La historia de Noemí
Recapitulando los hechos..
Puta, ese es el nombre al que responde está nena de 4 años, acostumbrada a mamar la verga del monstruo que la criaba. Desde una muy tierna edad, apenas 7 meses, comenzó su entrenamiento como una muñeca de carne a disposición del perverso hombre, todos los días se va a dormir con el semen que este monstruo es capaz de producir, forman parte de su dieta, y acostumbrada a eso, la bebe sin protestar o cuestionar.
Un total de 3 horas de su día los dedica a estimular con su boquita y diminuta lengua el pene de 18 centímetros de largo, que a duras penas era capaz de abarcar. Más grueso que sus piernitas, el pene del monstruo le separaba su mandíbula, las sesiones de al rededor 20 minutos la dejaban exhausta y adolorida, pero la pequeña de 4 años, sumisa, hace lo que el monstruo le dice, sin cuestionar.
Monstruo recuerda cuando apenas la punta de su grueso pene entraba en la boquita de la nena, la succión innata de un neonato le excitaba, la pequeña bebe deboraba las descargas de semen, hacia pucheros por el sabor, pero igual se las tragaba.
En ese entonces le debía ayudar a la nena, sobaba su pene, estimulando el orgasmo. La primera venida del día siempre era abundante, su perversión sumada a la abstinencia, pues la madre vivía y estaba cerca todo el tiempo, impidiendo descargarse a placer en la menor le permitía almacenar cantidades enormes de esperma, pero eso era lo mejor, pues pensaba que entre más espesa, copiosa y apestosa puerta su leche, más pronto se acostumbraría.
Había veces en que se cogía a la madre y se negaba a eyacular, con mucha fuerza de voluntad retenía suborgasmo, dejaba que la saciada hembra se durmiera para ir al cuarto de la menor y darle a probar el sabor se su madre y semen.
La ingenua mujer nunca sospechó nada, pensaba que el hombre adoraba a la nena, llegó a imaginar que eran una bonita familia y si el hombre no se venía, es porque tenía miedo de más hijos.
Muchas veces los dejaba jugar en la sala mientras ella limpiaba la casa sin saber que el monstruo le daba de beber lechita fresca y tibia a su nena de meses, la mujer pensaba que si nena era alérgica a los pañales al ver su puchita y culito rozados, nunca pensó que el hombre tallaba sus dedos y miembro buscando el climax, la mujer nunca notó ese olor a semen en la puchita y culito, pues el monstruo la limpiaba bien. Por su puesto que todo ese semen tirado sobre su cuerpo terminaba en su pancita, pues aquel animal recogía su crimen y lo llevaba a la boca de la neonata que bebía, inocente, acostumbrada al sabor se la leche de hombre.
Mañana es el cumpleaños número 4 de la nena, lleva aproximadamente 3 años y 8 meses tomando la letra de este hombre, ordeñando ese pene enorme solo con su boquita, pero el día de mañana eso cambiará, otro agujero entrará en el menú, y la pequeña puta, sumisa, obediente y callada, le entregará su culito a su dueño.
Me encanta el relato
Pero me equivoqué en el título, es Monstruo II jajajaja