En Navidad
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Una de esas fiestas gigantes para gente adulta en la que se reúnen, se visten de gala y hablan y toman y comen. No me gustan para nada, pero como nos codeamos con gente ricachona tenemos que asistir a una de esas por lo menos cada dos semanas. Y las personas siempre están tratando de emparejarte con sus hijos…
Como sea se realizan en las mismas casas y dado que vivimos en una casona refaccionada el jardín es lo suficientemente amplio para albergar a todas las personas, en fin lo que quiero contar tiene relación con uno de los amigos de mis padres, él es mayor (obviamente) pero no anciano, debe tener unos 39 o menos incluso, no estoy segura. Él es muy guapo, pelo oscuro y grandes ojos celestes (además se nota que se ejercita), y soltero por lo que todas las mujeres (y con todas me refiero a mi madre también) se le tiran encima, realmente falta poco y le tiran los calzones ahí mismo. Como iba contando, en una de estas fiestas en las que nos encontramos, tomé la mala decisión de ponerme un vestido blanco un poco corto, era tipo globo por lo que si tan solo me inclinaba un poco se veían mis bragas, si bien me di cuenta en casa no tuve tiempo así que no alcance a cambiarme, traté de tener cuidado en todo momento, pero hubo un instante ínfimo en el que me incline a agarrar un panecillo y sentí que el vestido se me subía, me enderecé rapidamente y mire a mi alrededor para corroborar que nadie me hubiera visto. A primera vista no vi a nadie, así que me relaje comencé a tomar champaña y a comer lo que los mozos iban pasando, converse con distintas personas e iba a agarrar mi segunda copa de champaña cuando Manuel (el amigo de mis padres) se puso a mi lado y me dijo:
-No eres muy joven para beber alcohol- Yo tan solo lo miré y sonreí y le dije:
-Tres meses y será legal, además mis padres no tienen problema con ello – Él me sonrío de vuelta y me respondió:
-Ten cuidado con beber de más entonces, no querrás mostrar esas lindas bragas una vez más.
Él se alejó caminando y yo me quedé de piedra en mi lugar, ¡OH! él me respondió tan tranquilo que en vez de asustarme como debí, sentí que mis bragas se mojaban. Quiero decir el es sexy, todas se mojaban de sólo verlo, pero esto, esto fue más.
Desde ese momento en cada fiesta que íbamos me vestía lo más provocadora que podía, a ver si podía hacer que me dijera algo. Comencé a fantasear con él y a decirle cosas sucias cada vez que se me cruzaba, pude decir que le gustaba por la forma en que me miraba, pero nunca hizo ningún movimiento. Hasta la fiesta de Navidad que mis padres dieron.
La fiesta ya llevaba varias horas y muchos de los invitados estaban ebrios, yo no lo estaba pero sí había tomado varias copas, en un momento dado subí al tercer piso en donde se encuentra la habitación de mis padres en una búsqueda por despejar mi mente y tomar un poco de aire.
Estaba en su balcón cuando sentí unas manos acariciar mis brazos, me recorrió un escalofrío de miedo pensando que podía ser algunos de los chicos invitados, pero me relaje cuando oí su voz en mi oído:
-Ninguna cosa que decir ahora ¿ah?
No supe que decir así que me di vuelta y lo miré, sus labios encontraron los míos y me besó con tal fuerza que fue doloroso, traté de alejarme de él pero comenzó a apretar mis brazos con fuerza, podía sentir sus dedos dejando una marca en mi piel. Gemí contra su boca tratando de gritar, pero no me dejó, yo estaba vestida con una falda tubo y una blusa rosa y él me sacó mis bragas por debajo de la falda, estaba aterrada de lo que él podía hacerme pero a la vez una voz en mi cabeza decía que yo me lo había buscado. Con un movimiento brusco me rompió la blusa y quedé tan sólo con mi falda negra y el sujetador blanco, ahí fue cuando sacó su boca de la mía y yo pude tomar aliento, estaba tratando de recuperar mi respiración para gritar cuando él me susurró al oído:
-¿No dijiste que te gustaba de esta manera? ¿O me equivoco? – y ahí fue cuando supe que era una puesta en escena, lo miré y noté que él esperaba que diera el próximo paso así que tome valor y me acerqué a su oído:
-Bien pensado – y mordí el lóbulo de su oreja. Lo sentí inspirar bruscamente y me separó con fuerza de él y me empujo a la cama de mis padres, caí como peso muerto en el centro mientras él se tiraba sobre mi y arrancaba el sujetador y empezaba a besar mis pechos, hizo un camino de besos por todo mi cuerpo antes de sacarme la falda, cuando finalmente me tuvo desnuda yo le dije:
-Esto no es justo, tú estas vestido- y él respondió:
-Esto no es acerca de mi- y empezó a lamer mi clítoris, yo no supe que hacer más que tratar de no gemir muy fuerte, pero logré acercar mi mano a su pantalón y acariciar su bulto por sobre la ropa.
Sentía calor en todo mi cuerpo y poco a poco un temblor me invadió, arquee mi espalda y el orgasmo me tomo por completo, ahí fue cuando supe que quería más así que me senté a horcajadas sobre Manuel y empecé a desvestirlo, empecé a besarle el cuerpo, pero el me tumbó de espaldas y me penetró sin aviso alguno, comencé a gemir y suspirar sin poder controlarme y él comenzó a hacerlo más y más fuerte, con furia. En un momento me tapo la boca con su mano y sentí oleadas de éxtasis en mi interior, finalmente me agarró por la espalda y me apretó contra él y yo oculte mi boca contra su hombro y le clave mis dientes para no gritar el orgasmo que pujaba por salir, me vine al mismo tiempo que Manuel con él aun dentro de mí y nos echamos en la cama a recuperar el aliento.
En eso sentimos pasos por la escalera y yo corrí a refugiarme a un closet ubicado el final del pasillo fuera de la habitación de mis padres y él se quedó allí. Supe que era mi madre subiendo, pero nada más porque me escabullí escaleras abajo y me encerré en mi habitación a calmar la excitación que aun permanecía.
-Apriline
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