La dulce Vicky 7
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por porqueria15.
La dulce Vicky … 7
La clase estaba aburrida, y también me aburría intentar ver las entrepiernas de los chicos, ya que ninguno mostraba nada, así que a media mañana no había sucedido nada interesante, sin embargo, eso cambio cuando toco la clase de Educación Física.
Para esa clase debíamos ir a cambiarnos a los vestidores y ponernos nuestros uniformes, que constaba de una playerita, pantaloneta, medias deportivas y tenis.
Como estudio en un colegio mixto, la clase la da un profesor ya viejito como de 60 años, así que lo más que nos pone hacer es dar vueltas a la cancha, algo de aeróbicos o simplemente nos da pelotas para jugar básquet o dashball.
Pero cuando estábamos en el gimnasio nos llevamos una sorpresa, ya que el que se presento fue el profesor de Educación Física de bachillerato, él no era viejito, tendría como unos 30 años, y era muy atractivo, ya lo habíamos visto nosotras otros días cuando llegábamos al gimnasio a ver jugar a los de bachillerato.
– Buenos días niños y niñas, soy el profesor Eugenio Landa, el profesor Gutiérrez no se presentó hoy por motivos personales, por lo que la clase se las daré yo, ¿de acuerdo?
El murmullo fue general entre toda la clase, somos como 25 alumnos, entre 15 niñas y el resto varones.
– Bueno, los varones tomen este balón de baquet y forme equipos 5 cada uno y hagan un buen partido.
– les dijo a los varones y estos ni lerdos ni perezosos se fueron corriendo al fondo del gimnasio a la cancha de básquet.
– Ahora con ustedes niñas… bueno que les parece si jugamos Dashball, ¿de acuerdo?
Bueno, mientras sea entre niñas no tengo problema de jugar Dashball, ya que con los niños se ponen muy brutos a veces y tiran demasiado duro la pelota.
Se formaron dos equipos de 7 niñas cada equipo y sobraba una, a lo que el maestro dijo – Ok, tú me ayudas a llevar el marcador, ¿sí? – y señalo a Samy, ya que a todas luces era la más pequeña y no tenía mucho ánimo de jugar.
Estuvo divertido, estuvimos entretenidas por el lapso que duro la clase, sin embargo, pude notar entre juego y juego que si bien al principio el entrenador tenia a Samy a la par de el en las gradas, luego de un momento la subió a sus piernas, teniendo Samy que abrir las de ellas para quedas sentada sobre el regazo del entrenador y la tenía abrazada por detrás.
En un momento del juego, una de las niñas se lastimo, así que el entrenador se tuvo que levantar rápidamente y creo que fui la única que observo, fugazmente ya que se cubrió con la tabla de apuntes que tenía en la mano,… una erección… aunque desde mi posición no pude ver si era considerable o no, ¿será que la boba de Samy no lo sentía?, pero creo que si, ya que luego de ver a la niña y confirmar que no tenía nada, el entrenador regreso a donde estaba sentado y jalo nuevamente a Samy que más que gustosa se volvió a subir al regazo del entrenador.
Eso me puso en alerta… sabía bien que estaba pasando, el entrenador le tenía colocada su verga en las nalguitas de Samy, ahora, aunque disimuladamente, no perdía de vista al entrenador y notaba que, con la excusa de exhortar a uno u otro equipo, hacia un movimiento muy curioso, como meciéndose y movía a Samy hacia adelante o hacia atrás.
Cuando sonó el timbre, entonces todos nos empezamos a dirigir a los vestidores, el entrenador se quedó sentado y solo soltó a Samy que no se vio muy gustosa de bajarse de su regazo, pero obedeció las indicaciones y se unió a nuestro grupo que se dirigía a los vestidores.
Yo rápidamente le hice una pregunta a Samy para salir de dudas.
– ¡Vos Samy!
– ¿Qué paso Vicky?
– ¿el entrenador tenía su cosa entre tus nalgas verdad?
– Nooooo – me respondió la muy zángana, pero se puso toda colorada, esa fue para mí una mejor respuesta.
– Bueno, no voy a la próxima clase, ahí me das copia ¿ok? – le dije a Samy.
– ¿Por qué? – Me alcanzo a decir mientras me dirigía hacia el entrenador
– Ahí te cuento más tarde – le dije.
Todos salían del gimnasio y el profesor hacia como que apuntaba en su tableta, y levanto la vista cuando me acerque a él.
– Profe ¿puedo preguntarle algo? – le dije, poniendo mis manitas atrás de mí, y moviendo mi pie hacia adelante y atrás despacito como cuando le voy a pedir algo a mi papa.
– Claro, ¿y tú quién eres? – me dijo buscándome en su lista.
– Soy Vicky – le dije.
– Ok – dijo buscando con su lápiz la lista de asistencia – aja….
Bien… aquí estas, Mendoza, ¿sí? ¿Que paso mija?
– Es que profe… creo que me lastime el brazo, me duele cuando lo muevo de arriba abajo – le dije haciendo un movimiento como de levantar el brazo, pero haciendo una mueca de dolor fingido.
– Ok, ¿quieres que te de una nota para la enfermería? – me dijo con una mirada de bobo, es que a los hombres creo que les cuesta ver cuando una quiere algo… bueno, tendré que ser más astuta, me dije.
– No profe, el profe Gutiérrez tiene una pomada que nos ayuda con el dolor, nos la aplica y el dolor se va – bueno, era una verdad a medias, la crema si nos la daba el profe, pero nunca nos la había aplicado directamente.
– Ok, veamos, aquí están las llaves de la oficina de Gutiérrez, vamos a ver que pomada es ¿quieres? – me dijo levantándose de la banca, y pude ver que ya no había erección.
Entonces lo tomé de la mano y se la apreté y le dije – Si profe vamos – y le di mi mejor sonrisa.
Y estoy segura que ese contacto fue efectivo, porque pude ver que al dirigirnos a la oficina del profe Gutiérrez, algo se comenzaba a abultar en los shorts del profe Eugenio.
Como el profe Gutiérrez era el más antiguo de los profes de Física, tenía su propia oficina, al fondo del gimnasio, así que llegamos y el profe Eugenio abrió la oficina, era pequeña, tenía su escritorio y un pequeño sofá donde ya varias veces hemos visto que se queda dormido el profe Gutiérrez.
El profe Eugenio empezó a revisar el botiquín y encontró una pomada ColdButHot y me pregunto, – ¿Es esta la pomada?
– Si profe, esa es, ¿me la aplica? – le dije parpadeando varias veces mis ojos que tenía fijos en él.
– Ok – respondió y se acercó y me tomo el brazo y sentándose en el sillón quedo a la altura de mí, tomando mi brazo me aplico un poco de la pomada y me la distribuyo en mi antebrazo.
– Profe… pero el dolor me llega al hombro – le dije haciendo una mueca de dolor – mejor me quito la playera y le muestro donde – y diciendo eso me saque la playera quedando desnuda de la cintura para arriba.
Vi que el profe, trago saliva al ver mis pechitos planitos y mis panzoncitos que apenas eran unos botecitos minúsculos.
– Mejor será que cierre la puerta profe, no vaya darme un aire – le dije acercando mi carita a la de él, lo que lo hizo reaccionar.
– Oh, si, claro – se levantó del sillón y fue a la puerta y el cerro, y creo que entendió por donde íbamos porque hecho cerrojo.
– Ok, veamos, donde te duele Vicky.
Señalándole el hombro con mi dedito, el comenzó a sobarme el hombro, y poco apoco bajaba por la espalda y por el frente casi a mi pechito, siguió con ese movimiento unos segundos y como estaba de frente a mi pude ver que su bulto comenzó a ser más evidente en su short.
Cuando iba por la espalda, le dije – más abajo profe, me duele un poco abajito de la cintura.
Pude sentir como su mano se acercó a mi cintura y por un momento sus dedos rozaron el elástico de mi pantaloneta, pero se retiraron como si hubieran tocado algo caliente.
Creo aún no se quiere animar, así que le dije – profe creo que le estorba esto – y diciéndolo me baje la pantaloneta y me quede en mi calzoncito rosado de dibujitos.
Eso fue el acabose, pude sentir que sus masajes ya incluían mis nalguitas, y cuando sentí ya tenía sus manos dentro de mi calzoncito, y sus dedos se introducían dentro de la rajita de mi culito, yo a todo esto solo cerraba mis ojitos y suspiraba, entonces pude sentir que acerco su boca a mis pechitos… ji ji, creo que ya está listo me dije a mis adentros.
Pude sentir su lengua como chupaba mis inexistentes pechitos y sus dedos los tenía dentro de mi raja del culito y la otra mano ya me estaba bajando el calzoncito, el cual me saque y quede solo en medias y tenis, sus dedos ya libres del impedimento de la tela, se esforzaban en tocarme toda, desde mis nalguitas, mi vaginita, mis pechitos, mi cuellito, pude sentir como su boca me comía toda, me besaba todita.
– Ummm que rico hueles Vicky, estas deliciosa mi niña linda – me decía bien quedito.
– Gracias profe – le dije yo, y al decirlo vi cómo se levantaba del sillón y entonces ya no era un bulto el que tenía enfrente, era una carpa de circo.
– ¿Ya has visto un pene de adulto? – me pregunto.
– Si – Le dije muy ufana, me sentía como una gran conocedora.
– ¿aja, y de quién?
– Bueno, de alguien que no quiere que nadie sepa quién es – le dije recordándome que mi papito me advirtió que no tenida que decirle nada a nadie.
– Bueno Vicky, ¿y era así? – diciendo esto, se bajó los shorts de un solo y me quedo enfrente su verga, estaba dura, no era muy gruesa, pero si algo larga, se parecía mucho a la de Benito ji ji, ya tenía puntos de comparación.
– Uy no, usted la tiene muy grande – ji ji le mentí, aunque si la tenía más larga, pero algo me decía que eso les gusta a los hombres que les digan.
– Bueno mija, y te gustaría probarla – me dijo acercándome su pene a mi carita, a lo que pues… no pude negarme, y le comencé a dar besitos y lengüetazos, no sabía nada mal, un poco más acida que la de mi papito y sus amigos, pero total, poco a poco el sabor se le quito.
Se la agarre con mis manitos y comencé a chupársela como lo hacía con papito, y por lo visto le gustaba ya que no me soltaba de la cabeza y empujaba con su cadera intentando llenarme la boca, pero yo con mis manitas la sujetaba bien y solo metía lo que yo quería meter.
Luego de unos minutos de estársela chupando, me dijo – ¿y ya te han cogido?
– Si, – le dije.
Entonces me agarro de las axilas y me sentó en el escritorio del profe Gutiérrez, y luego busco mi puchita y me la empezó a comer.
– Uyyy que rico… así me gusta… que ricooooo – le decía yo mientras el profe intentaba meter su lengua en mi conchita.
Estuvo así por unos 10 minutos, se notaba que le gustaba el sabor de mi cuquita, tanto así que provoco que mi orgasmo se diera en ese tiempo.
– Aggga, ahhh, me vengo… que rico como me come profeeeeeee.
El profe al sentir que me estaba viniendo, se incorporó y colocando la cabeza de su pene, busco mi cuquita, y la encontró toda mojada, por lo que empezó a penetrarme, despacio pero firme, hasta que las bolas de sus huevos topaban en mis nalgas.
Realmente no duro mucho, me imagino por la calentada que le dio Samy durante el juego, porque a los 5 minutos me dijo.
– Uffff, ufff, ufff, ya no aguanto… me vengo ….
Me vengoooo ahaaaa toma mi leche ….
Toma mi lechita… aaaaahhhhh.
Entonces sentí nuevamente los lechazos dentro de mi vaginita, conté como 7 u 8 lechazos, y sentí nuevamente como pulsaba su pene dentro de mí.
– Ahhhhh, que rico Vicky… ahhh.
– me termino diciendo.
Luego saco su pene de dentro de mí y busco una toalla para limpiarse y limpiarme a mí.
No quería darme la cara, creo que se sentía culpable luego de la calentura, de ver a una pequeña niña de 9 años haber recibido todo su ímpetu y deseo sexual, así que le tome la mano e hice que me viera.
– Gracias profe, fue usted muy lindo.
Creo que no esperaba esas palabras y me dio un besito en la frente como si me hubiera dado solo un pequeño masaje durante todo este tiempo.
La imagen no podía ser más morbosa, mi profesor a la par mío con su brazo rodeándome, yo desnuda sentada en la orilla del escritorio de piernas abiertas y escurriendo semen de mi puchita, y mi profesor desnudo de la cintura para abajo y su pene morcillón aun goteando semen.
De repente… se oyó el clic de la puerta de la oficina abriéndose….
Continuara….
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