Ivonne, una mujer que no necesita limosna para amar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola chicos y chicas. Soy Alejandro de 24, pero esto me sucedió hace dos años y meses, soy de 1.80 mt, me cuido muy bien mi apariencia, soy limpio, hago ejercicio y me gusta bailar. Yo ingresaba al tercer semestre de Arquitectura, habia dejado un año sin estudiar. Y el primer día me llamó la atención ver a alguien no tan joven en el aula, era Ivonne, una mujer de unos 40 años, debo decir que nunca supe su edad exacta, ella era morena clara, lindos ojos color miel, de 1.65 mt de estatura, tiene una linda cintura hecha por mucho ejericio, sus senos aunque son un poco caidos, tienen una piel más clara y tersa que resto de su cuerpo, y su mayor atractivo para mi, tiene unas lindas caderas bien curveadas y un lindo trasero que aún levantan la vista de muchos jovenes.
Quiso el destino que uno de los cursos más complejos, se hicieron grupos de tres de trabajo y hubo un sorteo, y yo quedé con Ivonne y con un muchacho de nombre Sebastian, pero después de la primera reunión de trabajo ya no vimos más a Sebastian asi que quedé yo e Ivonne.
Nos reuniamos al menos una vez por semana, en su casa o en la mía; a mis padres les caía bien Ivonne, ella les comentó que era casada con dos hijos, dos niñas de 13 y 10 años. Ella era muy reservada para comentar su vida, comentó que vivía con su esposo en la parte norte de la ciudad y que aprovechando que él viajaba mucho, porque era representante de una conocida empresa de refrescos de cola.
En pocas semanas, yo estaba prendado de Ivonne, su caracter, su carisma, su inteligencia y para mi su lindo cuerpo me había cautivado. Y se lo decía pero disfrazando mis palabras. Aveces nos quedamos trabajando a altas horas de la noche, yo me acostaba y ella me rascaba la cabeza con sus delicadas manos, eso me ponía rápido a mil. Nunca en los primeros tres meses vi a su esposo alguna vez. En su casa, Ivonne me tenía cena cuando trabajabamos y yo hacia lo posible por que fuera más de una vez a la semana.
Hasta que en cierta ocasión, estando en mi casa, en mi habitación, pues estabamos pasando el trabajo a la computadora, ya eran alrededor de la una de la madrugada, yo estaba escribiendo sentado y ella me dictaba de pie, entre bromas y cosas, la pasabamos de maravilla, fue cuando yo le dije de lo afortunado de su esposo por tenerla a ella todo el tiempo, una mujer tan inteligente y bella. Ella guardó silencio, me vió a los ojos y me preguntó si yo pensaba que era bonita o solo se lo decía por ser amigos. Yo le dije que como hombre le decía esto, – eres la mujer más bella que mis ojos han visto!-.
Ella hizo algo que aún recuerdo como si fuera esa noche. Se sentó de lado en mis piernas, y me besó.. Luego me dijo –gracias por hacerme sentir bien, hace tiempo que nadie me decía algo parecido-, yo la vi, la tomé de nuevo por la cabeza y la atraje a mi boca, nos besamos rico, nuestras lenguas retozaron un poco entre ellas, su lengua era pequeña y delicada, pero me estaba dando una lección de besar, mi verga se erectó completamente en mis pantalones, yo no quería que terminaramos de besarnos, cuando ella se soltaba para tomar aire o para terminar, yo la jalaba de nuevo y le decía al oido que me gustaba mucho, que no pensara que quería jugar con ella, sino que no podía pasar un minuto sin pensar en ella.
Ella se recostó en mi, como si estuviera acurrucada, segui besándola, para mi suerte tenía una blusa sin mangas, poco escote, pero facil para bajarla, cuidadosamente fui bajándole su blusa, mis manos fueron las primeras que acariciaron sus senos, una piel tersa como la más fina tela, segui el contorno de sus senos, una por una, acaricie sus pezones, uno por uno, ella me besaba con más ardor, Ivonne estaba excitándose. Luego solté sus labios y me dispuse a bajar a sus tetas, ella quiso tomarme del rostro para que no lo hiciera, pero eliminé su poca oposición, mis labios tomaron sus senos, los besé y los mamé, a la vez que le decía -que lindos son!- eso rompió cualquier otra resistencia. Le chupé los pezones que se erectaron y parecían tornillos por su grueso, pero eran muy finos y suaves. Ivonne comenzó a gemir, diciendome -no por favor, detente Alejandro, no por favor!- pero, yo seguía mamando esos delicados senos maduros.
Luego yo le besaba los hombros, el cuello, las orejas, las mejillas, los labios, Ivonne se incorporó en mis piernas y se quitó completamente la blusa, me desabotonó la camisa y los dos quedamos con los torsos desnudos, seguimos besándonos con mucho ardor. Yo le dije -vamos a mi cama un rato!-, ella me dijo -Y tus padres?- no se despertan y vendran!-, yo le juré que no había problema, ellos se acostaban temprano y para la hora que era estaban bien dormidos.
Nos fuimos a la cama y seguimos besandonos, ella abajo y yo arriba, seguí besándole los hombros, el cuello y terminaba chupando sus deliciosas tetas. Ella estaba muy excitada. Ivonne llevaba para mi desgracia pantalón de vestir esa noche, le besé sus senos y bajé a su ombligo y lo lamí repetidas veces en su hoyuelo, aproveché para desabotonar el pantalón, ella lo quiso evitar poniendome su mano sobre la mia y retirándome, pero apenas pasaron unos segundos volví para desabotonar su pantalón, lo hice, bajé su cierre y pude ver su ropa interior color rosada, besé la orilla de su braguita, al tiempo que lo iba bajando, ella gemía como quinceañera, bajé un poco su pantalón y un poco su braguita, pude ver algunos vellos púbicos muy oscuros y gruesos, los lamí al igual que vientre plano. Ivonne se trataba de tapar con el puño la boca para no gemir muy fuerte, pues le daba pena mis padres.
Le seguí bajando el pantalón y se lo llegué a las rodillas, comencé a lamer y besar su braguita encima de su raja, ella aún con las piernas cerradas. Ella me tenía tomado de la cabeza. En un movimiento me erguí solo para sacarle el pantalón de sus piernas, le quité los zapatos y me conquistaron sus pies, bien arreglados y vistosos, levanté uno solo para lamerlo por todos lados, lo hice con cada dedo de su pie, lo metía en mi boca y lo chupaba como si fuera un dulce, ella al parecer tenía sus pies muy susceptibles, pues se contorsionaba en la cama como un gusano. Dejé ese pie y jalé el otro y le di el mismo tratamiento, lamiendolo y chupando cada dedito de su pie. Ivonne tenía sus ojos cerrados de tanto placer. Eso aproveché para arrancarle su braguita y dejarla en cueros completamente. Su raja estaba cubierta de vellos, no muchos, pero se miraba como una hembra madura deliciosa.
Fui metiendome entre sus piernas, a la vez que las abría, pude ver sus labios vaginales gruesos y brillantes, al parecer Ivonne estaba mojadita, lamí desde su entrepierna hasta llegar a su raja, y alli comencé a comerle, casi devorarle, su sexo que encontré mojado, saboree sus juguitos vaginales amargos, ella se quejaba -ya no!, ya no!-, pero me abrió más las piernas y toda su raja fue mia. Con mis dedos estimulaba su clitoris y mi lengua jugaba con sus labios vaginales y la entrada de su vagina que se mojaba cada vez que hurgaba en su interior.
Yo estaba muy caliente, casi fuera de si, mamando ese sexo tan divino. De pronto me tomo de la cabeza y me restregó literlamente mi rostro en su almeja, Ivonne estaba teniendo un orgasmo brutal, lamí todo lo que sacó del interior de su vagina. Yo ya no aguantaba un segundo más, me fui quitando el pantalón como pude alli acostado entre sus piernas, luego el boxer, mi verga estaba durisima para ese momento, me fui subiendo y colocándome encima, guié mi enardecida verga con la mano y la puse en su raja, empujé y mi verga se fue deslizando en su vagina, sentí una sensación caliente y húmeda deliciosa, era el sexo de Ivonne.
Mi verga se fue acomodando en su conducto vaginal como si fuera un guante, luego comencé a bombearsela, lento, la sacaba casi toda y la volvía a clavar hasta que mis guevos topaban en la entrada de su raja. Ella pujaba cada vez que se lo hacía, luego gemía y me besaba los hombros, el torso o mis brazos. Era una ricura de hembra, yo había tenido sexo con al menos cinco chicas, pero nunca había una raja tan caliente, húmeda y deliciosa. Luego de varios minutos ensartándola, los dos comenzamos a gemir y quejarnos, ella me encerró con sus piernas obligándome a moverme menos, pero más profundo en su vagina. Nos besamos, en eso la oigo que empieza a respirar profundo y me muerde el labio, Ivonne grita y llega a otra corrida, cierra sus ojos, mientras yo sigo clavándola ahora más fuerte, pues estoy buscando mi propia corrida, le mamó sus tetas y comienzo a explotar dentro de su raja, uno, dos, tres explosiones dentro de su vagina, parece que me estoy orinando en vez de eyacular. Los dos emitimos gemidos, yo más. Poco a poco va pasando, mi verga aún hace algunos latigazos dentro de ella, por fin nos quedamos quietos, abrazados, con mi pene aun dentro de ella, hasta que pierde firmeza.
Luego, yo le digo que nos metamos a la cama en vez de vestirnos, nos besamos, charlamos un poco, ella me dice que tenía fácilmente unos cuantos años de nos sentir lo que yo la había hecho sentir, le dije que no le creía, pues una mujer tan bonita no creo que tuviera problemas para que el marido la haga sentir asi frecuentemente, ella me dijo que me callara si no sabía la historia. Me disculpé y le pedi que me contara. Ella me dijo que su marido desde hace años había perdido interés en ella, ya no tenían sexo, ella sospechaba que tenía a alguien más, pero siempre se lo ha negado, por eso decidió estudiar en la universidad, para entretenerse y tener algo que hacer, además que su sueño siempre ha sido graduarse en la unviersidad.
Luego de un rato, me dijo -crees que tus padres no se despertaran?- yo le dije -claro que no, ellos se despertaran hasta el amanecer-, entonces ella fue bajando por el interior de las sabanas y comenzó a besar mi torso, luego mi vientre y sus manos acariciaban mi verga ya flácida, luego su boca tomó mi glande y lo comenzó a chupar y lamer, pasó su lengua por todo lo largo de mi verga hasta llegar a mis guevos y a ellos también les pasó la lengua lamiéndolos, eso me fue poniendo cachondo de nuevo, mi verga fue endureciendose. Ivonne llegó de nuevo a mi glande y lo metio en su boca, no importó que estuviera impregnado de mi semen, ella lo limpió y lo comenzó a mamar rico, los siguientes diez minutos, Ivonne me dio la mejor mamada de verga hasta ese día. Me dejó la verga de nuevo como al inicio, erecta y dura.
Luego se montó sobre mi y con su mano se clavó mi verga en su raja, luego me lamió mis tetillas, mi quijada y luego mi boca, después empezó a cabalgarme delicioso, moviendose despacio pero profundo, movia muy bien sus lindas caderas y sus nalgas brincaban para meterse mi verga hasta los ovarios. Yo tuve que concentrarme en otras cosas, para no correrme tan pronto, pues Ivonne era una jinete con experiencia encima de mi. Yo le tomé sus tetas y las mamé mientras ella me cabalgaba, le apreté sus pezones con los labios y ahora fue ella quien empezó a gemir, aceleró sus movimientos de caderas y pronto estabamos los dos gimiendo de lo lindo, ella estaba a punto de correrse y yo también, esperé a que ella llegara primero, luego y aceleré tomandola por las nalgas con ambas manos, sus nalgas era como almohadas de algodon duro, por fin exploté de nuevo dentro de ella, los dos gritamos, nos abrazamos y caimos rendidos en la cama, mi verga aún dándo latigazos dentro de su raja. Fue otro polvo exquisito.
Ahora si nos vestimos, fuimos a la computadora a terminar el trabajo, mientras avanzabamos nos dabamos ricos besos, hasta que terminamos, ella se despidió de mi con otro rico beso, subió a su auto y se fue a su casa. Esa noche no pude dormir repitiendo todo lo sucedido en mi cabeza, además las sabanas ´tenían el olor de Ivonne, de su sudor, de su raja y de mi semen.
Luego de ese día, Ivonne no quería reunirse conmigo otra vez, me dijo que tenía verguenza, pues la diferencia de edades era de casi veinte años. Pero la convencí de reunirnos de nuevo, ahora fue en su casa, y sucedió lo que tenía que pasar, le hice el amor en su propia cama, la cogí en varias posiciones, desde el misionero hasta en cuatro, yo llegué a correrme en tres ocasiones y a ella le conté como cinco orgasmos. Ahora si, eramos amantes oficialmente.
Las siguientes ocasiones, yo le comía las nalgotas que Ivonne tenía, le lamía la redondez de su culo mientras le metía dos dedos en su raja hasta hacerla correrse como desquiciada. Quise cogerla por el ano, pero ella me lo impidió, le dije que me diera ese gusto, que a ninguna mujer yo se lo había hecho por alli, eso era verdad, pero ella me convenció que para la proxima ella se iba a preparar bien para que la cogiera por alli. Y asi fue, fuimos a un motel en su auto, me dijo que se había hecho un enema y que había traido una crema que antes usaba con su esposo, después de cogerla por la raja por un buen rato, me la untó en la verga y ella se hecho en su culo, luego se puso en cuatro y me pidió que me fuera despacito, me puse atras y la penetré despacio, ella fue gimiendo y guiándome, hasta que después de varios minutos se la tuve toda adentro de su colita, la follé duro por el culo después, Ivonne tuvo un orgasmo con mi verga en su gran culo. Yo no aguanté lo apretado de su ano y eyaculé en su interior. Luego ella me dijo que había sido su mejor experiencia anal en su vida. Y era la primera para mi.
Me estuve cogiendo a Ivonne dos o tres veces por semana, fueron seis meses increibles, cogíamos por horas, descansabamos y luego seguiamos cogiendo como dos adolescentes. Ella me decía que yo la había vuelto a nacer, que sentía lo mismo que cuando tenía sexo a los veinte. Que yo era su amor prohibido. En varias ocasiones me dijo que si yo la abandonaba le moriría de tristeza.
Pero fue ella la que se marchó, al parecer su marido supo algo de nosotros y le pidió abandonar la universidad de primero, y luego meses después se mudaron a otra ciudad. No se que pasó, que sucedió, que presiones tuvo. Años después yo sigo amándola, no he dejado de pensar en ella, ojalá que ella también piense en mi.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!