HAMBRE DE TI
«.Siguió subiendo con sus labios por todos los pliegues y rincones de mi piel, llegando a mis senos,…, atrapando una de mis tetas con su cálida boca…».
En una escuela, de nivel medio, muy cerca de la Ciudad de México, se desarrollaba la siguiente conversación, entre una joven y bella Profesora y un apuesto Profesor:
– ¡¡¡Bueno, Pero, ¿POR QUÉ NO QUIERES ENTEDER QUE NO QUIERO NADA CONTIGO?!!!
– Porque no te creo cuando me dices que llevas una vida sexual plena.
– ¿Y por qué es tan difícil creerlo?
– ¿Porque vives con un viejo, que te lleva, cuantos 35, ¿40 años?
– 32 para ser exactos.
– ¿Y tú, cuantos tienes?
– 28, para ser exactos.
– ¡¡¡Entonces, él tiene 60!!!
– Casi, los cumplirá muy pronto.
– ¿Y quieres que te crea que coges seguido con el? ja ja ja ja ja.
– Pues…si no lo creés, es tu problema. y créeme que no me interesa.
– Pero flaquita…
– ¡¡¡NO ME DIGAS FLAQUITA, NO TE HE DADO MOTIVO PARA QUE TE TOMES ESAS CONFIANCITAS CONMIGO!!!
– Pero Linda…
– Siiiiii, ya sé lo que quieres darme a entender, que cómo es que prefiero a alguien como él a alguien como tú: joven, guapo y con toda una vida por delante.
– mmm, pues…
– Pero también engreído y vanidoso, que creé que las mujeres solamente somos una vagina caliente donde meter su verga, venirse (correrse) dentro y después, ir con sus amigos a presumir su última conquista.
–
El joven gigoló, no supo que responder ante semejante afirmación.
– Yo no busco a un hombre solamente para coger, yo quiero que me hagan el amor, que me conquisten, que me seduzcan, que me lleven a la cima del placer, que me hagan tener, no solamente uno; dos, tres o más orgasmos. y al final que me abracen, me mimen y se queden conmigo, no solo una, sino todas las noches. ¿Qué respondes? ¿Estás dispuesto a todo eso?
–
Nuevamente el apuesto joven se quedo callado por unos momentos, hasta que finalmente:
– ¿Y él si lo hace? No creo que recuerdes cuando fue la última vez que te hizo el amor, Ja ja ja ja ja.
– ¡¡¡PERO POR SUPUESTO QUE SI!!!
–
Rió él socarronamente…
– ¿Quieres que te cuente?
–
Sin apenas creer lo que oía, se quedó él de una pieza, mientras ella, sin esperar respuesta…
– Estaba yo dormida, soñando que estaba en una hermosa pradera, vistiendo un vestido veraniego de algodón floreado, recostada a la sombra de un frondoso y corpulento árbol; cuando vi venir a lo lejos a un hombre, a quien no podía distinguir, pues traía una capa con la capucha calada sobre su frente y sus ojos. al principio me sentí con algo de temor, pero algo en su manera de moverse y de andar, me inspiró tal confianza que me tranquilicé al instante. al llegar junto a mí me hizo señas de que no tuviera miedo, y yo le respondí con una sonrisa; entonces él se arrodilló a mis pies, y empezó a acariciármelos con infinita ternura y delicadeza; yo traía puestas un par de zapatillas de tipo ballet, las cuales me quitó una a una, besando cada pie al quedar descalzo. y mientras con una mano sostenía y besaba un pie, con la otra mano acariciaba el otro pie, subiendo la mano hasta la rodilla y repitiendo lo mismo con el otro pie y cambiando de pierna. Poco a poco fue subiendo con sus besos por las piernas, pasando por las rodillas y la parte interior de mis muslos, donde se entretuvo unos minutos besando, lamiendo y mordisqueando esas partes tan sensibles de mi anatomía, desesperándome, pues ya quería que me comiera mi coñito. Como si me hubiera oído, su lengua empezó a lamer los bordes de mi calzón (braga), y así estuvo otro rato, hasta que, abriendo su boca, la puso en el centro de mi vulva por encima de la tela del calzón, y la mordió con sus labios. fue entonces que me vine (corrí) por primera vez. Me bajó la braga y nuevamente me volvió a comer el coño, haciendo que me volviera a venir copiosamente.
Siguió subiendo con sus labios por todos los pliegues y rincones de mi piel, llegando a mis senos, los que había estado acariciando, por encima de la tela del vestido, el que ahora nos estorbaba, por lo que procedió a sacármelo por encina de la cabeza, atrapando una de mis tetas con su cálida boca, estimulando el pezón con suaves mordiscos o chupándolo como si quisiera sacar el vital alimento que de ellos sale, pasando al otro seno y alternando uno y otro. Para esos momentos él ya se había colocado encima de mi (ni cuenta me di cuando se desnudó), había abierto mis piernas con las suyas y posicionado su pene en la entrada de mi cuevita. no me lo metió inmediatamente, nunca lo hace, primero frota su glande contra mi clítoris, después, mete solo la amoratada cabeza, con cortas embestidas, hasta hacer que me venga otra vez. Es entonces que, de una poderosa embestida, me clava su enhiesta verga hasta la empuñadura, quedándose así dentro por unos instantes. sentía tan real su amorosa cogida, que en ese momento desperté y abrí los ojos, viendo que era él, mi marido. viendo la sorpresa en mi rostro, se apoderó de mis labios con los suyos, acallando la naciente protesta. Él continuó moviendo en círculo sus caderas, logrando con este movimiento que su poderoso tolete toque cada rincón de mi encendida vagina, la sentía moverse dentro de mí, como si tuviera vida propia. Me lleva poco a poco a la cima del placer, cuando comienza a sacar su verga muy lentamente, sintiendo ambos el roce de pene y vagina, hasta que solo el glande queda dentro y metiéndolo con fuerza y rapidez hasta casi tocar mi útero, repitiendo los movimientos varias veces; yo entonces, levantando mis piernas lo abracé con ellas, tocando con mis talones su región renal, haciendo más profunda la penetración, hasta que empecé a sentir los espasmos de otro inminente orgasmo. fue entonces que el aceleró sus movimientos adentro, afuera, adentro, afuera, adentro…, esperando a que me viniera, para él soltar su cuerpo y dejar salir una verdadera oleada de ardiente esperma, mientras yo dejaba salir un torrente de jugos orgásmicos que se juntaron con los de él. después nos levantamos, nos dirigimos juntos a la ducha, donde lo hicimos otra vez.
Después de unos momentos, el frustrado galán, queriendo minimizar el relato escuchado, exclamó:
– No cabe duda que tienes muy buena memoria. pero, ¿Cómo es que no lo has podido olvidar?
– Porque esto sucedió hoy por la mañana, como sucede todos los días desde hace casi 5 años.
El apuesto joven no cabía en sí por el asombro, mirando estupefacto a la bella morena. En ese momento llegó el marido de ella, saludándola con un beso:
– Hola Princesa – Y viendo con justificada desconfianza al frustrado pretendiente pregunto: – ¿Hay algún problema?
– No Corazón, solo estoy tratando de hacerle entender acá al profesor, que el único hombre que me interesa y al que amo, ERES TÚ
–
Y volvieron a unir sus labios en un tierno beso. y dirigiéndose a su frustrado rival:
– ESPERO QUE LE HAYA QUEDADO MUY CLARO PROFESOR, DE LO CONTRARIO, TENDRÉ QUE TOMAR MEDIDAS SEVERAS.
–
Enojado el joven reclama:
– ¿Aaaaah Siiii? ¿y tú que puedes hacerme viejito?
– Yo, nada, pero las autoridades si, porque puedo asegurarte, que no va a ser nada agradable el tener que enfrentar una DEMANDA Por ACOSO SEXUAL.
–
Palideciendo, el joven Profesor retrocedió, mientras el afortunado marido le dice a su mujercita:
– ¿Nos Vamos PRINCESA?
– Si Mi Rey – y dándole un cálido y significativo beso – Tengo MUCHA HAMBRE –otro beso–
–
Él se quedó mirándola con cierta malicia:
– ¿HAMBRE DE COMIDA? – Otro Beso –
– Y HAMBRE DE TI…
SALUDOS A ELLOS Y BESOS A ELLAS DESDE MI QUERIDO MÉXICO…
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