El tío abuelo
Sobre como descubrí el placer de calentar maduros.
Sucedió en mi época escolar, siempre me caractericé por ser una niña buena en todo ámbito, bien portada, buenas notas, buena hija, etc. En ese entonces vivía en mi ciudad natal, una ciudad pequeña de provincia y en un sector que en la época de mis padres era rural pero se fue urbanizando de a poco. Mi abuela y su hermano llegaron a la ciudad por razones familiares y cada uno recibió un terreno, uno en frente de otro; nosotros por supuesto heredamos el de mi abuela, la cual falleció poco antes que yo naciera.
Mi tío abuelo, el «tío Pedro» como lo conocíamos, vivió siempre en la casa de en frente, un anciano solitario, discapacitado por un accidente en su juventud que lo obligó a utilizar muletas toda su vida, siempre lo vimos como el familiar con quien nadie quería tener contacto mas allá del saludo, ya que en palabras de mis padres era un hombre «problemático». El único contacto con él que yo recordaba era que me regaló mi primera gata, ya que su única compañía eran los felinos y vivía rodeado de ellos.
Una tarde volvía yo del colegio junto con mis amigas que siempre me dejaban en mi casa, y como cada día pasamos por frente de la casa del tío Pedro, el cual caminaba por su patio a paso lento con sus muletas, yendo a alimentar a sus gatos. Ese día me percaté de su presencia, cosa que nunca había notado y sentí compasión por aquel anciano solitario. En la cena le comenté a mi madre lo triste que se me hizo pensar en lo solo que estaba para su edad, mi madre me dijo que ella también lo pensaba pero que no era bueno involucrarse con él debido a sus extrañas costumbres. Al día siguiente al salir de mi casa hacia el colegio lo primero que hice fue pasar por su casa y darle un saludo, el me lo devolvió con extrañeza; lo mismo hice a la vuelta junto con mis amigas y nuevamente nos saludó sin saber bien por qué ahora le daba el saludo. Desde ese día cada vez que pasaba por su casa le daba un saludo, para que no se sintiera tan solo pensaba yo. Mi madre me dijo que tuviera cuidado y que no me involucrara mas allá de un saludo, mi padre agregó «ya sabemos como es».
Cierta mañana, como cada día pasé por su casa y como ya era costumbre el estaba en el patio esperando mi saludo, sin embargo esa mañana había algo distinto, me miraba de forma tan fija que me hacía sentir incómoda y al acercarme nos saludamos como siempre salvo por una excepción, en el momento que me saludó me dijo «mira», me acerqué al borde de la reja y el abrió su pantalón y sacó su pene para mostrarlo añadiendo «¿te gusta?». Yo no supe como reaccionar, a esa edad era virgen y nunca había visto un pene, solo me di la vuelta y caminé como si nada hubiera pasado. Ese día no pude concentrarme en el colegio, solo pensaba en la grotesca imagen que había presenciado en la mañana, ese pene rodeado de pelos blancos saliendo del pantalón. En la tarde pasé de saludarlo y pensé en si debía o no debía contarle a mis padres, al final no les dije nada ya que en el fondo me seguía causando pena la situación del tío.
En la noche estando ya acostada seguía pensando en aquella situación, pero el pensamiento había pasado lentamente de sorpresa a algo más. Sin pensarlo sentí unas ganas incontrolables de tocarme pensando en la situación, incluso vi pornografía con tema de colegiala con maduro, mi corazón saltaba a mil esa noche, al punto que no me podía controlar las ganas de gemir pensando en que hubiera pasado si ese día en vez de irme le hubiera dicho que si me gustaba, tal vez habría tocado ese pene, tal vez lo hubiera mamado, tal vez se hubiera descargado en mí, lo único que sabía era que me causaba un placer inexplicable calentar a ese anciano.
Al día siguiente hice lo mismo de siempre, el saludo de la mañana, esperando que sucediera lo mismo, ésta vez cumpliría la fantasía, pero para mi desgracia solo me saludó y nada mas, tal vez pensó en las consecuencias de que yo le contara a mis padres lo que había hecho. Mientras me iba mi cabeza daba vueltas, lo deseaba tanto que no era posible irme sin nada, necesitaba el placer, así que sin pensarlo sólo volví corriendo y le dije: «tío, necesito usar su baño por favor, no me gusta el del colegio y tampoco quiero molestar a mi madre», me respondió: «sí, pasa», sorprendido por la situación. Por primera vez entraba a su casa, una casa humilde donde estaba todo junto, cocina y dormitorio en una habitación gigante y a un costado el baño, el cual solo tenía una puerta vieja llena de agujeros que seguramente no se utilizaba; cualquier persona en esa situación no osaría utilizar un baño con una puerta en tales condiciones pero para mis propósitos era perfecta. Mi corazón latía sin parar, entré a la habitación de baño, encendí la luz y cerré la puerta, obviamente podías ver todo si te acercabas y el tío no iba a desperdiciar la oportunidad, apenas entré escuché los lentos pasos y la muleta acercándose a la puerta, la sombra del cuerpo del tío tapaba todos los agujeros y se escuchaba su agitada respiración. Con mi espalda apuntando hacia la puerta bajé la cremallera de mi falda y me la quité completa dejando al descubierto mi trasero en calzones los cuales fui bajando lentamente para luego girarme y mostrar toda mi pelvis desnuda, simulé orinar, me volví a vestir y al salir noté como mi tío estaba muy agitado, con una erección que se notaba a simple vista del morbo que le dio ver a su sobrina. Le dije «gracias tío» , le di un beso en la mejilla y me fui, ese día no pude concentrarme en clases pensando en como mi tío debió masturbarse pensando en la situación que vivió esa mañana y al igual que la noche anterior el placer que me dí pensando en ese suceso fue muy fuerte.
Ese día comenzó mi adicción al placer de calentar a gente mayor, mejor si son ancianos, pero si esta historia les gustó puedo ir contando las otras historias con el tío Pedro que solo acaban de comenzar…
Gostei! Continua.
Necesito que cuentes más por favor!!!
Que bueno yo descubrí el sexo con mi tío hermano mi madre y fue delicioso
Gracias x compartir
Por favor continua esto esta muy cachondo
Muy bueno tu relato me imagino desde que le viste la verga a tu tio abuelo ya querias probar para que sintieras lo rico cuando uno mete ese pedazo de carne en la panocha tu lo iras a disfrutar grandemente cuando tu tio abuelo te coja continua con el relato