ESTELA Y ESTHER
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola.
Mi relato inicia de lo sucedido hace ya 15 años.
Trabajaba entregando productos en ranchos, por lo que acudía cada mes a éste en particular.
Ahí vivían Estela y Esther, hermanas gemelas idénticas hijas del mayoral.
tenían 13 años cuando las conocí.
En un princípio no sabía quién era cual, pues eran idénticas: delgadas, morenitas, con sus cuerpos apenas en desarrollo.
pero eran muy coquetas.
medí cuenta que les gustaba porque cada que llegaba no dejaban de pasearse por la entrada de la casa riéndose y secreteándose entre ellas.
Una tarde se me acercó una de ellas: Estela.
Platicamos un poco y le pedí que me dejara llevarla a dar una vuelta para poder conocernos mejor.
Ella aceptó y quedamos de vernos a la semana siguiente.
El día acordado pasé a recogerla en mi camioneta.
Salieron las dos y Esther despidió a Estela diciéndole que se cuidara con un guiño de ojo.
Llegamos a un paraje no muy alejado del rancho y platicamos de cosas triviales, hasta que me atreví a darle un beso en la boca, el cual ella aceptó con agrado dejándome introducirle la lengua un rato.
Por su respiración supe que estaba excitada y le acaricié sus pequeños pechos por sobre la blusa.
Le gustó por lo que metí mi mano por debajo y se los toqué y pellisqué sus deliciosos pezones, le levanté un poco la blusa pero lo suficiente para dejarlos al descubierto y lamerlos como deliciosa fruta.
Ella gozaba.
Pero NO ESTABA LISTA TODAVÍA por lo que después de un rato de chuparselos, se compuso la blusa y la dejé en su casa en el rancho.
Quedamos de vernos en una segunda cita a la que acudí nerviosos pero mas confiado esperando que me permitiera ser mas atrevido; lo que precísamente sucedió.
Nos paramos en el paraje, le subí la blusa y empecé a acariciar sus pezones con mi lengua mientras mi mano subía por su pierna y llegué al centro de pasión el cual acaricié por sobre sus pantalones.
Le desabroché un par de botones y pude acariciar lo rizos de su vello púbico y tocar un poco su clítoris.
Le introduje un poco el dedo para masajeárselo con mas sensación a lo que recibí un efluvio de sus jugos en mi mano.
Ella gemía de placer hasta llegar a un orgasmo que mi dedo le proporcionó.
sin embargo TODAVÍA NO ESTABA LISTA.
Fué hasta la cuarta cita, cuando faltaban justos 2 meses para cumplir sus 15 años cuando sucedió.
Pasé por ella y en el lugar de siempre empezamos a besarnos y acariciarnos.
Subí mis manos por su pierna hasta llegar a los botones de sus pantalones, los cuales me ayudó a desabotonar y procedí a meterle la mano hasta llegar a tocar el botón de su clítoris con un dedo mientras le introducía con delicadeza otro mas dentro de su vagina.
de inmediato se mojó y mi dedo resbaló hasta su interior.
Me bajé el cierrre de mi pantalón y saqué mi pene, ella lo tomó en su mano acariciábdolo conn delicadeza pero sosteniéndolo con firmeza.
le bajé los pantalones hasta las rodillas y le dije que, doblando las piernas levantara sus rodillas en el borde del asiento de mi camioneta.
Ella temblaba de excitación y de cierto temor pues era virgen.
En ese momento supe que YA ESTABA LISTA PARA DEJAR DE SERLO.
Me acomodé frente a ella y en esa posición, y gracias a la altura exacta del asiento de mi camioneta, nuestros sexos quedaban perfectamente a la misma altura.
Tomé mi pene con la mano, el cual estaba goteado ya pre-semen, y con la punta de la cabeza acaricié la entrada de su vagina.
Al sentir su calor y su abundante humedad sentí que alcanzaba una mayor erección y empecé a hacer presión sobre su bulva, la cual al estar muy mojada permitió que la cabeza de mi pene entrara sin ninguna dificultad resbalando deliciosamente hacia adentro de su canal vaginal; hice una pausa y entonces empujé con un poco mas de fuerza y le entró toda la longitud de mi pene en su hasta ese entonces virginal espacio.
Ella suspiró al sentir mi longitud que la llenaba y empezó a gemir de placer.
Los dos nos agitábamos como locos, sintiendo un inmenso placer, hasta que no pudimos mas y eyaculé profúsamente dentro de ella, sin remordimientos ni sentimiento de culpabilidad pues hacía ya varios años que me había hecho la vasectomía.
Ella me abrazó con todo el cariño que sentía y me besó dándome las gracias por ese momento de placer que hice que su cuerpo le regalara.
Se subió sus pantaletas mientras mi semen le escurria desde dentro mojándoselas por completo pero eso a ella le gustó.
La llevé de vuelta a su casa ya convertida en mujercita.
Y yo no podía sentirme mas feliz pues había sido el primer hombre en su vida.
Me regaló su virginidad.
En otra ocasión les narraré todo lo que le enseñé a lo largo de una maravillosa relación de 6 años en los que aprendió todo lo que a sexo se refiere.
Espero sus comentario.
AH!! Y también les relataré lo sucedido con su hermana Esther.
claro
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!