Esta mujer es la mamá de mi novia…
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Carla mi novia, es una joven y hermosa mujer de piel tan blanca que algunas sus venas se pueden apreciar con facilidad por el contraste de color, tiene el cabello casi negro y tan largo y ondulado que llega hasta el nacimiento de sus grandiosas y voluminosas nalgas, es pequeña de estatura, apenas alcanza el metro con cincuenta centímetros y tiene un cuerpo ligero, ejercitado, delgado a excepción repito de su trasero que en verdad sobresale por su tamaño y esas hermosas y torneadas piernas.
Es de pecho discreto, pero muy firmes y apuntando hacia arriba.
Carla mi suegra, es una señora joven, de carácter muy serio y fuerte y de gran elegancia al vestir, es de piel blanca pero se ha hecho el hábito de broncearse en esas cámaras de bronceado, tiene la misma estatura de mi novia y el mismo tipo de cuerpo, son una réplica exacta.
Mi novia prefiere vestir de Jeans o ropa deportiva y siempre usa ropa interior tipo sport, como bóxers, por otro lado mi suegra siempre viste mucho más formal, pantalón sastre, faldas o vestidos que remarcan sus deliciosas nalgas, ella solo usa tangas y se nota a través de su ropa enmarcando aún mejor su trasero.
Mi novia y yo tenemos una vida sexual muy activa, aunque no vivimos juntos, pues ella aún vive con sus padres, aprovechamos cada momento a solas para tener relaciones muy placenteras.
Mis suegros desde hace tiempo no llevan una buena relación, incluso, han tenido fuertes discusiones y una demanda de divorcio por parte de mi suegra quien busca separarse de mi suegro, mientras su situación jurídica se resuelve, ellos siguen viviendo bajo el mismo techo y ante la sociedad aparentan ser un matrimonio feliz.
Hace unos días mis suegros fueron a una fiesta con sus amistades, por lo cual mi novia y yo aprovechamos para estar a solas toda la noche en mi departamento, lo hicimos un par de veces y casi a la media noche la llevé de vuelta a su casa, cenamos algo y ya casi a la 1 de la mañana me despedí de ella porque los 2 teníamos mucho sueño.
Camino a mi casa recibí una llamada del teléfono de mi suegro, contesté y se escuchaba un gran escándalo a través de la bocina, la voz de mi suegro se escuchaba ebria y me gritaba que fuera a un famoso y exclusivo bar de la ciudad a recoger a mi suegra, porque a él lo habían detenido y retuvieron su automóvil y mi suegra no tenía como regresarse a casa.
No me dejó hablar y no me dijo más, colgó y yo conduje a dicho bar a donde llegué muy pronto pues estaba muy cerca.
Al llegar al sitio vi que había 2 patrullas afuera del lugar y mi suegra estaba ahí afuera con su bolsa y su abrigo puestos, me vio y corrió a abrazarme y le pregunté que había pasado, ella comenzó a llorar mientras intentaba explicarme con su aliento un tanto alcoholico que mi suegro se enfrascó en una pelea con otro tipo, porque mi suegro estaba completamente ebrio y trató de cortejar a otra dama que iba acompañada del hombre con quien se peleó.
Subí a mi auto a mi suegra quien perdió la compostura y empezó a maldecir y a gritar, sus palabras y su mirada estaban llenas de rabia, despedía tanta furia y coraje en contra de su marido, quien la había avergonzado como nadie nunca lo había hecho, para ella fue el colmo que su marido le coqueteara a otra mujer frente a ella y que incluso llegara a pelearse por otra mujer frente a ella y decía que se merecía que lo metieran a la carcel y que no haría nada por sacarlo o pagar su fianza.
Yo no pude decirle nada, no me lo permitió, simplemente la escuchaba y la sostenía entre mis brazos, cuando paró de hablar y maldecir a mi suegro, estuvo llorando varios minutos en mi hombro, lloraba como niña pequeña, se veía tan frágil que me causaba tanta ternura.
Cuando se tranquilizó, encendí el motor y le dije que la llevaría a su casa, ella me gritó que no y me sujetó fuerte del brazo, me pidió que no la llevara a su casa, incluso me rogó porque no fuéramos a su casa, porque no quería que su hija la viera destrozada, jamás había llorado frente a su hija, era orgullosa y quería que mi novia tuviera siempre la imagen de su mamá fuerte orgullosa e inquebrantable.
Me pidió que si podía quedarse esa noche en mi departamento y por supuesto le dije que si, no había problema, entendía su dolor y tristeza y sabía que a mi novia no le haría bien ver a su mamá así y enterarse de lo de su papá.
Llegamos en silencio a mi departamento, ella lloró todo el camino, recargada en la ventana del auto.
Empecé a sentir una gran lástima por ella, una mujer tan atractiva e interesante sufriendo como adolescente por un hombre que no la valoraba ni la respetaba pero que tenía que aguantar toda esa humillación por el ojo inquisidor de la sociedad.
Dentro del departamento me apresuré a ofrecerle un café, un té o algo para que se tranquilizara, ella declinó todo y solo me pidió un abrazo, ella me abrazaba con gran fuerza, recargaba todo su pequeño cuerpo sobre el mío sin dejar de llorar, le dije que debía dormirse en mi cuarto, eso le ayudaría a descansar y sentirse mejor al otro día, yo dormiría en la sala.
La llevé a mi habitación pero había olvidado que unas horas antes estuve ahí con su hija, mi cama era un desastre, había un par de condones usados tirados a un lado de mi cama y mi novia había olvidado un suéter que estaba en una silla, mi suegra al ver el estado de mi cuarto, se quedó petrificada, tomó el suéter y lo vi y lo olió y me dijo, esto es de Carla.
yo me apresuré a recoger los condones del piso y a acomodar un poco la cama y le pedí disculpas, yo sentía que mi cara estaba roja de vergüenza, entonces preguntó que si había estado teniendo relaciones con su hija ahí en mi cuarto.
Yo me quedé mudo y no sabia que hacer, no quería mirarla a los ojos, entonces se acercó a mí y acarició mi mejilla muy suave y me dijo, no te preocupes, está bien y es normal, me alegra que mi hija no tenga la misma suerte que yo, me da gusto que ella encontró a alguien como tú que la haces feliz y la mantienes entretenida y satisfecha y eso es envidiable.
Entonces, usted no está satisfecha, ni entretenida ni feliz? Le pregunté.
Me miró con un gesto de seriedad y me dijo que de los 25 años de matrimonio, solo los primeros 5 fue feliz, después empezó a sospechar infidelidades, a recibir malos tratos y a descubrir mentiras y engaños.
Los últimos 10 años ya casi no se hablaban cuando estaban a solas, solo cuando había personas que los miraran y los últimos 5 años ya ni siquiera habían tenido relaciones y ella no había estado con nadie más.
5 AÑOS!!! Pensé.
Qué martirio aguantar 5 años sin tener relaciones, está mujer debe acumular tantos deseos y pasión sexual después de tanto tiempo.
Un comentario de ella me sacó de mis propios pensamientos.
Entonces qué tal es el sexo con mi hija? Me preguntó ella.
Me quedé sin palabras.
Ella replicó, me refiero que si te gusta, lo disfrutan, es buena, les gusta experimentar o van con calma, ella es recatada o apasionada, por lo único que veo es que se cuidan y eso me gusta, me agrada que la cuides.
Yo entre balbuceos le respondí que si era buena y apasionada y que prefería las posiciones tradicionales y eso estaba bien para mí.
Su semblante de tristeza y sufrimiento cambió por una mirada pícara.
Se sentó en la cama y me jaló del brazo para que me sentara junto a ella y me empezó a contar que su marido había sido el único hombre con quien ella había estado en toda su vida, el fue su primer novio, con el tuvo su primer beso, con el perdió su virginidad y que siempre lo hicieron en la misma posición de siempre.
Sus palabras y confesiones me empezaron a calentar.
Entonces le dije que no podía creer que su marido, mi suegro, fuera tan tonto como para descuidarla, engañarla y no satisfacerla, le dije que ella se merecía algo mejor y que la tuvieran feliz como yo trataba de hacer feliz a su hija porque sabía que quería estar con ella toda la vida porque sabía que en el futuro se vería como ella, como mi suegra.
De pronto me besó en la boca, un beso rápido y se apartó.
Nos quedamos mirando y me dijo, siento envidia de mi hija, quisiera alguna vez sentirme a.
Le robé un beso, esta vez duró más, la tomé con ambas manos de la nuca, para que no pudiera separarse, no lo hizo, ni siquiera lo intentó, abrió de inmediato su boca y su lengua buscó la mía automáticamente, su saliva me sabía a alcohol y pecado, sus manos empezaron a desabotonar mi camisa y a retirar mi cinturón, abrió mi pantalón y su mano fría entró a mi bóxer, sujetó mi pene duro como roca y me empezó a masturbar, mis manos presionaron su cabeza dirigiéndola hacia mi verga erecta empuñada en su mano, ella se dejó guiar y se hincó frente a mí, bajó por completo mi pantalón y bóxer y empezó a saborear mi pene, lo lamía de arriba a abajo, lamía en medio de mis testiculos y con su otra mano los acariciaba, con su lengua rodeaba mi glande y después engullía todo el tronco hasta su garganta, lo hacía como desesperada, como si su vida dependiera de mamar, incluso se olvidaba de respirar, ahogándose un poco y tosiendo pero sin sacárselo de la boca.
Yo la miraba por un espejo que está justo a un lado de mi cama, yo la veía en el reflejo hincada, metiendo una de sus propias manos por debajo de su pantalón de vestir, acariciando su vulva, y con la otra mano tomaba mi pene y la chupaba como desesperada, yo solo podía pensar: esta mujer es la mamá de mi novia! Y me estaba regalando una mamada increíble.
Ella se sacó mi verga de su boca, manteniendo un hilo de saliva y semen que se pegó en su barbilla, cuello hasta su blusa negra.
Quitó su abrigo y su blusa negra, se sacó los tacones y empezó a bajarse el pantalón lentamente, dándose media vuelta para que admirara su bello culo, más grande que el de su hija y sorprendentemente más firme, enmarcado deliciosamente por una diminuta tanga de hilo color negro, que se perdía entre esos dos enormes, redondos y carnosos cachetes.
Mi mente enfermó de deseo, la tomé así de espaldas a mí y la arrojé sobre mi cama, boca abajo, la presioné con fuerza contra la cama y me lancé a lamer, besar y morder sus deliciosas nalgas, la acariciaba con mi otra mano que no la presionaba contra mi colchón.
Palpe su entrepierna y para mi asombro, estaba empapada la tanguita de mi suegra, yo clavaba mi rostro entre sus nalgas, lamía la humedad de su tanga y mi nariz se hundía en su ano, percibía el olor a crema en su piel, el olor a jabón de su ropa y el olor a sexo de su vagina y ano, todo junto era una pócima de amor y deseo muy poderosa que me tenían intoxicado de lujuria.
Sus gemidos no se hicieron esperar y movía la cadera pidiendo verga, pero mi plan era distinto, hice a un lado su hilo y le brindé los mejores movimientos de mi lengua, recorría desde su ano hasta su clitoris intentaba introducir mi lengua lo más profundo posible en su vagina pero por comodidad, su ano era más accesible y estaba completamente apretado, cada vez que mi lengua pasaba por ahí, mi suegra vibraba y se convulsionaba, intenté perforar poco a poco su ano apretadisimo con mi lengua y ella tenía espasmos incontrolables y gemidos fuertes, nunca había mamado un anito, ni el de mi novia, me encantaba el sabor de mi suegra que además de todo, estaba depilada al 100% no había rastro de vello y por el tamaño de su vulva parecía que estaba mamando a una pequeña niña.
Mi dedo empezó a hurgar dentro de su ano, el cual, poco a poco cedía, expandiéndose y liberando presión y placer, sus gemidos eran muy intensos y entonces introduje dos de mis dedos en su ano caliente y escupía dentro de el para que mis dedos resbalaran con mayor facilidad, me cogia su ano con mis dedos, fuerte y rapido.
Entonces me monte encime de ella apunte mi verga a su ano y coloqué mi glande en su entrada caliente y comencé a hacer presión, ella soltaba algunos gritos de ruego que pedían mi verga adentro, despacio porque nunca lo había hecho por ahí, eso encendió mi cerebro y le clavé con toda mi fuerza la verga en su ano ella gritó contra el colchón amortiguando el sonido, sus manos apretaban la colcha y yo sentía la gloria por el apretón que me estaba regalando su culito recién estrenado, la empecé a bombear con toda la fuerza y energía que tenía, veía sus impresionantes nalgas rebotando en mi vientre las apretaba y las separaba con mis manos para apreciar como su culito se tragaba entera mi verga.
Mi suegra me decía que le encantaba pero que no lo hiciera tan rapido, entonces apoyé todo mi cuerpo contra el suyo, con mis manos le tapé la boca y seguí cogiendomela lo más fuerte que podía, sus gemidos me volvían loco, levantaba la cadera y las nalgas para sentir más y recibir más profundo mi verga.
Sentí delicioso y terminé dentro de su culo, se lo llené de leche y entonces me acosté a su lado boca arriba.
Ella se dio vuelta, se dirigió a mi verga y me la empezó a mamar de nuevo, limpiando mi leche con sabor a su culo, después me dijo que todavía tenía el sabor de Carla su hija en mi verga y que eso la puso caliente, saber que unas horas antes esa verga que le estrenó el culo había estado dentro de su hija.
Después me dijo otro comentario que me paró la verga de nuevo, me dijo que estaba operada para no tener hijos y que quería que ahora le cogiera la vagina pero sin condon que ahora quería recibir mi leche ahí que deseaba tener una verga dentro después de tantos años.
Se montó sobre mi verga y me empezó a cabalgar como poseída, escurría deliciosos jugos y me hizo venir muy rapido, nos acostamos a desacansar un poco pero al poco rato seguimos con los besos y a coger de nuevo, hasta que nos quedamos dormidos, yo estaba muerto, entre madre e hija, me habían dejado seco.
Desperté casi al medio día y junto a mi estaba su tanga de hilo negra, una carta y un billete de alta denominación, la carta decía que había disfrutado del mejor sexo de su vida, me agradecía y me dijo que desde ahora yo tendría que complacer tanto a su hija como a ella, me dijo que el dinero era para comprar condones porque quería que con mi hija lo hiciera así y que con ella lo podía hacer sin eso, para recibir toda mi leche.
En la noche fui a ver a Carla mi novia, con los nervios de punta porque sabía que me encontraría a mi suegra quien estaba muy normal, contenta y como si nada hubiera pasado, ya cuando me despedí de mi novia, mi suegra bajó vestida muy linda como de fiesta y me preguntó si podía dar un aventon a su fiesta y le dije que si, se despidió de su hija y nos fuimos los 2.
En el camino le pregunté a donde tenía que llevarla y me dijo vamos a tu departamento mi marido sale de la carcel mañana así que aprovechemos, se hincó en el asiento y se agachó a buscar mi pene para mamarlo mientras manejaba.
Continuará.
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