El tío-abuelo bien dotado

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mariacristina.
En un barrio de nuestra ciudad vivíamos con mis padres y dos hermanos en una antigua casona familiar.

El tío-abuelo vivía al fondo del enorme patio, donde tenía una sencilla pero coqueta casita de ladrillos vistos, con una “enramada” a un costado.

A la sombra de la antigua planta de vid, siempre estaba la mesa grande, con manteles de plástico hasta abajo…
Tenía como 60 años, viudo, era alto, robusto y canoso.

Al salir de la escuela (estaba en los últimos grados de Primaria), yo hacía "los deberes" con él visitándole por la tarde, apenas tenía que cruzar el patio.

Así me despertó de a poco.

Me sentaba en su regazo.

y sentía algo duro (la tenía enorme, como después supe).

Y yo misma me iba "acomodando" para centrarle justito en el medio, entre las nalguitas, donde me gustaba más.

es la verdad.

Mientras hacía las “tareas”, me movía hacia atrás y adelante.

me tomaba de la cintura fuerte, con sus manazas.

y me manejaba el "ritmo" y yo, obediente, oscilaba de atrás hacia adelante.

Cada tarde era eso, duró como tres años.

(ahora pienso y creo que se pajeaba sobre mis calzoncitos, porque respiraba más agitado)
Fue muy delicado conmigo, todo muy placentero, es que a esa edad ya me excitaba.

A la tarde mis padres no estaban, volvían del trabajo casi a la noche; uno de mis hermanos jugando afuera, como siempre; el otro iba a su Cole… y yo con él, haciendo "tareas escolares".

jaja.

Primero con sus dedotes, me fue abriendo el culito.

nunca me desvirgó por delante, sí me iba frotando suavemente el clítoris y era muy…excitante! Fue muy cauteloso, sólo me preparaba "por atrás" y me decía que alguna vez iba a comerme esas nalgas.

y lo hizo!

Pero antes, una tarde me “apoyé” con una de mis manitas en su muslo… encontré “eso” con lo que tanto me gustaba jugar… cuando lo agarré (por mi propia iniciativa, fue así) me dijo que me me lo mostraría… que era un secreto entre los dos.

le dije que sí con mi cabecita y ahí me dijo “lo podrás tocar… incluso saborea… se puede chupar como un helado.

” y me pidió que bajara y que entrara bajo la mesa (el mantel cubría a todos los lados).

Estando ahí, lo sacó y me lo puso enfrente, levantando un poco el mantel.

(Desde los otros tres lados de la mesa, no se veía nada.

yo estaba “oculta” adentro!)

Me encandiló lo que miré.

una pija gruesa, grande, colgando.

unos huevos enormes! Nunca vi a un varón desnudo (en esa época, ni porno, ni internet, ni videos, ni nada.
)

Cuando lo recuerdo, pienso cómo habrá sido mi expresión uff.

me imagino mis ojitos, encandilados, viendo esa ricura!
Pero todavía estaba algo asustada.

Me hizo acercar agarrándome del cuello y me lo puso en las manitas y me dijo: "Ahora te enseño a jugar con éste.

" Así aprendí a pajear a un varón y a chupar.

(hasta hoy, soy súper golosa!!) Al llegar la siguiente tarde, yo misma le agarré el paquete… es que ya me sentía como “dueña” de ese nuevo juguete! Jaja.

Me lo hizo luego de varias semanas.

solo anal.

Pero me preparó muuuucho tiempo: me hacía sentar como en una "sillita" pero sobre sus dedos, que los tenía gruesos, gordotes y largos.

Primero uno… luego dos… me iba abriendo de a poco, bien lubricados con una botellita de “aceite de oliva extra-virgen” que siempre tenía a mano.

Una tarde llegué y me esperó vestido solamente con una "salida de baño" vaporosa, de algodón blanco.

(cómo recuerdo! jaja) y la abrió delante mío.

diciéndome “hoy vas a probar aunque sea un poco de esto…”

Al ver “eso” que colgaba, le dije que jamás iba a entrar.

Me dijo que de a poco, todo se puede.

y que “cuando la tenga adentro, no iba ya a querer que la saque”! Y fue cierto.

Es que el tamaño… no sé, unos 23 x 4 o 5 seguramente, porque cuando ahora me tomo el antebrazo (entre la muñeca y el codo) es más o menos así…

Me hizo entrar a “la casita”, donde tenía una enorme cama.

Cerró la puerta con llave y sin sacarme el vestidito suelto de algodón, me colocó “de cuatro”.

Ya sin el calzoncito, comenzó a chuparme el culito y a darme fuertes lengüetazos alrededor, incluyendo a mi vaginita.

Con su bocaza realmente ME LO COMÍA TOTALMENTE! Luego me fregaba adelante pero con su lengua, después la metía y sacaba en mi vaginita… mientras con sus dedotes me iba penetrando el culito.

Ahí conocí mi primer éxtasis! Esa noche, ya en mi cuarto, a solas me seguía refregando, excitada aún con el recuerdo de esa tarde.

!
Me abrió el culito recién después de unos 7, 8 intentos.

me abría algo con la cabezota, al otro día un poco más… la introducía de a poco.

Fueron varias tardes, hasta que una vez me senté encima, sentía dolor pero ya no quería que la saque! Jaja… Me oprimió de la cintura y me apretó hacia abajo, allí entró todo.

me quejé y me quedé inmóvil, él también.

Luego comenzó como un vaivén, algo doloroso primero, un poco menos después.

Cuando la sacó… miré esa verga y me sorprendí… (porque cuando estás viendo lo que sale.

no entendés donde se metio todo eso, siendo mi huequito tan pequeñito!) Comprobé que aún cuando sea e-nor-me, si no hay apuro o violencia… se puede!
Recién me animé de nuevo… unas dos semanas después!! Jaja
Duró mucho tiempo.

Pasaron como dos o tres años y se fue a vivir al interior, Cada dos o tres meses venía solo de paseo o de visita.

y entonces yo buscaba la ocasión: íbamos "al cine" juntos.

jaja.

Me llevaba a una pieza con baño que alquiló para sus encuentros conmigo! Decía que era su nieta y que veníamos de viaje, “a descansar” a la tarde… nos encerrábamos y entonces… “sin descansar”.

jaja.

me cogía a su gusto hasta el atardecer!
Y siempre me decía: “niña, tienes unas nalguitas preciosas, en forma de pera y tan… atrevidas! Cuando crezcas más, enloquecerán a los hombres”.

Y fue así…

Despertó mis instintos pero lo hizo con delicadeza y sin apuro.

Hasta hoy le agradezco.

A esa temprana edad, en que era bastante cohibidita y muy tímida, empecé a tener más confianza en mí misma; porque si a mi corta edad, a ese hombre grandote le podía hacer gozar.

Me sentía mucho más “canchera” que mis compañeritas, porque cuando las escuchaba contar lo que para mí ya eran “tonteras”, como eso de que “por fin me tocó la mano fulanito…” Entre mi, pensaba: “si supieran.

” jaja.

——–
Ya cuando tenía 14… una tía lejana, abogada, le pidió a mi madre que en mis tardes libres (3 veces por semana) fuera a ayudarle para algunas tareas en su bufet, a unas 8 cuadras de mi casa.

Siempre me intimidó con su presencia… era alta, robusta, huesuda, soltera y hablaba fuerte.

Habrá tenido unos cuarenta años, cuando entonces.

Pero esa será otra historia…