lengua sintiendo el ruido de su pija con mis jugos que no paraban de fluir hasta sentir su gel bastante espeso para la edad.
Era su sueño concretado con la pija que generó a mi marido, sentí el orgullo de hembra y mala madre con derecho a vivir sin sentir remordimientos.
Seguimos la historia cuidándonos mucho pero desatando la libido a full, me abrió el culo hasta hacerme cagar y más de una vez pese a sentir náuseas y fiebre me cogía igual sin escuchar mis ruegos los cuales respetaba alguna vez si tenía ganas de beber mi orina.
Nacido el nieto paramos la mano pero con el juramento de seguirla más adelante, al nene le compró de todo y mi suegra pese a todo aún resitía con dignidad su enfermedad sin sospechar que su marido me daba verga a granel.
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