Los niños del edificio
Yo, un hombre vivido, conocí a unos niños traviesos… Y curiosos.
Después de separarme de mi segunda mujer me volví un errante, cambiaba de vivienda cada año aproximadamente, se me había hecho vicio ir y venir de un lugar a otro buscando nuevas vivencias. Ni fumaba, ni me drogaba, era la bebida mi única debilidad, eso y las prostitutas a las que les solía pagar por compañía. Mi vida estaba lejos de ser perfecta, pero irónicamente tenía gente cerca que verdaderamente me querían ayudar, así fué como terminé en la unidad habitacional dónde se desarrolla esta historia. Un buen amigo viendo mi situación me había ofrecido uno de sus departamentos y trabajo, para ver si lograba sentar cabeza y mejorar me vida, no era un lugar especialmente lujoso, pero tenía todo lo que podía necesitar, en el último piso del último edificio de un barrio de clase baja. Los vecinos eran agradables (o al menos eso me parecía, pues no congeniaba con ninguno de ellos, además que el departamento de al lado del mio no estaba ocupado) así que vivía con un perfil bajo, sólo.
Una tarde como cualquier otra cuando había regresado del trabajo y había salido a fumar un cigarro, me pareció escuchar unas voces cuchicheando, apagué el cigarrillo y me acerqué al lugar donde me parecía que provenía las voces parándome justo en frente de la escalera de servicio que llegaba a la azotea,
– Shhh… Ya cállense- Dijo una voz con un tono agudo entre susurros,
– A ver, sigues tú – Dijo otra voz igual de aguda, sin duda eran niños, entonces me decidí a ver qué hacían esos niños traviesos. Muy lentamente y con cuidado fuí subiendo la escalera, a medida que subía las voces se iban intensificando de a poco, hasta que llegué arriba y lentamente me acerqué a dónde provenían las risas. Ocultos, detrás de los tinacos de agua había tres niños parados formando una rueda pero lo que inmediatamente captó mi atención fué que tenian los pantalones abajo y se estaban mirando los penes mientras reían y decían tonterías, todo eso yo lo miraba oculto viendo por una abertura al otro lado del tinaco,
– A ver, y quien tiene los huevos más grandes?- Dijo el niño más alto,
– Yo- Dijo el niño más bajito, levantándose el pene y enseñando sus huevitos a sus amiguitos que inmediatamente lo imitaron y empezaron a comparar el tamaño de sus bolas, el más grande de los niños no solo enseñaba sus huevos a sus amigos, si no que se masturbaba viéndoles.
– No es cierto, soy yo!- Dijo el niño de estatura medía con entusiasmo,
– Shhh, cállate, nos va a escuchar el señor de abajo- Lo reprendió el niño grande,
– Yo los tengo más grandes- Dijo el niño del medio, ahora en un intento de susurro y los tres comenzaron a cuchichear otras cosas que no alcanzaba a escuchar, de manera repentina me comencé a tocar por encima del pantalón, ver a esos niños exhibiendo sus vergas y huevos me gustaba, pero de pronto el grande se subió la ropa,
– Ya, hay que bajarnos- Dijo, y los otros dos niños también se guardaron sus partes íntimas y empezaron a salir de su escondite mientras yo por el contrario, me movía ocultándome de ellos hasta que empezaron a bajar por la escalera,
– Venimos mañana?- Preguntó el niño del medio,
– A la misma hora, ya que se vaya mi mamá- Alcancé a escuchar decir al más grande y posteriormente ya no pude oír nada más, se habían ido. Tan pronto dejé de escuchar las voces de los niños salí de mi escondite y tomé el sitio donde ellos habían estado, la posición era ideal para esconderse, los grandes tinacos de agua ocultaban la vista y además al ser el ultimo edificio no daba margen de que alguien pudiera ver desde otra posición. Encendí el cigarro que había dejado a medio fumar y le dí una larga calada, me imaginaba a esos niños aún ahí enseñando sus vergas y huevos y lentamente me volví a comenzar a tocar, fumaba y me sobaba la verga hasta que terminé y cigarro y sin más que pensar me bajé el cierre del pantalón, saqué mi polla dura y me empecé a masturbar pensando en los niños, los tres tenían la piel trigueña, siendo el niño del medio el de piel un poco más oscura, sus verguitas eran variadas en tamaño y grosor, lógicamente el mas grande la tenia mas larga, pero en cambio el del medio era quien la tenia mas gorda, ninguno de los 3 debía de pasar de los 10 años, asi que tampoco eran unas vergas imponentes, sin embargo me exitaba mucho el pensarlos. Cómo se sentirían esos pequeños penes tan jóvenes? Cómo sería una mamada de sus tiernas boquitas o directamente sus culitos que debian estar riquísimos, me hacían recordar de la primera y única aventura que había tenido con un niño, un vecinito de uno de mis anteriores vecindarios al que llegué hasta a meterle el dedo por el culo y que me dejaba echárselos en las nalgas, era un niño bien caliente que me buscaba para agarrarme la verga y a veces me la chupaba, le encantaba mi verga y él solito me pedía que se la diera a mamar, aunque no era tan accesible con darme el culo, pero cuando lo hacía me daba vuelo metiéndole los dedos o si se dejaba le pasaba la verga por las nalgas y le punteaba el ano hasta que me venía, estuve muy cerca de cogermelo, varias veces estuvimos cerca de que se la dejara ir, la vez que ya estaba prácticamente con la verga adentro, su mamá le llamó a gritos y él salió disparado dejándome bien caliente, le traía unas ganas tremendas a ese niño pero tristemente un dia simplemente ya no vino y me enteré después que fué porque se habían mudado.
Ahora, estando ahí pensando en esos tres niños traviesos tan solo podía pensar en revivir aquellas vivencias con alguno de ellos, comerme alguno de esos tres culitos, me los imaginaba cuando me empecé a venir, una paja dedicada a esos tres niños. «Mañana a la misma hora», dijeron, tenía tiempo de pensar en un plan.
El siguiente día fué un tanto especial, hasta feliz me sentía y apresurado regresé a casa para alistarme a la hora indicada y tan pronto llegué puse en marcha mi plan, si tanto querían comparar tamaños de vergas los dejaría ver la mía, así fué como me les adelanté subiendo a la azotea, me paré en el sitio donde el día anterior habían estado ellos y esperé, pasaron unos minutos y no escuchaba que se acercaran, pensaba en que mejor sería irme a mi casa y hacer como eso no pasó, pero entonces escuché unos murmullos y después el sonido de la escalera siendo trepada, así que volví a mi papel, me saqué la verga que en automático se me había empezado a parar y comencé a masturbarme, encendí un cigarro para despistar y me seguí tocando el pene,
– Shhh…- Escuché que decía uno de ellos, de forma muy breve di un vistazo y me di cuenta que eran sólo el más grande y el del medio, el pequeño no venía, tomaron la posición dónde yo los había espiado el día anterior a ellos y entonces sabiendo que me observaban dejé que me cayera más el pantalón al frente para que tuvieran vista a mis huevos y con mas pasión me segui masturbando,
– … Grande …- Alcancé a escuchar un murmullo, seguido de otro que me pareció era un «cállate». Me exitaba bastante tener público, saber que esos niños me miraban auto complaciéndome me llevó a pronto sentir la corrida viniendo, el primer chorro salió con mucha fuerza y los demás solo fueron un plus, había sido una corrida deliciosa, me exprimí la verga para que hasta la última gota saliera y con si no me diera cuenta simplemente me acomodé la ropa y deliberadamente dí la vuelta en dirección contraria a ellos y bajé la escalera deteniéndome en medio y afinando el oído,
– Viste toda la leche que le salió!- Dijo el niño del medio,
– Sí, ese señor la tiene bien grande- Dijo el otro niño,
– Sí, y los huevos también bien gordos y peludos- Dijo ahora el niño del medio con una risita, – A tí te sale leche?- Le preguntó al niño grande,
– No, y a ti?-
– No, que se sentirá?-
– Se ha de sentir rico- Dijo el niño grande, – Ya se te paró verdad?- Le dijo riendo al otro niño,
– Sí- Respondió riendo,
– Porqué? Te gustó la verga del señor?- El niño grande se reía,
– Está grande- Dijo solamente el niño del medio,
– Y qué? Se la vas a chupar cómo me la chupaste el otro día?- Dijo, eso hizo crecer mi atención,
– No, ya! Vamos abajo con Juanito- Dijo, entonces rápido terminé de bajar la escalera y entré a mi casa. Escuché detrás de la puerta como los niños bajaban y se iban, me sentía muy excitado así que ahí mismo detrás de la puerta de mi casa me volví a masturbar.
Al día siguiente era domingo, había descansado del trabajo así que esperé e hice mis pendientes hasta que llegó la hora de subir a la azotea, seguí el mismo plan, llegué al sitio detrás de los tinacos y esperé, pero esa vez pasó más de media hora y no llegaba nadie, o eso pensaba yo cuando de pronto alcancé a escuchar que alguien subía, me saqué el pene y este se me empezó a parar con el puro pensamiento de lo que podía venir, di un vistazo atrás tratando de ver si eran los niños y entonces me di cuenta que era solo uno: el niño del medio. De nuevo seguí mi treta de hacerme el tonto, comencé a masturbarme y cada tanto tiempo daba una miradita a ver qué hacía el niño, él permanecía en le mismo sitio que ayer, «oculto» viéndome el pene como me masturbaba hasta que me animé a más y directamente volteé a verlo a la cara, pasaron unos segundos en que se diera cuenta y entonces el niño me vió a los ojos,
– Te gusta lo que ves?- Le dije, tenía sus ojos abiertos como platos, – Ven, no te asuste- Le dije,
– No le diga a mi mamá- Me respondió con miedo,
– No voy a decir nada, pero ven- Entonces lentamente el niño salió de sus escondite y se acercó a donde estaba, con la vista baja se paró junto a mí – También vienes aquí a jalartela?- Le pregunté, él dijo que no con la cabeza, – Entonces nomás vienes a verme cómo me la jalo? Ayer los ví espiándome- Le dije, inmediatamente él niño buscó mis ojos viéndome con miedo,
– No le vaya a decir a mi mamá- Dijo nuevamente asustado,
– Ya te dije que no voy a decir nada, si quieres verme jalandomela está bien. Si quieres?- Le pregunté, tenía mi verga durísima,
– Sí…- Respondió el niño e inmediatamente retomé mi masturbada mientras lo miraba a la cara, él por su parte miraba directo a mi pene y por momentos volteaba a verme a la cara y rápidamente agachaba la mirada,
– Que no te de miedo. Quieres ayudarme?- Le pregunté, él levantó la mirada,
– Que le ayude? Cómo?- Preguntó regresando la vista a mi polla,
– Con tu manita, ven- Le pedí,
– Y le va a salir leche cómo ayer?- El miedo en la voz del niño se había ido por completo,
– Si me ayudas bien, sí – Le dije,,
– Bueno- Dijo, y dando unos pasitos se acercó más, me vió a los ojos y luego bajó la mirada, no titubeó, estiró la mano derecha y me agarró la verga, tan pronto sus deditos tomaron mi pene sentí una corriente subiendo de mis pantorrillas al culo y luego pasando a mi huevos y finalmente en el pene, – Que duro- Dijo el niño apretando levemente mi verga, yo no le respondí nada, solo tomé su muñeca y empecé a guiarlo con la masturbada, se sentía rico esa manita tocando mi tiesa verga, el niño por su parte no despegaba la vista de lo que tenía en la mano, cuando había cogido ritmo quité mi mano y él solito continuó,
– Cómo te llamas?- Le pregunté,
– Lalo- Dijo sin soltar mi verga ni dejando de verla,
– Yo me llamo Felipe- Le dije, pero a él no pareció importarle mucho mi nombre, – Dónde están tus amigos, Lalo?-
– Pablito está castigado, por eso no vino ayer tampoco, y Lupe no está- Dijo, mientras me seguía tocando,
– Ahhh… Y siempre vienen aquí?-
– Sí, pero desde que usted llegó al edificio ya casi no venimos- Respondió, el niño sostenía la plática con naturalidad mientras me masturbaba,
-Lalito, te gusta mi verga?- Le pregunté, él de nuevo levantó la vista para verme y luego la volvió a bajar, pensé que no respondería pero entonces tomándose unos según dijo que si con la cabeza, – Está más grande que la de tus amigos, verdad?-
– Uy… Sí, está bien grandota- Dijo con un poco de emoción, me daban ganas de ponerlo a mamar, pero no quería que se volviera a espantar,
– También a tus amigos se las agarras?- El niño guardó silencio un momento,
– A veces sí, nos las agarramos entre nosotros… Pero no le vaya a decir a mí mamá- Dijo, quedaba claro que el niño le tenía más miedo a su madre que a un hombre semidesnudo cómo yo,
– No, le diré nada si tú tampoco le dices nada de esto- Le respondí, y él seguía masturbándome,
– Bueno, ya le va a salir la leche?-
– Sí, ya casi, quieres ver?- Le pregunté, él atento me seguía puñeteando,
– Sí- Respondió de inmediato,
– Agáchate y así lo ves mejor- El niño hizo lo que le dije sin chistar, lo tenía de rodillas masturbándome con mi verga a centímetros de su cara, – Préstame tu otra mano- Le pedí, entonces alzó la mano izquierda, tomé su mano y la guíe hacia mis testículos, – Acaríciame los huevos- Le dije, y entonces empezó a sobármelos cuándo de repente soltó una risita, – Qué?-
– Es que tiene unos huevotes- Dijo, jugando con mis huevos. Parecía que el niño estaba disfrutando el tocarme, no dejaba de ver mi verga mientras me puñeteaba y con los deditos de la otra mano hacia bailar mis bolas, el niño me tenía a mil, ya estaba en mi límite,
– Ya… Ya me va a salir la leche, hasta tantito a un ladito si no te quieres manchar- Le dije, y en cuanto se movió lo suficiente el primer chorro se semen salió disparado pasándole por un lado de la cara, mi verga se contraía aún en la mano del niño y un par más de chorros fuertes salieron cayendo en el piso mientras el niño maravillado veía, el último chorrito fué mucho más débil y le cayó una parte en su mano, había sido una acabada muy rica, sentía los huevos más ligeros y mi pene aún permanecía duro sujeto por la mano del niño,
– Le sale mucha leche, señor- Dijo Lalito aún viendo a la cabeza de mi verga,
– Sí, siempre me sale mucha- Le respondí, y era cierto, desde jovencito había largado mucho semen al venirme, era una de las cosas que le gustaban bastante a mi ex esposa y curiosamente también al niño que casi me había culeado hace un tiempo, – Te gustó verme?- Le pregunté y tuve que ser yo quien le retiró mi pene un poco para que entendiera y lo soltará y así poder guardármelo,
– Sí, nunca había visto cómo sale la leche – Decía mientras se ponía en pie,
– Tampoco a tus amigos?-
– No, a ninguno de nosotros nos sale- Comentó, Lalito ya estaba mucho más suelto y parecía emocionado,
– Si quieres ven mañana a mi casa y te dejo verme otra vez sacarme la leche- Le dije tratando de sonar casual, él simplemente se rió pero no dijo nada. – Bueno, ya me voy-
– Sí, yo también- Respondió, y ambos tomamos camino a la escalera,
– Oye, no le digas a nadie lo que hicimos, eh- Le dije antes de comenzar a bajar,
– No- Respondió y comenzó a bajar la escalera después de mi también .
– Adiós – Le dije cuando ambos estuvimos abajo,
– A… Adiós- Respondió, tomé mi rumbo y ya estaba por abrir la puerta de mi casa cuando Lalito habló apresuradamente, – Señor!- Dijo, me giré hacia él,
– Sí?-
– A qué hora vengo mañana?-
Vi el comentario que dejaste y vino corriendo a leer esta historia.
Felicidades por el relato, como siempre tus relatos son de lo mejor y me has gozar de una buena paja.
PDT: Estoy aquí gracias a tu comentario.
Soy un lector de la historia de Tavito. Me encanta como inicia esta historia, ojala la continúes y pronto subas otra parte.
Uufff… Que maravilla de relato. Me tienes enganchado a todas tus historias 💦🔥
Gran relato. Gracias por seguir escribiendo aunque sean nuevas historias 😋
Uuff… Esta historia tiene muy buena pinta 🔥 estoy deseando saber cómo se desarrolla.
Ese pequeño viene pisando fuerte, me encanta como empieza esta historia. Desde que descubrí tus relatos, soy un fiel lector de ellos, espero que pronto nos deleites con otra parte.
Que gusto me ha dado seguir mi paja con esta nueva historia, me ha encantado 😜👍
Me ha calentado mucho esta nueva historia… Como sigue?
💦💦💦 que buen inicio, tiene muy buena pinta!
Gran inicio de historia, me has dejado con muchas ganas de seguir leyendo mas de esta nueva historia.