EL TORNEO DE VOLEY – SEGUNDO DÍA
Al día siguiente, Astrid me presentó a su…¿Mamá? Esa preciosa criatura parecía su melliza o hermanita ligeramente mayor…su carita, sus piernas, sus tetas.. sus…¡ufff!.
El domingo me levanté temprano, inventando mi historia de jugador y entrenador de vóley, para convencer a la mamá de Astrid de que yo era la clave para el futuro deportivo de su hijita…me vestí muy formal para que la señora confíe en mi…pensé en ella como una dama que, si se parecía a su hija, debía reflejar haber sido hermosa en sus años juveniles…
Llegué al coliseo, me ubiqué en el mismo sitio que el sábado…al rato comenzaron a llegar las jugadoras con sus familias…de pronto, divisé dos chicas que ingresaban y reconocí a una de ellas como Astrid…pensé que había venido con su hermana, aunque no me había dicho que tenía alguna…Astrid estaba ya con el uniforme de su equipo, que resaltaba las formas que yo había visto, tocado, lamido, mordido…mancillado… y su acompañante estaba vestida de manera muy parecida a como ella estaba el día anterior…un top y un short, igualmente rosados, con un escote del que se quería salir un par de voluptuosas tetas; por su lado, el short era muy corto y pegado a una vulva exuberante…las piernas eran semejantes a las de Astrid…bien formadas, carne…rica carne…
Se acercaron, Astrid me abrazó y besó en la mejilla y me dijo: – Ricky, te presento a mi mamá… me quedé paralizado, la miré, me reí y le dije: – No seas bromista, es tu hermanita, ¿verdad?. Ambas sonrieron y la mamá me dijo: -No, señor, gracias por su comentario…soy su mamá. Me incliné, en señal de saludo, mirando directamente sus hermosas tetas…mi verga la saludó, también, saltando. Me disculpé por el error, le hice notar que con esa apariencia, nadie diría que es su mamá y que era un real gusto conocerla. Astrid, se despidió de ambos y se fue corriendo a calentar con sus compañeras. La mamá me preguntó si esperaba a alguien o se podía sentar a mi lado. Por supuesto que acepté.
Durante el período de calentamiento la mamá, que dijo llamarse igual que su hija, Astrid, me pidió que la llamara Asty para no confundirnos (voy a recordar eso, porque me has puesto la verga como un asta) me contó que la nena había llegado a su casa, la noche anterior, muy feliz de haberme conocido, que se sentía segura de que, conmigo, iba a llegar a ser una gran voleibolista, por mis conocimientos y experiencia (claro, llena de mi semen). Me comentó que ya su hija le había contado que soy viudo, que vivo solo, que estoy muy triste y que ella se había comprometido a acompañarme y hacer alegre mi vida. Miré al suelo, sonreí santamente, agradecí por haber conocido a un ángel y, cambiando de tema, le pregunté por su negocio, por su tienda. Me dijo que era de productos naturales, vitaminas, complementos alimenticios…la miré con una gran sonrisa, le dije que eso era lo que yo necesitaba y ya tenía un nuevo y permanente cliente. Me dijo que más que eso, ya me consideraban como parte de la familia (ufff, la palabra incesto se dibujó en mi retorcida mente…)
Debo confesar que me costó mucho ser un caballero todo el día…por momentos tenía que meter la mano al bolsillo para colocar la verga entre mis piernas y no se note que la tenía como burro joven. Tenía que inventar algo para comérmela con zapatos y todo, pero, que, a la vez, no signifique un compromiso del que se entere Astrid… a menos que se produzca un choque múltiple, eso que los morbosos llaman trío. Al término del día deportivo, las invité a una cafetería para tomar y comer algo, mientras nos conocíamos más. Allí, Asty se convenció de que su hija me había adoptado como padre o abuelo (Si nos hubieras visto ayer, madrecita). Me invitó a ir a su casa para conversar más tranquilos. Aplausos de la nena y otro salto de mi verga.
Llegamos a la casa, Astrid dijo estar muy cansada, que se iba a bañar y acostar. Nos pidió que hagamos un horario semanal de entrenamiento. Tenía que ser diario para conseguir buenos resultados. Me dio un beso en la mejilla, me pellizcó el brazo y se fue. Asty me dijo que era asombrosa la forma en que, con sólo un encuentro, su hija se había encariñado conmigo y que ella, después de haber estado juntos un día, también se sentía muy contenta. Dije que yo era el que había ganado mucho al conocerlas y que estaba seguro que íbamos a estar siempre muy unidos (si, voy a estar bien metido entre tus piernas y las de Astrid, ricura). Me invitó un refresco y seguimos conversando sobre la nena, sus notas escolares, el deporte…un rato después, consideré que Astrid ya debería estar dormida, así que comencé con la historia del viejito que, luego de un día familiar, con ellas, tenía que volver a su soledad, su encierro, sus recuerdos tristes, que ella por tener al esposo lejos, seguro me entendía; su carita se puso triste, me dijo que sí, que a su edad, era difícil estar sola, que me entendía totalmente y se sentía igual que yo. Me comentó que tenía 29 años, que a los 15 había tenido a Astrid…
La tomé de las manos, se las apreté, le besé una, al bajarla, la coloqué, «casualmente», sobre mi parada verga…me miró, miró hacia abajo, estiró sus dedos y colocó su mano firmemente en mi verga. Con mi otra mano, la tomé del hombro y la atraje hacia mí…la besé suavemente en los labios…me miró, me dijo: – ¡Cuánto tiempo habrás estado solo! Y nos besamos con lengua, manoseo y morbo…le dije que, por respeto a Astrid, mejor íbamos a mi casa…me dijo que mejor a la tienda, al lado de su casa que, si Astrid le preguntaba algo, le diría que me llevó para mostrarme los productos…¡Vaya, que productos!. En su living hay una puerta para la tienda; entramos, nos abrazamos y nos comenzamos a desvestir…
En la tienda hay una pequeña oficina alfombrada…entramos ya desnudos, nos abrazamos y revolcamos en el suelo. Le levanté ambas piernas y le lamí los muslos, la vulva, los labios de la vagina, con dos dedos le abrí la parte superior y le sobé el clítoris, ya duro; me apretó la cabeza al intentar cerrar las piernas, gimió, me jaló el poco cabello que me queda…la hice arrodillar, me paré y le puse la verga en la boca, bajó y metió mis huevos a su boca, los succionó, con su mano, me masturbaba, sacó los huevos, los lamió y se dedicó a la verga…ufff… lamía, mordía, succionaba, me apretaba los huevos con una mano, con la otra, me empujaba de las nalgas para que entre más en su boca…la leche se me salía, ella no paraba…quise sacarla para entrar en otro lado porque estaba sin pastilla y, a mi edad, ya el semen es escaso…no me dejó, chupó y chupó hasta que sintió mi eyaculación y la leche recorriendo su boca rumbo a la garganta…apretó fuerte y se quedó quieta, tragando y succionando hasta el último resquicio de leche…
La senté en un sillón giratorio, me agaché y tragué todo lo que tenía dentro de la vagina…la verga ya estaba flácida y dudaba que se parara nuevamente… nos paramos, la abracé con ternura, le besé su carita, sus manos, sus tetitas, ella me apretaba el pecho, los hombros, yo sentía que quería más, yo también, pero la edad es cruel. Pasé a la etapa del cariño, del engreimiento, de decirle que sólo habíamos dado un pequeño paso de una gran caminata; estuvo de acuerdo, en el baño de la tienda nos lavamos, luego nos vestimos, agarró dos pequeños envases de productos y me los dio como regalo por visitar la tienda. Salimos, en la sala me pidió que trate muy bien a su hijita, que ella estaba dispuesta a ir a mi casa cuando yo quisiera para hacer todo lo que nuestra naturaleza nos pida, que no le diga nada a Astrid porque es muy unida a su papá, que ella pensaba que con lo que hacíamos no estaba siendo infiel sino agradecida con el nuevo gran amigo de Astrid y de ella. Estuve totalmente de acuerdo, quedamos que Astrid se reuniría conmigo los días que no tenía entrenamiento, en la tarde y los de entrenamiento, terminando este, de 7 a 9 de la noche, porque ya están por comenzar las clases presenciales, luego de dos años de pandemia…
Me acompañó hasta la puerta de su casa, quedó en llamarme Richy, me dio un beso en la mejilla y un apretón de verga, yo hice lo mismo con su vulva y me fui caminando, con el alma llena de cariño y los huevos vacíos de leche, sintiendo que me esperaban días de mucho estudio de vóley y sobre todo, gran alimentación y consumo de mi Sildenafil…decidí llevar siempre una pastilla en mi billetera…no quiero pasar por otra situación como esta…mañana será un día de gran entrenamiento, Ricky, descansa…
Ricky
Excelente historia excitante y promete una relación larga.
Gracias por tu comentario…pero me dejas pensando con cuál de las dos será la larga relación…¿o con las dos?…ya veremos y, si pasa algo extraordinario, lo compartiré…
Muy buen relato amigo, lastima que no lo continuaste… Me hubiera gustado saber como se desarrollaba la historia con ambas feminas… huffff hubiera sido lindo tener a las dos a Tu entera disposicion. Una entrenandola y la otra com a la primera pervirtiendola… jajaja sorry volo mi imaginacion jajajjaa
Pero bueno, nada dura para siempre.
Gracias.