Las perversidades de la patrona
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En una gran mansión ubicad en una colonia de la alta
sociedad residia una pequeña señora con su hijo, ella
era la señora Martinez, era madre soltera y se las habia
visto negras para poder conseguir un trabajo.
Ella se sentia afortunada porque su patrona, la señora Smith la
apoyo dandole trabajo, permitiendoles vivir ahi y dar
las facilidades para que el hijo de la pobre mujer
pudiera obtener una buena educación y además de
disfrutar del jardín y la piscina. La señora Smith se
mostraba muy benevolente y comprensiva. Ya llevaban
cerca de 5 años en esa residencia donde Pedrito, asi se
llamaba el niño, ya había cumplido 15 años en la primera
semana de septiembre del año pasado. El era menudito y
delgado pues apenas media 1.55 pero gracias a su madre
tenia educación y modales, haciendolo atento y con buen
comportamiento.
Pero la vida muestra como las apariencias engañan porque
a veces la conducta humana da un giro total o mejor
dicho florece el verdadero ser que uno trata de ocultar
o controlar utilizando la religión o la falsa educación
para mostrar ante la sociedad una forma de ser o
comportamiento y hasta gustos que se adapten a los roles
de la sociedad.
La señora Smith era alta pues sin tacones media 1.65,
aún tenía un buen cuerpo macizo porque, como cualquier
mujer que no tiene necesidad de quehacer domestico o
rutinas hogareñas se daba su tiempo para practicar la
natación o bicicleta. Además se procuraba de tener una
buena alimentación. Su esposo casi no estaba con ella
porque debido a su trabajo casi siempre andaba en
reuniones empresariales en el extranjero ya que
representaba a una importante marca internacional. Ellos
habían gestado un hijo pero casi siempre estaba en el
extranjero estudiando y solo estaba con su madre en los
periodos vacacionales.
La señora Smith había pasado largas semanas y hasta
meses durmiendo sola. Aún así siempre era amable con
Pedrito y con su mami, a pesar de que la habia
contratado como sirvienta ella no presionaba mucho a la
madre con el quehacer y los mandados. Pero todo iba a
cambiar a partir del mes de febrero.
En un fin de semana de ese mes, la mama de Pedrito habia
estaba en cama porque se sentía mal de la gripa, ella
estaba preocupada porque su patrona iba a festejar su
cumpleaños 47 con sus amigas por lo que ella tenía que
estar para servir la cena y la bebida y después dejar
todo limpio cuando acabara la reunión. Pero muy a su
pesar tuvo que quedarse en cama porque su hijo la
convencio de que el se haría cargo de atender a su
patrona y a sus amigas.
El sabado en la noche Pedrito comenzó a preparar las
copas y el vino, hielo y manteles porque durante la
mañana la señora Smith le habia dicho que no iba a ver
cena, solo era una reunión donde charlaría y jugarías
damas chinas. En la noche Pedrito se baño y se puso
elegante, con su pantalón negro y su camisa azul rey de
manga larga, unos zapatos bien boleados para estar
presentable. No queria usar camisa blanca, porque a
pesar de la situación el no queria parecerse como un
simple mesero. Se peino y hasta se puso unas gotas de
loción, con su buena educación queria quedar bien con su
patrona y sus amigas, y, porque no, hasta ganarse unas
buenas propinas.
La hora de la reunión llegó y Pedrito algo nervioso
estaba en la cocina esperando las instrucciones de su
patrona, antes el ya habia dejado copas, vino,
ceniceros, listos para las damas. El chico se entretuvo
con una pequeña televisión que tenían en la cocina. A
pesar de estar viendo un programa de aventuras
policiacas no era exento de oir las risas de las damas
que estaban el la sala. De repente dio un brinco al oir
el sonido del timbre, el se levantó y se dirigió a la
sala, al llegar su nariz capto una mezcla de perfumen
fino femenino con tabaco.
-¡Pedrito, no seas malo y traeme mas hielos!- la patrona
le dijo con una sonrisa tierna mientras daba una
bocanada a su cigarro. Pedrito se acerco al grupo de
damas ya que el tenia que lelgar hasta la mesa de centro
a tomar la hielera. Le sorprendio ver varias mujeres,
todas elegantes pero maduras, algunas cruzadas de
piernas. Al acercarse al tomar la hielera sintio como
las damas lo miraban, por lo que apresuro a tomarla e ir
a la cocina a poner mas hielos, regreso a dejar la
hielera llena y se retiró inmediatamente.
Al llegar a la cocina respiro como si lo estuvieran
correteando, se sento y sentia su corazón palpitar
fuerte, parecia conejo despues de escapar de una jauría
de lobos, sentia un revoltijo abajo de su estomago,
juntaba sus piernas porque su mente capto esos pares de
piernas femeninas cruzadas que terminaban en zapatillas,
el olor a perfume, las voces elegantes femeninas, las
miradas de mujer, todo esto era una nueva experiencia
para el que su educación conservadora y su caracter
tímido no lo exentaban de captar todas esas imagenes. En
nada se comparaba a sus compañeras de escuela, niñas de
14 y 16 años. Era algo que el mismo no sabia
identificar, lo espantaba pero le agradaba. En eso
volvio a oir el sonido del timbre.
-¡Pedrito, llevate esas copas y traeme otras limpias por
favor, querido!- y el procedio a recoger las copas
usadas, al estar en la cocina oia las risas de las
mujeres pero cuando el estaba tomando las copas, ellas
callaban, solo oia murmullos y pequeñas risas picaras,
ademas de que sentía que cada una de ellas lo miraban.
Se dio cuenta de que algunas ya tenia sus vestido un
poco arriba mostrando rodillas y mas pierna y pierna.
Fue a la cocina dejos las copas sucioas y regreso a
colocar copas limpias junto con servilletas y otra vez
el silencio interrumpido con risitas y murmullos. Al
terminar regreso a la cocina oyendo a sus espaldas mas
murmullos y risas.
Por otras tres veces Pedrito tuvo que ser templario para
aguantar estar rodeado de mujeres elegantes y maduras.
Respiro aliviado al oir que las amigas de su patrona se
retiraban, oyó el ruido de autos retirarse y esperó y
esperó hasta que oyó el cierre de la puerta. Al fin, el
creyó, habia terminado esa experiencia.
Fue a la sala pero se encontró con su patrona sentada y
con las piernas cruzadas, como no esperaba encontrar a
nadie y siendo un hombrecito no pudo despegar la vista
de la porción de ese macizo muslo de la señora que ella
mostraba al cruzar las piernas. Ella utilizaba un
vestido escotado negro corto, sin mangas, dejaba sus
hombros descubiertos y parte de la espalda, unas
zapatillas de correa negras mostraba sus pies y sus
dedos con las uñas pintadas de rojo.
-¡Apurate a recoger todo, muevete!- la orden imperativa
de ella lo volvió a la realidad porque en sus años en
esa casa nunca había oido a su patrona usar ese tono de
voz. COn todo y sorpresa procedio a recoger copas y
ceniceros, mientras la patrona fumaba y seguia sentada
con las piernas cruzadas sin despegar su mirada en
Pedrito. El llevó a la cocina los trastes y regreso a
recoger lo demás.
-¡te tardas mucho apurate!- otra orden imperativa de
ella. El chico siguió recogiendo. En esos momentos los
ojos de la señora parecían a los de una pantera cuando
ven a su víctima indefensa, sabiendo que se va a dar un
banquete sin mucho trabajo, sabiendo que era muy
superior a su victima y esta ya no tenía oportunidad de
escapar. Dentro de la mente de la mujer se gestaban las
ideas perversas y sádicas de hacer sufrir a su víctima.
Ella procedio a tirar ceniza del cigarro en la alfombra
cerca de su pie.
-¡hay ceniza en la alfombra, quiero que la recojas!-
Pedrito dudaba en acercarse porque la ceniza estaba
cerca del pie la patrona.
-¿estas sordo?- la señora alzó mas la voz haciendo que
Pedrito se acercara y se agachara, con la vista fija en
el lugar donde estaba la ceniza, al hacerlo no pudo
evitar ver el pie se su patrona calzando esa zapatilla
negra de correa, pero de repente sintió algo que pasaba
por sobre su cabeza al momento que veia que la patrona
alzaba ese pie que tenia de apoyo en el piso.
-psst..oye niño!- y Pedrito alzo la cabeza pero solo
sintio como su cuello era aprisionado por las piernas de
la señora. El trato de levantarse pero la señora
aprisiono firmemente el cuello del chico con sus macizas
piernas. Pedrito sintio el firme agarre de esas piernas
femeninas en su cuello, creyó que lo iban a ahorcar.
-¡señora…!- con ojos soprendidos y con sus manos
agarrando las piernas de su patrona trato de buscar una
explicación a la reacción de ella.
-¡Callate escuincle y no digas nada!- con una sonrisa
malévola la señora solo se puso mas comoda y apoyandose
en sus manos solo movia sus piernas para sujetar bien el
cuello de Pedrito.
-¡desde que te vi te traigo ganas pero eras un niño y me
iban a acusar de violadora, pero ahora ya eres un
pequeño hombrecito y ahora ya puedo abusar de ti!-
-¡señora, por favor, no…dejeme!- pero la señora se
reclinó un poco hacia atras mientras recorrias sus
caderas un poco mas a la orilla del sillón haciendo que
la tela de su vestido se moviera hacia arriba dejando al
descubierto sus macizos muslos para tener libre
movimiento en las piernas. Y utilizandas como tenazas
reacomodo la cabeza de Pedrito hasta que ahora eran sus
gruesos y macizos muslos los que sujetaban la cabeza del
chico.
Pedrito se vio atrapado por las piernotas de su patrona,
en sus mejillas sentia la presion de esos portentosos
muslos que comprimian mas y mas su carita hasta que su
boca fue formando una O.
Pedrito sentia dolor en sus
pómulos y quijada, no oia nada, solo un vacio en sus
oidos, sus pestañas rozaban la piel de los muslos que lo
aprisionaban, ante su vista estaba un triangulo blanco
con ranuras donde podía ver una mancha negruzca que
hacia que ese triangulo se abultara un poco, sus manos
solo podían sentir la piel suave de esas gruesas
columnas pero también podía percibir la dureza de las
mismas, hizo varios intentos inútiles de aferrarse bien
a esos muslos para tratar de separarlos de su rostro
pero no podía competir con la fuerza que estos imprimian
sobre su cabeza para evitar que el escapara.
-¡porrggfff
….frgggggaagaggbvvoorr..!mmggggg…mmgggg!- no podía
articular palabra alguna, solo quejidos gluturales que
eran apagados por el sexo de la señora que trataba de
cubrir su boca.
La señora reia perversamente viendo el pequeño rostro
juvenil aplastado por sus muslos, gozaba con ver la
mirada de Pedrito, una mirada de suplica y con los ojos
llorosos, pero dentro de su maldad sádica no habia
espacio para la piedad ni misericordia, aparte del gusto
de tener a un jovencito entre sus muslos, gozaba con la
sensación de percibir en la parte interna de estos la
suavidad de la piel y la calidez que enmanaban del
rostro del chiquillo, haciendo que apretara más y mas
esa cabecita sin importarle si el chiquillo sufria o
podría respirar, aunado a esto, el sentir en la parte
externa de sus muslos las suaves palmas de las manos de
Pedrito que, infructuosamente recorrian arriba y abajo
como buscando una mejor posición de agarre para separar
esa tenaza mortal. En nada se comparaba con las toscas y
rasposas manos de los hombres o con los rostros mal
afeitados que solo le producían molestias e irritación
cuando enroscaba sus muslos en las cabezas de estos.
Cuando vio los ojos de Pedrito semiabiertos, aflojo la
presión de sus muslos para permitirle respirar, muy a su
pesar, porque si seguia podría asfixiarlo, pero a ella
no le preocupaba si asfixiaba a Pedrito con sus muslos
sino que pronto se le acabaria el placer, por lo que
tuvo que dejarlo libre para que Pedrito siguiera con
vida y continuara dándole placer con su inocencia y
fragilidad. La señora abrio por completos sus muslos
dejando libre la cabeza de Pedrito quien cayo debilitado
tosiendo y aspirando desesperadamene aire fresco, la
señora lo veia sin contemplación alguna dejandolo que se
repusiera un poco, porque ella tenía más planes de
seguir con su juego erotico perverso.
-¡quiero que te pongas de rodillas para que me huelas,
ahora vas a saber como huele una mujer!- la señora abrio
sus piernotas mientras que se acariciaba su sexo por
sobre la tela de su pantie. Pedrito con trabajos se puso
de rodillas tratando de pensar en como podría evitar
hacer lo que ella le pedía.
-¡si no haces lo que te digo soy capaz de ir con tu
mamita para correrla ahorita mismo y no me importa si se
esta muriendo!- en la cabeza de Pedrito había un gran
revoltijo de ideas, su cabeza adolorida por lo apretones
de piernas, pero lo que no podía entender era la
reacción y comportamiento de la señora, aquella elegante
señora que siempre era atenta y cariñosa, con una dulce
sonrisa y agradable voz, que se preocupaba por su madre
y por el, ahora era completamente diferente. Pero ya no
tuvo tiempo de seguir razonando porque sintio como su
nuca era empujada por un pie en zapatilla.
-¡quiero que me huelas!- la señora utilizaba su pie como
gancho para empujar la cabeza de Pedrito hacia su
entrepierna. El aún no acercaba su rostro cuando sintio
el aroma femenino golpear su nariz, lo que lo sorprendio
porque cuando estaba completamente atrapado percibio
aroma de perfume y jabón, ahora un aroma mas fuerte y
picante sobresalía de estos haciendo que sintiera sus
fosas nasales arder e intoxicandolo y mas cuando su
nariz se pego completamente sobre ese acojinado
triangulo blanco.
La señora recorria sus dedos sobre el suave cabello del
chico mientras miraba como el la olía.
-¡eso es querido, tomate tu tiempo, hueleme bien, llena
tus pulmones de mi aroma, quiero que todo tu ser se
impregne de mi aroma de mujer!- y con eso la señora
agarró bruscamene a Pedrito de los cabellos para hacerlo
que pegara más su carita juvenil sobre su sexo. Solo esa
delgada tela de su pantie impedía un contacto directo
pero el aroma que enmanaba de el aunado a que Pedrito
solo podía tomar aire de ahi hizo que sintiera que su
cabeza girara y girara, se sentía mareado por el aroma
de ella. la señora utilizó la punta de su pie en
zapatilla para colocarla bajo el mentón de Pedrito y con
ella alzó su carita para que el la mirara.
-¿que tal querido, te agrada mi aroma?- pero Pedrito aún
seguia mareado y no respondía solo la miraba mientras
tragaba salida.
-¡ahora solo quiero besarte, tocar con mis labios toda
tu carita y tu boquita!- dentro de su cabeza mareada
Pedrito se extrañaba de lo que ella le decia porque
desde que había llegado a esa casa ella lo había besado
en sus mejillas y en su frente, pero al menos, el
reflexiono, eso queria decir que ya podía levantarse y
salir de entre las piernas de ella. Y efectivamente la
señora se apoyó en sus pies dejando libre a Pedrito,
pero solo vio como su patrona alzaba un poco sus caderas
del sillón para, con ayuda de sus manos, quitarse el
calzón mostrando en medio de sus piernas un revoltijo de
bellos donde enmanaba aún mas fuerte ese aroma que ya
había impregnado hasyta sus fosas nasales.
-¡con estos labios te voy a besar querido!- la señora
acariciaba su sexo mientras miraba a Pedrito que, con
los ojos desorbitados miraba por primera vez el sexo de
una mujer y antes de que reaccionara, la señora lo tomó
de los cabellos para volver a hundir su carita pero
ahora sobre el sexo desnudo de ella.
-¡noooorgghhmmmmpp,……!- y Pedrito ya no pudo hacer
nada, solo sintio su rostro sumergido en esa zona
caliente y olorosa, inmediatamene sintió algo humendo
que impregnaba todo su rostro.
-¡asiiiiiii….ooohhhh…..que rico……..tu
carita……..!- la señora decia mientras restregaba su
sexo sobre todo el rostro juvenil impregnandolo todo de
sus jugos íntimos.
-¡sssiiiiiii………mmmmmmmmm…..rico…………siiiiiii…..!-
y una y otra vez la señora se daba gusto con la cara del
chico que solo utilizaba sus manos para sujetarse de las
caderas o de las piernas de la señora porque ella lo
mantenía firmemente sujeto de la nuca. Pedrito se
espantaba porque ya no podía respirar, sus fosas nasales
se taparon por ese liquido, asi que tuvo que abrir su
boquita a todo lo que daba para aspirar aire pero solo
recibia ese liquido que le llegaba hasta la garganta.
-¡mmmpphhhhhhhh….oorrggggmmmmmmm!- la señora alcanzó
el orgasmo frotando y frotando su sexo sobre la cara de
Pedrito que ya se resignaba a lo que ella le hacia.
Después de un rato ella lo solto, cayendo Pedrito al
suelo de espaldas, mientras la señora con los ojos
cerrados se recargaba en el sillón con las piernas
abiertas y suspirando con una gran sonrisa en el rostro.
Pedrito de espaldas, tocia y con las mangas de camisa
limpiaba su nariz para que sus fosa nasales estuvieran
libres y el pudiera aspirar el aire que le fue negado.
Trataba de sobreponerse al duro castigo al que fue
sometido. Le dolia su cabeza, sus quijadas, su nariz,
ademas de que en todo su rostro había humedad femenina,
sentia sus labios pegajosos, su nariz y sus fosas
nasales estaban impregnadas del aroma íntimo de la
mujer. La señora respiró profundamente por el placer que
habia obtenido, siempre habia soñado con tener una
experiencia con un chico inocente y virgen y lo había
logrado, tomo otro cigarrillo, lo encendio y le dio una
aspirada mientras veía con gusto la imagen del chico
completamente abatido por ella, aquel chico atento y
educado, de buenos modales, tímido ahora yacia tirado en
el suelo de la sala con su carita roja e impregnada de
sus jugos vaginales, mejillas, nariz, boca, hasta las
cejas y pestañas estaban humedecidas por sus jugos
íntimos.
El cuello de la camisa y las mangas de la misma
también estaban manchadas. Siguio fumando su cigarro, se
levantó del sillón bajándose el vestidoy se hacerco
hacia el cuerpo de Pedrito. Y como si no hubiera sido
suficiente el castigo, con su pie en zapatilla movia la
cara de Pedrito de un lado a otro para observarlo mejor,
gustosa de su obra.
-¡me has dejado contenta nene, has salvado a tu madre,
ahora quiero que te levantes para que te des un buen
baño y te vayas a acostar!- pero el chico aún seguia
aturdido y todavía no se reponía del todo.
-¿que no me oyes escuincle del demonio?-, y ese tono de
voz hizo que Pedrito se levantara, pero apenas podía
sostenerse de pie.
-¡espera!- y el solo detuvo su paso. La señora se
encamino hacia el para ponerse en frente.
-¡ya no eres un niño, eres un hombrecito y los hombres
saben guardar secretos y no andan de chismosos por ahi,
porque no quiero que vayas con tu mamita o con alguien
más de chismosito eh, ¿o eres mariquita?-
-¡no señora!- Pedrito a pesar de lo aturdito que estaba,
no le gustaba el calificativo.
-¡entonces demuestra que eres ya todo un hombre y
aguanta como tal, ah y no te preocupes, yo me encargo de
recoger y limpiar todo!- y Pedrito fue a darse un baño.
Al terminar, se puso su pijama y depues de ver a su
madre que estaba durmiendo, fue a su cuarto y se acosto,
sentia su cara caliente, su cabeza le daba vueltas y
vueltas cuando cerraba los ojos, y a pesar del baño aún
sentía en sus fosas nasales el aroma íntimo de su
patrona, sentía una extraña reacción bajo su estomago,
tuvo que acostarse boca abajo y después de varios
minutos, se quedó domido, mañana sería otro día
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