La Señora Doris, la Culona Evangélica
Me cojo a Doris, una viuda evangélica que me saca la leche como buena ramera samaritana.
Doris es una señora de 54 años, de alrededor de 1.60, de piel algo tostada por las caminatas que suele hacer en su iglesia, cabello negro y algo ondulado que muchas veces cubre con una especie de tela; de contextura algo tosca pero perfecta para su edad, de caderas anchas con un lindo culo generoso y maduro, deliciosas tetas grandes de pezones prominentes y apetitosos. Cubierta toda de unas blusas anchas sin mucha gracia y faldas largas y pegadas que todavía dejan ver sus llamativas curvas.
Todo empezó un sábado que llegaba de la calle y la ví en mi puerta. Buenos días, qué desea?- le pregunté; Buen día hijo, vengo a ver a tu mamá para decirle que en el culto estamos juntando juguetes y ropa para caridad. Le dije que no estaba y que volviese más tarde, entonces ella sacó un libro que tenía y me lo dió diciendo: Estamos juntando para llevar ayuda a albergues, y necesitamos ayuda también, el señor te lo va a pagar. Realmente me molestaba que recurriese a trucos así para convencerme, me tomó de las manos y me preguntó si iba a ir, tenía las manos suaves y cálidas. Entonces le dije que sí, luego sonrió y me dió una especie de bendición, me dijo que me iba a llevar al día siguiente, luego llegó mi madre y entré.
Al día siguiente volvió a mi casa temprano para llevarme, yo ya estaba atado y no podía hacerle un desplante. Fuí con ella y vi como organizaban todo, me hicieron trabajar, me llamó la atención la manera en como se manejaba; había un pastor viejo que mandaba, pero tenía una esposa jóven con un cuerpo de actriz porno, el bendecido. Terminada la jornada la señora Doris me llevó a su casa a almorzar, en el camino me hablaba de sus cosas evangélicas, que ella me iba a ayudar a salvarme, yo no dije nada.
En la casa de doña doris, una casa grande, ella dijo que me acomodara, que iba a cocinar algo rápido. Tenía muchas cosas buenas, como si fuese rica, miré una foto de un hombre, ella me explicó desde la cocina que era su exesposo que llevaba muerto ya bastantes años; luego le pregunté si tenía hijos, ella me dijo que no pudo tener con su esposo pese a intentarlo muchas veces debido a que él era esteril. Luego vi una foto de la señora de joven en traje de baño, era una diosa hermosa mejor que la esposa del pastor; viendo unas fotos más pude comprobar que su exesposo fué otro pastor, me reí. Luego no pude evitar pensar que su esposo ya muerto se la cogía en todas las posiciones intentando darle un hijo, y la verdad yo ubiece estado contento solo con eso. Me dió una terrible erección.
Fuí a la cocina y vi a Doña Doris volteada, pelando algo; le ví el culo añejo y sin uso en buen tiempo. No dije nada, la abracé por la cintura y le arrimé la verga; ella se alteró, dejó de pelar y quiso quitar mis brazos, entonces aumenté la fuerza e hice que chocara contra el lugar donde pelaba. Le dije: doña Doris ayúdeme a quitarme el deseo, por favor, no me abandone. Ella no oponía mucha resistencia, le besé el cuello y comencé a frotarme con sus nalgas.
La señora me decía que la soltara, pero me calentaba más; Señora, disfrute que quizá ocurre algún milagro, le dije; mientras con una mano me desabrochaba y bajaba los pantalones con la ropa interior. Con la verga afuera metí mis manos bajo su blusa y su brasier, y le dí una manoseada a sus tetas grandes. Así estuve un rato tocando cuando sus pezones cuando se pusieron duros, además que la señora ya no se movía para intentar safarse.
Señito, le va a gustar, ambos lo vamos a disfrutar -le dije. Luego empecé a subirle la enorme falda mojigata, y me agaché para besarle las nalgas tras sus calzones grandes, metí mi naríz y mi boca para aspirar su sexo mientras mis manos jugaban en su trasero maduro. Le bajé los calzones, para saborear ese culo rico, la falda me estorbaba así que me la puse como capucha detrás de mi cabeza para que me dejara solo con ese monumento. La señora ya mojada empezó a gemir disimuladamente, pero era obvio, además estaba húmeda ahí abajo; cuándo terminé de chupar ese manjar libidinoso, salí de ahí y busqué un condón en mi billetera.
Lo saqué del empaque y me lo puse, entonces con cuidado y agachado por la altura de la señora, comencé a meterlo; no pasaron ni 10 segundos y la señora me dijo: quitate eso, quiero que te lo quites es pecado de Onan. La señora quería hacerlo sin condón, por lo caliente me lo quité sin decir nada y volví a entrar; su culo sin condón era aún mejor, sus nalgotas chocaban con mi pelvis y dejó de disimular su placer.
Pensé si debía venirme ahí, pero el hecho de estar sin condón me hizo dudar. Me detuve de embestirla y la saqué; quítate lo de arriba, le dije. Ella obedeció, luego se dió la vuelta y dejó que besara sus pechos, luego me animé a besarla en la boca. Sientate ahí, me dijo; le hice caso intrigado y ansioso por unos buenos sentones.
Ella se acercó algo tímida y puso su boca en mi verga diciéndome: no vayas a soltar por favor; entendí que no debía eyacular, ella primero besó el glande y luego de un solo movimiento se lo metió todo. Vió mi expresión y dejó de hacerlo, sabía que de seguir no iba a evitar venirme. Se paró y de dió la vuelta para sentarse en mi pedazo, en esa posición su culo era inmenso y cálido, su cabellera negra colgaba hasta mi vientre, y empezó.
Subía y bajaba doña Doris sujetando su falda, el contexto de todo no dejaba de darme ganas de eyacular. La señora se echó hacía atrás sobre mí y puso mis manos en sus tetas, el placer era demasiado para aguantar, empecé a darle más fuerte y eyaculé adentro de la hermosa viuda culona y santa.
No dejé de visitarla y la acompañaba a su iglesia todos los domingos, para luego ir a su casa a hacer un milagro. 🙂
No está mal, poco creible pero para ser fantasia está bién, si dejas volar tu mente todo vale.
buen relato, aunque algo apurado
Pecado de Onan jajaja