La mamá de mi mejor amigo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy José de 20. Creci en un barrio de Lima, nuestros vecinos eran Don Roberto y su esposa Catalina, ellos tenían un hijo, Rodolfo, de mi misma edad, con quien nos convertimos en los mejores amigos, aún hoy dia. Desde adolescente me gustó mucho la mamá de Rodolfo, una señora de dos bellos senos (fueron mi sueño húmedo varias veces), un lindo rostro, de tez morena clara, lindo cuerpo con piernas menuditas. Pero doña Catalina amaba a su esposa y a pesar que muchos hombres de la zona intentaban ligarla, ella nunca dio lugar a nada. Me gustaba llegar a la casa de mi amigo y ver como estaba vestida, ya que su marido le gustaba que vistiera suelto, de moda y sexy, por lo cual ella se ponía bonitos conjuntos, sin llegar a lo vulgar.
A los 17 después de salir del colegio, el hijo de Roberto y Catalina escogió estudiar en la academia militar, que estaba a varias horas de allí, además los estudiantes permanecen de internos, los dejan salir cada quince días o más si tienen arrestos. Bueno siguiendo la historia, desgraciadamente unos meses después fallece Don Roberto en un accidente de tránsito, doña Catalina tiene el corazón roto, entra en una depresión intensa, pasa el tiempo y doña Catalina de 39 años en ese momento quiere morirse de tristeza.
Ante la ausencia de su hijo, yo trató sin ningún prejuicio de estar tiempo con ella, al igual que otras vecinas del barrio. Pero dado la cercanía que yo tenía con la familia por su hijo Rodolfo, ella prefiere mi compañía muchas veces. Trato de levantarle el animo, pero creo que lo único que conseguí fue enamorarme de ella, cosa que ella no sabía.
Pasaron más de dos años y doña Catalina seguía casi igual, llorando a solas y aún vestida de color negro. Para ese entonces yo ya tenía 20 años, mi cuerpo había cambiado, de adolescente a hombre, mi constitución era fuerte, además que pasaba horas en el gym. Yo no dejaba de frecuentar a Catalina. Pero ahora mi atracción hacia ella era mucho mayor, y decidí cambiar de táctica.
Comencé a invitarla a comer afuera (yo trabajaba medio tiempo y medio tiempo estudiaba), me costó que saliera la primera vez y la llevé a un restaurante de comida rápida. A pesar de que descuidaba un poco su apariencia ahora, Catalina se veía bella, su ropa negra no ocultaba sus enormes y preciosas tetas y la falda no podía ocultar ese par de nalgas grandes y redondas. Luego yo llevaba una película en DVD y la ponía para verla juntos, a veces ella me pedía directamente que me fuera a mi casa, que quería estar sola. Llego el momento en que no podía esperar más tenía que abrazar y besar a esa mujer. Asi que me decidí hacerlo, ya había pasado mucho tiempo.
Ese día, eran como las 4 de la tarde, llegué a su casa, ella tenía puesta una falda pegada y de largo a las rodillas, su blusa era de botones, pero no los tenía todos colocados, asi que una porción de sus tetas se podían divisar, tenía medias puestas, todo en negro. Me saludó atenta, estaba de buen humor ese día. Empezamos a platicar en la sala. En eso la tomé de la mano, por un minuto quise arrepentirme, pero seguí adelante, le dije que debía rehacer su vida, que le había cumplido a su esposo hasta el final y que se merecía iniciar otra vida. Ella dijo cualquier cosa para justificar su actitud, le dije: -habemos hombres que quisiéramos una oportunidad para hacerte feliz-, ella se me quedó viendo después de lo que le dije, no le di tiempo, la jalé la envolví en mis brazos y la besé.
Ella quiso retirarme de inmediato, pero usé mi fuerza y no la solté, poco a poco fue cediendo y sus labios se humedecieron entre los mios. Fueron unos 30 segundos interminables, ella me separó y me dijo –que haces José?, esto no esta bien!- Le dije que siempre había querido hacerlo, que ella me atraía mucho. Ella estaba confundida, asi que aproveché para abrazarla y volví a besarla, ella repetía –no por favor!-, pero no dejaba de corresponderme los besos. Fui desabotonando su blusa y por fin pude tocar sus bellos senos redondos, los acariciaba los apretaba, mientras le besaba el cuello y las orejas.
Le quité la camisa, quedó en sostén, sus senos eran mejores que lo que yo había pensado. Ella me dijo –vamos a la habitación, aquí nos pueden ver por la ventanas-, nos fuimos de la mano, al llegar me puse atrás de ella y la abracé pegando mi bulto del pantalón en sus nalgas, luego subí las manos para estrujar sus tetas, le quité el sostén y cayó al suelo. Fui a la cama con ella y la acosté, luego tomé sus pies y los besé aún con las pantimedias puestas, fue algo muy erótico, ella me miraba fijamente, no sonreía para nada, pero cerraba los ojos cuando yo le daba alguna caricia. Las pantimedias solo llegaba a sus muslos, asi que se las fui quitando una por una, mientras lo hacía le ví su pantaleta, oh dios! Solo eso me separaba de su anhelada raja.
No me desesperé y fui besando sus pies, luego sus pantorrillas fui metiéndome entre sus piernas, ella ronroneaba de placer, luego besé sus muslos, pero su blusa apretada no me dejaba ir más allá. Rápidamente divisé el cierre lateral de la blusa y lo corrí, ella quiso detenerme, su última resistencia, pero lo hice y le saqué rápidamente su falda. Me agaché para besar sus muslos y en ocasiones me iba al centro de su pantaleta y le daba unos besitos sobre su raja, el olor a hembra caliente llegó a mi nariz, que bueno que ella esta respondiendo me dije. Yo ya no aguantaba más la ilusión de verle su raja de mujer, asi que hice a un lado su braguita y me quedé anonadado, estaba finamente rasurada, con algunos pelitos alrededor, sus labios mayores eran delgados y su cli era visible naturalmente, ella se sintió avergonzada porque me quedé viendo su intimidad e intentó cerrar sus piernas frente a mi, -no por favor!- le pedi, no se con que tono de voz lo hice, pero ella inmediatamente abrió sus piernas para volver a enseñar su rica fruta.
Fui pasando mi lengua por todo su sexo, iba desde sus muslos y pasaba sobre su raja y llegaba al otro lado, ella ahora comenzó a gemir con más fuerza. Su braguita solo era un estorbo asi que decidí sacarla por completo, ahora si ella quedó totalmente desnuda en la cama, me sumergí en su raja, chupando, lamiendo, usando los labios para atrapar sus labios vaginales y su cli, ella me jaló los cabellos en señal de estar degustando la mamada, me decía entre quejidos que esto estaba mal, que no era bueno esto, pero yo no dejaba la comerme su delicada raja. Mi lengua se metía hasta la entrada de su vagina y con la punta intentaba entrar, eso provocaba en ella más gemidos y que salieran sus juguitos amargos de su sensual raja.
En eso estaba, cuando sentí como me agarraba los cabellos con más fuerza, acompañado de un gemido fuerte, doña Catalina se estaba viniendo en mi boca sin remedio. Seguí lamiendo su raja para intensificar su orgasmo, me puse a nivel de la cama y con mis manos levanté sus nalgas por debajo, asi tuve a tiro su agujerito anal, lo lamí como si hubiera sido el más rico dulce, ella intentó quitarme la boca de su ojete, pero no pudo más que hacer de esa acción el más rico recuerdo.
Sin perder tiempo me quité el pantalón, mientras ellas se reponía de su largo orgasmo. Me quedé solo en camiseta, me puse entre sus piernas y me subí sobre ella, con la mano puse mi pene en la entrada de su raja y buscando su boca para besarla, fui penetrándola lentamente, ella gimió y abrió los ojos como nunca y nos besamos mientras mi verga iba deslizándose lentamente dentro de su vagina húmeda. Sentí un calor intenso en mi pene, su gruta estaba calientísima, se la dejé ir hasta que estuvo toda adentro. Ella levantó sus piernas para acomodarse mejor, luego comenzamos a movernos en el clásico mete-saca del amor. Yo le besaba los labios, el cuello y bajaba a sus tetas para mamarlas, sus pezones estaban bien erectos y duros.
No se como, al rato, ella me envolvió con sus piernas y pude sentir como mi pene se movía dentro de su raja produciéndome un placer increíble, eso me hizo eyacular, ella lo presintió y comenzó a moverse más rápidamente, gemí, grité, cuando un chorro de esperma salió de mi verga, se lo eché lo más profundo que pude, ella gimió y me decía –asi, dámela, dámela toda!- y se vino en otro orgasmo. Nos quedamos moviéndonos como follando después de que se la di toda. Me acosté a su lado, mientras dejamos que nuestras respiraciones se normalizaran. Ella habló primero.
-José que hemos hecho, si tu eres un niño, yo ya soy vieja, podría ser tu madre- Le hice la señal que se callara con el dedo en su boca y luego me voltee para besarla en la boca, ella me quiso retirar, pero nuevamente no la dejé y nuestras bocas se regocijaron por varios minutos.
Mientras nos besábamos, ella con su mano atrapó mi pene y lo comenzó a frotar, mi miembro comenzó a tomar dureza en sus manos, ya casi estaba listo de nuevo. –Uuyy José ya está firme de nuevo!- me dijo ahora si con una sonrisa. –Súbete sobre él, si quieres- le contesté. Ella me sonrió de nuevo y poniéndose encima de mi se clavó mi pene en su raja mojada. Luego comenzó a darme una deliciosa cabalgada de verga. Empezó con un ritmo suave, pero conforme pasaban los segundos, ella fue aumentando la intensidad y hubo un momento que se volvió loca allí saltando sobre mi verga, gemía, movía la cabeza para todos lados y movía de una forma deliciosa sus buenas nalgas.
Yo nuevamente sentía como su raja apretaba mi pene y lo movía dentro de su coño. Agarré con las manos sus enormes tetas y se las apretaba, haciendo lo mismo con sus pezones. Que rica cabalgada me daba esa mujer, estaba poniendo toda su experiencia en el arte del amor. La oí gritar y quejarse, ella misma dosificó su corrida, y siguió moviéndose, -quiero que te corras otra vez- me decía mientras movía sensualmente sus nalgas, comencé a gemir indicándole con ello que estaba por llegar, ella aumento el bamboleo de su cuerpo y mi verga comenzó a dar latigazos de semen dentro de su vagina. Por fin mi verga quedó flácida dentro de ella. Catalina se bajó de mi y ahora ella fue la que me fue a dar un delicioso beso. Me vestí y ella me pidió que me fuera, no vaya a ser que te extrañen en tu casa.
Al otro día, un mensaje de texto en mi móvil, era de Catalina, me decía que estaba confundida, y lo mejor era que no me apareciera en su casa por un tiempo. Lo cual duró exactamente dos días. Al tercero me llamó para decirme que quería verme y hablar conmigo. Ese día, por primera vez en mucho tiempo no tenía indumentaria de color negro, estaba bellísima con un vestido de una pieza. Nos besamos en la sala y me preguntó si deberás sentía yo algo por ella, le dije que la amaba en silencio desde hace mucho tiempo y que no me importaba la edad, ni mis padres, solo quería que fuéramos pareja. Ella me besó e hicimos el amor en el sofá de la sala, esa noche me mamó la verga por primera vez y me vine entre sus labios, también la penetré por detrás, mientras ella gemía y me decía –gracias por hacerme sentir mujer de nuevo!- -pensé que ya no iba a sentir placer con otro hombre que no fuera mi marido!-.
Catalina resultó ser una excelente amante en la cama. Me vuelve loco cada sesión que tenemos. Todo esta muy bien excepto en que es la madre de mi mejor amigo. Ahora eso nos tiene preocupados. Y mis padres también me preocupan cuando se enteren.
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