La nena de la calle
Mi amigo y yo probamos suerte y buscamos a una nena de la calle para nuestras mayores perversiones. .
-¿ Creés que tendremos suerte?. Pregunta mi socio con un vaso de whisky en la mano.
– No lo sé, según Rodríguez es muy fácil, en estos barrios hay muchas niña sin supervisión, sus mamás son putas o drogadictas y las dejan a su suerte. Digo y miro a los lados.
Bajo la velocidad del coche y ambos comenzamos a buscar alguna niña.
-Solo espero que encontremos una virgen, quiero desvirgar a una nena. Dice y estoy de acuerdo.
Detengo el coche y esperamos a ver que sucede. Muchas putas nos tocaron el vidrio pero no les hice caso. Gracias a los vidrios polarizados y que quite la placa nadie podrá saber nuestra identidad.
Cuando ya nos estábamos dando por vencido vi a lo lejos a una nena temblando del frío. Puse el auto en marcha y me acerqué a ella.
De cerca se veía muy joven, tal vez 4 o 5 añitos. Mi amigo y socio me miro sorprendido pero lueho sonrio con morbosidad. Ambos miramos a ver si alguien nos miraba pero no se vea nadie, la calle estaba vacía.
– ¿Muñeca tienes frío? Pregunto mi amigo cuando bajo el vidrio. La nena lo miro y asintió. Podía incluso escuchar sus dientes del frío que hacía.
– Sube con nosotros, en este auto no hace frío, y en casa de mi amigo hay comida si tienes hambre. Dijo él. La niña no lo dudo y subió. Ambos sonreímos, eso fue muy fácil.
De camino a casa mi amigo le preguntó su nombre y cuántos años tienes, y donde estaban sus papás.
Así que ahora sabíamos que Anita tenía 5 años y vivía sola en las calles desde que su mamá la había dejado por irse con un hombre que le «regalaba el polvo que hacía feliz a su mami».
Cuando Ana entró a mi casa sus ojos se abrieron mucho. Mi casa era una mansión. Mi socio tenía una igual. Eramos lo que dicen un «Buen partido» ricos y solteros. Pero lo que no sabían era que detrás de esa fachada solo somos degenerados que nos gustan las nenas.
– Ven princesa, primero vamos a darte un baño, y después a comer. Dije y ella me miró feliz. Ella era tan inocente.
Mi amigo no se quedó atrás y entramos a mi baño con la nena. Le quitamos su ropita sucia y la metimos desnuda a tina. Ambos aprovechamos para tocar su cuerpo tan pequeño miestras la » bañamos». Ella no decía nada, solo se dejaba hacer.
Cuando toque su vaginita ella me miro pero no hablo. Mire a mi amigo y él sonreía.
-Seguro estás muy sucia en este lugar, si no se lava bien puedes enfermarte. Dije y ella asintió.
-Ponte de pie y abre las piernas, vamos a ver si ya no estás enfermita allí. Dijo mi amigo y ella hizo lo que dijo. No lo podía creer, teníamos ante nosotros una vaginita muy pequeñita, rosadita y lista para nuestras pollas.
-Oh amor, estás enfermita, tienes que poner la medicina dentro, pero eso después de comer. Dijo y la ella primero lo miro asustada pero después feliz al escuchar que le íbamos a dar comida.
Le dimos toda la comida que pidió. Hasta algunos dulces. Ella nos fue tomando confianza y mi amigo y yo aprovechamos para mentirle mano. No le pusimos ropa, la casa tenía calefacción así que no tenía frío.
– Bien llego la hora de la medicina. Dijo mi amigo y la nena lo veía con un poco de miedo.
– Pero tranquila, es por tu bien, si estás sanas puedes quedarte aquí a vivir conmigo y te voy a dar toda la comida y dulces que quieras. Digo y mi socio me mira con una gran sonrisa.
– Si, y cada que queramos vamos a jugar contigo Anita. Dice él con una sonrisa.
– Esta bien. Dice la niña y mi amigo y yo la llevamos a mi habitación.
Nos quitamos nuestra ropa y ella miraba nuestra polla erectas. La mía era más grande y gruesa, media 20 cm y 6 de ancho.
– Bien. Primero vamos a limpiar tu Pepita para que la medicina entre más fácil. Dijo él. Acostó en mi cama y le abrió sus piernitas. Su cabeza no dudo en meterse entre ese manjar.
-Dios es tan pequeño. Dijo él mientras pasaba su lengua por toda su vaginita y también anito.
-Siento cosquillas. Dijo ella con una sonrisa.
– Eso es porque mi saliva ya te está curando, pero para quedar bien tenemos que ponerla dentro. Dice mi amigo.
El comienza a meter y sacar un dedo de su vaginita. Ella se queja pero no hace nada para apartarse.
– Bien creo que ya es hora. Le pasé la crema lubricante y anestesia en crema. No queríamos que sufría más de lo necesario.
Veo como mi amigo ubica su polla también grande y gruesa en la entradita diminuta. Empuja y no entra. Le abre más las piernas y empuja sus caderas.
-Duele. Dice Anita con lágrimas en los ojos. Mi amigo la empalo en una sola estocada. Aunque había quedado más de la mitad de su polla fuera.
-Eso es porque estás enfermita, con la medicina ya no te va a doler. Le digo acariciando su carita con cariño. Esta niña está aguantando una polla que pocas mujeres son capaz de hacerlo sin quejarse.
Mi amigo espera unos minutos para que la niña pueda acostumbrarse a sus dimensiones.
-Voy a moverme. Le dice mi amigo y la niña cierra sus ojitos con fuerza, como diciendo que haga lo que quiera que ella aguanta.
Las penetraciones no son suaves ni lentas, él está marcando a una niña de 5 años. Ella aprieta tanto su boquita para no gritar de dolor. Es un amor.
– Lo haces muy bien, eres todo una luchadora. Le digo y ella abre los ojitos para verme. Le sonrió y ella inte ta devolverme la sonrisa pero las penetraciones son muy fuertes.
-Voy a ir más dentro. Dice y empuja con fuerza. La niña deja salir un grito de sorpresa y dolor.
-Estoy dentro más de la mitad. Dice sorprendido. Continua con la penetración media hora. Cuando por fin se corre la niña deja de llorar.
Mira su huequito lleno de medicina y nos sonríe.
– Gracias. Dice y mi amigo y yo la vemos sorprendo.
-¿ porque muñequita?. Pregunto.
– Porque me curaron, ahora puedo quedarme en esta casa y no tener mas frío, voy a comer y dormir en una cama. Dice con sus ojitos rojos.
– Si, pero aún no estás curada, tienes que recibir la medicina varias veces al día, ahora es mi turno. Digo ubicandome en su entradita.
Ella cierra sus ojitos y me dejó ir. Esta tan apretada que duele un poco. Mi pene es más ancho lo que hace que me sea difícil entrar.
– Ay!. Se queja pero no se mueve.
– Eso es, ya estoy dentro. Digo y ella medio sonríe. Es tan increíble que por fin estoy con una nena tan pequeña.
– Voy a moverme. Le digo y comeizo a entrar y salir de ella. En cada empuje intento llegar más lejos. Es maravilloso. Sus paredes me aprietan.
-¿ Esta rica verdad?. Pregunta mi compañero y afirmo con la cabeza.
– La vagina más rica que me he comido. Dice él.
Empujo más fuerte y veo que ya llege un poco más lejos que mi colega. Anita llora en silencio y eso me genera mucho morbo.
La penetro más fuerte hasta que dejó mi semen en su interior. Me salgo y ella está dormida o desmayada, no lo sé.
– ¿ Probamos ese culito?. Pregunta mi amigo.
Afirmo con la cabeza y volteo a Anita. Comienzo con la dilatación. Con mi dedo meñique, luego el anular y por ultimo agrego el medio .
-Se ve tan rico ese culito dice mi amigo. Busco el lubricante y un poco de anestesia local en crema.
Con cuidado me ubico, pongo mi brazo rodeado su cintura, así si despierta y quiera escapar la detengo. Empujo y no logró entrar. Empujo de nuevo y su huequito no quiere dejarme entrar.
– Dale con fuerza. Dice mi amigo. Me ubico de nuevo y empujó mis dareras con fuerza. Tal y como dijo mi amigo entre con dificultad. Escuche los sollozos de la bebé y sonreí.
– Tranquila muñeca, estoy curando tu otro huequito. Digo y ella vuelve a sollozar en silencio. Espero que su huequito se dilate y comienzo a empujar más dentro. Por lo que he leído por el culito si puede entrar un pene sin importar el tamaño. Continuo por más de media hora y por din mis bolas tocan sus glúteos.
Sonrío victorioso. Esta niña pudo albergar mi verga completa. Comenzó a moverse sin salir. Las penetraciones van aumentando a media que siento que ella se va relajando. Veo a mi amigo de nuevo listo y sonrio. Me acomodo y nos doy la vuelta. Su espalda sobre mi pecho con las piernas abiertas mostrando su huequito rojo y aun con rastros de sangre y semen.
Él me mira sonriendo y se ubica. Sabia que ese desgraciado podía leer mis pensamientos. Se ubica en la entrada de la niña y empuja. El grito de la niña nos deja asustado. Veo como mi amigo no fue suave y de una sola estocada metido toda su verga.
– Ambos mirando sorprendidos como esa nena ahora desmayada esta ensartada por dos vergas grandes y gruesas. Nunca pensé que podríamos hacerle una doble penetración. Pero aquí estamos. Manos sin movernos, solo esperando que la nena se despierte para disfrutar de sus cuerpo.
Al sentir el movimientos ambos comenzamos a movernos. Salíamos y entrabamos sincronizados. Cuando una salida el otro entraba. Y en ocasiones nos poníamos de acuerdo para hacerlo a la par. Aunque por las quejas de la niña era más dolorosa así.
Continuará.
Mil respetos a ambos buenos varones, han cumplido con el cometido divino masculino.
Excelente relato, espero continuación!
Así es como deben gozarse las nenas, y se portan sumisas para complacer a sus machos
Buen relato, hay continuación?
los que no lo han hecho no saben de lo que se pierden, esperando que termine la pandemia para volver al trabajo y seguir
Muy bueno el relato, esperó mas amigo 👍🏼
QUE BUENA VERGUIZA LE DIERON, SIGUE CON TU RELATO Y QUE MEJOR QUE LA EMPIEZAN DE A 2 CABRONES, SIGUE POR FA
Que rico, ya quisiera unas pijas así
Hola , algún morboso pervertido que le guste hacer todo este tipo de cosas y más ? , para hablar por telegram, contactenme : @Eryo69