LOS VIAJES DE ALEIDITA SOLITA. 4ª. PARTE.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por sexigaleno.
2º. Relato.
“Mis Primeros Cameltoes”
Que tal mí estimada y distinguida comunidad, amigos de la página e invitados visitantes que tienen a bien hacerme la gracia de leer mis relatos que conformo, qué con mucho gusto y para el beneplácito de ustedes elaboró en mis momentos de calma, dejando que mí Montblanc escurra líneas intensas que fluyen dándole morbo, erotismo candente a cada capítulo que hago para todos ustedes; bien paso a darle confección a esta parte cuarta de la manera siguiente:
Nota: Esta cuarta parte que confeccioné, nada tiene que ver con el título “ “ “Los Viajes de Aleidita Solita” “ “, pero es una parte más de su corta vida, disfrútenlo, como yo al escucharlo de su vocecita aún semi infantil e irlo plasmando.
Transcurría el mes de julio de 2013, cuando se llega el momento de la conclusión de los ciclos escolares en esa escuela en la que asistía regularmente, así como los dos grupos salientes de primaria y con rumbo a la secundaría, se dieron a una pequeña reunión con sus respectivos maestros, director y padres de familia, para acordar la despedida que les harían a los salientes, por lo que se votó a favor de hacer una fiesta con cena, para que recibieran sus certificados y un baile disco posteriormente a esa cena: por lo que en la entrega de certificados irían los alumnos vestidos de gala a recibir sus documentos, los varones irían de traje y corbata, las damitas irían de un vestido para la ocasión todas de un color igual y para la fiesta disco todos irían vestidos como quisieran, por lo que muchas alumnas se pusieron de acuerdo en cómo vestirse, para ese día, por lo que discernieron, entre la mayoría que llevarían ropas ajustadas, ya sea jeans de moda o mallas de licra, ¡hasta que se pusieron de acuerdo!
Llegado el día de la cena, todo transcurrió de manera normal; de entre las que más destacaban por sus vestidos eran tres chicas trece añeras, a las cuales se veían hermosas al momento de recibir sus documentos de conclusión primaria, estas eran Sofía la más alta de estatura delgadita, pero muy cadenciosa al caminar, la otra era Sandra unos centímetros más bajita que Sofía, pero muy bonita, parecía una hada sin alas, por el peinado que llevaba esa noche y la otra era nada menos que Aleidita que fue la que se llevó la noche entre aplausos por recibir su certificado primario, ya que su vestido se entallaba a su cuerpo como una segunda piel la cual parecía una figura similar en pequeño a la artista Jennifer López, ya que la caída del mismo vestido y el corte hacía que se marcara de una manera sensual esa prenda que cubría su silueta, notándosele un traserito muy excitante y carnudito, así como el juego que hacía sus piernas al caminar se veían exquisitamente bellas, ya que sus gemelos (pantorrillas), cómo son torneadas y gruesas y el vestido a las rodillas era un espectáculo verla al momento de caminar, para ir a recoger su documento a la mesa de honor del director y acompañantes en ese acto, los flashes de los celulares y cámaras de algunos no se hicieron esperar, ya que a cada movimiento de ella caían relámpagos de luces que la hacían cerrar los ojos por unos segundos, hasta recibir y saludar a los personajes de la mesa de honor, regresando posteriormente a la mesa de sus invitados a esa cena, quienes le deseaban un buen futuro en sus estudios posteriores.
Posterior a esa cena y entrega de certificados, llegó la fiesta disco móvil un par de días después misma que era esperada por los aún alumnos de primaria, esa ocasión se dieron cita el Director de esa escuela, los maestros, personal administrativo y desde luego algunos padres de familia, para dejar a algunos alumnos a esa fiesta, Aleidita llegó acompañada de nada menos de sus inseparables compañeritas Sofía y Sandra, enfundadas en jeans de moda stretch, Aleidita con una lycra blanca, una blusita descubierta de su espalda sin brasier y unas zapatillas de tacón mediano ancho, ya que apenas comenzaba a andar con tacones altos, se veía más alta, con su cabello recogido en una cola de caballo, y un blazer para tapar su espalda, ya que de noche hacía frío en el traslado de su casa a ese salón de usos múltiples municipales, que le prestaron a la escuela para el evento, mismo que se desarrollaba ya en esos momentos.
Las invitaciones a bailar no se hicieron esperar para esas tres chicas, ya que destacaban de las demás en belleza, carisma y muy amigueras con todos y (as), fueron las primeras en pisar la pista de baile, ya que ellas comenzaron y abrieron el baile disco, con música moderna al ritmo, que en esos tiempos sonaban en la radio y videos musicales e inmediatamente cómo cascada las demás jovencitas y varones no se hicieron esperar y la pista estaba a reventar de bailadores, las luces estrobóticas y multicolores comenzaban a girar alrededor de la pista enfocando a las mejores parejas en ese momento, el D J, que llevaba el control de las tornamesas y la voz de ambientación hacía alusión a las tres amiguitas o sea a Aleida, Sandra y Sofía, a las que hizo pasar al frente para ambientar más a los demás y que bailaran solas.
En un lado Sofía en medio Aleidita y del otro extremo Sandrita hacían un baile al estilo perreo, al cual la mayoría dejo de bailar, para ver el espectáculo que daban esas tres princesas, las tres derrochaban movimientos muy llamativos o sea excitantes, a los cuales los ojos estaban puestos en la lycra blanca que portaba en ese momento Aleidita, ya que de por sí, le quedaba muy justa, ahora con esos movimientos y contorsiones pélvicas, se había clavado de una manera erótica entre la rajita aún infantil, la cual se veía erotizante a los demás, el D J, se bajó de las tornamesas dejando a su auxiliar a que siguiera las pistas, para bailar con las tres nenas que se contorsionaban de una manera sensual, bailo con Sofía un poco, para pasar a hacer lo mismo con Sandrita que se veía muy rica con esos jeans ajustados a la cual la dejó a un lado para seguir con Aleidita a la que hizo lo mismo, pero observó que esta chiquilla se veía morbosamente vestida ya que su lycra estaba muy hundida y con los movimientos se le notaba esa pelvis muy levantada, cómo si fura un colchoncito de papel o una toalla sanitaria mal puesta, ¡pues no!, era su parte femenina que se marcaba muy embrujadora a las miradas, se salió el D J de la pista de baile y se fue a cambiar las melodías, para que el baile continuara sin parar, pero entre platicas con su asistente le dijo que esa niña estaba rica, que se diera una vuelta de cerca, para que la viera, ya que se le marcaba la pepa muy rico y que, ¡tiene un culo bien parado!
Y así entre platicas del asistente con los demás del staff, se paseaban a un lado o a los extremos para ver a esa estatuilla de carne que era Aleidita en esos momentos, para observarla, a la cual le tomaron muchas fotos bailando a través de celulares, unos maestros también se unieron a bailar con ella, aunque chica sabía bailar muy bonito ya que hasta el director pasó a danzar un poco con ella y las demás, pero siempre los ojos se clavaban en su partecita cubierta por la lycra, unos padres que se quedaron a la fiesta disco también pasaron a bailar unos instantes con ella, hasta que se dio una pausa por parte del D J, para descansar los aparatos de trabajo, mientras esas tres damitas casi edecanes de la fiesta, fueron rodeadas por sus compañeros, para tomar una soda o refresco, ya que transpirados la mayoría degustaban de esos líquidos.
En eso se acercó el D J, a las tres y les dijo que si no querían tomar algo distinto a un refresco, ya que tenía debajo de las tornamesas una botella, por lo que ellas no aceptaron esas bebidas, pero les llevaron más refrescos y botanas de papas, cacahuates y chatarra en una charola para ellas, que se las mandaban del staff de la disco móvil, las cuales degustaron, pero compartieron con las de su alrededor, en eso estaban cuando a Sandrita le dieron ganas de ir al baño, y las tres se dirigieron al sanitario, ya una vez a solas se dispuso una plática entre ellas muy morbosa:
Sofía.
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Oye Aleida ¡acomódate el caballo mira cómo lo traes!, parece un kleen bebé, jajajaja.
Aleidita.
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Ah, ¡no mames pinche Sofía!, que no vez que es mi conchita, ¡qué quieres que me la desaparezca!
Sandrita.
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¡Pa, su mad .
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Aleida, es que todos se te quedan viendo a tu cosa! te hubieras puesto una lycra más aguada.
Sofía.
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Mira yo traigo el jeans bien ajustado, pero no se me marca cómo a ti, yo la tengo bien escondidita, ¡pero tu aunque te pongas las cosas flojas se te marca mucho!
Aleidita.
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Ay pues ustedes ya me conocen, ¡desde el kínder se me esponjó mucho!, no puedo guardármela, ¿cómo le hago?, ¡a ver díganme!
Sandrita.
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Eso sí es cierto Sofía acuérdate que desde ese tiempo se veía ¡bien pepona!, ya ves que hasta ese señor vigilante del kínder, le mandaba besos y hacía con la mano que se los mandaba a su cosota, ya ves que luego íbamos de pants y a ella siempre se le marcaba el triangulito bien gordito.
Aleidita.
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Sí me acuerdo que ese hombre me andaba viendo mucho a mi rinconcito y una vez que no fueron por mí a la salida, se puso a platicar conmigo y me decía que, ¡qué bonita se me veía mi cosita!, que le gustaría darme muchos besitos ahí y muchas cosas.
Sofía.
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Eso nunca nos lo platicaste, ¿Qué más te decía ese señor?, ¡cuéntanos!
Aleidita.
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Pues ya ven que éramos muy chiquitas en ese tiempo, y no sabíamos nada de cosas calientes, pero me acuerdo que me decía, ¡escuchen!, “ “ ¡uy mamita ahora si te olvidaron aquí!, ¿y ahora que vas a hacer?, ya voy a cerrar la escuelita, ¡ya se fueron todas las niñeras y las educadoras!, ya, nada más yo me quedo de guardia, pero no te asustes, vente vamos a mi caseta de guardia y de ahí vemos, quien llega por ti, y mientras platicamos de lo bonita que te ves, ¡vente! “ “
Sandrita.
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A, poco, ¡híjole Aleida y porque nunca nos platicaste eso!, y qué ¿fuiste con ese hombre a la caseta?, ¿te hizo algo?, platícanoslo.
Aleidita.
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Pues sí, que no ven que ya no había nadie todos los niños ya los habían ido a recoger y yo me quede un rato, y cómo no estaban por mí, me llevo ese hombre a su caseta de vigilancia y me empezó a preguntar cosas muy raras, qué no las entendía yo a esa edad.
Sofía.
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¿Y qué te preguntaba Aleida?, de ti, de tu casa o de tus juegos a esa edad, ¿qué, dínoslo?
Aleidita.
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Pues miren, primero llegamos a la caseta y me dijo que me subiera en una silla que tenía ahí, para que viera por la ventana, por sí es que llegaban por mí, para que el saliera a abrir la reja y entraran hasta donde estaba, para que me entregará, pero cómo pasaban los minutos y nadie se aparecía por mí, ese hombre me empezó a decir que ¡qué hermosa era!, que ¡qué bonito cuerpecito se me veía, siendo tan chiquita!, pero me miraba mucho mi cola, ya que estaba parada en la silla y recargada de los barrotes de la ventana, y pues se me paraba mi colita, por estar en esa posición mirando hacía la calle.
Sandrita.
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¡Sigue manita ya me intrigaste!, pero no te hizo nada, ¿o, sí?, ¡cuéntanos manita!
Aleidita.
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Pues como pasaban los minutos y nadie venía por mí, se me acercó por atrás y sin sentir me decía al oído, ¿quieres unos dulces?, mira, me los extendió y yo pues a esa edad los dulces eran mi vicio, los tomé y pelé una paletita de bolita y me di a chuparla, en eso me puso sus manos alrededor de mi cintura y pues yo no veía nada de malo, hasta que sentí que me atraía a pegarme a su cuerpo, mientras seguía saboreando mi paletita, pero sentía que estaba respirando como agitado y me decía al oído, ¡mamita para tu colita!, y yo, pues le hice caso y empine mi culito, pero sentía que me pasaba algo duro en mi zanja de la cola, ahora sé que era su pene que me untaba atrás.
Sofía.
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A, poco, ¿y tú que hacías?, no le dijiste nada, ¿o te espantaste?
Aleidita.
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Pues cómo estaba entretenida chupa y chupa mi paleta, ni enterada me daba de lo que me hacía, hasta que sentí que se sacó su miembro, me levantó mi faldita del uniforme y zaz que me lo empieza a hundir en la raja de la cola, ahí sí sentí algo que me presionaba entre los cachetes de mi cola y que le digo, ¿oiga, que me hace? Y qué me dice, mmm, nena que rica colita paradita tienes, pero con una mano ya me estaba acariciando mi pancita y la iba bajando de a poquito en poquito, hasta que llegó a tocar mi conchita gordita y me daban cosquillitas muy raritas, pero atrás estaba picándome sin parar, en eso me dice, con voz temblorosa ¡Aleidita te gustaría que le tire un poquito de leche a tu culito!, y entonces yo le dije ehhhh, y de donde la va a sacar si aquí ni refrigerador tiene, pero en eso sentí que me mojaba de la colita y le palpitaba su miembrote parado y nada más escuchaba que hacia ahhhh, ahhhhh, ahhhhhhhhhh, que ricoooo, auuu mmmmmm, ahhhh, me vineeeee, ahhhh, y yo me quede con la colita levantada agarrándome de la ventana, hasta que se me despego y me dijo que me quitará mi calzoncito, que lo iba a lavar, ya que estaba sucio de leche y que así no me lo iba a poder llevar, ya que se darían cuenta en mi casa y me iban a pegar.
Sandrita.
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Uy Aleida, que oso con lo que te hizo ese hombre, ¿pero no te dolió tu culito después?
Aleidita.
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No, para nada, sólo que yo también me sentía muy mojadita de mi puchita, ya que después de que lavó mi calzón en el lavabo de la caseta, y como aun no venían por mí, me sentó en su escritorio, jalo el su silla y se sentó y me hizo abrir mis piernitas y se ubicó entre ellas con su cabeza y.
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???
Sofía.
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Ya empezó otra vez el baile ya vámonos afuera, para seguir bailando, al rato nos platicas lo que nos estabas contando, ¡ya me calentaste con lo que dices!, ¿tú no te calentaste Sandra?
Ya una vez dentro de la pista de baile se daban a danzar alegremente, con la mayoría de varoncitos que solícitos les pedían bailar con ellos, hasta que llegó el final de ese baile a la 1 de la madrugada, y pues las despedidas y los buenos deseos no se hicieron esperar de la mayoría de los ahora ex – alumnos de primaria, uno a uno iban abandonando el recinto de baile, para seguir alcanzando un futuro prometedor de muchos, entre ellos de las princesas Aleidita, Sandrita y Sofía.
Quienes caminaban solas rumbo a sus respectivas casas, pero en eso pasaron por el parque central de ese lugar, tomaron asiento en una de sus bancas descuidadas y sin pintura, para continuar platicando de una de las hazañas que por primera vez le había pasado a Aleidita, quien continuó de la manera siguiente:
“ “ “ pues sí, cómo les decía anteriormente, ese hombre se me ubico entre mis piernitas, metió su cabeza y se dio a darme muchos besitos tronaditos en mi puchita pelona, yo sólo me espanté de ver a ese tipo entre mis piernas, pero ya después del 5º o 6º beso, yo sentí algo bonito, recargué mi espaldita a la pared y doble mis piernitas, ese hombre se empujó más con su silla y se dio a pasarme su lengua en mi rajita muchas veces, yo sentía muchas cosquis al principio, pero ya pasados los minutos, él me decía cosas que yo no entendía, pero me gustaba oírlas de su boca, escuchen, cómo me decía >>> ¡ay mamita qué hermosura de conchita se te ve!, te la voy a comer, hasta que eche miaditos, mmmm, y ¡qué rico huele esa peloncita!, y me dije pues a que olerá sí acabo de ir a orinar y no me seque, ya que no llevaba papel, y zaz que se pone a pasarme la lengua en la rayita, pero me daba mucha risa, ya que me estaba haciendo muchas cosquis en mi panochita, pero ya una vez que metió la punta de su lengua entre mis gorditos uff, esas risitas que me sacaba, se fueron convirtiendo, cómo en pujiditos, ya que sentía bien bonito y hasta cerraba mis ojos, en eso que lo jaló de los pelos de su cabeza y no o soltaba, hasta que sentí que me orinaba y ese hombre no se quitaba y que se traga mi pipí, ya que yo vi, que abría la boca y mi chorrito le llegaba a sus labios y se los pasaba, ya que no se mojó de su camisa, y ni el piso estaba mojado, ya que se levantó me dice, ¡estate sentadita así voy a ver por la ventana sí alguien está esperándote, regresó y me dijo que no había nadie, pero se bajó el cierre de su pantalón y se sacó su miembro y de frente como estaba yo, se lo vi bien grande, su ciruela se le veía brillosa, me dijo que no me moviera y me acostó en el escritorio y me levantó mis piernitas a su pecho y que me va poniendo su miembro en mi conchita, y así se mecía para atrás y para adelante y sentía, cómo iba forzando mi entradita delantera, hasta que sentí que se orinó en mi pepita, ya que por estar yo en esa posición veía cómo le cabeceaba su chipote en mi pepis, ya cuando terminó de hacerme me limpió bien mi conchita y fue por mi calzón que lo puso encima de una maceta y mientras me hacía sus cosas, se secó y que me lo pone, me bajó del escritorio y me llevó de nuevo a la ventana.
En eso escuchamos que sonó la campana de la reja, tomó una naranja y la abrió con los dedos y me dio la mitad, mientras él iba a ver quién era y pues era mi tía que fue por mí, ya que mi mami había ido a la capital y se le olvidó decir que fueran por mí, en eso que viene el guardia por mí, para entregarme y que me mete la mano en mi puchis y me dice, ¡me cuidas ese tajito, que es mío!, a mi nada más me dio risa, me tomó de la mano y me llevó con mi tía a la reja de salida.
Sandrita.
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¡No, mames Aleida!, ¿y no dijiste nada en tu casa de eso?, ¿pero nada más fue eso o hay más de ese tiempo?, ya que apenas nos empezábamos a conocer, ¡platícanos manita yo ya me calenté de oírte!, ¿a ti no te pasa algo Sofía?, ya que te quedaste callada.
Sofía.
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Pues estaba escuchando a Aleidita, pero mira ya hasta mojé mi jeans, ¡mira, siento bien babosita mí rajita!, de estarla escuchando, ¡dinos más, no nos dejes así!, anda manita te oímos.
Aleidita.
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Bueno, pues y así pasaban los días y me encontraba ese guardia y me decía ¡hola Aleidita!, ¿cómo está mi pezuñita de camellito?, yo ni papa de saber de eso, nada más me daba risa y me ponía roja de la cara, luego un día a la hora del recreo, estábamos jugando a las escondidillas con algunas y unos chamacos y pues a mí se me ocurrió irme a esconder a la caseta y que me meto debajo del escritorio, y cómo no había nadie, pues estaba muy tranquila ahí, en eso entró el guardia y que me ve que estaba escondida y que me dice, ¿y ahora que hace aquí mi patita?, bueno así también me decía, ya que cuando caminaba movía mi colita de un lado a otro y sí, ¡parecía pato al caminar!, cerró la puerta y vio su reloj y me dice falta mucho para que termine el recreo, ¿quieres jugar un ratito conmigo?, y le digo ¿a qué jugamos?, dice pues a lo del otro día, entonces le digo, pero estoy jugando a las escondidas y me han de andar buscando, dice, no pasa nada ven y me levantó del piso, yo llevaba ese día un pants ya que hacía frío y que me acaricia mi conchita por encima del pantalón, y me dice ¡uy mamita que rico bollito!, para comerlo, y le dije ¡mi cosa no es para comer, es para hacer pipí!, le dio risa y que me sube a sus piernas estaba sentado en su silla y que empieza a pasarme dedo en medio de mi rajita, yo sentía cosquillitas como esa vez primera, pero después sentía que me estaba orinado y que le digo, ¡nooo, me estoy orinando!, y que saca creo una franela y que me la pone entre el calzoncito y mi puchita y me seguía tocando hasta que no aguante y zaz, que me orino en ese trapo, en eso me bajó de sus piernas y se agacho y que me lame la pipí, y me decía que tenía la conchita más rica del pueblo, y que de grande iba yo a andar mostrando mucho la raja en pantalones, ya que se me veía que iba a ser muy alzadita, y cosas que no entendía, me acomodó mi calzoncito, pero hizo que me encuclillara y al ponerme de pie, se me metió la tela del calzón entre mis labiecitos y me sacó fotos con un celular y me acariciaba mis labiecitos, me los apretaba pellizcándolos y me subía más él calzón, en eso se oyó la campana de entrada a los salones, me subió el pants, y me sacó de ese lugar, me fui a mi salón pero me molestaba la tela metida en mi puchita, por lo que pasé al baño y me acomode el calzoncito normalmente, y me fui a terminar el horario del kínder, entre juegos se me olvido lo que me hacía, hasta que después yo lo visitaba en la caseta a la hora del recreo y sentía algo que me decía, ¡ve a la caseta a jugar!, hasta goteaba mi chonito de pipí antes de llegar.
Recuerdo que una de tantas veces que lo visitaba, para jugar caliente, bueno así me enseñó a decirle, ¡cuando quería estar solita con él!, pero nunca me forzó ni trato de penetrarme, nada más jugábamos caliente, hasta que se venía encima de mí conchita y pancita, me limpiaba y me iba a jugar con los demás, era un secreto que me dijo que debería guardar y que no debería andar contando a nadie, pero un viernes recuerdo que había una junta de nuestros padres con las educadoras y a nosotros los niños nos dejaron jugar fuera de los salones y cómo esa junta iba a dilatar, me fui a la caseta con una amiguita que se llama Diana y que nos metemos a la caseta las dos, en eso salió de su baño el guardia y nos vio nos saludó a las dos y me dijo, ¿a poco vienes a jugar tan temprano?, y le dije, pues sí fíjate que también Dianita quiere jugar caliente, ¡quiere que le enseñes, cómo es el jueguito!, ¿puedes enseñarle?
En eso me tomó de la mano y me subió a sentarme al escritorio y me dijo, ¿qué le contaste a tu amiguita?, le dije que me pones tu pilín en mi panochita y me dijo que su tío a veces así juega con ella en su casa y que a veces se orina al sentir a su tío que la encima en su camita de barbi, y dice que quiere jugar, pero le dije que no debe de andar de chismosa, ya que podemos meterte en problemas.
Bien Aleidita tú sí sabes mantener nuestro secreto, ¿deja que le pregunte que hace no la vayamos a regar?, tu no hables, sólo escucha: Hola Dianita ¿a qué te gustaría jugar?, con Aleidita y conmigo, ya que ella y yo nos queremos mucho, ¡casi somos novios!, ¿a qué juegas con tu tío en tu camita, platícame?, >>> bueno a veces él llega los fines de semana y va a verme a mi cuarto, me pone películas en el DVD y nos acostamos, el empieza a acariciarme mis piernitas, y nada más de momento se me sube encima y siento que se mueve con su pilín encima de mi concha y cuando ando de faldita o vestiditos me abre mis piernas y se me monta y me pica en mi rajadita, hasta que siento cómo que se orina, se levanta se va al baño y ya no me hace nada, hasta la siguiente semana y me deja dinero para gastar aquí en el kínder, ¡cada que me hace así!, por eso yo no digo nada, pero yo también me mojo de mi pipí, por lo que me hace, ¿usted también juega a eso?, >>> bueno sí un poco, ¿te gustaría jugar a eso que te hace tu tío conmigo?, porque podemos jugar los tres a otras cositas que a lo mejor no sabes, ¿quieres?, >>> sí, pero ya, no sea que se vaya a acabar la junta y nos vayan a ver, >>> bueno a ver Aleidita, ya que las dos traen falditas, que les parece si yo cierro los ojos y ustedes se quitan sus calzoncitos y me los pasan en mi nariz, ¿para adivinar de quien es cada calzoncito?
Jajajaja, que chistoso, dijo Dianita, pero a la vez subiéndose su faldita y sacándose su prendita blanca de algodón y Aleidita igual hacía, en eso con los ojos cerrados ese hombre, les pidió sus interiores, los revolvió con sus manos y se los pasó por su nariz, aspirando el perfume mañanero de esas breves intimidades púberes, los olfateo muy despacio y comparó ambos aromas que eran casi similares, pero identificó con una precisión los ligeros humores virginales de capullo en flor de Aleidita, y obvio el otro era de Dianita, quien con la mano izquierda dijo, este chonito es de Aleidita y este otro es de Dianita, sin equivocarse, así que puso esas prenditas en un cajón del escritorio, se puso de pie y nos dijo siéntense en el escritorio, voy a dar una vuelta a la junta a ver cómo va, no hagan ruido, ¡tú Aleidita acomoda a Dianita, ya sabes cómo!, para que cuando regrese les coma sus pepitas a las dos, ¡no tardo!
Sandrita.
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¿Y tú qué hiciste Aleida?, a poco las dos estaban despatarradas en el escritorio esperándole a que regresara, ¿Qué les hizo a las dos?, ¡cuenta!, ya estoy bien mojada, ¿yo creo que ya hasta me orine de oírte?
Sofía.
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Ya ni digas eso Sandra, ¡yo también estoy muy húmeda de mi calzón!, uff y eso que somos chicas de edad, que será el día de mañana vamos a lubricar cómo yegüitas, jajajaja, ¡pero sigue manita ya que estamos bien metidas oyéndote!
Aleidita.
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Pues sí, les decía, que agarro y que le digo a Diana, orale súbete al escritorio y subes las patitas y las abres, ¡mira así como yo!, y que me dice, ¿pues que me va a hacer?, le digo ¡te va a comer tu pilina con su boca!, en eso que regresa el guardia y que nos dice, ¡ya están listas!, y le digo, ¡sí!, y le dice a Diana ¡mira como, me cómo la cosita de Aleidita, ve, para que te dejes tú también, y zaz que se sienta en su silla y que se pone a darme lengua en mi partecita, hasta que me hice de mi pipí, y de ahí se pasó a chuparle a Dianita, que sólo la oía reírse, hasta que se quedó calladita y cerro sus ojos, y de momento estábamos en silencio, nada más se escuchaba los chupeteos de la lengua del guardia, cuando dio un gritito muy raro Dianita, me voltee a verla y se estaba orinando mucho en la boca de ese hombre, y decía ¡basta, bastaa, bastaaa!, y se quedó como desmayada por un instante, ya que abrió los ojos ¡se dejó secar su cosita!, y le puso su calzón, yo ya estaba vestida, así que nos salimos de ahí a jugar, ya que aún no terminaba la junta.
En otra ocasión estaba Dianita sentadita encuclillada, otras cuatro más y yo y pasó ese guardia y nos saludó a todas a cada una nos dio una paletita, todas le dimos las gracias y se retiró a su caseta, pero de la ventana nos estaba viendo, ya que estábamos las seis jugando con una botellita de plástico y a quien le tocaba la punta le poníamos un castigo, hasta que me tocó a mí darle un castigo a una y que le digo que su castigo era ir a la caseta a jugar con el guardia y que se va a meter ahí, ya no supe que pasó, pero me imagino que ese señor le comió su conchita, ya que regreso toda roja de la cara y se reía mucho y se pasaba la mano encima de su puchita, ya después de varios días me dijo Dianita, >>> oye Aleida, ¡vamos a jugar caliente con el guardia!, ¿cómo que siento cosquillitas ahí abajito?, >>> ¿a poco?, ¡sí quieres vamos en el recreo!, es la hora de que está ahí solo, pero hay que tener cuidado de que no, nos vayan a ver entrar, ¡pero sí vamos a verlo al rato!
Sofía.
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Ay cabronas calientes ¿y fueron a verlo las dos en el recreo?, ¿qué les hizo ahora?, ¡cuenta manita!, ya me tienes bien lela de lo que dices, ¡tú Sandra, no te estés tocando la cosa!, que me dan ganas de tentarme yo también.
Aleidita.
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Si fuimos, estaba la puertita abierta y que vemos para todos lados y cómo las cuidadoras andaban desayunando en un salón, ni se dieron cuenta de que entramos y que nos dice ese hombre, ¡hola mis muñecas!, ¿vienen a jugar caliente?, y le dije, pues Dianita dice que quiere jugar contigo, que le anda picando su puchita y echa gotitas de chis, >>> ¿y tú no quieres jugar Aleidita?, >>> pues, ¿no sé?, ¡es que no me bañé hoy y a lo mejor ando oliendo feo!, >>> mejor así hueles más a hembrita, a ver arrímate ¡te huelo!, >>> y que baja su manota y que me sube mi faldita, ¡que se agacha y que me huele! Y me dice, >>> ay mamita sí eres un bomboncito hueles a caramelo, pero ven Dianita te voy a quitar esa comezón que traes y que la sube al escritorio, nada más le hizo a un lado su calzón y que se pone a mamarle bien rápido con su lengua, yo nada más veía a Dianita que cerraba sus ojitos y le apretaba de los pelos a él, y zaz que se empieza a hacer de la pipí, en chorritos bien fuertes, y todos sus miaditos se los tomó ese señor, la limpió y me dijo, ven y que me sube a sus piernas y me estuvo tentando mucho, hasta que me puso su franela y ahí me oriné yo, ya me secó bien me acomodó mi ropita y se puso a platicarnos de que quería que viniera la niña de la otra vez que le puse el castigo, pero que le dijéramos que se quedará callada, y pues ese día todavía en recreo la vimos correteando y que la llamamos y le dijimos que mañana iríamos a jugar a la caseta, ¿que si quería ir?, y dijo que sí, que nos veíamos cerca de la puertita, para entrar las tres juntas.
Sandrita.
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¿A poco fue con ustedes?, y que le hizo ese señor a esa amiguita, cuéntanos Aleida, ya mira ya van a dar las 2 y media de la mañana y nosotras aquí calentándonos con lo que dices, lo bueno que estamos casi afuera de nuestras casas, mira tú vives ahí, Sofía, allá y yo ahí enfrente, ¡señalando con su manita!, todas vivimos casi en el parque, ¿oye Sofía, porque pones los ojos así, te pasa algo?, >>> mmm, es que, quee, ¡algo siento!, ¿cómo que me estoy orinandooo?, uyyyyyy, >>> ya manita, se me hace que es un orgasmo, ya vez que dicen que nosotras ya los podemos sentir, ¡pues ya termina!, ¡sigue Aleidita, yo también quiero hacerme aquí en la banca como Sofía!
Aleidita.
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Bueno sigo, les decía que fuimos al otro día y ahí estaba esperándonos ese hombre, nos vio y que nos hace pasar a las tres, yo adelante, atrás de mi Dianita y Dulce atrás de Dianita, nos saludó a las tres de beso, a mí me lo dio tronado en la boca igual a Diana y a Dulce en un cachete, nos dijo que, ¿sí queríamos “jugar”?, y pues Diana y yo dijimos que sí, pero Dulce se quedó callada, y entonces nos subimos al escritorio cómo siempre y Dulce se quedó parada, nosotras ya sabíamos de ese juego, pero Dulce se notaba temerosa, y que la jala de una mano el señor y que la sienta en sus piernas, se arrimó en su silla a lamernos las puchitas a las dos y Dulce la tenía abrazada de su pancita, pero ella veía cómo nos comía nuestros petalitos ese señor y ella en sus piernas de él, pero yo creo la estaba tentonéando, ya que entre las chupadas que nos daba, dijo, >>> ¡uy Dulcita ya me orinaste el pantalón!, y vimos que cerraba sus ojitos y abría la boquita como pescado fuera del agua, ya nosotras también nos orinábamos en ese momento, nos secó como siempre, nos acomodó las ropas y sacó de un cajón del escritorio una pantaletita y se la cambió a Dulce, y ya él se quedó con la orinada, y se puso a platicar con nosotras de que quería que vinieran otras más, pero que Dianita y yo dijéramos que son jueguitos privados y que no deben de andar contando a las demás, y nos decía a quienes traer, a las más grandes de estatura y así platicando con otras, se fueron haciendo tres más, aparte de Dianita, Dulce y yo, y a todas las seis nos comía los coñitos de parvulitas, pero después nos dijo que todas no podríamos entrar juntas a la caseta que sólo una cada día de la semana y nos puso una clave, para no confundirnos y que iba a pegar en la ventana una figura de un animal, para que la distinguiéramos y así no confundirnos, a Dianita le asignó un gatito, a Dulce un conejo, a Lulú un pony, a Rosa una flor, a Angie una guacamaya y a mí un pato, y así pasábamos en el recreo y sí veíamos X figura, ¡pues le tocaba a una de nosotras!, y las demás nos quedábamos afuera a jugar, para que no se notara que estaba una de nosotras adentro con él, pero había días que no sé si se le olvidaba, pero no cambiaba el pony que era de Lulú y a veces el pato, hubo como 2 semanas que no movía el pato y pues yo tenía que pasar, a jugar caliente, hasta que me dijo que no cambiaba el pato, para que yo estuviera con él, ya que le gustaba verme mi puchita, ya que era la mejor de las seis y que se estaba enamorando de mí, ya que le gustaba mis nalguitas paradas y pues ya en esas veces trató de meterme la cabezota en mi cola, pero le dije que me dolía y que iba a llorar, y ya no me forzó, pero a la del pony o sea a Lulú, ella nos contó que bien que le entraba su cabezón entre los labiecillos de su puchita y ahí adentro le vaciaba la leche, ya que había días que manchaba sus calzones, pero que no le dolía nada, y sentía bonito, y a Dianita y a los otras sólo les chupaba y les echaba la leche en sus pancitas como a mí, ¡nos lo ponía bien en la rajita!, y nos presionaba un poquito, se mecía para atrás y para adelante sin despegar el pene de nuestras rayitas y zaz nos aventaba mucha leche, en nuestras pancitas, a mí me la tiraba en mi gordita y me la embarraba con sus dedos, pero nunca nos la metió, sólo nos medio forzaba y ese fue un secreto que guardamos las seis, ¡hasta hoy yo!, que les cuento, ahora entiendo porque me decía que de grande iba yo a marcar mucho Cameltoe, la zanjita, el tajito, el filete, la pezuña de camello ¡bueno cada apodo que le ponía a mi chuchis!, eso fue todo en el kínder amigas, ¡ya Sandra, estás bien húmeda de en medio, ya mejor ya vámonos a nuestras casas, yo de acordarme, ¿creo que pasaré al baño a .
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?, bye.
Que tal mi estimada comunidad y lectores, espero haya sido del agrado de los que leen mis relatos, esta es una parte más de esta ¡¡¡súper niña!!!, en toda la expresión de la palabra, les recomiendo no se pierdan la parte quinta, que estará buena y pues al parecer será el final de estas aventuras, ya que por problemas personales de Aleidita y con su protector Don José, mismo que se encuentra en estado grave, hospitalizado e inconsciente y en el caso de fallecer, el próximo capítulo que haga ¡será el final!, pero si llega a mejorar su papi, cómo así le dice ella, la secuencia de este sería de diez a catorce hazañas propias y muy personales de ella, un saludo.
• Sexigaleno: pido anuencia al administrador de la página, a sus notables y excelentes moderadores, se permita cómo una excepción se hagan comentarios al perfil de Aleidita, por la buena narración de esta parte, y otra para los que lleven el gusto y quieran solidarizarse con ella con algunas palabras de aliento en estos momentos difíciles que pasa, por la grave enfermedad de su protector Don José, serán bienvenidas, hasta pronto.
aleiditainocente81
• P.
d.
, Cómo comentario no hay fecha para el siguiente capítulo, pero lo habrá, en fecha próxima, hasta pronto.
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