La vida de Catalina parte 2
Espero les guste .
El que don José se quitara su sudada camiseta dio oportunidad a la joven de alejar un poco su tremendo cuerpo de las cercanías del caliente viejo, la jovencita estaba desconcertada por la osadía a la que se había atrevido Don José y por un momento pasó por su mente la idea de retirarse pero, por otro lado, quería seguir disfrutando las prohibidas escenas que veía en el monitor y además de que sentía un rico cosquilleo en su sexo gracias a las experimentadas caricias que el viejo le había regalado, a pesar de que estas tenían minutos que habían cesado aun podía sentirlas como si todavía las estuviera recibiendo, un cosquilleo aun mas delicioso en comparación a sus todavía inexpertas masturbaciones.
El viejo ahora mediría el terreno, no atacó desesperado ya que podría asustar a la nena, tenía que ir poco a poco, se dispuso nuevamente a observar la película desparramando su desaseado cuerpo ya sin camisa sobre el sillón, quería darse cuenta del impacto que había tenido en la jovencita ese acto impuro y depravado, el viejo se sentía satisfecho (por el momento) al haber sentido con sus sucios dedos esas partes íntimas, calientitas y nunca antes manoseadas (por otro) de la adolescente, le bastaba por el momento con ver dos de sus dedos cubiertos de un néctar brilloso de olor exquisito, en caso de que la joven se retirara, ya elaboraría un nuevo método para con el cual volverla a engañar y que se dejara manosear otra vez aprovechándose de la ingenuidad y la edad de la calentura por la que Catalina atravesaba.
El viejo esperó y esperó, observado de reojo a la nena quien no se incorporaba, se mantenía quieta, como si no hubiese ocurrido nada, todavía la jovencita acomodó su faldita pues se le había subido prácticamente toda y enconchándose de hombros subía el tirante de su blusa muy delicadamente, una buena cantidad de su cabello cubría la parte de su rostro que daba hacia el viejo, Don José solo alcanzaba a ver una perfecta naricita delineada con los más finos y profesionales trazos así como un par de carnositos labios que según él mostraban una sencilla pero coqueta risita.
“de que se reirá esta putita” pensaba el viejo
La jovencita acariciaba su cabello a manera de peinarlo muy femeninamente con sus dedos; por lo tanto el viejo acechaba como un león hambriento cazando a un indefenso y herido ciervo, las facciones pervertidas de su rostro hacían verlo como un auténtico animal, Don jose en ese momento poseía esa mirada retorcida de un hombre desnudando con la vista a una jovencita, además lo feo de la cara le daban un toque especialmente morboso.
El viejo no aguantó tener tan cerca a la tentación convertida en mujer y decidió avanzar, sabía que no tenía toda la tarde-noche si quería hacer algo más que un simple manoseo, y si bien no tenía intención de violar a la chamaca, ¿Cómo contenerse teniendo a dos metros de él a una jovencita como Catalina?, cuyo cuerpecito despedía un calorcito acogedor y cuya desarrollada y femenina.
Catalina decidió no abandonar el lugar, la curiosidad le pudo mas, a menudo le daba tímidos sorbos a su cerveza muchas veces negándole su venta en otros establecimientos pues la jovencita se atrevía a pedirla enfundada en su ajustado uniforme escolar que poco alcanzaba a disimular su impresionante anatomía.
La colegiala no sabía que era, nunca había experimentado esa extraña sensación, pero algo pasaba dentro de su cuerpecito, sentía algo que la obligaba a quedarse, a permanecer sentada y vulnerable e incluso disponible para el viejo, algo que la hacía comportarse más provocativa de lo normal, algo que le decía “quédate, lo vas a disfrutar” y tímidamente volvió a acariciar su desnudo muslo para después seguir con su húmedo sexo, a su vez, su lengua repasaba muy sugestivamente el contorno de la botella de cerveza calentando sin querer al viejo Catalina se dio cuenta de ello y de forma tremendamente erótica lamió desde la base de la botella recogiendo todo el líquido con su mojadita lengua y, obedeciendo a esa sensación de lujuria.
sexualmente, una sensación de cosquilleo invadió a la nena y su panochita pulsaba casi rogando por que se dedeara, a pesar del sostén sus pezones ya asomaban por su blusa y sus ojitos no pudieron evitar repasar la protuberancia pulsante que se formaba debajo del short del viejo.
“ahhhh, pinche chamaca, como no le pasas la lengua a esta” decía el empalmado viejo mientras su asquerosa lengua se movía de un lado a otro por entre sus bembos labios empujando las babas por sus comisuras, a su vez su verga explotaba de lo hinchada que se encontraba así como expulsaba cantidades monumentales de viscoso líquido.
Con esas femeninas miraditas el viejo sentía cada vez más cerca la oportunidad de tener sexo en mucho tiempo de inactividad, de destensar los casi nulos músculos de su cuerpo, volteaba a ver la imagen de un Santo que tenía clavada en la pared y casi lo escuchaba decirle: “si no aprovechas hoy es porque eres un maricón pendejo”, el viejo volteó a ver a Catalina y otra vez la descubrió tocándose, la niña rápidamente quitó su mirada y manita pues estaba expectantemente cuidadosa de que el viejo no la descubriera masturbándose, sin embargo dejó su tanguita mal acomodada, de esta manera el viejo podía ver la prenda atorada en medio de los carnositos labios vaginales.
“ora si hija de la chingada, nada más me estas calentando y yo aquí mirando como un pendejo”, decía el viejo en sus cochinos pensamientos, decidido, había llegado el momento de hacer un segundo ataque.
El viejo levantó su peludo trasero y se repegó mas a la niña, ganado más terreno en ese sillón, mientras Catalina se corrió más hacia la orilla del mismo; el viejo se corrió otro poco y la chiquilla se separó casi en la misma distancia, la chiquilla parecía hipnotizada por la película y jugaba con un mechón de su cabello haciéndole forma de rizo, a la vez que disimulada, observaba si Don jose se juntaba más hacia ella mientras una ligera risita traviesa aparecía en su rostro.
Catalina grababa en su joven mente las extrañas posiciones (para ella) en que los musculosos actores se cogían a las atractivas actrices, veía las exageradas corridas de leche sobre los bellos rostros de las chicas y como ellas se tragaban ese blanco líquido como si fuese el más fino y delicioso manjar, todo esto si bien a la nena le parecía obsceno, prohibido y hasta asqueroso; por otra parte lo veía interesante, con ganas de seguir aprendiendo y porque no, practicarlo; por un momento llegó a curiosearse sobre el sabor de ese extraño líquido procedente del aparato reproductor masculino (como muchos conocía como verga)
Don jose había acorralado a la jovencita en el sillón, a la nena ya no le quedaba más espacio para seguir arrinconándose, la única opción era levantarse del asiento pero era más que obvio que a pesar de estar con un pervertido acosándola ella no se iba a levantar, el viejo llevó su mano a la pierna de la joven, quien se asustó al principio pero no hizo por quitarla, Don José levantó de mas la faldita de la niña y ella no hacía nada por bajarla, de vez en cuando Catalina tomaba su blusa y la movía rápidamente para sacar el calor que estaba dentro de ella y volteaba para todos lados del cuarto como no queriendo darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
-tienes calor?- preguntó el viejo, Catalina movió la cabeza dándole la razón al vejestorio.
-yo también, por eso me quité la camisa jejejeje, por qué no te quitas la blusita?,- dijo el lujurioso viejo con una mirada y una sonrisa que desafiaban los límites de la depravación mientras subía lentamente la blusita de la nena hasta que se le permitió ver el ombligo de ella, la nena aun sentada mostraba un vientre plano, sin esas antiestéticas llantas que se forman aun en las personas delgadas al estar sentadas y mal acomodadas.
Catalina le contestó moviendo la cabeza en forma de negación, volteó a ver al viejo y observó detenidamente un cuerpo muy alejado de lo atlético, un cuerpo delgado flácido, pero con una pancilla prominente, un pecho levemente peludo y canoso, unas chiches ligeramente caídas que superaban en volumen a las de muchas de sus compañeritas menos desarrolladas y coronadas por unos oscuros pezones con enormes pelos gruesos saliendo de ellos, a los costados de ese desatendido cuerpo se notaba un poco el costillar, si bien Don José rondaba los 55 años de edad, su descuidado cuerpo daba la impresión de pertenecer a un hombre de más de 65, todo gracias a llevar una vida de excesos y pereza sumados a una alimentación desbalanceada y falta de ejercicio, sin mencionar que sus axilas despedían un característico olor de un viejo que no tiene la costumbre de echarse antitranspirante ya que en todo lo que iba del día aun no se daba un baño.
Don jose subió su arrugada mano por toda la pierna de la mujercita sintiendo esa suavidad y tersura que brindan unos muslos perfectos y físicamente trabajados, acercó lentamente su crudesco rostro a la sensible oreja de la colegiala y le preguntó en voz baja:
-te gusta lo que ves?- dijo con su cervecero aliento.
Catalina no contestó nada, solo se relamía los labios y ladeaba su cabeza para alejarla del viejo, pero sin mostrar signos de incomodidad ni asco.
-te gustaría sentir lo mismo que sienten esas muchachas?- volvió a repetir el enfermo viejo quien nuevamente sacaba su herramienta y la masturbaba enfrente de la nena mientras ella le miraba disimuladamente y juntando coquetamente sus labios.Catalina se quedó callada.
Catalina salió de su trance cuando sintió nuevamente unos dedos acercarse a su húmeda intimidad, intentaba cerrar las piernas para que estos no avanzaran pero la vieja mano se colaba como agua, con una de sus manitas intentó débilmente empujar la mano del viejo , aunque lo consiguió, el descarado Don José aprovechó para tomar a la nena de su delicada manita, la pareja se quedó unos minutos así, viendo la porno tomados de la mano, en un acto en verdad depravado el viejo José colocó la joven manita cerca de su frondoso bosque púbico, la niña solo volteó y vio que su mano estaba a escasos centímetros del miembro del viejo mientras veía como algunos de sus dedos se perdían entre ese enroscado matorral negro con blanco.
Don jose se relamió los labios solo con sentir esa suavidad de la mano de la joven, su verga se había levantado tanto que casi se recostaba en su peluda panza, entonces en otro acto impúdico por parte del viejo que aprovechó la pasividad de la nena, llevó esa manita justo al tronco de su palpitante miembro.
“aaaahhhhhhhh, que mano tan calientita” Don José casi se vaciaba con solo sentir el calorcito manual de la señorita, su verga era un auténtico volcán a punto de hacer erupción, la caliente lava blanca hervía dentro de sus testículos casi al grado de evaporarse.
“que duro…….. y que grande esta” pensaba la nena, era la primera vez que la chiquilla tocaba una verga, así que en cuanto a grosor y longitud, el viejo no decepcionaba.
La pequeña manita de la nena comenzó a sudar, ya que entre su mano y la verga del viejo se generó un calor infernal, sin embargo la nena apretó con fuerza ese asqueroso palo, como si no quisiera despegarse de ella, con la otra mano llevó uno de sus dedos a su boca y mantenía un coqueto movimiento con este alrededor de sus carnosos y brillosos labios mientras seguía mirando la película.
El viejo llevó su arrugada mano para depositarla sobre la de la muchachita, de esta manera la tapaba debido a la gran diferencia de dimensiones, además la diferencia de pigmentación de ambas pieles era notoria hasta en las manos, una tonalidad cobriza cubriendo a una pequeña manita blanca como la leche.
Fue entonces cuando el viejo en su afán por seguirse masturbando, comenzó a mover su mano sobre su verga, dicho desplazamiento originó en la femenina mano un meneo similar, el viejo veía a esa pequeña niña con una corrompida cara sintiendo como prácticamente la niña le masturbaba la verga, de la generosa verga enormes ríos viscosos brotaban y resbalaban por todo su tronco hasta llegar a la joven manita, esta parte del cuerpo de Catalina se lleno de aceitoso líquido que se escurría también por debajo de ella, llegando el momento en que la manita de la niña chapoteaba en líquido preseminal cada que subía y bajaba por el tronco del aparato y se cubría de un tipo de babilla que no era otra cosa que el mismo líquido batido, el viejo y la joven estuvieron así unos pocos minutos hasta que Catalina simuló rascarse, liberándose de esa asquerosa labor y observando como su mano brillaba por efecto de la lubricación y como una especie de olorosa espuma cubría buena parte de su manita, esta manoseada solo originó que el viejo se calentara mas y decidido buscó el sexo de la niña.
El viejo había logrado llegar hasta esas preciadas partes, su mano era apretada por ambos muslos que le impedían su avance, pero muy hábil logró estirar dos de sus dedos para comenzar con leves cosquilleos en donde se marcaba una cerradita zanjita sobre un minúsculo triangulo rosita.
-nooo Don jo…… seeee…. Nooooo…. ,- decía la jovencita al insistente viejo, era la primera vez que la jovencita hablaba en varios minutos.
Don jose no decía nada, solo intentaba dominar a esa potencial putita, afortunadamente para él, la negatividad de la nena no era muy convincente como para dejarla en paz, él estaba dispuesto a que si llegase a sentir asco y desprecio por parte de la muchachita no insistiría mas, el pervertido era consciente de que si la situación se le escapaba de las manos podía meterse en muy, pero muy serios problemas.
-nooo Don joseeeeee, saque la mano, por favooooor,- decía la colegiala , aunque su forma de decirlo no era enojada, hasta cierto punto era sensual y coqueta, los ricos cosquilleos estaban haciendo que poco a poco la nena comenzara a abrir sus piernas para de este modo permitirle el acceso libre a la mano del viejo.
-shhhh, cállate Catalina, déjame tocarte otra vez, anda, anda déjame, te va a gustar- decía el viejo babeando del gusto.
-Don joseeeeeee, nooo, no me toquee ahiiiiii ahhhhhhhh,- el viejo se había apoderado nuevamente del sexo de Catalina y lo manoseaba de tal modo que apretaba obscenamente los labios vaginales uno contra el otro, haciendo que la panochita se le abultara perfectamente por debajo de la humedecida y rosita prenda.
-que mojadita estás mi vida, ya ves, te gusta que te toque ahí verdad?- decía el viejo.
-nooooo, déjemeee, noooooooo Don joseeeeee usted no es así,- decía la chiquilla respirando entrecortada y recordando aquellas lejanas palabras que alguna vez le dijo su amiga tatiana, que le daban la razón de que el viejo era un acosador de niñas.
-si te gusta, cuando una niña se moja de su cosita cuando se la tocan es porque le gusta, solo que te da pena admitirlo jejejeje- decía el calenturiento viejo.
-nooo, no me gusta Nooooo es ciertoooo- decía la colegiala.
Pero Catalina se contradecía ella misma, sus labios decían esas negativas palabras, pero su cuerpo se movía de forma espectacular y provocativa, su espalda se arqueaba hacia adelante contrario a su culito que se hacía para atrás, haciendo que su exquisito cuerpo mostrara una impresionante curvatura.
El viejo tomó con su mano libre la cintura de Catalina para pegarla muy bien a él, aprovechando el hueco que dejaba la niña entre su breve espalda y el sillón, y acercó su feo rostro al de la chamacona, le dio un ligero beso en su sonrojada mejilla y empezó a oler el aromático cuello de tan descomunal hembra, el viejo estaba despertando en la jovencita sensaciones que nunca antes había experimentado.
El viejo repasaba a diestra y siniestra ese cuellito olfateándolo como un perro y de vez en cuando lamiéndolo, hablándole al oído muy despacito y mordiendo levemente el pabellón de su oreja haciendo a un lado los bonitos aretes que adornaban a la princesita mientras ella estaba empezando a dejarse llevar por tales sensaciones y sus manitas apretaban la gruesa tela que tapizaba el sillón, el viejo sabia como atacar cada uno de los puntos débiles de la inexperta chamaca.
La joven logró medio zafarse y encontró la manera de incorporarse, no para irse pero si en un afán de desacalorarse un poco, pero el viejo muy hábil la tomó por la cintura y sin dejarla que se enfriara la atrajo de nuevo hacia el sillón, sentándola en sus peludas piernas, el culito de Catalina cayó exacto sobre la verga del viejo, la niña sintió eso duro, caliente y que palpitaba mientras parecía acomodarse entre sus glúteos, el viejo al tener su verga fuera de su short y la colegiala al llevar una tanguita demasiado minúscula y casi encarnada hacia que sintiera el calor de la verga y el roce de la pelucera púbica directamente en sus blancas y firmes nalgotas.
Las tremendas nalgotas de la nena cayeron pesadas sobre el abultado vientre del viejo y aplastaban la gruesa verga de este, aun así el viejo podía ver como de entre ese bien formado portento de culo que parecía haber aumentado en dimensiones sobresalía una brillante cabezota morada que se perdía en el canal que se formaba entre los apretados y blancos glúteos.
El viejo panzón aprovechó la posición en que se encontraban y nuevamente manoseaba el sexo de Catalina, los dedos del viejo se notaban perfectamente cuando tallaban el virginal sexo por debajo de la tela, la otra de sus manos de aventuró por debajo de la blusa y sostén a manosear uno de sus perfectos senos, tomándolo desde la base y recorriéndolo hasta la punta de su rosadito pezón, deteniéndose en esta erizada punta y jugándola con sus cabezones dedos como quien trata de sintonizar una estación de radio en un aparato antiguo.
El viejo sacó la mano que masturbaba la joven panochita y la llevó a su apestosa boca, degustando desesperado el sabor del líquido agridulce de la nena y volviéndolos a tallar superficialmente en esa celestial entrada para embarrarlo nuevamente de lubricante femenino, la nena no podía ver los inmorales actos de su “amigo”, pues estaba de espaldas a él y mantenía los ojos cerrados y mejillas coloradas debido a la calentura que la envolvía mientras sus labios emitían ligeros gemidos.
Ahhhhhh Mmmmm mm….. Ahhhhhhh
Don jose sacó su mano del sexo de Catalina y ladeó el rostro de la bella jovencita hacia el de él, rápidamente la besó metiéndole la lengua lo más adentro de su boca, la niña solo abrió al máximo sus ojos para después entrecerralos, Catalina con las manos trataba de disque empujar a Don José pero el viejo a pesar de lo flácido pesaba mucho, además los empujones de la joven eran más que nada como para no verse tan facilita ya que sorprendentemente el beso llegó a gustarle pues el viejo cosquilleaba cada centímetro de esa dulce boquita, poco le importaba a la nena el olor a cerveza, lo rico que sentía dentro de su boquita era motivo suficiente para soportar el desaseado aroma, entre el casi fingido forcejeo la falda de la colegiala se subió tanto que enseñaba toda su pequeña y mojada prenda, estaba tan mojada que los labios vaginales se trasparentaban y podían verse a simple vista, de nada servía que la llevara puesta.
La hábil lengua del viejo, que se había profesionalizado y había alcanzado su titulación besando a puras señoras gordas y viejas, seguía alojándose como si fuera su casa dentro de la fresca boquita de ahora una jovencita hermosa y con un cuerpo tallado por los mismos Ángeles, por momentos la lengua de Catalina correspondía el lascivo beso, y por momentos dejaba de hacerlo, no porque le diera asco, sino porque le era imposible igualar la velocidad y maestría con la que se desempeñaba su vulgar amante.
Esa lengua la estaba haciendo entrar en una confusión terrible, ella misma se desconocía besando a ese señor más viejo que su padre y que parecía apenas haber sido ayer cuando platicó con él por primera vez, pero es que los morbosos besos del viejo la estaban calentando de sobremanera y más cuando el viejo también decidió al mismo tiempo volver a atacar su sensible panochita, mientras más se moviera esa venenosa lengua dentro de su boquita más elevada era la necesidad de la niña de mantenerla dentro de su boca, las asquerosas babas del viejo parecían contener algún elemento adictivo al cual la jovencita se mostraba vulnerable y caían como rio de entre ambos pares de labios, nada se comparaban esos lujuriosos y salivosos besos del viejo a la inocencia de aquel primero que Catalina dio a un muchacho de su salón en un juego de la botella.
Don jose aprovechó la lubricación natural de la chica para incrustarle delicadamente el dedo medio dentro de su apretada cuevita, comenzó a moverlo en forma circular dentro de ella mientras que su pulgar jugaba con el hinchado clítoris, los seminegatividad de la chiquilla estaban empezando a desaparecer, sus manos habían dejado de luchar desde hace rato y ahora se abrazaban tímidamente al sucio cuello del viejo mientras su cuerpo se exprimía retorciéndose arriba del vejete.
Catalina estaba tan excitada como nunca antes, por primera vez en su vida su delicioso cuerpecito sentía los manoseos de un hombre, un viejo hombre que sabía muy bien donde manosear, entonces en un acto innato proveniente como respuesta a todas esas deliciosas sensaciones, comenzó a mover su culito sobre la verga del viejo, haciendo que en cada roce el prepucio dejara visible el brilloso y apestoso glande, jalándoselo mientras sus nalgotas se embarraban del lúbrico líquido, tanto tiempo estuvo moviéndose así hasta que la verga se acopló de manera perfecta entre esas carnosas nalgas.
-Donnnn, joseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee,- dijo la nena en uno de sus delicados suspiros.
-que mi amor- dijo el caliente viejo.
-eso durooooooooo, es su……………………. vergaaaaaahhhhh- dijo Catalina nuevamente en forma de suspiro, Catalina ya conocía esa mala palabra, cuantas veces había escuchado a sus puros y castos compañeritos albureándose unos a otros utilizando esa palabra o implementándola a la hora de mandarse muy lejos, sin embargo era la primera vez que su tentadora boquita la pronunciaba, siempre había sido una niña que no decía groserías.
-si mi amor, y a partir de hoy será tuya también, ya verás como te va a hacer feliz y no vas a querer despegarte de ella y vendrás a buscarla para que te de mas y yo aquí estaré para dártela las veces que tu quieras- decía el traspirado viejo, Catalina no contestó nada, solo suspiraba sensualmente y se movía arriba de la verga del viejo cada vez más rápido mientras el viejo levantaba los tablones de su falda.
Don jose se dio cuenta de que ya tenía a Catalina en su bolsa y prosiguió a despojarla de su blusa, deslizando la prenda hacia arriba mientras aparecía poco a poco un sostén de encaje apretando esos jugosos melones, la joven ni siquiera hizo por impedir su semidesnudamiento, solo levantó sus frágiles brazos para permitir a ese repulsivo viejo despojarla y dejarla solo en un sexy sostén que transparentaba en partes lo blanco de sus perfectos y ya amamantables senos.
-ahh, Catalina que chichotas te cargas, casi te revientan la blusa, antes y no te caes de frente- dijo el viejo José cuando aparecieron ante sus afortunados ojos esos dos carnosos, redonditos y muy voluminosos atributos que poseía la nena y que tantos se habían imaginado lamiéndolas, no pudo contenerse el relamerse sus cochinos labios haciéndosele agua la boca y dejando caer babas como una manguera
-ahhh, ahhhh ahhhh, ahhhh,-Gemia la nena débilmente debido a los apretones de Don José daba ya en sus provocativos melones.
Don jose desabrochó el sostén y salieron liberadas esas chiches moviéndose de forma bamboleantemente exquisita, rápidamente el viejo las tomó, una en cada mano amasaba ese par de tetas.
Don jose seguía manoseando ese par de tetas, sus dedos se hundían en esas chichotas hasta casi desaparecer, apretaba los rosaditos pezones sacándoles gemidos a Catalina quien seguía moviéndose provocativamente sobre el viejo con los ojos cerrados, sus cejas fruncidas y sus pómulos enrojecidos.
Si bien las manos del viejo no eran tan callosas, si estaban lo suficientemente grandes y pesadas para que la jovencita sintiera los masculinos magreos en sus senos los cuales comenzaron a tildarse de manchas rojas simulando los dedos y a veces la mano completa del viejo.
Después de manosearle los pechos a su antojo, el viejo continuo con su asquerosa boca, mamaba como un becerro esas chiches dejándolas empapadisima en babas, las mordía, chupaba, lamia toda su circunferencia sin dejar un solo centímetro sin ensalivar, su boca realizaba movimientos succionadores que casi le arrancaban el pezón a la jovencita.
Los movimientos de Catalina eran cada vez mas endemoniados, movía sus desarrolladas caderas y estas hacia pendular sus tremendas nalgas de una forma que prácticamente masturbaba con sus glúteos la verga del viejo, sus nalgas al estar tan apretaditas casi agarraban la verga de Don José como con la mano, por momentos el viejo tenía que hacer a un lado el hilo trasero de la tanguita de la niña para que no le lastimara y empezó a acompañar a su bella amante con ligeros movimientos de simulación coital mientras la tomaba firmemente de su sirenesca cintura, llegando a un punto en que ambos se movían de manera tan sincronizada que ya solo faltaba que el miembro del viejo estuviera dentro de ella, el sillón comenzó a crujir y rechinar debido a los cada vez más pesados movimientos que ejercía arriba de él la caliente pareja.
La respiración de ambos hacía rato que se había vuelto más intensa, por un lado el pervertido viejo podía sentir la frescura y pulcritud natural del aliento de la nena que llegaba a sus enormes fosas nasales atascadas de pegajosos mocos y rudos pelos mientras la joven doncella podía sentir la desaseada sensación bucal y aliento cervecero del viejo en su limpia y perfecta naricita.
Después de tanto movimiento de cadera superiores en sugestión que los que la nena realizaba bailando, tanto lubricante que soltaba el apestoso aparato, tanto sube y baja del prepucio, tanta sangre que empezó a llenar el tejido esponjoso y cavernoso del miembro, el viejo comenzó a sentir que esta niña totalmente inexperta en el ramo de la masturbación masculina, le estaba sacando la leche solo con sus nalgas, así que procedió a detenerla o terminaría vaciándose y todavía no era hora, todavía quería disfrutarla otro rato mas, ahora en su mente ya estaba la idea de penetrarla, así que la tomó de la cintura y la acostó en el sillón, la niña en un acto de pudor sacado quien sabe de donde cubrió a duras penas con sus manos sus senos pues estos habían quedado expuestos ante los lujuriosos ojos de Don José.
-Catalina todavía no- dijo el sudado viejo.
-no qué?- la inocente niña no había entendido a lo que el viejo se refería.
-todavía no es hora de batir el requesón, ahora voy a quitarte la faldita, está haciendo mucho calor y no queremos que tu ropita se sude verdad?- dijo el acalorado viejo, sin saber que la niña ya intuía hacia donde se dirigía su viejo compañero amoroso.
-Don jose – dijo la nena, pues ya desde hace mucho había comprendido las desequilibradas intenciones del viejo, algo dentro de ella le decía que estaba a punto de experimentar por primera vez el sexo, o como ella lo conocía, “hacer el amor”
-que Catalina?- preguntó el viejo mientras sus dedos ya habían adquirido la posición como para despojar a la nena de su prenda, Catalina tomó aire para poder expresar con claridad las siguientes palabras:
-Don Marce…………. en verdad……………… en verdad……………….. quiere que usted y yo……. lo hagamos?- dijo la nena bajando su mirada algo apenada, sonrojada por su pregunta y tapándose no muy bien sus manoseados y salivados senos ya que sus manitas no le daban para abarcarlos en su totalidad.
Esa inocente pregunta casi desarrolla en el viejo un daño cerebral permanente, sin embargo logró recomponerse.
-eeehhhhh…….claro que si Catalina , siempre he soñado con este momento, siempre soñé ser yo el primer hombre en tu vida y nunca pensé que podría serlo debido a mi edad,- decía el viejo intentando disimular su calentura y estructurando esas sencillas oraciones pero que al viejo le había costado mucho trabajo construir pero con un falso acento de tristeza al considerarse muy viejo para ella, todo esto para que la nena se conmoviera del viejito.
-estoy nerviosa, yo también quiero hacerlo pero nunca pensé que……………… mi primera vez sería con usted- afirmó la nena mientras apretaba sus senos en su desarrollado cuerpo de mujer, el viejo asimilaba que Catalina ya tenía contemplada en su mente la idea de entregarse a un hombre, y se sentía un Todopoderoso el ver cómo le había ganado la partida a toda esa bola de chiquillos que según él no hubieran sabido ni qué hacer en el momento en que una hembra tan imponente como Catalina se les desnudara enfrente de ellos, “lo más seguro es que saldrían corriendo” pensaba el viejo.
-tu tranquila, como hace ratito- dijo el viejo tomando la falda de la chiquilla quien se sonrojaba aun mas, la sangre le hervía gracias a la calentura que la envolvía, hasta pareciera que su cuerpo aumentó su voluptuosidad como preparándose para recibir por primera vez a un hombre.
El viejo procedió a bajar la falda de su compañera de manera bruta solo intentando jalarla hacia abajo, al principio no pudo pues le ajustaba bastante, sin embargo sorprendentemente Catalina levantó sus caderas y la desabrochó de la parte de atrás, ayudándolo a bajársela y arrojándola lo más lejos que pudo para volverse a acostar en el sillón, dejando expuestos sus senos para deleite del viejo.
El viejo se dedicó a admirar ese femenino cuerpo que yacía acostado en su viejo y sucio sillón, un sillón manchado de comida y cerveza, en partes atacado por las polillas y en donde una de sus patas era improvisada por un block de construcción, esa sería la cama de rosas para esta fornicadora chiquilla.
La boca del viejo babeaba como una catarata al visualizar a una inocente nenita desnuda a excepción de su tanguita, con su tierna mirada ligeramente hacia un costado, sus hermosos ojitos brillosos, sus mejillas rojitas y sus manitas pegadas a su cuerpo en posición de defensa como si quisiera protegerse de algo, la nena ya no miraba la porno, no le interesaba por ahora, solo se concentraba en lo que estaba a punto de experimentar.
La misma suerte que la falda tuvo su tanguita, el viejo juntó las interminables y torneadas piernas de la niña y las levantó mientras por ellas deslizaba lentamente un apenas visible hilo rosita, Don jose al sacársela por completo se la llevó a la nariz para aspirar ese encantador aroma juvenil, Catalina volvió a taparse con un brazo sus senos y con una mano su sexo, mientras veía apenada como un viejo cincuentón aspiraba sin ningún pudor una de sus prendas que servían como protección de su zona más íntima.
-quien fuera este cachito de tela, para ir pegado a tu panocha todo el día- decía el viejo dando otro respiro a esa prenda y enrollándola alrededor de su verga.
El viejo quitó esa pequeña manita y al ver el sexo de Catalina cubierto por unos cuantos finísimos vellos, palpitante, rosadito y brilloso por la lubricación se abalanzó sobre él ahora si desesperado, lamia ese exquisito platillo de arriba a abajo haciendo sonidos extraños con su boca, como un cochino masticando su alimento, haciendo círculos con su lengua, rellenando ese hueco con saliva, escupía y desparramaba su saliva con los dedos o con su lengua mientras sus manos abrían lo mas que podían los perfectos y blancos muslos ya que la niña intentaba volver a cerrarlos, el viejo acostaba su arrugado rostro sobre el esbelto vientre de la joven y desde ahí estimulaba con dos de sus dedos la sensible conchita de Catalina , por momentos mordía levemente la vulva de la nena dejándole tímidas marcas de dientes.
-ahhhhh, que delicia, que delicia, que rico, es el mejor bizcochito que me he comido en toda mi vida- dijo Don jose no por presunción, en verdad era el mejor manjar que había degustado.
-jijijiji, Don joseeeeeee, me hace cosquillas- dijo la nena quien no comprendía cual era la razón para la cual este viejo se concentraba en lamer esa zona íntima de ella, siempre le dio curiosidad el porqué los hombres en los videos se pegaban como autenticas chatillas en los sexos femeninos.
Catalina al principio reía por las cosquillitas que sentía, pero después conforme avanzaban las cochinas caricias las inocentes risas fueron poco a poco desplazadas por tímidos gemidos, ahhhhhh ahhhhhhmmmmmm ahhhhhhhhhh que ricooooo Cassandra permanecía callada y por momentos fruncía sus cejas como si algo la lastimara, sin embargo de su boca se escapaban gemidos placenteros cada vez mas audibles y prolongados acompañados de gestos risueños, de vez en cuando la niña daba una especie de respingo como si recibiera algún pinchazo en su cuerpo, la inocente criaturita estaba disfrutando ser estimulada oralmente por un hombre, comprendía ahora el porqué el viejo se había pegado a su sexo como una garrapata.
Conforme el viejo seguía chupándola la dulce niña se mostraba más estimulada, movía su cabeza de un lado a otro, se arqueaba retorcidamente, se manoseaba sus senos a raíz de una desconocida situación que la llevó a auto manipulárselos ella misma, apretaba sus muslos contra la cabeza del viejo , se mordía su mano, se relamía los labios, exhalaba sensualmente, temblaba ligeramente cada que esa endemoniada lengua pasaba directo sobre su frijolito, intentaba quitarse el envolvente calor soplándose con sus manos, la niña volteaba hacia su sexo solo para ver un brilloso coco moviéndose raramente con apenas unas cuantas comunidades de cabellos cubriéndolo y escuchaba esos animalescos y chapoteantes sonidos que emitía la lengua en su inundada vagina.
-aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh,- -mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm-
-Dooooooooooooon joseeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- -quee esssss, estooooooooo, me gustaaaaaaaaaaaaaaaa- muchoooolooo
Al escuchar esos sonidos y palabras de la boquita de la nena, Don jose se atrevió a jugar con ella, a torturarla a partir de frases en donde Catalina le demostrara lo bien que lo estaba pasando y de esta manera confundirla sentimentalmente.
“ya caíste pendeja jejejejejejeje” reía mentalmente el viejo.
-de veras te gusta mi amor ?- dijo el viejo
“te gusta que te laman el bollo puta calenturienta jejejejeje, vas a ver cuando te lo reviente” la malvada mente del viejo elaboraba esas malsanas palabras.
-siiiiiii, se….. , se…….., se siente ricooooooooooooooooo,- decía la jovencita levantado un poco su cuerpo y moviéndolo sugestivamente de arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante, como si fuera ella la se tallara en esa babosa lengua.
-quieres que siga?- preguntó el viejo mientras de su boca se escapaba un pocinesco sonido.
-siiiiiiiiiiii, sigaaaaaaaaaaa, mmmmmmmmmmmmm- respondía la estimulada nena y movía sus caderas ondulatoriamente intentando agarrarle el ritmo el vejete.
-porque si quieres paro- decía el viejo sabiendo que Catalina no aceptaría eso, el viejo se reía sabiéndose ganador y mostrando una asquerosa boca que escurría en jugos vaginales solo para volverla a hundir entre esa carnosa panochita.
-nooo, no pareee, sígame haciendo esto que se siente tan ricoooooooooooooooooooo- ahhhhh Mmmmmm ahhhhhhh dijo la nena al tiempo que se arqueaba mientras tomaba con sus manos los escasos y casi canos cabellos de Don José , queriendo intervenir de esta manera en caso de que el viejo quisiera abandonar la gloriosa posición en donde se encontraba, aunque a estas alturas al viejo no se le despegaba de ahí ni con una pata de chivo, la lengua del viejo y la panochita de Catalina en estos momentos eran un solo órgano.
-noooo, Don joseeeeee, no deje de chuparmeeeeeeeeeeee,- decía descontroladamente la nena y ahora enrollaba sus muslos en la nuca del viejo y los apretaba al grado de marcársele ligeramente sus músculos pero sin que sus piernas perdieran esa condición femenina, casi queriendo meterse a Don jose entero dentro de su aniñada vagina.
-de todo lo que te he hecho que es lo que más te ha gustado ehhh?- preguntó el jadeante viejo.
-q… que me chupeeeeeeeee ahiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii commooooo me gustaaaaaa- dijo Catalina retorciéndose criminalmente.
-Donnnnn joseeeeeeeeeeeeeeeeeee, aiiiiiii me vengooooooo- dijo Catalina mostrando convulsiones orgásmicas.
-quien viene mi niña?- preguntó el viejo.
-eso, esooo, mmmmhhhh algo calienteeeeeee que sientooooo cuando me tocoooooooooooooo, ahhhh ahhhhhh, Don joseeeeeee que ricooooooooooooooooooooo,- dijo la estimulada nena y no aguantando comenzó a tocarse también ella para disfrutar más de la corrida que estaba por experimentar, sus delicados dedos eran lamidos también por la babosa lengua del viejo pervertido.
-échamelos mi Catalina- decía el viejo con su asquerosa boca bien abierta, tan abierta que casi parecía que se iba a comer ala jovencita
-ahhhhhhhh, mmmmmmmm, Don José ahhhiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vieneeeeeeeeeeeeeeeeeeee-
Catalina se arqueó tanto que parecía que le estaban robando el alma, pero no, lo que le había robado Don José fue un intenso orgasmo nunca antes experimentado por la joven, una acalorada sensación de placer la invadió en toda la extensión de su cuerpecito para después desbordarse en calientes fluidos lubricantes en cantidades nunca antes producidas que fueron acompañados por importantes movimientos temblorosos que indicaban que la nena seguía corriéndose aun después de varios minutos, la pequeña jovencita abrió ligeramente sus ojos mostrando una mirada placenteramente estrábica y con una de sus manitas hacía a un lado su sudado cabello mientras reía de manera orgásmica y temblaba como si tuviera frio.
-ahhhh, que rico te saben mi niña, y cuanto te brota, siempre te vienes así de intensa?- preguntaba el viejo.
La nena seguía convulsionándose de manera menos notoria mientras sus suaves manitas bajaban y regalaban a su feo amante un ligero masaje en su coco, como si lo estuviera recompensando por haberla hecho correr tan rápido y tan rico, la nena jalaba aire para poder contestar la pregunta de viejo.
-nooo, eees la primeeeera vez que hecho tanto de esooo,- dijo la nena con su respiración entrecortada, sus anteriores masturbadas le habían enseñado que eso que le brotaba no era orina.
-eso se llama “venirse” mi niña, siempre cuando te vaya a pasar eso avísame diciendo “me vengo” entendiste- decía el viejo.
-si Don jose , yo le aviso- respondió la acalorada nena. Como sabiendo ella podría haber una segunda ves que pasara esto que esta haciendo.
-bueno ahora lo que sigue- decía el viejo quien en su programa seguía la penetración, sin embargo no contaba con lo que Catalina quiso hacerle.
El viejo se masturbaba de forma obscena y hacía gestos en su rostro típicos de una persona mentalmente enferma, se escuchaba un sonido húmedo cada vez que se jalaba el pescuezo, el olor que desprendía esa apestosa verga llegaba hasta la respingadita nariz de Catalina y poco a poco el cuarto del viejo se iba impregnando de los olores que soltaban ambos órganos reproductivos, el ambiente se estaba volviendo completamente carnal.
Catalina ya casi recuperada volteó hacia la pantalla y sus ojos visualizaron una fogosa escena de sexo oral por parte de una joven actriz, veía a esa chica casi dos años mayor que ella tragarse de un solo bocado esa cosota sin molestia alguna, retenerla dentro de su boca por un gran lapso de tiempo para después sacarla empapada en saliva mientras de su boca cantidades enormes de babas caían, entonces dijo a Don jose señalando con su dedo:
-Don José , mire-
-qué?, ahh, le está pegando un mamey- dijo el viejo.
-quiero intentarlo- dijo la nena quien creía que le tocaba recompensar al viejo por el orgasmo tan exquisito que le regaló y pensando que esa salivada felación era parte del arte amoroso, la inocente jovencita estaba confundiendo el hacer el amor con el tener sexo pornográficamente, esto solo beneficiaba a futuro al viejo José .
El viejo recibió una especie de descarga eléctrica en su hirviente verga, instantáneamente su musculoso aparato (la única parte del cuerpo del viejo que si era músculo puro) se erigió como si hubiera escuchado a la chiquilla, le escurría tanto lubricante que un flujo moqueaba elásticamente hasta casi llegar al sillón, el viejo se quitó el short y calzón al mismo tiempo y sin perder tiempo se recostó llamando con su mano a Catalina.
La muchacha se acercó gateando arriba del sillón moviendo su trasero infartantemente sin dejar de ver esa palpitante monstruosidad, todos estos movimientos y acciones provocativas y femeninamente sugestivas Catalina las realizaba de manera innata, no porque quisiera calentar al viejo, sino porque una especie de conocimiento dentro de ella le decía como moverse y como actuar en determinado momento, especificándole detalladamente su condición de hembra.
Catalina tomó la verga del viejo, su suave manita se enrolló en la base del venudo aparato, instantáneamente este cochino palo volvió a babear lubricante del puro gusto, Catalina podía sentir el pulso del viejo proveniente de la venuda palanca, no pudo evitar relamerse los labios al ver semejante trozo, pareciera como si sus glándulas salivales se estimularan con la visión de la poderosa herramienta pues su boquita se inundó en saliva, volteó a ver hacia la pantalla y vio a la actriz escupiéndola, así que procedió a hacer lo mismo, arrojó un escupitajo (pensó que para eso se ensalivó su boca) a muy corta distancia y atinó al glande y con uno de sus deditos esparcía la saliva finamente por toda la cabeza mientras la revolvía con el lubricante que salía a raudales, entonces preguntó a su longevo mentor.
-Don José , porque las muchachas de las pornos se la chupan a los hombres?- decía curiosa la niña mientras su dedito no paraba de hacerle círculos al morado glande.
-para que resbale mejor cuando se las atraviesan y no les duela tanto- respondió el sabio instructor a una concentrada estudiante que jugaba con la sorprendente elasticidad del líquido preseminal.
-ahhh….. entonces…. si se la chupo no me dolerá tanto cuando……… me……. atraviese?- preguntó Catalina mientras reía tímidamente sin voltear a ver al viejo, sentía pena, sin embargo no dejaba de ver el punzante y carnoso instrumento lleno de nervios que rugía entre sus manos.
El viejo no daba crédito a las pervertidas frases que se escapaban de la pudorosa boca de Catalina, nunca que el recordara la había escuchado decir frases comprometedoras ni palabras groseras, ni siquiera comportarse tan hembrita como lo hacían en esos calurosos momentos.
-así es mi niña, no te dolerá nada- decía el embustero viejo, pues era más que obvio que Catalina sufriría el más doloroso suplicio que hasta ahora conocido, la jovencita acercó su carnosita boca a la verga del viejo solo para dejar caer sobre el glande otra cantidad considerable de saliva.
La niña después de tanto estar desparramando su saliva y el lubricante del viejo por toda la cabeza y parte del tallo (otro conocimiento innato que le indicaba que debía de hacerlo) decidió que era hora de metérselo a la boca, así que mirando como la enorme uretra de esa pestilente verga parecía reír, poco a poco fue acercando su hermoso rostro a la morada cabeza.
Catalina abría su perfecta boquita y al principio besó apasionadamente la cabeza como si de unos labios masculinos se tratara, sin importar que estuviera viscosa, para después poco a poco ir introduciendo esa pestilente verga a su boca, el olor a miembro viejo no era repulsivo a la nariz de la niña, era un olor raro pero nada incómodo, al contrario, le parecía masculino y cautivante, ese aroma la enamoraba y la hacía comportarse aun mas femenina.
La niña sintió la babosa cabeza descansar sobre su lengua y con este músculo procedió a enrollarla, la jovencita empezó a moverse prudentemente muy despacio hacia abajo, tragándose esa enorme tranca hasta que llegó a un punto en donde sintió que una arcada le advertía que ya era suficiente para su capacidad y comenzó un lento retroceso, al mismo tiempo su lengua también retrocedía pero sin despegarse del caliente tallo, el viejo sentía como esa caliente lengüita recorría su hirviente miembro mientras subía por todo el largo del mismo.
La tierna Catalina se detuvo en el glande para proceder a lamerlo pasando su lengua sigilosamente por toda su extensión hasta la corona del mismo, para después solamente con los puros labios rozar la cabezota de manera exquisita y metérsela a la boca muy lentamente, subiéndolos de la misma forma hasta sacarse la cabeza por completo emitiendo un leve quejido, solo para voltear a ver al viejo y regalarle una sexy y lubricada sonrisa y quitarse de su lengua un enroscado vello púbico cubierto por una rara sustancia que le daba un color amarillento que encontró durante su oral recorrido, la nena quiso repetir la felación solo que esta vez el viejo sintió unos dientes recorrer su glande, lo que hizo que se medio incorporara y apartara a Catalina de su lastimado aparato.
-ouuuhhhh, ouuuuhhhhh, ouuuuhhhhh, ouuuuhhhhhh así no mi amor, con los dientes no,- dijo el viejo.
-con los dientes no?- preguntó la nena.
-no, solo con los puros labios, procura no tocar mi verga con tus dientes- decía el calenturiento viejo dándole una rápida clase de cómo chupar una verga.
-porqué?- preguntó Catalina .
-tú haz lo que te digo,- dijo el viejo
-perdón Don jose , no sabía, es que, como, nunca había hecho esto, no sabía- decía la nena.
-tranquila, vas muy bien, solo haz lo que te digo, solo con los labios y la lengua- decía el viejo volviéndose a acomodar con los brazos cruzados atrás de su nuca y enseñando a la niña unas axilas sobrepobladamente peludas y llenas de pelusa, con enormes y toscos vellos casi igual de tiesos que una brocha.
Catalina volvió a meterse ese salivado mástil como el viejo le dijo, esta vez mirándolo a sus ojerosos ojos, su cabello circunstancialmente se hizo hacia adelante y le daba un aspecto muy atractivo, digno del alto modelaje, si la nena hubiera sido vista por algún busca talentos sin duda le hubieran hecho la oferta como imagen de alguna marca publicitaria, Don jose nunca en su pervertida vida se imaginó un momento así, ni en sus húmedos sueños lograba crear a una hembra tan perfecta y hermosa como Catalina , sin duda el hombre más afortunado en ese momento en todo el globo terrestre.
Poco después de estar realizando esa labor la nariz de Catalina comenzó a congestionarse, como si se fuera no a enfermar respiratoriamente, además sus hermosos ojitos comenzaron a empañarse para después cada uno dejar rodar una lágrima por sus mejillas, no porque se sintiera humillada, sino por la falta de experiencia y el no saber medir el espacio dentro de su boca con respecto al largo del miembro, aun así Catalina seguía emocionada por lo que estaba realizando y ponía todo su empeño, era la primera mamada que le hacía a un hombre y debía de hacerla lo mejor posible y mas por lo buen amante que se había comportado el viejo, ahora si comprobaba por ella misma lo que era chupar una verga, y ya no tenía porque escuchar a aquellas compañeras suyas que se daban aires de expertas a la hora de platicar temas sexuales.
La niña seguía en su labor, ligeros gemidos se escapaban por entre las comisuras de sus labios y llegaban audibles al viejo, disfrutándolos como si se tratara de la más hermosa pieza clásica aun no compuesta, Catalina empezó a masturbar la verga con su delicada mano mientras sus apetitosos labios creaban un recubrimiento perfecto casi hecho a la medida de la verga del viejo, toda esta inexperta pero apasionada felación la llevaba a cabo con su cuerpo en posición de perrito manteniendo su desnudo culito bien levantado y moviéndolo cadenciosamente hacia los lados, sus piernas cruzadas en los tobillos creaban a lo largo una perfecta “V” y terminaban con unas zapatillas que las mantenían muy estilizadas.
Don jose sabía que el tiempo comenzaba a ser un enemigo para él, Catalina tenía que regresar a la escuela antes de que acabara la fiesta y así evitar sospechas por parte del alumnado y magisterio por si llegaran a verla salir de su casa, si por él fuera se quedaba en esa posición hasta el día de su muerte (que por su vicio al cigarro, la cerveza y su prematuro envejecimiento tal vez no había que esperar mucho), pero había que actuar, así que procedió a sacar la verga de la boquita de su joven amante muy lentamente y de manera cuidadosa pues en varias ocasiones la nena parecía como si se fuera a vomitar mientras la verga se deslizaba de reversa por sus labios, la niña veía curiosa como la verga del viejo salía empapadisima en saliva y aprovechaba para secarse esas lágrimas y aspirar para quitarse el exceso de mucosa que se había formado dentro de su perfecta nariz.
-ya es hora Catalina, acuéstate,- decía el pervertido.
-así?- preguntó Catalina acostada boca arriba en el sillón y abriéndose un poco de piernas, el viejo asintió con la cabeza, la niña estaba dispuesta a entregarse a ese viejo tan feo, algo que no cabía en la lógica, sin embargo al viejo poco le importaba la mentalidad de la jovencita, el solo iba tras un objetivo, penetrarla.
Don jose tomó su verga, así como estaba de babosa y la colocó en la entrada de la vagina, Catalina al sentir el vergudo contacto se asustó y con sus manos tomó esa verga para intentar detener su avance asi como sus muslos se cerraron instantáneamente, Don jose quería grabar ese momento en su retorcida mente y miraba a la nena como un auténtico sádico.
-que pasa Catalina ?, tienes miedo?- preguntó el morboso viejo.
Catalina asustada asintió con la cabeza,
-tranquila, procuraré ser cuidadoso,- decía el hipócrita pervertido mientras con una de sus manos limpiaba las gotas de sudor que habían aparecido en la lisa frente de la chiquilla, él lo que deseaba era escuchar gritar a la chamaca cuando la desquintara.
Don jose abrió al máximo las piernas de joven inexperta , ella resistió un poco pero al final cedió y ya no hizo por cerrarlas, el viejo acomodó su prominente barriga entre las esculpidas piernas de la jovencita quien mantenía una carita seria pero expectante a lo que aconteciera, la jovencita se preparaba emocionalmente para ese dolor que se supone sentiría, ese dolor que había escuchado manifestado en sus amigas que ya habían tenido su primera vez, esa que las marca de por vida.
El viejo José apuntó su verga en donde todavía se enrollaba la pequeña prenda, el mismo temblaba de nervios y excitación mucho más que su joven y hermosa doncella, intuía que Catalina estaría completamente cerradita, así que debía de tener paciencia e ir muy lento pero considerando el trascurrir del tiempo, dependiendo del trato que le diera hoy a su adorada podría significar el nacimiento de una malsana aventura sexual de ensueño.
La colegiala solo se quedaba quieta, poniendo rostro de dolor sin siquiera ser penetrada; todo su hermoso rostro se enrojeció, el calor de su cuerpo era insoportable y se propagaba al viejo a través de su conductividad corporal, Catalina llevaba sus delicadas manos a los costados del cuerpo de Don José , acariciándolo, pasaba muy sensualmente las yemas de los dedos por esa parte en donde se marcaban sus costillas así como la abultada, malformada y sudada panza del viejo que casi parecía un saco deforme, sintiendo la guanga piel del que sería el primer hombre en su vida.
La verga de Don José punteó los labios externos, Catalina juntó sus manitas en forma de puño cerca de su rostro cuando sintió el golpecito, el viejo comenzó a tallar su verga muy despacio por toda esa virginal zanjita, la punta del glande abría esos exquisitos labios casi infantiles en cada uno de sus recorridos mientras el líquido preseminal que se escapaba de la uretra rellenaba con su viscosidad esa estrecha y rosada zanjita, la niña por su parte gemía delicadamente y veía curiosa los maestros movimientos del viejo.
Después de tanto sucio movimiento, el viejo ubicó las coordenadas exactas en donde se encontraba la entrada que lo llevarían a ese mundo inexplorado de carnes apretadas, ese territorio virgen en donde ninguna otra verga había asomado antes, claro que se enorgullecía de ser el primero en reclamar para sí ese divino aposento que quería convertir en un refugio muy utilizado para que su apestosa verga se alojara continuamente, su rostro mostraba una fanfarrona sonrisa compuesta por dientes en distintas tonalidades amarillentas y una que otra muela picada.
El viejo hizo el primer intento, acomodó la cabeza de su verga y presionó con la intención de penetrar a la nena, desafortunadamente para él, su miembro se resbaló hacia afuera y perdió dureza en este intento aunque por poco tiempo pues en fracciones de segundos volvió a estar inconteniblemente rígida y pulsante como si fuera a reventar, la verga del viejo estaba tan dura que incluso su mismo dueño le parecía que había ganado más grosor de lo normal, sus venas se hinchaban a dimensiones medicamente imposibles, su cabeza estaba monstruosamente enorme que hizo pensar al viejo sobre alguna anormalidad, intentó penetrarla un par de veces más pero consiguió el mismo infructuoso resultado, mientras la inmaculada Catalina pedía que ya no lo hiciera, comenzaba a sentir un dolorcito mientras era presionada con esa cosota tan grande.
El viejo ensalivaba constantemente esa entrada así como la cabeza de su miembro, con sus dedos aplicaba un salivoso masaje en los labios externos y los abría a modo de hacerse de más espacio para su miembro, el viejo nunca desistió hasta que después de varios intentos, todo sudado y caliente logró meter solo el glande, un doloroso “ayyyy” se escapó de los labios de Catalina.
-jejejejejeje, ya va entrando Catalina , ya va entrando- decía el presumido viejo mientras un hilo de baba caía de su morbosa boca, dentro de esa cuevita el líquido preseminal se fusionaba con los lubricantes vaginales.
Casi al instante la nena comenzó a sudar de todo su cuerpo, más que cuando practicaba voli, el viejo entonces prosiguió a avanzar por esa apretadísima cavidad, el conducto vaginal estaba tan estrecho que casi se podía escuchar los sonidos húmedos y los movimientos contractorios y rechinantes de la verga friccionándose en las paredes vaginales y que indicaban el acoplamiento coital llevándose a cabo, el espacio no era lo suficiente como para que su verga se desplazara libremente, sin embargo él se negaba a desistir, ya había llegado tan lejos estando a escasos centímetros de la gloria absoluta como para dejarlo así y quedarse con esa calentura y posiblemente el día de mañana un intenso dolor de huevos.
Los ojos de Catalina se empañaban por el nacimiento de un dolor que poco a poco se volvía cada vez más agudo, hasta el punto que su lógica la llevó a decirle al viejo que parara, que siempre no.
-Donnn joseeeeee, noooooooo, sáquelaaaaaaa, dueleeeeeeeeeeeeeee meeeee dueleeeeee- dijo la nena, poniendo esa carita tierna que expresa el nacimiento del llanto en una jovencita.
-no Catalina, tenemos que terminar esto, no sé cuánto tiempo pasará para que vuelva a tener una oportunidad así- decía el extasiado viejo fuera de sí.
-nooo Donnn joseeeeee, si quiere se la sigo chupandoooooo, o usted siga chupándome ahiiii, pero esto noooooooo- decía la nena ofreciendo ofertas tentadoras, pero que mas tentador que tener el privilegio de desquintarla.
El viejo apenas llevaba metido el glande y poco mas, el conducto vaginal se abría forzadamente para poder alojar el grueso miembro del viejo que se movía revolcadamente y de forma similar a un destornillador que entra a fuerza en un espacio reducido, los ojos de Catalina veían directamente a los del viejo con la diferencia de que los de la jovencita ya inundaban en llanto y su carita mostraba molestia mientras los del viejo parecían como si estuviera enfurecido por no poder atravesarla, de pronto el viejo que nunca dejó de avanzar dentro de ella abriendo esas carnes que por primera vez dejaban de tocarse pared con pared y que abrazaban la intrusa monumentalidad casi queriendo fusionarse ambos órganos como uno solo llegó a una parte en donde la punta de su verga tocaba lo que al parecer era una débil barrera que protegía la cueva, el viejo se relamió los labios al saber que estaba solo a un empujón de desquintar a la inocente doncella.
-jejejejejejejejejejejejeje- una risa maliciosa se escapó de los viejos y resecos labios de Don José, Catalina estaba tan ida, tan concentrada en el dolor que ni siquiera escuchó la pervertida risa y aunque la hubiera escuchado no hubiera impedido su entrega.
-discúlpame mi amor pero solo así tiene que ser- dijo el viejo y preparó su cuerpo haciendo para atrás su plano y peludo trasero tomando impulso de esta manera.
-Don joseeeeee noooooooooo- dijo la nena al ver al viejo tomar vuelo para darle una estocada casi mortal con la finalidad de robarle el tesoro más sagrado que poseía esta mujercita.
Conforme el viejo tomaba impulso parte de su miembro salía forzadamente empapado en lubricante de la nena, el viejo podía sentir las paredes vaginales rozándole la corona del glande y cosquilleándolo de forma exquisita, entonces el viejo sin sacar completamente su verga tomó vuelo y con todas sus fuerzas dio un mortífero empujón hacia adentro de la panochita de la niña a medida que con sus manos la atraía hacia él de su cintura, la verga por un momento chocó con algo, una tenue pero elástica barrera junto a un espacio aun más reducido que impidieron su avance, pero la fuerza del empujón fue tan bestial que la verga logró atravesar esos obstáculos, la verga entró de manera directa escuchándose el golpe entre ambos vientres bajos, toda la longitud de esa irregular tranca penetró la suave conchita, la tanguita quedó atrapada entre ambos órganos sexuales, Don jose casi se imaginó escuchar una especie de tronido en el interior de la colegiala como si le hubiera fracturado algún hueso de la pelvis.
Catalina reaccionó con un desgarrador grito que resonó en todo el cuarto y que no fue oído por nadie debido a la música que de la escuela provenía.
La niña comenzó a moverse desesperadamente elevando su cuerpo y convulsionándolo como si le estuvieran practicando un exorcismo valiéndole poco el aumento del dolor, ella lo que quería era liberarse de esa equina verga que prácticamente la partía a la mitad así que para liberarse realizaba movimientos que no se veían muy normales, y es que la recién desvirgada panochita de Catalina se estaba comiendo un trozo de poco mas de 20 centímetros y de grosor desmesurable y no como sus amigas a las que escuchaba dolerse de su primera vez y que se comían trocitos subdesarrollados y de dimensiones insultantes.
Don jose se quedó dentro de la nena, los contrastantes cuerpos habían adquirido un aspecto brilloso gracias al sudor que los cubrió, Don jose se quedó quieto viendo como la joven con los ojos cerrados respiraba por la boca agitadamente jalando aire de donde pudiera, como su cuerpecito se movía intentado zafarse sin éxito pues él se lo impedía, la niña volteaba para todos lados mientras sus ojitos parecían cerrarse como si se estuviera desmayando, abría sus sensuales labios para quejarse o pronunciar el nombre del viejo, sus femeninos brazos temblaban como si esa penetración le hubiera destrozado los nervios.
-¡Donn joseeeeee!, ¡mmmdueleeee!, ¡fffffffffffduele muchoooo!, ¡ffffffffsáquelaaaa, por fffffffffffavoooooooooooooor!- decía la niña llorando adolorida en los momentos en que mostraba conciencia.
La muchachita llevó sus manos a sus ojos, comenzó a llorar sin tapujos por semejante desgarro interno, el llanto era tan convincente que hasta el mismo viejo se sintió culpable por lo que había hecho, o será que a lo mejor sentía la presión sobre una posible visita por parte de las autoridades.
-shhhhh, tranquila mi vida , es normal que te duela, es tu primera vez, ya verás que dentro de poco pasa, tranquila ya no chilles- decía el reprobable viejo intentando calmar a la niña.
-Donnnn joseeeeee , me engañooooooooooooooó iiiiffffffffffffff, me dijoooooo que nfffffffff… no mmme iba a ffffdoleeeer- decía la nena.
-es que mi verga está demasiado garruda, y tú estabas bien cerradita, por eso te duele- decía el viejo presumiendo sus naturales dotes.
-ffffffffDon Joseeeee, sáquela, poooor fffffffffffffavoooor o ffffffmeeee voy a enojar con ffffffffusteddd- decía un rostro descompuesto por el llanto, sus ojos eran auténticos grifos.
-no digas eso mi amor , yo qué más quisiera Catalina pero no puedo, tengo que moverla dentro de ti, solo así se te pasará el dolor- decía el viejo mientras con sus dedos limpiaba delicadamente las lágrimas de Catalina.
Don jose comenzó con un mete y saca muy despacio, hacía que el cuerpo de Catalina se moviera levemente, sentía como las paredes vaginales apretaban su verga casi al punto de cortarle la circulación, la niña se llevó su dedo índice a la boca y lo utilizaba como mordaza, en cada movimiento la joven expresaba un doloroso:
-ayyyyyyyy, ayyyyyy, ayyyyyyy- ayyyyyy ayyyyyy ayyyyyy gemia del dolor
El viejo se relamía sus labios del gusto de tener ensartada en su miembro a una dulce muchachita podría decirse consentidamente, pues aunque Catalina ahora pedía por que se la sacaran ella misma fue la que permitió que el viejo llegara hasta este punto.
De repente Catalina , en su afán por detener la penetración, con su mano alcanzó a rozar levemente su clítoris, pero lo suficiente como para regalarse un ligero cosquilleo, algo ya experimentado por ella pero que sintió más estimulante ahora teniendo una verga adentro, pareciera como si hubiera despertado una inusual comezón con este roce pues la ansiedad por rascarse aumentaba a cada contacto, continuo con este roce pues también le ayudaba a olvidarse un poco del dolor y Don jose al verla dedeándose empezó a penetrarla un poco más fuerte.
-aaaaaaayyyyyyyyy, mmmmmmmm, aaaaaaaaaayyyyyyyyy hayyyyyy ayyyyyy Mmmmmmm- era lo único que Catalina podía expresar.
El viejo paró, dejó que Catalina siguiera tocándose, vio que la nena había dejado de llorar y eso lo aliviaba un poco, aunque su carita todavía mostraba ese aspecto lastimoso, el viejo poco después comenzó a moverse lentamente y después un poco más rápido; a diferencia de momentos antes, el semblante lastimoso de la nena desaparecía poco a poco para darle espacio a un semblante tímidamente placentero.
-ya está pasando el dolor Catalina ?- preguntó el viejo
-un poco- respondió la acalorada nena
-que bueno- decía el viejo mientras la miraba como si realmente estuviera enamorado de ella al mismo tiempo que con una de sus manos peinaba los sudados cabellos de la chamaca.
El viejo siguió bombeándola, cada vez más rápido pero sin que su verga regalara ni un centímetro fuera de ella, la niña se limpiaba las lágrimas de sus ojitos, para después voltear a ver al viejo y regalarle una traviesa sonrisa mientras sus ojos aun mostraban un aspecto lagrimoso, el viejo le devolvió la sonrisa y se dedicaba a alabar lo hermosa que se veía su escultural princesa.
“lo estoy haciendo, estoy haciendo el amor” pensaba la tierna niña.
-que hermosa eres Catalina , eres un ángel caído del cielo, eres la niña más linda que visto en mi vida, no existen palabras para describir tu belleza- decía el poético viejo.
“me estoy cogiendo a esta pendeja, si yo sabía que esta niña iba a salir bien putita” era lo que en realidad pensaba el viejo y no las cursilerías con las que chuleaba a su hermosa compañera coital.
Catalina en cambio regalaba sonrisas al viejo por considerarlo tan caballeroso y atento con ella y por decirle todas esas cosas bonitas, sin imaginar lo que el viejo realmente pensaba de ella.
La mano del viejo bajó para estimular el botoncito de Catalina , de una manera ágil y circulatoria, el estimulado botoncito adquirió un movimiento similar al que mantenía el dedo del viejo, como una especie de danza que solo ambas partes comprendían y sincronizaban, haciendo que Catalina sintiera unas corrientes placenteras recorrer todo su cuerpo, a estas alturas el dolor casi desaparecía, los ojos de Catalina demostraban una mirada cachonda nunca antes expresada; la niña gemía, aspiraba su sudada naricita y sonreía constantemente mientras el viejo seguía tocándola sin tregua.
A Don José poco le importaba su amistad, en la mente del viejo solo predominaba una idea, convertir a esta niña en una puta obediente y disponible para todas sus aborrecibles y pederastas fantasías, estaba tan concentrado imaginándose su futuro con Catalina que su cara mostraba una enferma risa que venía a partir de esos cínicos pensamientos al mismo tiempo que penetraba a la tiernita chiquilla, la nena, sin esa malicia, imaginaba que Don José reía porque se sentía feliz al estarle haciendo el amor y sexualmente entregada cerraba sus ojitos al momento que también reía para seguir disfrutando de las ya placenteras embestidas que el viejo le regalaba.
-te gusta Catalina?- preguntaba el viejo mientras seguía penetrando a la nena.
-sí, me gustaaahhhh, mmmmmmm, me gusta mucho- respondía le nena.
-ahh, a mi también, que rico me la aprietas, jejejejeje- reía el degenerado José
-ya no te duele?- dijo el viejo.
-no ya casi noooo uuuhhhhhh, desde que me tocaaaaaa de ahí ya noooo aaahhh-decía la nena.
Después de un rato así, Catalina comenzó a sentir el nacimiento de otro orgasmo, su cuerpo empezaba a entrar en un calórico estado propio del aproximado clímax, Don jose aumentaba tanto sus embestidas como su manoseo en el clítoris y lanzaba bramidos abominables, como si provinieran del mismo infierno, caso contrario a los delicados y femeninos suspiros de Catalina, para esto la joven comenzó a respirar más fuerte, así como a moverse ondulantemente emitiendo deleitosos y auténticos gemidos de hembra siendo satisfecha.
El viejo se aferraba de la fina cintura de la nena, las grandes manos manchadas del viejo casi la abarcaban en su totalidad, era tal la perfección de esa mujeril cintura y lo grande de las viejas manos que solo quedaba una distancia de casi 5 cms para que los pulgares del viejo se alcanzaran uno con el otro.
De repente el bello rostro de Catalina se frunció orgásmicamente, apretó lo mas que pudo sus piernas en contra el bofo cuerpo de Don José , se abrazó a él con una fuerza increíble logrando levantar ella misma su propio cuerpo, juntándolo con el del pegajoso viejo quien arrodillado arriba del sillón la aferraba a su transpirado cuerpo mientras los exquisitos labios de la nena pronunciaban la frase enseñada por Don jose .
-Don joseeeeeeee, meeeeeeee, me vengooooooooo- gritaba Cassandra.
“grita todo lo que quieras chiquilla caliente que nadie escucha tus puterias” pensaba el viejo.
-que ricooooooo, Don joseeeeeeeeee, me vengoooooooooooooooo- ahhhhhhhh que ricoooooiiii decía la jovencita, sus labios se abrían al máximo y dejaban caer gran cantidad de saliva y en esa posición ella misma intentaba penetrarse en la desproporcionada verga del viejo.
“ahhh, que chiquilla, algo me dice que va a ser una excelente compañía en tiempos de guerra jejejejeje” pensaba el viejo al verla intentar sin mucho éxito enterrarse esa tranca dentro de ella.
Catalina arqueó su exquisita anatomía y se aferraba al viejo como si quisiera meterse dentro de su cuerpo, los voluminosos melones carnosos de la desarrollada jovencita se aplastaban en contra del peludo y caído pecho del viejo perdiendo su encantadora forma redonda y cambiándola por una silueta elíptica para después desplomarse con un escandaloso gemido cayendo de nuevo al sillón, Don jose se acercaba a la nena para besarla sin sacarle su verga de adentro, Catalina estaba tan alterada orgásmicamente que correspondió ese beso de una manera tan lasciva casi como la del viejo, las lenguas de ambos amantes se entrelazaban dentro de las contrastantes bocas mientras la niña emitía una alargada aaahhhhhhhhhhhhhhh.
Don jose dejó de besarla solo para abrazarla de manera dominante, mientras el rostro de Catalina se perdía entre los hombros de su amante, sintiendo la ruda pelucera axilar y llegando a besar tiernamente los brazos y pecho de su codiciado hombre, el viejo podía sentir la agitada respiración de su enamorada chocar contra su nada trabajado físico, la niña tímidamente repegaba su cuerpo al de su viejo emitiendo una especie de ronroneo como una gatita agradecida.
El viejo notó que después de tanto estar metiendo y sacando su apestoso miembro, un tenue caminito rojo corría por la base de este y unas cuantas gotas resbalaban por sus testículos y caían hacia el sillón, el viejo sabía que era la sangre de la nena que ayudada por los fluidos había encontrado un reducto por donde salir, la tanguita también se llenó de unas cuantas manchas de sangre.
Don jose retiró su erecta verga de la vagina de Catalina muy lentamente, al salir, su aparato venia completamente ensangrentado, lo que corroborara la pérdida de la virginidad de la niña, virginidad que había sido robada por un viejo lujurioso a base de una falsa amistad, un viejo que solo se la quería tirar y que gracias a su paciencia y haber sabido aprovechar las debilidades de la nena y aventajarse de uno de los tantos momentos en que Catalina andaba caliente ahora lo había conseguido, mientras tanto Catalina respiraba entrecortadamente, parecía como si se hubiera quedado dormida, sus amamantables senos se elevaban majestuosos en cada una de sus respiraciones, el viejo la veía y sacaba su lengua muy vulgarmente para después chupar cada una de las enormes colinas como un desesperado.
Y el viejo como un loco por querer seguir penetrando esa panochita recién desvirgada se paro del sillon y con una de sus manos agarró la mano de la chiquilla y la levantó la sujeto de la cintutra y la empezo a besar como un loco Catalina sólo respondía a los besos que el viejo de daba el viejo la tomó de su cintura esbelta y luego las bajo para empezar agrarale las nalgas fuertes sin tanto cariño y se las estrujava si miramientos mientras la comía a besos
El viejo poco apoco se separaba del sillón mientras seguía agarrándole las nalgas y besándola se dirigía hacia donde estaba la pared Catalina sumergida en esa excitación en la que estaba sumisa hacia todo lo que él viejo quería ya pegados ala pared del cuarto el viejo de un solo dejó de besar a Catalina y la volteó para ponerla de espaldas mirando hacia la pared de ese cuarto cuando le dijo levanta mas ese culito mi amor la joven haciendo caso levantó lo más que pudo sus caderas para resaltar su apetecíbles nalgas.
En eso el viejo de don José con una de sus manos le empieza dar un par de sonoras nalgadas Tomaaaa toommaaaaa putitaaaaa…… a lo que la joven cuando empezó a sentir esas nalgadas solo respondía ahhhhh…… ahhhhh ahhhhhhhh…..dueeleeee ahhhhhhh
El viejo se pega a ella restregando su verga por esas nalgas a lo que la joven solo respondía meneando su tremendo trasero don José se le pega ala oído y le empieza hablar vulgarmente dejó de ser el viejo cariñoso que Catalina pensaba hasta ahora el viejo solo le empezaba a decir pídeme que te meta la verga putitaaa yo sabia que eras una puta vestida de santa Catalina la joven ya en su estado de excitacion no lo importaba que le hablaran vulgarmente solo se dedicaba a gemir y a responder lo que él viejo verde le decía.
Siiiiiii…….. Donnnnnn José… eeeee ahhhhhahhhh ahhhhhhhh ahhhhhh
Si que putitaaa anda dímelo el viejo insistía cuando el viejo bajó una de sus manos y le dio un par de nalgadas massss ala joven entonces ella reaccionó y respondió Siiiiiiii….. Don joseeeeee meteme la vergaaaaaaa ahhhh ahhhhh pero ya no me de de nalgadas porfisssssss…..
El viejo haciendo caso aló que la joven le decía agarró su verga de buenas dimensiones y grosor con su mano y la guió ala entrada de la panochita de la colegiala la acomodó y de una solo estocada se la dejó ir hasta los huevos
Ayyyyyyyyy Ayyyyyyyyy……. Decía Catalina solo con gemidos ahhhhh ahhhhh ahhhhhahhhh al saber que se la había metido si piedad alguna el viejo la tomó de la cintura firmemente y la empezó a taladrar con su verga le empezó a dar tan duro que solo escuchaba en el cuarto los gemidos y ploc ploc ploc ploc de los huevos rebotando sobre las nalgas de la jovencita Tomaaaa Tomaaaa putaa Tomaaaa Tomaaaa esto te mereces por putaa ahhhh ahhhh ahhhhh decía el viejo dándole con todas sus fuerzas Catalina sabiendo que le estaba dando si piedad alguna a pusos sus manos bien firmes sobre la pared y arqueado su espalda para levantar a sí su culo bien firme y parado para así recibir bien las estocadas que le estaba dando ese viejo panzón de don José ayyyyyy ayyyyyy ayyyyyy y papiiiiiiii…… que ricoooo Ayyyyyyyyy Siiiiiii dameeee maassssss……. Ahhhhh ahhhhhhhahhhhhhh el viejo sabiendo que lo estaban animando y que tenía ala joven más codiciada de la escuela de bachillerato y más deseada por cualquier hombre incluso maestros y padres de familia, el viejo la seguía culeando tan fuerte Catalina casi no se podía sostener de pie con tan fuertes estocadas de verga que la daban a su jugosa PANOCHITA.
me aprietas bien rico mamasita que rica puta me estoy cojiendo decía el viejo en vos alta y le decía a Catalina te gusta putita te gusta sentir mi verga ahhhh dímelo putaaaa ahhhh dimeee
Siiiiiii ahhhh ayyyyyy ahhhhhahhhh siiii me gusta sentir su verga a ahhhhh a ahhhhh mas demeee mass ahhhh ahhhhh ahhhhh que ricoooo me vengo papiiiiiiii ahhhhh no puede ser es la tercera vez zzz que me vengo ahhhhh ahhhhh ahhhhh a siiii ahhhhh Siiiiiii ahhhhhahhhh
Pocos minutos después de que Catalina se vino en un gran orgasmo sintiendo la verga bien profundo dentro de ella el viejo la empezó dar lo más fuerte que pudo y gruñiaaa ahhhhh ahhhhh tomaaa tomaaa tomaaa tomaaa putaaaaa ahhhh tomaaa mi leche ahhhh ahhhhh como 7 disparos de leche se adentraron dentro de la colegiala el viejo no se despegó de ella asegurando que su semilla había quedado bien adentro de la jovencita minutos después ambos amantes se separaron con dos animales en celo.
El viejo se volvió a sentar en su viejo sillón poniéndose la tanguita de la colegiala sobre su cuello todo cansando solo respiraba y miraba ala joven cambiarse ponerse nuevamente su ropa con la que atraia a cualquier macho.
-Don jose, me tengo que ir, deme mi tanga- dijo Catalina.
-noo, déjamela, como prueba de nuestro amor- dijo el viejo.
-Don jose , no puedo salir así me van a ver que no llevo puesto nada debajo- decía le nena.
-a ver camina para allá- dijo el viejo, Catalina caminaba de manera lastimosa evidenciando que físicamente no estaba entera, el hecho de dar un paso era un logro para ella.
-se ve?- preguntó la nena.
-no se ve, solo ten cuidado de no agacharte a recoger nada, jajajajajajajajajajaja,- reía el viejo mientras se paraba para irle a abrir la puerta a su jovencita amante.
La pareja llegó a la puerta de lámina, el viejo se asomó para todos lados y comprobó que el camino estaba despejado.
-anda mi amor, antes de que te vean,- dijo el viejo
Catalina antes de irse y después de peinar a su amante un poco se despidió de él con un cálido beso en la mejilla, ahora no tuvo que pararse de puntillas pues las zapatillas la ayudaban a tener una altura prácticamente idéntica a la del viejo José.
-Catalina antes de que te vayas me gustaría que me dijeras si se repetirá lo de hoy- dijo el viejo tomando de la mano a su encantadora y acariciando su fino rostro, la tierna colegiala no contestó nada, solo desvió su hermosa mirada y mostraba una sencilla risita.
Catalina se daba la vuelta sin soltar la mano del viejo, este la jaló y sin importarles que la puerta de la cortina estuviera abierta y que él estuviera desnudo a excepción de una tanga rodeando su cuello se fundieron en un caloroso y empapado beso que hizo que su miembro resucitara de su letargo, la jovencita se lo acariciaba impúdicamente mientras que el viejo con una mano atraía ese artístico cuerpo hacia él de su cintura y con la otra le sobaba sus desnudas nalgas.
-Don jose me tengo que ir, nos van a ver- dijo la nena separándose de él bucalmente.
-que nos vean,- respondió el viejo.
-nooo, lo puedo meter en problemas- decía la nena pensando primero en el viejo que en ella.
-si es cierto, pero prométeme que lo volveremos a hacer- dijo el viejo.
-jijiji, está loco- reía la niña.
-prométeme que lo volveremos a hacer o no te dejo ir y salimos a besarnos afuera- decía el vejete riendo con la niña.
-sí, lo volveremos a hacer, lo prometo pero ya déjeme ir o lo pueden ver- dijo la nena recostándose en el pecho de su macho y abrazándolo de su lombricienta panza.
-anda vete mi amor, estaré pensando en ti- dijo el viejo mientras regaló otro beso en la boca a la nena y que ella ya correspondía como si de una pareja de novios se tratara.
La jovencita risueña besaba a ese baboso viejo con los ojos cerrados, movía su cuerpo muy coqueta de un lado a otro sin soltar al viejo de la mano para terminar alejándose mientras su lengua paladeaba las asquerosas babas del viejo, solo para volver a besar a tan horroroso y pervertido sujeto, simplemente no quería irse de ahí.
Después de varios besos mas Catalina por fin se despidió y llegó al portón de la escuela, para su suerte la prefecta no se encontraba, así que disimuladamente regresó a la escuela para tomar su mochila y quedarse parada en un rincón sin realizar peligrosos movimientos solo para diez minutos después subirse cuidadosamente a la moto de su amiga mientras le echaba la culpa a los zapatos de su lastimoso andar, en cada momento pensaba en la posibilidad de sentir alguna gota de sangre correr por sus muslos (razón por la que los tenia bien cerrados) y que alguien se diera cuenta, afortunadamente para ella eso nunca pasó.
continuara…………………….
wow que existante